Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
de Derecho Procesal
En homenaje a Eduardo J. Couture
Tomo I
La prueba en el proceso
u
Ángel Landoni Sosa – Santiago Pereira Campos
Coordinadores
LA LEY URUGUAY
© Ángel Landoni Sosa, Santiago Pereira Campos, 2017
Impreso en Uruguay
Printed in Uruguay
Uruguay
Índice General
Prólogo
Pasión por la libertad y por la cultura. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Santiago Pereira Campos
IX
Índice General
Pág.
Eduardo Couture e o Processo Civil Brasileiro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
Luiz Guilherme Marinoni y Daniel Mitidiero
Tra Uruguay e Italia: Couture e Calamadrei, due giuristi democratici
nell’epoca delle dittature europee . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
Mario G. Losano
Prueba
Verdad y probabilidad en la prueba de los hechos. . . . . . . . . . . . . . . . . 133
Michele Taruffo
El Juez y la búsqueda de la verdad en el proceso civil. . . . . . . . . . . . . . 155
Jorge W. Peyrano
La iniciativa probatoria del juez civil en la doctrina de Eduardo J.
Couture. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
Joan Picó i Junoy
El deber de decir verdad en el pensamiento de Couture . . . . . . . . . . . 183
Osvaldo Alfredo Gozaíni
Verdad, proceso y estándar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 221
José Alberto Cruceta Almánzar
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso. Incidencia del
pensamiento de Eduardo J. Couture en el proceso civil contempo-
ráneo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247
Santiago Pereira Campos
Los deberes de colaboración y veracidad en el Código General del
Proceso. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 293
Luis María Simón y Germán Olivera Rangel
Prolegómenos sobre el objeto de la prueba. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 315
Rodrigo Rivera Morales
Objeto litigioso del proceso penal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 343
Ángela E. Ledesma
Constitución, prueba y verdad (en el proceso penal) . . . . . . . . . . . . . . 373
Leandro A. Ardoy
La carga de la prueba en la teoría de Eduardo J. Couture. . . . . . . . . . . 399
Roland Arazi
X
Índice General
Pág.
Tutela judicial efectiva y cargas probatorias dinámicas en la Obra de
Eduardo J. Couture. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 413
Mabel A. De los Santos
La carga de la prueba en el proceso civil español. . . . . . . . . . . . . . . . . . 433
Juan Damián Moreno
Las reglas de la carga de la prueba en el Nuevo Código Civil y Co-
mercial argentino y algunas normas de repercusión procesal . . . . . . 459
Héctor Eduardo Leguisamón
La carga de la prueba: carga de alegación, carga de producción, carga
de persuasión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 491
Omar Sumaria Benavente
Los soportes de la prueba instrumental. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 509
Enrique M. Falcón
Documento digital ¿Cómo se incorpora un documento digital al
proceso?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 521
María Eugenia González
La prueba judicial en la era digital. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 533
Roberto M. Pagés Lloveras
La prueba científica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 569
Adrián Simons Pino
La prueba pericial y la incorporación del conocimiento técnico-
científico al proceso jurisdiccional. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 593
Ignacio M. Soba Bracesco
Prueba pericial y otras ¿cómo controlamos su valoración?. . . . . . . . . 641
Raúl Tavolari Oliveros
La prueba pericial médica. (El establecimiento de los criterios para
su emisión, admisión y valoración). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 661
Carina Gómez Fröde
Algunas cuestiones prácticas sobre la prueba pericial . . . . . . . . . . . . . 689
María Virginia Barreiro
La impugnación del dictamen pericial en el Código General del
Proceso uruguayo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 709
Magdalena Prato
Sustancialismo y despotismo de la prueba de declaración de parte
en juicio civil. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 729
Erick Juárez E.
XI
Índice General
Pág.
Diversas formas de declaración de parte y absolución de posicio-
nes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 745
Fernando Gomes
Los principios de inmediación y de contradicción en la prueba tras-
ladada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 773
Margarita de Hegedus
El C.G.P. de Uruguay y los medios de prueba no regulados. . . . . . . . . 787
Alejandro Abal Oliú
Estado Democrático de Derecho y valoración democrática de la
prueba en el Proceso Civil brasileño. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 817
Alexandre Freitas Câmara
La determinación de la existencia o inexistencia de los hechos en la
sentencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 833
Gabriel Valentin
Instrumentalidad del proceso. Medidas cautelares - instrumentali-
dad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 875
María Victoria Mosmann
uuu
XII
Prólogo
u
Pasión por la libertad y por la cultura
3
Santiago Pereira Campos
4
Pasión por la libertad y por la cultura
I. La prueba en el proceso
II. Principios, Constitución y proceso
El volumen I comprende además la semblanza de Eduardo J.
Couture a cargo del Prof. Ángel Landoni Sosa y una introducción del
Presidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal, Prof.
Eduardo Oteiza, sobre “Huellas que ayudan a comprender el pre-
sente”.
Asimismo, en dicho volumen se incluyen las conferencias dicta-
das por los Decanos de las Facultades de Derecho de la Universidad
Católica del Uruguay, Universidad de Montevideo, Universidad de la
Empresa y Universidad CLAEH, quienes juntamente con el Decano
de la Facultad de Derecho de la UDELAR, en un encuentro sin prece-
dentes que reunió a las cinco facultades de derecho uruguayas, home-
najearon en el Paraninfo de la Universidad de la República a Eduardo
J. Couture, exponiendo sobre la influencia de su pensamiento en la
formación de los abogados.
Desde las primeras ideas que esbozamos sobre este libro, insistí
con que el mismo incluyera un trabajo de Couture que, además de
contextualizar las investigaciones de todos sus discípulos que lo ho-
menajeaban, permitiera -fundamentalmente a los más jóvenes- en-
tender su esencia, ya no como procesalista, ni siquiera como jurista,
sino sencillamente como ser humano apasionado y comprometido
por lo que hizo en el tiempo que le tocó vivir.
Incluir un trabajo del maestro también perseguía otro objetivo
simbólico. Estoy convencido de que a Eduardo J. Couture le hubiera
gustado estar en la grilla de autores de una obra monumental como
esta, acompañando a quienes continuaron con su legado. Así que,
como uno más de todos nosotros, el gran Eduardo J. Couture es coau-
tor de este libro.
Pero ¿qué trabajo de él elegir entre tantas maravillas para incluir
en el libro? Aunque pueda parecer extraño, la elección fue fácil. El tra-
bajo elegido no es de los más conocidos del maestro, ni siquiera es
sobre Derecho Procesal. Se trata de su conferencia: “James Goldsch-
midt, un judío muerto por la libertad de la cultura”, pronunciada poco
después de la muerte de Goldschmidt, cuyos restos descansan hoy en
Montevideo.
5
Santiago Pereira Campos
6
Pasión por la libertad y por la cultura
está reservado para aquellos que a la vejez siguen contando aún los
casos que defendieron en su juventud?”
La segunda nota que quiero destacar, me resulta conmovedora.
Se trata de la idea de la muerte que tenía Couture. Dice en “El arte del
Derecho y otras meditaciones”: “La idea de muerte es, pues, junto a
su necesidad, una idea de responsabilidad. En último término es una
idea moral. El místico ve en la muerte la instancia de su aproximación
a la presencia de Dios. El escéptico ve en la muerte el paso a la indife-
rencia, al no ser. El héroe ve en la muerte heroica el supremo servicio a
su ideal. Yo veo en la muerte la última responsabilidad de la vida, la
última oportunidad de hacer el bien. En ello hay algo de mística, de
escepticismo y de heroísmo”
El maestro era consciente de la vocación de servicio que tiene todo
ser humano y veía en la muerte ese acto último y esencial de respon-
sabilidad.
Homenajearlo es una forma de agradecer por esa vida comprome-
tida y seguir proyectando su inmenso legado a las futuras generacio-
nes.
Inspirados los autores en ese ambiente de humanismo que carac-
teriza la obra del homenajeado, hicieron un trabajo inigualable. La
riqueza de los aportes académicos que integran estos dos volúmenes,
es inmensa. La diversidad, creatividad, y profundo análisis de los di-
lemas del Derecho, coloca a esta publicación en un lugar excepcional
en la bibliografía nacional e internacional.
Además, no puede dejarse de señalar otro aspecto que hace a
esta obra especialmente rica e inspiradora. Al enfoque desde distin-
tas perspectivas del Derecho y la Filosofía (escriben expertos en De-
recho Procesal, Constitucional, Laboral, Administrativo, filósofos,
educadores, etc.), se le adiciona como valor innovador y distintivo, la
participación de muchos docentes jóvenes. En efecto, junto a destaca-
dísimos y experimentados profesores en los distintos temas que en-
riquecen esta publicación, se encuentran los aportes de investigado-
res jóvenes con un excelente nivel. Ello es motivo de orgullo, porque
quienes abrazamos la docencia, tenemos el compromiso ineludible
de abrir las puertas a todos quienes con pasión quieran aportar al pro-
ceso colaborativo de generar conocimiento.
7
Santiago Pereira Campos
8
Moralidad, veracidad y colaboración
en el proceso
Incidencia del pensamiento de
Eduardo J. Couture en el proceso civil
contemporáneo
247
Santiago Pereira Campos
(1) Véscovi, E., “Los principios rectores del proceso”, en “Curso de Derecho Proce-
sal”, T. I, Instituto Uruguayo de Derecho Procesal, Montevideo, 1974, p. 81.
248
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
249
Santiago Pereira Campos
(4) Gelsi Bidart, A., “Proceso y regla moral”, separata de la Revista Facultad de De-
recho de México, T. X, 1960, p. 174.
(5) Peyrano, J., “El Proceso Civil - Principios y Fundamentos”, Buenos Aires, 1978,
p. 172.
(6) Díaz, C., “Instituciones de Derecho Procesal”, T. I, Buenos Aires, 1968, p. 260 y 261.
250
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
Podría decirse con acierto que todas las normas del cuerpo nor-
mativo se hallan impregnadas por el principio rector de moralidad.
251
Santiago Pereira Campos
(7) A modo de ejemplo, pueden mencionarse los siguientes arts. del CGP: 2, 7, 8, 9,
11, 10, 20, 24 1) 3) 6) 9) 10) y 11), 25.2., 26 2), 40, 54, 56 a 62, 63 inc. 2, 71.1 inc. 2, 72.1, 73,
92, 100, 101, 106, 107.4, 109, 112, 114, 117, 118, 119.2, 121, 130, 131, 132, 133 3), 135, 142, 144,
147, 148, 149, 159, 160.3, 161, 164, 168, 171, 172.2., 173, 176, 180 a 182, 189, 191, 198, 210 a
213, 225, 231, 232, 253.1 inc. 3, 261, 264.3, 267, 279, 283, 286, 292, 295.3, 309 1), 310, 314,
321, 324.6, 326.5, 328.5, 340.3, 341, 343.3, 343.6, 359, 374.3, 379.3, 386.1, 390, 392, 404.1,
420 2), 449, 470, 471, 483 inc. 2, 485, 497, 512, 519 1), 523.
(8) Cf. Reyes Terra, A., “El principio de la buena fe en la práctica judicial civil-Temas
de jurisprudencia”, Montevideo, 1969, p. 125, p. 16.
252
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
253
Santiago Pereira Campos
onerosa sin sentido; o sea que existe una actitud realmente disgre-
gante de una de las partes en la cooperación necesaria en el proceso.
El régimen procesal debe inducir a los sujetos a actuar éticamente,
no sólo para cumplir con su conciencia moral, sino también -y princi-
palmente- para obtener un resultado práctico que les haga ver que la
deshonestidad no resulta en el proceso redituable. En otras palabras,
la regulación procesal debe contener incentivos adecuados en pos de
la moralidad del proceso.
CARNELUTTI(13) afirma que, si bien no caben dudas de que el pro-
ceso debe ser conducido con lealtad, la definición del propio concepto
de lealtad procesal es difícil de determinar. Afirma que leal viene de
legalis y se refiere por eso a la ley de juego, la cual para este autor, en
el proceso se traduce en la ley del diálogo. Señala CARNELUTTI que
la experiencia demuestra que cada parte trata de sorprender al adver-
sario con un movimiento que éste no esperaba. Entiende que si bien
el proceso es un juego, no puede tener características que impliquen
que una parte ignore los movimientos y las armas de la otra parte. “Yo
pienso -afirma- que el fair play procesal no consiente este comporta-
miento. El proceso, en suma, debería ser un juego a cartas descubiertas”.
Podrá una parte sorprender a otra con un movimiento inesperado,
pero nunca debería poder esconder sus fundamentos (sus armas). La
lealtad procesal exige a cada parte exponer sus razones y proponer
sus pruebas tan pronto como ello sea procesalmente posible.
Concordantemente, CALAMANDREI(14) afirma que “es muy difícil
establecer hasta dónde llegan los derechos de una sagaz defensa y dónde
comienza el reprobable engaño. Precisamente por esa dificultad, que des-
aparecería en un proceso de tipo rígidamente inquisitorio, el cometido de
la doctrina viene a ser tan arduo cuando se trata de trasladar al campo
del proceso las nociones relativas a los efectos y las figuras de la mala fe
que en el campo del derecho sustancial son ya tan comúnmente admiti-
das;...”
En varias de las reformas procesales de los últimos años, siguién-
dose el CPCMI y el CGP uruguayo, al imponerse la regla de que con la
(13) Carnelutti, F., “Derecho procesal Civil y Penal”, I, “Derecho Procesal Civil - De-
recho y Proceso”, Buenos Aires, 1981, p. 233.
(14) Calamandrei, P., “Estudios sobre...”, T. III, p. 269.
254
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
255
Santiago Pereira Campos
(16) Gamarra, J., “Tratado de Derecho Civil Uruguayo”, T. XVIII, Montevideo, 1987,
p. 250.
(17) Ver Van Rompaey, L., “La responsabilidad por el uso indebido de las vías proce-
sales y la incidencia del Código General del Proceso”, ADCU, T. XX, Montevideo, 1990,
p. 379.
(18) La jurisprudencia ha entendido que el debido respeto a la Justicia implica ne-
cesariamente la asistencia puntual a las audiencias dispuestas (S. 1688/90, J. Ldo. Civ.
24 T.).
(19) Cf. Díaz, C., ob. cit., T. I, p. 272.
256
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
4. El deber de veracidad
Desde hace ya mucho tiempo, la doctrina ha procurado determi-
nar si en el proceso existe o no un deber jurídico de las partes de decir
verdad; o sea, si el precepto moral es también precepto de derecho.
Las opiniones en cuanto a la conveniencia de instaurar el de-
ber de todos los sujetos procesales de ser veraces han estado divi-
didas. Frente a las opiniones afirmativas de COUTURE, PODETTI y
GROSSMANN -entre otros-, se han levantado las de quienes, como
WATCH, REDENTI y CALAMANDREI han descalificado el instituto.
COUTURE(20) examinó esta cuestión en profundidad partiendo
del análisis de los textos jurídicos de la antigüedad, llegando hasta el
viejo Código de Procedimiento Civil uruguayo (CPC), derogado luego
por el Código General del Proceso.
Señalaba COUTURE que, sea en forma directa o indirecta, el de-
ber de veracidad surgía reiteradamente consagrado. No obstante, se-
ñalaba el curioso fenómeno de que, si bien podría decirse que no ha
existido una sola fuente de la codificación de nuestros países en que
no se hubiera consignado en forma expresa un deber jurídico y mo-
ral de decir verdad, ni uno solo de los textos de estos países contenía
-como ahora sí lo hace el CGP siguiendo el Código Modelo- un pre-
cepto que estableciera expresamente el deber de decir la verdad.
(20) Couture, E., “El deber de las partes de decir verdad”, en “Estudios...”, T. III, p.
235.
257
Santiago Pereira Campos
258
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
los hechos alegados por las partes con pleno respeto del derecho de
defensa.
Por otra parte, señala COUTURE que en el proceso preeminen-
temente dispositivo pueden distinguirse dos esferas: la del querer
(manifestaciones de voluntad) y la del saber (manifestaciones de
conocimiento)(23). Nada impide que el que sabe la verdad la diga y a
continuación exprese su querer, y, por la dispositividad del proceso,
cuando ello fuere posible, predominará el querer (la voluntad) sobre
el saber (la verdad)(24). De esta forma, no se viola el deber de decir
verdad de las partes, y se le permite al juez distinguir aquellas hipó-
tesis en que, por la estructura procesal, se permite que prive la volun-
tad por más que no coincida con la verdad, de aquellas hipótesis de
violación del deber de decir verdad que conducen a la violación de los
deberes de lealtad, probidad y buena fe, y resultan perjudiciales para
el buen resultado del proceso.
Concluye COUTURE: “es posible afirmar que existe un principio
ínsito (aunque no exista texto expreso) en el derecho procesal que de-
termina un deber de las partes de decir la verdad... El proceso tiene
cierta nota necesaria, cierta inherencia de verdad, porque el proceso
es la realización de la justicia y ninguna justicia se puede apoyar en la
mentira”(25).
Concordantemente con la posición de PEYRANO(26), entendemos
que dada la consagración doctrinaria y legal del principio de morali-
dad en el proceso, para guardar coherencia con el mismo, debe consi-
derarse afirmativa la existencia del deber de veracidad. No obstante,
(23) Señala Peyrano que incluso “se ha cuestionado la existencia del deber de vera-
cidad, argumentándose que la afirmación procesal, siguiendo las ideas sustentadas al
respecto por Kohler, es una expresión de voluntad que resulta, por ende, imposible juzgar
como verdadera o falaz” (Peyrano, J., ob. cit., p. 235).
(24) Couture ejemplifica esta situación, afirmando: “Si en un proceso de la índole
del que venimos examinando, el demandado, al contestar la demanda, dice: ‘No debo lo
que se me reclama; pero no quiero seguir este proceso y estoy decidido a ponerle fin alla-
nándome a la pretensión del actor’, el juez no podrá oponerse a ese allanamiento, porque
en último término en el proceso dispositivo lo que prevalece es la voluntad y no el deber”
(Couture, E., “Estudios...”, T. III, p. 247).
(25) Couture, E., “Estudios...”, T. III, p. 249; Cf. Morello, A., Sosa, G. y Berizonce, R.,
“Códigos Procesales en lo Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires y de la Na-
ción - Comentados y Anotados”, Segunda Edición, Reelaborada y Ampliada, T. I, Buenos
Aires, 1982, p. 658.
(26) Peyrano, J., ob, cit., p. 232.
259
Santiago Pereira Campos
260
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
dolo repellere licet (el dolo puede ser repelido por dolo). La mentira de
una parte no faculta a la otra para faltar también a la verdad”(31).
Sobre el alcance o contenido objetivo del deber de veracidad,
aunque subsiste la polémica, predomina el criterio que sostiene la vi-
gencia del deber, tanto en oportunidad de invocarse la existencia de
hechos, como cuando se formulan argumentaciones de derecho(32).
Esto sin perjuicio de la vigencia del principio iura novit curia.
En relación al alcance subjetivo del deber de veracidad, cabe seña-
lar su extensión a todos los sujetos del proceso.
261
Santiago Pereira Campos
262
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
263
Santiago Pereira Campos
(39) Véscovi, E., «Fraude Procesal: Sus características, configuración legal y repre-
sión», Separata de la Revista de Estudios Procesales, No. 2, Diciembre de 1969, editada
por el Centro de Estudios Procesales de Rosario.; Giovanni Giacobbe, “Frode alla legge”,
Enciclopedia del diritto, Giuffre, 1969, p. 1071; Couture, E., “Vocabulario...”, p. 295; Pe-
yrano, J., ob. cit., p. 181 y ss.; Arazi, R., “Fraude procesal y proceso fraudulento”, LL, 139-
1226, p. 1224; Devis Echandía, H., “Fraude procesal, sus características, configuración
legal y represión”, ponencia presentada en la Comisión 1a. de las Primeras Jornadas de
Derecho Procesal del Litoral Argentino, Rosario, 1969, p. 3; Soler, S., “Derecho Penal”,
T. 4, p. 351; Núñez, “Injusta petitio, falsedad ideológica y estafa procesal”, Rev. La Ley,
T. LXIII, p. 718; Liebman, “Efficacia ed autorita della sentenza”, Milano, 1935, T. I, p.
419/420; Podetti, J., “Teoría y técnica...”, p. 98.
(40) Véase, VESCOVI, E., DE HEGEDUS, M., KLETT, S., LANDEIRA, R., SIMON, L. y
PEREIRA CAMPOS, S., “Código...”, t. 1, comentarios al art. 5E del CGP.
264
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
(41) Puede afirmarse gráficamente que los arts. 5 y 6 del CGP constituyen dos as-
pectos de una misma cuestión, “dos caras de una misma moneda”. En efecto, el art. 5 en
su inc. 1o. consagra los deberes de buena fe y lealtad procesal de todos los partícipes del
proceso; pone el acento fundamentalmente en la conducta de los litigantes. El art. 6 re-
fiere al mismo tema pero desde la óptica del tribunal, atribuyéndole poderes-deberes de
ordenación procesal para prevenir y sancionar las violaciones a los deberes de buena fe
y lealtad, al orden del proceso, y a los demás principios procesales. Ello se complementa
con el inc. 2o. del art. 5 que consagra al tribunal el deber de impedir el fraude procesal,
la colusión y cualquier otra conducta ilícita o dilatoria.
265
Santiago Pereira Campos
(42) Véase Gelsi Bidart, A., “Control por el juez de los deberes de buena fe y probidad
de las partes”, LJU, T. LVIII, Sección Doctrina, p. 17.
(43) Peyrano, J., ob. cit., p. 172/173.
(44) Tal es lo que surge en el CGP uruguayo en el art. 25.2. y los arts. 109 a 116 de la
LOT (véanse especialmente los arts. 109 y 112 num. 1o.).
266
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
267
Santiago Pereira Campos
268
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
269
Santiago Pereira Campos
(45) Véase, por ejemplo, RUDP, 4/79, p. 25, n. 1; RUDP, 2/82, p. 185, n. 1, 2, 3, 4, 6 y 7;
RUDP, 3/84, p. 365, n. 1; RUDP, 4/85, p. 373, n. 1 y 2; RUDP, 3/89, p. 336, n. 1 y 2; LJU, T.
LXXXVI, c. 9860; LJU, T. LXXXVII, c. 10.007, p.258; LJU, T. XCVI, c. 10.914, p. 63; LJU, T.
XCIX, c. 11.234, p. 38.
270
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
271
Santiago Pereira Campos
timonio es regulado por los arts. 180 a 182 del Código Penal; el art. 183
del mismo código castiga la falsa exposición de peritos e intérpretes.
En relación a la tacha de falsedad documental, el art. 172.2 del CGP
establece que si “de la tramitación del incidente surgiere la posibilidad
de la existencia de un delito, se dará cuenta al tribunal competente en
lo Penal;...”.
El art. 189.1 del CGP dispone que, en caso de que los terceros se
negaren injustificadamente a colaborar para la práctica de determi-
nadas medidas probatorias, el tribunal, si correspondiere, remitirá
testimonio de lo actuado a la justicia penal a los efectos pertinentes.
En el proceso concursal, el art. 471 reza: “Los Síndicos deberán de-
positar el producto de las ventas a la orden del tribunal...con apercibi-
miento de su responsabilidad personal por intereses, reajustes, daños y
perjuicios y de las sanciones penales correspondientes”.
En relación a las sanciones punitivas de Derecho Penal, las nor-
mas del CGP deben coordinarse con las establecidas en el Código Pe-
nal y especialmente con el art. 177 de ese Código que impone pena
de suspensión al juez que omitiere o retardare formular su denuncia.
272
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
Habíamos señalado aún antes de esta nueva redacción del art. 5º,
que regía en Uruguay el deber de colaboración -de raigambre consti-
tucional- de todo sujeto público o privado, interviniente principal o
secundario en el proceso, derivado de los arts. 5 (principio de buena
fe y lealtad procesal) y 21 (principio de autoridad)(46) del CGP –nor-
mas iguales se prevén en el CPCMI-, de manera de garantizar el ade-
cuado ejercicio de la función pública.
La modificación introducida en el art. 5º refuerza los principios
normativos procesales de buena fe, lealtad y verdad material.
Se incluye a texto expreso en sede de principios procesales el “de-
ber de actuar con veracidad” que se ubicaba antes y se mantiene en
sede de actos procesales en el art. 63 inc. 2º al establecer que los actos
procesales deben realizarse con veracidad y buena fe.
Se incluye también a texto expreso en sede de principios procesa-
les el deber los sujetos del proceso (partes, representantes, asistentes,
etc.) de “máxima colaboración para la realización de todos los actos
procesales”.
Este deber comprende al actor, al demandado y a los terceros, así
como a los demás partícipes del proceso, entre los cuales cabe incluir
a representantes y asistentes técnicos (abogados y otros asesores téc-
nicos).
El deber de colaboración se encontraba antes consagrado –y se
mantiene la norma– específicamente en materia probatoria en el art.
273
Santiago Pereira Campos
(47) Sobre esta figura hemos trabajado en publicaciones anteriores a los que nos re-
mitimos (KLETT, S. y PEREIRA CAMPOS, KLETT, S. y PEREIRA CAMPOS, S., “Valor de
la conducta procesal de las partes desde la perspectiva probatoria en el Código General
del Proceso”, publicado en la Revista Uruguaya de Derecho Procesal N° 1/97 y PEREIRA
CAMPOS, S., “El principio de moralidad y el deber de veracidad en el Código General
del Proceso” en “Estudios de Derecho Procesal en homenaje a Adolfo Gelsi Bidart”, FCU,
1999).
274
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
(48) ABAL, ALEJANDRO, “El principio de buena fe procesal a partir del nuevo texto
del art. 5 del C.G.P.”, Revista CADE, Tomo XXIV, diciembre 2013, ps. 5 a 10.
275
Santiago Pereira Campos
(49) ABAL, ALEJANDRO, “El principio de buena fe procesal a partir del nuevo texto
del art. 5 del C.G.P.”, Revista CADE, Tomo XXIV, diciembre 2013, p. 7.
276
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
(50) TARIGO, E., “Lecciones de Derecho Procesal Civil”, tomo II, Fundación de Cul-
tura Universitaria, Montevideo, 1994, p. 123.
277
Santiago Pereira Campos
(51) KLETT, S., y PEREIRA CAMPOS, S., “Valor de la conducta procesal de las partes
desde la perspectiva probatoria”, RUDP N° 1/97, ps. 49 y ss.
(52) GUERRA, en posición que no compartimos, parecía darle a este principio an-
tes de la modificación del art. 5º del CGP un alcance restringido y no aplicable a todo
el proceso. Señalaba que el deber de colaboración no se ha esgrimido como principio
general en el capítulo de principios de un código moderno como el CGP y que cuando
el legislador entendió necesario preverlo en forma expresa así lo hizo (arts. 189 y 182 del
CGP) (GUERRA, W., “Anotaciones sobre una sentencia que admite la teoría de las cargas
probatorias dinámicas” en RUDP N° 2/96, p. 303).
En nuestra opinión, tal como lo sostuvimos anteriormente (VESCOVI, E., DE HE-
GEDUS. M., KLETT, S., LANDEIRA, R., SIMON, L. y PEREIRA CAMPOS, S., “Código Ge-
neral del proceso – Comentado, anotado y concordado”, t. 1, al realizar la introducción
a los principios procesales), los principios procesales no son solo los establecidos en los
primeros arts. del CGP, sino también muchos otros que se extraen de todo su articulado
sea por deducción o por inducción.
Además, en nuestra opinión, ahora la solución es más clara por la nueva redacción
del art. 5º que incluye el deber de colaboración y el deber de veracidad en sede de prin-
cipios procesales expresamente.
278
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
(53) SERANTES PEÑA, O. y PALMA, J., “Código Procesal Civil y Comercial de la Na-
ción y normas complementarias”, Buenos Aires, 1983, t. I, p. 410.
(54) DEVIS ECHANDÍA, H, “Teoría General de la Prueba Judicial”, t. 1, p. 121.
(55) DEVIS ECHANDÍA, H, ob. cit., t. 1, ps. 120 a 123.
279
Santiago Pereira Campos
280
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
281
Santiago Pereira Campos
(61) COUTURE, E., citado por KIELMANOVICH, J., ob. cit., p. 87.
282
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
(62) Citado por DEVIS ECHANDÍA, H., ob. cit., ps. 682 a 684.
283
Santiago Pereira Campos
284
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
(65) Ver RUDP 1/91, c. 767; 1/92, c. 650 y 651; 3/95, c. 821, con abundantes citas de
otras sentencias.
(66) Sentencia Definitiva Nº 43 del 23 de diciembre de 1996.
285
Santiago Pereira Campos
286
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
(71) DE MIDON, G., “A propósito del “onus probandi”: la parte en mejores condi-
ciones de suministrar prueba, bajo la lupa del proceso justo”, RUDP N° 1/93 ps. 35 y ss.
(72) No obstante, cabe señalar que en la doctrina nacional se ha alzado últimamen-
te la opinión discrepante de GUERRA (GUERRA, W., “Anotaciones sobre una sentencia
que admite la teoría de las cargas probatorias dinámicas”, RUDP 2/96, ps. 295 y ss.) y de
BARRIOS DE ÁNGELIS (BARRIOS DE ÁNGELIS, D., “Sustitución de la llamada carga
dinámica por la interpretación legal”, Libro de ponencias de las IX Jornadas Nacionales
de Derecho Procesal, Mdeo., 1997, ps. 253 y ss.) En las mismas jornadas se pronunciaron
a favor de la teoría de las cargas dinámicas, en opiniones publicadas en el libro citado:
VESCOVI, E., “La carga de la prueba”, ps. 263 y ss. y, ÁLVAREZ, F., BALUGA, C., GON-
ZÁLEZ, M., MARQUISA, P., MORALES, D., MUÑOZ, G., PESCADERE, D., SAPELLI, R. y
WEISZ, F., bajo la coordinación de KLETT, S., “La aplicación de la teoría de las cargas
probatorias dinámicas en los procesos de alimentos de menores”, ps. 235 y ss.
287
Santiago Pereira Campos
(73) KLETT, S. y PEREIRA CAMPOS, S., ob. cit., ps. 49 y ss. y VESCOVI, E., DE HEGE-
DUS. M., KLETT, S., CARDINAL, F., SIMÓN, L. y PEREIRA CAMPOS, S., “Código General
del Proceso – Comentado, anotado y concordado”, t. 5, ps. 488 y ss.
(74) Díaz, C., ob. cit., T. I, p. 276.
288
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
(75) KLETT, S. y PEREIRA CAMPOS, S., “Valor de la conducta procesal de las partes
desde la perspectiva probatoria en el Código General del Proceso”, en colaboración con
la Dra. Selva Klett, publicado en la Revista Uruguaya de Derecho Procesal N1 1/97.
289
Santiago Pereira Campos
11. Conclusión
Siguiendo a PEYRANO(76), entendemos que si se desea estructu-
rar un aparato verdaderamente eficaz, preventivo y represivo de las
violaciones al orden y a los principios del proceso y especialmente
290
Moralidad, veracidad y colaboración en el proceso
291