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1. ¿Por qué se afirma que la Revolución Bolchevique es un resultado de la Primera Guerra Mun-
dial?
R= La más trascendente de las consecuencias de la Gran Guerra fue la Revolución Rusa.
Que ésta fue consecuencia directa de la Guerra del 14 es algo que parece fuera de toda duda. Pese a
la cercanía de la Revolución de 1905 y a su tradición de violencia y de milenarismo, Rusia parecía
demasiado atrasada y campesina para que en ella tuviera lugar una revolución socialista. Pero la
guerra de desgaste» afectó seriamente a Rusia. Su nivel de vida era muy bajo, y el esfuerzo bélico
resultaba muy duro, agravado por la mala ad ministración, tanto civil como militar, y por la propa-
ganda de: los numerosos partidos de izquierda y de centro. Muchos de estos partidos estaban sub-
vencionados por los alemanes, cque también apoyaban a partidos nacionalistas, como el ucraniano.
A todo esto se añadía la creciente impopularidad de la familia real rusa, que a la inepcia política del
zar, quien había cordenado personalmente ametrallar a los manifestantes desarn iados en San Pe-
tersburgo durante la Revolución de 1905 y que o entendía otra forma de gobierno que el despotis-
mo, unía la altanería de la zarina, que se combinaba extrañamente con el servilismo ab- yecto de
esta señora ante un charlatán grosero y místico, Grigori Y. Rasputin.
Tras una serie de huelgas en Moscú y Petrogrado, a las que se añadían frecuentes motines y deser-
ciones en el ejército, el zar se vio obligado a abdicar en marzo (febrero en el calendario ruso) de
1917. A la autocracia zarista sucedió un régimen pretendidamente democrático, caracterizado sobre
todo por el desorden y la impotencia del gobierno para controlar la creciente anarquía. Pronto alcan-
zó el poder Alexandr F. Kerensky, socialista revolucionario moderado que implantó un régimen de
corte liberal y democrático. El gran problema de los gobiernos salidos de la Revolución de Febrero,
sin embargo, era la guerra: una de las causas inmediatas de insurrección había sido el antibelicismo;
acabar la guerra era el punto más popular del programa revolucionario. La revolución de octubre no
sólo produjo una división en la historia del mundo al establecer el primer estado y la primera socie-
dad poscapitalistas. Fue el único de los antiguos imperios dinástico-religiosos que sobrevivió a la
primera guerra mundial el sistema comunista que había mantenido la unidad desde 1917. Después
de la revolución de octubre la Rusia soviética veía en el capitalismo al enemigo que había que de-
rrocar lo antes posible mediante la revolución universal. Pero la revolución no se produjo, y la Ru-
sia de los soviets quedó aislada, rodeada por el mundo capitalista. Los fundadores del marxismo
creían que la función de una revolución en Rusia sería tan sólo la de precipitar el estallido revolu-
cionario en los países industrializados más avanzados, donde se daban las condiciones previas para
la construcción del socialismo. Fue exactamente lo que se suponía que iba a ocurrir en 1917-1918, y
lo que parecía justificar la polémica decisión —por lo menos para los marxistas— de Lenin de tra-
zar la estrategia de los bolcheviques rusos para la conquista del poder soviético y del socialismo.
4.¿En qué consiste la colectivización agraria en la Unión Soviética de los años treinta del siglo XX?
R= La colectivización forzosa de la tierra en cooperativas o granjas estatales, fue entonces, y
seguiría siéndolo más tarde, un desastre. Su efecto inmediato fue el descenso de la producción de
cereales y la reducción a la mitad de la cabana ganadera, lo que provocó una terrible hambruna en
1932-1933. La colectivización hizo disminuir la ya de por sí baja productividad de la agricultura
rusa, que no volvió a alcanzar el nivel de la NEP hasta 1940 o, si tenemos en cuenta los desastres
posteriores de la segunda guerra mundial, hasta 1950. La colosal mecanización que intentó compen-
sar estas carencias fue también, y ha seguido siéndolo, colosalmente ineficaz. Después de una etapa
prometedora en la posguerra, en que la economía soviética llegó a producir modestos excedentes de
cereales destinados a la exportación —aunque la URSS no llegase a parecer nunca un exportador
importante, como lo había sido la Rusia de los zares—, la agricultura soviética dejó de ser capaz de
alimentar a la población. A partir de los afios setenta dependió del mercado mundial de cereales
para cubrir a veces hasta la cuarta parte de sus necesidades. De no ser por la ligera relajación del
sistema colectivista, que permitió a los campesinos producir para el mercado en las pequeñas parce-
las de su propiedad —que constituían aproximadamente el 4 por 100 de la superficie cultivada en
1938—, los consumidores soviéticos habrían tenido poco que comer, salvo pan negro. En resumen,
la URSS cambió una agricultura campesina ineficiente por una agricultura colectivista ineficiente a
un precio enorme.
Referencias bibliográficas:
Hobsbawm, E. (2003). Cap. XIII El socialismo real. En Historia del siglo XX. (5ª Ed.) (pp. 372-
399). Barcelona: Crítica.
Tortella, G. Cap. VIII Guerra y Democracia y Cap. XI El mundo comunista. En Los orígenes del
siglo XXI. Un ensayo de historia social y económica contemporánea. (pp. 241-254; 393-416).
España: Gadir.