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DESDE EL CENTRO DE COLOMBIA

Acercamientos a la museología desde una ciudad “sin museos”


Resumen:
La ponencia sitúa reflexiones en torno a la museología desde una ciudad intermedia en
Colombia donde los museos no han ejercido su labor plenamente, siendo una figura casi
inexistente. Se plantean dos ejercicios realizados como respuesta a esta falta de las
funciones básicas de dicha institución: formas de hacer archivo, reflexionar la
institucionalidad, entender el ejercicio expositivo y la colección; desde los conceptos de
mediación y curaduría como bases y a su vez extensiones necesarias para un ecosistema
apto para lo museológico.
Abstract:
This paper aims to make some reflections on museology from an intermediate city in
Colombia where museums have not fully exercised, being an almost non-existent figure.
Two exercises are carried out in response to this lack of the basic functions of said
institution: ways of making an archive, thinking about the institutional framework,
understanding the expository exercise and the collection; from the concepts of mediation
and curatorship as bases and in turn necessary extensions for an ecosystem suitable for the
museological.
Résumé:

Le document place des réflexions sur la muséologie d'une ville intermédiaire en Colombie
où les musées n'ont pas pleinement exercé, étant une figure presque inexistante. Deux
exercices sont réalisés en réponse à ce manque de fonctions: les moyens de constituer une
archive, reflétant le cadre institutionnel, la compréhension de l'exercice d'exposition et de la
collection; sur la base des concepts de médiation et de curatelle, et à leur tour extensions
nécessaires pour un écosystème adapté à la muséologie.

Reseña biográfica: Andrea Ospina Santamaría, estudiante de la maestría en Museología de


la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. Egresada de Artes Plásticas de la
Universidad de Caldas y de Gestión Cultural y Comunicativa de la Universidad Nacional
de Colombia, Sede Manizales. Ha centrado sus investigaciones en los espacios en donde se
encuentra la creación con la mediación y colaboración en las artes visuales, especialmente
en torno a la curaduría y el archivo, participando además de diversas gestiones autónomas y
proyectos locales.
INTRODUCCIÓN
¿Cómo ( ) repensar los museos sin caer en el deseo de acabar con ellos?
(Hoff, 2018, 98)
La museología parece tener una relación de amor-odio con el museo. Un profundo deseo de
perdurarlo, en la paradoja de una crítica que apunta a su transformación radical, hasta el
borde de su desaparición. El discurso continúa situando al museo como templo (Clair, 1988
y Cameron, 2004) a pesar de sus intentos por distanciarse de esta figura. Pero, para que el
templo tenga fieles, necesita ser legitimado y renovado desde las experiencias y los saberes
del entorno.
Ahora bien, esta reflexión no se centra en el museo en específico, sino en la museología
como estudio y práctica que sustenta un campo museal, definido desde una de las tantas
operaciones de esta institución como un “espacio experimental de presentación” (Deloche,
2002) e interpretación, caminos de investigación desde la construcción de narrativas. Desde
ellas se encara en ocasiones lo educativo, que ha sido un caldo de cultivo de los foros
planteados por Cameron (2004) como espacios de activación de lo aún no legitimado, ya
sean fallidos o exitosos.
En este campo se relocaliza la experiencia de lo sensible, del museo como portador de
historia e inclusive, en ocasiones, como espacio físico (Morales, 2020). Además, acciona a
modo de instancias mediadoras1 y vehículos para posicionar intenciones culturales,
abriendo la posibilidad de un punto de vista museal sobre procesos u objetos detonantes.
Allí tiene cabida el sistema de arte de forma expandida, incluyendo proyectos que
comparten sus objetivos parcialmente, como lo son, en nuestro caso, las exposiciones
temporales y los espacios dedicados a la educación en cultura.
También se asume desde las artes visuales contemporáneas que se separan del marco
institucional trasladando el museo de un concepto espacial a uno temporal (Jiménez, 2014),
especialmente porque muchas de sus prácticas son efímeras y modifican la especificidad
del campo. Estas amplían los límites en torno al debate de la cultura como factor de
cohesión social: Un concepto de museo expandido que se despliega en un territorio
enmarcado entre los conceptos de lo común y lo colectivo. (Jiménez, 2014, pág. 195)
Categorías de archivo, clasificación, colección, reproducción, institución y comunidad, han
repensado las operaciones del museo, el cual: “(…) ha sido revisado y criticado desde las
propias obras de arte y desde la práctica instituyente, cuestionando su papel y planteando
como museos otro tipo de creaciones o intervenciones.” (Cerrolaza, 2018,81).

1
Leídas desde los términos de Barbero (1987) como formas de control desde la institucionalidad y de resistencia desde las
comunidades frente a las diferencias de acceso, producción y circulación de lo cultural.
A partir de este contexto, se plantean tres nociones necesarias para abordar la reflexión:
 La curaduría como una práctica cultural sobre la circulación artística, siempre
situada localmente, intelectual y discursiva, capaz de construir (e interrogar)
contextos y con ellos, posiciones de poder (Ordoñez, 2015)
 La mediación, como actividades y procesos desde la pedagogía que permitan
compartir el poder y darle un uso dentro del espacio, partiendo de la validación del
otro como más que un espectador pasivo y generando un entorno más próximo.
 La colaboración como “una relación entre dos o más entidades, que define los
contenidos del trabajo conjunto desde los intereses de ambos colaboradores, a
diferencia del concepto de participación, que supone un centro, una estructura
establecida, de la cual forman parte o a la cuál contribuyen los que participan”
(Landkammer, 2013, 3). Ambos como procesos en donde se es creador, registro y
extensión de la investigación.

DESDE EL CENTRO DE COLOMBIA


Manizales es una ciudad intermedia ubicada el Paisaje Cultural Cafetero (Patrimonio
Mundial, UNESCO, 2011), capital de su departamento. A pesar de la complejidad de su
geografía, es posible desplazarse a las urbes donde se centraliza el ámbito cultural,
padeciendo de una constante migración de creadores y gestores hacia los puntos
dominantes. Ha permanecido al filo de los cambios en las políticas culturales nacionales y
ha tenido diversos problemas con el manejo de institucional centralizado. Es además una
ciudad universitaria, en donde el patrimonio y su exhibición no son un eje de investigación
relacionado con la cotidianidad.
Cuando preguntas a diferentes personas acerca de los museos locales una sola respuesta
suele resonar: En Manizales no hay museos. Muchos nunca han ido a uno y lo confunden
con tiendas de artesanía. Quienes han tenido el capital social y financiero para asistir solo
repiten que no hay museos, ya sea por sus características (que no coinciden con la imagen
que han construido) o por su poca programación con actividades esporádicas.
En realidad, hay cinco instituciones así nombradas, las cuales no tienen la capacidad
permanente para cumplir sus objetivos. El museo esta fuera de los circuitos académicos
que lo alimentan, carente del sistema de poder que ha representado históricamente o ajeno a
las comunidades que lo cimientan; esto ha llevado a que las colecciones se resten de su
contexto, desentendiendo los entramados sensibles y conceptuales que las implican y las
construcciones históricas que encarnan.
En muchos casos no tienen activas sus áreas principales como una colección, educación o
exhibición. En otras no tienen personal, imposibilitando acciones de comunicación,
apertura o activación, y, en el peor de los casos, solo figuran como un proyecto a cumplir
por alguna institución. Esto se extiende al campo museal de las artes visuales, en donde los
espacios expositivos son pocos y realizan muestras cortas sin encuentros con la comunidad
o investigación. La mayoría disponen de una sala multifuncional sin condiciones
museográficas o que no permite renovaciones por falencias financieras, están en centros
privados o públicos con políticas cambiantes y una oferta dependiente de procesos
externos. Por otro lado, las organizaciones dedicadas a la dinamización y mediación desde
otro tipo de actividades (talleres, laboratorios, encuentros) no cuentan con salas de
exhibición, separando ambas dinámicas.
No cabe duda de que las intenciones pueden ser buenas (no necesariamente claras) y que
han luchado entre la precariedad económica, las dificultades de instalación (sin un
imaginario de museo ni una práctica asociada a su marco) y la falta de formación de
públicos, para mantenerse a flote con pocos profesionales idóneos y mínimo apoyo de
entidades encargadas.
Asumo a Manizales como una escena cultural local cuya institucionalidad varia de los
centros hegemónicos en las estrategias de recepción y la institucionalización de los
procesos existentes. Una de las características de estas escenas es la formación de
iniciativas para establecer vínculos dentro de la comunidad artística y hacia afuera de ella,
tanto desde lo institucional o presupuestal como desde los imaginarios sociales y artísticos
(Bustos y Sepúlveda, 2017)

¿Cómo acercarse a la museología desde una ciudad “sin museos”?


Con las investigaciones curatoriales se trata de privilegiar un modelo de
conocimiento y aproximación a lo regional que, al anteponer la singularidad del
encuentro con el territorio, pueda trascender certezas y categorías fijas.

(Política de las Artes Visuales, pág.20, 2010)

Desde una ciudad sin museos, nos acercamos a la museología desde las preguntas,
pensando en sus acciones y no solo en el sustantivo museo, siendo entonces su objeto de
estudio las escalas de valor, razones y formas de organización que sustentan sus funciones:
¿Cómo fortalecer el ecosistema que necesita el museo para ser pertinente y necesario?
¿Cuál es el papel de la curaduría independiente en donde carecen de fuerza los museos?
Con esta base, nacen dos ejercicios realizados en el año 2018 los cuales procuraron
interpelar el entorno y las acciones que posibilitan reactivar, modificar o dinamizar el
imaginario social del museo desde esferas académicas y vivenciales, con nuevas
narraciones dentro de la ciudad.
Para definir el alcance de estos procesos determinamos que en ningún grupo se debe
naturalizar el acceso y entendimiento de lo museal, que la gran mayoría de personas son no
públicos y que las instituciones continúan con la imitación de grandes circuitos que no
posibilitan un impacto. Nos preguntamos entonces por las comunidades que son foco de los
museos comúnmente, pero en este lugar no han tenido esa posibilidad. Por esta razón nos
centramos en pequeños grupos (principalmente universitarios) que ya estaban en
interacción - desde los ámbitos de los proyectos u otros muy cercanos - pero que no tienen
la comprensión de los términos, funciones y alcances, ya sea por poco acercamiento o
porque se asume desde un rol específico y distante. Consideramos que podrían ver en la
exhibición una metodología de investigación y presentación de sus necesidades, así como
extender esto a sus entornos.

1. Laboratorio de curaduría y museografía:


El Laboratorio de Curaduría y Museografía 2 es un proyecto realizado en Manizales con
varias sesiones temáticas a lo largo del año, abiertas a los cambios en metodologías y
reflexiones según la colaboración de los asistentes. Posteriormente se ejecutó 3 en Armenia,
en un intensivo de una jornada participativa.
Su objetivo fue crear un espacio de experimentación a partir del ejercicio expositivo con
una metodología basada en actividades, visitas a espacios expositivos, compartir de textos,
conversatorios con invitados y mucho diálogo en torno a anécdotas para comprender el
alcance, problemáticas y posibilidades del exhibir tanto en la ciudad como en otros
contextos, descentralizando el conocimiento de estas prácticas.
Los ejercicios se basaron en los lugares que habitamos, los recuerdos, los objetos
personales y la interacción entre estos, generando preguntas sobre las escalas de valor con
que guardamos, seleccionamos y mostramos, además reactivando los espacios museísticos
desde la asistencia, el uso del espacio y la apropiación del lenguaje.
La convocatoria se realizó por dos vías: una abierta por redes sociales y otra cerrada a los
grupos que asistían a otras actividades en la institución. En Manizales la asistencia
aproximada fue de 10 personas por sesión, la mayoría con un interés general en el arte pero
no vinculados a procesos formales, lo que reafirma la necesidad de fundar inquietudes
sobre este tema en los pregrados y una falta de articulación de la academia con los
programas culturales ofertados en la ciudad.

2
En La Caja Producciones (gestión autónoma) por Laura Puerta, Juliana Ceballos y Andrea Ospina
3
En el Salón de Aquí (evento independiente) por Andrea Ospina
Nos encontramos entonces con un
público creativo, no consolidado
como una comunidad, pero con
intereses encontrados, que han sido
limitados por barreras de acceso en
instancias formales. En Manizales
con profesionales que no sabían
dónde indagar la información (a
pesar de que trabajan en temas
cercanos), con artesanos que
deseaban potencializar su trabajo y
con diseñadores, publicistas, entre
otros, que les gustan las
exposiciones, pero no conocían sobre sus roles o planteamientos. En Armenia con una
comunidad de artistas emergentes, cuya formación no enfatizaba en estos temas, ni mucho
menos en la posibilidad de ejercer dichos roles.

2. Proyecto curatorial Pa’ Gozar:


La investigación curatorial Pa’ Gozar (relatos visuales en torno al carnaval) es una
exploración sobre las artes visuales y la cultura popular 4, desde una ciudad sin carnaval. El
criterio de selección de los participantes fue la mezcla de propuestas legitimadas desde
diferentes comunidades y discursos que se enmarcan en lo visual: artesanías y archivos de
las comunidades, fotoperiodismo inmersivo, artes contemporáneas reflexivas frente a
poblaciones específicas y una propuesta institucional de carácter virtual y público.
Asumimos los proyectos visuales como intermediarios claves que se encontraban
trabajando desde propuestas creativas con las comunidades que viven lo festivo (ya sea de
origen o de intercambio) contando con su apoyo, tiempo y conexión, así como que han
investigado su interculturalidad. Esto ante la limitación, por el alcance del proyecto, de
abordar profundamente los gestores y hacedores de las prácticas.
El objetivo principal fue afrontar los problemas de investigación, activación y mediación
que se han presentado en la ciudad, por lo cual en asocio con el colectivo Las Profesionales
buscamos puntos en común en nuestras formas de exploración. Se plantean varias
intervenciones como acciones en el evento inaugural y actividades de mediación que
permitían participar en la museografía, activar recuerdos de ocasiones festivas y generar
diálogos en sala, poco usuales en la ciudad. Por otro lado, se realizan actividades formales
como visitas dialogadas, conversatorios y la realización del laboratorio de curaduría y
museografía en este espacio.
4
Exposición en la Alianza Francesa de Manizales (2018)
https://issuu.com/andreaospinasantamaria/docs/cat_logo_exposici_n_pa_gozar
En primer lugar, planteamos el carnaval como espacio de encuentro comunitario por medio
de cuatro casos de estudio en Colombia (Barranquilla, Pasto, Riosucio y Sibundoy). Lo
festivo basa sus manifestaciones en la saturación de conceptos y estímulos sensoriales,
integrando ordenes sobrepuestos y relaciones improbables fuera de sus marcos, por lo que
posibilita nuevas formas de memoria y lazos en el posconflicto desde diferentes territorios.
Por esta razón, como principales invitados contamos con el Cabildo Indígena Universitario
de la ciudad, conformado por foráneos de diferentes resguardos que asistieron al diálogo y
visita mediada con el artista invitado (también de una comunidad indígena) y la curadora.
Esto como una conversación horizontal que plantea el arte como alternativa de
recuperación de identidad desde el agenciamiento propio.
En segundo lugar, entendemos el carnaval como una excepción a lo normalizado, en un
encuentro entre sus elementos y las vivencias de la población que no ha asistido a este,
como el humor y la tensión entre las influencias culturales que nos rodean. Así se conecta
desde el trabajo de ocho artistas, principalmente locales, la sensibilidad y los entornos con
otros momentos de celebración (como la fiesta infantil, urbana o rural) siendo espacios en
donde las relaciones de poder entre miembros de un colectivo, los ciclos de tiempo y el uso
del cuerpo se diversifican, se contrastan y se resignifican. Estas temáticas emergentes
buscan crear vínculos en torno al patrimonio material e inmaterial y demostrar que las artes
y su exhibición (aún con limitaciones) generan puentes a otros pensamientos y tradiciones
comunitarias.
Como resultado se realizó un catálogo de la exposición y una investigación teórica
acompañada de formatos útiles para la producción de este tipo de proyectos teniendo en
cuenta la precariedad del campo de producción en la ciudad.

CONCLUSIONES:
Cuando se menciona la reinvención de los museos (Combariza, López, et alt. 2014)
inmediatamente pensamos el dónde y cómo se dan estos procesos. Reflexionar las
conformaciones de comunidad en lugares donde hay un sistema incipiente es diferente en
cuanto a las formas de participación y permeabilidad, es un proceso lento que hace visible
el principio de organización de cierto entramado y, por ende, cuestiona las formas en que se
posiciona desde las relaciones de poder y los conjuntos de los que hace parte.
Para contribuir a las micropolíticas de las escenas locales la museología requiere trabajar
las líneas que la transversalizan antes que sus soportes físicos, y así definir la función del
museo según sus imaginarios y usos, acogiendo lo dinámico, caótico y rizomático de los
tejidos culturales.
Una museología capaz de actuar sin resguardo, que genera campo en lugar de espacios, en
donde fortalecer el museo es vitalizar el medio en el que se desenvuelve, la cercanía de los
profesionales y la necesidad de su existencia (o su revisión).
En ocasiones olvidamos la importancia de la participación de las comunidades artísticas y
académicas desde la interculturalidad, quienes necesitan un espacio de cohesión y
discusión. En las pequeñas ciudades no por pertenecer a estas se tiene relación directa con
el museo, asumiendo un público implícito inexistente que incluso se siente excluido por
falta de referentes simbólicos o por la reiteración de la imagen de elite, razón por la cual no
ven en el campo museal una opción para expresar su afinidad.
Por ello se requiere recircular las formas de representación muchas veces normalizadas,
inmóviles o estereotipadas y reexaminar lo que el discurso oficial ha dejado al margen,
tanto desde el contenido como desde la forma. También generar más conversaciones
focalizadas hacia contextos similares, incluso en lo internacional, para una diferenciación
entre los roles y acciones de las personas que se mueven en estos ámbitos sin ponerlas en
un estatuto menor y considerándolas una comunidad prioritaria en la descentralización.
Es necesario empoderar los vínculos entre lo expositivo, los archivos y la comunidad fuera
del museo, y así comprender las escalas de valor de lo considerado coleccionable o
patrimonio, siendo responsabilidad de toda la red, sensible y crítica, que lo difunde: lo que
se expone no es llegada, sino punto de partida desde una posición a defender de qué y para
quién se cuenta. Y es allí donde nuevos actores, en actividades sencillas, comprenden la
posibilidad de producir, acceder y potencializar las operaciones de un museo con sus
cuestionamientos y encuentros.
Teniendo en cuenta las dificultades de consolidación, es necesario establecer redes según
dinámicas internas, apropiaciones de las matrices culturales y formas de producción/
circulación de conceptos, imágenes y sensibilidades, como caminos alternos para escuchar
lo que dichas escenas plantean que las distancien del silencio y la sombra en la que en
ocasiones son asumidas. Este proceso no es para amortiguar, alfabetizar o “solucionar” sino
para realzar y respetar la autonomía, tanto de alejarse de los discursos que el arte construye
como de modificarlos e integrarlos, con el fin de posicionar una reescritura contextualizada
frente a prioridades emergentes territoriales.
Iniciativas como las mencionadas o como el Museo Modulable (espacio de exhibición
móvil de la Universidad de Caldas), provocan nuevos usos de los espacios e ideas desde lo
que no es cotidiano, trastocando algunas barreras que se han generado, permitiendo dudar,
reimaginar y experimentar. El estado no estandarizado de lo museológico, como un
concepto móvil y sin límites para intervenir en el mundo (Cerrolaza, 2018), permite la
interacción desde múltiples saberes de grupos, actividades y prácticas diversas y que no
comparten sus lugares de enunciación, convirtiendo la muestra en un laboratorio desde la
complejidad.
Se concluye la necesidad de que el curador asuma el rol de hablante (capacidad discursiva
desde otras voces) y mediador (entre agentes del campo) ambos como ejercicio de poder en
relación con el otro (Ordoñez, 2015) proponiendo nuevas perspectivas, múltiples
significados y analizando la forma en que se mueven y se deforman en los circuitos
existentes desde la acción.

Ahora bien, la limitación de estas experiencias está en no poder ampliar los horizontes
desde proyectos de corto plazo y con pocos recursos. Por ende, llegar a otras comunidades
con mayores barreras de acceso quedará pendiente para futuros proyectos, con una
expansión a procesos museológicos de alto alcance temporal y territorial, que logren
articular los públicos recurrentes con nuevas posibilidades etarias, rurales y barriales,
resaltando la importancia de públicos específicos que interpelen fenómenos sociales como
la migración interna y la cultura popular. Estas temáticas ya han sido abordadas por
colectivos artísticos y activistas culturales de otros territorios, delimitando el alcance de la
investigación con herramientas de colaboración existentes en el compartir comunitario
popular y que hoy, se reafirman en variadas propuestas que enfrentan las formas de
representación y educación tradicionales.

Somos conscientes que la horizontalidad y la colaboración no fue completa, aunque


permitió mostrar que la exhibición si podía ser un espacio de formación e identidad
participativa, y por ello es necesario pensar en las formas de involucrar la institucionalidad
como un espacio de encuentro seguro, encarar con estas iniciativas ese estatus formal como
dispositivo que pone en relación diferentes esferas, más allá de su estructura, física y de
poder.

Cierro esta reflexión con Cameron (2004) quién plantea la necesidad del templo (idea de
museo) de contar con el foro (desde el campo museal artístico), para establecer narrativas al
mismo tiempo que incorpora las manifestaciones que representan un cambio hoy. Además,
una invitación abierta a reflexionar que, a pesar de todo, sigue la falta de asistencia en
ambos tipos de espacio, más aún en un país y una época en donde estas instituciones no
forjan verdad, en donde la digitalización nos satura y muchos no tienen conexión previa de
legitimidad. Entonces, si el museo habilita o resignifica lo que ya traemos; si el arte nos
permite activar nuestros propios procesos ¿flexibilizamos las funciones del museo?
¿diversificamos los espacios no museales? ¿separamos o juntamos las dinámicas de lo
alterno y lo hegemónico?, volvemos así a Hoff (2018) con quien iniciamos ¿Cómo
repensamos el campo museal en la riqueza de todas sus contradicciones?
BIBLIOGRAFÍA
Bustos, G y Sepúlveda, J (2017) ESCENAS LOCALES. no todo está hecho,
afortunadamente. Recuperado de: https://vadb.org/articles/escenas-locales-no-todo-esta-
hecho-afortunadamente
Cameron F. (2004) The Museum, a Temple or the Forum. En Reinveinting the museum,
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Cerrolaza, S. (2018) Los museos sin territorio. Una tipología de museo sin edificio.
Recuperado el 3 de enero de 2020 de: http://www.davismuseum.com/download/los-
museos-sin-territorios.pdf
Combariza, López y Castell, (2014). Museos y museologías en Colombia. Retos y
perspectivas. Cuadernos de Museología, Universidad Nacional de Colombia : Bogotá.
Deloche, Bernard (2001), “Museal”, en EL MUSEO VIRTUAL, 1a. edición francesa 2001,
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Hoff , M (2018) Como (no) repensar los museos en tiempos tan impresionantes. En
“Repensar los museos” Memorias del III Congreso Internacional Los museos en la
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Jiménez-Blanco, M.D. (2014) El museo sin paredes. Una Historia del Museo en Nueve
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