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La era de las catástrofes.

Capítulo 2: La revolución Mundial – Eric Hobsbawn


I
La revolución rusa de 1917, que dio origen a la Unión soviética, fue hija de la guerra del siglo
XX. La guerra no desencadena por sí sola la crisis, ruptura, y la revolución en los países
beligerantes, sin embargo, el peso de la guerra total del siglo XX sobre los estados y las
poblaciones involucrados en ella fue tan abrumador que los llevó al borde del abismo, a una
agitación. Solo EEUU salió intacto y hasta más fuerte de las guerras mundiales
Parecía evidente que la vieja sociedad, economía y sistemas políticos estaban condenados a
desaparecer. Los partidos socialistas, que se apoyaban en las clases trabajadoras y se
inspiraban en la convicción de la inevitabilidad histórica de su victoria, encarnaban esa
alternativa en la mayor parte de los países europeos. Fue la revolución rusa, o mejor dicho, la
revolución bolchevique de octubre de 1917 la que se convirtió en un acontecimiento crucial
para la historia del siglo XX como la revolución francesa lo fue para el siglo XIX, aunque las
consecuencias prácticas dela revolución rusa fueron mucho mayores y perdurables, ya que
origino el movimiento revolucionario de mayor alcance que ha conocido la historia moderna
(un ejemplo es el alcance de su expansión mundial). Durante gran parte del siglo XX, el
comunismo soviético pretendió ser un sistema alternativo y superior al capitalismo, destinado
por la historia a superarlo, por lo que desde esta revolución la política internacional (menos de
1933 a 1945) ha de entenderse como la lucha secular de las fuerzas del viejo orden contra la
revolución social, a la que se asociaba con la Unión soviética y el comunismo, que se suponía
que la encarnaban y dirigían. Aunque a medida que avanzaba e siglo XX esta imagen fue cada
vez más irreal.
La finalidad de la revolución no fue instaurar la libertad y el socialismo en Rusia, sino llevar a
cabo la revolución proletaria mundial (era de idea universal). Viendo el escenario mundial de
1870 se creía que se podía llevar a cabo una revolución para vencer a la Rusia zarista (con su
sistema feudal), lo que pudo lograrse en 1905-1906 en la primera fase. Luego el régimen zarista
logra recuperarse, pero solo con el apoyo de la burocracia, la policía y la lealtad del ejército,
entonces en 1915 los problemas del gobierno del zar comienzan a mostrarse nuevamente. Con
respecto al carácter de la revolución, se discutía que no podía ser socialista, sino burguesa. Esto
se decía ya que era un país agrario marcado por la pobreza, la ignorancia y el atraso, donde el
proletariado industrial que Marx veía necesario para hundir al capitalismo, era una minoría,
aunque gozaba de una posición estratégica. Los mismos revolucionarios marxistas compartían
esta mirada del contexto. Como Rusia no estaba aislada del mundo, sino que es un país
enorme, tendría grandes repercusiones internacionales, entonces para Marx el estallido de una
revolución podía ser el detonador que hiciera estallar la revolución proletaria en los países
occidentales más industrializados. La complicación que existía es que si Rusia no estaba
preparada para una revolución socialista, tampoco lo estaba para una burguesa liberal, ya que
ésta última se podía apoyar solo en débiles y reducidas clases medias liberales rusas. Entonces:
 se implantaba un régimen burgués liberal con el levantamiento de los campesinos y los
obreros (quienes desconocían de qué se trataba este régimen y tampoco les importaba)
bajo la dirección de unos partidos revolucionarios que aspiraban a conseguir algo más.
 Ó las fuerzas revolucionarias iban más allá de la fase burguesa-liberal hacia una ¨revolución
permanente¨, más radical
Para eso, Lenin llegó a la conclusión que no era el momento para una revolución liberal, pero
que para poder hacer la socialista debía difundirse hacia otros lugares, ya que en Rusia no se
daban las condiciones para esta revolución. Esta difusión se pudo realizar ya que la guerra
concluyó en una crisis política y revolucionaria generalizada, sobre todo en los países
derrotados. El sentimiento antibelicista reforzó la influencia política de los socialistas, que
volvieron a encarnar progresivamente la oposición a la guerra que había caracterizado sus
movimientos antes de 1914. Al mismo tiempo, el movimiento obrero organizado de las grandes
industrias de armamento(es decir, los que hacían las armas) pasó a ser el centro de la
militancia industrial y antibelicista en los principales países beligerantes. Los activistas
sindicales tenían una fuerte posición, eran celebres por su radicalismo, así como artificieros y
mecánicos navales. Así fue como tanto en Rusia como en Alemania, las principales bases
navales iban a convertirse en núcleos revolucionarios importantes (años después, hubo hasta
motines en Francia). De esta manera, en 1917 Europa ya era un gran polvorín de explosivos
sociales cuya detonación podía producirse en cualquier momento.
(Esto es posterior a la revolución pero ya lo explica en este capítulo, porque todo el tiempo
Hobs va y viene con los años): En 1918, los cuatro gobernantes de los países derrotados
(Alemania, Hungría, Turquía y Bulgaria) perdieron el trono, además del zar de Rusia, después
de ser derrotado por Alemania. Por otra parte, los disturbios sociales que en Italia alcanzaron
una dimensión casi revolucionaria, también sacudieron a los países beligerantes europeos del
bando vencedor.
II
Rusia, madura para la revolución social, cansada de la guerra y al borde de la derrota, fue el
primero de los regímenes de Europa central y oriental que se hundió bajo el peso de la primera
guerra mundial. El régimen zarista sucumbió cuando se unieron dos sucesos: una
manifestación de mujeres trabajadores por el 8 de marzo (que celebraban siempre en el
movimiento socialista) y una huelga general en una fábrica metalúrgica, donde los trabajadores
invadieron el centro de la capital, cruzando el rio helado, con el objetivo fundamental de pedir
PAN. La fragilidad del régimen quedó expuesto cuando las tropas del zar se negaron a atacar a
la multitud y comenzaron a fraternizar con ella. Cuando se amotinaron, el zar abdicó, siendo
constituido por un gobierno provisional que tuvo la simpatía de e incluso la ayuda de los
aliados occidentales de Rusia, temerosos de que su situación desesperada pudiera inducir al
régimen zarista a retirarse de la guerra y a firmar una paz por separado con Alemania. Se
sucedieron cuatro días de anarquía y de manifestaciones espontaneas. Las masas de
Petrogrado consideraron inmediatamente la caída del zar como LA PROCLAMACIÓN DE LA
LIBERTAD UNIVERSAL, LA IGUALDAD Y LA DEMOCRACIA DIRECTA. Lo exitoso de Lenin fue que
pasó de estos días de levantamiento popular a darle paso al poder bolchevique. Pero Rusia se
encontró con un vacío revolucionario: un impotente gobierno provisional por un lado, y por el
otro, una multitud de consejos populares (SOVIETS) que surgían espontáneamente en todas
partes. Estos soviets tenían el poder en la vida local (o al menos el poder de veto), pero no
sabían qué hacer con él ni qué era lo que se podía ni debía hacer. Existían diversos partidos y
organizaciones revolucionarias (bolcheviques y mencheviques socialdemocrátas,
socialrevolucionario y otros partidos de izquierda, que emergieron de la clandestinidad) que
intentaron integrar estas asambleas para coordinarlas y conseguir que se adhirieran a sus
políticas, pero Lenin creía que todo el poder lo debían tener los soviets. El problema era que a
los rusos les costaba poder diferenciar los programas de cada partido y lo único que sabían era
que no iban a aceptar la autoridad que viniera de arriba, ni siquiera la de los revolucionarios.
La exigencia básica de la población pobre era conseguir pan y la de los obreros, obtener
mayores salarios y un horario de trabajo más reducido. Y la gente que vivía de la agricultura (el
80% de los rusos) era tener la tierra, a quienes Lenin les comprendió la necesidad de que la
misma se dividiera en explotaciones familiares (aspecto que iba en contra del programa
socialista, pero que igualmente se respetó). Así creció el lema propulsado por los bolcheviques
de Lenin (quienes al principio eran unos miles y a los pocos meses eran más de 250.000) PAN,
PAZ Y TIERRA. En contraposición, el gobierno provisional junto a los empresarios deseaba
restablecer la disciplina laboral, lo que llevó a que se radicalicen la postura de los obreros.
Cuando el gobierno provisional insistió en iniciar una nueva ofensiva militar en junio del 17, el
ejército se negó y los soldados /campesinos regresaron a sus aldeas para participar en el
reparto de la tierra. El gobierno provisional tenía los días contados, mientras que los
bolcheviques se afianzaban en las principales ciudades rusas, (en Petrogrado y Moscú) y
quienes impulsaron la toma del poder, que en realidad no fue más que ocuparlo. Lenin
consideraba que el poder podía escaparse si no lo tomaban mediante una acción planificada
durante el breve espacio que estaría a su alcance, teniendo en cuenta que comenzaría una
contrerrevolución militar. Lenin debía convencer a su partido de tomar el poder cuando el
momento y las masas se lo exigían, sino no estaríamos hablando de un partido revolucionario.
El problema para Lenin era que debía pensarlo como un suceso con perspectiva a largo plazo,
para llevarlo a una revolución mundial, o al menos europea.
Así, el nuevo régimen:
 ocupa las bancas
 declara el control obrero sobre la gestión de las empresas
 sobrevive a una dura paz impuesta por Alemania, (donde se perdió Polonia, las provincias
del Báltico, Ucrania, y extensos territorios del sur y oeste de Rusia)
 se defiende de diversos ejércitos que se levantaron contra ellos (tropas británicas,
francesas, norteamericanas, japonesas, polacas, serbias, griegas y rumanas) generando una
guerra civil entre 1918 – 1920, donde terminan ganando los bolcheviques.

Luego de esta guerra, la Rusia soviética sobrevive, extienden su poder y lo conservan, a lo largo
de varios años de continuas crisis y catástrofes. Se puede decir que la Revolución sobrevivió
por tres razones principales,
1) Contaba con un instrumento extraordinariamente poderoso: el Partido Comunista con
600.000 miembros, fuertemente centralizado y disciplinado.
2) Era el único gobierno que podía y quería mantener a Rusia unida como un estado
(preservando la unidad territorial multinacional), contando con el apoyo del ejército, sin el cual
hubiese sido imposible organizar el nuevo ejército rojo.
3) La revolución permitió que el campesinado ocupara la tierra (si seguía la nobleza esto no se
hubiera podido hacer), dando una ventaja decisiva a los bolcheviques en la guerra civil de 1918
-1920.
III
La revolución mundial no se produjo, esto hizo que Rusia esté aislada y se mantenga en la
pobreza y en el atraso. Sin embargo, una oleada revolucionaria barrio el planeta en los dos
años siguientes y todavía quedaban esperanzas. Se sucedieron huelgas políticas y
manifestaciones antibelicistas que se iniciaron en Viena para propagarse a través de Budapest
y de los territorios checos hasta Alemania, culminando en la revuelta astrohungara en el
Adriático. Lo que hicieron los países europeos fue imponer el nacionalismo o firmar la paz
para que no se dé lugar al llamamiento internacionalista de Lenin. También se introdujeron
algunas medidas de reforma agraria, incluso en algunos países conservadores y
contrarrevolucionarios como Rumania y Finlandia. En muchos lugares del mundo donde
existían movimientos obreros y socialistas se formaron soviets, hasta llegó a los trabajadores
de las plantaciones de tabaco en Cuba (que ni sabían dónde quedaba Rusia, según el autor).
Estallaron movimientos estudiantiles revolucionarios en España (la mayoría eran anarquistas),
Indonesia, comunidades finlandesas inmigrantes en EEUU, Pekín, Córdoba, y desde acá se
difundieron por América latina, como en México. En síntesis, la revolución de octubre fue
reconocida universalmente como un acontecimiento que conmovió al mundo. Si bien
Alemania se caracterizaba por su considerable estabilidad política social y política, donde
existía un movimiento obrero fuerte pero moderado, este fue el país donde los marineros
revolucionarios pasearon el estandarte de los soviets de un extremo al otro, donde la ejecutiva
de un soviet de obreros y soldados de Berlín nombró un gobierno socialista de Alemania, se
proclamó en Baviera una efímera república socialista, y en Múnich una república soviética,
pero fue todo una ilusión, ya que en pocos días el viejo régimen estaba de nuevo en el poder,
en forma de república, con los líderes del Partido Comunista(Karl Liebknecht y Rosa
Luxemburgo asesinados).
El error se produce cuando en 1920 los bolcheviques dividen permanentemente el movimiento
obrero internacional. Lo hicieron al estructurar su nuevo movimiento comunista internacional
según el modelo de partido de vanguardia de Lenin, constituido por una elite de
revolucionarios profesionales con plena dedicación. Pese a que los partidos socialistas y
obreros (Francia, Italia, Austria y Noruega, entre otros) querían integrarse a la Tercera
Internacional (a la Segunda la habían desacreditado ya que no habían sabido oponerse a la
guerra mundial), pero Lenin y los bolcheviques no querían un movimiento internacional de
socialistas simpatizantes con la revolución de octubre, sino un cuerpo de activistas totalmente
comprometido y disciplinado: una fuerza de asalto para la conquista revolucionaria. De esta
manera, a los partidos que se negaron a adoptar esta estructura, se les impidió incorporarse a
la nueva Internacional, o fueron expulsados de ella, porque consideraban que resultaría
debilitada si aceptarían a los ¨oportunistas y reformistas¨. Pero para que esa argumentacion
tuviera sentido era necesario que la revolución mundial estuviera en marcha y que hubiera
nuevas batallas en la perspectiva inmediata, situación que no sucedió en el frente occidental.
Así, las perspectivas revolucionarias se desplazaron hacia el este, hacia Asia, que siempre había
estado en el punto de mira de Lenin. La esperanza revolucionaria se asentó en la revolución
china, quien acepto el modelo soviético, su ayuda militar y el nuevo Partido Comunista como
parte de su movimiento. Luego el principal general se vuelve contra los comunistas y los
aplasta, quedando demostrado que tampoco Oriente estaba preparado para un nuevo
Octubre.
Lamentablemente, el movimiento se había dividido de manera permanente, la mayoría de los
socialistas de izquierda se integraron en el movimiento social demócrata, constituido en su
inmensa mayoría por anticomunistas moderados. Los nuevos partidos comunistas, salvo los de
Alemania, Francia o Finlandia, pasarían a ser una apasionada minoría.
IV
Esos años de insurrecciones dejaron un gobierno alternativo al capitalismo, internacional y
disciplinado y una generación de revolucionarios entregados a la idea de una revolución
mundial (los que querían que la sede de la Internacional se pase de Moscú a Berlín, tengamos
en cuenta que en el periodo de entreguerras el idioma oficial de la Internacional fue el
alemán). Lo que sucedió luego es que se convirtió, según el autor, en un izquierdismo sectario,
que no esperaba ocupar el poder en ningún sitio ni estaba preparado para ello. Esto mostró la
divergencia de intereses dentro de la URSS, cuando el control del Partido Comunista soviético
pasó a manos de Stalin, y ante la necesidad de coexistir con otros estados, donde el partido
tenía la finalidad de ¨la subversión y el derrocamiento de todos los demás gobiernos¨. Stalin se
encargó de purgar, disolver y transformar los componentes del Partido a su voluntad,
reduciéndolo a la condición de instrumento al servicio de la política. La revolución mundial
pertenecía a la retórica del pasado, una revolución era tolerable solo si no fuera en contra de
los intereses del estado soviético y de que ésta pudiera controlarla. Pero debemos entender
que sin el ¨nuevo partido¨ leninista, cuyos cuadros eran ¨revolucionarios profesionales¨, sería
inconcebible que poco más de treinta años después de la revolución de octubre, una tercera
parte del mundo estuviera viviendo bajo un régimen comunista.
Así pues, en la generación posterior a 1917, el bolchevismo absorbió a todas las restantes
tradiciones socialrevolucionarias o las marginó dentro de los movimientos radicales. Hatsa
1914 el anarquismo había sido una ideología mucho más atractiva que el marxismo para los
activistas, pero en los años treinta ya no era una fuerza política importante (incluso en España
que la guerra civil acabó con él), ni en América Latina (donde los colores rojo y negro habían
inspirado tradicionalmente más que la bandera roja). Por lo que los grupos revolucionarios
sociales que existían al margen del comunismo de Moscú tomaron como punto de referencia a
Lenin y la Revolución de Octubre, casi siempre estaban dirigidos por algún disidente o
expulsado de la Cominter. En ésta última, Stalin se dedicó a la caza de ¨herejes¨, como lo hizo
con Trotsky (uno de los dos líderes de la revolución de octubre y arquitecto del Ejército Rojo),
quien para el autor, fracasó por completo en todos sus proyectos, ya que, a través de la Cuarta
Internacional quizo competir con la Tercera de Stalin, sin alcanzar importancia y sin lograr
mantener su influencia política.
V
El nuevo partido de Lenin obtenía de sus miembros grandes dosis de entrega y sacrificio,
además de una disciplina militar y una concentración total en la tarea de llevar a buen puerto
las decisiones del partido a cualquier precio. Sin embargo, la relación entre el partido ¨de
vanguardia ¨ y las grandes revoluciones para las cuales había sido creado, dependía de la
¨actitud¨ de las masas. Los partidos leninistas consistían esencialmente en elites (o en
contraelites sin lo pensamos antes de que triunfaran las revoluciones, en vanguardias) de
líderes. Estos partidos eran atractivos especialmente en el tercer mundo, por parte de los
jóvenes de las antiguas elites, aunque en un inicio querían que se sumen a sus filas solo los
auténticos proletarios (no tuvieron éxito en esto). De esta manera, la pieza esencial en la
expansión del comunismo brasileño, por ejemplo, fue la incorporación de jóvenes intelectuales
procedentes de familias de la oligarquía terrateniente y de oficiales de baja graduación (de
inclinaciones radicales e izquierdistas que abundan en los países pobres). En cambio, en los
países desarrollados, la estructura social, las tradiciones ideológicas y las funciones políticas de
las fuerzas armadas inclinaban hacia la derecha a los militares con intereses políticos.
Entonces, un posible golpe en alianza con los comunistas, o incluso con los socialistas, no
entraba en sus esquemas.
Pero no debemos dejar de lado que, muchas veces, los sentimientos de las masas estaban
enfrentados a las ideas de los líderes, por ejemplo cuando los anarquistas españoles
intentaron colectivizar los medios de producción aunque el partido comunista y el gobierno
central rechazara esa transformación y lo terminaran anulando.
Lo cierto es que en el siglo XX es raro el tipo de revolución en la que desaparecen súbitamente
la estructura del orden político y la autoridad, dejando al hombre (y cuando se lo permiten, a
la mujer) totalmente libres para hacer lo que se le dé la gana. De hecho, el modelo típico de
movimiento revolucionario posterior al 17 se suele iniciar mediante un golpe (casi siempre
militar), con la ocupación de la capital, o es el resultado final de una larga insurrección armada,
esencialmente rural.
VI
Los revolucionarios sociales del siglo XX descubrieron tardíamente la senda de la revolución a
través de la guerra de guerrillas. Tal vez eso se debe a que históricamente esa forma de
actividad, esencialmente rural, se asociaba con movimientos de ideologías arcaicas que los
observadores urbanos confundían fácilmente con el conservadurismo o incluso con la reacción
o la contrarrevolución: las grandes guerras de guerrillas del periodo revolucionario francés se
habían hecho siempre CONTRA Francia, y nunca a favor de su causa revolucionaria. De hecho,
el termino guerrilla (utilizaban el término partisano, a lo sumo) no pasó a formar parte del
vocabulario marxista hasta después de la revolución cubana en 1959. Con anterioridad a la
primera guerra mundial, la guerrilla no figuraba entre las tácticas de los revolucionarios,
excepto en China, donde algunos dirigentes comunistas fueron pioneros en la nueva estrategia
(el propio Mao no sería considerado el astro guía de los revolucionarios hasta después de la
revolución cubana)
Sin embargo, la segunda guerra mundial ofreció una ocasión más inmediata y general para
adoptar el camino dela guerrilla hacia la revolución: la necesidad de resistir a la ocupación de la
mayor parte de la Europa continental, incluidas extensas zonas de la URSS soviética, por el
ejército de Hitler y sus aliados. Cuando el ejército alemán fue finalmente derrotado con la
colaboración de los movimientos locales de resistencia, los regímenes de la Europa fascista se
desintegraron y los regímenes revolucionarios sociales bajo control comunista ocuparon el
poder, o intentaron hacerlo.
Las revoluciones que estallaron a mediados de siglo tras el final victorioso de largas guerras
fueron distintas a la de 1789 y a la de 1917, por dos aspectos,
1) No había dudas respecto a quien había hecho la revolución o a quién ejercía el poder: el
grupo político vinculado a las victoriosas FFAA de la URSS, ya que Alemania, Japón e Italia no
habrían podido ser derrotadas solamente por las fuerzas de la resistencia, ni siquiera en China.
2) Aplicar la estrategia de la guerra de guerrillas para alcanzar el poder significaba apartarse de
las ciudades y de los centros industriales, donde residía tradicionalmente la fuerza de los
movimientos obreros socialistas, y llevar la lucha al medio rural. La guerrilla necesitaba contar
con el apoyo de una gran parte de la población, porque en los conflictos prolongados sus
miembros se reclutaban entre la población local.
VII
Los comunistas estaban al frente de todos los gobiernos entre el Rio Elba y el mar de China. La
revolucion mundial que había inspirado us acciones había progresado visiblemente. Ya no se
trataba de la URSS (que estaba aislada y débil), sino de la segunda oleada de la revolución
mundial, encabezada por las dos potencias del mundo y el surgimiento de una docena de
estados. Lo que preocupaba a los políticos comunistas era cómo reconstruir unos países
empobrecidos, exhaustos y arruinados, en medio de poblaciones algunas veces hostiles, y el
peligro de que las potencias capitalistas iniciaran una guerra contra el bando socialista antes
que se hubiera consolidado la reconstrucción. Esta revolución ha transformado el mundo,
aunque no en la forma en que lo esperaban Lenin y quienes se inspiraron en la revolución de
octubre. Fuera del hemisferio occidental, pocos fueron los estados que no pasaron por tiempos
de revolución, guerra civil, resistencia y liberación frente a la ocupación extranjera. Incluso en
el hemisferio occidental se han registrado grandes revoluciones sociales (México, Bolivia, Cuba
y sus sucesoras, transformando el mundo latinoamericano)
Los años que siguieron a la revolución rusa contemplaron el inicio del proceso de emancipación
colonial y en Europa la política de la contrarrevolución salvaje (como el fascismo) y la política
socialdemócrata (la moderación de estos partidos era en gran parte una reacción al
bolchevismo). En suma, la historia del siglo XX no puede comprenderse sin la revolución rusa y
sus repercusiones: salvó al capitalismo liberal (al permitir que occidente derrotara a la
Alemania de Hitler en la 2da guerra y al dar al capitalismo un incentivo para reformarse).
Aun en los casos en que ha fracasado la experiencia comunista, el presente de los países ex
comunistas, y presumiblemente su futuro, lleva, y continuará llevando, la impronta específica
de la contrarrevolución que sustituyó a la revolución. Será imposible eliminar la era
soviética de la historia rusa y de la historia del mundo, como si no hubiera ocurrido. Es
imposible que San Petersburgo pueda volver a ser lo que era
en 1914.

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