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03.

Huesos del Miembro Superior


La cintura escapular y los huesos de la porción libre del
miembro superior forman el esqueleto apendicular
superior (fig. 3-3); la cintura pélvica y los huesos de la
porción libre del miembro inferior forman el esqueleto
apendicular inferior. El esqueleto apendicular superior se
articula con el esqueleto axial sólo mediante la articulación
esternoclavicular, lo cual le permite una gran movilidad. Las
funciones de sostén, estabilización y movimiento de las
clavículas y las escápulas de la cintura escapular las llevan
a cabo los músculos axioapendiculares, que se insertan
en estructuras relativamente fijas como las costillas, el
esternón y las vértebras del esqueleto axial.

Fig. 3-3. Huesos del miembro superior.

Clavícula
La clavícula conecta el miembro superior al tronco (figs. 3-
3 y 3-4). El cuerpo de la clavícula tiene una doble curvatura
en el plano horizontal. Su mitad medial es convexa
anteriormente, y su extremidad esternal, de mayor tamaño
y forma triangular, se articula con el manubrio del esternón
en la articulación esternoclavicular. Su mitad lateral es
cóncava anteriormente, y su extremidad acromial, de
forma plana, se articula con el acromion de la escápula en
la articulación acromioclavicular (figs. 3-3 B y 3-4). Los dos
tercios mediales del cuerpo de la clavícula son convexos
anteriormente, mientras que el tercio lateral es plano y
cóncavo anteriormente. Estas curvaturas aumentan su
flexibilidad y le dan la apariencia de una S mayúscula
alargada. La clavícula:

 Actúa como puntal (soporte rígido) móvil, similar a una


grúa, del que se encuentran suspendidas la escápula
y la parte libre del miembro, y así se mantienen
alejadas del tronco para que todo el miembro goce de
una máxima libertad de movimiento. Este puntal
permite que la escápula se desplace por la pared
torácica mediante la «unión escapulotorácica», con lo
que aumenta la amplitud de movimientos del miembro.
La fijación del puntal en posición, especialmente tras
su elevación, facilita la ascensión de las costillas para
una inspiración profunda.
 Forma uno de los límites óseos del conducto
cervicoaxilar (vía de paso entre el cuello y el brazo),
de modo que proporciona protección al paquete
vasculonervioso que irriga, drena e inerva al miembro
superior.
 Transmite los golpes (impactos traumáticos) del
miembro superior al esqueleto axial.

Fig. 3-4. Clavícula derecha.Características destacables de las caras superior e inferior de la clavícula.
Este hueso actúa como un soporte móvil (travesaño de sostén) que conecta el miembro superior al
tronco; su longitud permite al miembro girar alrededor del tronco.
La clavícula es subcutánea y puede palparse en toda su
longitud, por lo que a menudo se utiliza como punto de
referencia para procedimientos clínicos.

Aunque se considera un hueso largo, la clavícula carece de


cavidad medular. Está formada por hueso esponjoso
(trabecular) y una cubierta de hueso compacto.

La cara superior de la clavícula, situada justo por debajo


de la piel y el músculo platisma (del griego, plato llano) en el
tejido subcutáneo, es lisa.

La cara inferior de la clavícula es rugosa porque unos


potentes ligamentos la unen a la 1ª costilla cerca de su
extremidad esternal y otros suspenden la escápula en su
extremidad acromial. En el tubérculo conoideo, situado
cerca de la extremidad acromial de la clavícula (fig. 3-4), se
inserta el ligamento conoideo, que es el segmento medial del
ligamento coracoclavicular por el cual el resto del miembro
superior queda suspendido pasivamente de la clavícula.
También, cerca de la extremidad acromial de la clavícula se
encuentra la línea trapezoidea, donde se inserta el
ligamento trapezoideo, que es la parte lateral del ligamento
coracoclavicular.

El surco del subclavio, en el tercio medial del cuerpo de la


clavícula, es el sitio de inserción del músculo subclavio. Más
medialmente se encuentra la impresión del ligamento
costoclavicular, un área ovalada rugosa y con frecuencia
deprimida, donde se inserta el ligamento que une la 1ª
costilla a la clavícula y, como resultado, limita la elevación
del hombro.

Escápula
La escápula es un hueso triangular plano que se encuentra
en la cara posterolateral del tórax y descansa sobre las
costillas 2ª a 7ª (fig. 4-1 B). La espina de la escápula es una
gruesa proyección ósea que divide de forma asimétrica
la cara posterior de la escápula, convexa, en una fosa
supraespinosa, de pequeño tamaño, y una fosa
infraespinosa, mucho mayor (fig. 3-5 A). La cara
costal cóncava de la mayor parte de la escápula presenta
una amplia fosa subescapular. Las amplias superficies
óseas de las tres fosas proporcionan inserción para
músculos gruesos. El cuerpo de la escápula, triangular, es
delgado y translúcido superior e inferiormente a la espina de
la escápula, aunque sus bordes, especialmente el lateral,
son algo más gruesos. La espina de la escápula se continúa
lateralmente con una expansión plana
denominada acromion (del griego akros, punto más
elevado), que forma el punto subcutáneo más elevado del
hombro y se articula con la extremidad acromial de la
clavícula. El tubérculo deltoideo de la espina de la
escápula es una prominencia que marca el punto medial de
inserción del deltoides. La espina de la escápula y el
acromion sirven de brazo de palanca para los músculos que
se insertan en ellos, en particular el trapecio.

Como el acromion es una extensión lateral de la escápula,


la articulación acromioclavicular se encuentra en situación
lateral a la masa de la escápula y a los músculos que se le
insertan (fig. 3-5 C). La articulación del hombro, que es
sobre la que estos músculos actúan, es casi directamente
inferior a la articulación acromioclavicular; en consecuencia,
la masa escapular se encuentra equilibrada con la del
miembro libre, y la estructura de donde cuelgan (ligamento
coracoclavicular) se localiza entre ambas.

Fig. 3-5. Escápula derecha. A) Características óseas de las caras costal y posterior de la escápula. B)
Bordes y ángulos de la escápula. C) La escápula está suspendida de la clavícula por el ligamento
coracoclavicular, que permite alcanzar un equilibrio entre el peso de la escápula y los músculos que se
insertan en ella más la actividad muscular, medialmente, y el peso del miembro libre lateralmente. D. Vista
lateral de la escápula.
Superolateralmente, la cara lateral de la escápula tiene
una cavidad glenoidea (del griego, receptáculo) que
contacta y se articula con la cabeza del húmero en la
articulación del hombro (fig. 3-5 A y C). La cavidad glenoidea
es una fosa poco profunda, cóncava y ovalada, que se
orienta anterolateralmente y en sentido ligeramente
ascendente; su tamaño es considerablemente inferior al de
la cabeza del húmero, para la que actúa de receptáculo.
El proceso (apófisis) coracoides, semejante a un pico (del
griego korako-dés, como el pico de un cuervo), se sitúa en
posición superior a la cavidad glenoidea y se proyecta
anterolateralmente. Por su tamaño, forma y dirección, este
proceso también recuerda a un dedo doblado que apunta
hacia el hombro y en cuyo nudillo tiene su inserción inferior
el sistema de sujeción pasiva constituido por el ligamento
coracoclavicular.

La escápula presenta un borde medial, uno lateral y uno


superior, y un ángulo superior, uno lateral y uno inferior (fig.
3-5 B). Cuando el cuerpo de la escápula se encuentra en
posición anatómica, su delgado borde medial discurre en
dirección paralela y a unos 5 cm de distancia lateralmente
respecto a los procesos espinosos de las vértebras
torácicas, por lo que también suele denominarse borde
vertebral (fig. 3-5 B). El borde lateral parte del ángulo
inferior de la escápula y se dirige superolateralmente hacia
el vértice de la axila, por lo que también suele
denominarse borde axilar. Este borde lateral está formado
por una gruesa barra ósea que impide que esta región de la
escápula tan sometida a tensiones se doble.

El borde lateral termina en el truncado ángulo lateral de la


escápula, que es la parte más gruesa del hueso y contiene
el ensanchamiento formado por la cabeza de la
escápula (fig. 3-5 A y B). La cavidad glenoidea es el
principal rasgo distintivo de dicha cabeza. El estrechamiento
entre la cabeza y el cuerpo define al cuello de la escápula.
El borde superior de la escápula está marcado cerca de la
unión de sus dos tercios mediales con el tercio lateral por
la incisura de la escápula, que se sitúa en el lugar donde
el borde superior se encuentra con la base del proceso
coracoides. El superior es el más delgado y corto de los tres
bordes.

La escápula está dotada de una considerable amplitud de


movimientos en la pared torácica gracias a la articulación
fisiológica escapulotorácica, y constituye la base sobre la
cual actúa el miembro superior. Estos movimientos, que
permiten que el brazo se mueva libremente, se describen
más adelante en este capítulo, en el apartado dedicado a los
músculos que movilizan la escápula.

Húmero
El húmero (hueso del brazo) es el hueso más grande del
miembro superior; se articula con la escápula en la
articulación del hombro y con el radio y la ulna en la
articulación del codo (figs. 3-1, 3-3 y 3-5 C). El extremo
proximal del húmero está formado por una cabeza, los
cuellos quirúrgico y anatómico, y los tubérculos mayor y
menor. La cabeza del húmero, de forma esférica, se articula
con la cavidad glenoidea de la escápula. El cuello
anatómico del húmero está formado por el surco que
circunscribe la cabeza y la separa de los tubérculos mayor y
menor, e indica la línea donde se inserta la cápsula de la
articulación del hombro. El cuello quirúrgico del húmero,
que con frecuencia es lugar de fracturas, es la parte estrecha
situada distalmente a la cabeza y los tubérculos (fig. 3-3 B).

La unión de la cabeza y el cuello con el cuerpo del húmero


está indicada por los tubérculos mayor y menor, que sirven
de inserción y de punto de apoyo para algunos músculos
escapulohumerales (fig. 3-3 A y B). El tubérculo mayor se
encuentra en el margen lateral del húmero, mientras que
el tubérculo menor se proyecta anteriormente desde el
hueso. El surco intertubercular (surco bicipital) separa
los dos tubérculos y proporciona un sitio de paso protegido
para el delgado tendón de la cabeza larga del músculo
bíceps braquial.

El cuerpo del húmero tiene dos detalles importantes:


la tuberosidad deltoidea, lateralmente, en la cual se inserta
el músculo deltoides, y el oblicuo surco del nervio radial
(surco espiral), posteriormente, por donde transcurren el
nervio radial y la arteria braquial profunda cuando pasan
anteriores a la cabeza larga y entre las cabezas medial y
lateral del músculo tríceps braquial. El extremo inferior del
cuerpo del húmero se ensancha a medida que se forman las
afiladas crestas supracondíleas medial y lateral, que
terminan distalmente en los prominentes epicóndilos
medial y lateral, y proporcionan inserción a diversos
músculos.

El extremo distal del húmero, integrado por la tróclea, el


capítulo (cóndilo) y las fosas olecraneana, coroidea y radial,
constituye el cóndilo del húmero (fig. 3-6). Está dotado de
dos caras articulares: un capítulo (o cóndilo; del
latín capitulum, cabecita) lateral que se articula con la
cabeza del radio, y una tróclea (del latín, polea) medial que
se articula con el extremo proximal (in cisura troclear) de la
ulna. Por encima de la tróclea se encuentran dos zonas
deprimidas, o fosas, que se dan la espalda mutuamente y
hacen que el cóndilo del húmero sea considerablemente
delgado entre los epicóndilos. En la cara anterior, la fosa
coronoidea recibe al proceso coronoides de la ulna durante
la flexión completa del codo. En la cara posterior, la fosa
olecraneana acomoda al olécranon de la ulna durante la
extensión completa del codo (fig. 3-3 B). Anterior y
superiormente al capítulo se localiza la fosa radial, poco
profunda, que acomoda al borde de la cabeza del radio
cuando el antebrazo está completamente flexionado.

Fig. 3-6. Extremo distal del húmero derecho. A y B) El cóndilo (cuyos límites están señalados por la
línea de puntos) consta del capítulo (cóndilo), la tróclea y las fosas radial, coronoidea y del olécranon.

Huesos del antebrazo


Los dos huesos del antebrazo actúan conjuntamente para
formar la segunda unidad de un puntal móvil articulado (su
primera unidad es el húmero), con una base móvil integrada
por el hombro, que posiciona la mano. Sin embargo, como
esta unidad está formada por dos huesos paralelos de los
cuales uno (el radio) puede pivotar alrededor del otro (la
ulna), son posibles movimientos de supinación y pronación
que permiten rotar la mano cuando el codo está flexionado.
Ulna

La ulna (cúbito) es el hueso estabilizador del antebrazo, y


de los dos huesos del antebrazo es el más largo y medial
(figs. 3-7 y 3-8).

Su extremo proximal, de mayor tamaño, se ha especializado


para articularse con el húmero de forma proximal y con la
cabeza del radio lateralmente. Para articularse con el
húmero, la ulna está dotada de dos proyecciones
prominentes:

1. el olécranon, que se proyecta proximalmente desde


su cara posterior (formando el punto más saliente del
codo) y actúa como una corta palanca para la
extensión del codo, y
2. el proceso coronoides, que se proyecta
anteriormente.

Fig. 3-7. Huesos de la región del codo derecho. A) Porción proximal de la ulna. B) Huesos de la región
del codo, mostrando la relación entre la porción distal del húmero y la proximal de la ulna y el radio
durante la extensión de la articulación del codo. C) Relación del húmero y los huesos del antebrazo
durante la flexión de la articulación del codo.
El olécranon y el proceso coronoides forman las paredes de
la incisura troclear, que de perfil recuerda a las mandíbulas
de una llave inglesa que se cierra alrededor de (se articula
con) la tróclea del húmero (fig. 3-7 B y C). La articulación
entre la ulna y el húmero en general sólo permite
movimientos de flexión y extensión del codo, aunque en la
pronación y la supinación del antebrazo tiene lugar un cierto
grado de abducción-aducción. Inferior al proceso coronoides
se encuentra la tuberosidad de la ulna, en la cual se inserta
el tendón del músculo braquial (figs. 3-7 A y 3-8 A y B).

Fig. 3-8. Radio y ulna derechos. A y B) Se muestran el radio y la ulna en su posición articulada,
conectados por la membrana interósea. C y D) Características de los extremos distales de los huesos del
antebrazo. E) En la sección transversal, los cuerpos del radio y de la ulna parecen casi imágenes
especulares uno del otro en gran parte de los tercios medio y distal de su longitud.
En la cara lateral del proceso coronoides se halla una
concavidad redondeada y lisa, la incisura radial, que
contacta con la periferia ensanchada de la cabeza del radio.
Inferior a la incisura radial, en la cara lateral del cuerpo de la
ulna, se encuentra una cresta prominente: la cresta del
músculo supinador. Entre esta y la parte distal del proceso
coronoides existe una concavidad denominada fosa del
supinador. La parte más profunda del músculo supinador
se inserta en la cresta y la fosa del supinador (fig. 3-7 A).

El cuerpo de la ulna es grueso y cilíndrico proximalmente,


pero su diámetro disminuye de manera progresiva a medida
que avanza en dirección distal (fig. 3-8 A).

En su estrecho extremo distal se encuentra la cabeza de la


ulna, un pequeño pero abrupto abultamiento con forma de
disco con el pequeño y cónico proceso estiloides de la
ulna. La ulna no alcanza la articulación radiocarpiana, por lo
que no interviene en ella (fig. 3-8).
Radio

El radio es el más corto y lateral de los dos huesos del


antebrazo. Su extremo proximal consta de una cabeza corta,
un cuello y una tuberosidad que se dirige medialmente (fig.
3-8 A). Proximalmente, la lisa cara superior de la cabeza del
radio es cóncava para articularse con el capítulo (cóndilo)
del húmero duran te la flexión y la extensión de la
articulación del codo. La cabeza también se articula
periféricamente con la incisura radial de la ulna, y por ello se
encuentra recubierta de cartílago articular.

El cuello del radio es una constricción distal a la cabeza. La


tuberosidad del radio, de forma ovalada, es distal a la parte
medial del cuello y marca el límite entre el extremo proximal
(cabeza y cuello) y el cuerpo del radio.

El cuerpo del radio, en contraste con el de la ulna, se


ensancha de forma progresiva a medida que avanza en
dirección distal. El extremo distal del radio tiene
esencialmente cuatro caras si se observa en una sección
transversal. Su cara medial forma una concavidad,
la incisura ulnar (fig. 3-8 C y D), en la cual se acomoda la
cabeza de la ulna. Su cara lateral adopta una forma de
cresta cada vez más acusada para terminar distalmente en
el proceso estiloides del radio.
El tubérculo dorsal del radio se proyecta dorsalmente y se
sitúa entre dos de los surcos poco profundos por los que
pasan los tendones de los músculos posteriores del
antebrazo. El proceso estiloides del radio es mayor y más
distal que el de la ulna (fig. 3-8 A y B). Esta relación es
clínicamente relevante en las fracturas de la ulna y/o el radio.

La sección transversal de los cuerpos del radio y la ulna es


esencialmente triangular en la mayor parte de su longitud,
con una base redondeada que se orienta hacia la superficie
y un vértice afilado que penetra en profundidad (fig. 3-8 A y
E). Estos vértices corresponden a la vista en sección del
afilado borde interóseo del radio o de la ulna, que se
conectan con la delgada y fibrosa membrana interósea del
antebrazo (fig. 3-8 A, B y E). La mayoría de las fibras de la
membrana interósea son oblicuas, ya que cuando se
extienden medialmente desde el radio hacia la ulna se
orientan también en dirección inferior (fig. 3-8 A y B). Esta
disposición les permite transmitir a la ulna y luego al húmero
las fuerzas procedentes de las manos que recibe el radio.

Huesos de la mano
El carpo, o muñeca, está compuesto por ocho huesos
carpianos dispuestos en dos filas de cuatro, una proximal y
una distal (fig. 3-9A a C). Localizados en la unión del
antebrazo y la mano, estos pequeños huesos brindan
flexibilidad al carpo. El carpo es marcadamente convexo de
lado a lado en su cara posterior y cóncavo en la anterior. Las
dos filas de huesos carpianos se deslizan una sobre otra, y
así aumenta la amplitud de movimientos de la articulación
radiocarpiana; además, cada hueso se desliza sobre los que
le son adyacentes.

Fig. 3-9. Huesos de la mano derecha. A a C) El esqueleto de la mano consta de tres segmentos: los
huesos carpianos del carpo (subdivididos a su vez en filas distal y proximal), los metacarpianos de la
palma y las falanges de los dedos. R, radio; U, ulna. D) Extremo distal del antebrazo y mano de un niño
de 2,5 años de edad. Son visibles los centros de osificación de sólo cuatro huesos del carpo. Obsérvese
la epífisis distal del radio (R). E) Extremo distal del antebrazo y mano de un niño de 11 años de edad. Son
visibles los centros de osificación de todos los huesos del carpo. La flecha señala el pisiforme situado
sobre la cara anterior del piramidal. La epífisis distal de la ulna está osificada, pero las placas (líneas)
epifisarias permanecen abiertas (es decir, aún están sin osificar).
De lateral a medial, los cuatro huesos de la fila proximal del
carpo (en color morado en la fig. 3-9 A y B) son:

1. Escafoides (del griego skaphé, esquife, barca): tiene


forma de barca, se articula proximalmente con el radio
y está dotado del prominente tubérculo del
escafoides. Es el más grande de la fila proximal de
huesos carpianos.
2. Semilunar: con forma de media luna y situado entre el
escafoides y el piramidal. Se articula proximalmente
con el radio y es más ancho en su cara anterior que
en la posterior.
3. Piramidal: con forma de pirámide y situado en la cara
medial del carpo. Se articula proximalmente con el
disco articular de la articulación radioulnar distal.
4. Pisiforme (del latín pisum, guisante): pequeño y con
forma de guisante. Se localiza en la cara palmar del
piramidal.

De lateral a medial, los cuatro huesos de la fila distal del


carpo (en color verde en la fig. 3-9 A y B) son:

1. Trapecio (del griego trapeze, tabla): con cuatro lados


y situado en la parte lateral del carpo. Se articula con
los dos primeros metacarpianos, el escafoides y el
trapezoide.
2. Trapezoide: con forma de cuña y similar al trapecio.
Se articula con el 2.o metacarpiano, el trapecio, el
hueso grande y el escafoides.
3. Capitado o grande (del latín caput, cabeza): con
forma de cabeza y un extremo redondeado. Es el
hueso más grande del carpo. Se articula con el tercer
metacarpiano distalmente y con el trapezoide, el
escafoides, el semilunar y el ganchoso.
4. Ganchoso: con forma de cuña y situado en la parte
medial de la mano. Se articula con el 4º y el 5º
metacarpianos, el hueso grande y el piramidal. Se
caracteriza por su proceso ganchoso, el gancho del
ganchoso, que se extiende anteriormente.

Las caras proximales de la fila distal de huesos del carpo se


articulan con la fila proximal, y sus caras distales se articulan
con los huesos metacarpianos.

El metacarpo forma el esqueleto de la palma de la mano


entre el carpo y las falanges. Está constituido por los
cinco huesos metacarpianos. Cada metacarpiano consta
de una base, un cuerpo y una cabeza. Las bases de los
metacarpianos, proximales, se articulan con los huesos del
carpo, y las cabezas de los metacarpianos, distales, lo
hacen con las falanges proximales formando los nudillos.

El primer metacarpiano (del pulgar) es el más grueso y corto


de estos huesos. El tercer metacarpiano se distingue por
estar dotado de un proceso estiloides, que se localiza en
la cara lateral de su base (fig. 3-10).

Fig. 3-10. Anatomía de superficie de los huesos del miembro superior.


Cada dedo consta de tres falanges, excepto el primero (el
pulgar) que sólo tiene dos (aunque son más gruesas que las
del resto de los dedos). Cada una de las falanges está
formada por una base proximal, un cuerpo y
una cabeza distal (fig. 3-9). Las falanges proximales son las
mayores, las medias tienen un tamaño intermedio, y las
distales son las más pequeñas. Los cuerpos de las falanges
se estrechan distalmente. Las falanges distales son
aplanadas y se expanden en sus extremos distales para
formar la base de los lechos ungueales.
Osificación de los huesos de la mano

Con frecuencia se utilizan radiografías del carpo y de la


mano para determinar la edad esquelética. Cuando se llevan
a cabo estudios clínicos, las radiografías se comparan con
una serie de patrones en un atlas radiográfico del desarrollo
esquelético, y ello permite determinar la edad esquelética.
Los centros de osificación suelen ser visibles durante el
primer año de vida, aunque pueden aparecer ya antes del
nacimiento. En general, cada hueso del carpo se osifica a
partir de un único centro después del nacimiento (fig. 3-9 D).
Los centros de osificación del hueso grande y el ganchoso
son los primeros en aparecer.

Durante la vida fetal empiezan a osificarse los cuerpos de


todos los metacarpianos, y después del nacimiento
aparecen centros de osificación en las cabezas de los cuatro
metacarpianos mediales y en la base del primer
metacarpiano. A los 11 años de edad ya son visibles los
centros de osificación de todos los huesos carpianos (fig. 3-
9 E).

Anatomía de superficie de los huesos del miembro


superior
La mayoría de los huesos del miembro superior presenta un
segmento o superficie palpable (con las notables
excepciones del semilunar y el trapezoide), y ello permite al
examinador experimentado detectar anomalías debidas a
traumatismos (fracturas o luxaciones) o malformaciones (fig.
3-10).

La clavícula es subcutánea y puede palparse fácilmente en


toda su longitud. Su extremidad esternal se proyecta
superiormente al manubrio (fig. 3-10). Entre las elevadas
extremidades esternales de las clavículas se encuentra
la incisura yugular (incisura supraesternal). Con
frecuencia, la extremidad acromial de la clavícula sobresale
por encima del acromion y forma una elevación palpable a
la altura de la articulación acromioclavicular. La extremidad
acromial puede palparse a 2-3 cm del borde lateral del
acromion en dirección medial, en particular cuando se
flexiona y se extiende el brazo alternativamente. Puede que
una o ambas extremidades de la clavícula sean
prominentes; si está presente, esta característica suele ser
bilateral.

Es destacable la elasticidad de la piel que recubre la


clavícula y la facilidad con que puede formarse un pliegue
móvil al pellizcarla. Esta propiedad es útil cuando se
pretende ligar la tercera porción de la arteria subclavia: se
tira hacia abajo de la piel que recubre la parte superior de la
clavícula y luego se practica una incisión; a continuación se
deja que la piel vuelva a su posición original, donde recubre
la arteria (y así no se la lesiona durante la incisión).

A medida que la clavícula progresa lateralmente se puede


notar una convexidad anterior en su parte medial. Los
grandes vasos y nervios del miembro superior discurren
posteriores a esta convexidad. La aplanada extremidad
acromial de la clavícula no alcanza el punto más elevado del
hombro, formado por el extremo lateral del acromion de la
escápula.

El acromion de la escápula es fácilmente palpable y con


frecuencia visible, especialmente cuando el deltoides se
contrae contra resistencia. La cara superior del acromion es
subcutánea y se la puede reseguir medialmente a la
articulación acromioclavicular. Los bordes lateral y posterior
del acromion se juntan para formar el ángulo del
acromion (fig. 3-10 B). El húmero en la cavidad glenoidea y
el músculo deltoides forman la curva redondeada del
hombro. La cresta de la espina de la escápula es
subcutánea en todo su recorrido y puede palparse
fácilmente.

Cuando el miembro superior está en posición anatómica:

 El ángulo superior de la escápula se sitúa a la altura


de la vértebra T2.
 El extremo medial de la raíz de la espina de la
escápula se encuentra en posición opuesta al proceso
espinoso de la vértebra T3.
 El ángulo inferior de la escápula se localiza a la altura
de la vértebra T7, cerca del borde inferior de la 7ª
costilla y del 7º espacio intercostal.

El borde medial de la escápula es palpable por debajo de la


raíz de la espina de la escápula cuando cruza las costillas 3ª
a 7ª ; el borde lateral de la escápula no es fácil de palpar ya
que se encuentra cubierto por los músculos redondo mayor
y redondo menor. Cuando el miembro superior se encuentra
en abducción y se coloca la mano en la parte posterior de la
cabeza, la escápula rota para elevar la cavidad glenoidea, y
en consecuencia el borde medial de la escápula se localiza
en paralelo a la 6ª costilla; esta característica puede
utilizarse para determinar la posición de dicha costilla y, en
profundidad a esta, la de la fisura oblicua del pulmón. El
ángulo inferior de la escápula es fácilmente palpable y a
menudo visible. Se sujeta cuando se exploran los
movimientos de la articulación del hombro para inmovilizar
la escápula. El proceso coracoides de la escápula se puede
notar si se palpa profundamente en el borde lateral del
triángulo clavipectoral (deltopectoral) (fig. 3-11).

Fig. 3-11. Palpación del proceso coracoides de la escápula.


La cabeza del húmero está rodeada por músculos excepto
inferiormente; en consecuencia, sólo puede palparse si se
introducen los dedos bien arriba en la fosa axilar. El brazo
no debe encontrarse en abducción completa, ya que en esa
posición la fascia axilar se tensa e impide la palpación de la
cabeza del húmero. Si se fija (se mantiene en posición) la
escápula y se mueve el brazo, puede palparse la cabeza del
húmero.

El tubérculo mayor del húmero puede notarse si se deja que


el brazo del sujeto cuelgue lateralmente, y se palpa en
profundidad a través del músculo deltoides, inferior al borde
lateral del acromion. En esta posición, el tubérculo mayor es
el punto óseo más lateral del hombro y, junto con el
deltoides, le confiere su contorno redondeado. En la
abducción del brazo, el tubérculo mayor es arrastrado
debajo del acromion y deja de poderse palpar.

El tubérculo menor del húmero puede notarse, aunque con


dificultad, mediante palpación profunda a través del
deltoides en la cara anterior del brazo, aproximadamente 1
cm en dirección lateral y ligeramente inferior al vértice del
proceso coracoides. La rotación del brazo facilita la
palpación de este tubérculo. La localización del surco
intertubercular, entre los tubérculos mayor y menor, es
identificable durante la flexión y la extensión de la
articulación del codo si se palpa en dirección superior a lo
largo del tendón de la cabeza larga del bíceps braquial
mientras este se mueve a través del citado surco.

El cuerpo del húmero puede identificarse en grado variable


a través de los músculos que lo rodean. Ninguna porción del
segmento proximal del cuerpo del húmero es subcutánea.

Los epicóndilos medial y lateral del húmero son subcutáneos


y fácilmente palpables en las caras medial y lateral de la
región del codo. El epicóndilo medial tiene el aspecto de un
pomo, se proyecta posteromedialmente y es más
prominente que el lateral.

Cuando el codo está parcialmente flexionado, el epicóndilo


lateral es visible. Cuando se encuentra en extensión
completa, el epicóndilo lateral no se puede visualizar, pero
sí palpar en profundidad a la depresión de la cara
posterolateral del codo.

El olécranon de la ulna puede palparse con facilidad (fig. 3-


12). Cuando la articulación del codo está extendida,
obsérvese que el vértice del olécranon y los epicóndilos
humerales se disponen en línea recta (fig. 3-12 A y B).
Cuando el codo está flexionado, el olécranon desciende
hasta que su extremo forma el vértice de un triángulo
aproximadamente equilátero cuyos ángulos de la base están
representados por los epicóndilos (fig. 3-12 C). Estas
relaciones normales son importantes en el diagnóstico de
ciertas lesiones del codo (ej. luxación de la articulación del
codo).

Fig. 3-12. Anatomía de superficie de los huesos y formaciones óseas de la región del codo.
El borde posterior de la ulna, palpable a lo largo de todo el
antebrazo, marca el límite posteromedial entre los
compartimentos flexor-pronador y extensor-supinador del
antebrazo. La cabeza de la ulna forma una gran prominencia
subcutánea redondeada fácilmente visible y palpable en el
lado medial de la cara dorsal del carpo, en especial cuando
la mano se encuentra en pronación. El puntiagudo proceso
estiloides de la ulna, también subcutáneo, puede notarse
ligeramente distal a la redondeada cabeza de la ulna cuando
la mano se encuentra en supinación.

Es posible palpar y notar la rotación de la cabeza del radio


en la depresión de la cara posterolateral del codo extendido,
justo en posición distal al epicóndilo lateral del húmero.
También puede palparse la cabeza del radio cuando rota
durante la pronación y la supinación del antebrazo. El nervio
ulnar se nota como un grueso cordón que pasa por detrás
del epicóndilo medial del húmero; si se presiona en esta
localización puede desencadenarse una desagradable
sensación («hueso de la risa»).

El proceso estiloides del radio, de mayor tamaño y


aproximadamente 1 cm más distal que el de la ulna, puede
palparse fácilmente en la tabaquera anatómica, en la cara
lateral del carpo (fig. 3-65 B). Es más fácil de localizar con el
pulgar en abducción. Está rodeado por los tendones de los
músculos del pulgar. Como el proceso estiloides del radio se
extiende más distalmente que el de la ulna, la mano puede
desviarse más hacia el lado ulnar que hacia el radial.
Las relaciones de los procesos estiloides radial y ulnar son
importantes en el diagnóstico de ciertas lesiones del carpo
(ej. la fractura de Colles; fig. C3-3 B). Proximalmente al
proceso estiloides del radio se pueden palpar varios
centímetros de las caras anterior, lateral y posterior del radio.
El tubérculo dorsal del radio es fácil de notar
aproximadamente en medio de la cara dorsal del extremo
distal del radio; esta estructura actúa de polea para el tendón
del extensor largo del pulgar, que pasa medialmente a ella.

El pisiforme es distinguible en la cara anterior del borde


medial del carpo y puede desplazarse de lado a lado cuando
la mano está relajada. El gancho del ganchoso puede
palparse mediante una presión profunda sobre el lado
medial de la palma, aproximadamente 2 cm distal y lateral al
pisiforme. Los tubérculos del escafoides y el trapecio pueden
palparse en la base y la cara medial de la eminencia tenar
(bola del pulgar) cuando la mano está en extensión.

A pesar de estar cubiertos por los tendones de los


extensores largos de los dedos, los metacarpianos pueden
palparse en el dorso de la mano. Las cabezas de estos
huesos forman los nudillos del puño, y la del 3º es la más
prominente de todas. El proceso estiloides del tercer
metacarpiano puede palparse a unos 3,5 cm del tubérculo
dorsal del radio. Las caras dorsales de las falanges también
son fáciles de palpar. Los nudillos de los dedos están
formados por las cabezas de las falanges proximales y
medias.

Cuando se mide el miembro superior o alguno de sus


segmentos para compararlo con el contralateral o con
patrones de normalidad en el crecimiento o el tamaño, los
puntos de referencia más habituales son el ángulo del
acromion (fig. 3-10 B), el epicóndilo lateral del húmero, el
proceso estiloides del radio y la punta del tercer dedo, y las
determinaciones se llevan a cabo con el miembro relajado
(colgando) y la palma dirigida anteriormente.
Debido a que los efectos discapacitantes de las lesiones del
miembro superior, especialmente de la mano, son muy
desproporcionados respecto a la extensión de la lesión, es
de la máxima importancia comprender bien la estructura y la
función de este miembro. Conocer su estructura sin
comprender sus funciones es prácticamente inútil desde el
punto de vista clínico, ya que el objetivo del tratamiento de
un miembro lesionado es conservar o recuperar su función.

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