El imperialismo es una consecuencia lógica de la Revolución Indsutrial y la nueva
economía capitalista, se necesitaba nuevos territorios de donde sacar materias primas
y nuevas extensiones de mercados en donde vender sus productos. Durante la Revolución Industrial se produce un fuerte aumento de la población, de tal manera que a finales del siglo XIX la población europea paso de 300 a 450 millones de habitantes. Por otro lado, la revolución se caracterizó también por los avances tecnológicos, hasta tal punto que el hombre blanco sintió una sensación de poder y de superioridad que le hizo anhelar la conquista de nuevos territorios donde “mejorar” la vida de personas “inferiores”. Es por eso que el imperialismo es la doctrina que defiende la dominación de una nación o Estado sobre otros territorios y pueblos a través de la adquisición de tierras o la imposición de un control político y económico. Por lo tanto, conlleva la expansión de la autoridad del Estado más allá de sus fronteras. El término “imperio” y sus ejemplos tienen largo recorrido en la historia, pero el imperialismo como sistema global puede acotarse al periodo 1875-1914, conocido como “la era de los imperios”. Durante el último tercio del siglo XIX las potencias europeas y algunas extraeuropeas (USA y más tarde Japón) desarrollaron una política de expansión colonial acelerada que ya venía gestándose desde comienzos de siglo. Esta nueva fase del colonialismo, que recibe la denominación de imperialismo, tendía a la formación de grandes imperios y constituyó una constante fuente de conflictos que desembocaron en la 1ª Guerra Mundial.