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CURSO VIRTUAL: Accesibilidad en museos.

Partir de lo posible
MUSEOS. FORMACIÓN Y REDES
DIRECCIÓN NACIONAL DE MUSEOS

MÓDULO 1: “El mundo de las ideas.


Conceptos para una reflexión inicial sobre la accesibilidad”
1. Invitación a repensarnos
2. ¿Museos-espejo o museos productores de nuevas prácticas sociales?
3. Museos hoy: centrados en las personas
4. ¿Pueden los museos funcionar menos como espejo y más como espacios de
verdadera inclusión?
5. Acerca de la Accesibilidad
6. Tres características de la Accesibilidad
7. Accesibilidad y discapacidad
8. La discapacidad en la palabra de una protagonista
9. El paradigma del déficit y el paradigma de la diferencia
9.1. El paradigma del déficit
9.2. El paradigma de la diferencia
10. Inclusión e integración
11. Tipos de discapacidad
12. La Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad
13. La Ley 26.378
14. Conclusiones
15. Bibliografía
16. ¿Por dónde continuamos?
1. Invitación a repensarnos

Para empezar a reflexionar sobre accesibilidad y museos, antes es bueno hacer el


ejercicio de mirarnos a nosotros mismos y preguntarnos qué tipo de museo somos y
qué tipo de museos queremos ser. Como forma de iniciar esa búsqueda, les
proponemos leer el siguiente fragmento, parte de una entrada de blog escrita por
Florencia González de Langarica, llamada “Repensar los museos en primera persona
del singular y plural”:
En un museo no cabe el mundo entero pero los museos pueden hacer algo más
de este mundo en el que están inmersos. No quiero museos solo espejos de lo
que me rodea, quiero museos que produzcan más que reflejos de una realidad
existente.
¿Para qué un museo? ¿Con quiénes un museo? ¿por qué los museos? (...)
Los museos son ante todo personas, situaciones, espacios, deseos, creencias,
lógicas de razonamiento, imágenes y símbolos en definición permanente, procesos
y modos de convivencia social. En un escenario democrático, un museo como
institución cívica se compromete a abrir a la pregunta sobre sí mismo y a
experimentar otras posibilidades para este.
Al repensar un museo, prefiero empezar por repensar el mundo en el que vivo, lo
que me entusiasma de éste, lo que renueva mi conexión con otras personas, lo
que me hace sentir parte y diferente al mismo tiempo, aquello por lo que vale la
pena esforzarse y cambiar especialmente.
Si un museo más allá de las experiencias, los encuentros, los conocimientos
compartidos, los aprendizajes construidos, las metodologías exploradas
también... facilitara ejercicios de libertad y de diversidad, hiciera posibles
nuevos escenarios de acciones reales y concretas, fuera capaz de ensanchar
un poco más la condiciones de ciudadanía o modificar las desigualdades
existentes.
Al repensar un museo, empiezo por el deseo y ciertas convicciones… Creo en
museos que reconocen la subjetividad valiosa de cada persona que lo habita. Creo
en museos que pueden proponer espacios para hacer juntos en el terreno de las
diferencias sin anular las disputas de sentidos. Creo en museos que pueden
colaborar por recuperar la dignidad de los que no son escuchados fuera de
estos.
Creo en museos ecosistemas, complejos y repletos de organismos que se
necesitan mutuamente; Museos caja de resonancias, que vibran, hacen eco, toman
del entorno, generan nuevos sonidos; Museos porosos, por ser incompletos,
permeables; Museos moebius, que se dan vuelta sobre sí mismos, no tienen
adentro y afuera; Museos elásticos que se expanden, se tensan, son flexibles y se
transforman. (...) para imaginar otras realidades, de repensar lo que queremos y
creemos del mundo (y de los museos).
2. ¿Museos-espejo o museos productores de nuevas prácticas

sociales?

Museo y mundo no son la misma cosa, pero no hay duda de que los museos son
pequeños universos en los que, muchas veces, se reproducen, a escala miniaturizada,
las prácticas sociales y culturales de las sociedades a las que pertenecen. Nos
referimos a cosas como éstas: voces que se escuchan más fuerte que otras voces,
narrativas hegemónicas que aplastan otras narrativas no dominantes, historias que se
cuentan y otras que se dejan de lado, y también, la duplicación de la estructura propia
de nuestras sociedades occidentales, estructura que genera incluidos y excluidos,
personas que participan y personas que no son consideradas, o para las que no
están dadas las condiciones para que su participación sea posible.
Y esto ocurre muchas veces de formas poco evidentes, más allá de que querramos
posicionarnos como espacios públicos para todos:
Por un lado, la retórica del museo indica invariablemente que está abierto para
todos los habitantes y que expresa y educa acerca de las distintas características
de la población y sus hallazgos; por otro, pareciera disciplinar a un conjunto
diferenciado de personas en torno a un comportamiento hegemónico. A la
vez que se pronuncia inclusivo, excluye a determinados sectores y evita
mencionar procesos conflictivos de la sociedad.
Américo Castilla (2010)
En un mundo en el que la inclusión de todas las personas nunca es total, ¿qué pasa
dentro de los museos?
¿Es real la inclusión allí, o es lo que quisiéramos creer? ¿Quiénes son las personas
que los visitan, los recorren, disfrutan del patrimonio exhibido y participan en sus
actividades? ¿Quiénes, finalmente, acceden a ellos?
¿Cuánto de lo que sucede allí termina siendo espejo de lo que pasa afuera,
muchas veces de manera invisible y hasta por omisión?
Si bien los museos son instituciones públicas, y como tales deberían ser convocantes
para todas las personas, al momento de materializarse su condición de espacios
públicos en derechos efectivamente ejercidos por las personas, la cosa no es tan fácil
ni sencilla. Cuando vamos a lo concreto, al territorio, al día a día de nuestras
instituciones y de la vida de las personas, se ponen de manifiesto las contradicciones y
desigualdades de estos espacios.
3. Museos hoy: centrados en las personas
Los museos están atravesados por las contradicciones permanentes sobre su origen,
las ideologías sobre las que se plasmaron y las que todavía sostienen, las nuevas que
adoptan, las demandas que se les hacen y las respuestas que brindan o eligen dejar de
lado.
Al igual que ocurre con otras instituciones culturales y sociales que ya tienen varios
siglos de existencia, como las escuelas, los museos portan una identidad que han
heredado de años de institucionalización y de prácticas arraigadas. Esta identidad
histórica pone su acento en la conservación y el patrimonio, en la afirmación de una
cultura, en la demostración. Las personas aparecen en un segundo momento en este
modelo tradicional de museo.
Desde hace décadas, esta identidad convive con una nueva, que piensa a estos
espacios menos desde los objetos y más para las personas. Dentro de este ‘modelo’,
hay nuevos roles sociales que los museos vehiculizan: el museo como espacio de
encuentro, con apertura a las preguntas y al pensamiento crítico, la inclusión de voces
diversas y hasta en disputa, y el protagonismo puesto en la experiencia de las
personas que los visitan.
Esto hace que estas instituciones tengan una naturaleza heterogénea, a medio
camino entre lo patrimonial e instituido, y lo social e instituyente. Lo instituido refiere a
las costumbres, normas, valores y valoraciones que se reciben, mientras que lo
instituyente es lo nuevo que podemos proponer y cómo intervenimos en lo que hemos
recibido.

Jardín interno del museo utilizado por diversidad de personas para encontrarse, recrearse,
descansar, etc.
Victoria & Albert Museum, Londres.
El primer paso será no retroceder ante esta heterogeneidad propia de la naturaleza
actual de los museos, para comenzar un camino de apertura desde su identidad
tradicional con acento fuerte en lo patrimonial, hacia una identidad construida a partir
del patrimonio pero teniendo en cuenta la diversidad de las personas que los
visitan, los habitan, les dan sentido y los llenan de preguntas, voces, y también
de silencios.

4. ¿Pueden los museos funcionar menos como espejo y más como

espacios de verdadera inclusión?


Los museos (como otras instituciones culturales) forman parte del contrato entre el
ciudadano y su sociedad, no estamos separados y tenemos nuestra
responsabilidad.
David Anderson (2017)

Todos hemos sido cómplices de alguna forma u


otra, aunque nos pese mucho, de situaciones de
injusticia, desigualdad, inequidad y exclusión, que
siguen perpetuando nuestras instituciones
culturales. Por supuesto que las
responsabilidades en estos espacios se reparten
en muchas direcciones, incluso por fuera de la
misma institución, y se engrosan allí donde se
determinan las estructuras y las condiciones de
su funcionamiento, donde faltan políticas públicas
Interior de una sala donde las personas pueden
específicas o donde no se hace eco de las detenerse a descansar y a percibir objetos.
existentes para hacerlas valer. Victoria & Albert Museum, Londres.

Pero los museos, como espacios donde se produce la interacción social, la


convivencia y la confrontación entre distintas personas, son precisamente los
espacios donde la cultura se convierte en un ámbito facilitador de experiencias de
libertad capaces de ensanchar las condiciones de las personas como
ciudadanos, en su diversidad y con sus derechos:
El carácter inclusivo de la cultura trasciende las medidas que garanticen el
acceso físico a los diferentes espacios, entornos, bienes, productos y servicios en
los que se manifiesta, e implica el reconocimiento y la asunción de la
diversidad, así como la materialización del derecho de todas las personas,
independientemente de su condición, a participar activamente en el ámbito de la
cultura en condiciones de igualdad.
Elkartu. Federación Coordinadora de Personas con Discapacidad Física de
Gipuzkoa (2016:10)
Los museos, como espacios de cultura, pueden ser protagonistas de instancias de
intercambio en las que realmente se aliente y se abrace la diversidad. Para ello, tienen
que ser lugares accesibles.

5. Acerca de la Accesibilidad
Para que los museos sean verdaderos espacios públicos e incluyentes, y no perpetúen
las desigualdades, cumpliendo asimismo con la ley, deben volverse espacios para
todas las personas, más allá de sus condiciones particulares. La accesibilidad es
la herramienta para lograr esta inclusión.
¿Cómo definimos Accesibilidad?
Es el grado en el que todas las personas pueden utilizar un objeto, visitar un lugar o
acceder a un servicio, independientemente de sus capacidades técnicas, cognitivas o
físicas.
La accesibilidad garantiza la igualdad de oportunidades, los derechos y la vida
independiente.

Taller sobre Accesibilidad en el encuentro Museos Circulares III


realizado por la Dirección Nacional de Museos en 2017.
Museo de la Cárcova, Ciudad de Buenos Aires
En la práctica, se materializa en diseños de objetos, espacios, servicios y mensajes
que hacen que éstos puedan ser usados y comprendidos por todos, y también en
apoyos y adaptaciones que consiguen allanar las barreras que se presentan cuando
estos espacios, objetos o mensajes no fueron pensados para todos y necesitan ser
adaptados.

La accesibilidad es imprescindible para el 15% de la población, necesaria


para el 40% y cómoda para el 100%.
Por eso, decimos que la falta de accesibilidad implica cercenar la posibilidad de un
amplio grupo de la población de ejercer sus derechos.

6. Tres características de la Accesibilidad

1. La accesibilidad es transversal
Ser más accesibles impacta en la experiencia de todos.
Si en un pasado trabajar por la accesibilidad significaba abordar la necesidad básica de
un único colectivo social, hoy la accesibilidad se entiende como algo transversal,
como un instrumento para mejorar la calidad de vida de todos los
ciudadanos. Volveremos sobre esta característica en profundidad en el módulo 2,
cuando abordemos el tema del Diseño Universal.
Por ahora, es bueno recordar que cuando somos accesibles, todos nos beneficiamos.

2. La accesibilidad es una cuestión de derecho


El concepto de accesibilidad está asociado a los derechos y a la igualdad entre las
personas.
Hablar de igualdad es hablar de un valor que forma parte de las bases de nuestro
pensamiento. Este valor está directamente relacionado con las formas en que fueron
concebidas las instituciones de origen moderno. Pensemos en la escuela, en el estado
republicano y, sin duda, en los mismos museos. Muchos recordaremos que las
primeras líneas de la Declaración de Derechos de los hombres y ciudadanos del siglo
XVIII francés comenzaban afirmando “los hombres nacen y permanecen libres e
iguales en derechos”.
Sabemos que nuestro sistema y sus instituciones son más que perfectibles, pero en
sus orígenes está la búsqueda por garantizar la participación plena y responsable de
los ciudadanos en la vida civil, para establecer las formas de convivencia social.
Si vivimos en una sociedad que defiende y sostiene como valor la igualdad (y nosotros
coincidimos con esta primera idea), necesariamente reconoceremos en todos los
sujetos personas no solo destinatarias de derechos sino, especialmente,
protagonistas de estos.
El reconocimiento del otro como protagonista de sus propios derechos nos lleva a
querer ayudar a crear, garantizar y defender las condiciones que garanticen esa
igualdad, así como a buscar revertir cualquier situación que la ponga en jaque.

3. La accesibilidad como forma de buscar la igualdad en la diferencia


Hablar de igualdad, sin embargo, no es contradictorio con defender y valorar
las diferencias humanas. Volvemos a decirlo: igualdad no es contrario a diferencia.
Entonces, ¿cómo defender la igualdad y al mismo tiempo reconocer lo particular
de cada persona?
La accesibilidad podría ser una de las respuestas a la hora de orientar nuestras
decisiones y acciones para reconocer -y valorar- lo particular de cada persona (lo que
son, necesitan y desean, pensado desde diversas perspectivas: sociales, económicas,
de salud, educativas), intentando garantizar al mismo tiempo las condiciones que
reconozcan a todos como sujetos merecedores de los mismos derechos,
responsabilidades y oportunidades.

7. Accesibilidad y discapacidad

El Museo del Prado ofrece sillas de ruedas para las


personas que las necesiten para realizar su visita.
Museo del Prado, Madrid.
Al hablar de accesibilidad, solemos relacionar inmediatamente este concepto con la
discapacidad.
Esta asociación está justificada, ya que tiene que ver con el porcentual que
presentamos más arriba, y que repetimos aquí:
La accesibilidad es imprescindible para el 15% de la población, necesaria para el
40% y cómoda para el 100%.
Para las personas con discapacidad, nada menos que el 15% de la población, la
accesibilidad es la condición excluyente para poder transitar por un espacio, utilizar
un servicio, comunicarse o comprender un mensaje.
Pero es importante comprender que son los entornos y los contextos los que
“discapacitan”, al no reunir las condiciones que se requieren para que todos actúen en
esos entornos y contextos. Por eso, decimos que la discapacidad es relacional, porque
aparece en el contacto:

La discapacidad no es un estatuto fijo. Es una condición relacional, un


producto social dinámico resultante de tres grupos de factores: los individuales, los
contextuales y los vinculares. La discapacidad no es cuestión de enfermedades ni
de injusticias, aunque a menudo las incluyen. (...) sólo se evidencia cuando se
activan los mecanismos y factores que la producen”.
Andrea Aznar y Diego González Castañón (2008:19)

Es decir que si las instituciones y los espacios estuvieran preparados para recibir
a todos los tipos de personas, las condiciones particulares de cada uno no serían
factores de impedimento para el desarrollo.

8. La discapacidad en la palabra de una protagonista


Los invitamos ahora a ver y a escuchar a Constanza Orbaiz, argentina, psicopedagoga y
fundadora del proyecto “Desde Adentro”.

https://youtu.be/4NuF4HD94Qs
Video. Discapacidad, poder distinto | Constanza Orbaiz | TEDxRiodelaPlata
Una de las frases que más resuenan de la charla de Constanza es “la discapacidad
es un espejo en el que nadie se quiere ver”. ¿Por qué será esto?
Durante mucho tiempo, la discapacidad se asoció con una falta, con una carencia. A
todos, en una sociedad híper competitiva, se nos mide contra un “modelo” ficticio de
persona “ideal”, por eso asusta mirarse en ese espejo.
Les proponemos a continuación hacer una revisión sobre la mirada personal y colectiva
que durante tanto tiempo ha primado sobre el tema de la discapacidad, partiendo de
dos enfoques: el paradigma del déficit y el paradigma de la diferencia.

9. El paradigma del déficit y el paradigma de la diferencia

En la discusión acerca de la discapacidad han prevalecido dos paradigmas, que en la


actualidad conviven todavía y que han marcado la manera en que entendemos la
discapacidad: el paradigma del déficit y el paradigma de la diferencia.

9.1. El paradigma del déficit

La palabra déficit remite a una falta. Y supone, como contrapartida, la existencia de


otra versión “ideal”, sin déficit, completa.
A la versión deficitaria, entonces, le estaría faltando algo, “no tiene lo que debería
tener”.
Una mirada del mundo que se centra en la falta nos lleva a agrupar a las personas en
torno a lo que tienen y a lo que no, en lugar de pensar cómo se relacionan con ese
entorno, y qué es lo que ese entorno les provee (o no) para la actividad que se
proponen realizar.
En el paradigma del déficit, la discapacidad le pertenece pura y exclusivamente a
su portador. Todo lo que tenés que saber sobre ella está allí, es evidente. Sus
deseos, sus inclinaciones, sus gustos; importan menos que su “falta”. Esta forma de ver
la discapacidad nos lleva a buscar contrarrestar esa falta “sobre” la persona
identificada. Porque un déficit o falta pide ser completado/”ortopedizado”.
Cuando una persona es vista como incompleta y desde la falta, es medida contra una
“norma” construida y consensuada por otros (posiblemente nunca por esa misma
persona).
El paradigma del déficit está asociado a modelos influenciados por una mirada clínica
reductiva sobre las personas. Es la mirada de la monja que se acercó a Constanza de
niña, según cuenta en el video, y le dijo “ojalá que te cures”.
A esta mirada le sigue el uso de palabras tan presentes en el día a día (en nuestras
conversaciones, en los medios de comunicación), como “discapacitado”,
“rehabilitación”, e incluso otros utilizados casi de manera compensatoria o como
eufemismos bien intencionados como “capacidades especiales o diferentes”. Como
dice Constanza en su charla, “especiales son las pizzas”.
Estos términos sólo ponen de relieve la particularidad de cierto grupo de
personas, particularidades que por algún motivo parecen más importantes que las
tantas otras que tenemos los humanos.
El paradigma del déficit ha definido enormemente la manera en que concebimos y
pensamos la discapacidad durante mucho tiempo, así como la forma en que la
inscribimos en nuestras realidades, las decisiones que tomamos a nivel personal y
colectivo, lo que decimos y cómo lo decimos, las políticas que se sostienen en torno a
la discapacidad y la manera en que las instituciones las traducen en acciones.
En fin, nada de lo que hacemos está aislado de estos marcos de pensamiento que a
veces ignoramos, o que elegimos tomar como permanentes o a los que adherimos
conscientemente como argumentos firmes que refuerzan cómo entendemos el mundo.
Pero recordemos:
La mera existencia de la limitación funcional, aunque sea minoritaria, no
alcanza para producir una discapacidad si no existe un mecanismo social
que la sancione como minusválida. Comprendamos que la discapacitación o la
valoración social son procesos que no dependen de una sola persona ni de un solo
acto, sino que están incluidos dentro del imaginario social, sostenidos por
mecanismos analizables, desarticulables y potencialmente modificables. Estos
mecanismos son operados o ejercidos por una instancia de poder dentro del marco
social: la familia, la escuela, la institución médica.
Diego González Castañón (2001)

9.2. El paradigma de la diferencia

Bajo el paradigma de la diferencia, por el contrario, las personas no son objetivadas o


comparadas con un “modelo idealizado”, sino que son reconocidas, simplemente, como
sujetos distintos a otros. Porque la verdad es que ¡todos somos distintos!
Además, bajo el paradigma de la diferencia, no se pone el acento en la falta -a la que
se reconoce más bien como diferencia, como singularidad. Se trata de poner el foco en
el desarrollo de las potencias de cada uno, en lo que la persona puede. Y puede
mucho, si estas condiciones están dadas; sólo que puede distinto (como en el nombre
de la charla de Constanza).

Obra de la serie “Time” de John Clang.

“El paradigma de la diferencia favorece una comprensión [del/os otro/s] en la que


hay sorpresa, misterios, sobreentendidos, malentendidos, aclaraciones, preguntas
que es necesario hacer y respuestas que requieren pensarse antes de ser
respondidas.”
Andrea Aznar y Diego González Castañón (2008:26)
Bajo el paradigma de la diferencia, reconocemos que hay personas que tienen
limitaciones funcionales. Éstas pueden ser permanentes o transitorias. Las
necesidades de estas personas muchas veces no son reconocidas y acompañadas por
el contexto, que suele excluirlas y no proveer de los apoyos necesarios para su
desarrollo. Qué llamamos y entendemos como apoyos, lo ampliaremos en la siguiente
unidad.
Lo que estamos intentando poner de relieve es que si nos “ponemos los anteojos”
para mirar y entender el mundo desde el paradigma de la diferencia, la
discapacidad nunca sería vista como una condición en sí misma de la persona,
sino como una relación entre esa persona y ese contexto. Esto supone no sólo
empezar a entendernos y a mirarnos, sino hacer muy presente las responsabilidades y
entendimientos sociales colectivos.
Ese es el motivo por el que también optamos por usar la palabra personas con
discapacidad, en lugar de ‘discapacitados’ o incluso ‘personas con capacidades
especiales’. Elegir las palabras que usamos es el primer indicio consciente y
comprometido de que estamos reconociendo al otro.

Paradigma del déficit Paradigma de la diferencia


x Mide a las personas contra un x No compara contra un "modelo ideal".
patrón considerado como "normal". Todos somos diferentes.

x La discapacidad está sustancializada. x La discapacidad es funcional.


x Brinda compensaciones. x Brinda apoyos.
x Pone el foco en la capacidad, los deseos,
x Pone el foco en la discapacidad. las aspiraciones, las ganas.

10. Inclusión e integración


Adoptar el paradigma de la diferencia nos invita a repensar las relaciones que se
establecen entre las personas.
En la inclusión, por otra
parte, no es la persona la
que tiene que hacer el
esfuerzo, sino el contexto
el que se adapta y cambia
para poder incluir a todas
las personas.
Cuando hablamos
de integración nos
referimos a la adaptación
de las minorías a un
contexto ya existente, pensado y construido para las mayorías no singulares. En la
integración, son las personas las que tienen que adaptarse al sistema, con muchos
esfuerzos.
La inclusión es un esfuerzo y un cambio profundo que hace la sociedad para que
la persona y su familia tengan un lugar en ella. La inclusión es una
responsabilidad entre todos: las familias, los vecinos, los especialistas, los
gobiernos. Incluir es construir un lugar.
Fundación Itineris (2007)
La inclusión acepta el escenario de diversidad colectiva y entiende que la desigualdad
es en realidad la condición resultante de la relación entre la persona y su
contexto.
De esta manera, si el contexto y sus reglas cambian, las limitaciones y
desigualdades creadas por el propio sistema sobre las personas tienden a
desaparecer.

A la pregunta ¿qué podemos hacer por la inclusión?


La respuesta: “ser flexibles a modificar nuestras propuestas en función de alojar
la diversidad”.
Gob. de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires-Min. de Desarrollo y
COPIDIS (2015:15)

Instalación “People I saw but I never met” de Ben-David Zadok

11. Tipos de discapacidad


Para conocer el espectro de personas para las cuales la accesibilidad es imprescindible,
presentaremos a continuación un listado acotado con los distintos tipos de discapacidad.
Física
Movilidad:
Dentro del grupo de personas con dificultades motrices, incluimos a las personas con
movilidad reducida, ya sea temporal o permanente:

• Personas usuarias de sillas de ruedas


• Personas con prótesis
• Personas con amputaciones
• Personas con artritis, problemas para el desplazamiento, problemas de
destreza, otro tipo de condiciones que hacen que la movilidad esté
comprometida, en forma temporal o permanente
• Personas mayores que no puedan desplazarse sin ayuda
• Embarazadas en estado avanzado
• Personas con yesos o muletas
• Personas con enfermedades viscerales

Sensoriales
Visual
Personas ciegas: la ceguera puede ser de nacimiento (congénita) o adquirida.
Pueden tener hasta un 10% de campo visual. Quienes son ciegos de nacimiento,
no han visto los colores ni tienen memoria visual.

Personas con baja visión. Tienen una visión de entre el 10% y el 50%.

Auditiva

• Personas sordas: la sordera puede ser profunda, severa, mediana, leve y haber
aparecido en distintas instancias de la vida (antes, durante o después de la
adquisición del lenguaje).
Pueden tener manejo de lengua de señas argentina (LSA)*, o no. Pueden ser
oralistas (se comunican también por lenguaje hablado).
*Es importante saber que las lenguas de señas son particulares para cada
región/país. Es decir, por poner un ejemplo, la LSE (lengua de signos española)
no es igual a la LSA (lengua de signos argentina).

Cognitiva

o De aprendizaje: personas con dislexia, autismo, síndrome de Asperger, entre


otras.
o Condiciones neurológicas o genéticas: personas con Alzheimer, síndrome de
Down, síndrome de Tourette, entre otras.

12. La Convención de los Derechos de las Personas con

Discapacidad
¿Qué ocurre desde el punto de vista de la ley en relación a las personas con
discapacidad?
Existe un tratado internacional, llamado Convención Internacional sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad, que se creó con el objeto de promover
el cumplimiento de los derechos de estas personas.

Como se explica en la página de la ONU, “en un mundo perfecto, los derechos


enumerados en la Declaración Universal de Derechos Humanos serían suficientes para
proteger a todos”. Sin embargo, en la práctica, “650 millones de personas con
discapacidad -alrededor del 10% de la población mundial [al momento de la
Convención; porcentaje que ha aumentado en la actualidad]- carecen de las
oportunidades que tiene la población en general”. De modo que ratificar los derechos
de esta gran porción de la población mundial en un tratado es muy importante, porque
obliga a los países firmantes a aceptar las obligaciones jurídicas que allí se establecen
y a garantizar su cumplimiento.
Esta Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad
fue aprobada en diciembre de 2006. Participaron de su redacción los estados miembro
de la ONU, cuerpos y organizaciones de la ONU, instituciones de derechos humanos,
organizaciones no gubernamentales incluyendo personas con discapacidad.
El texto de este tratado presenta los principios de respeto, autonomía, no
discriminación, participación plenas y efectivas en la sociedad, igualdad de
oportunidades y accesibilidad.
Abarca los derechos económicos, sociales y culturales de las personas con
discapacidad.
Estos derechos se materializan en instancias como: movilidad personal en el espacio
público y en todos los establecimientos, acceso al transporte público, acceso a la
educación, servicios de información accesibles, igual reconocimiento de la persona
ante la ley y acceso a la justicia, autonomía para vivir en forma independiente, respeto
por su privacidad y por su decisión de formar una familia, derecho al trabajo y a la
participación en la vida política y pública, participación en la vida cultural.
En el artículo 30 se establece el derecho de las personas con discapacidad de
participar en igualdad de condiciones que las demás en la vida cultural, las actividades
recreativas y el deporte. El Estado (y sus dependencias y organismos) son quienes
deben garantizar que estén dadas las condiciones para esta participación.

Pueden consultar el texto completo de la Convención.

13. La Ley 26.378


¿Cómo se implementó lo establecido por la Convención Internacional sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad en nuestro país?
En el año 2008 se promulgó la Ley 26.378, que aprueba a nivel nacional la Convención
de los Derechos de las Personas con Discapacidad. Posteriormente, en 2014, se
aprobó la Ley 27.044, que le otorga jerarquía constitucional.
Podemos afirmar entonces que a partir de estas leyes la accesibilidad se sostiene en el
reconocimiento público de algo que tenemos que cumplir. Pero la accesibilidad no se
hará “verdad” si solo la asociamos a una norma, si no comprendemos que supone un
valor, una actitud a sostener y un proceso a asumir.

14. Conclusiones

Si bien hemos presentado el paradigma de la diferencia como una perspectiva


asociada a la discapacidad inicialmente, podemos aprender de ese paradigma
y comenzar a concebir la accesibilidad como un desafío aún mayor, y no como
algo exclusivamente dedicado a resolver “problemáticas” asociadas a colectivos
particulares.
Si reconocemos y valoramos a las personas como sujetos de derecho, si analizamos la
relación que tienen (como sujeto y como colectivo) con su contexto, si se hace evidente
para nosotros cuánto ese contexto reconoce o no a esa persona, y si entendemos que
esa condición relacional afecta a cada ser humano, podremos pensar la accesibilidad
como un termómetro y regulador real que nos indicará quiénes están siendo
considerados y quiénes no, y de qué forma, en nuestros museos.
Por otra parte, cuando abordamos el tema de accesibilidad, aspiraremos a que
nuestras decisiones y acciones vayan de una postura integradora y alcancen
finalmente una postura inclusiva. Integración e inclusión no se oponen; por el contrario,
se complementan, y casi suponen una continuidad.
En el próximo módulo, continuaremos profundizando en los conceptos asociados a
accesibilidad, tales como apoyos y barreras, pensaremos qué implica ser un espacio
público y conoceremos de qué se trata el Diseño Universal.
15. Bibliografía

Anderson, D. [Educa Thyssen]. (2017, enero 24). Experiencias para pensar un museo
para todos / David Anderson, Amgueddfa Cymru [Archivo de video]. Recuperado
de https://www.youtube.com/watch?v=DnGxh5dH4FE
Aznar, A. y González Castañón, D. (2008). ¿Son o se hacen? El campo de la
discapacidad intelectual estudiado a través de recorridos múltiples. Buenos Aires:
Ediciones Novedades Educativas
Castilla, A. (2010). La memoria como construcción política. En Castilla, A. (comp.). El
museo en escena. Política y cultura en América Latina. Buenos Aires: Paidós
Elkartu. Federación Coordinadora de Personas con Discapacidad Física de Gipuzkoa.
(2016). Guía para diseñar y organizar eventos culturales accesibles e inclusivos.
Disponible en http://elkartu.org/pdf/guia_eventos_accesibles_inclusivos_online_16-12-
2016.pdf
Foster Wallace, D. (2005, mayo 21). Esto es agua. Discurso pronunciado en la
Universidad de Kenyon (Gambier, Ohio). Grabación del audio con subtítulos en español
disponible en https://www.youtube.com/watch?v=TwzEZPLisBM&t=767s
Fundación Itineris. (2007). Talleres de capacitación institucional. Manual de
Capacitación. Buenos Aires
Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ministerio de Desarrollo Económico
y COPIDIS (2015). Manual práctico de diseño universal. Basado en la ley 962
“Accesibilidad física para todos”. Buenos Aires. Disponible para descarga
en http://www.buenosaires.gob.ar/copidis/manual-diseno-universal
González Castañón, D. (2001). Déficit, diferencia y discapacidad. En Topia. Disponible
en https://www.topia.com.ar/articulos/d%C3%A9ficit-diferencia-y-discapacidad
Gonzalez de Langarica, F. (2017, octubre 5). Repensar los museos en primera persona
del singular y plural. [Entrada de blog]. En EducaThyssen. Recuperado
de https://www.educathyssen.org/centro-estudios/educacion-museos/repensar-museos-
primera-persona-singular-plural
Organización de las Naciones Unidas. Convención sobre los Derechos de las Personas
con Discapacidad. Disponible
en http://www.un.org/esa/socdev/enable/documents/tccconvs.pdf
Orbaiz, C. [TEDx Talks]. (2017, noviembre 3). Discapacidad, poder distinto | Constanza
Orbaiz | TEDxRiodelaPlata [Archivo de video]. Recuperado
de https://www.youtube.com/watch?v=4NuF4HD94Qs
El gráfico que ilustra los conceptos de Integración e Inclusión y el cuadro comparativo
entre Paradigma del Déficit y Paradigma de la Diferencia fueron tomados de la
publicación Museos Circulares. Reflexiones sobre museos, escuelas y comunidades de
la Dirección Nacional de Museos. Disponible
en https://issuu.com/minculturaar/docs/museos_circulares_p_gina_simple

Para citar este material:


GONZÁLEZ DE LANGARICA, F., GONZÁLEZ DE LANGARICA, M., LLAMAZARES E.
y BALMACEDA C. (2018). Módulo 1: El mundo de las ideas. Conceptos para una
reflexión inicial sobre la accesibilidad en el curso virtual Accesibilidad en museos. Partir
de lo posible! dentro del Programa Museos. Formación y Redes, dependiente de la
Dirección Nacional de Museos, Secretaría de Cultura de la Nación.

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