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DE LA IGLESIA CATÓLICA
POR LOS MORIBUNDOS
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SEÑALES DE MUERTE PRÓXIMA
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JACULATORIAS
En vuestras manos, Señor, encomiendo mi
espíritu
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Ángel santo, custodio mío, acompañadme a la
presencia de Dios.
SUGERENCIA
Mientras el que asiste vaya sugiriendo al enfermo estas
jacu-latorias, los demás parientes y amigos se hincarán de
rodillas delante del Santo Cristo y de la imagen de María
Santísima en el mismo aposento del enfermo o en otro, y
rezarán el san-to Rosario y las Letanías de Nuestra
Señora Virgen María. Así podrán ayudar mejor al
enfermo que no estando alrededor de la cama llorando,
gimiendo y aumentando la pena al pobre moribundo.
ORACIÓN
¡Oh Dios de bondad, Dios clemente, Dios que, se-
gún la multitud de tus misericordias, perdonas a los
arrepentidos, y por la gracia de una entera
remisión borras las huellas de nuestros crímenes
pasados!
Dirige una mirada compasiva a tu siervo (a) N.;
recibe la humilde confesión que te hace de sus
culpas, y concédele el perdón de todos sus pecados.
Padre de misericordia infinita, repara en él todo lo
que co-rrompió la fragilidad humana y manchó la
malicia del demonio; júntale para siempre con el
cuerpo de la Iglesia, como miembro que fue
redimido por Jesu-cristo. Ten, Señor, piedad de sus
gemidos, compadé-cete de sus lágrimas, y puesto
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que no espera sino en tu misericordia, dígnate
dispensarle la gracia de la perfecta reconciliación.
Por Jesucristo, nuestro Se-ñor. Amén.
ORACIÓN PARA ALCANZAR
UNA BUENA MUERTE
¡Jesús, Señor, Dios de bondad, Padre de
misericor-dia! Yo me presento ante Vos con un
corazón contri-to, humillado y confuso, y os
encomiendo mi última hora y lo que después de ella
me espera.
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Cuando mi cara, pálida y amoratada, cause lásti-
ma y terror a los circunstantes, y mis cabellos
baña-dos del sudor de la muerte, erizándose en mi
cabeza, anunciaren que está cercano mi fin.
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Cuando derramare mis últimas lágrimas, sínto-
mas de mi destrucción, recibidlas, Señor, como un
sacrificio de expiación; a fin de que yo muera como
víctima de penitencia, y en aquel momento terrible.
JACULATORIAS
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RECOMENDACIÓN DEL ALMA
Según el Ritual Romano Tradicional
LETANÍA DE LOS AGONIZANTES
Señor, ten piedad
de N.
Cristo,
Señor,
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San Esteban, ruega
por N.
San Lorenzo,
Santos Mártires, rogad
por N.
San Silvestre, ruega
por N.
San Gregorio,
San Agustín,
Santos Pontífices y Confesores, rogad
por N.
San Benito, ruega
por N.
San Francisco,
San Camilo, ruega
por N.
San Juan de Dios,
Santos Monjes y Ermitaños, rogad
por N.
Santa María Magdalena, ruega
por N.
Santa Lucía,
Santas Vírgenes y Viudas, rogad
por N.
Santos y Santas de Dios,
Sé propicio, perdónale,
Señor
Sé propicio, líbrale,
Señor
Sé propicio, ayúdale,
Señor
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De tu cólera, líbrale,
Señor
Del peligro de la muerte,
De la mala muerte,
De las penas del infierno,
De todo mal,
Del poder del demonio,
ORACIÓN
Sal de este mundo, alma cristiana,
PRECES
Señor: Recibe a tu siervo en el lugar de la
salvación
que espera de tu misericordia.
R. Amén.
R. Amén.
R. Amén.
R. Amén.
R. Amén.
R. Amén.
R. Amén.
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R. Amén.
R. Amén.
R. Amén.
R. Amén.
Señor: Libra su alma, como libraste a Susana del
falso testimonio.
R. Amén.
Señor: Libra su alma, como libraste a David de
las manos de Saúl y Goliat.
R. Amén.
Señor: Libra su alma, como libraste a San Pedro
y
San Pablo de las prisiones.
R. Amén.
R. Amén.
ORACIÓN
Te recomendamos el alma de tu siervo (a) N., y te
pedimos Señor Jesucristo, Salvador del mundo, por
la misericordia con que bajaste por ella del cielo,
que no le niegues un lugar en la morada de los
Santos Patriarcas.
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de él (ella) N. en el esplendor de tu gloria. Ábransele
los cielos y regocíjense los Ángeles con su llegada.
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Que la bienaventurada y clemente Virgen María,
Madre de Dios, piadosísima consoladora de los afli-
gidos, encomiende a su Hijo el alma de su siervo (a)
N., para que por su intercesión maternal no tema
los horrores de la muerte, sino que entre gozoso en
su compañía en la deseada mansión de la Patria
celes-tial. Amén.
SALMO 6
Oración del afligido que acude a Dios
Gloria.
Oración
SALMO 31
Acción de gracias de un pecador perdonado
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Mientras callé se consumían mis huesos, rugiendo todo el
día, porque día y noche tu mano pesaba sobre mí; mi savia se
me había vuelto un fruto seco.
Gloria.
Oración
SALMO 37
Oración de un pecador
en peligro de muerte
30
Señor mío, todas mis ansias están en tu presencia, no se te
ocultan mis gemidos; siento palpitar mi corazón, me abando-
nan las fuerzas, y me falta hasta la luz de mis ojos.
Gloria.
31
Oración
SALMO 50
Misericordia, Dios mío
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Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pe-
cado: contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que
abo-rreces.
33
Señor, por tu bondad, favorece Sión, reconstruye las mura-
llas de Jerusalén: entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos, sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria.
Oración
SALMO 101
Deseos y súplicas de un desterrado
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olvido de comer mi pan; con la violencia de mis quejidos, se
me pega la piel a mis huesos.
35
Él agotó mis fuerzas en el camino, acortó mis días; y yo
dije: “Dios mío, no me arrebates en la mitad de mis días”.
Gloria.
Oración
SALMO 129
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Desde lo hondo a ti grito, Señor
Gloria.
Oración
37
SALMO 142
Lamentación y súplica ante la angustia
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Recuerdo los tiempos antiguos, medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos y extiendo mis brazos hacia
ti: tengo sed de ti como tierra reseca.
Gloria.
Oración