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UNIVERSIDAD JOSE CARLOS

MARIATEGUI
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y
EMPRESARIALES
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

CONTRATO DE MUTUO Y
ARRENDAMIENTO

CURSO : DERECHO CIVIL VII DERECHOS NOMINADOS


DOCENTE : DR VICTOR CORNEJO
INTEGRANTES :
DUBERLY WILFREDO ROJAS CUMPA
HECTOR SACARI QUISPE
JHONI APAZA CALLATA
LUIS GUINNETI SICHES
PADY SARMIENTO SARMIENTO
VIRGINIA CUAYLA BENEGAS

MOQUEGUA- PERU
2022
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AGRADECIMIENTO

Se agradece a todos los que nos


apoyaron para recabar la información
para la elaboración del presente trabajo

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DEDICATORIA

Con mucho aprecio a nuestros


compañeros que nos apoyaron en la
búsqueda de información sobre el
presente trabajo.

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INDICE:
PRESENTACION................................................................................................................6

MARCO TEÓRICO.............................................................................................................7

CONTRATO DE MUTUO Y ARRENDAMIENTO..........................................................7

I. CONTRATO MUTUO..........................................................................................7

1. Definición de Contrato Mutuo...............................................................................7

2. Antecedentes..........................................................................................................7

3. Características del contrato mutuo........................................................................9

4. Obligaciones contraídas por los sujetos intervinientes........................................11

5. Clasificación del contrato mutuo.........................................................................14

6. Formalidades en el contrato mutuo.....................................................................22

7. Momento de entrega del bien..............................................................................26

8. Efecto de la entrega.............................................................................................27

9. Pago de intereses.................................................................................................30

10. Usura encubierta..................................................................................................33

11. Falso mutuo.........................................................................................................35

12. Doctrina en el Derecho comparado.....................................................................35

II. CONTRATO DE ARRENDAMIENTO.............................................................36

1. Definición del Contrato de Arrendamiento.........................................................36

2. Antecedentes del Contrato del Arrendamiento....................................................37

3. Orientación de la regulación del Contrato de Arrendamiento.............................38

4. Elementos componentes del Contrato de Arrendamiento...................................39

5. Características del contrato de arrendamiento.....................................................50

6. Presupuestos del contrato de arrendamiento.......................................................51

7. Clasificación........................................................................................................52

8. Doctrina jurídica..................................................................................................52

9. Terminación del contrato de arrendamiento........................................................54

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10. Regulaciones especiales del contrato de arrendamiento.....................................54

11. Partes de un contrato de arrendamiento...............................................................55

III. TIPOS DE CONTRATOS- JURISPRUDENCIA...............................................55

CONCLUSIONES...............................................................................................................56

BIBLIOGRAFÍA..................................................................................................................57

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PRESENTACION

En el presente trabajo intentaremos de dar a conocer todo lo relacionado con los


contratos de mutuo y los contratos de arrendamiento, podremos describir el contexto
de ambos contratos y sus características, describiremos los mismos tipos y elementos
constitutivos, así como también explicaremos la ley de arrendamientos La naturaleza,
el motivo de su extinción, el contrato mutuo, además de definir sus antecedentes,
características y obligaciones contractuales, y su puntuación. En él, desarrollaremos
la forma de los contratos mutuos, cómo se pagan los intereses y los falsos mutuos.

El contrato de mutuo o préstamo de consumo es uno de los contratos que tiene mayor
trascendencia y versatilidad, pues es la más significativa fuente de financiamiento
nacional e internacional, y además se emplea para satisfacer necesidades de la vida
diaria, en diversos niveles y proporciones.

Los orígenes del mutuo fueron humildes. Derivado del latín “meun y tuum” (lo mío se
hace tuyo), en un principio se limitaba a la transferencia de bienes consumibles y
fungibles hecha en beneficio del mutuatario y quien se obligaba a efectuar una
devolución en especies, esto es, en bienes de la misma naturaleza y calidad. Esto es
lo que se conoce como mutuo en especie.

El arrendamiento es un contrato de carácter consensual, por cuanto se perfecciona


con el sólo acuerdo de voluntades y, en consecuencia, genera obligaciones a cargo
de las partes; sin que se requiera, a diferencia de los contratos de naturaleza real, de
la entrega de la cosa como requisito de formación del contrato.

El contrato es perfecto cuando se forma el consentimiento mediante la manifestación


de voluntad de las partes, esto es, cuando el arrendador acuerda con el arrendatario
en cederle temporalmente el uso de un determinado bien a cambio del pago de una
renta que éste debe abonarle.

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MARCO TEÓRICO
CONTRATO DE MUTUO Y ARRENDAMIENTO

I. CONTRATO MUTUO

1. Definición de Contrato Mutuo

José Puig Brutau comenta que por el mutuo o préstamo de consumo, una de
las partes entrega a la otra dinero u otra cosa fungible, con condición de
devolver otro tanto de la misma especie y calidad, ya sea gratuitamente o con
pacto de pagar intereses. (PUIG BRUTAU, 1997)

Vemos que esta entrega de bienes (dinerarios o no) se hace a titulo traslativo
de propiedad. La persona que entrega los bienes (mutuante), lo hace con la
intención de trasladar la propiedad de los bienes materia de la transferencia al
mutuatario de tal forma que este último queda obligado a devolver, no los
mismos bienes sino otros similares (fungibles). Nuestro código civil del 1984
define al mutuo como el contrato por el cual “el mutuante se obliga a entregar
al mutuatario una determinada cantidad de dinero o de bienes consumibles,
a cambio de que se le devuelvan otros de la misma especie, calidad o y
cantidad”. (E.I.R.L., 2022)

2. Antecedentes

Tal como lo señala Max Arias Schreiber, en la antigua Roma el mutuo se


limitó a la transferencia de bienes consumibles u fungibles que se realiza en
beneficio del mutuario, quien se obliga a realizar la devolución en especie, es
decir, en bienes de la misma naturaleza y calidad; lo que se conoce como
mutuo en especie. (PEZET, 1968)

No obstante, luego, junto con el empleo de la moneda como instrumento de


intercambio económico, surgió el mutuo de dinero, cuyo carácter primitivo y
domestico fue desbordado por los cambios sociales, políticos y económicos
que se fueron dando en las distintas épocas. Ello ha determinado que se
pueda afirmar que el Mutuo presenta una diversidad de matices, que van
desde el préstamo de bienes fungibles y de carácter doméstico, pasan por el

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crédito a corto plazo, inspirado generalmente en razones de amistad y


cooperación; siguen con toda la gama de financiamiento por entidades
bancarias, financieras, mutuales y similares; y se extiende a los empréstitos
de la actividad privada y pública, dentro de las más variadas alternativas y
formas. A lo expuesto se agrega un factor adicional, que los hace
particularmente sensible, y es el hecho de que siendo un contrato temporal y
de colocación de capitales, ordinariamente existe como contrapartida el pago
de intereses por cuenta del mutuario, lo que inevitablemente conduce al
antiguo problema de la usura y la necesidad de evitarla en beneficio de la
colectividad.

De esta forma y, sin lugar a dudas, el contrato de mutuo o préstamo de


consumo, como también es denominado, constituye uno de los tipos
contractuales de mayor trascendencia. Esto, básicamente, debido a que es
una de las fuentes principales de financiamiento nacional e internacional, y,
asimismo, no es ajeno a la satisfacción de las necesidades propias de la vida
diaria. Ninguna actividad económica o productiva puede prescindir de este
contrato, que resulta ser un instrumento que toda persona que vive en
sociedad debe emplear alguna vez.

La relevancia de esta figura jurídica se observa en el tratamiento positivo del


que ha sido objeto. Efectivamente el Derecho ha advertido la importancia
del contrato de mutuo para el desarrollo social y económico, y en
consecuencia, lo ha regulado

En el Código de Santa Cruz, el contrato de mutuo se encontraba regulado en


el libro III (de las diferentes maneras de adquirir la propiedad), Titulo XI (del
Préstamo), en los siguientes capítulos: Capitulo IV (del Mutuo o Préstamo
Simple y de su Naturaleza); Capítulo V (de las obligaciones del Mutante);
Capítulo VI (de las obligaciones del mutuatario); Capitulo VII (del préstamo
a Interés). Todos ellos están comprendidos entre los artículos 1256 y 1271.

En el proyecto de Código Civil elaborado entre 1835 y 1836 por el doctor


Manuel Lorenzo de Vidaurre, el mutuo ocupaba el Titulo XI, con nueve
artículos incluidos en su segunda parte sobre Dominio y Contratos.

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El Código Civil de 1852 trataba acerca del mutuo en su Libro III, Sección
cuarta (de los contratos Reales), Título I (del mutuo), artículos 1800 a 1824.

En el Código Civil de 1936, el mutuo se encontraba se encontraba legislado


en el Libro V (del Derecho de Obligaciones), Sección V (de los diversos
contratos), Título VII (del Mutuo), artículos 1573 a 1586.

Y el Código Civil de 1984 regula el particular en el Libro VII (fuentes de las


Obligaciones), Sección II (contratos Nominados), Título V (Mutuo), artículos
1648 a 1665.

3. Características del contrato mutuo


A. En cuanto al nombre

El mutuo es un contrato nominado y tiene sus orígenes en el antiguo


derecho Romano. Según Paulo y Gayo, se deriva del latín Meun y Tutum
(lo mío se hace tuyo). En el plano doctrinario recibe también el nombre de
préstamo de consumo.
B. En cuanto a su regulación

El mutuo es y ha sido, en nuestros Códigos Civiles un contrato típico;


siempre ha estado jurídicamente regulado desde el Código de Santa Cruz
hasta el Código Civil actual de 1984.
C. En cuanto a su estructura

El mutuo es y ha sido siempre un contrato simple, pues da lugar a una


relación jurídica.
D. En cuanto a su contenido

El mutuo puede ser tanto un contrato civil como mercantil. A su vez, el


mutuo mercantil es, por lo general, con intereses. El código civil de 1984,
en virtud del artículo 2112, estableció que el contrato de mutuo de
naturaleza mercantil se rige por las disposiciones de dicho cuero de leyes.
Esto, según comenta Max Aria-Schreiber, se adoptó en razón de que “la
diferencia creaba problemas para establecer la ley aplicable en los
crecientes casos de duda que planteaba la problemática de la vida
moderna”. (PEZET, 1968)

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E. En cuanto a su autonomía

El mutuo es un contrato principal, pues no depende jurídicamente de otro contrato


para su completa validez.
F. En cuanto a su formación

Tanto en el código de 1836 (artículo 1654) como en el Código de 1852 (artículo


1800) y en el de 1936 (artículo 1573), el mutuo ha sido considerado como un
contrato de naturaleza real, es decir que la entrega del bien era un requisito sine
qua non para la formación del contrato. En el Código vigente, en cambio, la
entrega del bien se produce en la fase de ejecución del contrato, es decir, con ella
se inicia el cumplimiento de la prestación a la que el mutuante está obligado.
(JURÍDICA, 2018)
G. En cuanto al tiempo

El mutuo, es esencialmente, un contrato de duración. Esta duración podrá ser


determinada (a plazo fijo), determinable (referida a un evento cierto, pero no
conocido en su fecha) o indeterminada (en la que se ha tenido en cuenta el
termino inicial, mas no el final). Messineo se pronuncia sobre el particular,
afirmando que la restitución, (y el deber inherente) es el efecto y, al mismo
tiempo, la causa de extinción del mutuo, pero el deber de restitución queda
diferido en el tiempo, de manera que el mutuo adquiere carácter de contrato de
duración.
H. En cuanto a su negociación

El mutuo puede ser un contrato de negociación previa, es decir, un contrato


en el cual las partes tienen libertad para modelar su contenido (usual en el
mutuo entre particulares). Sin embargo, también puede celebrarse por adhesión
o como arreglo a clausulas generales de contratación. Considerando que este
último supuesto es el de mayor frecuencia, sobre todo en lo que respecta a
operaciones financieras y bancarias.
I. En cuanto al rol económico

Es un contrato de disposición, pues implica una disminución en el patrimonio del


mutuante que luego será compensada con la devolución de lo mutuado. También
es un contrato de cambio, pues está destinado a la circulación de los bienes. Así
mismo, se trata de un contrato de restitución, ya que obliga al mutuatario a

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devolver el bien o sino otro similar.


J. En cuanto a los sujeto a quienes obliga

Es un contrato individual, ya que las obligaciones creadas por el, afecta


únicamente a las partes que lo celebran. Al respecto se debe tomar en cuenta, que
las partes que celebran el contrato deben cumplir con condiciones mínimas
derivadas de la propia naturaleza del mutuo. El mutuante debe ser propietario de la
cosa o bien consumible que es objeto del mutuo, toda vez que deba tener
capacidad para enajenarla. Como el préstamo de consumo es un acto de
disposición, los que solo tienen poderes o una capacidad limitada a los actos de
administración, no pueden, por tanto, efectuarlo sin inconvenientes. Asimismo, en
vista que el préstamo de consumo crea obligaciones para el mutuatario, es preciso
que este tenga capacidad para obligarse.
K. En cuanto al riesgo

Es un contrato fundamentalmente conmutativo, ya que la existencia y cuantía de la


prestación que debe cumplir el mutuante es cierto, es decir conocida de antemano.
L. En cuanto a sus efectos

Es un contrato obligatorio u obligacional. El mutuo “es un contrato obligatorio por


cuanto genera un nexo obligacional entre mutuante y mutuatario…”

4. Obligaciones contraídas por los sujetos intervinientes

a. Obligaciones del mutuante


Conforme a lo establecido por el artículo 1648 del Código Civil Peruano,
por el mutuo el mutuante se obliga a entregar al mutuatario una
determinada cantidad de dinero o de bienes consumibles. Del contenido
de esa norma podría deducirse que solo los bienes de carácter
consumible pueden constituir objeto de la prestación del mutuatario en el
contrato de mutuo. (E.I.R.L., 2022)

De esta forma, en la obligación principal del mutuante, que por su


naturaleza se rige por las disposiciones relativas a las obligaciones de
dar, el bien materia de la misma debe ser consumible. Así lo entendió la

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Comisión revisora de nuestro Código civil de 1884, por lo que en su


Exposición de Motivos recordó algunas definiciones que, sobre bienes
consumibles, habían elaborado notables juristas. Citándose por ejemplo
a Guillermo A. Borda, quien afirma que las cosas consumibles son las
que desaparecen con el primer uso, sea porque se destruyen
materialmente, como los alimentos, o se porque salgan del patrimonio
de aquel a quien pertenece, como el dinero. Así mismo la Comisión es
clara al señalar que aun cuando se emplea el vocablo genérico “bienes”,
se debe entender que la presentación no puede consistir en derechos, ni
en inmuebles, pues estos no tienen la calidad de consumibles; ya que
independientemente del significado de la propia palabra, no es todo
aquello que se consume, pues, ya sea en mayor o menor grado, con
mayor o menor rapidez, todos los bienes se consumen con el tiempo y
con el uso. Entonces el rasgo definitivo de los bienes consumibles no es
que se consuman, sino que se consuman o deterioren notablemente con
el primer uso que se hace de ellos.

En lo que concierne a nuestra legislación podemos observar que en el


artículo 1800 del Código civil de 1852, se utilizaba el vocablo “fungible”,
no la palabra “consumible”. Empero, ambos términos eran tomados
como sinónimos. Con la elaboración del Anteproyecto del Código Civil
de 1936, se empezó a considerar la idoneidad de la terminología
empleada, lo que se puede constatar al revisar las Actas de las
Sesiones de la Comisión Reformadora del Códigos Civil Peruano de
1852, en las mismas se expresa la conveniencia de usar el término
“consumible”, puesto que, según se manifiesta, la palabra “fungible” es
un poco barbar y no pertenece al lenguaje de los jurisconsultos
romanos. (E.I.R.L., 2022)

Sin embargo, independientemente de la existencia de un número


prácticamente infinito de bienes de carácter consumible, este contrato
versará fundamentalmente sobre dinero. Este concepto comprende
tanto al Nuevo Solo como a los signos monetarios de origen extranjero,
ya que la mayoría de operaciones económicas en el Perú se efectúan en

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dólares. El dinero es considerado un bien consumible, ya que, según


una antigua ficción, se estima que, si bien no se destruye o deteriora
notablemente con el primer uso, se desaparece físicamente con dicho
primer uso.

b. Obligaciones del mutuario


En virtud de lo dispuesto por el artículo 1648 del Código Civil Peruano
de 1984, el mutuatario deberá devolver al mutuante otros bienes que
sean de la misma especie, calidad o cantidad que aquellos que recibió.
(E.I.R.L., 2022)

La idea es que el mutuatario devuelva exactamente lo que recibió o, en


su defecto, devuelva objetos similares a aquellos que recibió. En tal
sentido el Código subraya que dichos bienes tienen que ser de la mima
especie, calidad o cantidad.

Freyre considera que no resulta acertado el carácter disyuntivo de la


expresión, ya que no está dejando a elección del mutuatario el devolver
bienes que correspondan a la especie, a la calidad o a la cantidad de los
recibidos. Esta afirmación debe entenderse efectuada con criterio
conjuntivo; ya que los bienes a devolver deberán reunir todas las
características de los recibidos, vale decir, deben ser de la misma
especie, gozar de la misma calidad y ascender a la misma cantidad, De
esta forma, la devolución se estará efectuando en estricto apego a los
principio de identidad e integridad del pago. (CASTILLO FREYRE, 2006)

Sin embargo, es importante subrayar el hecho de que por lo general, la


prestación del mutuatario no se reduce a lo antes mencionado; ya que
en virtud de lo dispuesto por el artículo 1663 del Código civil, el contrato
de mutuo se presume con intereses, salvo pacto distinto. Lo cual
significa que en el único caso en que la devolución ascenderá a bienes
de la misma cantidad será en el mutuo gratuito. En el mutuo oneroso, si
bien deberán mantenerse los mismos criterios de resguardo a la especie
y a la calidad variará, ya que tendrá que pagar intereses.

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La actual onerosidad presunta que caracteriza a este contrato es uno de


los aspectos en que el mutuo ha variado sustancialmente. Ya que el
mutuo en sus orígenes estuvo basado en consideraciones de amistad y
por ello su gratuidad era la regla general. No obstante, con su
crecimiento y el valor de su rol crediticio, esta característica fue
modificándose y hoy, lo corriente, es el pago de intereses por parte del
mutuatario, como contrapartida por la entrega del capital mutuado y
como renta del mismo.

Ello ha determinado que el Código civil de 1984 establezca que el


mutuatario debe abonar intereses al mutuante, salvo pacto distinto. De
donde se sigue, que hoy la regla general es el mutuo oneroso mientras
el mutuo gratuito, determinado por la voluntad de las partes, ha pasado
a ser la excepción. Los intereses, podrán versar en bienes de la misma
naturaleza del capital (incluso en los casos en que el capital prestado
consistiera en bienes que no fueran dinero). Ahora bien, si el capital
prestado consistiera en dinero, es evidente que los intereses también
gozaran de la misma naturaleza. Un pacto distinto seria total y
absolutamente inusual. (E.I.R.L., 2022)

5. Clasificación del contrato mutuo

Existen varios tipos de Contratos de Mutuo, los cuales varían de acuerdo al


tipo de la cosa que se da en mutuo, la forma en la que se debe efectuar la
restitución de la cosa dada en mutuo, requisitos que deberán cumplir el
Mutuante y el Mutuario, etc. A continuación, se definen los diferentes tipos
de contratos de mutuo.

a. Contrato mutuo a una sociedad


Este contrato de mutuo consiste en que una compañía, que en este
caso vendría siendo el Mutuante, entrega en mutuo una cierta cantidad
de Unidades de Fomento a una Sociedad, que en este caso vendría
siendo el Mutuario. La sociedad utilizara el capital, según lo que dice en

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este contrato, en la compra y adquisición de bienes y a otros pagos que


estén relacionados con el giro social de la Sociedad. También
menciona que podrá utilizar el capital, parcialmente, en la adquisición
de una propiedad en venta. En este contrato la restitución del capital se
hace en varias cuotas, cuya fecha de cancelación es fijada en este
contrato y la cancelación de dichas cuotas debe hacerse en el domicilio
de la compañía acreedora. También menciona que el no pago de
alguna de las cuotas, genera intereses que determine la compañía
acreedora. (LEON BARANDIARAN, 2018)

b. Contrato mutuo con garantía hipoteca


Es un contrato de mutuo en el cual el acreedor (Mutuante), entrega al
deudor (Mutuario), una cierta cantidad de dinero en efectivo. En este
contrato, el acreedor para asegurarse de que el deudor va a hacer
devolución efectiva del capital prestado, el deudor compromete todos
sus bienes presentes y futuros, y especialmente, constituye primera
hipoteca a favor de su acreedor su bien raíz consistente en casa y
sitio(u otro bien raíz), cuya ubicación es especificada detalladamente
en el contrato.

c. Contrato mutuo con garantía hipoteca letras banco


En este contrato las partes involucradas son una persona que
representa a un Banco determinado y una persona con profesión la
cual va a ser llamada "el deudor".

En este contrato el Banco le va a prestar al deudor una cierta cantidad


de Unidades de Fomento en letras hipotecarias de su propia omisión.
Una de las obligaciones del deudor es que debe pagar las unidades de
fomento en un plazo de años determinado, a contar del día que se
especifique en el contrato.

La cancelación de la deuda se efectuará a través de dividendos


anticipados mensuales y sucesivos. Dichos dividendos comprenderán
la amortización, los intereses y la comisión. Según la cláusula segunda

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de este contrato: "La tasa de interés real, anual y vencida que devenga
el presente contrato será del. por ciento anual, la que incluye el interés
propiamente tal y la comisión, de acuerdo con las normas vigentes para
tales efectos. El dividendo mensual por pagar será el que resulte de
multiplicar por el número de unidades de fomento que corresponda a
cada uno de los respectivos dividendos que consta en la tabla de
desarrollo elaborada por el Banco". En el contrato se fija en cuales de
los primeros días de cada mes se debe efectuar el pago del dividendo
en las oficinas del Banco. Para asegurar el cumplimiento de todas y
cada una de las obligaciones del deudor, este constituye en primera
hipoteca a favor del Banco, una propiedad cuya ubicación y deslindes
son especificados en el contrato. Este bien inmueble queda en garantía
con el fin de garantizar al Banco el cumplimiento de todas las
obligaciones presentes y futuras del deudor a favor del Banco. Con
esto el deudor queda con una nueva obligación la cual es la de no
enajenar ni gravar la propiedad a favor de terceros sin previo
consentimiento del Banco. Por lo cual se inscribirá con la hipoteca,
prohibición de gravar y enajenar la propiedad sin previo consentimiento
del Banco. Según la cláusula séptima de este tipo de contrato, el
deudor se obliga a: "mantener aseguradas, contra incendio, en una
cantidad no inferior a....Unidades de Fomento, las construcciones
existentes o que se levanten en la propiedad hipotecada si el Banco lo
exigiere y a entregar la póliza deberá extenderse a nombre del deudor
y endosarse a favor del Banco, como acreedor hipotecario" El seguro
podrá contratarse por años, pero si en treinta días antes del
vencimiento, no se renueva la póliza, el Banco queda facultado para
hacerlo, pagando las primas necesarias para renovar el seguro.

Además, en esta cláusula se menciona que el Banco tiene el derecho


de contratar los seguros y a cargarle el costo de ellos al deudor, incluso
con la prescindencia de este. Otra obligación del deudor que se
establece en la cláusula séptima es la de contratar un seguro de
desgravamen hipotecario por todo el tiempo que se encuentre vigente
la deuda y por un monto equivalente a la de ella. Este seguro deberá

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tomarse a nombre del Banco y la cancelación de las primas deberá


hacerlas el deudor. En la cláusula Décima de este contrato se
menciona que se va a considerar "vencido el plazo de la deuda"
pudiendo el Banco cobrar la suma a la cual esta reducida, en los
siguientes casos: Si el deudor se atrasa en el pago de cualquier
dividendo más de diez días. Si la propiedad dada en garantía
experimentare deterioros que, a juicio del Banco, hagan insuficiente la
garantía y el deudor no diere dentro de diez días, una nueva garantía a
satisfacción del Banco. En el caso de que, sin consentimiento del
Banco, se demoliere todo o parte de los edificios o construcciones
existentes en el predio hipotecado, o se efectuare cualquier
transformación, alteración o modificación en dichos edificios o
construcciones, aun cuando no disminuyan la garantía ni la hagan
insuficiente. Si la propiedad hipotecada está sujeta a algún gravamen,
prohibición o acción. Si el deudor cae en insolvencia. (LEON
BARANDIARAN, 2018)

Si el deudor no acreditare, a satisfacción del Banco. En las


oportunidades que este lo exija, que el préstamo ha sido destinado o
esta afecta al cumplimiento del objeto de la operación señalada en la
respectiva solicitud, la que para estos efectos se considera como parte
integrante de este contrato.

Si el deudor no ha pagado los dividendos al término de diez días, el


Banco podrá solicitar la posesión del inmueble hipotecado o pedir que
se saque a remate, de acuerdo al procedimiento señalado por la
normativa vigente.

d. Contrato mutuo comercial con garantía de prenda comercial


En esta variante de Contrato Mutuo, las partes involucradas Mutuante y
Mutuario son personas que representan a empresas comerciales
(Industrial) y se llaman "la acreedora" y "el deudor" respectivamente.

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Este contrato consiste en que la acreedora da en mutuo al deudor una


cierta cantidad de especies avaluadas en pesos. El deudor, en
garantía, hace entrega a al acreedor cierta cantidad de especies
muebles y además este contrato considera como esencial que el
deudor, por obligación, contrate un seguro de incendios sobre las
especies que da en prenda "por su valor real, que incluya el caso
fortuito, la fuerza mayor y la acción voluntaria de terceros, por todo el
tiempo de vigencia de la prenda". En caso de que el deudor no contrate
tal póliza, será responsable por todo perjuicio que se produzca por
cualquier incendio. Además, sin perjuicio, la acreedora tiene la facultad
de contratar tal póliza a nombre del obligado, el cual está obligado a
pagar los documentos que se firmen, se giren o subscriban a su
nombre y a reembolsar los pagos hechos, en su caso, con más interés
del máximo de que la ley permite estipular.

El deudor puede consumir como quiera estas especies y se


compromete a la restitución de estas cosas en un plazo y lugar
determinado. Otro punto importante en este contrato es que el deudor
deberá pagar una renta por las cosas que se le han prestado.
(CORDOVA SCHAEFER.J. & CASTILLO FREYRE, 2007)

e. Contrato de mutuo con garantía agraria ley N° 4097


En este contrato las partes involucradas, Mutuante y Mutuario, son
respectivamente una persona, mayor de edad y con profesión (el
acreedor), y un agricultor que debe ser dueño de un predio agrícola (el
deudor). Con este contrato el acreedor da en mutuo al deudor una
suma de dinero, para el uso exclusivo del desarrollo de la agricultura en
el predio mencionado. Para garantizar el pago de la deuda total, el
acreedor acepta para sí prenda agraria de la ley N°4097 sobre la fruta
que se cosecha en el predio. Además, este contrato puede recaer
solamente sobre: Animales de cualquier tipo y sus productos, máquinas
de explotación, aperos y útiles de labranza de cualquier especie,
maquinaria y elementos de trabajo industrial, instalados o
separadamente; semillas y frutos de cualquier naturaleza, cosechados

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o pendientes, al estado natural o elaborados, maderas en pie o


elaboradas y sementeras o plantaciones (en cualquier estado de su
desarrollo). (CORDOVA SCHAEFER.J. & CASTILLO FREYRE, 2007)

f. Contrato mutuo con garantía prenda civil


En esta variante de Contrato Mutuo, las partes involucradas Mutuante y
Mutuario son personas con profesión y mayores de edad, las cuales en
este contrato se llaman "el acreedor" y "el deudor" respectivamente.

Aquí el acreedor va a dar en mutuo al deudor una cierta cantidad de


dinero, el cual debe ser restituido, por el deudor, dentro de un periodo
determinado y con intereses. Además, el deudor debe dar en garantía
al acreedor una cierta cantidad de especies muebles y por obligación el
deudor debe contratar un seguro de incendios sobre dichas especies
que da en prenda "por su valor real, que incluya el caso fortuito, la
fuerza mayor y la acción voluntaria de terceros, por todo el tiempo de
vigencia de la prenda". En caso de que el deudor no contrate tal póliza,
será responsable por todo perjuicio que se produzca por cualquier
incendio.

Además, sin perjuicio, al acreedor tiene la facultad de contratar tal


póliza a nombre del obligado, el cual está obligado a pagar los
documentos que se firmen, se giren o subscriban a su nombre y a
reembolsar los pagos hechos, en su caso, con más interés del máximo
de que la ley permite estipular.

g. Contrato mutuo con garantía prenda industrial ley N° 5687


Contrato Mutuo donde Mutuante y Mutuario se llaman “el acreedor” y
“el deudor” respectivamente, el deudor es un industrial especializado
en un ramo en especial el cual se especifica en el contrato. Aquí el
acreedor da en mutuo al deudor una suma de dinero. En garantía, el
deudor entrega al acreedor prenda industrial de la ley 5687, sobre una
cierta cantidad de especies muebles, las cuales son trasladas y van a
permanecer en un inmueble determinado, de donde no se podrán

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mover sin permiso del acreedor. Tal como en los otros contratos donde
se dan en garantía especies muebles, el deudor se ve obligado en
contratar un seguro del tipo que se considere conveniente (incendio,
robo, etc.). En caso de que el deudor no contrate un seguro especifico,
será responsable por todo perjuicio que se produzca por cualquier
incendio. Además, sin perjuicio, al acreedor tiene la facultad de
contratar el seguro a nombre del obligado, el cual está obligado a pagar
los documentos que se firmen, se giren o subscriban a su nombre y a
reembolsar los pagos hechos, en su caso, con más interés del máximo
de que la ley permite estipular. (LEON BARANDIARAN, 2018)

h. Contrato mutuo con garantía prenda ley N° 18112


Contrato Mutuo donde Mutuante y Mutuario se llaman “el acreedor” y
“el deudor” respectivamente. Aquí el acreedor va a dar en mutuo al
deudor una cierta suma de dinero, la cual deberá restituir de acuerdo a
un reajuste determinado e interés de un X por ciento. El capital
reajustado y los intereses se pagarán de una forma determinada o por
medio de cuotas. Para garantizar el pago total del capital reajustado y
los intereses, el deudor constituye a favor del acreedor, o la persona
que lo represente, o su cesionario o sucesor del crédito, prenda sin
desplazamiento de la ley dieciocho mil doce sobre una cantidad de
especies muebles de la propiedad del deudor. Las especies que el
deudor da en prenda, quedan en su poder y solo él podrá usarlas.

Además, estas especies dadas en prenda quedaran en un lugar


determinado y el deudor no podrá desplazarlas, gravarlas ni
enajenarlas sin autorización escrita del deudor o de la persona que lo
represente. El valor aproximado de las prendas es especificado en este
contrato. Para proteger las especies dadas en prenda, la cláusula
séptima de este contrato menciona que: "Don......... tomará un seguro
en contra riesgo de en relación a las especies empeñadas, por la suma
de pesos. El costo de este seguro será de cargo del deudor. En caso
de que se produzca el siniestro, el privilegio de la prenda se extenderá
a la indemnización correspondiente, hasta ahora el valor del crédito

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UNIVERSIDAD JOSE CARLOS MARIATEGUI

insoluto, reajustes, intereses, gastos y costas, si las hay". Además, el


acreedor podrá hacer efectiva la prenda y tomar posesión de ella, en
los casos que se mencionan a continuación: Si el deudor deja de
pagar, a su vencimiento, o incurre en mora o en simple retardo en el
pago de cualquiera de sus obligaciones, actuales o futuras, para Don.
Si el deudor no contratare, no contratare el seguro referido, o no
pagara oportunamente sus primas. Si las cosas dadas en prenda
estuvieren o quedaran afectas, en el futuro, a algún gravamen,
prohibición, privilegio u litigio distinto a los señalados en el contrato y
que, a juicio exclusivo del acreedor, disminuyese su valor o el de la
garantía constituida. Si el deudor ha incurrido en cualquier omisión,
error o falsedad en las declaraciones que efectúa el contrato. Por
ultimo una parte del contrato es publicada en el diario oficial dentro de
los 30 días hábiles desde la fecha de la escritura. La publicación se
hará en el día primero o quince del mes correspondiente, o al día
siguiente hábil, en su caso.

i. Contrato mutuo con garantía prenda valores mobiliarios a favor


bancos
Las partes involucradas en este contrato son: una persona que
representa a una compañía comercial, la cual será llamada “la
sociedad” y una persona que representa a un Banco especifico, la cual
será llamada “Banco”.

Aquí en este contrato, el Banco entrega en mutuo a la Sociedad una


suma de dinero. La sociedad se compromete a restituir el capital en un
plazo determinado de meses y con intereses de un X por ciento anual
con un determinado reajuste. La sociedad va a entregar al Banco en
prenda, acciones nominativas de propiedad del constituyente. Esta
prenda tiene por objeto "garantizar el íntegro y oportuno cumplimiento y
pago del mutuo". (CORDOVA SCHAEFER.J. & CASTILLO FREYRE,
2007)

j. Contrato mutuo con cosa fungible

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Este contrato de mutuo consiste en que el Mutuante hace entrega al


Mutuario una cierta cantidad de bolsas de semillas u otro bien fungible.
Aquí el Mutuario se compromete a devolver “otras tantas bolsas de
semillas del mismo género y calidad” en un plazo determinado (meses).
Además, el Mutuario deberá cancelar, cada mes que tarde en restituir
la cosa prestada, un cierto porcentaje de interés el cual es fijado en el
contrato. El pago de los intereses y la restitución de la cosa prestada se
efectuarán en el domicilio que consigne el Mutuario y con una
anticipación no menor de 5 días.

La cláusula séptima de este contrato menciona que: “El incumplimiento


o cumplimiento defectuoso o tardío de cualquiera de las obligaciones
legales o convenidas derivadas de este contrato para el Mutuario, dará
lugar a la resolución del mismo con mas la automática caducidad de los
plazos en el establecidos tanto para el pago del capital como de los
intereses y con una multa que se establece en una cantidad de
mercadería igual a la prestada y de igual calidad, cantidad en que las
partes avalúan, convencional y anticipadamente, los perjuicios del
caso”

6. Formalidades en el contrato mutuo

a. Regla general
De acuerdo al principio de libertad de forma contenida en el artículo 143
de nuestro Código Civil, el mutuo es un contrato informal, ya que se
celebra sin requerir el cumplimiento de ninguna formalidad especifica.
Sin embargo, conforme a lo estipulado en el artículo 1649 del Código
civil, la existencia y contenido del contrato mutuo puede probarse por
cualquiera de los medios que permite la ley, pero si se hubiere
celebrado por escrito, el mérito del instrumento respectivo prevalecerá
sobre todos los otros medios probatorios, en concordancia con lo
dispuesto en el artículo 1605; la redacción de este artículo responde al
sistema establecido para la formalidad “ad probationem”. (LEON
BARANDIARAN, 2018)

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b. El mutuo entre cónyuges


Freyre señala que sería muy difícil, en un plano teórico, que se diese un
supuesto de mutuo entre cónyuges, debido a que si se presenta un caso
en el cual los cónyuges hubiesen contraído matrimonio bajo el régimen
de sociedad de gananciales, es evidente que dichos cónyuges tendrían
tanto bienes propios como bienes comunes. Si uno de ellos quisiera
prestar al otro un bien propio, por la naturaleza de la operación, el
mutuatario no sería el cónyuge aparentemente beneficiado con el
préstamo, sino la sociedad conyugal. Esto se debe a que, dada la
naturaleza de la operación, el dinero percibido por la sociedad le
corresponde a ella y no a alguno de los cónyuges en especial.
(CASTILLO FREYRE, 2006)

Es evidente que este caso no sería uno de mutuo entre cónyuges sino
de mutuo de un cónyuge a la sociedad ganancial. Sin embargo, si los
cónyuges rigieran sus relaciones bajo el régimen de separación de
patrimonios. En este caso, si se podría presentar el supuesto en el cual
uno de ellos preste dinero al otro, ya que dichos bienes seguirían
teniendo la calidad de bienes propios. Entonces se entiende que el
mutuo entre conyugues solo se podría dar en el supuesto de la
existencia del régimen de separación de patrimonios y no en el de
sociedad de gananciales, lo cual se deriva precisamente del artículo 312
de nuestro Código Civil que señala que "los cónyuges no pueden
celebrar contratos entre sí respecto de los bienes de la sociedad”.

En cuestión a la formalidad del contrato de mutuo entre cónyuges el


artículo 1650 señala que se requiere para su validez constar por
escritura pública cuando se trate de valores representativos y prefijados
por el artículo 1625, de lo cual se desprende entonces que nos
encontramos ante una formalidad ad solemnitatem.

De acuerdo con la redacción original del Código Civil de 1984, el mutuo


podía ser también un contrato formal si se celebraba entre cónyuges y
su valor excedía de 150 sueldos mínimos vitales (S.M.V). Este acto

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debía constar por escritura, bajo sanción de nulidad, sin embargo,


cuando se modificó el texto del artículo 1625 (relativo a la donación), en
virtud de la Ley Nº 26189, y al haberse eliminado el requisito de la
celebración del contrato de donación de bienes muebles de valor, por
Escritura Pública, habiéndose suprimido el parámetro ahí señalado,
debemos entender que todo contrato de mutuo es consensual incluido el
mutuo entre cónyuges.

Si bien en un principio se imponía una formalidad cuando el mutuo


versaba sobre valores que excedían el límite previsto en el artículo
1625, de modo que se buscaba lograr “mayor seguridad de la
estabilidad familiar, del derecho de los herederos legítimos y de los
acreedores”, ello ha sido dejado de lado.

c. El mutuo de incapaces o ausentes


La capacidad de las partes es un tema de suma importancia que ha
merecido tratamiento jurídico por parte los juristas, el mutuo siendo un
contrato de préstamo de consumo, implica por parte del mutuante la
capacidad para enajenar sus vienen; toda vez que el mutuatario debe
tener capacidad para aceptar las obligaciones que el mutuo conlleva.

En el Código de 1936 en los artículos 1574, 1575 y 1576 ya se regulaba


este tema, y como bien comenta José León Barandiarán, estas normas
se traducen en una exigencia de capacidad de goce y de ejercicio, de la
facultad para contraer el mutuo ya sea como mutuante o como
mutuatario. El mutuante debe ser dueño de lo que da en mutuo, pues
este importa una dación, una transferencia de la cosa mutuada, cuya
propiedad pasa al mutuatario. Y el mutuatario queda obligado a
devolver, restituir el bien o su equivalente, para lo cual es necesario que
dicho sujeto sea dueño de lo que da en pago, por lo que también debe
tener capacidad de disposición.
En los casos en que las personas poseen capacidad de goce para
celebrar el mutuo en su carácter de mutuantes, pero no pueden
celebrarlo directamente, sino por intermedio de sus representantes

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legales, nos encontramos frente al supuesto de incapacidad de ejercicio.


Y en estos casos el código de 1936 también se pronunció señalando
que con la finalidad de proteger los intereses de los incapaces,
estableció que lo representante de aquellos podían dar o recibir en
mutuo en nombre de sus representados, pero siempre que se observen
ciertas formalidades.

Tratamiento similar es el asumido por la legislación actual, puesto que


de acuerdo con lo establecido por el artículo 1651 del Código civil
peruano de 1984, el mutuo es un acto de disposición patrimonial o
contiene una obligación de restitución, constituye un contrato cuya
importancia hace que la ley estime necesario resguardarlo no solo de las
formalidades; también debe regular la hipótesis en la cual este contrato
sea celebrado por incapaces o ausentes, a través de sus respectivos
representantes. En términos generales el articulo 1651 sigue la solución
del Código anterior, salvaguardando lo intereses de los incapaces por
medio de la imposición de “formalidades habilitantes”, esto es, requisitos
exigidos por la ley para completar la voluntad de un incapaz, o para
protegerlo. Para tal efecto, hace aplicación al caso lo dispuesto por el
artículo 1307, precepto que regula la transacción celebrada por los
representantes de ausentes e incapaces. Se trata de casos bastante
especiales, ya que requieren de la máxima protección por parte del
ordenamiento jurídico, particularmente di se trata de realizar
concesiones reciprocas que no son otra cosa que disposiciones de
bienes y derecho. Entonces, puesto que la transacción supone dichas
concesiones, las cuales pueden consistir en verdaderas renuncias o
disminución de derecho, resulta indispensable cautelar el interés de los
ausentes e incapaces mediante la exigencia imperativa de que sus
representantes legales obtengan la aprobación del Juez. Este por su
parte, debe oír previamente al Ministerio Publico y al Consejo de familia.

Esta formalidad contenida en el artículo 1307 solo será pertinente


cuando el valor del bien mutuado exceda diez veces el sueldo mínimo
vital, ello en virtud de lo señalado por el artículo 1652 de nuestro código,

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de la cual su parte central es el criterio que el legislador ha usado para


hacer procedente la exoneración de las referidas formalidades: el
"escaso valor" del bien mutuado, que ha cuantificado en no más de diez
veces el sueldo mínimo vital mensual.

Sin embargo, si bien al momento de entrada en vigencia del Código Civil


de 1984 el Sueldo Mínimo Vital Mensual (SMV) constituía una unidad de
referencia de uso corriente y masivo, que aproximadamente equivalía a
S/. 3,500.00 nuevos soles, y hoy en día equivale alrededor de S/.
5,000.00. Es por tal motivo que Arias Schreiber Pezet16 señala que la
parte final del artículo 1652 es objetable, y en el futuro debería tener la
misma fórmula establecida para los artículos 1623, 1624 y 1625, o sea a
la unidad impositiva tributaria.

7. Momento de entrega del bien

El contrato de mutuo es uno de prestaciones recíprocas, con la atingencia


de que siempre la prestación a cargo del mutuante deberá ser ejecutada
primero, dado que la entrega es menester para que se inicie la ejecución
del contrato y el bien materia del préstamo de consumo pueda ser
consumido por el mutuatario, para que luego, recién en un momento
posterior, este devuelva otro bien de la misma especie, calidad y cantidad.

El artículo 1653 no hace sino referirse, en forma muy sucinta, a esta


obligación de entrega del mutuante que, como se dijo, debe ser ejecutada
necesariamente en primer lugar para que el mutuo funcione, de acuerdo al
esquema que corresponde a este tipo contractual.

Sin embargo, al decir la norma que "el mutuante está obligado a efectuar la
entrega en la oportunidad convenida" no hace ningún aporte, habida cuenta
que es regla aplicable a todo contrato que las partes se sujeten a lo
acordado por ellas mismas y solo en caso de silencio se remitan a la
normativa supletoria que el Código contempla.

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En tal sentido, aparentemente solo la segunda parte del artículo 1653


podría justificarse, ya que indica el momento de la entrega en caso de que
las partes nada hubiesen previsto. Empero tampoco esto resulta ser
novedoso, considerando que el Código ya contiene una norma semejante
en la parte correspondiente al pago de las obligaciones, que es el artículo
1240, según el cual "si no hubiese plazo designado, el acreedor puede
exigir el pago inmediatamente después de contraída la obligación", lo que
equivale a decir que si las partes no han estipulado, en el contrato de
mutuo, un plazo para la entrega del bien mutuado, entonces dicho bien
debe ser entregado apenas celebrado el contrato.

Arias Schreiber también menciona que aunque la norma no lo diga, es valor


entendido que la entrega debe hacerse en los términos convenidos por las
partes y que el mutuatario estará en el derecho de resistirse a ella cuando
el bien que debe recibir no responde a la que ha sido la voluntad
contractual, cuestión que en efecto resulta obvia.

8. Efecto de la entrega

a. La transferencia de propiedad
El artículo 1648 del Código Civil define al contrato de mutuo sin precisar
que por medio de él opera la transferencia de propiedad del bien
mutuado, pues solo dice que por el mutuo el mutuante se obliga a
"entregar" al mutuatario una determinada cantidad de dinero o de bienes
consumibles.

No obstante, ello, es valor entendido que tal transferencia de propiedad


se produce inevitablemente, pues de no ser así no sería posible que el
mutuo funcionara, toda vez que la finalidad del contrato es que los
bienes entregados se consuman para ser devueltos "otros" de la misma
especie, calidad y cantidad. El artículo 1654 no hace sino precisar el
momento en que se produce la transferencia de la propiedad,
oportunidad que no podría ser otra que la de la entrega o tradición del
bien, con lo que este numeral sigue la línea impuesta por el artículo 947

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del Código, según el cual la transferencia de propiedad de una cosa


mueble determinada se efectúa con la tradición a su acreedor.

En la última parte del artículo se agrega que producida la entrega y, por


tanto, operada la transferencia de propiedad, corresponde desde ese
instante al mutuatario la mejora, deterioro o destrucción que
eventualmente pudiera sobrevenir al bien: Esta regla no es otra cosa
que una aplicación de la teoría del riesgo y de su transferencia, lo cual
viene normado por las disposiciones relativas a las obligaciones de dar
bienes ciertos; así, el artículo 1138 del Código describe todas las reglas
de la teoría del riesgo aplicables hasta antes de la entrega del bien
debido, es decir, las consecuencias de la destrucción o del deterioro.

Cabe añadir que, en materia de compraventa, la transferencia del riesgo


está específicamente regulada con ciertas precisiones que acaso cabría
preguntarse si podrían ser aplicadas al mutuo. Así, por ejemplo, el
artículo 1568 contempla la hipótesis de que el riesgo pasa al comprador
antes de la entrega del bien cuando este está a su disposición y, no
obstante, no es recibido. Lo mismo ocurre en el caso del artículo 1569
cuando se trata de bienes que deben pesarse, contarse o medirse.
Tales situaciones podrían presentarse en un contrato de mutuo, cuando
por ejemplo el bien esté a disposición del mutuatario en el lugar pactado
para la entrega y este no lo recibiera, o si no procediera o no concurriera
al pesaje, conteo o medida, según el caso y de acuerdo a lo convenido,
siempre que el bien esté a su disposición.

b. Presunción del buen estado del bien


Una norma como esta que no existía en el Código de 1936, se justifica
plenamente en los contratos a través de los cuales se confiere el
consumo de bienes, tal como ocurre con el mutuo; y también en el caso
de contratos por los que se confiere el uso de bienes, como el
arrendamiento (artículo 1679) y el comodato (artículo 1731).

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Podría decirse que en los contratos por los que se transmite la


propiedad sin más (compraventa, donación), en los que la finalidad
contractual se agota con la sola transferencia y entrega, bastan las
reglas sobre obligaciones de saneamiento para coberturar cualquier
problema que presentara el bien transferido y que no permitiera que el
mismo sea destinado a la finalidad para la cual fue adquirido o que
disminuyera su valor. Ciertamente, las normas sobre obligaciones de
saneamiento también se aplican a los contratos por medio de los cuales
se transfiere la posesión o el uso, según lo dispuesto por el artículo
1484; sin embargo, en ellos (arrendamiento, comodato) es conveniente
una norma adicional como la del numeral 1655, que respecta al mutuo,
por razones operativas que veremos luego.

En el caso del contrato de mutuo, si bien hay transferencia de propiedad


del bien mutuado en realidad las partes persiguen una finalidad más allá
de eso, que es el consumo del bien y la restitución de otro igual en
especie, calidad y cantidad; por ello es factor importante el estado en
que el bien se halle al momento de la entrega, puesto que tiene que
servir para el consumo que motiva la celebración del contrato.

En tal sentido, una norma como la del artículo 1655 se justifica


plenamente; empero no se trata de declarar legislativamente la
necesidad del buen estado en que debe hallarse el bien mutuado ya que
esto es obvio, sino que se trata, tal como hace la norma, de establecer
tal hecho como una presunción (iuris tantum), de tal modo que se
invierte la carga de la prueba a efectos de que sea el mutuatario quien
deba demostrar que el bien no reunía las condiciones para ser usado
(consumido) conforme a su destino.

Y la razón de la inversión de la carga de la prueba aparece como lógica,


porque de no ser así podría entramparse la dinámica del contrato si el
mutuatario alegara, con su solo dicho, que el bien no le sirve, lo que
obligaría al mutuante a probar el buen estado del bien y existirían menos
posibilidades de que el contrato se ejecute. En cualquier caso, es el

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mutuatario quien ha de consumir el bien; si lo hace no hay nada que


reclamar, entendiéndose que el contrato cumplió su finalidad, no
pudiendo alegar luego que el bien no estaba en buen estado, lo que
sería imposible de probar; si el mutuatario no consume el bien es porque
no puede hacerlo a causa del mal estado en que se halla, debiendo
acreditar no solo dicho mal estado, sino también que así lo recibió.

9. Pago de intereses

El mutuo lo mismo que cualquier contrato es una operación económica,


más aún, el crédito, género contractual al que el mutuo pertenece, es la
transacción económica moderna por excelencia. La razón del mutuo es la
ganancia económica (intereses); sin ella las operaciones crediticias no
existirían. Desde luego, se da por descontado que concurrentemente al
pago de intereses el mutuatario tiene además que devolver lo prometido. En
efecto, en cumplimiento de los principios de identidad e integridad del pago,
el mutuatario deberá devolver al mutuante otros bienes que sean de la
misma especie, calidad y cantidad que aquellos que recibió, añadiéndole el
pago de un plus económico, pues, siendo el mutuo en la actualidad un
contrato de financiamiento o de colocación de capitales, es decir, el
principal contrato de préstamo de consumo, se encuentra, por lo general,
asociado al pago de intereses.

A diferencia del Código Civil de 1936, el Código de 1984 no abordó el tema


de los intereses dentro del contrato de mutuo, sino dentro del Libro de las
Obligaciones. Consideramos absolutamente idónea la ubicación que se ha
otorgado a dicho tema. Sin embargo, la relación existente entre el contrato
de mutuo y la obligación de pagar intereses es notable, ya que es el único
contrato que se presume genera la obligación de pago de intereses. Esto
último, en virtud de lo dispuesto por el artículo 1663 del Código: “El
mutuatario debe abonar intereses al mutuante, salvo pacto distinto”
Tradicionalmente el mutuo ha sido concebido, en principio, como un
préstamo de consumo vinculado con el pago de intereses. No obstante,
nuestros Códigos Civiles de 1852 y 1936 adoptaron una posición distinta.

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UNIVERSIDAD JOSE CARLOS MARIATEGUI

En ellos, como se ha indicado con precedencia, el mutuo no se relacionaba


con el pago de intereses sino solo en el caso de estar pactados
expresamente, lo que quiere decir que a falta de disposición convencional
expresa en contrario, se presumía gratuito. La razón que justificaba tal
manera de ver las cosas era que el interés no se presentaba como un
elemento esencial ni natural del contrato de mutuo, además de que,
sustancialmente, se le consideraba como un contrato gratuito23 Este es el
motivo por el cual se decidió invertir la regla general según la cual el mutuo
se presumía, a falta de pacto expreso en contrario, gratuito, reemplazándola
por aquella en virtud de la cual, como regla general, el mutuo es oneroso,
salvo que las partes, mediante pacto expreso, decidan lo contrario.

En ese sentido, el Código Civil vigente, al haber invertido la presunción, ha


determinado que la relación existente entre el mutuo y la obligación de
pagar intereses devenga especial, dado que es el único contrato en el que
se presume la generación de la obligación de pago de intereses,
justificándose, de este modo, que una disposición referida a los intereses se
encuentre establecida en la sección dedicada al mutuo, aun cuando todas
las disposiciones relativas a intereses se encuentran en el Capítulo
Segundo del Título II de la Sección Segunda del Libro De las Obligaciones,
artículos 1242 a 1250.

Entre las formas de pagos en el mutuo tenemos:


a. Pago de intereses en el mutuo dinerario
El mutuo no dinerario es aquel en el cual el objeto de la prestación a
cargo del mutuario no es una cantidad de dinero, sino un bien
consumible. Es lo que se conoce como mutuo de especies, por lo
que el mutuatario deberá devolver otros bienes de la misma especie,
calidad y cantidad de los recibidos. El pago de intereses que deberá
realizar el mutuatario, por disposición legal, salvo que medie un
acuerdo expreso entre las partes que lo exonere del pago, es una
obligación que podrá concretarse en una suma de dinero o en una
proporción de bienes consumibles, según lo que se pacte.

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UNIVERSIDAD JOSE CARLOS MARIATEGUI

En ese orden de ideas, en un mutuo no dinerario, donde el objeto de


la prestación es un bien consumible, cabe estipularse el pago de
intereses en especies. De ser así, dichas especies deberán ser de la
misma naturaleza que las que son materia de la prestación principal.
De esa manera, si consideramos jurídicamente a los intereses como
rendimiento de un capital, es perfectamente posible concebir a los
bienes consumibles materia del contrato de mutuo como capital
susceptible de generar rédito.

Ahora bien, cabe precisar que nada impide que los intereses
pactados en determinada cantidad de bienes consumibles sean
avaluados mediante un proceso de conversión valorativo y, por lo
tanto, pagados mediante una dación en pago, en una suma de
dinero, pues, los bienes fungibles que el acreedor puede exigir al
deudor son tan solo un medio de pago por concepto de interés
adeudado, de modo que no podría afirmarse que el interés sea
precisamente una cantidad de bienes; debe recordarse que el interés
puede pagarse también en dinero.

b. Pago de intereses en el mutuo no dinerario


En el mutuo la prestación del mutuante puede consistir en entregar
una determinada cantidad de dinero, en cuyo caso, el mutuatario
deberá devolver como contraprestación la misma suma de dinero
más los intereses respectivos, salvo disposición en contrario.
(OSTERLLING PARODI.F. & CASTILLO FREYRE, 1996)

La obligación de pagar intereses en todo mutuo (sea dinerario o no),


por lo general, constituye una deuda dineraria. Es decir, si el objeto
de la prestación del mutuo es una suma definida de dinero, es muy
probable que el interés tenga la misma naturaleza.

No obstante, se trata en este caso de un interés en dinero; no deja


de ser un rendimiento de un capital llamado dinero, que tiene valor
no por su propia condición de tal, sino por su valor de cambio. En

32
UNIVERSIDAD JOSE CARLOS MARIATEGUI

ese sentido, puede darse el caso de que, a pesar de haberse


pactado al inicio de la obligación que los intereses serán pagados en
dinero, posteriormente las partes pueden convenir que el pago se
realice en especies, caso en el cual el pago de intereses dejaría de
ser una deuda dineraria para convertirse en una deuda de valor, ya
que se requerirá avaluar los bienes a pagar por concepto de interés
para, de ese modo, poder calcular los intereses debidos.

A modo de ejemplo, podemos decir que lo anterior sucederá cuando


se haya pactado pagar 100 nuevos soles de interés, pero, en la
medida en que no se cuenta con liquidez inmediata, se acuerda
pagar dicho monto en libros o cualquier otro bien.

10. Usura encubierta

la figura denominada "usura encubierta", es antiquísima, pudiendo


encontrarse incluso en ciertas disposiciones del Derecho Romano y en la
antigua legislación española, según lo señala León Barandiarán citando a
Cornejo.
En el Derecho nacional es también de antigua data, pues estaba contenida
en el artículo 7 de la Ley N° 2760 contra el agio y usura, del 26 de junio de
1918, para luego ser receptada por el Código Civil de 1936 (artículo 1584),
y continuar siendo reconocida en el artículo 1664 del Código vigente.
(LEON BARANDIARAN, 2018)

La figura importa una simulación relativa parcial por consignación de datos


inexactos (en virtud del artículo 192), conforme a la cual las partes (en claro
beneficio del mutuante) convienen en declarar que al mutuatario se le ha
entregado mayor cantidad de dinero o bienes, a título de préstamo, que la
realmente recibida. Donde el propósito de la simulación consiste en
disfrazar, a través de la declaración de mayor cantidad recibida, un interés
no revelado, sin perjuicio de que eventualmente se pueda cobrar "otro"
interés que sí se consigna expresamente en el contrato, con lo que el mutuo
resultaría para el mutuatario doblemente oneroso. En caso de aparecer

33
UNIVERSIDAD JOSE CARLOS MARIATEGUI

pactado el mutuo como gratuito, en el fondo no lo sería, dado que el interés


existe pero encubierto por una falsa declaración.
En esta figura, pues, en palabras de León Barandiarán, la diferencia en el
tantumdem se origina precisamente por causa de un interés, solo que este
es disimulado al hacerse acrecer el monto de la devolución por el
mutuatario, para así comprender un interés que viene a ser excesivo. Sin
embargo, el maestro planteaba la hipótesis de que el interés oculto no fuese
exorbitante, sino que por el contrario su quantum estuviera dentro de los
límites legalmente permitidos.

Con respecto a los efectos de esta figura, en el Código anterior se


sancionaba el acto en su conjunto con nulidad absoluta. El contrato de
mutuo era nulo bajo la consideración de que detrás del mismo existía una
usura subrepticia o encubierta a la que la ley anterior trataba con mucha
severidad, habida cuenta que la intención de falsear el contenido del
contrato no hace sino, tal como lo señala Vizcardo una "burlar la ley
prohibitiva de la usura, al avenirse el deudor, en beneficio del acreedor, a
devolver una cantidad que en parte no ha recibido, encubriendo así un
pacto ilícito de intereses abusivos con apariencia de legalidad mediante
fingido aumento del capital prestado" Esta sanción de nulidad del acto viene
impuesta desde los primeros antecedentes de la figura en el Derecho
peruano, y se mantuvo incluso hasta los albores de la dación del Código de
1984, empero resultó ser modificada dicha solución en última instancia por
la Comisión Revisora, que propuso el texto que ahora está vigente y según
el cual se opta ya no por la nulidad, sino por la subsistencia del contrato,
pero considerándosele celebrado por la cantidad realmente recibida y no
por la declarada falsamente como entregada.

11. Falso mutuo

En el derecho los actos son lo que su naturaleza impone y no lo que las


partes necesariamente consideran. Esto significa que la naturaleza jurídica
de un contrato no se determina por lo que las partes han entendido
celebrar, sino por aquello que jurídicamente han celebrado.

34
UNIVERSIDAD JOSE CARLOS MARIATEGUI

El artículo 1665 del Código Civil vigente regula la figura denominada "falso
mutuo", que viene desde antaño pero que en las legislaciones modernas
prácticamente ya no se legisla. En nuestro estado la figura estuvo recogida
en el artículo 1818 del Código de 1852 y en el numeral 1582 del Código de
1936, ambos con el mismo texto, que era el siguiente: "No se puede prestar
una cantidad de dinero en mercaderías; y es nula la obligación que se
contraiga en este falso mutuo".

En doctrina se ha sustentado que admitir el falso mutuo supondría no solo


desnaturalizar el tipo contractual del mutuo, sino además generar la
posibilidad de que los agentes del mercado, aprovechándose de dicha
figura (que en el fondo constituye un caso de simulación relativa) disfracen
verdaderos actos usurarios.

No obstante que el Código de 1984 conserva la figura del "falso mutuo"


regulada por las legislaciones antecedentes de 1852 y 1936, la solución
vigente es diametralmente distinta, pues mientras estas últimas
sancionaban el acto con la medida más grave en materia de actos jurídicos
(la nulidad), el numeral 1665 actual permite la subsistencia del acto, solo
que reconocido como un contrato de compraventa, considerando que por
los elementos que contiene el acto, esta es la figura legal que le
corresponde ser, habida cuenta que existe tanto la obligación de entregar
un bien como la de pagar una suma de dinero por él.

12. Doctrina en el Derecho comparado

En la doctrina argentina se define al CONTRATO MUTUO, como aquel


contrato por el cual una parte (mutuante, prestamista o acreedor) transfiere
en propiedad a la otra (mutuario, prestatario o deudor) una cantidad de
cosas fungibles o consumibles y esta otra las recibe, obligándose a
restituirle, en el plazo convenido, igual cantidad de cosas de la misma
especie y calidad (especie gratuita) o adicionándole acrecidos (especie
onerosa).

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Para una doctrina española, por el contrato de mutuo o simple préstamo, el


prestamista transmite al prestatario la propiedad de los bienes consumibles
prestados, y este se obliga a restituirle otro tanto de la misma especie y
calidad. De ahí que se establezca como diferencia entre el simple préstamo
y el comodato, que el primero es traslativo de domino y el segundo tiene
como finalidad la cesión del uso de la cosa. (Arnau Moya, 2009, p. 311)

II. CONTRATO DE ARRENDAMIENTO

1. Definición del Contrato de Arrendamiento

Según señala Josserand, “El arrendamiento de cosas es un contrato en


virtud del cual una cosa llamada arrendador, se compromete a procurar a
otra persona, llamada arrendatario, el goce temporal de una cosa mediante
un precio (alquiler o renta) que el arrendatario se compromete a pagarle.

Por otro lado, sobre el mismo Borda explica “Hay locación de cosas cuando
una persona (LOCADOR) se obliga a entregar el uso y goce de unas cosas
durante un cierto tiempo a otra (LOCATIO), que a su vez se obliga a pagar
en dinero.
A su vez, C.C. 1984 señala que “Por el arrendamiento, el arrendador se
obliga a ceder temporalmente al arrendatario el uso de un bien por cierta
renta convenida.

Por otro lado, NOS define que “El contrato de arrendamiento es el contrato
por el cual una persona llamada arrendador cede temporalmente el uso de
un bien a otra persona llamada arrendatario a cambio de una renta
convenida.

2. Antecedentes del Contrato del Arrendamiento

 En la roma antigua, existió el contrato LOCATIO-CONDUCTIVO


venia de dos voces LOCARE: colocar, poner a disposición, una cosa

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entregada a otra persona. y, CONDUCERE el cual significaba llevar


consigo, utilizar.
 Fue considerado como la cosa colocada y llevada.
 Era un contrato general, parecido al de la compraventa,
englobaba diversas prestaciones que los romanos no
diferenciaron.
 Se puede precisar tres tipos de LOCATIO- CONDUCTIO:
a. LOCATIO- CONDUCTIO REI, arrendamiento propiamente
dicho o arrendamiento de cosas.
b. LOCATIO -CONDUCTIO OPERARUM, hoy locación de
servicio, contrato de trabajo.
c. LOCATIO- CONDUCTIO OPERIS FACIENDI, hoy contrato
de locación de obra.
 La contraprestación se denomino “MERCES” si la LOCATIO
CONDUCTIO era determinada para el disfrute temporalmente de
una cosa.
 No tuvo un notable desarrollo, aparece como efecto de su
expansión y conquista, desarrollo del comercio y aumento de la
población.
 Incorporación de extranjeros en las urbes y la emancipación de
los esclavos.

 En el Derecho Romano, el arrendamiento no se inició como una


figura propia. Se confundía con la compraventa en el sentido de
que se entregaba una cosa, a manera de venta, pero por un
tiempo determinado. Posteriormente, las conquistas, el auge
comercial, la inmigración y otros factores sirvieron para que
adquiriera identidad este contrato en atención a la necesidad de
vivienda para aquellas personas de escasos recursos. Se daba
una casa para el uso, con la obligación para el usuario de pagar
una renta. Luego se agruparon bajo el concepto de la Iocatio
conductio la cesión para su goce de una cosa, la prestación de un
trabajo o servicio y la de una obra (rei, operarum, operaris),
mediante una remuneración o renta.

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 En la época medieval, el contrato de arrendamiento se celebró


sobre fincas rubanas y rústicas, cumpliendo una función de vivienda
y explotación agrícola.

 Se trataba de un derecho real perpetuo.

 En la época moderna, queda prohibida la perpetuidad del


arrendamiento de servicios, por temor que ocurra lo mismo que
en la edad medieval.

 Se da el arrendamiento propio, aparcería, forestal, ganadería,


buques u otros.

 En la época contemporaria, se produce el arrendamiento de Casa-


Habitación, de departamentos, de locales comerciales, industriales y
profesionales.
 También se produce el arrendamiento de aeronaves, de derechos,
arrendamiento financiero o leasing u otros más (HAYDE RAMOS,
2015).

3. Orientación de la regulación del Contrato de Arrendamiento

El arrendamiento, que en el régimen anterior era conocido bajo el nombre


de locación- conducción de cosas, ha sido motivo de frecuentes fricciones
entre propietarios y arrendatarios. La excesiva protección que han
dispensado al arrendatario las denominadas leyes de emergencia ha
conducido a una situación que ha causado un quebranto económico
significativo para quien arrendaba un bien destinado a vivienda y ha
provocado un desaliento en la construcción de éstas, agudizando su
carencia en todo el territorio. La regulación del arrendamiento busca
encontrar, pues, el equilibrio entre los derechos del arrendatario y del
propietario y, al mismo tiempo, conferir seguridad al inversionista para así
desarrollar la industria de la construcción que con urgencia reclama el país.

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En efecto, así como el arrendatario tiene derecho al uso de la vivienda


durante el plazo del contrato y a ser perturbado por el arrendador, éste a su
vez tiene derecho a percibir la renta convenida y, al vencimiento del plazo
del contrato, a obtener la pronta restitución del bien arrendado. Finalmente,
con el objeto de evitar la especulación que en muchos casos ha efectuado
el arrendatario, especialmente de inmuebles dedicados a uso de vivienda,
se ha modificado el tratamiento del subarrendamiento, que en adelante sólo
podrá convenirse cuando el arrendador preste asentimiento escrito para
ello. (Chrem, s.f.)

4. Elementos componentes del Contrato de Arrendamiento

4.1 Contrato consensual

El arrendamiento es un contrato de carácter consensual, por cuanto se


perfecciona con el sólo acuerdo de voluntades y, en consecuencia,
genera obligaciones a cargo de las partes; sin que se requiera, a
diferencia de los contratos de naturaleza real, de la entrega de la cosa
como requisito de formación del contrato. Por consiguiente, el contrato
es perfecto cuando se forma el consentimiento mediante la
manifestación de voluntad de las partes, esto es, cuando el arrendador
acuerda con el arrendatario en cederle temporalmente el uso de un
determinado bien a cambio del pago de una renta que éste debe
abonarle. El carácter consensual del arrendamiento queda precisado,
pues, mediante la frase legal «se obliga» que emplea el numeral 1666
del Código Ovil (LEON BARANDIARAN, 2018)

4.2 Contrato informal

No es un contrato solemne puesto que para su celebración no se


establece una forma determinada cuya inobservancia se sancione con
nulidad. De modo que las partes tienen plena libertad para establecer la
forma en la que desean hacer constar el arrendamiento de toda clase de
bienes.

4.3 Contrato con prestaciones recíprocas

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Es un contrato con prestaciones recíprocas, por cuanto crea obligaciones


a cargo de ambas partes. En principio, el arrendador es deudor de la
prestación de entregar el bien que debe ceder temporalmente en uso; y,
correlativamente, el arrendatario es deudor de la prestación consistente
en pagar la merced conductiva Es así que la reciprocidad se manifiesta
no sólo mediante la existencia de prestaciones a cargo de cada una de
las partes, sino en la vinculación existente entre ellas, de tal manera que
tienen la calidad de prestación y contraprestación.

4.4 Contrato oneroso

Se caracteriza también· este contrato por ser oneroso, en la medida que


implica tanto ventajas como sacrificios para el arrendador y el
arrendatario.

4.5 Contrato conmutativo

El arrendamiento es un contrato conmutativo en la medida que las


partes, desde la formación del contrato, están en condiciones de conocer
con certeza cuáles son las ventajas que les va a reportar su celebración.

4.6 Bien materia del contrato

El objeto del contrato puede ser un bien material o inmaterial De este


modo, el arrendador puede dar en arrendamiento una cosa u objeto
corporal al arrendatario; o también, un bien incorporal, es decir un bien
que no puede ser apreciado por los sentidos. Por consiguiente, el ámbito
del contrato se amplía en relación con lo que podía ser objeto del
contrato de locación- conducción de cosas, según lo dispuesto en el
artículo 14 del Código Civil de 1936.

Como se recuerda, en el régimen anterior, el numeral 14 limitaba el


arrendamiento a las cosas; es así como la cesión del uso de una cosa a
cambio del pago de una merced conductiva constituía un contrato de
locación-conducción y la cesión del uso de un bien incorporal era un
contrato atípico. Como consecuencia de la sustitución del vocablo cosa

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por el término bien se amplía el ámbito de aplicación del contrato de


arrendamiento y se confiere carácter de contrato típico al arrendamiento
de derechos a cambio del pago de una renta.

Así, por ejemplo, en el caso de arrendarse una colección de vinos a fin


de ser exhibida en una feria. Asimismo, el bien materia de
arrendamiento puede ser determinado o determinable. Finalmente, cabe
recordar que de acuerdo con lo prescrito por el inciso 1 del artículo 1409
del Código Civil, puede celebrarse contrato de arrendamiento sobre bien
futuro.

4.7 Cesión del uso

Como se observa de la definición del contrato, nuestro Código regula


el arrendamiento de uso. Por tanto, la celebración de este contrato no
confiere al arrendatario el derecho de apropiarse de los provechos
provenientes del bien materia del contrato. Así pues, se puede afirmar
que el arrendatario es un poseedor que no hace suyos los frutos. Nótese
que la cesión del uso del bien es la obligación principal del arrendador,
la misma que se cumple con la entrega del bien y sus accesorios al
arrendatario, en el tiempo y lugar acordados.
4.8 Pago de cierta renta

El arrendatario se obliga esencialmente al pago de la renta. Conviene


indicar que la renta es la merced conductiva, alquiler, canon
arrendaticio, precio, compensación o contraprestación que se obliga a
pagar el arrendatario al arrendador por la cesión temporal del uso de un
bien. La renta debe ser determinada o, al menos, ser susceptible de
determinación. En cambio, si no se hubiera acordado la renta, el
arrendamiento no se habría formado por falta de acuerdo sobre uno de
sus elementos esenciales. A este respecto, el tratadista de Derecho
español Calixto Valverde y Valverde expresa lo siguiente: El precio, la
merced o el alquiler, que todos estos nombres toma, ha de reunir la
condición de cierto, si bien el concepto de certeza es muy amplio. No
obsta a la certeza del precio, que éste no sea en numerario, más aún,
aunque no medie precio, si éste es sustituido por una equivalencia

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también cierta, incluso la de servicios personales, o un aprovechamiento


de otra finca, se está en el caso de un arrendamiento.

4.9 Modalidades que puede revestir la renta

La renta no tiene que consistir necesariamente en una suma de


dinero, por cuanto el texto del artículo 1666 del Código Civil es
deliberadamente abierto, respondiendo a la voluntad del legislador
de ampliar el ámbito de relaciones jurídicas que pueden encuadrarse
en el arrendamiento. En otras palabras, la definición del contrato de
arrendamiento alude a la renta convenida, a diferencia del artículo
1529 del Código Civil vigente, que al definir la compraventa se
refiere expresa y exclusivamente a la obligación de transferir la
propiedad de un bien a cambio de un precio en dinero. Conviene
indicar a este respecto que el legislador se aparta de la definición
que contiene el artículo 1493 del Código Civil argentino, según el
cual se establece que la renta debe consistir necesariamente en una
suma de dinero determinada.

Puede acordarse el pago de renta mixta, es decir, que la


contraprestación por el uso del bien consista, por ejemplo, en dar
una suma de dinero y dar en propiedad el 50% de los frutos de un
bien del arrendatario.

También puede fijarse en una cantidad fija y en otra variable que


resulte de aplicar un porcentaje de los beneficios obtenidos por el
arrendatario, con el uso del bien, en un período determinado. En
cuanto a la hipótesis de renta pagadera en una suma de dinero, que
constituye el caso más frecuente, es pertinente indicar que puede
consistir en una suma de dinero determinada, por ejemplo, SI.
1,000.00 al mes; también puede convenirse la renta en un
porcentaje determinado de las ventas que efectúe el arrendatario
en un plan establecido. (CORDOVA SCHAEFER.J. & CASTILLO
FREYRE, 2007)

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4.10 Duración del arrendamiento: temporalidad

El arrendamiento tiene la característica de ser, temporal. El legislador no


desea que la propiedad se encuentre desprovista por largo tiempo del
derecho de uso, que es uno de sus atributos. Esta característica ha sido
consagrada en el artículo 1688 del Código Civil, en cuanto establece que
la duración del arrendamiento no puede exceder de 10 años. Cuando el
bien arrendado pertenece a entidades públicas o a incapaces el plazo no
puede exceder de 6 años. Por consiguiente, nuestra legislación no admite
la validez de los arrendamientos perpetuos. Cuando el arrendamiento
excede de los referidos plazos se entiende reducido a los límites
señalados. Este punto concuerda con la intención del legislador de
preservar los contratos; por lo que, en lugar de quitarle validez al acto, se
prefirió la fórmula en virtud de la cual se anulan los efectos en lo que
excede los plazos máximos establecidos por ley

4.11 Tracto sucesivo

Al tratar esta característica del arrendamiento, Luis María Rezzónico,


profesor argentino de Derecho Civil, explica las razones por las cuales
considera que se trata de un contrato de tracto sucesivo, de la siguiente
manera: «Es un contrato de ejecución o tracto sucesivo, continuativo,
fluyente y no instantáneo: la obligación del locador, de proporcionar al
locatario el uso [ ... ] de la cosa dada en locación, se cumple a cada
instante, continuadamente, así como recíprocamente el locatario cumple
su obligación de pagar el precio de la locación. Puede decirse que por
cada instante del uso y goce de la cosa locada por el locatario,
corresponde al locador una parte proporcional del alquiler convenido.

4.12 Naturaleza jurídica del derecho del arrendatario

La doctrina no es pacífica al tratar el tema de la naturaleza jurídica del


derecho que confiere el contrato al arrendatario. En efecto, hay quienes
sostienen que el derecho de éste es de naturaleza real y otros que, por el

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contrario, afirman que se trata de un derecho personal.

Es importante tener presente que la consideración de si el derecho del


arrendatario es de uno u otro carácter, generalmente responde al análisis
que efectúa cada autor de un determinado Derecho positivo, sea éste
nacional o extranjero. Sobre la base de esta premisa, debe admitirse que
la doctrina prevaleciente, es aquella que considera al derecho del
arrendatario como un derecho de crédito. En nuestro régimen civil, el
contrato de arrendamiento se forma por el consentimiento de las partes,
sin que se requiera la entrega simultánea del bien para su
perfeccionamiento; es evidente, por tanto, que el arrendatario tiene el
derecho de solicitar al arrendador, en ejecución del contrato, la entrega
del bien y de sus accesorios. Sin embargo, de admitirse que el derecho
del arrendatario sería un derecho real, estaría dentro de sus
características su carácter de oponibilidad absoluta frente a terceros,
circunstancia que no se presenta al examinar las siguientes normas de
nuestro ordenamiento legal:

a) El inciso 2 del artículo 1700 del Código Civil establece que si


se enajena el bien en el curso de un arrendamiento que no
ha sido inscrito en el Registro, el adquirente puede darlo por
concluido. El legislador se aparta, pues, de la solución que
consagra el artículo 1498 del Código Civil argentino, según el
cual el adquirente debe respetar el derecho del arrendatario.
Como se aprecia, el codificador argentino sí confiere
oponibilidad absoluta al derecho del arrendatario frente a
terceros. (E.I.R.L., 2022)

4.13 El arrendamiento y el derecho de uso regulado en los artículos


1026 a 1029 del Código Civil
Cuando el derecho de uso se constituye a título oneroso, presenta
similitud con el derecho que adquiere el arrendatario mediante el
arrendamiento. En efecto, según la definición de cada una de estas
figuras, cabe señalar como coincidencia entre ellas, que tanto el usuario

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como el arrendatario adquieren sólo el derecho al uso del bien, más no a


los provechos que éste pudiera generar. Coincide el derecho de uso con
el arrendamiento en que su constitución no está sujeta a ninguna
formalidad, pudiendo realizarse uno u otro mediante la forma que las
partes o el constituyente elijan, según el caso. (E.I.R.L., 2022)

Sin embargo, hay algunas diferencias que se considera necesario


precisar. En primer término, como consecuencia del carácter real del
derecho de uso, la transferencia del bien durante el curso del contrato no
importa su extinción, efecto que sí se puede producir por voluntad del
nuevo propietario en el caso, por ejemplo, de la venta del bien
arrendado, a tenor de la facultad que le concede al arrendador el inciso
2 del artículo 1700 del Código Civil.

El derecho de uso es intransmisible; en consecuencia, no puede ser


objeto de cesión a tercera persona (artículo 1029 del Código Civil),
como sí puede suceder con el arrendamiento, que admite ser objeto de
cesión de posición contractual en los casos permitidos por ley (ver
Exposición de Motivos del artículo 16% relativa a la cesión del
arrendamiento).

4.14 El arrendamiento y el derecho de usufructo

Entre el contrato de arrendamiento y el derecho de usufructo existen, a


primera vista, ciertas coincidencias. En ambos casos, se adquiere el
derecho al uso de un bien ajeno, siendo el arrendatario y el usufructuario
poseedores inmediatos del mismo.

Tanto el derecho del arrendatario como el del usufructuario tienen,


además, carácter temporal. Eleodoro Romero Romaña expresa que cabe
confusión entre estas figuras cuando, por ejemplo, se constituye el
derecho de usufructo por contrato, con carácter oneroso ya corto plazo.
El citado jurista afirma: Pero aún con el usufructo contractual cabe
diferenciar el arrendamiento. En éste el locador está obligado a hacer
entrega de la cosa en forma que sirva para el fin a que está destinada. En

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el usufructo, en cambio, el propietario no tiene esa obligación, salvo que


se pacte expresamente en el contractual.

Sin embargo, median entre ambas figuras importantes diferencias, que se


señalan a continuación. El usufructo es legislado como un derecho real,
en virtud del cual al usufructuario se le confiere no sólo la facultad de
usar un bien que no le pertenece, sino, además, la de disfrutar del mismo
de modo temporal. Así, se distingue básicamente del derecho del
arrendatario en que éste es un derecho de crédito por el que sólo se le
concede el derecho al uso del bien.

i. El carácter real del usufructo confiere al usufructuario, que aún


no goza de su derecho, la acción reivindicatoria La solución para
el arrendatario que aún no ha entrado en posesión del bien se
encuentra prevista por el Código Civil en la parte relativa a la
inejecución de obligaciones. El arrendatario puede solicitar,
pues, al arrendador la entrega del bien o la resolución del
contrato. La transferencia del bien no implica la terminación del
derecho del usufructuario, en razón a que el nuevo propietario
debe respetarlo. Por el contrario, la enajenación del bien
arrendado puede originar la conclusión del contrato, si éste no se
encuentra inscrito, en aplicación de lo dispuesto en el inciso 2
del artículo 1700 del Código Civil. (E.I.R.L., 2022)

La muerte del usufructuario extingue el usufructo. Al fallecimiento del


arrendatario, los herederos tienen la opción de continuar la relación
obligatoria, de conformidad con la facultad que les concede el artículo
1710 del Código Civil. El usufructo puede ser constituido a título de
liberalidad o a cambio de una contraprestación. El arrendamiento, como
ya se ha señalado, es esencialmente oneroso. Si alguien cediera a otro el
uso de un bien sin que éste pagara una retribución, el contrato no sería de
arrendamiento.

El usufructuario tiene la libre disponibilidad de su derecho (no del bien


sobre el que recae), facultad que puede ejercitar, sin el concurso de quien

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le confirió el derecho; así, por ejemplo, el usufructuario está en libertad


de dar en arrendamiento el bien o de transferir su derecho a tercero a
título gratuito u oneroso. No sucede lo mismo con el arrendatario,
cuando se trata del subarrendamiento o cesión, que debe contar
necesariamente con el asentimiento del arrendador (artículos 1692, 16%
Y 1435, respectivamente, del Código Civil).

El origen de las dos figuras puede ser contractual, pudiendo el usufructo


constituirse también por acto unilateral, por testamento o por la ley.
Constituye usufructo legal: el que tienen los padres sobre los bienes de
los hijos conforme al artículo 423, inciso 8, y el usufructo que tiene el
cónyuge sobreviviente sobre el hogar en que vivió la familia a tenor de
lo dispuesto en el artículo 732 del Código Civil. Siendo el usufructo un
derecho real, es oponible erga omnes, a diferencia del derecho del
arrendatario que no presenta tal cualidad a menos que el contrato se
encuentre inscrito.

El derecho que se confiere al arrendatario no es estrictamente de carácter


personalísimo, cualidad que sí se presenta en el caso del usufructuario, y
también en el caso de la persona que goza de los derechos reales de uso
o habitación. Esta afirmación se sustenta en que, en el primer supuesto, a
la muerte del arrendatario el contrato no necesariamente concluye, en
cambio los otros sí. Además, el consentimiento del arrendador para que
el arrendatario pueda subarrendar O ceder el contrato restan aún más el
carácter personal que el derecho del arrendatario pudiera presentar.

4.15 El arrendamiento y el comodato

Según el texto del artículo 1728 del Código Civil, por el contrato de
comodato el comodante se obliga frente al comodatario a entregarle
gratuitamente un bien no consumible para que lo use por cierto tiempo o
para cierto fin y luego lo devuelva. Se asemeja, entonces, al
arrendamiento en que se trata de contratos en virtud de los cuales se
concede el uso de un bien no consumible en forma temporal o para cierto

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fin. (E.I.R.L., 2022)

De la propia definición legal de ambos contratos resalta la diferencia


más importante entre ellos: mientras que el arrendador tiene derecho a
recibir contraprestación por parte del arrendatario bien sin
contraprestación a cambio. Se trata, pues, de un contrato a título gratuito.

Afirma, a este respecto, José León Barandiarán: El comodato es un


contrato gratuito. Se constituye en beneficio del comodatario, dado que
éste viene a tener el uso de la cosa sin pago alguno correspondiente, de
dinero, u otra cosa, o prestación de servicio.

La gratuidad es esencial El arto 1587 precisamente se refiere a esta nota


inherente a la figura. Si el comodatario estuviese obligado, en alguna
forma, con una cierta prestación en reciprocidad, el negocio no sería
comodato: sería arrendamiento o negocio innominado» 8 (corchetes
agregados). Como queda dicho, ambos contratos conceden el uso en
forma temporal. Pero cuando se trata de un arrendamiento a plazo
determinado, la ley interviene limitando su duración a 10 años, por regla
general, lo que no ocurre con el comodato, que no tiene límite legal
alguno. Es de notar que el comodante goza de una facultad que no se
confiere al arrendador. En efecto, el artículo 1736 del Código Civil
permite al comodante obtener la restitución del bien antes del
vencimiento del plazo, en la hipótesis que requiera el bien con urgencia
imprevista.

4.16 El arrendamiento crea obligaciones de dar a cargo de ambas


partes

En virtud de la celebración del contrato de arrendamiento se crean


inmediatamente dos obligaciones con prestaciones de dar: (a) la del
arrendador de entregar el bien en uso al arrendatario; y, (b) la de éste de
pagarle una renta al arrendador. De manera, pues, que el arrendatario es
acreedor frente al arrendador en la obligación de entrega; y el arrendador

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es, a su vez, acreedor de la renta. Sin embargo, es preciso destacar que,


respecto de la obligación de entrega, las posiciones de deudor y acreedor
de ésta resultan intercambiadas durante la ejecución del contrato. En
efecto, el arrendador que inicialmente es deudor de la prestación de
entregar el bien se convierte después de haberla cumplido en acreedor de
su restitución. (artículo 1134 del Código Civil)

5. Características del contrato de arrendamiento

El contrato de arrendamiento se caracteriza por lo siguiente:

 Es un contrato traslativo de uso (disponer conforme a lo pactado y


la naturaleza del bien que no debe agotarse al primer uso), o goce (el
arrendatario hace suyos los frutos o productos del bien dado en
arrendamiento, pero no de sus partes o del mismo bien arrendado).

 El uso, o el uso y goce, siempre es temporal. Tratándose de


inmuebles se establece un límite legal a la duración máxima del
arrendamiento. Tratándose de muebles, no hay límite temporal de
ley.

 Siempre es oneroso, implicando el pago de un precio cierto,


determinado o determinable al momento del pago, por el uso, o uso y
goce, del bien arrendado y a cargo del arrendatario.

 Siempre regula una conducta específica del arrendador en


beneficio del arrendatario, tales como conceder el uso, o uso y
goce, entregar y conservar el bien arrendado, a no estorbar el
derecho del arrendatario, entre otras.

 Tiene diversos destinos y solo debe usarse a esos destinos,


como lo son el habitacional, el comercial y el industrial, atendiendo
los alcances y limitaciones establecidas en el Código Civil de la
entidad federativa que lo regule.

 Bilateral, al generar obligaciones para ambas partes. 

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 Formal, al exigirse por escrito para su validez.

 Consensual, al exigirse sólo el consentimiento de las partes y no la


entrega del bien arrendado. 

 Principal, ya que para su existencia o validez no requiere de otro


contrato previo igualmente existente o válido.

 Nominado, por la regulación que la ley hace de él.

 De tracto sucesivo, ya que las obligaciones de las partes


contratantes se cumplen en un lapso de tiempo regularmente largo.

 Los elementos del contrato serán los generales de ley como el


consentimiento, el objeto posible y lícito y la forma
escrita. (RODRIGUEZ CASANOVA, 2022)

6. Presupuestos del contrato de arrendamiento

Los presupuestos del contrato de arrendamiento serán los generales de ley


como:

 Capacidad de goce y ejercicio para contratar y obligarse de


ambas partes.
 Ausencia de vicios en el consentimiento, según los principios
generales de los contratos, tales como el error, dolo, mala fe,
violencia y lesión.
 Licitud en el objeto, motivo o fin.

7. Clasificación

1.1. Es mercantil

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El arrendamiento cuando recae sobre bienes muebles o inmuebles


con el propósito de especulación comercial. 

1.2. Es administrativo

Cuando los bienes muebles o inmuebles pertenecen al gobierno


Federal, Estatal o Municipal, mismos que se sujetan a la normativa
del derecho administrativo. 

1.3. Son civiles, por exclusión

Los que no sean mercantiles y administrativos, es decir, los


celebrados entre particulares, que tengan su libre disposición o las
facultades suficientes para disponer de los mismos en nombre y
representación de su legítimo propietario. (RODRIGUEZ
CASANOVA, 2022)

8. Doctrina jurídica

1.4. Respecto del arrendatario


a. Derecho personal
 Sostiene que es un derecho exclusivamente personal del
arrendatario
 El arrendatario tiene derecho a:
 Solicitar al arrendador, en caso de incumplimiento,
la entrega del bien y sus accesorios en ejecución del
contrato.
 Exigirle una prestación de hacer consistente en lo
que lo mantenga en el uso del bien.
 No ser perturbado por el arrendador en el uso y
goce pacífico del bien.
 El dueño o arrendador puede en cualquier momento:
 Demandar el desalojo del arrendatario, aun cuando
no haya vencido el contrato.
 El arrendatario no puede invocar ningún derecho
contra el tercer adquiriente del bien, por lo que el

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nuevo dueño puede desalojar al arrendatario sin


requerimiento alguno.
 El arrendatario no tiene los medios de defensa
contra terceros que perturben el uso y goce de la
cosa, por lo que debe recurrir al arrendador para
que éste pueda salir a su defensa.
b. Derecho real
 Sostiene que genera a favor del arrendatario un poder
directo sobre el bien arrendado, permitiéndole obtener toda
la utilidad que produce o parte de ella, con exclusión de las
demás personas.
 Si finalidad es proteger el arrendatario como usuario del
bien alquilado.
 Se funda en los siguientes fundamentos:
 El contrato de arrendamiento subsiste en caso de
venta de bien arrendado, porque crea una situación
que debe ser respetada no sólo por el enajenante
sino también por el adquiriente ajeno al contrato de
arrendamiento.
 El arrendatario tiene a su disposición las acciones
posesorias contra cualquier tercero que perturbe su
posesión y aun puede dirigirla contra el propietario
del bien, por lo que no es necesario que el
arrendador asuma su defensa.
 La regla, ciertamente, no es de carácter general y
solo aplicable al caso de arrendamiento de
inmuebles.

c. Doctrina intermedia
 Es cuestión debatida si el arrendamiento es un derecho
personal o real, cuando el objeto del contrato se refiere de
bienes inmuebles.

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 Los autores se han dividido en tres grupos:


 El que afirma el carácter real del arrendamiento
inmobiliario por similitud con el usufructo, se está en
presencia de una categoría jurídica intermedia.
 El que distingue entre arrendamientos inscritos y no
inscritos, atribuyendo solamente a los primeros el
carácter de derecho real más o menos limitado.
 El grupo que sostiene que el arrendamiento de
inmuebles sigue siendo un derecho personal, pero
que produce algunos efectos reales.

9. Terminación del contrato de arrendamiento

La terminación del contrato de arrendamiento se rige por las causales


generales de ley:

 Lo expresamente pactado en el contrato, como el cumplimiento del


plazo del arrendamiento.
 Por la terminación anticipada de común acuerdo.
 La rescisión, en caso de incumplimiento reiterado en las obligaciones a
cargo de cualquiera de las partes contratantes. (RODRIGUEZ
CASANOVA, 2022)

10. Regulaciones especiales del contrato de arrendamiento

Por último, se debe atender las regulaciones especiales según la normativa


aplicable al arrendamiento, dependiendo de:

 El lugar donde se encuentren los bienes


 Su destino
 Los seguros
 Las garantías
 Disposiciones ambientales

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 Medios alternos para solución de controversias


 Las personas físicas o morales, públicas o privadas, que en él
intervienen
 Legislación fiscal aplicable, así como, las que fijan el monto de la renta
(renta congelada).

11. Partes de un contrato de arrendamiento

Elementos de un acuerdo de arrendamiento


 Nombres de las partes.
 Fecha de comienzo y duración del acuerdo.
 Descripción de la propiedad.
 Renta.
 Derechos de posesión y uso.
 Mantenimiento de la tierra.
 Situación de la tierra en el momento de su devolución.
 Introducción de mejoras o cambios de uso.

III. TIPOS DE CONTRATOS- JURISPRUDENCIA

Entre los tipos de contrato de arrendamiento podemos mencionar los siguientes:


A. Contrato de arrendamiento de una vivienda
B. Contrato de arrendamiento de vivienda con opción de compra
C. Contrato de arrendamiento de un local comercial
D. Contrato de arrendamiento de finca rústica

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CONCLUSIONES
 El mutuo es un contrato que connota prácticamente todos los aspectos de la
vida diaria, siendo empleado en diversos ámbitos y por diferentes clases de
sujetos, desde una gran empresa hasta un individuo común y corriente.
 Conforme a lo establecido por el artículo 1648 del Código Civil Peruano, por el
mutuo el mutuante se obliga a entregar al mutuatario una determinada cantidad
de dinero o de bienes consumibles. Del contenido de esa norma podría
deducirse que solo los bienes de carácter consumible pueden constituir objeto
de la prestación del mutuatario en el contrato de mutuo.
 Existen varios tipos de Contratos de Mutuo, los cuales varían de acuerdo al tipo
de la cosa que se da en mutuo, la forma en la que se debe efectuar la
restitución de la cosa dada en mutuo, requisitos que deberán cumplir el
Mutuante y el Mutuario, etc.
 El arrendamiento se da cuando el propietario de un bien cede temporalmente
su uso y disfrute a otra persona a cambio del pago de una renta. Popularmente
se conoce como alquiler, y se formaliza en un contrato. Se llama arrendador al
propietario que cede la posesión del bien y arrendatario a quien la adquiere a
cambio del pago de la renta.
 El contrato de arrendamiento en caso de no renovarse el mismo al término de
su vigencia, El Arrendatario queda obligado a devolver a El Arrendador el
inmueble arrendado completamente desocupado.

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BIBLIOGRAFÍA

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