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colección "libros de economía oikos"

Producción
,
de Inercanc1as
por medio de
,
mercanc1as
Preludio a una crítica dela TeoríaEconómica

PIERO SRAFFA

/
:i.FüH2199

oikos-tau, s. a. • ediciones
ü>.ur:LU>O 53'7 • BARCELONA
nI..!SSÁR DE MAR· BARCELONA· ESPAÑA
...

BIBLIOTECA e.e. ECONOMICAS

111111111 1111
Indice INVENTARIO 1800292~

PREFACIO ...... ... ' ............... ......... . 11

PARTE 1

INDUSTRJ A~ DE P.RODUf.TOS SIMPLES


Y f.:\PITAL f.JHCrLANTE

J PRODUCCIÓN DE SUBSISTENCIA

l. Dos producto!"< . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
2. Tres o más productoi:; . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
3. Caso general . ............... .. ~ .· . . . . . . . . 18
J( PRODUCCIÓN CON UN EXCEDENTE

4. El tipo de beneficio . . .... . ... . . 1. • • • • • • • • 21


5. Ejemplo de tipo de beneficio. . . . . . . . . . . . . 22
6. Producto!' .bási_c~s y no básicos . . . . . . . . . . . 23
7. Nota termmolog1ca . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . 24
8. Salario de subsistencia y salario-excedente . 25
9. Salario:- pagados del producto . . . . . . . . . . . 26
10. f:antidad y calidad del trabajo • . . . . . . . . . . 26
11. Ecuaciones de producción . . . . . . . . . . . . . . . 27
12. La renta nacional en un sistema de auto-
rt•emplazamiento............... . . . . . . . . . .. 27
l lJ PROPORCIONES ENTRE EL TRABAJO Y LOS MEDIOS
DE PRODUCCIÓN

13. Los salarios como proporción de la renta


nacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . 29
14. Los valores cuando toda la renta nacional va
a los salarios .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . · 29
15. Variedad en las proporciones entre !'I trabajo
y los medios de producción . . . . . . . . . . . . . . . 29
16. «Industrias con déficit» e «Industrias C'On
excedente» ............ . .... . .. . .... ... ; 30
17. Una proporción crítica .. . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
18. Var~~ci~nes de precios para restablecer el
equ1hbr10 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... . . . . . . . . . 31
19. Razones de precios entre t'l producto y los
mc' dio1< de producción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
20. Razones de precio~ 1·11tre productos....... 33
21. l'na proporción rPcurrcnte . . . . . . . . . . . . . . . 33
22. Raziin equilibra<lora y tipo máximo de he-
nefil'io . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34

IV LA MERCANCÍA PATRÓN

23. «Una medida invariable de valor»......... 37


24. La perfecta mercancía compuesta . . . . . . . . 38
25. Construcción de tal mercancía: ejemplo . . . 38
26. Definición de la mercancía patrón . . . . . . . • 40
27. Igual excedente porcentual . . . . . . . . . . . . . . 40
28. La razón patrón (R) entre el producto neto
y los medios de producción. . . . . . . . . . . . . . 41
29. Razón patrón y tipos de beneficio . . . . . . . 41
30. Relación entre el salario y el tipo de benefi-
cio en el sistema patrón ... '. . . . . . . . . . . . . . 42
31. Relación extendida a cualquier sistema .. . 42
32. Ejemplo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
33. Construcción del sistema patrón: el sistema q. 44
34. La renta nacional patrón como unidad . . . 45
35. Exclusión de los productos no básicos 46

V CARÁCTER ÚNICO DEL SISTEMA PATRÓN

36. Introducción ....... .. ........ . ........ . 47


37. Siempre es posible la transformación en un
sistema patrón ... . .... . . . ...•.......... 47
38. Por qué surge el problema del carácter único. 48
39. Precios positivos a todos los niveles de salario. 49
40. Ecuaciones de producción con salarios cero . 49
41. Conjunto único de multiplicadores positivos. 50
42. Multiplicadores positivos correspondientes al
más bajo valor de R ................... . 51
43. El producto patrón es reemplazado por la
cantidad de trabajo equivalente .. . ...... . 53
44. El salario o el tipo de beneficio como varia-
ble independiente .. .. ....... . .......... . 55
VI REDUCCIÓN A CANTIDADES DE TRABAJO FECHADAS

45. El aspecto del coste de producción . . . . . . . 57


46. Definición de la «Reducción» . . . . . . . . . . . . 57
47. Esquema del movimiento de términos indi-
viduales con variaciones en la distribución. 58
48. Movimiento de un agregado de términos... 61
49. El tipo de descenso de los precios no puede
exceder del tipo de descenso de los salarios. 63
PARTE 11

INDUSTRIAS DE PRODUCTOS MÚLTIPLES


Y CAPITAL FIJO
VII PRODUCCIÓN CONJUNT ..\
50. Do~.
métodois de produc!'i<ln para dos produc-
tos ronjuntos; o un mho1lo para produl'irlos
y dos m étodos para u:<arloi-; l'n la protlue!'ión
de una tercera mnl'an!'Ía . . . . . . . . . . . . . . . 67
51. Un sistema domfo todo,.; los productos son
conjuntos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
52. Complicariones en la construcción del siste-
ma patrón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
VIII EL SISTEMA PATRÓN CON PRODUCTOS CONJUNTOS

53. Multiplicadore:< negativo,.; : [. Proporciont•s


de producción incompatiblrs con proporcio-
nes de utilización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
54. Multiplicadores negativos: IJ. Productos bá-
sicos y no básicos producirlos conjuntamcntl' 72
55. Multiplicadores negativos: III. Materia prima
especial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
56. Interpretación de los componentes negativos
de la m ercancía patrón . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
57. Productos básicos y no básico¡;: necesidad <le
una nueva definición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
58. Tres tipos de productos no básicos . . . . . . . . 73
59. Ejemplo del tercer tipo.. . . . . . . . . . . . . . . . . 75
60. Definición general . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . 76
61. Eliminaciones de los productos no básicos .. 77
62 . El sistema de ecuaciones básicas . . . . . . . . . 77
63. Construcción del sistema patrón . . . . . . . . . 78
64. Sólo el más bajo valor de R es económica-
m ente significativo.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
65. Un impuesto sobre los productos no básicos
no afecta al tipo de beneficio ni a los precios
de los otros productos ..... ... ~ . . . . . . . . . . 80
IX OTROS EFECTOS DE LA PRODUCCIÓN CONJUNTA

66. Cantidad de trabajo incorporado en dos mer-


cancías conjuntamente producidas por dos
procesos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
67. Cantidad de trabajo incorporado en dos mer-
cancías conjuntamente producidas por un
solo proceso........... . . . ... ·. . . . . . . . . . . . 85
68. La reducción a cantidades de trabajo fecha·
das no es posible en general ..•.•.•..••.• 86
69. No hay certidumbre de que todos los precios
permanecerán positivos a medida que varia
el salario .............................. . 87
70. Cantidades negativas de trabajo. . ....... . 87
71. El tipo de descenso de los precios ya no está
limitado por el tipo de descenso de los
salarios ....... . .. .. ...... . .... . ....... . 89
72. Implicación de esto 90

X CAPITAL FIJO

73. El capital fijo como un tipo de producto


conjunto • . . . . . . . . . . . . . . . • • • . . .. . . . . . . . . • 93
74. Las máquinas de diferentes edades conside-
radas como productos diferentes • . . . • . • . • 93
75. La carga anual sobre los instrumentos du-
raderos, calculada por el método de la
anualidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
76. La misma carga, calculada por el método de
las ecuaciones de producción conjunta. . . . 95
77. El método de las ecuaciones es más general. 97
78. Diferente depreciación de instrumentos si-
milares en diversas utilizaciones . . . . . • . . . . 97
79. La reducción a cantidades fechadas de tra•
bajo es generalmente imposible con capital
fijo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
80. Cómo varia el valor contable de la máquina
con la edad si r = O . . . . . . . • . . . • • • . • • • . . 99
81. La cantidad de trabajo ·«contenida» en una
máquina parcialmente desgastada. . • . . . . . • • 99
82. Cómo varia el valor contable con la edad si
r >O . .............. . . .. ............... 101
83. Variación del valor contable de un conjunto
complet? ~~ máquinas de todas las edades
con vanac1on de r.... .. . .. . .. ....... .... 102
84. El capital fijo en el sistema patrón .••... ~ 104

XI TIERRA

85. Similitud entre los recursos naturales que


ganan una renta y los productos no básicos. 107
86. La renta diferencial •• • . • . . . . . . . . . . . . . . • • 107
87. La renta sobre tierra de una sola ~alidad . 108
88. Relación de la renta con los rendimientos
decrecientes, «extensivos» e «intensivos». . 109
89. Multiplicidad de productolj aµ:rícolas . . . • . . 110
90. Revi"ión de la 1fo•tinción entr1• si>'tema de
prod u e tos simplPi< y i-istema dt• producto1<
conjuntos. ... .. . ........ ..... . ... ....... 111
91. Cua"i rentas. . . . . . . . . . . . . . . . • • . . . . . . . . . . 112

PARTE 111

DESPLAZAMIENTO EN LOS MÉTODOS DE PRODUCCIÓN

XIJ DF.SPLAZAMIENTO EN r.os ~ÉTODOS DE PRODUCCIÓN

92. Ca1<0 !Wncillo: producto,.: no há,;icos .. . . . . . 115


93. Produ<'l.O!' hásico1<: desplazamiento tanto del
m~tocfo como ,Jel >;Ístema . . . . . . . . . . . . . . . 116
94. Condición para que una elevación en el tipo
d" ben.eficio conduzca invariablemente a un
desplazamiento a una razón patrón más alta. 118
95. A trav~" ele una serie de desplazamientos de
;;istema a sistema (siempre que sean sistemas
de productos simples), a un tipo de beneficio
más 11lto corresponde un descenso en el
salario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
96. Desplazamiento de métodos en sistemas de
produl'tos múltiple,.: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121

APÉNDICES

A. soBRE 1,os « SUBSISTEMAS» •••••••••••••• 123


B. NOTA SOBRE PRODl'CTOS NO BÁSICOS QUE SE
Al' TOREPRODUCEN • • • • • • • • • • • • • • •• • •• • • • 125
C. EL ARTIFICIO DE U N «SISTEMA BÁSICO».... 129
D. RlffE R ENCIAS A LA LITERATURA

1. l .a producción como un proeeso circular


1•n los fisiócratas y en Ricardo. . . . . . . . 131
2. {.a medida p atrón. de valor y el «trabajo
ordi-natlo» . . . . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . 132
3. El tipo máximo de ·b en eficio .. . . . . . . . . 132
4. El capital fijo residual como un producto
conjunto .... ._ . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . 133

J ruli1·1• alfahétim.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • 135


Prefacio

Cualquier persona acostumbrada a pensar en términos del


equilibrio de demanda y oferta puede inclinarse a suponer,
al leer estas páginas, que la argumentación descansa sobre el
supuesto tácito de rendimientos constantes en t odas las inclu~­
trias. Si se encuentra útil tal supuesto, no hay inconveniente
alguno en que el lector lo adopte como una hipótesis t emporal
de trabajo. De hecho, sin embargo, no se h ace tal supu esto.
No se considera variación alguna en el volumen de produc-
ción ni (al menos en las Partes I y II) variación alguna en
las proporciones en que los diferentes m edios de producción
son utilizados por una industria, de modo que no surge pro·
hlema alguno sobr e la variación o constancia de los r endi-
mientos. La investigación se ocupa exclusivamente de aquellas
propiedades de un sistema económico que no dependen de
variaciones en la escala de producción o en las proporciones
de los «factores».
E st e punto de vista, que es el de los antiguos economistas
clásicos desde Adam Smith a Ricardo, ha sido sumergido y
olvidado desde el advenimiento del método «marginalista». La
razón es obvia. El enfoque marginalista exige que la atención
se centre en la variación, porque sin variación, bien en la escala
de la industria, bien en «las proporciones de los factores de
producción», no puede haber producto marginal ni coste mar·
ginal. En un sist ema donde la producción continuara sin
variación en esos aspectos, día tras día, el producto m arginal
de un factor (o, alternativamente, el coste marginal de un
product o) no sólo sería difícil de encontrar, sino que no habría
donde encontrarlo.
E s preciso, sin embargo, tener cuidado en evitar la confu-
sión entre los «márgenes» espurios y el artículo auténtico. A lo
12 PREFACIO

largo de estas pagmas se encontrarán ejemplos que, a pri-


mera vista, parece imposible distinguirlos de ejemplos de la
producción marginalista; pero el signo seguro de su carácter
espurio es la ausencia del tipo de variación requerido. El caso
más conocido es el del producto de la «tierra marginal» en la
agricultura, cuando se cultivan simultáneamente tierras de
calidades diferentes: sobre este punto, basta con referirse a
P. H. Wicksteed, el purista de la teoría marginal, que con-
dena tal utilización del término «marginal» como fuente de
«horrible confusión» (1).
La tentación de presuponer rendimientos constantes no es
enteramente caprichosa. El propio autor la experimentó cuando
comenzó estos estudios hace muchos años - y le condujo, en
1925, al intento de argumentar que sólo el caso de los rendi-
mientos constantes era generalmente coherente con las premi-
sas d"e la teoría económica. Es más, cuando, en 1928, Lord
Keynes leyó un borrador de las primeras proposiciones de este
trabajo, recomendó que si no iban a suponerse rendimientos
constantes, deberla hacerse una clara advertencia en tal sen-
tido.
Estas alusiones dan incidentalmente alguna idea del des-
proporcionado período de tiempo durante el cual ha estado
en preparación un trabajo tan breve. Mientras las proposicio-
nes centrales habían tomado forma en los últimos años de la
década de 1920, algunos ptJD.tos particulares, tales como la
mercancía patrón, los productos conjuntos y el capital fijo
fueron desarrollados durante la década de 1930 y en los pri-
meros años de la década siguiente. Desde 1955, mientras estas
páginas eran agrupadas a partir de una masa de antiguas notas,
poco fue añadido, aparte de llenar algunas lagunas que se
habían desvelado en el proceso (tales como la adaptación de
la distinción entre «productos básicos» y «no básicos» al caso
de productos conjuntos).

(1) «Political Economy in the Light oí Marginal Theory», en Economic


Journal, XXIV, (1914), págs. 18-20, reimpreso como un apéndice a su Common
Sense of Political Economy, ed. Lionel Rohhins (1933), págs. 790-2.
PREFACIO 13
Como era perfectamente natural durantt> un período tan
]argo, otroR autores han adoptado de vez Pn cuando, e inde-
pendientemente, puntos de vista que son ~iruil arei:; a uno u
otro d e lo;; acloptados en est e trabajo, y Jo" han dei:;arrollado
e n mayor m<"clida o en unas direccionei; dif<"rentes de las se-
guida>' acl'tÍ. E ro, !'in embargo. un rasgo p<"culiar del conjunto
cle propm;i(•ic.HH'" uhora puhlicadai; que, aunque no entran en
una di.~1·11sió11 de la teoría marginalista ild ,-alor y de la dis·
trihudóu, han sido daboradas, sin t'mhargo, para servir de
base a un a crítica de tal t eoría. Si lo:> d mit:"ntos se i;ostienen,
Ja erítica podrá St'r intentada más t ardf'. bien p or el autor,
bien por alguien más joven y mejor c•quipado para la tarea.
Mi máxima dt'uda ;;e refiere al Profe;;or A. S. B esicovitch ,
por la inapreciable ay uda matemática <pte me ha prestado
durante muchos años. También estoy en cleuda, p or una ayuda
similar en p eríodos diferentes, con el fallecido :Mr. Frank Ram-
sey y con Mr. Ali:;te;:r Watson. R esultará perfectamente claro
que no siempre he i;eguido los consej os t·xp.-rloi' C{11 C ~1· me
dieron; en particular, respecto del ~istema de notación adop·
tado, que he insistido en mantener para que pudic·ra st:r St'guido
fácilmente por Jo¡, lect ores no matemá ticos (aunque admito
que está expuesto a obj eciones en algunos aspectos).

P.S.
TRI:->lTY C oLLEGE, CAMBRIDGE, Marzo 1959
PARTE 1

INDUSTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLES


Y CAPITAL CIRCULANTE

CAPÍTULO I

Producción de subsistencia

1 Consideremos una sociedad extremadamente simple que


produce lo justo para mantenerse. Las mercancías son produ-
cidas por industrias diversas y son intercambiadas en un mer-
cado que se celebra tras la cosecha.
Supongamos, para comenzar, que sólo se producen dos
mercancías: trigo y hierro. Ambas se utilizan, en parte, para
el sostenimiento de quienes trabajan y el resto se utiliza como
medios de producción - el trigo como semilla y el hierro en
forma de herramientas. Supongamos que, en conjunto, e in-
cluy endo las necesidades de los trabajadores, se utilizan 280
arrobas de trigo y 12 toneladas de hierro para producir 400 arro-
bas de trigo; en tanto que se emplean 120" arrobas de trigo y
8 toneladas de hierro para producir 20 toneladas de hierro. Las
op eraciones de un año pueden ser tabuladas del modo siguiente:

280 arrobas trigo + 12 Tm. hierro _,. 400 arrobas trigo


120 arrobas trigo + 8 Tm. hierro _,. 20 Tm. hierro.

Nada se ha añadido mediante la producción a las posesio-


nes de la sóciedad en su conjunto: se h an absorbido 400 arro-
bas de trigo y 20 toneladas de hierro en total y se han produ-
cido esas mismas cantidades. Pero cada mercancía, que inicial-
mente estaba distribuida entre las industrias según sus necesi-
dades, aparece al final del año totalmente concentrada en las
m anos de su productor.
18 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLES

(Denominaremos a estas relaciones «los métodos de pro-


ducción y de consumo producti~o» o, para abreviar, los métodos
de producción.)
Hay un único conjunto de valores de cambio que, en caso
de ser adoptado por el mercado, restablece la distribución ori-
ginal de los productos y hace posible que el proceso se r epita;
tales valores surgen directamente de los métodos de producción.
En el ejemplo particular que hemos tomado, el valor de cam-
bio requerido es de 10 arrobas de trigo por 1 tonelada de
hierro.

2 Lo mismo se aplica al caso de tres o más mercancías.


Añadiendo un t ercer producto, cerdos:

240 arr. trigo + 12 Tm. hierro + 18 cerdos _. 450 arr. trigo


90 arr. trigo + 6 Tm. hierro + 12 cerdos - ~ 21 Tm. hier.
120 arr. trigo + 3 Tm. hierro + 30 cerdos _,. 60 cerdos.

Los valores de cambio que aseguran el reemplazamiento


completo son 10 arrobas de trigo = 1 Tm. de hierro = 2 cerdos.

Puede advertirse que mientras en el sistema de dos indus·


trias la cantidad de hierro utilizada para producir trigo tenía
necesariamente el mismo valor que la cantidad de trigo uti-
lizada en la fabricación de hierro, esto deja de ser necesaria-
m ente verdad para cualquier par de mercancías cuando hay
tres o más productos. Así, en nuestro último ejemplo no se
registra tal igualdad, y el reemplazamiento sólo puede ser
efectuado a través de un comercio triangular.

3 Formulando la posición en t érminos generales, tenemos


las mercancías: «a», «h», .. ., «k», cada una de las cuales es
producida por una industria distinta.

Llamemos A a la cantidad anualmente producida de la


mercancía «a»; B a la cantidad anualmente producida de
la mercancía «h», y así sucesivamente.
P ROD U CCIÓN DE SUBSISTENCIA 19
_.\dem ás. denominemos Áa, B., .. ., Ka a las cantidades de
ez>_ <hit .... , «k» utilizadas anualmente por la industria que
~~oce A: denominemos Ab, Bb, ... , K 6 a las correspondientes
=tidades utilizadas para producir B, y así sucesiv amente.
T odas ést as son cantidades conocidas. Las incógnitas a
¿~~ermi n ar son p., pb, ... , pk, que indican, r espectiv amente,
' alores unitarios de las mercancías «a», «b», ... , «k», que,
ei ca.so de ser adoptados, restablecerían la posición inicial.

L~ condiciones de producción 80n ahora las siguientes:

A .p. + Bapb + ... + K.pk = Apa


A bp. + Bbpb + ... + K,,pk = Bpb

d<.:!nde. puest o que se supone que el sist ema está en un est ado
~"' autoreemplazamiento, Á a + A b + ... + Ák = A ; B. + Bb
- ... - Bk = B ; ... ;y K. +
Kb + ... +
Kk = K. E s decir, la
~a de la primera columna es igual a la primera fila ; la de
'...a ~gu nda columna es igual a la segunda fila, y así sucesiva-
;::¡en te.
:\o es necesario suponer que cada mercancía entre direc-
tc."Tl~nte en la producción de todas las. demás; según es to, al-
guna;: de las cantidades del lado izquierdo, es decir del lado
ci.- lo• m edios de producción, pueden ser cero.
~•. tom a una m ercancía como medida de valor y se iguala
"º !' recio a la unidad. Esto nos dej a con k - 1 incógnitas,
P ur.- to que en el total de las ecuaciones las mismas ca ntidades
a part>re n en ambos lados, cualquiera de las ecuaciones_ puede
inierir,,e de la s uma de las demás ( 1), Así nos quedamos con
k - 1 ec uaciones lineales independientes que determinan uní-
,·ocamen te los k - 1 precios.
(l) E sta for mulación presupone que el sist ema está en un est ado de
= to-reemplazamiento ; per o todo sis tema del tipo considerad o p uede ser
~Yado a tal estado simplemente mediante la va r iación d e las proporcion es
= que las ecuaciones individuales entran en é l. (Los sistemas que se com ·
portan así con un excedente será n discutidos en las secciones 4 y siguientes.
Los sistem as que son incapaces de comportarse así con cualesquiera propor-
cion~ y arrojan un déficit e n la producción de algunas merca ncías r es-
ptt"to de su consumo, incluso si ninguna tiene un excedente, no re.presentan
ili- temas económicos viables y no son considerados.)
~ II

Producción con un excedente

.i S la economía produce más del mínimo necesario para


a ~laza.miento y existe un excedente que distribuir, el
1e:::ex a se hace autocontradictorio. En efecto, si sumamos
~ - Ja.; ecuaciones, el lado derecho de la ecuación-suma re-
(o producto nacional bruto) contendrá, además de
b:.5 eantidades que se encuentran en el lado izquierdo
:::eCo.s de producción y subsistencia), algunas adicionales
están en el lado izquierdo. Contando como en la sección
l. 2'05mOS ahora k ecuaciones independientes con solamente
- :: Ineógnitas.
Lz d:i:ñcultad no puede ser superada asignando el excedente
!!e que los precios sean determinados, como se hace con
:i ~lazamiento de materias primas, bienes de subsistencia,
~ Esto se debe a que el excedente (o beneficio) debe ser
~"!::rrido en proporción a los medios de producción (o ca-
- aTimZados en cada industria, y tal proporción entre dos
~ de bienes heterogéneos (en otras palabras, el tipo
- ~cio) no puede ser determinada antes de que conoz-
los precios de los bienes. Por otra parte, no podemos
la. ~o-nación del excedente hasta después de que co-
:m::z::i::=::o;:- los precios, porque, como veremos, los precios no
;=e::e:o determinarse antes de conocer el tipo de beneficio. El
_ .__!2rl-'L<Lo es que la distribución del excedente debe ser deter-
a través del mismo mecanismo y al mismo tiempo
R determinan los precios de las mercancías.
22 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLES

Según esto, introd ucimos el tipo de beneficio (que deb e ser


uniforme para todas las industrias) cumo una incógnita que
denominamos r, y el sist ema se convierte en

(Aªpª + Bapb + ... + Kapk) (l + r) = Apª


(Abpa + Bhpb + ... + Kbpk) (l + r) = Bpb

donde, puesto que se supone que el sistema está en un estado


de autoreemplazamien to, Aª + Ab + ... +
Ak ~ A; B. + Bb +
+
... + Bi. ;;;; B ; ... ;Ka + Kb + ... Kk ~ K; es decir, la cantidad
producida de cada m ercancía es al menos igua l que la cantidad
de la misma q ue es utilizada por todas las r amas productivas
en su conjunto.
Este sistema contiene k ecuaciones independientes que de-
termin an los k - 1 precios y el tipo de beneficio.

5 Como ejemplo, podemos aumentar, en el caso de dos


mercancías (sección 1), la producción de trigo de 400 arrobas
a 575 arrobas dejando sin variación las demás cantidades
E sto det ermina un excedente social de 175 arrobas de trigo
y la posición resulta nte es:

280 arrobas trigo + 12 Tm. hierro -+ 575 arrobas trigo.


120 arrobas trigo + 8 Tm. hierro - • 20 Tm. hierro.

La r elación de cambio que permite que los avances sean rcem·


plazados y qu e los beneficios sean distribuidos a ambas in-
dustrias en proporción a sus avances es 15 arrobas de trigo
por 1 tonelada de hierro; y el correspondiente tipo de beneficio
en ca da industria es del 25 %-
(Hagamos, como ilustración, el cálculo aritmético para la
industria del hierro. De las 20 toneladas producidas, 8 van a
reemplazar el hierro utili zado y 12 son vendidas al precio de
15 arrobas de trigo por t onela da , obteniéndose por consi·
guicnte 180 arrobas de trigo; de ést as, 120 arroba!' van a
PRODUCCIÓN CON UN EXCEDENTE 23
reemplazar el trigo utilizado y 60 arrobas son el beneficio al
tipo del 25 % sobre las 240 arrobas de trigo, que es el valor
total del trigo y el hierro utilizados como medios de produc-
ción y de subsist encia en la industria del hierro.)
6 Es preciso advertir un efecto de la aparición de un ex-
ttdente. Anteriormente, todas las mercancías estaban en pie
de igualdad, puesto que cada una de ellas aparecía tanto entre
~ productos como entre los medios de producción; como con-
~uen cia, cada una de ellas entraba directa o indirectamente
en la producción de todas las demás, y cada una jugaba un
papel en la determinación de los precios. P ero ahora cabe la
exist encia de una nueva clase de bienes de «lujo» que no
;.on utilizados ni como instrumentos de producción ni como
artículos de subsistencia en la producción de las dem ás m er-
~cías .
E stos productos no tienen papel alguno en la determina-
ción del sistema. Su papel es puramento pasivo. Si una inno-
" ación vi niera a reducir a la mitad la cantidad de cada uno de
~ medios de producción que son necesarios para producir una
unidad de un bien de «lujo» de este tipo, el precio de est a
mercancía descendería a la mitad, pero no se r egistrarían con-
~uencias ulteriores; las relaciones de precios de los otros
productos y el tipo de beneficio permanecerían inalterados.
P ero si tal ocurriera en la producción de una m ercancía del
tipo opuesto, que entra en los medios de producción, todos los
precios r esultarían afectados y el tipo de beneficio variaría.
úto puede ver se si eliminamos del sistema la ecu ación que
representa la producción de un bien de «lujo». Puesto que al
hacer esto eliminamos una incógnita (el precio de este bien),
que sólo aparece en esa ecuación, las restantes ecuaciones con-
tinuarán formando un sistema determinado que será satisfecho
por las soluciones del sistema más amplio. Por otra p arte, si
elimináramos una de las otras ecuaciones correspondientes a
bienes que no son de «lujo», el número de incógnitas no re-
5111taría r educido puesto que la mercancía en cuestión aparece
como medio de producción en las otras ecuaciones, y el sis-
tema se haría indeterminado.
24 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLES

Lo que acabamos de decir sobre el papel pasivo de los


bienes de lujo puede fácilmente . ~tenderse a aquellas otras
«superfluidades» que son solam'ie utilizadas en su propia
reproducción, bien directamente (por ejemplo, los caballos de
carreras), o indirectamente (por ejemplo, los avestruces y los
huevos de avestruz), o simplemente para la producción de
otras «superfluidades» (por ejemplo, seda bruta).
El criterio consiste en si una mercancía entra (directa o
indirectamente) en la producción de todas las mercancías. Las
que lo hacen serán denominadas productos básicos, y las que
no lo hacen serán denominadas productos no básicos.
Supondremos siempre que cualquier sistema contiene al
menos un producto básico.

7 Parece deseable, llegado este momento, explicar por


qué las relaciones qtre satisfacen las condiciones de producción
han sido denominaa.as <<Valores» o «precios» y no, como po-
dría pensarse que es más apropiado, «costes de producción».
Esta última denominación seria adecuada en relación con
los productos no básicos, puesto que, como se sigue de lo in-
dicado en la sección anterior, su relación de cambio es sim·
plemente un reflejo de lo que debe pagarse por los medios de
producción, trabajo y beneficios para obtenerlos; no hay
dependencia mutua.
Pero en el caso . de un producto básico hay otro aspecto
que considerar. Su relación de cambio depende tanto del uso
que se hace de él en la producción de otras mercancías bá-
sicas, como del grado en que aquellas mercancías entran en
su propia producción. (Uno podría sentir la tentación de decir
- aunque darla lugar a posibles errores - que su relación de
cambio «depende tanto del lado de la demanda como del lado
de la oferta».)
En otras palabras, el precio de un producto no básico de·
pende de los precios de sus medios de producción; pero éstos
no dependen de él. En tanto que en el caso de un producto
PRODUCCIÓN CON UN EXCEDENTE 25
básico, los precios de sus medios de producción dependen de
ro propio precio no menos que este último depende de aquéllos.
P or esto, parece necesaria una denominación menos unila-
teral que la de coste de producción. Aunque serian apropiados
úrminos clásicos como «precio necesario», <<precio natural» o
<precio de producción>> hemos preferido valor y precio com~o~::==::~.....
expresiones más cortas y no más ambiguas en el presente *09YA)~
texto (que no contiene referencia alguna a precios de mer o). ~~
Puede añadirse que, no sólo en este caso sino en g ; ralf3]l0118/8 ~
d uso de la expresión «coste de producción» ha sido e - dn. _ ;-
en est.e trabajo, como lo ha sido también el término «ca ¿·
en su connotación cuantitativa, a costa de algún circunlo 13tHl:l ,,,~ /
engorroso. La razón es que estos términos han venido a estar
~aados inseparablemente con el supuesto de que representan
cantidades que pueden medirse independientemente de, y an-
tes que, la determinación de los precios de los productos. (Re-
ca.érdense los «costes reales» de Marshall y la «cantidad de
capital>> implicada en la teoría de la productividad marginal.)
Puesto que uno de los objetivos de esta obra consiste en li-
buarse de tales presupuestos, la eliminación de los términos
parecía el único camino para no deslizar prejuicios en el tema.

8 Hasta este momento hemos considerado los salarios


como consistentes en los bienes necesarios para la subsistencia
de los trabajadores, de modo que entraban en el sistema en
pie de igualdad con el petróleo para las máquinas o los ali-
mentos para el ganado. Debemos tener ahora en cuenta el
otro aspecto de los salarios, puesto que además del elemento
de subsistencia, que siempre está presente en ellos, pueden
incluir una participación en la producción excedente. A la
ruta de este doble carácter de los salarios, sería apropiado,
cuando vengamos a considerar la división del excedente entre
capitalistas y trabajadores, separar las dos p~tes componen-
tes del salario y considerar sólo la parte del «excedente» como
Yariable; en tanto que los bienes necesarios para la subsisten-
cia de los trabajadores continuarían apareciendo entre los
medios de producción, con el petróleo, etc.
26 I N D USTRI AS D E PROD UCTOS SIMP LES

E vitaremos, sin embargo, en est e libro t oda intromisión en


el concepto tradicional de salario, y seguiremos la práctica
usual de tratar t odo el salario como variable.

La desventaja de este proceder consiste en que implica


relegar los bienes necesarios de consumo al limho de los pro-
duct os no b ásicos. La razón está en que ya no aparecen entre
los medios de producción del lado izquierdo de las ecuaciones;
de modo que una mejora en los m étodos de producción de los
bienes necesarios para la vida ya no afectará directamente al
tipo de b eneficio y a los precios d e los ot ros prod uctos. Los
bienes de pr imer a necesidad son, sin embar go, esencialmente
básicos, y si se impide que ejer zan su influencia sobre los pre-
cios y beneficios bajo esa denomin ación, es pr eciso per mitir
que la ej erzan por caminos tortuosos (p or ej emplo, est ablecien-
do un límite por debajo del cual no puede descender el sala-
rio ; un límite que descendería con cu alquier mejora en los
m étodos de producción de los bienes de primera necesidad,
llevando consigo un alza en el tipo de beneficio y una v aria-
ción en el precio de los dem ás productos).
'• E n cualquier caso, la discusión que sigue puede ser adapt a-
"
da fácilmente a la interpretación m ás apropiada, aun que no
convencional, del salario, sugerida m ás arriba.

9 También supondremos en lo sucesivo que el salario se


paga post f actum como una participación del producto anual,
abandonándose así la idea de los economist as clásicos de un
salario «avanzado» desde el capital. R etenem os, sin embar go,
el supuesto de u n ciclo anual de producción con un m ercado
anual.

10 La cantidad de trabajo empleada en cada industria


ha de ser representada ahora explícitam ente, ocu p ando el
lugar de las correspondientes cantidades de bienes de subsis-
t encia. Suponem os que el trabajo es uniforme en calidad o, lo
que viene a ser lo mismo, suponemos que cualesquiera difer en-
PRODUCCIÓN CON UN EXCEDENTE 27
ci2:s en calidad han sido previamente reducidas a diferencias
equivalentes en cantidad, de modo que cada unidad de tra-
bajo recibe el mismo salario.
Denominamos L,., L6 , ••• , L,, a las cantidades anuales de
trahajo empleadas, respectivamente, en las industrias produc-
toras de A, B, ..., K, y las definimos como fracciones del tra-
bajo anual total de la sociedad, que tomamos como la unidad,
de modo que
L,. + Lb + ... + L1c = l.

Llamamos w al salario por unidad de trabajo, que será


apresado, como los .precios, en términos de la medida de
mor adoptada. (Ver, $tibre la elección de una medida del
nlor, la sección 12.) ·

11 Sobre estas bases, las ecuaciones adoptan la forma:

( Aªp" + B,.pb + ... + K,.p,,) (1 + r) + Law = Ap,.


{Awa + B•P• + ... + Kbp1c) (1 + r) + L,w = Bpb

donde, como en los casos anteriores, se supone que el sistema


está en un estado de autoreemplazamiento tal que A 0 A6 +
- ... + A1c ~ A; B .. + B. + ... + B1c ;;;; B; ... ; K,. + K 6 +
... + Ki. ~ K.
12 La renta nacional de un sistema en un estado de auto-
~mplazamiento se compone del conjunto de mercancías que
quedan una vez que hemos extraído del producto nacional
bruto, renglón a renglón, los bienes que van a reemplazar los
medios de producción absorbidos en todas las industrias.
El valor de este conjunto de mercancías, o «mercancía
compuesta», como podemos denominarla, que forma la renta
nacional, lo hacemos igual a la unidad. Se convierte así en la
medida de valor en términos de la cual se expresan los sala-
28 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLES

rios y los k precios (ocupando el lugar de la mercancía única


arbitrariamente seleccionada en términos de la cual eran expre-
sados los k - I precios, además del salario).
Tenemos, por tanto, la ecuación adicional

[A - (A,. + Ab + ... + A,,)] Pa + [B - ( B,. + Bb + ... +


+ Br.)] P6 + ... + [K - ( K,. + Kb + ... + Ki.)] pr. = l.
(Es imposible que la cantidad agregada de cualquier mer-
cancía representada en esta expresión sea negativa, debido a
la condición de autoreemplazamiento supuesta en la sección ll.)
Esto nos proporciona k + 1 ecuaciones que se comparan
con k + 2 variables (k precios, el salario w y el tipo de bene-
ficio r).
El resultado de añadir el salario como una de las variables
es que el número de· éstas excede ahora al número de ecua-
ciones en una y que el sistema puede moverse con un grado de
libertad; y si una de las variables es fijada, las demás serán
fijadas también.
LlPITuLO III

Proporciones entre el trabajo


' los medios de producción

13 Procedemos a dar al salario ( w) sucesivos valores


que van de 1 a O: éstos representan ahora fracciones de la
renta nacional (consultar las secciones 10 y 12). Nuestro oh·
jetivo es observar el efecto de variaciones en el salario sobre
d tipo de beneficio y sobre los precios de las mercancías indi-
Tiduales, en el supuesto de que los métodos de producción
permanezcan inalterados.

14 Cuando hacemos w = 1, el total de la renta nacional


n1 a parar a los salarios, y r es eliminado. Volvemos así, de
hecho, al sistema de ecuaciones lineales de que partimos, con
la diferencia de que las cantidades del trabajo aparecen ahora
explícitamente en lugar de ser representadas por cantidades
de bienes necesarios para la subsistencia.
A este nivel de salarios, los valores relativos de las mer·
ea:ncías son proporcionales a sus costes-trabajo, es decir a la
cantidad de trabajo que ha ido directa o indirectamente a
producirlas (1), Los valores no siguen una i¡egla sencilla para
ningún otro nivel de salarios.

15 Partiendo de la situación en que toda la renta na·


cional va al trabajo, imaginemos que los salarios se reducen:
como consecuencia, surge un tipo de beneficio.

(1) Ver Apéndice A: «Sobre los "Subsistemas"».


INDUSTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLE S

La clave d el movimiento d e precios relativos que sigue a


una variación en el salario consiste en la desigualdad d e las
proporciones en que el trabajo y los medios de producción son
emplead os en las distin tas industrias.
E s claro que si la proporción fuera la mism a en todas las
indus trias no podría seguirse variación al guna d e precios p or
grande que fuer a la diver sidad d e la composición-mercancía
de lo~ medios d e producción en las difer entes industrias. P or-
q ue, en cada industria, una i gual reducción d el salario pro-
porcionaría justamente lo necesario para pagar los beneficios
sobre sus medios de producción a un tipo uniforme sin nece-
sidad d e alterar los precios existentes (1).

16 Por la misma razón es imposible que los precios per-


manezca n inalterados cuando hay una d esigualdad d e «pro-
porcio ne¡;», Supongamos que los precios permanecier an in-
variables una vez que el salario se hubo r educido y que hubo
surgido un tipo de beneficio. Puesto que, en cualquier . indus-
tria, el ahorro derivado d~ la reducción salarial dependería
del núm ero d e hombres empleados, mientras que lo necesario
para pagar beneficios a un t ipo uniforme d ependería del valor
t otal d e los m edios de producción utili zados, las industrias
con una proporción suficientemente baj a entre trabajo y me-
dio;; de producción t endrían un d éficit, en tanto que las in-
dustrias con una proporción suficientem ente alta tendrían un
excedente sobre sus p agos por salarios y beneficios. (Por el
momento no es tamos haciendo supuesto alguno respecto de
qué tipo de beneficio corresponde a una r educción salarial;

(1) En estas «proporciones» los medios de p roducción d eben ser medidos


por sus valor es; pero, puesto que los valores puede n cambiar con una va-
riación en el ~ al ar io. se plantea el proble m a ele cu áles son los v alores a que
nos referimos. La r espuesta es que en relaci<ln con el est ablecimie nto d e
In igualdad o no igualdad de las propor cion es (que es lo único que nos preo-
cupa por el m omen to) todos los conj unt os posibles de valores da n el mismo
resultado. E n efec to, como hemos visto. si las proporciones de tod as las
industrias son iguales, los valores, y por ta nto las proporciones, no v ar ían
con el sala rio; ele e's to se deduce que ~ ¡ las proporciones son desigu ales
al conjunto de valores correspondientes a un salario, no pueden ser iguales
a cualquier otro, de modo que son desiguales a todos los valores.
TRABAJO Y MEDIOS DE PRODUCCIÓN 31
todo lo que necesitamos en este estadio del análisis es que
~ruta un salario uniforme y un tipo de beneficio uniforme en
todo el sistema.)
~,,:
. ~·,. '
'"\
17 Habría una. ~<proporción cr~tica» entr rf~ ~ahaJ.O ...:Y· ~6s .•'~
1
medios de producc10n que marcana la frontJt;. e~ntira!l m- · \11
\ · "'~ U1rutll -!
du~trias con «déficit» y con «excedente». U in us.tria- que
empleara esa «proporción» particular mostra ~-~ equilibrio;
el ahorro procedente de la reducción salarial proporcionaría
exactamente lo necesario para el pago de beneficios al tipo
general. Cualquiera que sea el valor preciso de tal «proporción»
en un sistema particular, puede decirse a priori que, en un
sistema que incluya dos o más industrias básicas, la industria
con la más baja proporción entre el trabajo y los medios de
producción sería una industria con «déficit» y la que tuviera
la proporción más alta sería una industria con «excedente».

18 De esto se deduce que con una reducción salarial serían


necesarias variaciones en los precios para restablecer el equi-
librio en cada una de las industrias con «déficit» y en cada
una de las industrias con «excedente».

Cabe esperar que, para alcanzar este objetivo, habría de


entrar en juego, en primer lugar, la relación de precios entre
cada producto y sus medios de producción. Consideremos la
situación de una industria con «déficit» cuando el salario se
ha reducido. Una elevación en el precio del producto respecto
de los medios de producción ayudaría a eliminar el déficit,
puesto que liberaría una parte de Ía cuota del producto bruto
de la industria que había estado yendo a financiar el reem-
plazamiento de los m edios de producción ahora abaratados ;
y así se incrementaría la cantidad disponible para ser dis-
tribuida como salarios o beneficios. El alza del precio llevaría
por sí misma a un incremento en la magnitud (y no simple-
mente en el valor) de aquella parte del producto de la indus-
tria que queda disponible para ser distribuida, a pesar de que
los métodos de producción no han variado.
'.
32 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLES

Otro efecto de la elevación del precio del producto en re·


!ación a los medios de producción consistiría, naturalmente,
en ayudar a que una cantidad dada del producto tendiera a
alcanzar el tipo de beneficio requerido.
En segundo lugar, e independientemente de esto, cuanto
más fuerte fuera la elevación en el precio del producto respecto
del trabajo, menor sería la cantidad del mismo absorbida por
el salario.
De modo semejante, los movimientos de precios en una
dirección opuesta podrían llevar a absorber el excedente que
en otro caso aparecería en una industria que utilizara una
alta <<proporción» entre trabajo y medioll de producción.

19 No se sigue de esto, sin embargo, que el precio del


producto de una induEtria con una baja proporción entre tra-
bajo y medios de producción (y, por consiguiente, con un dé-
ficit potencial) se elevara necesaria~cnte, con una reducción
salarial, respecto 11c sn» propios medios de producción. Por
el contrario es muy posible que descendiera. La razón de esta
contradicción aparente es que los medios de producción de
una industria son, en sí mismos, el producto de una o más
industrias que pueden emplear, a su vez, una proporción aún
más baja entre trabajo y medios tle producción (y l<> mismo
puede ocurrir con estos últimos medios de producción, y así
sucesivamente); en tal ca~o, el precio del producto, aunque
producido por una industria con «déficit», podría descender en
términos de sus medios de proil11C'r.Íón, y su déficit habría de
ser cubierto mediante una clevaci1ín particularmente fuerte en
relación al trabajo.
En resumen, cuando los salarios descienden, el precio del
producto de una industria con baja proporción entre trabajo
y medios de producción (o industria con «déficit») puede ele-
varse o puede descender o puede, incluso, elevarse y descender
alternativamente, en relación a sus m edios de producción;
mientras que el precio del producto de una ÍrH.lustria con alta
proporción entre el trabajo "y sm; medios de producción (o in-
TRABAJO Y MEDIOS DE PRODUCCIÓN 33

d~tria con «excedente ») puede caer, o puede elevar:<!', o


poe<l1· moverse alternativamente. Lo que ninguno 111· tale"
produc tos puede hacer, como veremos ahora (secciones 21 y 22),
~ man tener su precio estable respecto de su~ medios de pro-
ducción cualquirra que sea la amplitud, larga o corta, de la
•ariación ;.:alarial.

20 Para concluir esta v1s10n preliminar del tema, cabe


d~ tac ar que estas consideraciones dominan no sólo la rela-
ción J e precios de un producto con ious medios de producción,
rino también sus r elaciones con cualquier otro producto. En
con5ecuencia, los movimientos de precios relativos de dos pro-
duc tos vienen a depender no s ólo de las «proporciones» entre
trabajo y medios de producción con los que se han obtenido,
rino también de las «proporciones» mediante las que estos
m edios han sido, a su v ez, producidos, y también de las «pro·
por ciones» mediante las que estos medios de producción y
aquellos medios de producción han sido obtenidos, y así su-
cesivamente. Resulta así que el precio rel ativo de dos pro·
d uctos puede moverse con un descenso de salarios en dirección
opuest a de la que hubiera sido esperada sobre la base de sus
«proporciones» respectivas; además, los precios de sus respec-
tivos m edios de producción pueden moverse de modo tal que
inviertan el orden de Jos dos productos en cuanto a la altura
r elativa de sus propor ciones; y aún surgen más complicacio·
nes que consideraremos a continuación.

Por complejo que sea el esquema de las variaciones de pre·


cios derivados de una variación 1'11 la distribución, su resul·
tado neto, y su completa justificación, consist e simplemente
en r establecer el equilibrio en cada industria. Logran plena-
m ente tal objetivo, que no podría ser alcanzado con algo
menos.

21 Volvamos ahora a la proporcwn «crítica» c¡ue y a h e·


mos mencionado (sección 17) y que constituye la frontera entre
las industrias con «déficit~> y las industrias con «cxcnlente».
Supongamos que existiera una industria que empleara trabajo
34 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLES

y m edios de producción en tal proporción precisa, de modo


que con una reducción salarial, y sobre la base de los precios
iniciales, mostrara un p erfecto equilibrio de salarios y benefi-
cios. Supongamos, además, que los m edios de producción que
utilizara, tomados en su conjunto, fueran a su vez producidos
mediant e trabajo y m edios de producción en tal proporción ;
y supongamos, finalmente, que se aplicara la misma propor-
ción a la obtención de los m edios de producción totales con
que fueron obtenidos a quellos m edios de producción, y así
sucesivamente con los diversos estratos de medios de produc-
ción implica dos, por mucho que retrocediéramos siguiéndoles
la pista.
La mercancía producida por tal industria no experimenta-
ría la necesidad, resultante de las condiciones de producción
en la propia industria, de aumentar o descender en valor en
r elación con cualquier otra mercancía cuando los salarios se
elevaran o descendieran; porque, como hemos visto, tal nece-
sidad sólo puede derivarse de un déficit o de un excedente
potenc;al, y una industria que opere en las condiciones des-
critas estará ipso facto en equilibrio. Una m ercancía de este
tipo sería incapaz, en cualquier .caso, de variar en valor en re-
lación al total de sus propios m edios de producción, puesto
que la r ecurrcncia de la misma «proporción» se aplicaría igual-
mente a éstos.
Dos condiciones distintas h emos supuesto para alcanzar
est e resultado, a saber: 1) que se uiilice la proporción «equi-
libradora» y 2) que la misma proporción se repita en los suce-
sivos estratos de los medios de producción t otales sin límite.
Veremos, sin embargo, que la primera condición está necesa-
riamente implicada en la segunda, porque, como ahora mos-
traremos (sección 22), la «recurrencia» completa en el sistema
sólo es posible con la proporción equilibradora. De modo que
de hecho, sólo hay una condición: la de «recurrencia».

22 Al tratar de identificar la proporción «equilibradora»


es conveniente sustituir la híbrida «proporción» entre la can·
tidad de · trabajo y el valor . de los medios de producción que
TRABAJO Y MEDIOS DE PRODU CCIÓN 35

- eo--tado utilizando hasta ahora, por una d e las corres-


,,.,-::~~'l'""'!e;;razon es «puras» entr e cantidades homógen eas. Hay
:-z::.oi:~ correspondientes, a saber: la razón-cantidad entre
• . - di.rec to e indirecto empleado y la r azón-v alor entre
i:=: :-- :. _cto n eto y los m edios de producción (1). Aquí ad op-

~tra: el tipo d e beneficio es uniforme en todas las in-


._:a..; . ~-depende solamente del salario, la r azón-valor entre
net o n eto y los medios de producción es, en general,
··- __ te en cada industria y depende, principalmente, d e sus
-~-tanc i as particulares de producción.

3.z.~-. ~in
embargo, una excepción. Cuando h acemos el sa-
~:.ual
a cero y la totalidad del producto n eto va a los
W05. la razón-valor entre el producto n eto y los medios
:::odacción en cada industria viene a coincidir neccsaria-
:c con el tipo general de beneficio. Por muy diferentes
:r-· b:~-an podido ser entre sí a otros niv eles de salarios, las
c:2ZO!le;; -Yalor » de todas las industrias son i guales a est e nivel.
De aquí se sigue que la única «razón-valor» que puede no
an te los cambios en el salario, y que es, por tanto,
:.a.z de ser «r ecurrente» en el sentido definido en la sec-
. ~ ~ l. es aquella que es igual al tipo de beneficio que .co-
~~nde al sal ario cero. Y ésa es la razón «equilibradora».
:::>enominar emos tipo máximo de beneficio al tipo de b ene-
Sá-0 que se registraría si la totalidad de la r enta n acional
:_~n a parar a los b en eficios. Y expresar emos m ediante una
~ le t ra, R , las dos razones coincidentes, a sab er, el tipo
=h:imo de b en eficio y la razón «equilibrador a» entre el pro-
~:o ne to y los m edios de producción.

1) En genera l (es decir, para todas las industrias que no utilizan la pro·
:;:...crión c equilibradora») estas dos razones coincidirán sólo cuando la razón·
: ~ calcula p a ra los valores correspondientes a w = l.
CAPÍTULO IV

La mercancía patrón

23 La necesidad de t ener que expresar el precio d e una


merca ncía en términos de otra que es elegida arbitrariamente
como patrón, complica el estudio de los movimientos de pre·
cios que acompañan a una variación en la distribución . R e-
sulta imposible decir, ante cualquier fluctuación particular de
precios, si surge como consecuencia ele las peculiaridades de
la m er cancía que está siendo medida, o si surge de las pecu-
liaridades de la m er cancía adoptada corno patrón de medida.
Las peculiaridades r elevantes, como acabamos de ver, pueden
consistir solamente en la desigualdad en las proporciones
entre el trabajo y los m edios de producción en los sucesivos
«estratos» en que pueden analizarse una m er cancía y el total
de sus medios <le producción; porque es tal desigualda d la que
hace necesario que una m ercancía cambie de valor respecto de
sus medios de producción cuando el salario se modifica.

La m ercancía «equilibrada» que acabamos de consider ar


(sección 21) no presentaría peculiaridades de est e tipo, puesto
que se r egistr aría la misma proporción en t odos sus «estratos».
E s verdad que, a medida que los salarios deFÚenden, tal
m er cancía no sería menos susceptible que cual•1uier otra de
al,\mentar o descender en precio respecto de otras m ercancías
individuales ; pero sabríamos con certeza que tal fluctuación
tendría su origen exclusivamenté en las peculiaridades de la
producción de la mercancía que est aba siendo coP1parada con
38 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLES

ella y no en las de su propia producción. Si pudiéramos des-


cubrir t al mercancía, nos encontraríamos en posesión de un
patrón capaz de aislar los movimientos de precios de cualquier
otro producto, de modo que pudieran ser observados como
en un vacío.

24 No es probable que pued a encontrarse una mercancía


individual que poseyera , ni siquiera aproximadamente, los
r equisitos necesarios. Sin embargo, un a combinación de mer-
cancías o una «mercancía compuesta» podría funcionar igual-
m ente bien; p odría incluso funcionar mejor, ya que cabría
«combinarla» d e modo adecuado a nuestras exigencias, modi-
ficando su composición de modo que se suavizara una tensión
alcista d e precios a un nivel d e salarios o se evitara un des-
censo a otro nivel.

Sin embargo, no llegaríamos muy lejos en el intento de


proyectar tal m ezcla antes de darnos cuenta que la perfecta
m ercancía compuesta de este tipo, en que los requerimientos
se cumplen al pie de la letra, es la que se compone de las mismas .
mercancías (combinadas en las mismas proporciones) que el
conjunto d e sus propios m edios de producción; en otras pa-
labras, una m ezcla tal que el producto y los medios de pro-
ducción son cantidades de la propia m ercancía compuesta.

El problema consist e en ver si tal mercancía pued e com-


ponerse.

25 El problema afecta m ás a las industrias que a las


m er cancías y es m ejor abordarlo desde aquel ángulo.

Supongamos que segr egamos d el sistema económico exis-


tent e aquellas fracciones de las industrias básicas individuales
que, conjuntamente, forman un sistema completo en minia-
tura dotado de la propiedad de que las diferentes mercancías
están repr esentadas entre sus medios d e producción totales
en las mismas proporciones en que lo están entre sus productos.
LA MERCANCÍA PATRÓN 39
Supongamos, por ejemplo, que el sistema existente del cual
partimos incluye solamente industrias básicas, y que éstas
produ cen, respectivamente, hierro, carbón y trigo en la forma
~uuiente :

3
9-0 T. hierro+ 120 T. carbón+ 60 ar. trigo + / 16 trabajo--+ 180 T. hierro
50 T. hierro + 125 T. carbón+ 150 ar. trigo+ 5
/ 1 ,, trabajo--+ 450 T. carbón
4-0 T. hierro+ 40 T. carbón+ 200 ar. trigo+ 8
/ 16 trabajo~ 480 ar. trigo

Totak5 180 285 410

dond e, puesto que el hierro se produce en una cantidad jus-


tamente suficiente para su reemplazamiento (180 toneladas),
la renta nacional incluye solamente carbón y trigo y se com-
pone de 165 toneladas del primero y de 70 arrobas del segundo.

Para obtener, a partir de este sistema, un sistema de es-


cala r educida en las proporciones requeridas, debemos tomar,
con el total de la industria del .hierro, 3 / 5 de la industria del
carbón y 3 / 4 de la industria que produce trigo. El sistema
resultante es:

3
90 T. hierro+ 120 T. carbón+ 60 ar. tdgo + / 16 trabajo-+ 180 T. hierro
30 T. hierro + 75 T. carbón + 90 ar. trigo + 3
/ 16 trabajo~ 270 T. carbón
30 T. hierro + 30 T. carbón+ 150 ar. trigo+ •¡ 16 trabajo---+ 360 ar. trigo

Totales 150 225 300 12¡,.

Las proporciones en que son producidas las tres mercan-


cías en el nuevo sistema (180 : 270 : 360) son iguales a aquellas
en que entran en sus medios totales de producción
(150 : 225 : 300). La mercancía compuesta buscada está for-
mada, por tanto, en las proporciones

1 Tm. hierro : 1 1/ 2 Tm. carbón : 2 arrobas trigo.

26 Denominaremos a una mezcla de este tipo la mer-


cancía compuesta patrón, o, para abreviar, la mercancía patrón;
40 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS S DIPLES

y el conjunto de ecuaciones (o de indn,.:trias) tomadas en las


propor ciones 1¡ue gcnnan la mercancía patrón será denomi-
nado t'l sistema patrón.

Puede decirse que en cualquier sistema f'ronómico está


encerrado un sistema patrón en miniatura fjll<' podría ser
sacado a la luz eliminando las partes no queridas. (E ,.to se
aplica tanto a un sist ema que no está en un f'Stado ·<lf' auto-
reemplazamiento como a uno que esté en tal estado.)

En general, encontraremos conveniente tomar como unidad


de la mercancía patrón la cantidad de la misma que formaría
el producto neto d<' un sistema patrón que empleara el trabajo
anual total del sistem a existente. (Para que t al unidad for-
mara el producto neto en el ej emplo anterior, cada industria
debería ser incrementada en 1 /~ , elevándose, por consiguiente,
el trabajo total de 12 /¡ 6 a 16 /¡ 6 ; en consecuencia, la unidad se
compondría de 40 Tm. de hierro, 60 Tm. de carbón y 80 arrobas
de trigo.) Tal unidad será denominada producto neto patrón
o renta nacional patrón.

27 E l hecho de que, en un sist ema patrón, las diversas


nwrcancías sean producidas en las mismas proporciones en que
entran en los medios de producción totales, implica que el
tipo al que la cantidad producida excede a la cantidad ab sor-
bida en la produccit'in es el mismo para cada una de ellas.
En el ej em plo anterior, el tipo es del 20 % para cada m ercan-
cía, como puede verse si las cifra s se reordenan. de m odo que
la cantidad total de cada mercancía que entra en los m edios
de producción se enfrt>nta con la cantidad di"' la misma que P.S
producida:

(90+ 30 + 30) (1 -l--


2
º/ioo) = 180 Tm. hierro
(120 + 75 + 30) (1 + 20
/ioo) = 270 Tm. carbón
(60 + 90 + 150) (1 + 2
º/ioo) = 360 arrobas trigo.
LA MERCANCÍA PATRÓN 41

%8 El tipo que se aplica a las m ercancías individuales es


ta.mbién, naturalmente, el tipo al que el producto total del
~-te ma patrón excede a sus medios de producción totales, o
la razón entre el producto neto y los m edios de producción
del ilitema. E st a razón será denominada razón patrón.
La posibilidad de h ablar de una razón entre dos colecciones
de mer cancías h eterogéneas, sin necesidad de. reducirlas a una
medida común de precio, deriva, naturalmente, de que ambas
coleeciones están construidas en las mism as proporciones - es
decir, de que son, de h echo, cantidades de la misma m ercancía
co mpuest a.
P or ello, el r esultado no se v ería afectado si se multipli-
caran las mercancías individuales componentes por sus pre-
cio;:. La razón entre los valores de los dos totales sería inevita-
blemente siempre igual a la razón entre las cantidades de sus
diversos componentes. Y, una vez que las mercancías hu-
bieran sido multiplicadas por sus precios, tampoco sería afec-
tada la razón si aquellos precios individuales comenzaran a
variar en todas las formas divergentes imaginables.
Así, en el sistem a patrón la razón entre el producto n eto
y los medios de producción sería la misma cualesquiera que
fuer an las variacionei.' registradas en la división del producto
neto entre salarios y beneficios, y cualesquiera que fueran las
consiguientes variaciones de precios.

29 Lo que acabamos de decir sobre la razón entre el


producto neto y los medios de producción en el sist ema p atrón
se aplica igualmente si sustituimos el producto neto por cual-
quier fracción del m ismo: la razón entre t al fracción y los
m edios de producción no sería afectada por las variaciones de
los precios.
Supongamos ahor a que el producto neto patrón está divi-
dido entre salarios y b eneficios, t eniendo cuidado de que la
participación de cada uno se componga siempre, como en el
conjunto isucede, de la m ercancía patrón: el tipo de b eneficio
r esultante estaría en la m isma proporción, ·respecto de la r azón
42 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLES

patrón del sistema, en que lo estaba la p arte asignada a los


beneficios respecto del producto neto total. En el ejemplo
dado anteriormente, donde la razón patrón era del 20 %, i;;i
3 / de la renta nacional patrón iban a salarios y 1 / iba a b e-
4 4
neficios, el tipo de beneficio sería del 5 %; si la mitad fuera
a cada uno de ellos, sería del 10 %; y si el total fuera a b en e-
ficios, el tipo de beneficio habría alcanzado su nivel máximo
del 20 % y coincidiría con la razón patrón.
El tipo de beneficio en el sistema patrón aparece así como
una razón entre cantidades de m ercancías independientemente
de sus precios.

30 R eformulando la posición en t érminos generales, por


lo que se r efier e al sist ema patrón, podemos decir que si R es
la razón patrón o tipo máximo de beneficio y w es la propor-
ción del producto neto que va a los salarios, el tipo de bene-
ficio es

r = R (I-w).

Así, a medida que el salario


se reduce gradualmente de 1 a
O, el tipo de beneficio aumenta
en proporc10n directa a la
deducción total h echa del sa- o TIPO DE BENEFICIO (r) R
lario. La r elación puede ser
r epresentada gráficamente por Fig. l. Relación entre los salarios
(como proporción del p roducto
una línea recta, t al como apa- neto patrón) y el tipo de beneficio.
rece en la figura número l.

31 Tal relación es de interés solamente si se puede de-


mostrar que su aplicación no está limitada al sistema patrón
imaginario, sino que es capaz de ser ext endido al sistema eco-
nómico efectivo de observación.
Esto gira en torno a si el papel decisivo que la m ercancía
patrón juega a este respecto consist e en que es el material cons-
LA MERCANCÍA PATRÓN 43

~-=•o de la r enta nacional y de los medios d e producción


? e; peculiar al sistema patrón) o en que proporciona el
:mt>.::.., en que son estimados los salarios. Porque esta última
~ ~ función que la mercancía patrón apropiada puede de-
=--::-~ñ ar en cualquier caso, esté el sistema en las propor-
o:=.~ patrón o no lo esté .

.!l:.ora bien: es cierto que la apariencia está en contra de


il ~~d a alternativa. En el siste ma patrón, la circunstancia
~ ~e el salario sea pagado en la m ercancía patrón parece
~ ar :;u significación especial del hecho que el residuo que
-:-=.~:ia p a ra b eneficios será una cantidad de la mercancía patrón
: - t:~:;: com iguiente, similar en composición a los medios de
_ ncción : el resultado es que puede verse cómo el tipo de
Y-::.:-ñcio. al ser una razón entre estas dos cantidades homo-
~_;,,...ea: . :;e eleva en proporción directa a cualquier r educción
,:.::~da en el salario. No parecería, por tanto, que hubiera
= ó n alguna para esperar que en el sistema efectivo, cuando
~ e-qui,·alente de la misma cantidad de mercancía patrón ha
sr:io pagado como salarios, el valor de lo que queda para bene-
::6J:; deb iera mantenerse en la misma razón con el valor de
:: - medios de producción en que están las correspondientes
:>::ntidades en el sistema patrón.
P ero el sistema efectivo se compone de las mismas ecua-
:.-:ine: b á ú cas que el sistema patrón, sólo que en diferentes
proporcion es ; d e modo que, una v ez dado el salario, el tipo
::e beneficio se determina en ambos sistemas con independen-
;:ia de las proporciones de las ecuaciones en ellos. Proporcio-
n~ particulares, tales como las proporciones patrón, pueden
dar transparencia a un sistema y hacer v isible lo que está
oculto, p ero no pueden alterar sus propiedades matemáticas.
L a r elación lineal entre el salario y el tipo de beneficio se
mantendrá, por tanto, en todos los casos, con la sola condición
de que el salario se exprese en términos del producto patrón.
El mismo tipo de beneficio, que en el sist ema patrón se obtiene
como una razón entre cantidades de m ercancías, r esultará en
el ;:i;:tema efectivo de la razón d e valores agregados.
44 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLES

32 Volviendo a nuestro ejemplo, si en el sistema efectivo


(tal como ha sido diseñado en las secciones 25 y siguientes,
con .R = 20 %) el salario se fija en términos del producto neto
patrón, a w = 3 / 4 corresponderá r = 5 %. Pero, mientras la
participación de los salarios será igual én valor a 3 / 4 de la
renta nacional patrón, no se deduce que la participación de los
beneficios será equivalente al restante 1/ 4 de la r enta patrón.
La participación de los b eneficios consistirá en lo que haya
quedado de la r enta nacional ef ectiva tras deducir de ella el
equivalente de 3 / 4 de la r enta nacional patrón para salarios;
y los precios deberán ser tales que hagan que el valor de lo
que va a beneficios sea igual al 5 % del valor de los m edios
de producción efectivos de la sociedad.

33 Para reformularlo en términos generales, el i:>,roblema


de construir una mercancía patrón equivale a encontrar un
conjunto de k multiplicadores adecuados, que pueden deno·
minarse qª' qb, ... , qk para ser aplicados, respectivamente, a
las ecuaciones de producción de las m ercancías «a», «h», ... , «k».
Los multiplicadores deben de ser tales que las cantidades
resultantes de las varias m ercancías mantengan entre sí las
mismas proporciones en el lado der echo de las ecuaciones
(como productos) que las que mantienen en el total del lado
izquierdo de las mismas (como medios de producción).
E sto implica, como hemos visto, que el porcentaje en que
el volumen de producción de una mercancía excede a la can·
tidad de la misma que cutra en el total de medios de produc-
ción es igual para todas las m ercancías. H emos denominado
a este porcentaje razón patrón, y lo hemos r epresentado por
la letra .R.
Tal condición se expr esa m ediante un sistema de ecuacio-
nes que mantiene las mismas constantes (representando can-
tidades de mercancías) que las ecuaciones de producción, pero
ordenadas de modo difer ente (las filas de un sist ema correspon-
den a las columnas del otro). E ste sist ema de ecuaciones, a
que nos r eferiremos como el sist ema q, es el siguiente:
LA MERCANCÍA PATRÓN 45

( Aaqa + A bqb + ... + Akqk) (1 + R) = Aqa


( Baqa + Bbqb + ... + Bkqk} (1 + R) = Bqb

Para complet ar el sistema es necesario definir la unidad


t>n que v an a ser expresados los multiplicador es; y puesto que
deseamos que la cantidad de trabajo empleado en el sistema
patrón sea la mism a que en el sistema efectivo (sección 26),
definimos la unidad m ediante una ecuación adicional que incor-
pora est a condición, a saber:

Tenemos así k + 1 ecuaciones que det erminan los k mul-


tiplicadores y R .

34 Resolviendo este sistema de ecu aciones, obtenemos


conjunto de números p ara los multiplicador es (podemos de-
n ominar tales números q0 1 , qb', ... , qk'). Aplicam os estos números
a las ecuaciones del sist em a de producción (sección 11) y lo
transformam os así en un sist ema patrón tal como el siguient e:

q.' [( Aªpª + B.pb + ... + K.pk) (1 + r} + Law] = qa'Apa


qb' [( Abp. + Bwb + ... + Kbpk) (1 + r) + Lbw] = qb' Bpb

D e aquí derivamos la renta nacional p atrón, que de ahora


en a delante adoptaremos como unidad de salarios y precios
en el sist ema original de producción. La ecuación unidad de
la sección 12 es, por tanto, r eemplazada por la siguiente ecu a-
ción , donde las q' r epresentan números conocidos, mientras
que las p son variables :

[qa'A-(q.'A.+ qb'Ab+ ...+ qk'Ak)]p. + [qb' B- (q.' B.+qb'Bb+ ···


+ qk' Bk) ]pb + ... + [qk'K - (q.'K. + q/ Kb + ...+ qk'Kk)]pk= l.
E sta mercancía compuesta es el p atrón de salarios y pre-
cios que hemos estado buscando (sección 23).
I NDUSTRIAS DE PRODUCTOS SI1\1PLES

35 E s evidentemente imposible que aquellos productos


no básicos que están completamente excluidos del papel de
medios de producción satisfagan estas condiciones y encuentren
un lugar en el sistema patrón. El multiplicador apropiado a
~us ecuaciones sólo puede ser, por tanto, cero.
Lo mismo es verdad, aunque r esulte algo menos obvio,
para aquellos otros productos no básicos que, aunque no entran
como medios de producción de las m ercancías en general, son
utilizados, sin embargo, en la producción de uno o más pro-
ductos no básicos, entre los que pueden incluirse ellos mismos
(por ejemplo, materias primas especiales para bienes de lujo
y animales o plantas de lujo).
En la m edida que una mercancía d~ est e tipo entra sólo
en la producción de un producto no básico det tipo previamente
considerado, seguiría claramente la suerte de este último y
tendría un multiplicador cero.
Y en la medida en que entre en su propia producción, la
r azón entre su cantidad como producto y su cantidad como
medio de producción sería determinada exclusivamente por
su propia ecuación de producción y, por t anto, estaría, en ge-
neral, no relacionada con R y sería, por consiguiente, incom-
patible con el sistema patrón. El multiplicador apropiado a la
misma sería, por tanto, también cero (1).
Podemos simplificar, en consecuencia, la discusión supo-
niendo que todas las ecuaciones no básicas son eliminadas
desde el principio, de modo que sólo entran dentro de nuestra
consideración las indu.strias básicas.
Debe advertirse que la ausencia de las industrias no bá-
sicas del sistema patrón no impide que éste sea equivalente en
sus efectos al sistema original, puesto que, como hemos visto
(sección 6), su presencia o ausencia no supone diferencia alguna
para la determinación de los precios y del tipo de beneficio .
(1) Hablando en un sentido estricto, el multiplicador sería cero para
t odo valor posible de R, excepto para aquél que fu era igual a la razón
entre la cantidad de ese producto no básico en el producto ne to y su can-
tidad en los medios d e producción. Este es uno d e los casos raros del tipo
a que se refiere el Apéndice B: a ese v alor particular de R , todos los precios
serían cero en términos del producto no básico en cuestión.
CAPÍTULO V

Carácter único del sisten1a patrón

36 En las cinco secciones siguientes se tratará de probar


que siempre hay un modo, y nunca más que un modo, de
transformar un sistema económico dado en un sistema patrón:
en otras palabras, que hay siempre un conjunto de multipli-
cador es, y solamente uno, que aplicado a las varias ecuaciones
o industrias que componen el sistema, tendrá el efecto de
reordenarlas en tales proporciones, que la composición-mer-
cancía de los medios de producción totales y la del producto
total sean idénticas.

37 Puede demostrarse mediante un experimento imagi-


nario que cualquier sistema económico efectivo del tipo que
h emos venido considerando puede ser siempre transformado
en un sistema patrón.
(El experimento implica dos tipos de pasos alternativos.
l:n tipo consiste en variar las proporciones de las industrias;
el otro consiste en reducir en la misma proporción las can-
tidades producidas por todas las industrias, dejando sin varia-
ciones las cantidades utilizadas como medios de producción.)
Comencemos ajustando las proporciones de las industrias
del sistema de tal modo que se produzca d e cada mercancía
básica una mayor cantidad de la que es estrictamente nece-
saria para su reemplazamiento.
Imaginemos después que el producto de todas las indus·
trias se reduce gradualmente mediante sucésivos cortes propor·
cionales pequeños, sin interferir con las cantidades de trabajo
y medios de producción que emplean.
48 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLES

Tan pronto como los cortes reducen la producción de cual·


quier m er cancía al nivel mínimo requerido para el r eempla·
zamiento, r eajustamos las proporciones de las industrias de
modo que se r egistre de nuevo un excedente de cada producto
(mientras se m antiene constante la ·cantidad de trabajo em·
pleado en total). Esto puede hacerse siempre que h aya un ex·
cedente de algunas mercancías y un déficit de ninguna.
Continuemos con tal alternación de r educciones propor·
cionales, con el restablecimiento de un excedente para cada
product~ hasta que alcancemos d punto en que los productos
han sido reducidos en tal medida que es exactamente posible
el r eemplazamiento general sin dejar nada como producto
excedente.
Puesto que los productos de t odas las industrias han sido
r educidos en la misma proporción para alcanzar esta posi·
ción, podemos ahora r establecer las condiciones originales de
cada producción aumentando la cantidad producida en cada
industria a un tipo uniforme; por otra parte, no perturbamos
las proporciones a las que han sido conducidas las industrias.
El tipo uniforme que r establece las condiciones originales de
producción es R y las proporciones alcanzadas por las indus· ·
trias son las proporciones del sistema patrón.

38 Consider emos ahora el problema de si el sistema pa·


trón en que puede ser transformado un sistema dado de in-
dustrias es único o si puede haber modos alternativos de reor·
denación que satisfagan las condiciones.
Las ecuaciones del sist ema q (sección 33) son reducibles
a una ecuación del grado k en R y, por tanto, puede haber
h asta k valores de R (cada uno con su correspondiente con-
junto de valores de las q) que las satisfagan. Para demostrar
que solamente uno de estos conjuntos represen.t a un modo
posible de reordenación de las industrias en un sistema patrón,
basta comprobar que no puede haber más que un valor de R
al cual corresponda un conjunto de valores de las q todos ellos
positivos.
CARÁCTER ÚNICO DEL SISTEMA PATRÓN 49
39 Como paso preliminar para hacer esto, debemos de-
m ostrar que, igual que h ay siempre un posible conjunto de
multiplicadores (sección 37), así existe también para todos los
,·alores del salario, incluyendo cero, un conjunto d<· precios
que satisfacen la condición de reemplazamiento de 'º" ml:'dios
de producción con b eneficios uniformes: "" decir, siempre
exist e un conjunto de valores positii•os de las p.
Com encemos en el v alor de w = 1, donde-, puesto <JUe los
pr ecios son igual al cost e de trabajo (sección 14), los Yalores
de las p deben ser necesariamente todos positivo,.:. Si el Yalor
de w se mueve continuada mente di' l a O, los valores de las p
también se moverán continuadamente, d<' modo que para qu e
cualquier p se haga negativa debe pasar por cero. Sin embargo,
mientras los salarios y beneficios :;:ean posit ivos, ningún precio
de ninguna mercancía puede h acerse cero hast a que el precio de
por lo m enos una U<' las otras mercancíai; que entran 1·11 sus
medios de producción se haya h<'cho negativa. Así, pue.~to que
ninguna p puede hacer se negativa antes que cualquier otra,
ningun a puede hacerse negativa (l).
..
40 Como segundo y último preliminar , r esulta cÓ.n v<' · · 'GVA7~ ,
volver a escribir ahora, con fines de comparación, h . . -'~ua- ~'\
ciones de producción tal como aparecen cuand o lo:< ~ la l'i'o!i ..-- ";
se hacen iguales a cero. Puesto que los términos rt>l Uvos'/allQllQIÜ ""'
trab ajo han sido multiplica dos por cero, pucdc-n f'er o ~id(J'S",
o. ~~··
.
y en vez de r podem os escribir R , que r epresent a <·I ti¡ "~ná - ,.,,~ /.
· • · 8
x1mo de beneficio. P odemos tomar el precio de cual<p1 l>'/:JN 3\'l...-:;
-
de las m ercancías como unidad. E l sistem a <le producción !'C
convierte así en
( Á aPa + Bapb + ... + Kapk) (1 + R) = A p.
( Á&Pa + Bbpb + ... + K1,pk) (1 -i- R) = Bpi

(1) P ar a que la prueba sea completa, es necesario m ost rar además que
las p que r epr esentan precios de productos básicos no pueden hacers!' ne·
gat ivas haciéndose infinitas : a diferencia de las p de los p rodnr to" no
básicos, que sí pueden. E sto se demu estra en la nota sobr e productos no
básicos que se auto-reproducen (Apéndice B).
50 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLES

41 Por fin, podemos proceder a demostrar que no puede


haber más que un conjunto de multiplicadores positivos. Sea
R' un valor posible de R al que corresponden los precios po-
sitivos p,.', pb', ..., pk' y los mul~iplicadores positivos q,.', qb'• .•.,
q1/. Sea R" ·otro valor p~sible de R al que corresponden los
·precios pa" , p/', •.• , pk" y los multiplicadores qa'', qb", .•. , qi.".
Debemos probar que es imposible que todos los q" sean po-
sitivos.
Poniendo en las ecuaciones de producción (tal como las
hemos vuelto a escribir para w = O en la sección anterior)
R' en lugar de R y p,.', pb', ..• , p1.' en lugar de p .., pb, ..., p"
y multiplicándolas, respectivamente, por q,.", qb", ... , qk" ob-
tenemos el sistema

qo'' ( A"p0
1
+ B"pb' + ... + K ..pi.') (1 + R') = q.," Ap,.'
qb" ( Abpa' + Bbpb' + ... + Kbp,.') (l + R') = qb" Bpb'

y, sumando, obtenemos

[q,." { Áapa' + B.pb' + ••• + Kap1.'} + qb" { Ábpa' + BbPb + ••• +


1

+ Kbp1.') + ... + q1.'' ( A,,p,.' + 'Bi.pb' + ... + Ki.pi.')] (I + R') =


= q,."Ap.,' + qb" Bpb' + ... + q,,'' Kpi.' (1).

Ahora; poniendo en las ecuaciones-q (tal como vienen dadas


en la sección 30) R" en lugar de R y q.,", qb", ..., q1.'' en lugar
de q.., qb, ... , q,., y multiplicándolas, respectivamente, por pa',
1
Pb , p,.' obtenemos
• •• ,

p,.' ( Aaqa" + Abqb" + ... + A,.qk" ) (I + R" ) = Pa A qa"


1

pb' ( B.q.." + Bbqb" + ... + B,.q"") (1 + R") = p;,' Bqb"

y, sumando, obtenemos
[p.' ( Aaqa" + Abqb" + ... + Ai.qk" ) + Pb Baqa" + Bbqb" + ... +
1
(

+ Bkqk") 1 + ... + p1c'(Kaqa" + Kbqb" + ... + Kkqk" )] (1 + R")=


= Pa Aqa'' + pb' Bqb" + ... + p,.' Kq,." (2).
1
CA~.\.cTER ÚNICO DEL SISTEMA PATRÓN 51
Los t érminos de la sumación (1) son idénticos a los de la
~eión (2) (aunque están agrupados de modo diferente),
la ex cepción de que R' y R" son números distintos. Por
~guiente, para que las ecuaciones sean verdaderas, ambos
- de ambas ecuaciones deben ser iguales a cero: lo cual
~ota. puesto que todas las p' son positivas, que algunas de
:..:: q" deben ser negativas.
L-to prueba que si existe un conjunto de valores posi-
~ p ara las p, no puede existir más que un conjunto de va-
~ positivos para las q (1).
Habíamos visto anteriormente (en la sección 37) que hay
~mp re un conjunto de q positivas y (en la sección 39) que
'-'2Y 5Íernpre un conjunto de p positivas. Podemos concluir,
por tanto, que siempre hay un valor de R, y solamente uno,
z1 que corresponde un conjunto de multiplicadores positivos
~ q) que transformarán un sistema económico dado en un
~ema patrón.

42 Como consecuencia inmediata de lo anterior, puede


d emo5trarse que el valor de R al que corresponden todos los
p recios pos1t1vos (y .al cual continuaremos denominando R'),
e; el mínimo de todos los k posibles valores de R.

En efecto, supongamos que esto no fuera verdad; ex1st1-


rla entonces un valor de R menor que R', al que denomina-
remos R". Hagamos, por ejemplo R' = 15 % y R" = 10 %·
Para dilucidar si esto es posible, volvamos al sistema con
ic y r (sección 11). Asignamos como salario una cantidad de
la m ercancía patrón que, como sabemos, corresponde a R'.
R eemplazamos así los términos del trabajo (L.w, Lbw, etc.)
por cantidades proporcionadas dt> la mercancía patrón, tales
que su total es una fracción
R"
,.
1--
R'

( 1), M_ediai;ite una argumen~ación s~~ilar, simplemente i.ntroduciendo


las p y las q en lugar de las p y las q , se demuestra que s1 hay un con·
junto de valores positivos para las q, no puede haber más que un conjunto
de valores positivos para las p.
52 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLES

(en el ej emplo que hemos escogido, 1J.3) de la renta nacional


patrón. Al mismo tiempo, tomamos como p atrón de precios
una mercancía básica «a», elegida arbitrariamente, y hacemos
su valor igual a la unidad.
Consideremos ahora dos conjuntos de soluciones del sis·
tema resultante. Uno corresponde a R', dando

r = R'(l- 1 / 3) = 10 %
y todos los precios pusitivos (puesto que, siendo positivos para
r = R' , lo serán para todos los valores de r hasta cero; con-
súltese la sección 39).
El segundo conjunto de soluciones corresponde a R".
Sabemos, por la última sección, que a los precios correspon-
dientes a R" , el valor de la mercancía patrón, que se forma
en las proporciones que corresponden a R', es cero, de modo
que el salario desaparece y

r = R" = 10 %·

Esto implica, como de hecho y a dijimos en la sección an-


terior, que entre los precios que corresponden a R" algunos
deben ser negativos y otros positivos.
Los dos conjuntos de soluciones dan así el mismo v alor
(10 %) para r; pero dan dos conjuntos diferentes de precios.
E sto es, sin embargo, imposible, puesto que para cual-
quier valor de r sólo ·puede corresponder un conjunto de pre-
cios; en efecto, cuando res reempla zado por un número cono·
cido, t al como 10 %, las ecuaciones forman un sist ema lineal
y hay un conjunto único de soluciones para las restantes in-
cógnitas (1).

(1) En estas condiciones, una de las ecuaciones está implicita en las


otras (ver sección 3, último párrafo), y el número de ecuaciones indepen-
dientes (k - 1) es igual al número d e las restantes incógnitas.
CA.BÁ.CTER ÚNICO DEL SISTEMA PATRÓN 53
A.9 R', el valor de R al que corresponden todos los precios
~os, no puede ser mayor y, por tanto, debe ser menor
~ cualquier otro valor R", al que corresponden algunos
-::!T.Cios positivos y algunos precios negativos (1).

-'3 El sistema patrón es una construcción puramente


c=n1iar. Debería ser, por tanto, posible presentar los elemen-
o:-E ~nciales del mecanismo que estamos considerando sin
:ttUUir a él.
Sabemos que si hacemos el producto neto igual a la unidad,
.. modo que el salario se mida ep términos de él, se establece
~ relación de proporcionalidad entre una reducción del sa-
:'.a:rio y la correspondiente adición al tipo de beneficio de acuerdo
cm la expresión
r = R'{l-w),
donde R' es la razón entre el producto neto patrón y sus me-
Oc5 de producción que resulta de las ecuaciones q.
Esta proposición es reversible, y si hacemos condición del
~ma económico que w y r obedezcan la norma de propor-
cionalidad en cuestión, el . salario y los precios de las mer-
cancías son entonces expresados ipso facto en producto neto
patrón sin necesidad de definir su composición, puesto que no
puede cumplirse la norma de proporcionalidad con ninguna
otra unidad.
Para hacer esto, hasta con que sustituyamos la ecuación

(1) Puede advertirse que la relación lineal representada por


r =R(l-w)
continuaría manteniéndose si el salario fuera medido en cualquiera de Jas
otras mercancías patrón que corresponden a los valores posibles de. R ma·
yores que R' (si es posible concebir mercancías patrón que incluyan com·
po.n entes negativos; y éste es un punto sobre el que hablaremos en el Ca·
pítnlo VIII). Los precios de las varias mercancías patrón se moverían entre
!Í con la variación de r, de tal modo que el salario, a cualquier valor dado
de r, representara düerentes proporciones de las respectivas. rentas nacio·
o.ales patrón, aunque estas düerentes fracciones de las düerentes rentas
patrón tendrían todas ellas el mismo valor. Cuando r fuera hecho igual
a R', el salario en términos de cualquiera de le otras mercancías patrón
consistiría en una cantidad no nula de tal mercancía patrón, pero el valor
de esta última sería cero expresada en términos de la mercancía patrón
formada mediante loe multiplicadores todos ellos positivos y que corres·
ponde a R'.
54 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLES

(página 45) que hace el producto neto patrón igual a la unidad,


por la relación anterior que enlaza w y r con R'. Y para en-
contrar R', es decir, el valor de R al que corresponden multi-
plicadores positivos y precios positivos, no tenemos necesidad
de recurrir a las ecuaciones q; podemos encontrarlo como el
tipo máximo de beneficio a partir de la ecuación de producción,
haciendo w =O.
La condición anterior es suficiente para asegurar que el
salario y los precios de las mercancías se expresan en tér-
minos del producto neto patrón. Y es curioso que quedemos,
así, capacitados para usar un patrón sin saber de qué se
compone.
Disponemos, sin embargo, de una medida más tangible
para los precios de las mercancías que hace posible desplazar
el producto neto patrón, incluso de esta función atenuada.
Esta medida, como veremos ahora, es «la cantidad de trabajo
que puede ser comprada por el producto neto patrón». En
efecto, tan pronto como hemos fijado el tipo de beneficio, y
sin necesidad de conocer los precios de las m~rcancías, se es-
tablece una paridad entre el producto neto patrón y una can-
tidad de trabajo que depende sola~ente del tipo de beneficio;
y los precios resultantes de las mercancías pueden ser consi-
derados indiferentemente como expresados en el producto neto
patrón o en la cantidad de trabajo que, al nivel dado del tipo
de beneficio, sabemós que es equivalente a él. Esta cantidad de
trabajo variará inversamente con el salario patrón (w) y
directamente con el tipo de beneficio. Si se toma como unidad
el trabajo anual del sistema, esta cantidad equivalente de
trabajo, derivada de la anterior relación, es

1 R'
w = R' -r'

Así, todas las propiedades de «un patrón de valor invariable»,


tal como fue descrito en la sección 23, se encuentran en una
cantidad variable de trabajo que, sin embargo, varía según
CAR ..\CTER ÚNICO DEL SISTEMA PARTÓN 55

= c '.lrma sencilla que es independiente de los precios: esta


~ 1 ::d de medida aument.a en magnitud con el descenso del
~- e.s decir, con la elevación del tipo de beneficio, de
=:.-:•.:.') q ue. de ser igual al trabajo anual del sist ema cuando
~ =?<> de beneficio es cero, aumenta sin límite a m edida que el
_ de benefi cio se aproxima a su valor máximo R'.

La última utilización restante del producto neto patrón


~ !"):DO medio en términos del cual se expresa el salario; y
= e;te caso no parece que exista modo alguno de sustituirlo.
:i~amos eliminarlo completamente, deberemos dejar de
= derar w como una expresión del salario y tratarlo, en su
~~- como un número puro que ayude a definir la cantidad
; ,. trabajo que, al tipo de beneficio dado, constituye la uni-
~ de pr ecios: entonces, siendo expresados los precios de las
=-~ ancías en términos de tal cantidad de trabajo, podremos
~ntrar su salario en términos de cualquier m ercancía to·
- - -.do el r ecíproco del precio de esa mercancía.

44 Los últimos pasos del argumento anterior nos han con-


zcido a invertir la práctica seguida, desde el principio, de
:::-atar el salario, m ás que el tipo de beneficio, como la variable
_dependiente o cantidad «dada».

La elección del salario como la variable independiel).te. en


~ fases preliminares se debió a que lo considerábamos como
ro::i;is tente en mercancías de primera necesidad especificadas,
.:.~terminadas por condiciones fisiológicas o sociales que son
_ dependient es de los precios o del tipo de beneficio. P ero tan
~ ronto como se admite la posibilidad de variación en la di-
~ión del producto, esta consideración pierde . gran parte de
~ fuerza. Y cuando el salario se considera como «dado» en
-.&minos de un patrón más o menos abstracto y no adquier e
::::n significado definido hasta que son determinados los pre-
ci~ de las m ercancías, la posición se invierte. El tipo de he-
r:.eficio, en cuanto que es una razón, tiene un significado
que es independiente de cualquier precio, y puede ser, por
56 IND USTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLES

tanto, «dado» antes de que los precios sean fij ados. E s así
:;usce ptible de ser determinado desde fuera del sist ema de
producción, en especial, por el nivel de los tipos monetarios
ele interés.
En las secciones siguientes el tipo de beneficio será, por
tanto, tratado como variable independiente.
CAPÍTULO VI

Reducción a cantidades
de trabajo fechadas

45 En este capítulo consideramos los precios desde su as-


pecto de coste de producción, y examinamos la forma en que
se «resuelven» en salarios y beneficios. Si no fuera por la ne-
cesidad de seguir cada línea de argumentación en su m omento,
el tema h abría sido introducido anterior m ente en la discusión.
Y en verdad que, aunque no haya sido adecuadamente intro-
ducido, h a sido anticipado en las alusiones a la cantidad de
trabajo que «directa e indir ectamente» entra en un producto.

46 Denominaremos «R educción a cantidades de trabajo


fechadas» (o para abreviar, «Reducción») a una operación me-
diante la cual, en la ecuación de una mer cancía, los diferentes
medios de producción utilizados son reemplazados por una
serie de can tidade~ de trabajo, cada una de las cuales lleva su
«fecha» adecuada'.
Tomemos la ecuación que r epresenta la producción de la
mercancía «a» (y donde el salario y los precios se expresan
en t érmino!I de la m er rancía patrón):

Comenzar emos reemplazando las mercancías que forman


los medios de producción de A por sus propios m edios de pro-
ducción y cantidades de trabajo; es decir, las r eemplazaremos
por las m er cancías y el trabajo que, según se deduce de sus
r esp ectivas ecuaciones, deben ser empleadas para producir
58 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLES

esos medios de producción: y puesto que han sido gastados un


año antes, serán multiplicados por un factor de beneficio a
un tipo compuesto para el período adecuado, a sab er: los
medios de producción por (1 + r ) 2 y el trabajo por (1 + r ).
(Puede advertirse que Aª' la éantidad de la propia mercancía
«a» que es utilizada en la producción de A, ha de ser tratada
como cualquier otro medio de producción, es decir, reem-
plazada por sus propios medios de producción y trabajo.)
Procedemos después a reemplazar estos últimos medios de
producción por sus propios medios de producción y trabajo, y
a éstos les aplicamos un factor de beneficio . por un año más,
es decir, a los medios de producción (1 + r )3, y al trabajo
(1 +r)2.
Podemos continuar esta operación hasta que queramos,
y si junto al trabajo directo, La, ponemos las sucesivas can-
tidades agr egadas de trabajo que recogemos en cada fase, y
que denominaremos, respectivamente, L.,, L.,. ... , L•n• ... ,
obtendremos la «ecuación de reducción» para el producto en
la forma de una serie infinita

L.w + L.,w(I + r) + ... + L.,.w(l + r )" + ... = Ap•.

Hasta dónde ha de llevarse la reducción para obtener un


grado de aproximación dado, depende del nivel del tipo de
beneficio: cuanto más cercano esté, este último, a su máximo,
tanto más lejos deberá avanzar la reducción. Junto a los tér-
minos de trabajo siempre habrá un «residuo de mercancía»
compuesta de fracciones pequeñas de cada producto básico.
Pero siempre es posible, llevando la reducción suficientemente
lejos, hacer el residuo tan pequeño que tenga un efecto des-
preciable sobre el precio a cualquier tipo de beneficio prefi-
jado inferior a R. Solamente cuando r = R , el residuo se hace
importante como determinante único del precio del producto.

47 A medida que el tipo de beneficio se eleva, el valor


de cada uno de los t érminos de trabajo recibe un tirón en
direcciones opuestas del tipo de beneficio y del salario, y se
REDUCCIÓN A TRABAJO FECHADO 59
mueve hacia arriba o hacia ahajo según que prevalezca el uno
o el otro. El peso relativo de estos dos factores varía, por
supuesto, a diferentes niveles de distribución; y, además,
varía de modo diferente en el caso de términos de «fecha»
diferente, como veremos ahora.
Hemos visto (sección 30) que si el salario se expresa en
términos del producto neto patrón, cuando el tipo de bene·
ficio ( r) varía, el salario ( w) se mueve, puesto que

r
w = l -- -
R
donde R es el tipo máximo de beneficio.
Sustituyendo el salario por esta expresión en cada uno de
los términos de la ecuación de reducción, la forma general de
cualquier n-simo término de trabajo se convierte en

Consideremos ahora los valores supuestos por esta expre-


sión a medida que r se mueve de cero hasta su valor máximo R.
Para r =O el valor de un término de trabajo depende
exclusivamente de su tamaño, con independencia de la fecha.
Con la elevación del tipo de beneficio, los términos se
dividen en dos grupos : los que corresponden al trabajo h echo
en un pasado más r eciente, que comienzan inmeditamente a
descender en valor y continúan cayendo establemente, y los
que representan trabajo más r emoto en el tiempo, que se
elevan al principio y después, cuando cada uno de ellos ha al-
canzado su v alor máximo, comienzan un movimiento des-
cend~nte. Al final, para r = R, el salario desaparece, y con él
desaparece el valor de cada t érmino de trabajo.
La mejor forma de mostrar esto es mediante una selección
de curvas representando términos de fechas ( n) ampliamente
diferentes, y diferentes cant idades de trabajo, tal como se
hace en la figura número 2. En este ejemplo se supo~e que
Res 25 %·
60 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLES

1 1-

: z
Ü'() 0 ·9 -
<"'
al 1-
..e< \\º "'º'
,.a. 0·8 - ~"'
1- ...:
~·~ 0 ·7 -
"'<
Ou
Z« o6 -
~~
·w<
1- ..... o 5 -
:z
()w 0 ·4 -
-'O
WQ
t.º'
º< 0·3- ~Oi
"'"'
o~ .-"
..... "-
<X
>w o 2-

o
L 1 ' 1 t
5X
1 t t
IOX IS~
'
20~
1 '
25%
TIPO DE BENEFICIO (') (R)

Fig. 2. Variaciones en valor de los «términos de Reducción» de diferent es


períodos [Lnw(I r + rJ
en relación a la mercancía patrón, a medida que el
tipo de beneficio varía entre cero y R {que se supone igual a 25 o/o).
Las cantidades de trabajo (Ln) en los varios «términos» que se han
elegido de modo que mantengan las curvas dentro de la página, son las
siguientes: L 0 = 1,04; L 4 = l; L 8 = 0,76; L, 6 = 0,29; L 26 = 0,0525;
L 60 = 0,0004.

Es como si el tipo de beneficio, en su movimiento de cero


a R , generase una ola a lo largo de la fila de términos de tra-
bajo, cuya cresta fuese formada por términos sucesivos a me-
dida que una tras otra alcanzan sus valores máximos. Para
cualquier valor del tipo de beneficio, el término que alcanza
su máximo tiene la «fecha»

l+r
n
R- r

Y, a la inversa, el tipo de beneficio al que cualquier tér-


mino de fecha n logr a su máximo es

I+R
r -R-
n+ I
REDUCCIÓN A TRABAJO FECHADO 61
1
Según esto, todos los términos para los que n :;;;: R, tienen

su máximo para r = O y forman así .el grupo de «fechas re-


cient es» antes mencionado, descendiendo en valor a lo largo
del incremento de r.

48 Los términos de trabajo pueden ser considerados como


los elementos constitutivos del precio de una mercancía, cuya
combinación en varias proporciones puede dar lugar, con la
•ariación del tipo de beneficio, a complicados esquemas de
movimientos de precios en varias alzas y bajas.
El caso más simple es el de la «mercancía equilibrada»
(ver sección 21) o de su equivalente, la mercancía patrón to-
mada como un agregado: su Reducción conduciría a una serie
perfectamente regular, siendo la cantidad de trabajo en cada
t érmino igual a (1 +R) veces la cantidad en. el término de
fecha inmediatamente anterior. ~oov;~'1'>
Como ejemplo del tipo más complicado pode .')s!:.foneL. -~-:')
dos productos que difieren en tres de sus t érmin ~e ~ i )
{elegidos de entre los representados en la fig. 2 ¡
quYW~: ;'-.
sin embargo, idénticos en todos los demás. Uno J~10:.=«a»,
1

• • • • ~ .. - : ./1
nene un exceso de 20 umdades de trabajo aplica -:_13_~O,!l~·,y
antes, mientras el exceso de otro, «b», consiste en 19 unida~
empleadas en el año actual y en una unidad incorporad.a 25
años antes. (De modo que no son muy diferentes de los cono-
cidos ej emplos, respectivamente, del vino que envejece en la
bodega y del viejo roble con el que se construye un arca.)
La diferencia entre sus precios patrón a diversos tipos de
beneficio, a saber:

Pa ·- Pb = 20w(l + r )8 - {19w + w(l + r )25 }


se representan en la fig. 3 de la página siguiente.
E l precio del «vino añejo» se eleva respecto del «arca de
roble» a medida que el tipo de beneficio se mueve de O a 9 %,
desciende después entre 9 % y 22 %, para elevarse de nuevo
de 22 % a 25 %·
62 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLES

+3-

+6-

- •4-
~
1 -
<I:
()•2-
u
w
-
f o -1'--
, ~, ~, ~, ~,~,~
, ~,~,-,~,~~
,~,- ,,_...,,___,,,_...,,!r-,,---,,--,,__,_.,_.,__,--,
w ~ m ~
~ -2- TIPO DE BENEFICIO (r)
u
z
~ -4-
w
u.
o -6-
- 8-

Fig. 3. Diferencia, a varios tipos de beneficio, entre los precios de dos mer·
cancías que se producen con iguales cantidades de trabajo igualmente dis-
tribuidas en el tiempo, con la excepción de :
1) que una unidad de la mercancía «a» requiere además 20 unidades
de trabajo realizado 8 años antes de que su producción quede completada;
2) que una unidad de la mercancía «h» requiere, además, una unidad
de trabajo 25 años antes de que su producción quede completada y 19 uni-
dades en el último año.
La ecuación de la curva es

pa - pb = 20w(l + r)8 - { 19w +w (1 + r) 25


},

r
donde U" = l - 25%.

(La reducción a término:< de trabajo fechados tiene algún


alcance en r elación con los intentos que se han hecho de en·
contrar en el «período de producción» una medida indepen·
dient e d e la rantidad de capital que pudiera ser utilizada sin
incurrir en un argumento circular para determinar los precios
y las participaciones en la distribución. Pero el caso que aca-
bamos de considerar parece demostrar de modo concluyente
la imposibilidad de agregar los «períodos» correspondientes a
las diferentes cantidades de trabajo en una sola magnitud que
pudiera ser considerada como representativa de la cantidad
de capital. Las inversiones en la dirección del movimiento de
REDUCCIÓN A TRABAJO FECHADO 63

los precios relativos, frente a los métodos no variados de pro-


ducción, no pueden ser reconciliadas con ninguna noción de
capital como una cantidad mensurable independiente de la
distribución y de los precios.)

49 Exi.ste, sin embargo, una r estr icción al movimiento


del precio de cualquier producto: si como resultado de una
elevación en el tipo de beneficio el precio descendiera, su ritmo
de descenso no puede exceder del ritmo de descenso del sa-
lario. Así, si trazamos dos líneas que muestren cómo varían
el precio de un producto «a» y el salario, expresados ambos
en términos de la mercancía patrón, a medida que se eleva
el tipo de beneficio, la línea del precio no puede cortar a la
línea del salario más de una vez, y sólo en una dirección tal
que el precio, de ser más bajo, pasa a ser más elevado que el
salario a medida que sube el tipo de beneficio.
Esto puede verse fácilmente si echamos un vistazo a la
serie de Reducción o a la ecuación de producción original de
la mercancía «a». Consideremos la primera. Las únicas va-
riables, además del precio de «a», son el salario y el tipo de
beneficio, que se eleva a _medida que desciende el salario, de

o
ü
w
"'o.
>-
ºe<
<(
-'
<(

"' ''
''
''
'''
o TIPO DE BENEFICIO (r) ll

Fig. 4. No es posible más que una intersección (en un sistema


de industrias de producción simple).
64 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS SIMPLES

modo que el efecto combinado de la:s dos nunca puede ser


un descenso en el precio en mayor proporción que el descenso
en el salario.
Si pasamos a la ecuación de producción de la m er cancía
«a», los precios de los m edios de producción podrían tras-
tornar la proposición si fueran capaces de descender a un
ritmo mayor . Mas para ver que est o es imposible, basta con
volver nuestra atención al producto cuyo ritmo de descenso
excede al de todos los demás : tal producto debe descender
menos qur el salario, puc;;to que no puede t ener medios de
producción que sean capaces de descender a un ritmo superior
a aquél al que él lo hace.
La conclusión no resulta afectada si tomamos como m e-
dida de salarios y precios, en lugar de la mer cancía patrón,
cualquier producto arbitrariam ente elegido, puesto que lo que
nos ocupa es la relación de precios entre el trabajo y el producto
dad?; y esta r elación es independiente del m edio adoptado.
De aquí se sigue que si el salario se reduce en t érminos de
cualquier mercancía (da igual que se t rate de una mercancía
que consiguientemente se elevará o descenderá r es pecto del
patrón), el tipo de beneficio aumentará; y para un aumento
del salario su cederá lo contrario.
También se sigue de aquí que si el salario se r educe en tér-
minos de una m er cancía, resulta reducido en t érminos de todas
ellas; y lo mismo ocurre para un aumento. La dirección de la
variación es la misma r especto de todas las mercancías, por
diferente que pueda ser su intensidad.
P A RTE JI

INDUSTRIAS DE PRODUCTOS MÚLTIPLES 1:


1
Y CAPITAL FIJO 1

s
(..ll>ÍT ULO VII

Producción conjunta <1>

50 En la Parte 1 se ha supuesto que cada mercancía era


producida por una industria distinta. Supondremos ahora que
dos de las mercancías son producidas conjuntamente por una
5ala industria (o m ejor por un solo proceso, pues esta deno-
minación resulta más apropiada en el presente contexto). L as
condiciones ya no serían suficientes para det erminar los pre-
cios. Habría más precios a determinar que procesos; y, por
tanto, habría más precios a determinar que ecuaciones para
determinarlos.
E n estas circunstancias h abrá lugar para un segundo pro-
ceso p aralelo que producirá las dos m er cancías por un m ét odo
diferente y , según supon dremos en principio, en proporciones
difer entes. Tal proceso p aralelo no sólo será posible; será
necesario. si el número de procesos ha de ser igualado con el
n úmero de m ercancías, de modo que puedan determinarse los
precios. Av anzaremos, por t anto, un paso m ás y supondremos
que en tales casos existe, de hecho, un segundo proceso o in-
dustria (2).

(1) Los t res capítulos siguientes sobre P roducción Conjunta son fun da-
mentalmen te una introducción a la discusión del Capital Fijo y de la Tierra,
en los Capítulos X y X I. Los lect ores qu e los encuentren demasiad o
abstract os pueden pasar a los Capítulos X y XI y volver atrás cuando lo
juzguen necesatjo.
(2) I nciden talmente, consideran do que las p roporciones en que se pro-
ducen las dos mercancías, por cu alquier método, serán en general diferentes
de aquéllas en que son requeridas p ara su u so, la existencia de dos métodos
par a producirlas en diferent es proporciones será necesaria para obtener
las proporciones requeridas d e los dos p roduct os mediante una combina-
ción apropiada de los d os métodos.
68 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS MÚLTIPLES

Este supuesto que hacemos puede parecer poco razonable,


ya que parece implicar que, en todo caso, habrá un segundo
método de producción disponible distinto del primero y, sin
embargo, ni más ni menos eroductivo, de modo que pueda
ser empleado junto con aquél. Pero no se implica tal condición _
respecto de la igual productividad, ni t endría un significado
definido antes de que los precios fueran determinados; y, con
diferentes proporcionr-s de productos, se puede encontrar ge-
neralmente un conjunto de precios al que los dos métodos
diferentes son igualmente b eneficiosos.
Por eso cualquier otro método de producción de las dos
mercancías será compatible con el primero, sometido solamente
al requerimiento general de que las ecuaciones resultantes
sean mutuamente independientes y tengan al menos un sis-
tema de soluciones reales : lo cual excluye, por ejemplo, la
proporcionalidad, tanto de los productos como de los medios de
producción en los dos procei::o!'. Sin embargo (y esta es la
única restricción económica), mientras las ecuaciones pueden
ser satisfechas por soluciones negativas para las incógnitas,
sólo son practicables aquellos métodos de producción que, en
las condiciones efectivamente dominantes (es decir , al salario
dado o al tipo de beneficio dado), sólo implican precios posi-
tivos.

El mismo resultado respecto de la determinación de pre-


cios que se obtiene siendo las dos mercancías producidas con-
juntamente en diferentes proporciones por los dos métodos
podría alcanzarse (aun cuando fueran producidas en las mismas
proporciones) mediante su utilización como medios de pro-
ducción en proporciones diferentes en varios procesos.
El mismo resultado podría ser alcanzado incluso si las dos
mercancías fueran- producidas conjuntamente mediante _ un
solo proceso, con tal quf> fueran utilizadas como medio¡; de
producción para obtener una tercera mercancía por dos pro-
cesos distintos; y, más generalmente, con tal de que el número
de procesos independientes en el sist ema fuera igual al nú-
mero de mercancías producidas.
PRODUCCIÓN CONJUNTA 69
(El supuesto h echo anteriormente de la exist encia de «un
~do proceso» puede ser sustituido ahora por el supuesto
más general de que el número de pro<;esos deb ería ser igual
al número de mercancías.)

51 La posibilidad de que una industria tenga más de


un producto, hace necesario reconstruir hasta cierto punto
las ecu aciones configuradas para el caso de industrias que ge-
neran exclusivamente un solo producto. Para hacerlo de un
modo perfect amente general, supondremos que los productos
c-0njuntos, en lugar de ser considerados como la excepción,
son universales y se aplican a todos los procesos y a t odos los
productos.
Consideremos un sistema de k procesos distin tos, cada uno
de los cu ales genera en diferentes proporciones los mismos k
productos.
E sto n o excluye la posibilidad de que alguno de ios pro-
ductos tenga coeficiente cero (es decir, que no sea producido)
en alguno de los procesos: igual que se ha admitido que no es
necesario que cada uno de los productos básicos sea utilizado
directamente como medio de producción por todas las indus-
trias.
El sist ema de industrias de un solo producto' queda así
subsumido en un caso extremo en que cada uno de los pro-
ductos, aunque tiene un coeficiente positivo en uno de los
procesos, tiene un coeficiente cero en todos los demás.
Por consiguiente, una industria o proceso productivo queda
caracteriza do no y a por la mercancía que produce, sino por las
proporciones en que utiliza y por las proporciones en quf' ge-
nera, las diferentes mercancías.
Según esto, en el presente capítulo, los procesos serán dis-
tinguidos por números arbitrariamente asignados 1, 2; ... , k,
y no, como antes, por sus productos «a», «h», ..., «k».
Así, A 1, Bi. ... , Ki. denotarán las cantidades de los diversos
bienes «a», «h», .. ., «k», que son utilizados como medios de
70 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS MÚLTIPLES

producción en el primer proceso; A2, B 2, •• ., K2, los utilizados


en el segundo; ... , y Ak, B,., .. ., Kk los utilizados en el último
proceso.
Por otra parte, las cantidades producidas de los diversos
bienes por cada proceso llevarán, para distinguirlos de los me-
dios de producción, subíndices encerrados entre paréntesis:
Ar1J, Br1J, . .. , K 11), serán los productos del primer proceso;
A 12), Br2J, ... , K r2J, los productos del segundo; .. ., A r¡,¡, B 1,.),
.. ., K 1k)• los productos del último proceso.
Utilizando para el r esto la misma notación que en el caso
de las industrias de un solo producto, las ecuaciones de pro- ·
ducción conjunta se presentan del modo siguiente:

(Aipa + Bipb + ... + K1p,.) (I + + Liw =


r)
= A(l;Pa +
B(IJPb + ... + K (l,p"
(A2pa + B2pb + ... + K2p") (I + r) + L2w =
= A12JPa + B 12JPb + ... + K r2JPk
(A kpa + B1cpb + ... + K,.p1c) (1 + r) + L,.w =
= At"iPa + Bt"JPb + ... + Kr,.JPk·

52 También podemos construir el sistema patrón del


mismo modo que lo hicimos en el caso de las industrias gene-
radoras de un solo producto (sección 33) ; a saber, encontrando
un conjunto de multiplicadores que, aplicados a las k ecua·
ciones de producción, conduzca a la cantidad de cada m er-
cancía en los medios de producción totales del sistema que esté
en una r elación con la cantidad de la misma mercancía en el
producto total que sea igual para todas las mercancías.
Sin embargo, antes de proceder así, es necesario eliminar
ciertos obstáculos que aparecen en el camino. Estas dificul-
tades surgen de la mayor complejidad de las inter-relaciones
que r esultan, por una parte, de la infiltración de cantidades
negativas y, por otra parte, de la desaparición de la relación
biunívoca entre productos e industrias.
CAPITULO VIII

El sistema patrón
con productos conjuntos

53 Tan pronto como consideramos en detalle la cons-


trucción de un sist ema patrón con p roductos conjuntos, re-
rolta obvio que puede que algunos de los multiplicadores
tengan que ser negativos.
Tomemos el caso de dos productos producidos conjunta-
mente por cada uno de dos métodos diferentes. La posibilidad
de variar el grado en que se emplea uno u otro método ase-
gura un cierto ámbito de variación en las proporciones en que
pueden producirse los dos bienes en total. P ero este ámbito
de variación encuentra sus límites en las proporciones en que
los dos bienes son producidos respectivamente por cada uno
de los dos métodos, de forma que se alcanzan loi< límites tan
pr onto como se utiliza exclusivamente uno u otro método.
Supongamos ahora que, en todos los casos en que dos pro-
ductos conjuntos «a» y «h» son utilizados como medios de
producción, la proporción en que se emplea «a» r n relación a
«h» es invariablemente m ás alta que la más alta de las pro-
porciones en que es producida. En talei> circunstancias po-
demos decir, desde un principio, que algunos procesos deben
entrar en el sistema patrón con un multiplicador negativo :
pero no puede determinarse a priori si tal multiplicador h abrá
de ser aplicado al «bajo» productor o al «alto» u tilizador d P.
la mercancía «a» - esto es algo que sólo purd<> descubrirse
mediante la solución del sistema.
72 I NDUSTRIAS D E PRODUCTOS MÚLTIPLES

54 El campo más fért il p ara los multiplicadores nega·


tivos se encuentra, sin embargo, entre los productos no b á-
sicos. (Estos últimos necesitan ser redefinidos en las nuevas
circunstancias, pero puede decirse por ~delantado que la clase
principal, a saber , los productos que son t otalmente excluidos
de los medios de producción, seguirán siendo clasificados como
no b ásicos; ver sección 60.)
Consideremos el caso de dos mercancías (conjuntamente
producidas en diferentes proporciones mediante dos procesos),
un a de las cuales h a de ser incluida en el producto patrón,
mientras que la otra debe ser excluida del produ cto p atrón
por no entrar en los medios de producción de ninguna indus·
tria. Efectuaremos esto dando un multiplicador negativo al
proceso que produce relativamente m ás de la segunda roer·
cancía y un multiplicador positivo al otro proceso: los dos
multiplicadores est arán proporcionados de tal modo que,
cuando las dos ecuaciones sean sumadas, las dos cantidades
producidas del producto no básico se cancelarán exactamente,
en tanto que se retendrá un saldo positivo del otro producto
como un componente de la mercancía patrón.

55· Una vez que se han admitido multiplicadores nega·


tivos para algunos procesos, son susceptibles de aparecer otros
que brillan con una luz refleja en relación con los multiplica·
dores negativos. Así, si una materia prima es utilizada direc·
tamente en un solo _proceso que r esulta ser uno de los que
reciben un multiplicador negativo, la industria que produce
la materia prima en cuestión habrá de seguir el mismo camino
y entrar en el sistema p atrón con un multiplicador negativo.

56 El resultado de esto es que, puesto que no puede


atribuirse sentido alguno a las «industrias negativ as» que im·
plican t ales multiplicadores, resulta imposible contemplar el
sistema p atrón como una reordenación concebible de los pro·
cesos efectivos. Así que, en el caso de productos conjuntos,
h abremos de contentarnos con el sist ema de ecuaciones . ahs·
tractas, transformado m ediante m ultiplicadores adecuados, sin
intentar pensar en él como si tuviera una existencia corporal.
EL SISTEMA PATRÓN 73

La raison d'etre del sistema patrón con.siste, sin embargo,


en proporcionar una m ercancía patrón. Y en el caso de esta
última, no hay afortunadamente dificultad insuperable para
concebir como reales las cantidades negativas que son sus-
ceptibles de aparecer entre sus componentes. Estas pueden ser
interpretadas, por analogía, con el concepto contable, como
pasivos o débitos, mientras que los componentes positivos
serán considerados como activos.
Así, una mercancía patrón que incluya tanto cantidades
positivas como negativas puede ser adoptada como dinero de
cuenta sin gran esfuerzo de imaginación con tal de que la unidad
se conciba como r epresentando, al igual que una acción en
una sociedad, una fracción de cada activo y de cada pasivo,
indicando estos últimos una obligación de l'ntrf':gar sin pago
ciertas cantidades ele determinaclas mercancías.

57 Hay otra dificultad resultante de la complejidad del


sistema de productos conjuntos que debe ser considerada
antes de que procedamos a construir la mercancía patrón.
El criterio anterior adoptado para distinguir entre pro-
ductos básicos y no básicos (a saber, que entren o ¿'o entren
directa o indirectamente en los m edios de producción de todas
las m ercancías) falla ahora, puesto que, al ser producida cada
mercancía por varias industrias, resultaría incierto si un pro-
ducto que entra en los medios de producción de una sola de
las industrias que producen una m ercancía dada debería ser
o no ser considerada como entrando directamente en los me-
dios de producción de esa m ercancía (1). Y la incertidumbre se
extendería naturalmente al problema de si entraba o no entra-
ba «indirectamente» en la producción de mercancías en que la
última entrara como m edio de producción.

58 Aprovechando la circunstancia de que los tres tipos


distintos de productos no básicos que aparecen en el sistema

(1) Sin embargo, la dificultad yace a un nivel más profundo y, como


veremos ahora, hab1fa incertidumbre incluso si la m ercan cía entrase direc-
tamente en los medios de producción d!' todos los procesos del sist ema.
Ver, más ab ajo, la sección .59.
74 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS MÚLTIPLES

de productos simples, encuentran sus equivalentes en el caso de


las industrias de productos múltiples, comenzaremos defi-
niendo, para este último caso, los tres tipos de productos no
básicos, cada uno de ellos como la extensión del correspon-
diente tipo de producción simple (ver sección 35).
1) Productos que no entran en los medios de producción
de ninguna de las industrias . Este tipo puede ser extendido
inmediatamente .al sistema de productos múltiples sin nece-
sidad de adaptación.
2) Productos cada uno de los cuales entra sólo en sus
propios medios de producción. El equivalente de este tipo en
el sistema múltiple es una mercancía que entra en los medios
de producción de los procesos mediante los cuales ella misma es
producida y no en los de los demás procesos; pero entra
en dichos medios de producción hasta tal punto que la rela-
ción entre su cantidad en los medios de producción y su canti-
dad en los productos es exactamente la misma en cada uno
de los procesos afectados.
3) Productos que entran solamente en los medios de pro-
ducción ~e un grupo interconexionado de productos no básicos;
en otras palabras, productos que se comportan, como grupo,
del mismo modo que lo hace individualmente un producto no
básico del segundo tipo.
Para definir en el sistema múltiple de k procesos el tipo
que corresponde a este tercer caso, ordenaremos (suponiendo
que el grupo interconexionado se componga de tres productos:
«a», «b» y «c») las cantidades en que estas mercancías entran
en cualquier proceso, como medios de producción y como pro-
ductos, en una fila; y obtendremos así k filas ordenadas en
2 X 3 columnas del modo siguiente (1):

A1 B1 C1 Á(I) B(I; Cr1; .


Á2 B2 C2 Ar2; B r2J Cr2J

Ak Bk ck ArkJ B rkJ Crk;

(1) Algunas de las cantidades pueden ser, por supuesto, cero.


EL SISTEMA PATRÓN 75
La condición para que los tres productos sean no básicos
es que como máximo tres de la filas sean independientes, pu·
diendo obtenerse las otras filas a partir de las combinaciones
de aquellas tres, tras atribuirlas multiplicadores adecuados.
(Ver la definición general en la sección 60.)

59 El t ercer tipo puede dar lugar a esquemas curiosa·


mente intrincados. Un ejemplo indicará las posibilidades en
esta dirección.
Supongamos que, en un sistema de cuatro procesos y cua·
tro productos, dos m ercancías, «h» y «c», son producidas con·
juntamente por un proceso y por ningún otro; per o mientras
«b» no entra en los medios de producción de ningún proceso,
«c» entra en los m edios de los cuatro procesos. Suponiendo
que el proceso que genera «h» y «c» venga representa do p or
la ecuación

(A 1pa + C1pc + K1pk} (1 + r) + L1w =


= A(lJPa + BtiJP&+ C(l;p, + K ti;pi.
las «filas» para las dos mercancías serán

C1 B(IJ c ( I)

C2
C3
C4
Solamente la primera fila y una cualquiera de las otras tres
son independientes, y las dos filas restantes son transforma·
ciones lineales de la últ ima. De modo que tanto «b» com o «c»
son productos no b ásicos.
Si cont emplamos el problema desde el punto de vista de
la construcción del sistema patrón, mientras resulta obvio que
<<h» no puede entrar en la m er cancía patrón, «C» p arece, a
primera vista, un componente adecuado de la misma. Sin !)fil·
bar go, p_uesto que «h» sólo aparece en un proceso, el único
modo de eliminar «h» es omitir completamente tal proceso
(es decir, atribuirle un multiplicador cero). Pero ese proceso
er a también el productor exclusiv o de «c», de modo que «r.»
76 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS MÚLTIPLES

sobrevive ahora solamente del lado de los medios de producción


y resulta, por tanto, imposible que entre en la mercancía
patrón. Así que es preciso eliminar «C», lo cual se logra sus-
trayendo una de las ecuaciones restantes de cada una de las
otras después de atribuirle, en cada caso, un multiplicador
adecuado que lleve a la cancelación de toda cantidad de «C».

60 La definición formal que acabamos de dar no es tan


satisfactoria desde el punto de vista económico como el cri-
t erio intuitivo de «entrar o no entrar en los medios de pro·
ducción de todas las mercancías» al que sustituye. Pero tiene
la ventaja de una mayor generalidad.
Para comenzar, está claro que los dos primeros tipos de
productos no básicos pu~den ser absorbidos en el tercero
como casos ·particulares.
La definición cubre, además, los tres tipos del sistema de
productos simples. (Es, en verdad, completamente general y,
como sugiere el ejemplo de la sección 59, incluye también un
tipo final de productos no básicos que ha de ser introducido
después, a saber, el formado por mercancías que entran en
los medios de producción pero que no son producidas; tipo
del cual la tierra es el ejemplo más destacado.)
Podemos ofrecer, por tanto, esta formulación general de
la distinción entre productos básicos y no básicos:
En un sistema de k procesos productivos y k mercancías
(ya se trate de producciones simples o conjuntas) decimos
que una mercancía o, en general, un grupo de n mercancías
relacionadas (donde n deb e ser menor que k y puede ser igual
a 1) son no básicas si de las k filas (formadas por las
2n cantidades en que aparecen en cada proceso) no más de n
filas son independientes, siendo las otras combinaciones li-
neales de éstas (1).
Todas las mercancías que no satisfacen esta condición son
básicas. (Adviértase que, como se ha dicho en la sección 6, se su-
pone que todo sistema incluye, al menos, un producto básico).
(1) En el lenguaje del álgebra, la matriz de k filas y 2n columnas es de
rango menor que, o igual a, n.
EL SISTEMA PATRÓN 77

61 De aquí se sigue directamente qut· podemos eliminar


completamente, mediante transformaciom·!' lineale~, las mer-
cancías no básicas del sistema, tanto dd lado de los medios
de producción como del lado de los productos. E s decir, po-
demos encontrar un conjunto de multiplicadores (unos posi-
tivos y otros negativos) que, aplicados a las l.· <'Cuaciones ori-
ginales, hagan posible combinarla;; en un númno menor de
ecuaciones (igual al número de productos bá:;icos) cn cada una
de las cuales resulta cancelada toda cantidad de un producto
no básico mediante una cantidad igual de signo opm~sto, de
modo que solamente los producto~ básicos aparecen incluidos
en cantidades diferentes de cero.
Con esta operación se alcanza el mismo resultado que se
obtenía en el sistema de productos simples mediante el método
mucho más sencillo de eliminar las ecuaciones de las indus-
trias que producían bienes no básicos (ver sección 35). En
ambos casos, el efecto es simplificar las fases subsiguientes de
la argumentación.

62 Si el número de productos básicos es j, el sistema


así obtenido se compondrá de j ecuaciones que podemos de-
nominar las ecuaciones básicas.
Suponiendo que las j mercancías básicas sean «a», «h> "!l'•~OO~Ji).,,.s-
A >,
«j», denotaremos las cantidades netas en que aparecen ut \.
e~u~ció~ básica mediante letras con barra A, B, ..., .lidfªr VJ31011Hl8 ~
d1stmgmrlas de las cantidades en los procesos or1 ~les. ~
'ó ¡:/
Según esto, las ecuaciones básicas serán las siguientes : ¡;>..,i> • fSJ'J
9~1D.~ ~, ,,.

(Á1pa + B1pb + ••• + ]1pj} {l + r} + L1W =


= AoJPa + B (IJPb + ··· + l(lJPi
( A:p. + füpb + ... + ]2pj) (1 + r) + L2w -='
= A r2;Pa -f- B r2JPb + ··· + l r2;Pi
.... . .... .. . . .. . . . . . . . . . . . . .
fÁiP• + BiPb + ··· + ]jpj) (I + r) + Ljw =
= AwPa + BwPb + ··· + JwPi
78 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS MÚLTIPLES

Este sistema es equivalente al original en la medida que


los valores que determina para R y para los precios serán
también necesariamente soluciones de aquel sistema.

Difiere, sin embargo, del sistema original no sólo porque


excluye los productos no básicos sino- también en otros dos
aspectos. En primer lugar, una ecuación básica no representa,
en general, un proceso productivo; es simplemente el re-
sultado de combinar las ecuaciones de una serie de procesos.
En segundo lugar, puede contener tanto cantidades positivas
como cantidades negativas.

63 Las ecuaciones básicas tienen como objetivo la cons-


trucción del producto patrón (1). Los multiplicadores qi, q2 ,
..., qi> que aplicados a las j ecuaciones básicas dan el sistema
patrón, se determinan mediante las ecuaciones siguientes:

( A1q1 + Azqz + ... + Ájqj} (1 + R) = A r11q1 + A rz1q2 + ... + A mqi


(B1q1 + B2qz + ... + Bjqj} (1 + R) = Br1 Jq1 + B r21q2 +· ... + B w qi

Las ecuaciones dan una ecuación de grado j para R, de


modo que puede haber hasta j valores posibles de R y co-
rrespondientes conjuntos de valores de los q; y cada conjunto
representará una mercancía patrón de diferente composición.

64 Al decidir cuá~ de entre los j posibles conjuntos de


valores es el relevante para el sistema económico, ya no po-
demos confiar en que exista, como la elección obvia, un valor
ele R al que corresponda una m ercancía patrón plenamente
positiva; porque en un ~istema de producción conjunta, to-
cias pueden incluir cantidades negativas entre sus componentes.

(1) Hubiera sido posible contruir el producto patrón directamente a


partir de las ecuaciones originales y el resultado final habría sido natural-
mente el mismo. En el Apéndice C se explica por qué parece más sencillo
utilizar la etapa intermedia de las ecuaciones básicas.
EL SISTEMA PATRÓN 79
Sin embargo, si reconsideramos el problema desde el punto
de vista del sistema de productos simples, encontraremos que
mientras un patrón plenamente positivo se conforma al sen-
tido común, su superioridad se debe, por lo menos en igual
medida, a que es el que, al mismo tiempo, corresponde al mí-
nimo valor posible de R (como se mostró en la sección 42).
Y veremos que la posesión de esta última propiedad es sufi-
ciente, por sí misma, para hacer que el producto neto patrón
que la posea (indiferentemente de que sea plenamente po-
sitivo o no) sea el elegible para ser adoptado como unidad de
salarios y precios.
Supongamos, en efecto, que siendo R' el mínimo valor
posible de R, adoptáramos como unidad el producto patrón
correspondiente a otro valor, por ejemplo, R", mayor que R'.
A medida que el salario w, medido en este patrón, fuera re-
ducido gradualmente a partir de l, llegaría a un nivel w',
antes de alcanzar el valor O, tal que

R"(l-w') = R'

cuando e) tipo de beneficio fuera igual a R'.


Si, a tal nivel de w, calculáramos sobre la base de R', el
salario debería ser cero, puesto que el tipo de beneficio está en
su máximo; mientras que, sobre la base de R", el salario de-
bería ser positivo, puesto que el tipo de beneficio está por
debajo de su máximo. La reconciliación se efectúa mediante
un salario w' que sea una cantidad positiva de una mercancía
compuesta cuyo valor de cambio sea cero. Esto es así porque,
como se mostró en la sección 41, el valor de cambio de una
mercancía patrón cuya composición corresponde a una solu-
ción de R (en nuestro caso R") a los precios que corresponden
a otra solución de R (en nuestro caso R') es cero.
Esto implica que, en estas circunstancias, los precios de
todas las mercancías .s erían infinitos en términos del patrón
elegido. Tal resultado carece de significado económico. Sin
embargo, esta anomalía puede ser evitada si adoptamos como
80 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS MÚLTIPLES

unidad el producto neto patrón que corresponde al m ás bajo


de los valores de R. Este es el único producto patrón en tér-
minos del cual es posible que los precios de las mercancías
sean finitos para todos los niveles del salario desde 1 a O (y,
p or tanto, para todos los ni.veles del tipo de beneficio desde O
hasta su máximo).

65 La distinción entre productos básicos y no básicos se


ha hech~ tan abstracta en el sistema de productos múltiples
(bien por el modo en que ha sido definida o bien por el modo
en que ha sido aplicada en la construcción de una mercancía
p atrón) que cabe preguntarse si ha conser vado algún conte-
nido económico.
Desde el principio, sin embargo, la principal ímplicación
económica de la distinción era que los productos básicos
juegan una parte esencial en la determinación de los precios
y del tipo de beneficio, en tanto que los productos no básicos
no la juegan. Y encontrar<>mos que esto sigue siendo verdad
con la nueva defin ición.
E n el sist ema de productos simples, esto significaba que,
si se registraba una m ejora en el método de producción de
una m er cancía básica, el resultado sería necesariamente una
variación en el tipo de b eneficio y en los precios de todas las
m ercancías; mientras que una mejora similar en el caso de un
producto no básico afectaría solamente a su precio particular.
Esto no puede extenderse directamente a un sistema de
productos múltiples, donde t anto los productos básicos como
los no básicos pueden ser obtenidos por el mismo proceso.
Podemos encontrar, sin embargo, un equivalente en un im-
puesto (o subsidio) sobre la producción de una m ercancía
particular. Lo m ej or sería imaginar tal impuesto como un
diezmo, que puede ser definido independientemente de los
precios y que tiene el mismo efecto que t endrí.t un descenso en
el volumen de producción de la mercancía en cuestión, perma•
neciendo invariables todas las otras cosas (a saber, las canti-
dades de sus medios de producción y de los productos que la
acompañan).
EL SISTEMA PATRÓN 81
Un impuesto sobre un producto básico afectará entonces
a todos los precios y causará un descenso del tipo de beneficio
que corresponda a un salario dado; mientras que si se impone
sobre un producto no básico, sólo tendrá efecto sobre el precio
de la mercancía gravada y sobre los precios de aquellos otros
productos no básicoi; que pueden estar ligados con ella (1),
Esto es obvio si consideramos que el sistema transformado de
ecuaciones básicas, que determina el tipo de beneficio y los
precios de los productos básicos, no puede ser afectado por
variaciones en la cantidad o en el precio de productos no
básicos que no forman parte del sistema.

(1) El efecto que el impuesto tenga sobre el precio de un producto no


básico variará con el tipo de producto no básico. Si no entra en ninguno
de los medios de producción, su precio aumentará por la cuantía del im-
puesto. Si entra en sus propios medios de producción, su precio variará
en el grado requerido para que se mantenga la relación original entre el
valor del producto total del proceso (tras deducir el salario y el impuesto)
y el valor de sus medios totales de producción. Si pertenece u un grupo de
productos no básicos interconexionados, los precios de todos o de algunos
de los componentes del grupo variarán de modo que se mantenga aquella
relación. (En el ejemplo de la sección 59, si la producción de la mercancía
«C» fuera gravada, el precio de «C» no resultaría afectado, y la tensióu
habría de ser soportada por el precio de «b», que hahria de elevarse en la
medida necesaria.)
6
CAPÍTULO IX

Otros efectos
de la producción conjunta

66 ·Queda ahora por ver en qué medida las otras con-


clusiones alcanzadas en el caso de las industrias de productos
simples, son aplicables al caso de industrias con producción
conjunta.
Una de las que claramente necesitan verificación es la
norma, según la cual, cuando el tipo de beneficio es cero, el
valor rclatiYo de las mercancías es proporcional a la cantidad
de trabajo quC', directa o indirectamente, h a ido a producirlas
(sección 14). Porque, en el caso de los productos conjuntos,
no hay un critt·rio obvio para asignar el trab ~j.o ·ent~.Jg_~_.,,.
productos . indi,id uales, y. paree~ dudoso, por. süpu;-st~, ~que ·· .::~-~~
tenga sentido hablar de una cantidad de trabajo sel(~r-ado que
haya ido a produdr una entre una serie de mercandas obte-
nidas conjuntamente. Ciertamente que no obtenemos.ayuda al- ·. /
guna del procedimiento de «Reducción», es decir, d~ l'.llnfoque · >J
consistente en considerar la cantidad de trabaj o ~ .., o,• 'de· ,. ~~
l":•t ":" \··"
terminada rastreando hacia atrás las sucesivas unidades de
trabajo empleadas en el producto en diferentes momentos de
tiem po; porque este método parece totalment e inaplicable al
caso de los productos conjuntos. (Nos referiremos de nuevo
al problema en la sección 68.)
Sin embargo, con el sistema de industrias de producción
simpfo t eníamos una línea de enfoque alternativa, · aunque
menos intuitiva, en el mho1lo de los «Subsistemas» (ver
Apéndice A), mediante el cual resultaba posible para cada
84 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS MÚLTIPLES

una de las mercancías componentes del producto neto, la


parte del trabajo total que podía ser considerada como apli-
cada directa o indirectamente a su producción. Ahora bien,
este método es susceptible de extensión, adaptándolo adecua-
damente, a un sistema de productos conjuntos, de modo que
la conclusión sobre la cantidad de trabajo «contenida» en una
mercancía y su proporcionalidad al valor para un tipo de be-
neficio igual a cero, puede ser extendida a mercancías produ-
cidas conjuntamente sin retorcer el significado ordinario de
las palabras.
Tomemos, en primer lugar, el caso de dos mercancías que
son producidas conjuntamente por cada uno de dos procesos
en diferentes proporciones; pero en lugar de contemplar sepa·
radamente los dos procesos y sus productos, consideremos el
sistema como un todo y supongamos que ciertas cantidades
de ambas mercancías están incluidas en el producto neto del
sistema. Supondremos, además, que el sistema está en un
estado de auto-reemplazamiento, y que siempre que se varía
el producto neto, el estado de auto-reemplazamiento queda
restablecido inmediatamente mediante ajustes adecuados en
las proporciones de los procesos que lo componen.
Puede advertirse de forma preliminar que es posible va-
riar, dentro de ciertos límites, las proporciones en que son pro·
ducidas las dos mercancías si alteramos los tamaños relativos
de los dos procesos por cada uno de los cuales son conjunta-
mente producidas (aunque en diferentes proporciones). Ahora
bien, si deseamos aumentar en un volumen dado la cantidad
en que una mercancía entra en el producto neto del sistema,
dejando sin variación todos los otros componentes del pro-
ducto neto, habremos de aumentar normalmente el trabajo
total empleado por la sociedad. Es natural concluir, por tanto,
que la cantidad en que el trabajo· ha de ser incrementado con
este fin va en su totalidad, directa o indirectamente, a pro·
ducir la cantidad adicional de la mercancía en cuestión. La
mercancía incrementada será claramente igual en valor a la
cantidad adicional de trabajo, al precio correspondiente a un
tipo cero de beneficio.
OTROS EFECTOS 85
Esta conclusión no parece menos convincente para una
mercancía que sea producida conjuntamente con otra, que
para una mercancía que sea producida de modo separado. Ni
resulta afectada la conclusión por la circunstancia de que será,
en general, necesario, para mantener el estado de auto-reem·
plazamiento, variar las cantidades de los medios de producción
u tilizadas en el sistema, puesto que cualquier trabajo adicional
necesitado para producir estos últimos se incluye como tra·
bajo indirecto en la cantidad que produce la adición al · pro·
dueto neto (1).

67 Un razonamiento similar puede ser aplicado al caso


de dos mercancías («a» y «h») que son producidas conjunta·
mente por un solo proceso, pero que son utilizadas como me·
dios de producción, en diferentes cantidades relativas, por dos
procesos, cada uno de los cuales produce solamente la misma
mercancía «e».
Aunque en este caso no podemos variar las proporciones
en que las dos mercancías aparecen en el volumen de produc·
ción de la industria que las genera, podemos, sin embargo, al-
terando la dimensión relativa de los dos procesos que las uti·
lizan, variar las cantidades relativas en que son empleadas
como medios para producir una cantidad dada de «e». De
este modo podemos variar las cantidades relativas en que las
dos mercancías entran en los medios de producción del sis-

tema, y esto altera por sí mismo (puesto que las cantidades
relativas en que las dos entran en el producto bruto son fijas)
las cantidades relativas que entran respectivamente en el
producto social neto.

(1) Puesto que estamos en presencia de productos conjuntos, los ajustes


considerados incluyen la contracción de algunos de los procesos y así pode-
mos caer de nnevo en la dificultad de las «industrias negativas». Sin embargo,
esto puede evitarse, en general, con tal que el incremento inicial de la mer-
cancía en cuestión se suponga suficientemente pequeña y con tal que se
suponga que el producto neto del sistema comprende, desde un principio,
cantidades suficientemente grandes de todos los productos, de modo que
cualquier contracción necesaria pueda ser absorbida por los procesos exis-
tentes sin necesidad de que ninguno de ellos haya de recibir un coeficiente
negativo.
86 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS MÚLTIPLES

Es así posible, como en el caso anterior, llegar, mediante


una adición al trabajo total, a un nuevo estado de auto-reem-
plazamiento en que una cantidad de uno de los dos productos
conjuntos - digamos, «a» - es añadida al producto neto, en
tanto que todos los otros. componentes de este último perma-
necen invariables. Y podemos concluir, según esto, que la
adición al trabajo es la cantidad que se requiere, directa o
indirectamente, para producir el volumen adicional de la mer-
cancía «a».

68 Como se ha indicado anteriormente, aunque el n;iétodo


que acabamos de diseñar es una extensión del enfoque me-
diante subsistemas, en el caso de productos conjuntos no hay
equivalente al m étodo alternativo, es decir, a la Reducción
a una serie de términos de trabajo fechados. Es, en efecto,
esencial a tal Reducción que cada mercancía sea producida
separadamente y por una sola industria, y toda la operación
consiste en rastrear hacia atrás lás etapas sucesivas de un
proceso productivo de una sola senda.
Para r ecrear con productos conjuntos las condiciones ne-
cesarias para tal operación, habríamos de asignar un coeficiente
negativo a una de las dos ecuaciones de producción conjunta
y un coeficiente positivo a la otra, de modo que eliminásemos
uno de los productos y retuviésemos el otro en aislamiento.
Consiguientemente, algunos de los t érminos en la Reducción
representarían cantidades negativas de trabajo que no son
susceptibles de interpretación razonable alguna. Y lo que es
peor, puest o que las series contendrían términos tanto positi-
vos como negativos, el «residuo de mercancía», en lugar de
decrecer h acia cero en las sucesivas etapas de aproximación,
podría mostrar fluctuaciones firmes e incluso crecientes, de
modo que las series no convergieran; es decir, su suma no
t endería a un límite finito. (Se encontrará un ejemplo de este
tipo en la sección 79.)
La R educción no podría ser intentada siquiera si los dos
productos fueran obtenidos conjuntamente mediante un solo
proceso, o mediante dos procesos en las mismas proporciones,
OTROS EFECTOS 87
puesto que la asignación del valor y de las cantidades del
trabajo entre los dos productos dependería enteramente del
modo en que los productos fueran utilizados como medios de
producción de otras m er cancías.

69 Otra afirmación que necesita r econsideración en esta


etapa es la proposición, según la cual, si los precios de todas
las mercancías son positivos a un nivel de salario entre 1 y O,
ningún precio puede hacerse negativo como resultado de la
variación del salario dentro de estos límites (sección 39) . Sin
embargo, puede decirse inmediatamente que esta proposición
no es susceptible de extensión al caso de productos conjuntos.
La base sobre la que descansaba, en el caso de un sistema de
industrias de producción simple, era que el precio de una mer·
cancía podría hacerse negativo solamente si el precio de alguna
otra m ercancía (que era utilizada como uno de sus medios de
producción) se hubiera hecho negativo en primer lugar; de
modo que ninguna mer cancía podría ser la primera en com-
portarse así. Pero en el caso de productos conjuntos hay un
camino indirecto, y el precio de uno de ellos podría hacerse
negativo siempre que el equilibrio fuer a restaurado mediante
una elevación en el precio del producto que le acompaña,
que resultara suficiente para mantener el valor total de los
dos productos por encima del valor de sus m edios de producción
por el margen requerido.

70 E sta conclusión no es sorprendente. Todo lo que


implica es que, aunque de hecho todos los preóióS fu~:
tiYos, una variación en el salario podría cr ear u#.sl~fu.Ció~ ' -
cuya lógica exigiera que algunos de los precios se hfcieran nega,. ·~~
ti.vos; y siendo esto inaceptable, aquellos de loS'~1uétodos ~1¡,,i ~~
l . , , it'IITT .-'
producción que dieran lugar a tal resultado serían. descartados- ,.: /
para dar lugar a otros que, en la nueva situación, fueran com· '
patibles con precios positivos.
"'-..:;.- - --·-
P ero cuando la conclusión anterior se pone en r elación
con lo que hemos visto previamente r especto de la cantidad
de trabajo que .entra en una mercancía, el efecto combinado de
88 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS MÚLTIPLES

las dos es tal que exige, en verdad, alguna explicación. Porque


lo que está implicado no es solamente que, por ejemplo, en la
contingencia remota de que el tipo de beneficio descendiera
hasta cero, el precio de tal m ercancía habría de hacerse nega-
tivo si las demás cosas no variasen; sino que nos vemos lleva-
dos a la conclusión de que, en la situación de hecho, con los
beneficios al tipo perfectamente normal de, digamos, el 6 %,
esa mercancía estaría siendo producida , de hecho, m ediante
una cantidad negativa de trabajo.
Esto parece a primera vista un caprichoso r esultado de
la abstracción que no puede tener corre:spondencia en la rea-
lidad. P ero si le aplicamos la contrastación utilizada para el
caso general en la sección 66, y, en las condiciones allí des-
critas, suponemos que la cantidad de tal mercancía que entra
en el producto neto del sistema es incrementada (sin variar
los otros componentes), encontraremos que, como resultado, la
cantidad total de trabajo empleada por la socit-dad h a sido
disminuida.
Sin embargo, puesto que la variación en la producción se
realiza cuando el tipo de beneficio existente e:;, como 1•n el
ejemplo anterior, del 6 % y el sistema de precio:; es el apro-
piado a tal tipo, nada anormal advertiremos: en efecto, la dis-
minución en el gasto de trabajo será más que compensada
por una mayor carga de beneficios, de modo que la a dición
al volumen neto de producción implicará una adición positiva al
coste de producción.
Lo que sucede es que, para efectuar la variación requerida
en el producto neto, uno de los dos procesos ele producción
conjunta debe ser expandido al tiempo que el otro es contraído;
y en el caso que estamos considerando, la expansión del pri-
mer proceso emplea (bien directamente o a través de los
otros procesos que lleva consigo para asegurar el pleno r eem-
plazamiento) una cantidad de trabajo m enor y, sin embar go,
medios de producción que, a los precios apropiados al tipo
dado de beneficio, son de mayor valor y atrae.n, por tanto,
una carga más pesada de beneficios que (en similar es condicio-
nes) la contracción del último proceso.
OTROS EFECTOS 89
Parece innecesario demostrar en detalle que lo que se ha
dicho en est a sección respecto de las cantidades negativas
de trabajo puede ext enderse (siguiendo las mism as líneas uti-
lizadas para las cantidades positivas en la sección 67) al caso
en que dos mer cancías son producidas conjuntamente por un
solo proceso, pero son utilizadas como medios de p roducción
por dos procesos distintos que generan una t er cera mercancía.

71 Aún hay otra proposición r eferente a los precios que


necesita ser reconsiderada en el caso de productos conjuntos.
Hemos visto (sección 49) que, con industrias de produc-
ción simple, cuando el salario desciende en t érminos de la m er-
cancía patrón, ningún producto puede descender en precio,
en el mismo patrón, a un ritmo superior al que lo hace el
salario. Esta conclusión estaba basada en la consider ación de
que, en el caso de qur un producto se comportara 11e ese modo,
ello habría de debcrs<· a que uno de sus medios de producción
registrara un descenso en su precio a un ritmo aún más alto;
y puesto que esto no podría aplicarse al producto que deseen·
diera al ritmo más alto de todos, est e producto no podría
dc;;cendcr a un ritmo imperior que el salario.
Sin embargo, en el caso de uno entre un grupo de pro-
d ue t os conjuntos, existe la posibilidad alternativa de que las
otras mer cancías conjuntamente producidas con él aumen-
taran en precio (o sufrieran solamente un descenso moderado)
con el desceuso del salario, de suerte que dieran lugar, en
el producto total de la indus tria, a un descenso excesivo del
precio de la primera mercaócía. No h ay límite alguno a tal
aumento, y no hay, por tanto, límite alguno al tipo al que
uno de los varios productos conjuntos puede descender de
precio.
Pero tan pronto como se admite que el precio de uno entre
dos o más productos conjuntos puede descender a un ritmo
superior que ·el salario, se sigue que incluso una mercancía
producida aisladamente puede comportarse así con tal que
emplee, como uno de sus medios de producción, y en un grado
suficiente, el producto conjunto que desciende de tal modo.
f'
1

1
90 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS MÚLTIPLES

72 La posibilidad de que el precio de un producto pueda


descender más de prisa que el salario, tiene algunas consecuen-
cias importantes. La primera de ellas es que la norma de que
el descenso del salario en cualquier patrón implica un alza en el
tipo de beneficio ha de admitir ahora una excepción.
Supongamos que un descenso del 10 % en el salario patrón
lleve consigo (a un cierto nivel) un descenso proporcional ma-
yor, digamos del 11 %, en el precio, también medido en pro-
ducto patrón, de la mercancía «a». Esto significa que el tra-
bajo ha aumentado en valor respecto de la mercancía «a» en,
aproximadamente, un 1 %· Por consiguiente, si fuéramos a
expresar el salario en términos de la mercancía «a», un des-
censo de tal salario en la misma amplitud implicaría un alza
en el salario patrón y, por tanto, un descenso en el tipo de
beneficio.
Así que ya no podemos hablar de un aumento o de un
descenso en el salario, a menos que especifiquemos el patrón,
puesto que lo que es un alza en un patrón puede ser un des-
censo en otro.
Por las mismas razones, resulta posible que la línea del
salario y la línea del precio de la mercancía «a» tengan más
de un punto de intersección a medida que el tipo de beneficio
varía.

z
'()

"'
~
o
ü
w
.,_
"'
>-
º
¡¡¡
<
_,
<
""
o 4% 61~ 8'4 tO'f.
TIPO DE BENEFICIO (r) (RI

F ig. 5. En un sistema de industrias de productos múltip)e3


son posibles varias intersecciones.
OTROS EFECTOS 91
Como consecuencia, a cualquier nivel de salario en térmi-
nos de la mercancía «a» pueden corresponder varios tipos de
beneficio alternativos. (En la fig. 5, los varios puntos de in-
t ersección representan igualdad de valor entre una unidad
de trabajo y una unidad de la mercancía «a», es decir, el mismo
salario en términos de «a»; pero representan, por supuesto,
diferentes niveles del salario en términos de la mercancía
patrón.) Por otra parte, como en el caso del sistema de produc-
ción simple, a cualquier nivel del tipo de b eneficio sólo puede
corresponder un salario, cualquiern que sea el patrón en que
se exprese el salario. '
CAPÍTU LO X

Capital fijo

73 El inter és de los Productos Conjunt os radica, no tanto


en los conocidos ejemplo::; de la lana y de la carne de ovej a
o del trigo y la paj a, como en ser el géner o del que el Capital
Fijo es la especie más destacada. Y los anteriores capítulos
dedicados a las dificultad r.i; de los productos conjuntos encuen-
tran su lugar principalmente como una introducción al t em a
del capital fijo.
Consideraremos los ins trumentos dura deros de producción
com o parte de la absorci1)n anual de factores de producción de
nn proceso en pie dt• igualda d con los medios de producción
(por ej emplo, m aterias primas) que son enteramente gast adas
en t-l curso de un año ; y lo tjU I' (1ueda de d las al final del año
será tratado como una part e del producto anual conjunto de
la industri a cuya parte m ás importante consiste en la mer-
cancía susceptible de ven ta. que es el obj eto primordial del
proceso.
Por ej emplo, u na máq uina de t ejer entr a en los m edios
ele producción al principio del año junto con la hilaza, el
combustible, etc., con q ue es emplead a; y al final del año la
máq uina m ás viej a y p arcialmente desgast ada que emerge
fiel proet>so ser á conside rada como u11 producto conjunto con
el volu men de. producción dt· calcetines del año.

74 Este punto de vista implica que la misma m á quina,


a eda des difer entes, debería ser tratada como otros tantos

J
94 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS MÚLTIPLES

productos diferentes, cada uno con su propio precio. Para


determinar estos precios se requiere un número igual de ecua-
ciones adicionales (y, por tanto, de procesos).
Según esto, una industria que emplee un instrumento du-
radero debe ser considerada como subdividida en tantos pro-
cesos separados como años tenga de v ida, en total, el instru-
m ento en cuestión. Cada uno de estos procesos se distingue
por el hecho que utiliza un instrumento de una edad diferente;
y cada uno de ellos, «produce», conjuntamente con una can-
tidad de una mercancía susceptible de venta, un instrumento
que es un año más viejo que el que utiliza; excepción hecha del
proceso que exige el instrumento agotado en su último año,
puesto que tal proceso produce solamente la mercancía sus-
ceptible de venta (o, además, en el mejor de los casos, la cha-
tarra residual, si es que tiene algún valor) (1).
No es necesario que estos procesos estén separados en
cuanto a su propiedad o a su operación y, de hecho, se desa-
rrollarán a menudo uno junto a otro en el mismo cobertizo;
lo único necesario es que las cantidades de medios de produc-
ción y de trabajo empleadas por cada uno sean determinables
separadamente con el uso de medidas de cantidad, sin n ece-
sidad de co~ocer los valores; de modo que pueda formularse
una ecuación de producción independiente para cada uno de
ellos (2).
Tampoco es necesario que los instrumentos p ertenecientes
a sucesivos grupos de edades sean r ealmente vendidos en el

(1) Si la chat arra (metal, etc.) tiene utilización intercambiable con al-
gún otro material ya contabilizado, asume simplemente el precio de este
ú ltimo sin necesidad de u n proceso adicional; si no es completamente in-
tercambiable (por ejemplo, hierro d e chatarra comparado con lingote de
hierro), entonces habrá lu gar para dos procesos que producen la misma
mercancía (por ejemplo, acero), pero que difieren en las proporciones en
que utilizan los dos tipos de m aterial.
(2) Esto no excluy e la posibilidad d e que exista n gastos generales que
no puedan ser asignados sin entrar en un proceso de evaluación . E n caso
de que existan, representarán simplemente otro caso de producción con-
junta superpuesto al caso que estamos considerando, y como todos estos
casos, requieren y proporcionan un número suficiente de procesos para de·
terminar la asignación de los costes conjuntos.
CAPITAL FIJO 95

mercado para qm· sus precios sean efectivos; puesto que, aun
cuando estos sean sólo valores contables, proporcionan la
base para asignar correctamente los beneficios y para tener
en cuenta la correcta depreciación en el caso de cada grupo de
edades: «correctamente» en el sentido de cumplir exactamente
la condición original de hacer posible el reemplazamiento de
los m edios de producción y el pago de un tipo uniforme de bene·
ficio. E sto puede verse comparando los resultados del método
aquí propuesto con la forma usual de calcular la depreciación
y el inter és sobre un activo fijo de capital.

75 El método «ui'ual» al que acabamos de r eferirnos es


el siguiente:
Supongamos una máquina «m» que trabaja con f':ficiencia
constante a lo largo de su vida. La carga anual a pagar por
intereses y depreciación respecto de ella debe ser constante,
si el precio de todas las unidades del producto ha de ser uni-
forme. Esta carga anual será igual a una anualidad fija cuyo
valor actual calculado sobre la base del tipo general de bene·
ficio r, es igual al precio original de la máquina. Si tal precio
•. ,.. Pm, y la vida de la máquina es de n años, la anualidad,
c11mo uno puede encontrar en cualquier texto de aritmética
comercial, es
+
r(l r)"
P:"• (l-+ ;)~ ~ 1

que es, por tanto, la carga anual sobre la máquina.


96 INDUSTRIAS DE PRODL'CTOS MÚLTIPLES

unidad serán expresados por Pm,• Pm,• ... , Pmr,, ..,¡• Con la con-
dición supuesta anteriormente de eficacia constante a lo largo
de la vida de la máquina, las eruaciones que representan la
producción de una mercancía «g», mediante. el empleo de una
máquina «m», utilizando para d resto la misma notación que
utilizamos en la sección 51 , serán

( Mopm, +Agpa+ ... +Kgpk) {l+rJ+ Lgw= G(g)pg+Mipm,


(Mipm, +Agpa+ ... +Kl!pk) (l+r ) -!- Lgw= G(g)pg+M2pm,

Las cantidades de medios de producción, de trabajo y del


producto principal son iguales en los varios procesos, de acundo
con el supuesto de eficiencia constante durante la vida de la
máquina. Esta circunstancia hace posible que todo el grupo
se combine en una sola expresión. Si multiplicamos las n ecua-
ciones respectivamente por (1 + +
r)""-1, (1 r)"-2, ... , (1 +
r),
1 y las sumamos, las máquinas de edades intermedias (sobre
cero y -por debajo de n años}, que aparecen en ambos lados,
se cancelan y obtenemos

MopmJl + rr + : (Agpa + ... + K gp") (I + r) +


G (l+rr-1
+ L 8w ·}(l--
+ rr-1
- -- =
r
(gJPg
r
-- •

(1+ r)"-1
Dividiendo ambos lados por -· · -- ------- tenemos
T

r(1 + r)"
Mop . - -- -----· +(A p -1- ... +Kp.) (l-f-r}-f-L8 w=Gr.8 ¡p8
m, (I +r )"-I g • ~.

donde el primer término representa la carga anual por la má-


quina y es idéntico a la expresión que obtuvimos anterior-
mente (sección 75) mediante el enfoque de la anualidad.
CAPITAL FIJO 97

77 · Aunque los dos métodos llevan al mismo resultado


en el caso extremadamente simplificado de eficiencia cons·
tante al que ambos pueden ser aplicados, la ventaja del mé·
todo de ecuaciones de producción conjunta es que no está
r estringido a ese caso, sino que tiene validez general. Dará la
r espuesta «correcta» en cada caso, por complejo que sea, para
la vida de un instrumento duradero de producción con un es·
quema que puede ser de productividad descendente o de gastos
de mantenimiento y de reparación crecientes. Además, per·
tnitirá tener en cuenta cualquier variación en los precios de
las diferentes materias primas y servicios requeridos.
En todo caso, el precio a una edad dada de un instrumento
duradero de producción o bien activo fijo de capital, según
resulta de las ecuaciones, representa su valor contable co·
rrecto tras la depreciación. La diferencia entre los valores de
un activo en dos edades consecutivas da la asignación que ha
de hacerse por depreciación para ese año. Y esta última can·
tidad (por ejemplo, M1pm, - M2pm,), sumada al beneficio al
tipo general sobre el valor del activo al comienzo del año
( M1pm,r ), da la carga anual para este año. En general, esta
carga no ser á constante sino cambiante, y probablemente
descendente, a medida que envejece el instrumento o activo.

78 La depr eciación de una máquina no queda determi·


nada, sin embargo, exclusivamente por su empleo en una in·
dustria particular, como podría parecer que implica lo anterior.
E l mismo tipo de máquina (por ejemplo, un camión) puede
ser utilizado en varias industrias y puede estar suj eto a mayor
desgaste y depreciación y tener una vida más corta cuando
se emplea en una de las industrias que cuando se emplea en
otra; o, incluso, si la vida total es la misma, su eficiencia puede
descender a ritmo diferente de año en año por r equerir más
reparaciones.
Puesto que el precio de la nueva máquina es el mismo
para todas las industrias, podemos continuar expr esándolo por
Pm· Pero puede tener un valor contable diferente en años su·
98 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS MÚ LTIPLES

cesivos, según el uso a que sea d edicada. Las nueYas utiliza-


ciones serán r epresentadas por ecuaciones adicionales y los
nuevos valores contables por símbolos adicionales. Así, po-
demos denominar Mgipmgh Mgzpmf!~' et c., a las máquinas en
edades sucesivas multiplicadas por sus · respectivos valor es
contables en la industria «g»; Mh, Pmh,, Mh,Pmh,, etc., a las de
la industria «h», y así sucesivamente.
Si la máquina tuviera la mism a vida de trabajo y eficiencia
constante en todas las industrias, los v alores contables de cada
edad serían iguales en todas ellas, puesto que las cargas anua-
les serían todas ellas iguales a la anualidad descrita en la
sección 75.

79 Pasamos ahora a estudiar en qué medida las compli-


caciones que surgen con los product os conjuntos, en general,
se aplican al caso particular del capital fijo. En prim er lugar,
r especto de la «reducción».
Las ecuaciones para el capital fijo permiten ver fácilmente
cómo fracasar á, en general, un intento de efectuar la «reduc-
ción» de un instrumento duradero a una serie de cantidades
de trabajo fechadas. Para tomar el caso más senciUo, supon-
gamos que una m áquina tiene una vida de dos años y que
su eficiencia es constante. Las ecuaciones serán

( Mopm, + A~pª + ... + K8 pk) (I + r) + L,w = G1~1Ps + M1p,.. 1

( M1pm, + A 8pa + ... + K 8pk) (l + r) + L~w = Gr~iP~·

Ahora bien, el primer paso · hacia la «reducción» d e las


máquinas M 1 con un año de antigüedad a una seri e d e tér-
minos de trabajo, consiste en r estar la segunda ecuación d e
la primera y aislar M 1 , dejándole como el único pro duct o en
el lado d e la der echa. A com;ecuencia de esto, aparece una
cantidad similar M 1 entre los medios d e producción; tiene sin
embargo un signo negativo y su precio está multiplicado por
(1+ r).
E sto es suficiente, de por sí, para d emostrar que nos hemos
metido en un callejón sin salida: porque cuando lleguemos
CAPITAL FIJO 99
a la <<reducción» del término negativo que contiene M 1 apare-
cerá entre los medios de producción residuales un M 1 positivo;
y así, en los pasos sucesivos, M 1 reaparecerá constantemente,
alternativamente positivo o negativo, y en cada caso multi-
plicado por una potencia más alta de (1 + r) . Esto hará im-
posible, por una parte, que el agregado residual de mercan-
cías tienda hacia el punto de desaparición, y, por otra, que Ja
rnma de Jos términos de trabajo tienda a un límite. (Esta con-
clusión, basada en el supuesto de eficiencia constante, se man-
tiene a fortiori cuando el producto de una máquina disminuye
con la edad; pero dejaría de ser verdad, y la «reducción» a
t érminos de trabajo fechados, algunos positivos y algunos ne-
gativos, se haría posible si el producto anual fuera a aumentar
con la edad.)

80 Consideremos ahora cómo varía el valor de una má-


quina con su edad. (Por razones de simplicidad tomaremos,
como en el ejemplo anterior, una máquina de eficiencia cons-
tante.) Si suponemos que el tipo de beneficio es cero, el valor
de tal máquina descenderá a pasos iguales de l /n del valor
original en cada uno de los n años de su vida.
Puesto que, en este caso de beneficio cero, el valor original
representa la cantidad de trabajo que ha sido necesaria para
producir la máquina, es natural extender esta noción a los
años siguientes y decir que su valor a cualquier edad dada re-
presenta la cantidad de trabajo que «incorpora», es decir, la
cantidad que ha ido a producirla menos aquellas cantidades
que han pasado a su producto año a año. (Es más, esto puede
verificarse por el método descrito en las secciones 66 y 67 y
~n el Apéndice A, como se hace en la siguiente sección.)

81 Supongamos que un tractor requiere, directa e indirec-


tamente, 4 unidades de trabajo para ser producido y que
tiene una vida de 4 años con eficiencia constante: lo que es-
tamos sugiriendo es que, al final del primer año de operación,
«contendrá» solamente 3 unidades de trabajo, al final del se-
gundo año, 2, etc., y al final del cuarto, cuando está en condi-
ciones de ser considerado como chatarra, ninguna.
100 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS l\IÚLTIPJ,ES

Para probar esto comparemos dos sistemas que difieren en


slls productos netos. Comencemos con un sistema de auto-
reemplazamiento, cuyo producto neto anual consiste, por ejem -
plo, en 1000 toneladas de trigo. Emplea 20 tractores igual-
mente divididos entre los cuatro' grupos de edades de O, l, 2
y 3 años; éstos exigen para su r eemplazamiento la producción
<le 5 nuevos tractores anualmente.
Introducimos a continuación un segundo sistema de auto-
reemplazamiento, similar al anterior en todos los aspectos,
excepto que su producto anual neto incluye algunos tractores
que están a medio camino de su vida. Así, además de las mil
toneladas de trigo, el producto neto de este sist ema incluirá
dos trqctores con antigüedad d~ dos años. Hemos de probar que
el segundo sistema debe emplear 4 unidades extra de trabajo,
es decir, la cantidad que hemos indicado que estaba «con-
tenida» en 2 tractores de esa edad.
Tal sistema, para ser de auto-reemplazamiento debe, en
primer lugar, contar entre sus m edios de producción con dos
tractores adicionales de un año de antigüedad y con 2 tractores
adicionales nuevos ; éstos exigen dos nuevos tractores anual-
mente para reemplazamiento.

Puesto que están ahora trabajando 4 tractores extra, mien-


tras qu e la cantidad de trigo en el producto neto ha permane-
cido sin variación, el primer 1·quipo de tractores deberá ser
reducido de 20 a 16, si el númno total (20) ha de permanecer
como antes: r stos 16 tractores deberán extenderse igualmente
a lo largo de las cuatro edades, exigiendo anualmente 4 nuevos
tractores {en lugar de 5) para reemplazamiento. Así, aunque
hay como antes solamente 20 tractores en funcionamiento,
la producción de «nuevos» tractores (es decir, de edad cero)
debe elevarse de 5 a 6 (es decir, 2 + 4), con el consiguiente
empleo por el sistema de 4 unidades extra de trabajo. El pro-
ducto neto no recibe adición alguna de «nuevos» tractores
(puesto que los 6 son requeridos para el reemplazamiento de
medios de producción) y el producto neto de las 4 unidades
de trabajo es de 2 tractores con antigüedad de dos años.
CAPITAL FIJO . 101
82 Si d tipo de beneficio es cero, el criterio de iguales
cuotas de d1•prr<'iación para igual eficien cia en años sucesivos
asegura prf"t'ios iguales para unidades de producto idénticas,
0

cu alquiera qne i;ea l a edad de las máquinas mediante las cuales


son obtenid as. P ero tan pronto como el tipo d e b eneficio se
eleva p or •·ncima d e cero, cuotas i gual es de d epreciación im-
plicarían cargas diferentes (consistiendo la «car ga» en la de-
p reciación más el b en eficio) sobre m áquinas de diferentes eda-
des, puest o quf", a cualquier tipo dado de beneficio, lo paga-
dero por beneficios sería m enor sobre las máquinas más anti-
guas y parcialmente amortizadas; y, por consiguiente, una de-
preciación igu al sería inconsistente con precios igual t>s para
todas las unitladrl" del producto.

La igualdad del precio puede, por tanto, manten er se sola-


men te si las cuotas anuales d e d epreci ación son incrementadas
sobre las m áquinas más a ntig uas r especto de las m ás nuevas,
de modo que se restablezca la igualdad de la carga a diferen-
tes edades. Así. si contemplamos cualquier máquina de una
edad d ada, sn cuot a <l<' d epreciación para el año cambiará con
la elevación en el tipo de b en eficio. Sin rmbargo, la suma d e
las cuotas anuales de d epreciación sobre el tiempo de v ida
total d e una máquina deb e de ser constante en t od ai; las cir-
cunstancias, puesto que d ebe ser igu al a su precio original.
Las cuotas para los últimos años deben elevar se, por consi-
guiente, exactamente tanto como <lf"sriend an l as correspon-
dientes a los años a n teriores.

Cad a cuota de d epreciación e;; natu ralmentr igual a la


diferencia entre los valores del inst rum ento duradero en dos
años consecutivos d e su v ida. Como ronsecu encia, el valor
del instrumento, en lugar de d escend er con el tiempo a pasos
a nuales iguales, descenderá, tan pronto como surja un tipo d e
beneficio , a pasos que son tanto más grand es cuanto mayor
es l a edad: y cu anto más alto sea el tipo de b en eficio, más
acusado será el d escenso en cad a paso a medida que aumenta
l a edad.
102 I NDUSTRIAS DE PROD UCTOS MÚLTIPLES

83 Pasamos ahora del punto de vista del progreso vital


de una sola máquina al punto de vista de una gama completa
de n máquinas similares, cada una de las cuales es un año
más antigu a que la anterior, y que forma n así un grupo t al
como el que podríamos encontrar en un sistema de auto·
r eemplazamiento. La exigencia de que la suma vital de las
cuotas de depreciación sea constante e independiente del tipo
de b eneficio, queda incorporada ahora al h echo de que, en
todas las circunstancias, tal grupo se mantiene simplemente
m ediant e la introducción de una nueva máquina cada año.
Pero la r edistribución a lo largo de las diferent es edade~
de esta suma vital constante, tiene eJ efecto notable de que,
con cualquier aumento en el tipo de beneficio, el valor del

1·00·
o
o
o<
0·90·
w
_, 0-80-
<
<
o....1"' 0-70 -
<
>
w 0· 60·
....1
Q
2
<> O·SO-
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..."' C>JO·
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"'9 1>1 0·
<
>
1 1 1 I· 1 1

o ~ ~ W H m H ~ 45 50=n
EDAD DEL INSTRUMENTO DURADERO (1 Ar'lOS)

Fig. 6. Valor cont able de un instrumento duradero a


d iferentes tipos de beneficio.

(Se supone que el instrum ento tiene una vida de 50 años con eficien cia
constante.) Cada curva quebr ada muestra cómo, a un t ipo dado de bene-
ficio, el valor del instrumento desciende a medida que aumenta su edad.
El área comprendida entr e cad a curva y los ejes es proporcional al valor
de un conjunto de 50 instrumentos con uniforme distribución por ed ades.
Tomando el valor de un nuevo instrumento como la unidad, su v alor agre-
gado que es 25 a r =O, se eleva a 29,5 para r = 21/! o/0 , a 34 para el 5 º o-
a 39,5 para el 10 %, y a 44 para el 20 %: por sup uesto que nunca puede
exced er de 50.
CAPITAL FIJO 103

grupo como un todo se eleva respecto del valor original de


una nueva máquina. Este es el resultado necesario del hecho
que acabamos de observar, de que, con edad creciente, el valor
d e un instrumento duradero desciende a pasos iguales en los
años sucesivos si el tipo de beneficio es cero; pero si el tipo
d e beneficio es mayor que cero, los pasos descendentes aumen-
tan en tamaño con la edad.

Para ver cómo se produce esto, consideremos la posición


de un instrumento que ha alcanzado una edad dada t de su
"ida total de n años. La suma de los pasos mediante los cua-
les su valor ha descendido durante los primeros t años de su
'ida es menor si r > O que si r = O; de modo que la suma
de los pasos mediante los cuales se reducirá a la nada durante
el resto de su vida, que es, por supuesto, igual a su valor en
el momento actual, será mayor si r > O que si r = O. Por
nn razonamiento similar puede verse, además, que su valor no
sólo será más alto si r > O, sino que continuará elevándose
con cualquier incremento de r.
Hay, sin embargo, un límite al aumento en valor de tal
instrumento incluso si el tipo de beneficio fuera a elevarse sin
límite ; y el límite al que tiende es el valor de un nuevo ins-
trumento. Si la vida total de un instrumento es de n años, y su
valor cuando es nuevo es de 1, a la edad de t años su valor es
(1 + rr - (1 + r )'
(1 + T )" -1
y el ámbito de variación de su valor con la variación de r se
encuentra entre ( n - t) fn y l.
En el diagrama anterior (fig. 6), las ordenadas represen-
tan el valor a cada edad de un instrumento duradero con una
"ida total de 50 años a diferentes niveles supuestos del tipo
de beneficio ( r): y el área comprendida entre cada línea que•
brada y los ejes representa el valor agregado de un conjunto
completo (o grupo con auto-reemplazamiento) de instrumentos
de todas las edades. El valor de tal conjunto aumenta de n/2
hasta un máximo d e n, a medida que el tipo de beneficio au-
menta desde cero sin límite.
104 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS MÚLTIPLES

Esta variación en el precio de la maquinaria que envej e~


no puede explicarse desde el lado del coste de producción.
Resulta exclusivamente de la necesida d de mantener, cuando
el tipo de beneficio varía, la igualdad en el precio de toda.s
las unidades del producto, cualesquiera que sean las diferen-
cias en edad de los instrumentos m f'diante los cuales ~on res-
pectivamente producidas.
Aunque el interés de este tipo de variación del precio co-
rresponde principalmente al punto de Yista de la teoría dd
capital, su efecto puede ser apreciable en el caso de actiYos
de capital fijo con largo período de vidu, tales como los edi-
ficios.
Así, cuando una serie de plantas han de ser construidas
en sucesión a lo largo de un período de años, las cuotas anuales
de depreciación de las primeras unidades puestas en funciona-
miento quedan disponibles para financiar la construcción de
las unidades subsiguientes, y las primeras cuotas serán tanto
mayores cuanto más bajo sea el tipo de beneficio: como resul-
tado, dado el coste de construcción de una planta, la inver-
sión total neta r equerida será mayor cuanto más alto sea d
tipo de beneficio. En el ejemplo supuesto en la fig. 6, lá in-
versión es proporcional al área entre la línea relevante y los
ejes; un área que aumenta con la elevación del tipo de b e-
n eficio.

84 En contraste con sus dificultades r esp ecto de la <<re-


ducción», el capital fijo se adapta fácilmente al sistt>ma patrón.
Lo que simplifica el problema es Ja circunstancia de que los
instrumentos duraderos, como tales, no implican necesaria-
m ente multiplicadores negativos.
Los instrumentos duraderos, si son básicos, habrán de
estar representados en la m er can cía patrón por muestras de
las diferentes edades en· sus debidas proporciones. Conside-
r emos, por ej emplo, una máquina que tiene una vida de tres
años, y supongamos que la razón patrón sea del 10 %· Los
tres procesos que emplean máquinas de O, 1 y 2 años, reci-
CAPIT AJ, FIJO 105

birán unos multiplicadores tales que hagan que las máquinas


entren en el total de los medios de producción de los tres
procesos en las proporciones de 100 máquinas de dos años de
antigüedad, 110 máquinas de un año de antigüedad y 121 má·
quinas nuevas. De aquí que, al final del año, el número de
cada grupo de edad encontrado en el producto excederá en
un 10 °~, al número d e la misma edad que ha sido incluido
en los medios de producción al comienzo del año.
La similitud entre los varios procesos que emplean un ins-
trumento duradero en sus sucesivas etapas de desgaste hará
generalmente posible que el sistema patrón se construya me-
diante multiplicadores exclusivamente positivos. Como resul-
tado, un sistema que no contuviera otro elemento de pro-
ducción conjunta fuera del implicado en la presencia del ca-
pital fijo, tendría, en general, una mercancía patrón totalmente
positiva, reproduciendo así, en este aspecto, la sencillez del
sistema de industrias de producción simple.
CAPÍTULO XI

Tierra

85 Puede decirse que los recursos naturales que son uti-


lizados eu la producción, tales como la tierra y los· depósitos
minerales, y que por ser su oferta escasa permiten a sus po·
seedores la obtención de una .r enta, ocupan entre los medios
de producción una posición equivalente a la de los productos
«no básicos» entte los productos. Puesto que son empicados en
la producción p ero no son producidos, son el reverso de mer·
cancías que, aunque producidas, no son utilizadas en la pro-
ducción. De hecho, están ya incluidos en la más amplia defi-
nición de productos no básicos dada en la sección 60.
La similitud entre los recursos naturales generadores de renta
y los productos no básicos se patentiza inmediatamente en
la imposibilidad de que formen parte de los componentes del
producto patrón, puesto que sólo aparecen a un lado del pro-
ceso productivo. Y en cuanto a la otra propiedad de los
productos no básicos respecto de la imposición, apenas es ne-
cesario insistir en la doctrina de que <<los impuestos sobre
la renta son soportados íntegramente por los terratenientes»
y no pueden así afectar a los precios de las mercancías o al
tipo de beneficio; conclusión que podría ser demostrada
en el cont exto presente mediante la simple rep etición del
argumento utilizado en el caso de los product os n o básicos
(sección 65).

86 Si se están utilizando n calidades diferentes de tierra,


darán lugar a un número igual de diferentes métodos de pro-
ducción de grano (suponiendo, en principio, que el grano sea
108 INDUSTRIAS DE PRODU CTOS MÚLTIPLES

el único producto agrícola). Habrá, por tanto, n ecuaciones de


producción, a las que debe añadirse la condición de que una
de las tierras no paga renta (l) ; y a est as ecuaciones corres·
ponderán un igual número de variables que representen las
rentas de las n calidades de tierra y el precio del grano.
Sólo el proceso que produce grano sobre la tierra sin r enta
puede entrar en la composición del sist ema patrón, puesto
que la tierra sin renta se elimina de la ecuación, junto con
todos los otros r ecursos naturales «libres» q ue, aún siendo
necesarios para la producción, no son computados entre los
m ed ios de producción.
Al establecer las ecuaciones de producción, las C Tf~p rrsen·
tarán cantidades de trigo, Ai, A2, ... , A,. la)' diferentes tirrra~ .
y pi, p2 , ... , p,. las r ent as respectivas; · entn· f'Stas cantidade:- .
las p son las incógnitas. (Adviértase qur l o~ :"ubíndicci-: son
arbitrarios y no r epresentan el orden de fertilidad, 1¡uc no es tá
definido independientemente de las r entas : tal orden, igual
que la magnitud de las propias rentas, puede oscilar con la
variación de r y de w). Las ecuaciones que, como parte drl
sist ema gener al, r epresentan la producción d P trigo, son la:-
siguientes:

( Ac,Pa + ... + Cc,Pc + ... + K ,pi.) ( l -'. r J .: /,,,-ir , A1p1 = C(l )p,
( Ac,Pa + ... + Cc,Pt + ... + K ,pk) (1 .l.. r) ..: L, lf' + A2p2 = Cr2JP·

y la condición de que una de las renta:; ,;;ra cero puede escr i·


hirse como

siendo siempre la solución :relevantP- aq uélla en que todas las


p son ~ O.

87 Si toda la tierra es de la rni ~ma calidad y su oferta e;;


escasa, esto hace posible que dos procesos o métodos difer ente;;
de cultivo sean u tilizados coher entemente uno junto al otr o
(1 ) Por este solo h echo p ued e ~er ide ntificada' como la tierra menos pro-
ductiva utilizada (wr pág. 109).
TIERRA 109

sobre tierras similares, determinando una renta uniforme por


acre. Aunque dos métodos cualesquiera serían formalmente
coherentes en estas circunstancias, deben satisfacer la condi-
ción económica de no dar lugar a una r enta negativa : lo cual
implica que el método que produce más grano por acre deberá
mostrar un coste máf< alto por unidad de producto, calculán- ~
dose el coste a los niveles existentes del tipo de beneficio, de
salarios y de precios.
La producción de grano sería así representada en el sistema
general por dos ecuaciones con las dos variables correspon-
dientes de la renta de Ja tierra y del precio del grano.
Ambas ecuaciones entrarían en el sistema patrón, aunque
con coeficientes de signos contrarios y de valores tales que
eliminasen, en el conjunto, la tierra de los m edios de producción
de ese sistema.

88 Aunque el caso de las tierras de calidades diferentes


será fácilmente r econocido como el resultado de un proceso
de r endimientos decrecientes «extensivos», puede resultar
menos obvio que exista una conexión similar entre el empleo
de dos métodos de producción de grano sobre tierra de una
sola calidad y un proceso de rem;limientos decrecientes «in-
tensivos».
Desde este punto de vista, la existencia de dos métodos,
uno junto a otro, puede ser considerada como una fase en el
curso de un incremento progresivo de producción sobre la
·tierra. El incremento tiene lugar mediante la gradual exten-
sión del método que produce más grano a un coste unitario .
más alto, a costa del método que produce menos. Tan pronto
como el primer método ha sido extendido a toda el área, la
renta se eleva hasta el punto en que un tercer método que
produce aún más grano, a un coste más alto aún, puede ser
introducido para ocupar el lugar del método que acaba de ser
reemplazado (1). Queda así dispuesto el escenario para una

(1) El cam.bio en los métodos de producción, si afecta a un producto


básico, implica, por supuesto, un cambio del sistema patrón; véase, más
adelante, el Capítulo . XII.
110 INDUSTRIAS DE PRODUCTOS MÚLTIPLES

nueva fase del incremento de la producción mediante la ex-


tensión gradual del tercer método a costa del método inter-
medio. De este modo, el volumen de producción puede au-
m entar continuamente, aunque los m étodos de producción son
cambiados de una forma espasmódicá .
• Aunque la escasez de tierra proporciona así el telón de
fondo del que surge la r enta, la única evidencia de esta escasez
que se encuentra en el proceso de producción es la dualidad
de métodos: si no hubiera escasez, sólo se utilizaría un m e-
todo, el m ás barato, sobre la tierra, y no podría existir renta.

89 Los casos más complejos pueden reducirse generalment e


a combinaciones de los dos que acabamos de considerar. El
principal tipo de complicación surge de la multiplicidad de
productos agrícolas.
Supongamos así que, en el primer caso, la tierra de una
calidad r esultara tan excepcionalmente adecuada para una
cosecha particular, que tal cosecha fuera producida en el total
de esta tierra y en ninguna otra; en tales circunstancias
habría lugar para dos diferentes métodos de producir la co-
secha en cuestión en tal tierra, y su r enta sería determinada
independientemente de la de las otras tierras, convirtiéndose,
de hecho, en un ejemplo del segundo caso.
Considér ese ahora el caso más general en que cada una de
las varias calidades de tierra puede ser utilizada para varias
cosechas alternativas, aunque ninguna de las ·cosechas se pro-
duce en tierra de todas las calidades; mientras que, por otra p ar-
te, ninguna de las tierras está suficientemente especializada como
para que su renta sea determinada independientemente de
las otras. Lo que se requiere, en cualquier caso, es que el nú-
mero de procesos distintos sea igual al número de calidades
de tierra más el número de productos afectados; y, además,
que las r elaciones o solapaduras entre los diferentes productos
y las diferentes tierras en que son obtenidos sean suficiente!'
para la determinación de las r entas y de los precios. El tipo
de r elación requerido puede ser suficientemente indicado m e-
TIERRA 111
diante la consideración de que la anterior condición resultaría
satisfecha si las relaciones fueran tales que hicieran posible
la construcción de una mercancía patrón de la que estuvieran
excluidas todas las tierras, así como las mercancías no básicas
entre los productos.
En el caso de una sola calidad de tierra, la multiplicidad
de productos agrícolas no s uscitaría ninguna complicaci<ín.
Cabe advertir, sin embargo, que dos métodos distinto¡; de pro-
ducción sólo serían compatibles para una de las cosechas; para
el resto, el número de procesos habría de ser igual al número
de productos.

90 D ebemos volver ahora a reconsiderar, a la Íuz de la


discusión de la renta, una distinción que hicimos en un capítulo
antnior.
A1·abamos de ver que, cuando la renta surge del uso de
una sola calidad d e tierra, la construcción del ~istema patrón
implicará coeficientes negativos (aunque esto no sucederá ne-
cesariamente. en el caso de la renta «diferencial» d e tierras de
desigual fertilidad) con la consiguiente posibilidad de canti-
dadei- negati vas entre Jos componentes de la mercancía patrón.
Ahor a bien, esta posibilidad de componentes negativos es el
rasgo característico de lo que hemos denominado el «sistema
de productos múltiples» y ei,; t ambié n la causa principal d e su
limitada utilidad conceptual frente al sistema d e «industrias
de productos simples». Así que rc!'ulta desconcertante ver que
aparece en un caso en que cada uno de los procesos produce
una sola nwrcancía.
El h ec ho PS qur la introducción de mNlio>< de producción
quP no son a su V<'Z produ<'idm-. al harn posiblt· una multi-
plicidad de procesol' producturt'I" lit' la misma mercancía aun
cuando cada procei,;o no tiene más que un producto, ha per-
turbado nuestra distinción entre los dos tipos de sistemas.
Para efectuar tal reconstrucción. debemos comenzar por
redefinir un «sistt>ma» como un conjunto de industrias o mé-
todos de producción igual e n número, no, como antes, a los dife-
112 INDUSTRIAS DE PRODUCT OS MÚLTIPLES

rentes productos, sino a las diferentes cosas que son produ-


cidas y/o utilizadas como medios de producción. Además, las
propiedades que habíamos atribuido al sistema de «industrias
de productos simples» deberán ser transferidas a un sistema
en que cada mercancía es producida m ediante nomás de un
método; y las propiedades del sistema de industrias de «pro-
ductos múltiples» deberán ser transferidas a un sistema en
que al menos una mercancía es producida mediante más de un
método, aun cuando todas las industrias sean industrias de
productos simples. (Esto no afecta en modo alguno a lo que
se dijo en los capítulos anteriores, puesto que ambas distin-
ciones coinciden hasta el momento en que aparecen m edios de
producción que no son a su vez producidos.)

91 Las máquinas de tipo obsoleto que están aún en uso,


son similares a la tierra en la medida en que son e mpleadas
como medios de producción aunque ya no son producidas.
La cuasi-renta (si se nos permite aplicar el término de Marshall
en un sentido más restringido del que él le dio) que es recibida
por esos renglones de capital fijo que, habiendo estado en uso
activ o en el pasado, han sido ahora superados, pero que aún
merece la pena emplear por lo que obtienen, se determina
exactamente del mismo modo que la renta de la tierra. Y,
como la tierra, tales instrumentos obsoletos tienen las propie-
dades d e los productos no básicos y son excluidos de la com-
posición de la mercancía patrón.
PARTE III

DESPLAZAMIENTO EN LOS MÉTODOS


DE PRODUCCIÓN

8
CAPÍTULO XII

Desplazamiento en los métodos


de producción

92 Hemos venido suponiendo que en un sistema de indus·


trias de productos simples sólo había un modo disponible de
producir cada mercancía, con el resultado de que las varia-
ciones en la distribución no podían tener efecto alguno sobre
los métodos de producción utilizados.
Supongamos ahora que se conocen dos métodos alterna·
tivos para la producción de una de las mercancías. Y, para
comenzar por el caso más sencillo, supongamos que la mer·
cancía en cuestión es un producto >io bású:o.
A cualquier nivel del tipo general de beneficio (1), el mé·

o 12'4 15,;
TIPO OE BENEFICIO (r) (Rl

Fig. 7

(1) El tipo de beneficio se toma a este respecto como una variable in-
dependiente; la argumentación no resultaría afectada si el salario, expre-
sado en cualquier mercancía o mercancía compuesta dada, fuera tomado
como variable independiente en su lugar.
116 DESPLAZAMIENTO EN LOS MÉTODOS DE PRODUCCIÓN

todo que produce a un precio más bajo es, por supuesto, el


má~ beneficioRo de los dos para un productor que construye
una nueva planta.
Las dos curvas de la fig. 7 muestrá n cómo varía el precio
de la mercancía, en cuanto producida por los dos método;;
alternativos, a medida que varía el tipo de beneficio (el precio.
o coste de producción, se expresa en término!'> de un patrón
arbitrariamente elegido). Los puntos de ·i ntersección, donde
los precios son iguales, corresponden al desplazamiento de uno
a otro método a medida que d tipo de beneficio varía. P uede
haber una o más de tales interscccione8 dentro del ámbito
· de posibles tipos de beneficio, por a nalogía con lo que h emo;;
visto en el caso de dos mercancías dii-:tiutas (sección 48); por
otra parte, si no hay intersección alguna, uno de los dos mé-
todos resulta desventajoso en todas las circunstancias y puede
ser desestimado.

93 Si e1 producto es un producto básico, el problema ~


complica por la circunstancia de que cada uno de los dos
métodos alternativos para producirlo implica un sistema eco-
nómico distinto, con un tipo de beneficio máximo distinto.
En consecuencia, parece que nos falta una base común sobre
la que pueda realizarse la comparación entre ambos método;: :
puesto qu e~ según se utilice uno u otro método, estarem~
en uno u otro sistema económico, y a cada tipo dado de be-
neficio corresponderá en ca<la sist ema un salario diferente.
aun en el mismo patrón, y un conjunto diferente de preci~
relativos ; la comparación de los precios por los dos método;;
pierde, por tanto, significación, puesto que su resultado pa·
rece depender de qué mercancía es elegida como patrón de
· precios.
Dos métouos diferentes de producción de la misma mer-
cancía bá,.oica puedt> n coexistir solamente en los puntos d e in·
lersección (r:> 1lf'cir, a aquellos tipos de b eneficio para los qu~
los 1)recios <le producción de ambos métodos son iguales) pue~to
<{ttt• 101; dos sistemas económicos (que son respectivamente ca ·
DESPLAZAMIENTO EN LOS MÉTODOS DE PRODUCCIÓN 117

racterizados por los dos métodos, pero que son semejantes en


todos los demás aspectos) t endrán también necesariamente en
tales puntos el mismo salario-mercancía (1) y el mismo sis-
t ema de precios relativos.
Esta coexistencia es posible porque con k ecuaciones bá-
sicas (representando k métodos de producción) y k 1 in- +
cógnitas (representando k - l precios, el salario w y el tipo
de b eneficio r) hay lugar para una ecuación básica adicional
(o método de producción) aunque no traiga consigo un pro-
ducto adicional y un precio adicional. Con k +
1 métodos
de producción ya no es posible, sin embargo, modificar a vo-
luntad el tipo de beneficio, cuyo nivel está ahora totalmente
determinado. A cualquier otro nivel del tipo de beneficio lo¡;
dos métodos son incompatibles, y los dos sistemas distintos a
que pertenecen no tienen punto de contacto.
Sin embargo, si ambos métodos han de presentarse como
alternativos, deberá ser posible una comparación dentro del
mismo sistema incluso a tipos de beneficio a los que ambos
métodos son incompatibles. Esto puede realizarsf• si supone-
mos por un momento que los productos de ambos métodos son
dos mercancías distintas que, sin embargo, tienen tales propie-
dades que, mientras pueden ser consideradas como idénticas
y son completamente intercambiables para todos los usos bá-
sicos posibles, existen otros usos no básicos, algunos de los
cuales exigen uno, y algunos de los cuales exigen otro, de los
dof' productos sin posibilidad de intercambio. El resultado es
que para todos los usos básicos la elección entre ambos mé-
todos est.uá basada exclusivamente en su baratura; y, al
mismo tiempo, los especiales usos no básicos asegurarán que
ambos métodos son siempre utilizados en cierto grado, cual-
quiera que sea el sistema.
Supongamos que la mercancía en cuestión es cobre y que
puede ser producida por dos métodos que dt"nominarf'mos J

(1) Puede advertirse que aunque el salario·mercancía es !'! mismo eu


tales puntos, será equivalente. sin embargo, a díft-rent(·~ proporciones de
los respectivos productos netos patrón de los do!< sistemas: puesto que a
cada uno de lo• dos si•t e ma~ corrl'•ponderá un val•ir rlifr.rente dP. R.
ll8 DESPLAZAMIENTO EN LOS MÉTODOS DE PRODUCCIÓN

y II, y que caracterizan respectivamente los sistemas 1 y 11


con diferentes tipos máximos de beneficio Rr y Ru. Los pro-
ductos de ambos métodos (cobre 1 y cobre II) son, para usos
básicos, la misma mercancía producida de modos diferentes.
Podemos suponer, por tanto, bien que estamos en el sistema I,
y consideramos el cobre 11 como no básico, o bien que estamos
en el sistema 11 y que el cobre 1 es no básico (y viceversa para
el básico).
Los dos supuestos darán diferentes resultados porque, en
general, a cada tipo dado de beneficio, digamos el 5 %, corres-
ponderá en cada uno de los dos sistemas un salario diferente
y un conjunto diferente de precios relativos; y según que se
haga uno u otro supuesto, la razón de costes entre el cobre I
y el cobre 11 será diferente.
Puede, sin embargo, demostrarse que aunque el grado de
baratura de un método de producción respecto del otro v a-
riará según que la comparación se realice en el sistema I o
en el sistema 11, el orden de los dos métodos, en cuanto a ba-
ratura, deberá ser el mismo en ambos sistemas. En efecto,
como veremos (sección 94), el método cuyo producto (digamos
«cobre 11») es básico en el sistema que tiene el valor más alto
de R, es siempre, en los niveles superiores del tipo de b ene-
ficio (1), el más barato en ambos sistemas. A medida que el
tipo de beneficio desciende, cualquier variación en el orden de
baratura debe aplicarse igualmente a ambos sistemas, puesto
que implica pasar por un punto de intersección y tales puntos
son comunes a ambos.

94 Hemos visto que, a medida que el tipo de beneficio


se eleva, puede haber varias intersecciones entre los precios
a los que producen ambos m étodos, con otros tantos despla-
zamientos hacia atrás y hacia adelante de un método al otro
y, por consiguiente, de un sistema al otro.
En vista de esta posibilidad no podemos decir, en general
(contrariamente a lo que se podría haber esperado), que, de
(1) Es decir, por encima del tipo que corresponde al punto más alto ~
intersección.
DESPLAZAMIENTO F'.'ó LOS MÉTODOS DE PRODUCCIÓN 119

los do;; métodos altnnativus de producción, el q11t• eorrf',.;pondP


a un sistema patrón con una razón más alta entre producto
y medios de producción (es decir, con una R mayor), será el
má:< rentable, cuando d tipo de be-neficio sea comparativa-
mPnte alto, y el menos rentable, cuando el tipo de beneficio
~ea comparativamt·nte bajo.
Cabe hacer, sin embargo. a este respecto una afirmación
de validez general. Pero resulta conveniente a este fin trans-
ferir nuestra atPnción de los dos métodos de producción de la
mncancía en cuestión a los do:-< sistemas económicos corres-
pondientes.
Desde tal punto de vista, es evidente que a tipos de bene-
ficio situados entre Rr y Rn (donde Rn es mayor que Rr) no
puede haber puntos de intersección, puesto que en ese campo
de variación, mientras el salario (w) del sistema II continuaría
siendo positivo, w adoptaría valores cero o negativos en el
sistema l. (Es decir, en tal campo de variación, el cobre II
sería no sólo el más beneficioso, sino también el único posible
como producto básico.)
Puesto que en las más altas zonas de variación del tipo de
beneficio (es decir, entre R 1 y Rn) el método que corresponde
a la razón patrón má>< alta entre el producto y los medios de
producción es el único posible para t>l producto básico, se
deduce que si los dos métodos tienen un solo punto de inter-
sección, el único desplazamiento posible, a medida que el tipo
de beneficio se eleve, consistirá e n un desplazamiento desde
una más baja a una más alta razón patrón entre el producto
y los medios de producción (es decir, de un valor más bajo
de R a uno más elevado).
Cabe ilustrar la posición mediante un diagrama (fig. 8)
que muestra la relación entre el tipo de beneficio y el salario
en cada uno de dos sistemas (1 y 11) que, aunque similares en
todos los demás aspectos, difieren en la medida que uno uti-
liza el método 1 y el otro utiliza el método U para producir
uno de los produ~tos básicos.
Las c_los líneas muestran, para los respectivos sistemas,
cómo de~cit>nde d ;.alario a medida que el tipo de beneficio
120 DESPLAZAMIENTO EN LOS .MÉTODOS DE PRODUCCIÓN

se elev a desde cero a su máximo valor (que es R 1 = 15 % pc:z.


el primer sist ema y Rn = 16 % para el segundo). Puesto qm
· se necesita un patrón común para comparación, el salario
ambos sistemas se expresa en términos de la mercancía pat:rim
del sistema II (1). En consecuencia, la relación se represena
mediante una linea recta para el sist ema II y mediante ucz
curva para el sistema I. (Si la m ercancía pat rón del sistema ::
fuera adoptada como patrón común, su cedería, por supue::-i.o.
lo contrario.) El punto de intersección, para r = 10 ~º' C!
a quél en que ambos métodos de producción son igualmentz
b eneficiosos; pasado ese punto, con una ulterior elevación d.d
tipo de beneficio, resulta ventajoso ·d espla zarse del método
I al método II.

o 10?; 15~ 16%


TIPO DE BENEFICIO ( r) (R)(R,)

Fig. 8

95 Podemos extender ahora el supuesto de un método al-


ternativo de producción de una mercancía y suponer que h.ay
muchas de tales alternativas con, al men~s, otros tan~

(1) Puede advertirse que, aunque la composición de la mercancía patrie:


en el sistema 1 será, en general, complet amente diferente de la del sistet:::z
11, sin embargo, todas las mercancías que entran en el último p ueden ~
producidas en el sist ema 1 aun cuando algunas de ellas puedan ap~
en este sistema simplemente como productos no bú~icos.
DESPLAZAMIENTO EN LOS MÉTODOS DE PRODUCCIÓN 121

puntos distintos de intersección; y no sólo para uno de los


productos, sino para cada uno de ellos. D e modo que, a medida
que el tipo de beneficio se eleva, habrá una rápida sucesión
de desplazamientos en los métodos de producción de una u
otra de las mercancías.
A través de tal serie de cambios, aunque el valor de R
puede moverse alternativamenie hacia arriba y hacia ahajo,
a cada elevación en el tipo de b eneficio corresponderá inva-
riablemente (con sistemas de industrias de pr.o ductos simples)
un descenso en el salario medido en t érminos de cualquier
mercancía. Esto es así porque las variaciones en el tipo de
beneficio y en el salario tienen siempre lugar dentro de un
sist ema, de modo que los movimientos de ambos han de r e-
gistrarse siempre en direcciones opuestas; mientras que el
desplazamiento de un método al otro (y, por tanto, de un
sistema al otro) no implica variación en el tipo de beneficio
ni en el salario; por el contrario, se hace posible en un punto
de intersección entre los viejos y los nuevos sistemas y, por
tanto, a nivel dado del salario y del tipo de beneficio.

96 Con industrias de productos simples, cada proceso o


método de producción se identifica por la mercancía que pro-
duce, de modo que cuando se introduce un método adicional,
el (k+ 1), no hay duda respecto de a cu ál de los m ét odos
preexistentes es alternativo.
Sin embargo, cuando cada proceso o método produce va-
rias mercancías y cada mercancía es producida por varios mé-
todos, este criterio falla. Y surgt> el problema de cómo iden-
tificar, entre los métodos preexistentes, aquél del cual el nuevo
método es una alternativa.
Definimos, en primer lugar, el equivalente, para el caso de
industrias de productos múltiples, del tipo de b eneficio al que
tiene lugar la intersección entre las dos curvas de precios de
las industrias de productos simples: tal equivalente es aquel
tipo de beneficio al que cada una de las k mercancías es
producida por el nuevo método o por los viejos métodos al
mismo precio.
122 D ESPLAZAMIE NTO EN l.08 MÉTODOS DE PRODUCCIÓ:'>

Nuestro problema con,.:iste en determinar el método que 5-el'i


r eemplazado cuando f'l tipo df' benPfi<'io se ele\ 1• por t>ncim,z
de t'Sf' punto. Para hacn es to vamos a st>guir un !'a m ino algo
indirecto; Comenza mos por desYiar nues tra a ten ción d i" 1 -
método,.: particulares de .producción conjun ta, concentrándob
en los po,.ihles sistemas que son definidos respectivamen ll'
por la ausencia de uno entre los m étodos que componen ta.J.r..;;
sistf'mas. Con k +- l métodos (o procesos) podemos formar l
sistemas diferentes de k procesos, incluyendo en todos ~
sistemas f'l nuevo mr.todo y omitit>ndo todos ellos, a su ve-z-
uno de los k viejos m étodos.
Supongamos ahora quf' f'l tipo de beneficio S t' eleva sob"
tal punto en una fracción muy pequeña. Para t odo,.: los k _q -
t emas, el salar io resultante será m ás bajo que antes (1 ): pero
será diferf'ntf' para cada uno de los sistemas (aunque expresado
en el mismo patrón) . Consideremos d sistema que, al n ue'""o
tipo dado de beneficio, permite el salario más alto: si contem-
plamos el salario, en lugar di' tipo de beneficio, como dado.
encontraremos que este sistema será también el m ás b eneficioso...
puesto que, dado cualquiera de estos salarios, permitirá el pago
de un tipo de beneficio más alto que cualquier otro sist ema..
Ahora bien, este sist ema se distingue por la ausencia, entre ~
elementos constitutiYos, rle un m hodo particular de produc-
ción, q ue está presentP- en todos lo>' otros sistemas. Se demu~
tra así que i>ste mftoc.lo particular e,.: el menos beneficioso 2
emplear en las nut>vas circun.~tancias, y es, por tanto, r l qu ~
será sustituido por el nun o método.

(1) Suponemos aquí (y es esencial para la co111·l11• iú11) que n ingún precio
de ninguna mercancía "e com port a del modo peruliar descrito Pn las ;<tt-
ciones 71-72.
APÉNDICE A

Sobre los «Subsistemas» <1>

Consideremos un sistema de industrias (cada una de las


cuales produce una mercancía diferente) que está en un es-
tado de auto-reemplazamiento.
Las mercancías que forman el producto bruto (es decir,
todas las cantidades del lado de la derecha de las ecuaciones
en la sección 11) pueden ser distinguidas inequívocamente
como aquéllas que van a reemplazar los medios de producción,
y aquéllas que forman el producto neto del sistema.
Tal sistema puede ser subdividido en tantas partes como
mercancías haya en su producto neto, de tal modo que cada
parte forme un sistema de auto-reemplazamiento menor cuyo
producto neto se componga de una sola clase de mercancía.
Estas partes serán denominadas «subsistemas».
Esto implica subdividir cada una de las industrias del sis-
tema original (a saber, los medios de producción, el trabajo
y el producto de cada una) ·en partes de tal tamaño que ase-
guren el auto-reemplazamiento de cada subsistema.
Aunque sólo se emplea una fracción del trabajo de un
subsistema en la industria que produce directamente la mer-
cancía que forma el producto neto, sin embargo, puesto que
todas las otras industrias proporcionan simplemente reempla-
zamientos para los medios de producción gastados, el trabajo
total empleado puede ser considerado como yendo, directa
o indirectamente, a producir tal mercancía.
Así, con una mirada vemos en el subsistema, como un
agregado, la misma cantidad de trabajo que obtenemos como

(1) Cf. sección 14.


124 APÉNDICE A

ia suma de una serie de términos cuando rastreamos h acia.


atrás en las sucesivas etapas de la producción de la mET-
cancía (Capítulo VI). -
A cada nivel del salario y del tipo de beneficio, la mercancía
que forma el productq neto de un subsistema es igual en v alor
a los salarios del trabajo empleado más los beneficios sobre
los medios de producción. Y cuando el salario absorbe t odo
el producto neto, la mercancía es igual en valor al trabajo
que ha sido necesario, directa o indirectamente, para p~
<lucirla.
-

APÉNDICE B

Nota sobre productos no básicos


que se auto-reproducen <1>

Consideremos una mercancía que entra en su propia pro-


ducción en un grado desusadamente grande. Podemos imagi-
nar que se trata de alguna cosecha, tal como un tipo de habas
o de grano, . cuyo desperdicio es tan grande que, por cada
100 unidades sembradas, no se recogen más que 110. Es claro
que esta cosecha no admitiría un tipo de b eneficio superior
al (o, en verdad, puesto que deben utilizarse también otros me-
dios de producción, tan alto como) el 10 °lo·
Si el producto en cuestión es básico, no hay problema;
ello significa simplemente que el tipo máximo de beneficio
del sistema habrá de ser inferior al 10 %·
Sin embargo, si se trata de un producto no básico, surgen
algunas complicaciones. La forma en que se obtiene un pro-
ducto no básico no tiene, como hemos visto, influencia alg una
sobre el tipo general de beneficio, de modo que nada impediría
que el tipo máximo del sist ema fuera superior al 10 %: y , sin
embargo, el producto en cuestión es incompatible con un tipo
tan alto como el 10 %. E sta situación contradictoria encuen-
tra su solución en el comportamiento d el precio del producto
(le denominaremos «habas») cuando se reduce el salario. A
medida que el tipo de beneficio se eleva acercándose al 10 %,
el precio de las habas habría de aumentar sin límite, puesto
que de las 10 unidades que quedan tras reemplazar la semilla,
una parte cada v ez mayor sería exigida para beneficio sobre
la propia semilla, mientras que la cantidad que quedara dis-
ponible para pagar el reemplazamiento de las otras materias
primas utilizadas, más sus beneficios, se aproximaría a cero.

(1) Cf. nota a pie de página en la sección 39.


126 APÉNDICE B

Ese punto se alcanzaría al 10 % cuando el reemplaza-


miento de las otras materias primas fuera posible solamente
si se obtuvieran gratuitamente, es decir, si el precio relativo
de las habas fuera infinito.
Cuando el tipo de beneficio estuviera encima del 10 %, las
condiciones podrían satisfacerse solamente si la p particular
que representa el precio de las habas tomara un valor nega·
tivo, (La situación resultante podría ser contemplada como
una especie de país de las hadas donde, siendo el producto
insuficiente incluso para reemplazar las habas utilizadas y pa-
gar totalmente el beneficio sobre ellas, una cantidad de éstas
hubiera de ser «comprada» y hubieran de ser recibidos, además,
como <<precio negativo», bienes suficientes para reemplazar los
otros medios de producción con beneficios.)

.;,
<
"'<
'f
"'
_,
<
....Q o TIPO DE BENEFICIO (r)
o
u
w
....""

-p

Fig. 9

En el diagrama se muestra una vers1on simplificada del


ejemplo de las «habas», donde se supone que el tipo máximo
de beneficio es del 15 % y el precio se expresa en la mercancía
patrón. La curva de precios se compone de ambas ramas de
una hipérbole rectangular que tiene como asíntotas el eje del
tipo de b eneficio y la paralela al eje del precio que pasa a
través del punto correspondiente al tipo de beneficio del 10 %·
La situación en que el precio de las habas p se hace infi-
nito (al tipo de beneficio del 10 %), puede también descri·
birse, si se toman las habas como patrón de precios, como
APÉNDICE B 127
aquella situación en que el precio de todas las demás mer-
cancías es cero: esto proporciona una solución formal de las
ecuaciones. Pero si tomamos una mercancía básica como pa-
trón de precios es imposible que todos los otros precios se
hagan cer o, puesto que debe haber al menos otra mercancía
en cuyos m edios de producción entr e esta mercancía básica.
De modo que la situación correspondiente, en que el precio
de una mercancía se h ace negativa pasando por infinito, no
puede ocurrir en el caso de un producto básico.
Quizá sea bueno r ecordar aquí que nos estamos ocupando
todo el tiempo solamente de las implicaciones del supuesto
de un precio uniforme para todas las unidades de una mer-
cancía y de un tipo unüorme de b en eficio sobre todos los
medios de producción. En el caso que estamos considerando,
si el tipo de beneficio fuera igual o superior al 10 %, sería
imposible que estas condiciones se cumplieran. Sin embargo,
aún sería posible producir y vender en el mercado las «habas»,
de modo que resultara un beneficio normal si el productor
las vendiera a un precio superior a aquél que las imputa en
su contabilidad en cuanto medios de producción.
APÉNDICE C

El artificio de un «sistema básico» <1>

Esta es una nota a pie de página a la:; secciones 62 y 63,


que intenta explicar brevemente por qué, al construir el pro-
ducto patrón para las ecuaciones de productos múltiples, se
ha encontrado aconsejable transformar ésta!:', como paso pre-
liminar, en ecuaciones básfoa., en Yez de operar directamente
sobre el sistema original.
El objeto de este ejercicio es identificar el valor particular
de R que es apropiado desde el punto de vista económico.
Una vez que se han eliminado las mercancías no básicas (como
se hace mediante las ecuaciones básicas), éste puede ser defi-
nido como el menor de todos los valores posibles de R.
Sin embargo, si no se efectuara la eliminación, surgirían
valores adicionales de B, debido a la presencia de productos
no básicois que entran tanto en el producto como en los me-
dios de producción. Los valores de R de este tipo t endrían la
peculiaridad de que los precios correspondientes de todas las
mercancías serían cero (con la excepción, para cada valor de
R, de los precios de un producto no básico o de un grupo de
productos no básicos interconexionados). Tales valores de R
carecen de significación desde el punto de vista de un sistema
económico, y deben ser rechazados. U no de ellos, sin embargo,
podría ser el menor de todos (como en el ejemplo dado en el
Apéndice B, en relación con el sistema de productos simples)
y la sola posibilidad de esto invalidaría el criterio mediante
el cual es identificado el valor económicamente relevante de R.
Para superar esta dificultad, sería necesario distinguir los dos
grupos de valores de R sobre la hase de la peculiaridad antes
descrita; y este procedimiento parece aún más engorroso que
el adoptado en el texto.

(1) Cf. sección 63; nota.


9
AP~NDICE D

Referencias a la literatura

1 La conexion de este trabajo con las teorías de los anti•


guos economistas clásicos ha sido aludida en el Prefacio. Se
añaden aquí unas cuantas referencias a puntos especiales,
cuyas fuentes tal vez ·no sean obvias.
La concepción original del sistema de producción y de
consumo como un proceso circular se encuentra, por supuesto,
en el Tableau Economiq_ue de Quesnay y aparece en agudo
contraste con la visión presentada por la moderna teoría de
una avenida unidireccional que lleva desde los «Factores de
producción» a los «Bienes de consumo».
Ricardo (si la interpretación dada en nuestra Introducción
a sus Principios es aceptada) (1) siguió un método consistente
en aislar el grano como el único producto que es requerido
para su propia producción y para la producción de todas las
demás mercancías. Como consecuencia, el tipo de beneficio
del productor de grano se determina independientemente del
valor, comparando· simplemente la cantidad física del lado de
los medios de producción con la cantidad física del lado del
producto, componiéndose ambas de la misma mercancía; y
sobre esto se basa la conclusión de Ricardo de que «los bene-
ficios del agricultor son los que regulan los beneficios de todas
las demás industrias». Otra forma de decir esto, en los tér-
minos adoptados aquí, es que el grano es el único «producto
básico» en la economía que consideramos.
(Tal vez debería indicarse que fue solamente cuando el
sistema patrón y la distinción entre productos básicos y no
básicos hubo emergido en el curso de la ·presente investiga-
ción, cuando la interpretación anterior de la teoría de Ri-
cardo se sugirió, por sí misma, como una consecuencia .natural.)

(1) En Works and Correspondence de Ricardo, I, XXXI· XXXll. (Trad.


al castellano: D. Ricardo : Obras y Correspondencia, l. Principios de Eco·
nomta Política y Tribulación, editados por P. Sraffa, F.C.E. México).
132 APÉNDICE D

La visión de Ricardo del papel dominante de los beneficios


del agricultor parece tener así un punto de contacto con la doc·
trina fisiocrática del «produit net» en la m edida que esta última
estaba basada, como indicó Marx (1),, en la naturaleza «física»
del excedente en la agricultura, que adopta la forma de un
exceso de alimentos producidos sobre los alimentos avanzados
para la producción; mientras que en las manufacturas, donde
los alimentos y las materias primas deben ser compradof? a
la agricultura, sólo puede aparecer un excedente como resul-
tado de la venta del producto.

2 La concepc10n de una medida patrón de valor como un


medio entre dos extremos (secciones 17 y ss. ), también perte-
n ece a Ricardo (2), y es sorprendente que la mercancía pa-
trón, que ha sido desarrollada aquí desde ella, resulte equi-
valente a algo muy cercano al patrón sugerido por Adam
Smith, a saber, el «trabajo ordénable» (3) (sección 43), al que
el propio Ricardo se opuso tan decididamente.

3 La noción de un tipo máximo de beneficio correspon·


diente a un salario cero, ha sido sugerida por Marx directa·
mente, a través de una alusión incidental a la posibilidad de
un descenso en el tipo de beneficio «incluso si los trabajadores
pudieran vivir del aire» (4); p ero, más generalmente, debido
a su decidida condena de la pretensión de Adam Smith,
y de otros tras él, según la cual, el precio de toda mercancía
se r esolvía enteramente (es decir, sin dejar residuo alguno de
mercancía) «bien inmediata o bien últimamente» en salario,
beneficio y r enta (5); pretensión que presuponía necesaria-
mente la existencia de mercancías «últimas», producidas por
'p uro trabajo sin medios de producción, excepto tierra, y que
era, por t anto, incompatible con un límite fijo a la elevación
en el tipo de beneficio.

(1) T heorien über den Mehrwert, I , 36 y 111, 134, nota.


(2) Véase Works, I , XLIV. (Trad. al castellano, loe. cit.)
(3) Wealth of Na1ions, lib. 1, cap. V; ed. de Cannan, I, 35. (Trad. alcas-
tellano: La Riqueza de las Naciones, Aguilar, Madrid, 1956.)
(4) Capital, Vol. 111., cap. 15, secci6n n, edición de Kerr, pág. 290 (Trad.
al castellano: K. Marx: El capital, F.C.E., México).
(5) Capital, Vol. 111, cap. 49, págs. 979, 981 y ss., refiriéndose a La Ri-
queza de las Naciones, libro I , cap. VI; ed. Cannan, 1, 52 (Trad. al castellano,
loe. cit.),
APÉNDICE U 133
4 El tratamiento de lo que queda del capital fijo al final
de un año como un tipo de producto conjunto, puede parecer
artificial si se contempla sobre el telón de fondo del flujo con·
tinuo de producción industrial; pero se adapta fácilmente al
cuadro clásico de un sü;tema agrícola, donde el producto anual,
en palabras de Adam Smith se divide naturalmente en dos
partes, una destinada a reemplazar el capital y la otra dirigida
a constituir una renta (1). Sin embargo, Adam Smith excluye
el capital fijo del producto anual (2). Sólo se recurrió al tra-
tamiento en cuestión, una vez que Ricardo hubo sacado a
la luz las complicaciones que la utilización del capital fijo en
varias proporciones implica para la determinación de los va-
lores. Fue introducido por vez primera por Torrcns, en el
curso de una crítica a la doctrina de Ricardo. Al explicar su
propia t eoría, según la cual, «los resultados obtenidos del em-
pleo de iguales capitales son de igual valor», Torrens muestra,
mediante ejemplos, que su teoría se verifica solamente si <dos
r esultados» son contemplados como incluyendo, además del
producto en el sentido ordinario de la palabra, por ejemplo,
«los tejidos de lana», también «el residuo del capital fijo em-
pleado en su manufactura» (3).
El método fue, después, generalmente adoptado, incluso por
los enemigos de la teoría de Torrens: primero, por Ricardo en
la siguiente edición de sus Principios (4); después, por Malthus
en su Measute of Value (5); y, después, por Marx (6); pero
parece haber caído más tarde en el olvido.

(1) Wealth of Naiions, libro IJ. cap. llI; 1, 315 (Trad. al castellano,
loe. cit.),
(2) Libro II, cap. ll; 1, 272 (Trad. al castellano, loe. cit.).
(3) «Strictures on Mr Ricardo's Doctrine Resp ecting Exchangeable
Value», en Edinburgh Magazine, Oct., 1818, pág. 336; véase Robe:rt Torrens :
An Essay on the Production of Wealth, 1821, pág. 28.
(4) En un pasaje donde el valor del «grano» se compara con el de «la
máquina y el paño del pañero conjuntamente», tercera ed. 1821 (Ricardo:
Works. I, 33 - trad. al castellano, loe. cit.),
(5) Publicado en 1823, pág. 11; véase también la segunda edición pós-
tuma de ·Malthus: Principies of Política! E conomy (1836), pág: 269.
(6) Capital, vol. 1, cap. 9, sección 1, trad. al inglés de Moore y Aveling,
pág. 195, citando a Malthus; véase la cita dt> Torrens en Theorien iibPr
dt.n Mehrwert, 111. 77.
Indice alfabético

Anual, ciclo de producciones y E cu aciones básicas, 77-78, 129


mercado anuales, supuesto, 17, Estado de autoreemplazamiento,
26 18, 19 n; la renta n acional del
sistema en un, 27
Básicos y no-básicos, distinc_ión
entre producfos, 23-24; exten- Fisiocracia, t eoría del « pr~duit
sión de la dist inción a produc- n et», su b ase física, 132
tos conjuntos, 72, 73-78; -defi-
nición gener~l, 76; significado
económico, 23-24, 80-81; - los Grano, único producto b ásico en
bienes necesarios para la sub- la teoría de Ricardo, 131
sist encia como productos bási- -
cos, 26; la: tierra, incluida entre Impuesto sobre productos básicos
los bi~nes no-básicos, 107; y así y sobre productos no-básicos,
también la maquinaria obsoleta; diferentes efectos, 81
etcétera, 112; se -supone que Industrias, 17, o procesos, 67;
todo sistema contiene al menos cuando se caracterizan por la
un producto b ásico, 24; -los pro- mercancía producida y cuando
ductos no-básicos, excluidos de se caracterizan por las propor-
la mercancía p atrón, 46, 72 y ss. ción es - de l as diversas mercan-
cías producidas o utilizadas, 69-
Capital, «cantidad» de, 25_; el capi· 70
tal fijo como u"na especie de pro- Industrias con «déficit» e indus-
ducto; conjunto, 93; sugerencia trias con «excedente», 31-33
de Torrens, 133; depreciación
por el método de anulilidadcs Keynes, John Maynard, Lord
y por el método de ecu aciones, K eynes, 12
95-97 -
Componentes negativos d e la mer- Malthus, Thomas Rober t, 133
cancía patrón, significado de los; Máquinas valor contable a dife-
72 rentes edades con diversos tipos
Cost e de producción , u so del t ér- de beneficio, 102-104; cuasi-
mino, 25; « cost es reales», 25; rentas sobre máquinas obsole-
punto de vista del, 57 t as, 112
Cuasi-rentas, 112 Márgenes, genuinos y espurios,
11-12; el producto marginal de-
Depreciación, _cu ota sobre la ma- pende del cambio, 11
quinaria, su variación con el Marsh all, Alfred, 25, 112
tipo de beneficio, 101-102 Marx, Karl, 132-133
Directos e indirectos, - medios de Máximo tipo de b eneficio (R), de-
producción, 19; ambigüedad en finición, 35; coincide eon la ra-
el caso de productos conjuntos, zón patrón entre el product o
73; cantidad de t rabajo que en- net o y los medios de producción,
tra directa o indirectamente en 42; el más bajo valor posible
un producto, 29, 57, 123 de R corresponde a un conjunto
136 ÍNDICE ALFABÉTICO

de precios enteramente pos1t1- Productividad del trabajo nega-


vos, 51-53: concepto sugerido tiva, n o necesariamente sin b e-
por Marx. 132 neficio, 86-89
Mercancía compuesta, 27 , 37-41 Producto neto pa trón o renta na-
Mercancía compuesta patrón o cional patrón, definición, 40;
mercancía patrón, definición, 40 ; corno unidad de salarios y pre·
interpr etación de componentes · cios, 45; pued e ser reemplaza-
negativos. 72 , do p or una cantidad de trabaj o
que sólo depende del tipo de
Métodos d e producción y consumo ben eficio, 53-55
productivo. o simplemente, Mé- Producto no-básico que se auto-
todos de producción. 18: varios reproduce. caso peculiar de, 125-
métodos compatibles en el caso 127
de productos conjuntos. 67-69: Product o ~ conjuntos. 67 y ss: el
variación de, con variación en capit al fijo como un ejemplo de,
el tipo de beneficio. 115 y ss : 93 V s~ . 132-1 33
comparación en tre dos métodos Propo~ción crítica, 31, 33 y ss.
alternativos posibles, aunque « Proporción eq uilibradora», 31,
correspondientes a dis tintos sis· 34-35
ternas. 116-ll8, 121-122 Proporciones entre el tra bajo y
los m edios de producción, 29; crí-
«Patrón de valor invariable», 37, tica o equilibrad ora. propor ción
54. 132 que divide las industrias con
P atrones d e valor utilizados. una «exceden te» y las industrias con
mercancía elegida arbitrariarnen· «déficit». 31. 33-35. Véase tam-
te, 19: la renta nacional en un bién, R elación entre el trabajo
sist ema de autoreernplazamien- directo e indirecto empleado.
to, 27 : rl'nta nacional patrón.
45-46: cantidad de trabajo ad- Quesnay . Fran ~ois , 131
quirida por e~t a última, 54
Período de producción corno una Razón p atrón. 41. Véase también.
medida del capital. 62 Propor ciones
«Precio natural». «precio necesa- Razón patrón entre el producto
rio», 25 neto y los medios de producción .
Precio o valor, uso de estos tér· Véase también. Máximo tipo de
minos, 25; en el caso de produc- beneficio
tos no básicos, lo mismo que el Reducción a cantidades fechadas
cost e de producción, 24; «precio de tra bajo, 57-64; no es posible
d e producción», 25 en ~eneral, con productos con-
Precios, variaciones en los, para juntos, 83, 86-87, o con capital
restablecer el equilibrio con una fijo, 98; su r elación con la t eo·
variación del salario, 29-33; un ría del período d e producción. 62
patrón invariable de, 37, 54, Relación entre el trabajo direct o
132; si son positivos a un nivel e indirecto empleado. y ent rf'
de salarios, lo son a todos los el producto neto y los medios
niveles, 48-49; esto no es nece- de producción, 34
sariamente cierto con productos Rendimientos constantes. no se
conjuntos, 87; su descenso con suponen, 12
la caída del salario, restringido, Renta. nueva prueba de que el
63-64; pero esto no sucede ne- impuesto sobre la renta de la
cesariamente con productos con- tierra es soportado íntegramente
juntos, 89; excepto de esto sobre por los t erratenientes, 107; de
)a relación entre el salario-mer- tierras de diferentes calidades,
cancía y el tipo de beneficio. 107-108: de la tierra de idéntica
89-91 calidad, 108: relación con los
Proceso o industria. 67 rendim if'ntos decreciente~ inten-
ÍNDICE ALFABÉTICO 137
sivos y extensivos, 109; renta Smith, Adam, 11, 132
con multiplicidad de productos Subsistemas; 123 ·
agrícolas, ll O
Residuo d e mercancías en la «re-
.duccióm> a trabaj o, 58, 132 Trabajo, se supone reducido a tér-
Ricardo, David, 11, 131-133 minos u niformes, 26 ; cantidad
de, contenida en un produ cto,
Salario, como subsist encia o como 29; determinado mediante «re-
participación en el excedente, ducción», 57-58; mediante un
25-26; salario avanzado, 17; p a- «subsis~ema», 123; con produc-
gado con cargo al producto, tos conjuntos, 83-85, puede ser
26 y ss; como proporción de la negativo, 87-89; con capital
renta nacional en un estado de fijo, 99-100
autoreemplazamiento, 29; como Trabajo, t érminos de, en la «re-
proporción de la renta nacional ducción>>, 58; su v alor a dife-
patrón, 42, 4. 5-46; relación con
0
rentes tipos de beneficio, 60;
el tipo de beneficio, 42-43; se como elementos constitutivos
eleva cuando desciende el tipo ~el precio, 61-62; términos nega·
de beneficio, 64; incluso si los t1vos con p roductos conjuntos
métodos de producción varían 35-87 '
en consecuencia, 120; posible T~a hajo ordeuahle patrón, 132
excepción con productos con- Tierra, tiene las propiedades de los
juntos, 90-91 productos no básicos, 76, 107
Sistema de producción simple co- Tipo de beneficio, se supone u ni-
m o caso límite del sistem a de forme para todas las industrias
productos múltiples, 69; revi· 21; como relación entre canti'.
sión de la distribución, 111-112 d ades, 42-44; como variable in-
Sistema patrón, definición 40· dependiente, 55; relación con el
carácter único del, en ca~o d~ salario, véase Salario. Véase tam-
industrias de producción simple, bién, Tipo máximo de beneficio
47-51; una construcció:t auxi· Torrens, R obert, 133
liar, puede ser eliminada con
53; con productos conjuntos: Valor, 17, 21; proporcional a l~
70, 71 y ss; multiplicadores ne- cantidad de trabajo cuando los
gativos,_ 71-72 ; con capital fijo , beneficios son cero, 29; con pro-
104, 10:>; con tierra posibilidad ductos conjuntos, 83-85· con
1fo multiplicadores negativos in- capital fijo , 99-101. Véas: tam-
cluso si todas las industrias son bién, Precios
de producción ~imple, 108 111-
112. , Wicksteed, Philip, Henry, 12
11
libros de economia oikos"
Dirigida por Ernest Uuch, Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas
de l a Universidad de Val encia.

1.-SINTESIS DE LA EVOLUCION DE LA CIENCIA ECONOMICA Y SUS METO·


DOS, por J. A. Schumpeter. (2.• edición.) Prólogo del Dr. Fabién Estapé.
2.-CAPITALISMO, CRECIMIENTO ECONOMICO Y SUBDESARROLLO, por Mau·
rica Dobb. (4. • edición.) Traducción de Antonio Casahuga.
3.-EL PENSAMIENTO ECONOMICO EN EL SIGLO XX, por Claudio Napoleonl.
(2.• edición.) Traducción de Alejandro Pedrós.
4.-¿ADONDE VA EL CAPITALISMO?, por Shlgeto Tsuru. (3.• edición.)
5.-SCHUMPETER, CIENTIFICO SOCIAL (El Sistema Schumpeterlano), editado por
Seymour E. Harris. Traducción de Ramón Garcés.
6.-HACIA UNA ECONOMIA MUNDIAL (Sugerencias para una Polltlca Económica
Internacional), por Jan Tlnbergen. ( 1 Premio Nobel Ciencias Económicas). (2.• Ed.)
7.-RENTA NACIONAL, CONTABILIDAD SOCIAL Y MODELOS ECONOMICOS,
por Richard y Giovanna Stone. (2.• edición.) Traducción de Marcelino Costafreda.
8.-0LIGOPOLIO Y PROGRESO TECNICO, por P. Sylos Lablni. Trad. E. lrazoQul.
9.-PRODUCCION DE MERCANCIAS POR MEDIO DE MERCANCIAS, Piero Sraffa.
(2.• Edición.)
10.-ECONOMIA Y SOCIOLOGIA DE LA INDUSTRIA (Un an61tsls realtsta del deaa·
rrollo), por P. Sargant Florence. Traducción de Roberto Tornabell Carrió.
11.- LOS COSTES SOCIALES DE LA EMPRESA PRIVADA, por Wllliam Kapp,
12.-ERICH W. ZIMMERMANN - INTRODUCCION A LOS RECURSOS MUNDIALES,
editado por Henry L. Hunker. Traducción de J. Estrada.
13.-DICCIONARIO DE ECONOMIA, recopilado por A. Seldon y F. G. Pennance. (Tela.)
14.--PLANIFICACION DEL SOCIALISMO, por V. Nemtchinov, E. Liberman y otros.
15.-ENSAYOS de J. A. Schumpeter. Trad J•. Silvestre, E. Lluch y J. Planas Campos.
16.-EL FUNCIONAMIENTO DE LA ECONOMIA SOCIALISTA (Problemas generales),
por Wlodzimierz Brus. Traducción de B. Aymerlch, C. Bernat y F. Pardo-Ruiz.
17.- ECONOMIA REGIONAL. por H. O. Nourse. Trad. J. M. Cerreras Pulgdengolas.
18.-EL PROBLEMA DE LOS SALARIOS EN ESPAfilA, por J. Jané Sol6.
19.-TEORIA DE LA PLANIFICACION ECONOMICA, por Branko Horvat.
20.- LOS COSTES DEL DESARROLLO ECONOMICO, por E. J. Mishan.
21.-CURSO DE ECONOMIA POLITICA, por Claudio Napoleoni.
22.-EL NUEVO SOCIALISMO, por Maurice Dobb.
23.-FISIOCRACIA, SMITH, RICARDO, MARX, por C. Napoleoni.

Serle "mega olkos"


Ml .-POLITICA ECONOMICA CONTEMPORANEA (Teorla General), editada por
E. S. K1rschen. (2."• edición.} Traducción de Salvador Condominas.
M2.-PRINCIPALES CORRIENTES DE LA CIENCIA ECONOMICA MODERNA (El
Pensamiento Económico después de 1870), por Ben B. Sellgman.
M3.-COMERCIO INTERREGIONAL E INTERNACIONAL, por Bertíl Ohlln.
M4.-INTRODUCCION AL ANALiSIS ECONOMICO, por Miles Fleming. ·
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2. Comportami ento político y política económica. A ssar Lind beck.


80 pág s. 1.' ed. 1975.
Historia económica de España (Siglos XVIII al XX). R. Aracil Martí y
M. García Bonafé (eds.). En prensa.
Teoría del Capital. Harco urt. En prensa.
La din ámica de la Revolución Industrial. Thompson. En prensa.
La teoría de la política económíca cuantitativa. Fax, Sengupta y T hor-
becke. En prensa.
Econometría y problemas económicos. Nicholson. En prensa.
Introducción a la econometría. A . A. Walters. En prensa,
Manual de política económica. Vol. l. F. Forte. En prensa.
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Inflación y revolución y contrarrevolución keynesiana y monetarista.
Harry G. Johnson. En prensa.
Economía política comparada. E. S. Kirsc hen. En prensa.
Sistemas económicos y política asignativa. A. Lindbeck. En prensa.
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(Sistema pedagógico francés)
296 págs. 1.ª ed. 1974

5. PEDAGOGIA COMPARADA. 2
(Los sistemas pedagógicos de Inglaterra y Gales, Estad os Unidos,
Alemania Federal, Unión Soviética y China Popu lar) .
168 págs. 1.ª ed. 1974

6. PSICOLOG(A DE LA EDUCACIÓN. 1
272 págs. 1.ª ed.1974

7. PSICOLOGIA DE LA EDUCACIÓN. 2
176 págs. 1. ª ed. 1975

8. PSICOLOG(A DE LA EDUCACIÓN. 3
240 pág s. 1.ª e d . 1975

ASPECTOS SOCIALES DE LA EDUCACIÓN


(2 vo l s ~) En preparación

FORMACIÓN DE LOS EDUCADORES


Y EDUCACIÓN PERMANENTE En prepa ración

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