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Antropología fundamental
Dr. Mauricio Efraín Pérez Carretera
Alumna: Emily Nicolle Eguizábal Iraheta
Un psicólogo en un campo de concentración

Introducción
Se trata sobre las experiencias vividas en el campo de concentración de Viktor
Frankl, de como fue sobreviviendo cada obstáculo desde el primer día que llego,
relata lo que tuvo que pasar para poder ir sobreviviendo día a día, con todo lo que
tenía que lidiar para poder obtener un poco de sopa, todo lo que ocurría cuando un
prisionero moría, como poco a poco todos los prisioneros fueron apagando sus
emociones y eventualmente no sentían nada por nadie, tanto así que hasta dejaban
de sentir los golpes que recibían diariamente. Es un libro sobre reflexión muy
profundo.
Primera parte
En primer lugar, se encuentra la selección activa y pasiva, donde cuenta como a las
personas que estaban más enfermas, agotados incapaces de trabajar eran
seleccionados para ir a la cámara de gas y crematorios con la mentira de que irían
a otro campo, pero todos ya sabían que eso no iba a pasar.
Al entrar a los campos de concentración les quitaban absolutamente, los
documentos y objetos personales, luego cada prisionero podía adquirir un nombre
nuevo o una profesión falsa, pero en realidad a las “autoridades” lo único que les
importaba era el número que se les asignaba a cada prisionero, los cuales eran
tatuados y cosidos en la ropa.
Para seleccionar a los “capos” el proceso era diferente, ya que solo escogían a los
que consideraban los más crueles y sanguinarios, aunque habían algunas
excepciones. Generalmente los únicos prisioneros que se mantenían con vida eran
los que habían perdido todos sus escrúpulos en su lucha con la existencia.
Luego se pasa al informe del prisionero n°119.104, en este apartado cuenta como
Frankl no estuvo trabajando de psiquiatra o de médico en los campos de
concentración, pero que algunos de sus amigos sí. En la mayor parte de su estancia
Frankl estuvo cavando y tendiendo traviesas para los ferrocarriles, una vez tuvo que
cavar un túnel él solo y fue así como obtuvo los cupones de premio de parte de la
empresa constructora, los cupones costaban 50 Pfenning y se podían cajear por
seis cigarrillos los cuales se podían intercambiar por raciones de sopa.
El privilegio de fumar solo la tenían los capos o algún prisionero que trabajaba como
capataz o en algún taller que se los daban a cambio de realizar actividades
peligrosas, las únicas excepciones eran de aquellos prisioneros que habían perdido
las ganas de vivir y preferían disfrutar de cierta forma sus últimos días.
En la primera fase se habla del internamiento en el campo, más específico en la
estación de Auschwitz, lo que caracteriza en esta primera fase es el shock. Como
unas 1500 personas viajaban junto con Frankl en tren por varios días los cuales
creían que se dirigían a una fábrica de municiones, en eso el tren dio un giro y fue
ahí donde se dieron cuenta que iban a Auschwitz.
Cuando entraron a la estación fueron trasladados a una barraca donde metieron a
unos 1100 prisioneros en un espacio de 200 personas, todos tenían hambre y frío y
no tenían en espacio ni para sentarse. Por cuatros días lo único que comieron un
pequeño trozo de pan, luego les dijeron que dejaran su poco equipaje en el tren e
hicieran dos filas, una de mujeres y otra de hombres.
Fue así como poco a poco todos iban pasando enfrente de un oficial el cual hacia
unas señas para indicar quienes iban a la derecha o a la izquierda, pero nadie sabía
lo que significaba, pronto se dieron cuenta que los que iban a la izquierda eran los
que estaban muy enfermos y no podían trabajar lo que significaba que los iban a
sacrificar, en cambio los del lado derecho tendrían que realizar trabajo forzado, fue
de ese lado que Frankl fue enviado y todo esto se conoce como la primera selección.
Al entrar a cada uno de los prisioneros les dieron una barra de jabón luego se
dirigieron al pabellón de desinfección, lo cual significaba tener un baño. Ya en el
pabellón los hombres de la SS hicieron que los prisioneros entregaran sus joyas y
relojes, luego los llevaron a la zona de lavado donde les dijeron que tenían
exactamente dos minutos para quitarse toda la ropa para luego dirigirse a una zona
donde los afeitaron absolutamente todo el cuerpo, luego de eso pasaron a las
duchas y por último a lo que sería su “cuarto”.
En la segunda fase se habla de la vida en el campo de concentración, los prisioneros
llegaban a una muerte emocional, a veces era tan agudo el sentimiento que
simplemente la nostalgia los consumía. Una de las prácticas favoritas era que uno
de los recién llegados se iba a encargar de limpiar los baños y retirar los
excrementos, a la hora de trasladarlos estos residuos salpicaban en la cara del
prisionero, pero no podía ni quitárselo o hacer una mueca de desagrado ya que el
capo los castigaba con latigazos por mostrar “delicadeza”
Uno de los prisioneros fue a la enfermería, pero la vida era tan fría y cruel que por
haber ido en una hora inoportuna lo golpeaban tanto hasta que caía al suelo, él se
levantaba pero lo volvían a golpear, era su forma de castigarlo ya que pensaban
que no estaba enfermo en realidad sino que se quería saltar sus deberes.
Los prisioneros que estaban ya en su segunda fase de sus reacciones psicológicas
nunca quitaba la vista, cuando llegaban a ese punto ya no tenían ningún tipo de
reacción sentimental hacia nada, es como que simplemente apagaron sus
emociones.
Por lo general cuando un prisionero estaba enfermo por fiebre, por tantas heridas
que tenían o por edema esperaba que por parte de la enfermería le dieran unos días
de trabajo ligero, pero eso implicaba que alguien lo tenia que sustituir y ese alguien
sería un niño de 12 años el cual no posee ningún tipo de calzado y al mismo tiempo
había sido forzado horas antes a estar durante horas firme bajo la nieve trabajando,
en consecuencia sus dedos se habían congelado y el doctor simplemente le quitaba
los muñones negros con tenazas, por lo tanto piedad, asco o tan siquiera horror no
eran emociones que el prisionero sintiera ya, ya que las personas enfermas, los que
agonizaban, los que sufrían y los muertos eran tan comunes en los campos que
simplemente ya estaban tan acostumbrados que perdían esa capacidad de sentir lo
más mínimo por ellos.

Frankl estuvo un tiempo cuidando a los enfermos por tifus, los pacientes estaban
agonizando por lo tanto los delirios eran muy constantes en ellos, cuando uno se
moría a Frankl no le causaba ninguna sensación en lo más mínimo ya que pasa una
y otra y otra vez, que simplemente se convirtió en su rutina, justo como el prisionero
anterior.
Y a la hora de deshacerse de los cuerpos otros prisioneros le quitaban la ropa si
estaba en mejor estado que el suyo, así como los zapatos y cosas que tenían los
cuerpos y les parecía interesante y como dije anteriormente, todo esto era de los
más común. Cuando ya decidían llevarse el cuerpo era toda un odisea ya que los
prisioneros no tenían la fuerza suficiente para cargar un cuerpo, así que como
podían lo cargaban y lo sacaban de la enfermería.
Asimismo, con las emociones apagadas, la apatía que los prisioneros tenían y el
sentimiento de que no le importa ya nada eran los signos que caracterizaban la
segunda etapa y eventualmente dejaron de sentir los golpes que recibían a diario.
En la última etapa del encarcelamiento, la dieta de los prisioneros consistía de una
ración de sopa aguada, pequeñísimo pedazo de pan y una entrega extra que
consistía en trozo de margarina o una rodaja de una salchicha o un trozo de queso
o una pizca de miel o mermelada.
Conclusión
Hoy en día no importa cuanta información se encuentre sobre los campos de
concentración, cuantos libros expliquen detalle a detalle todo lo que las personas
sufrieron nadie, absolutamente nadie sabe todo lo que les toco vivir y cuantas
repercusiones trajeron sobre los sobrevivientes.
Sinceramente Vicktor Frankl es una persona de admirar, ya que tuvo la valentía de
contar a detalle toda su experiencia en los campos, todo lo que les hacían y sin
importar todo eso, él pudo sobrevivir fue de los pocos que lo pudo hacer y pudo
hacer su vida de nuevo, nadie sabe tampoco como lo pudo lograr ya que muchos
quedan dañados psicológica y físicamente y son heridas que tardan mucho tiempo
en sanar, pero él fue una de las excepciones.
Me gusto mucho el libro, en verdad hace que uno se pregunte muchas cosas y al
mismo tiempo hace que este agradecido con la vida, es verdad todos afrontamos
problemas diariamente, pero son pequeñeces que tienen soluciones simples a
comparación de los campos.

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