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ADN

El ácido desoxirribonucleico, conocido también por las siglas ADN, es un ácido nucleico que
contiene las instrucciones genéticas usadas en el desarrollo y funcionamiento de todos los
organismos vivos y algunos virus; también es responsable de la transmisión hereditaria.
Su función es almacenar información. Es decir, contiene las instrucciones que determinan la
forma y características de un organismo y sus funciones. Todas las células, tanto las
eucariotas como las procariotas, contienen ADN.
Para formar una hebra de ADN, los nucleótidos se unen formando cadenas, alternando con
los grupos de fosfato y azúcar.
Los cuatro tipos de bases nitrogenadas encontradas en los nucleótidos son: adenina(A),
timina(T), guanina(G) y citosina(C).
La mayor parte del ADN se encuentra en el interior del núcleo de una célula, donde forma
los cromosomas. Los cromosomas contienen proteínas llamadas histonas que se unen al
ADN.
El ADN tiene dos cadenas que se enroscan y forman un espiral parecido a una escalera de
caracol que se llama hélice. Existen tres modelos de ADN, el ADN de tipo B, de tipo A y de
tipo Z:

➢ ADN-B: el más común entre los seres vivos. Sigue una estructura regular con la
forma de doble hélice mencionada con anterioridad.
➢ ADN-A: es propio de condiciones secas, carentes de humedad y con bajas
temperaturas.
➢ ADN-Z: se trata de una doble hélice más fina y larga que las otras dos.

Este descubrimiento es uno de los logros más importantes de la ciencia en la historia de la


humanidad. La molécula de ADN fue descubierta por Friedrich Miescher en 1869, quien la
encontró al inspeccionar el esperma de salmón y el pus de heridas abiertas. Ya que la
encontró solamente en los núcleos los llamó Nucleína.
Normalmente durante la división celular cada molécula de ADN se duplica en dos hebras
idénticas. Estas se separan y migran hacia los polos opuestos de la célula, que luego se
contrae en su zona central y se divide en dos mitades, cada una con una copia del ADN.
Un error en el proceso que copia el ADN durante la división celular, puede causar cambios
genéticos en las células hijas. Así pues, la replicación del ADN defectuosa es una
característica distintiva del cáncer e impulsora de inestabilidad genómica.
Las células no pueden funcionar si los daños en el ADN corrompen la integridad y
accesibilidad de información esencial en el genoma (pero las células permanecen
aparentemente funcionales cuando faltan o están dañados genes “no esenciales”).
ADN necesita copiarse a sí mismo cada vez que se crea una célula nueva. La célula nueva
necesita tener exactamente el mismo ADN que el resto de células, de otro modo esa célula
podría funcionar mal. Es por eso que el proceso de copiar ADN, llamado replicación de
ADN, sea muy preciso.
Las secuencias de ADN generalmente se escriben en la dirección 5’ a 3’, lo que significa
que el nucleótido del extremo 5’ es el primero y el nucleótido del extremo 3’ es el último.
Los genes que componen nuestro ADN contienen la información principal sobre quiénes
somos. Son los que dan instrucciones a las células que definirán desde el color de nuestros
ojos hasta el funcionamiento de nuestros pulmones o nuestra propensión a enfermedades
como el cáncer o la diabetes.

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