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E n la víspera de su muer-
te, Santa Bernadette Sou-
birous le confió a una de
sus hermanas de vocación:
“Estoy molida como un grano de tri-
go. Nunca pensé que fuera necesa-
En esas dos frases, se revela un
importante aspecto de la vida de
Bernadette: su ofrecimiento al Señor
como víctima de expiación. Se tra-
ta de una altísima vía, por la cual ca-
minan solamente aquellos que, aten-
cual se halla en los santos cuando el
amor al sufrimiento, en ellos, “alcan-
za cierto grado de magnanimidad que
los impulsa a desear toda clase de pa-
decimientos interiores y exteriores
con el fin de identificarse más con el
rio sufrir tanto para morir”.1 Y cuan- diendo a las santas exigencias de la divino Crucificado y de ayudarle más
do, poco antes de su partida hacia el amistad divina, procuran siempre in- eficazmente en su obra redentora”.3
Cielo, alguien le dijo que iba a pedir- flamarse más en el fuego de la cari- Gran admirador de la vidente de
le a la Virgen que le enviara algún dad y glorificar a Dios en medio de Lourdes, Plinio Corrêa de Oliveira
consuelo, la santa le replicó ense- las tribulaciones. comentó de ella: “Santa Bernadette
guida: “No; nada de consolaciones, Es lo que San Pablo llama “nece- se ofreció como víctima expiatoria y
sino fuerza y paciencia”.2 dad de la cruz” (cf. 1 Cor 1, 18), la fue, de hecho, una víctima de holo-
Sergio Hollmann
ión
ya desde el inicio Ella cuidó de pre- pañada de vómitos de sangre, aneu-
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du
parar a la joven vidente para los su- risma, cólico gástrico y, en los últi-
pro
Re
frimientos que habrían de triturarla mos dos años en esta tierra, caries
“como un grano de trigo”. ósea: “Su pobre cuerpo era el recep-
Bernadette tenía conciencia de Santa Bernadette fotografiada en 1861 táculo de todos los dolores”,9 escri-
por el P. Paul Bernadou
su misión de víctima. Interrogada bía el P. Febvre. Idéntico testimonio lo
cierto día sobre el motivo por el cual dio una de las enfermeras: “Su pobre
Nuestra Señora no la curaba, con- cuerpo no era más que una llaga”.10
testó con toda naturalidad: “Tal vez Ya en su primera A partir del 11 de diciembre de
Ella quiera que yo sufra...”.6 1878, debido al agravamiento del
Muy sugerente, en ese sentido, es
aparición, la tumor de la rodilla, la enferma ya
un episodio ocurrido cuando yacía Santísima Virgen nunca se pudo levantar de su lecho.
inválida en el lecho de los dolores. Cualquier movimiento constituía
Su superiora entró en la enfermería le dijo: “No te una tortura para ella. Como no lo-
y, a guisa de saludo, le preguntó con graba dormir, las largas noches de
una amable sonrisa:7
prometo hacerte insomnio eran un azote más.
—¿Qué haces aquí, perezosa mía? feliz en este mundo, “Mi pasión durará
—Madre, mi oficio.
—¿Y qué oficio es el tuyo, hija pero sí en el otro” hasta la muerte”
mía? Todo ello, no obstante, era casi
—Mi oficio es el de estar enfer- nada en comparación con los sufri-
ma. Una cascada de flagelos mientos de alma, como lo atestigua
Cuyas palabras equivalían a de- La divina Providencia aceptó con uno de sus biógrafos: “En los últimos
cir: “Mi oficio es sufrir como vícti- voracidad, por así decirlo, el sufri- años de su vida fue asaltada por te-
ma expiatoria”. El P. Febvre, cape- miento de la santa de Lourdes e im- rrores morales, mil veces más terri-
llán del convento y confesor de Ber- presiona la cascada de flagelos que bles que los dolores físicos”.11
nadette, también nos dejó este va- cayeron sobre ella. La propia santa le confió a una
lioso testimonio: “Su ambición, que Desde el principio de las aparicio- enfermera que trataba de darle un
escondía como mejor podía, era la nes fue sometida a un afligido acoso poco de alivio en una de las frecuen-
de ser víctima por el Sagrado Cora- psicológico no sólo por personas pia- tes crisis de asma: “Es muy doloroso
zón de Jesús”.8 dosas y movidas por verdadera devo- no poder respirar, pero mucho más
1
LAURENTIN, Réné. Vie de 3
TANQUEREY, Adolphe. La 5
RAVIER, SJ, André. Les écrits 6
LAURENTIN, René. Berna-
Bernadette. Paris-Lourdes: divinización del sufrimiento. de Sainte Bernadette et sa voie dette vous parle. Paris: P. Le-
Desclée de Brouwer; Œuvre Madrid: Rialp, 1955, p. 218. spirituelle. 2.ª ed. Paris: P. Le- thieleux, 1987, p. 203.
de la Grotte, 1978, p. 245. thielleux, 1980, p. 66.
4
CORRÊA DE OLIVEIRA, 7
Cf. BORDENAVE, Marie-
2
Ídem, p. 249. Plinio. Conferencia. São Paulo, -Thérèse. Bernadette: la confi-
15/4/1967.
ión
confirmado por la propia santa que, recompensa, ya en esta tierra, con
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en la víspera de su muerte, le contó una felicidad inefable. La unión que
pro
Re
a una de sus hermanas de vocación: se establece con el Amado se vuel-
“Mi querida hermana, tengo miedo. ve para ellas fuente de júbilo y paz,
He recibido tantas gracias y las he Restos mortales de la santa, imposible de ser superada por cual-
fotografiados durante el velatorio
aprovechado tan poco”.15 quier gozo o satisfacción natural.
Recibió la extremaunción a fina- Los que no son capaces de elevar
les de marzo de 1879. Dos semanas sus ojos por encima de las cosas del
después, un Domingo de Pascua, le Murió “molida como mundo jamás comprenderán ese su-
reveló a la enfermera: “Mi pasión blime arcano, porque, conforme en-
durará hasta la muerte”.16 Bien po-
un grano de trigo”, seña el Apóstol, “el mensaje de la
dría haber dicho más precisamente: cumpliendo por entero cruz es necedad para los que se pier-
“Mi pasión se irá agravando hasta el den” (1 Cor 1, 18).
último instante de vida”. su doble misión de con “¿Dónde está el sabio? ¿Dónde
De hecho, el caminar hacia su está el docto? ¿Dónde está el sofista
desenlace fue un lento y torturan-
fidente de la Inmacu de este tiempo?”, se pregunta. “¿No
te cortejo rumbo al holocausto, que
sólo llegaría a producirse el 16 de
lada Concepción y de ha convertido Dios en necedad la sa-
biduría del mundo? Y puesto que, en
abril de 1879. víctima expiatoria la sabiduría de Dios, el mundo no co-
Por un singular designio de la Pro- noció a Dios por el camino de la sa-
videncia, la muerte de Santa Berna- biduría, quiso Dios valerse de la ne-
dette presenta algunos rasgos de si- sa señal de la cruz, inclinó la cabeza cedad de la predicación para salvar a
militud con el supremo sacrificio del y expiró apoyada en el brazo de una los que creen” (1 Cor 1, 20-21).
Calvario: a las tres de la tarde, abrió de las religiosas que tuvieron la gra- El mundo, nuestro tan contur-
los brazos en cruz, dijo que tenía sed cia de presenciar la muerte de una bado mundo, lleno de incertidum-
y pidió un poco de agua; la enferme- gran santa. bres, conflictos y dramas, ¿no se-
ra embebió en agua un algodón y lo Murió, en efecto, “molida como ría un poco más feliz si, como San-
comprimió en sus labios, para que un grano de trigo”, cumpliendo por ta Bernadette, amara más a María
pudiera absorber algunas gotas. A entero su doble misión de confiden- Santísima y supiera entender el va-
continuación, se recogió profunda- te de la Inmaculada Concepción y lor del sufrimiento y la “necedad de
mente, trazó una amplia y majestuo- de víctima expiatoria. la cruz”? ²