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78 ¿QUÉ ES LA ESPIRITUALIDAD BÍBLICA?

el aposento nupcial de su Reino» (p. 1.061). «...para que sea 2


alegrada en el aposento de las bodas de tu reino», «...renuéva-
me en tu aposento nupcial» (p. 1.122). «...todos los difuntos se Accesos a la espiritualidad bíblica
alzarán con lámparas encendidas para poder entrar con el
Novio en el aposento nupcial» (p. 1.166). «...al reino celestial
para tus bodas de luz» (p. 1.405). «...del número de los invi-
tados a tus bodas..., no excluyas a nuestro hermano. Que
no sea como el necio que no se vistió el vestido de boda, que Asombro
no se siente en las tinieblas como las cinco vírgenes necias»
(p. 1.402). Asombro como liberación
Antes de nada, conviene llamar la atención sobre un problema
Imagen de la Iglesia lingüístico (que, por lo demás, no es el único en la relación
entre Nuevo Testamento y mística; véase en el apartado «Ser
Para la liturgia, la Iglesia es la novia de Cristo. Este modo de uno»): en la mística posterior (especialmente desde el Maestro
hablar de la novia es en este caso un camino antiguo y trilla- Eckhart), «vaciarse» significa algo positivo, una experiencia
do para hacer afirmaciones sobre la Iglesia. espiritual fundamental; por el contrario, en el Nuevo Testa-
En la dedicación de San Juan de Letrán (Roma): «Ella es, mento y en escritos afines el «vacío» está lleno de connota-
Señor, la madre de todos los vivientes, vida y salvación de ciones negativas. Significa lejanía de Dios y carencia de valor.
todos cuantos creen en ti. Ella es la novia de tu Cordero, abso- Un espíritu vacío es, según el Pastor de Hermas, un espíritu
lutamente límpida en el resplandor de la gloria de éste. Por sin valor, diabólico.
ella, Padre de bondad, soportó tu Unigénito la cruz y venció al Por el contrario, al significado positivo del vaciamiento en
enemigo...». - (Texto paralelo:) «Ella es la verdadera casa de la mística posterior corresponde en la literatura cristiana pri-
oración..., aquí habita tu gloria, la sede de la verdad inmuta- mitiva una palabra totalmente diferente: «poder asombrarse»
ble, el santuario del amor eterno. Ella es la Novia amada y y «asombrarse».
única que Cristo adquirió con su sangre y vivificó con el En el cristianismo primitivo, «asombrarse» es siempre la
Espíritu Santo» (Corpus Praef., nn. 983 y 984). reacción ante una sorpresa y, por consiguiente, significa verse
«...santificas continuamente a la Novia de Cristo, la libre de expectativas. Las expectativas que se vinculan con
Iglesia, para que, como madre, se alegre por su innumerable Jesús no son elevadas. Pues ¿qué se puede esperar del hijo de
prole y entre en tu gloria celestial» (Corpus Praef., n. 896). un carpintero de Nazaret? Pero luego los hombres se asom-
«Así, hay dones imperecederos de amor espléndido. Así bran de sus hechos. Se ven ante algo absolutamente inédito.
dio el Novio a la Novia regalos espléndidos, a saber, agua Preguntan: «¿Quién es éste?», porque sus conceptos y catego-
viva. En un solo y único baño se lava la Novia para agradar al rías resultan insuficientes. Sin embargo, también donde se
Novio. Éste le dio el aceite de la alegría. La llamó a su mesa habla de ello con detenimiento, la pluralidad de los «nombres
y la sació de trigo, la llenó de vino suave. Le otorgó la justicia de Jesús», es decir, de títulos y nombres con que se intentaba
como ornamento. Le regaló un vestido guarnecido con el oro describir el misterio de su individualidad, aparece como signo
de muchas dotes. Expuso su vida por ella...» (Corpus Praef., de esa falta de recursos. No obstante, dicha falta de recursos
n. 592). tiene también su lado positivo; supone reconocer que no se
sabe, abandonar prejuicios, eliminación de posiciones cerra-
das en beneficio de una ignorancia fructífera. Pues reconocer
que no se sabe, o -formulado a la manera neotestamentaria-
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el desconcierto, siempre puede ser el principio de un camino na se encuentran en un hecho nuevo. Dios se hace hombre. Lo
nuevo y positivo. Precisamente esta crisis es lo que más tarde que era desde siempre ha seguido siendo la naturaleza divina,
se llamará vaciamiento (de nociones anteriores a las que se que ha elevado hasta sí lo que sólo en el tiempo ha llegado a
ha tomado cariño, pero que en el momento actual no son ya ser. Pero con ello ni se mezcló ni se dividió».
adecuadas). Los misterios asombrosos se consideran especialmente en
El logion 2 del Evangelio de Tomás reza así: «Dijo Jesús: los prefacios:
"El que busca no debe dejar de buscar hasta que encuentre. Y
cuando encuentre se estremecerá, y tras su estremecimiento se «Es éste un maravilloso misterio de la fe: ser muerto entra-
llenará de admiración y reinará sobre el universo invisible"». ña alabanza; haber matado entraña condena. Es ésta una
Esta palabra de Jesús nos pone ante los ojos un camino: guerra santa en la que unos mueren realmente, y los otros
buscar, encontrar, estremecerse, admirarse, reinar. En el mar- sólo en apariencia. Es ésta una lucha singular: el que hiere
co del lenguaje habitual del cristianismo primitivo, esta de forma aniquiladora a los otros se somete a la muerte, al
secuencia se ha de resolver así: vencedor lo persigue el diablo con cólera ardiente, pero a
los que son asesinados viene en lo sucesivo a socorrerles
Buscar: ser curioso, estar en camino hacia el saber, preguntar, Cristo con la fuerza de la paciencia. El diablo es castigado
admitir que se busca y todavía no se tiene. con el asesino, con los asesinados triunfa Cristo, el diablo
Encontrar: llegar a una comprensión teológica, por ejemplo precipita a sus siervos consigo al infierno, Cristo conduce
sobre un pasaje de la Escritura (Antiguo Testamento). a sus mártires al reino celestial» (Corpus Praef, n. 223).
Estremecerse: darse cuenta de que las posibilidades humanas «Para conducirnos al excelso reino celestial, Jesucristo no
tocan a su fin, porque con Dios no cabe hacer otra cosa rehuyó morir despreciado y recorrer el infierno. Así quiso
que estremecerse ante su grandeza. él... regalar y derramar la maravillosa y dulce vida eterna
Admirarse: dejarse sorprender (especialmente, por la fascina- sobre aquellos por los que había tomado el amargo trago
ción de Dios), constatar que ninguno de los cajones de la hiél. Así quiso llevar al cielo, coronados con esplén-
corrientes basta ya para meter lo nuevo. dida corona, a aquellos por quienes portó en la cabeza
Reinar: «ser rey» no es, como en nuestro lenguaje, la descrip- la corona de espinas. Pues pueden ascender al cielo en
ción de un señorío que se ejercita contra otros y a su costa, maravillosa carrera aquellos por quienes él, atormentado
sino que significa una libertad radical con respecto a todos con látigos, subió al patíbulo de la cruz» (Corpus Praef.,
los límites y a todo lo que coarta y abruma, incluso con n. 497).
respecto a la muerte, por ejemplo.
«Él es el Cordero de Dios que quita los pecados del mun-
do. Sacrificado, no muere nunca, sino que vive para siem-
Tanto por la descripción que hace de un camino (véase
pre, aunque fue muerto» (Corpus Praef., n. 865).
antes en «Camino»), como debido también a su intensa acen-
tuación de la liberación, el logion 2 del Evangelio de Tomás es «Tú no quisiste que la despedida del hombre de su cuerpo
un testimonio muy importante y representativo de la primitiva terreno significara su final, sino sólo un sueño. Así, en esa
espiritualidad cristiana. despedida para el sueño le diste fuerza con la confianza en
la resurrección. Pues la condición viviente de los que
Misterios maravillosos creen en ti no es suprimida, sino trasladada al cielo. La
vida de tus elegidos no termina, sólo se transforma. Pues
En la antífona del Benedictus de las Laudes del día 1 de enero, ni las distintas muertes ni los diferentes modos de perecer
se dice en la liturgia cisterciense de las horas: «Hoy se pro- resisten a tu fuerza para restaurar al hombre... La tierra lo
clama un asombroso misterio: la naturaleza divina y la huma- devolverá vivo de nuevo, y al que reviva se le restituirá
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todo lo que se le arrebató. Así se revestirá de inmortalidad, Dios entre los hombres, ante su presencia santa, poderosa y
cuando se haya despojado de la mortalidad» (Corpus auxiliadora.
Praef., n. 225). Evidentemente, éste es un rasgo de la espiritualidad cris-
tiana primitiva que nos resulta tanto más extraño cuanto que
Estos textos viven de las antítesis entre muerte y vida, en nuestros días teólogos de prestigio proclaman que en el
mortal e inmortal, Dios y hombre. ¿Y dónde pueden dichas cristianismo se da la definitiva liberación de todo miedo. Pero
antítesis ser más intensas y chocar entre sí de forma más mara- frente a esto sigue estando la palabra de Jesús, según la cual
villosa que allí donde se trata del Dios creador? El orante los hombres no han de tener miedo al diablo, sino a Dios. Así,
agrupa en antítesis los datos de la historia de salvación a él Mt 10,28: «Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no
confiada. De ese modo surgen afirmaciones que por su densi- pueden matar lo más íntimo de vosotros; temed más bien a
dad son únicas y constituyen una meditación «cumplida». Dios, que puede llevaros a la perdición tanto exterior como
Esto significa que con los textos litúrgicos del primer interiormente en el infierno». Cabe preguntarse si en un libro
milenio se debe poner explícitamente en primer plano el dra- que pretende acercar la espiritualidad bíblica a los hombres
matismo del obsequio de Dios al hombre, la asunción del conviene incluir, después de todo, estos pasajes sobre el temor
hombre en Dios, la «aparición», el «trueque», la «transforma- y el temblor. ¿No es la espiritualidad precisamente esa viven-
ción», la «participación» o como quiera que se haya denomi- cia capaz de hacernos sentir a gusto con un grupo y su culto?
nado. O, lo que es lo mismo, que con el tema «Dios» se ha de En ese contexto, ¿no resulta demasiado perturbador hablar de
recuperar también el tema «Dios y hombre». temor, miedo y temblor?

Temor y temblor Concreción

Cuando Pablo se presenta ante un auditorio desconocido para Flp 2,12-15: «Asípues, queridos míos, de la misma mane-
él, al que quiere ganar para el Evangelio, le invade el temor y ra que habéis obedecido siempre, no sólo cuando estaba
temblor. Por tanto, no un afán misionero de conquista ni una presente, sino mucho más ahora que estoy ausente,
victoriosa conciencia de sí, sino miedo. No miedo a los hom- emprended con temor y temblor el camino hacia vuestra
bres, sino un miedo motivado por el hecho de que lo que debe salvación, pues tenéis que hacerlo con Dios. Sólo él
transmitir es la presencia santa de Dios. Porque con sus pala- puede, según su beneplácito, daros la fuerza para el que-
bras y entre sus manos sucede lo más decisivo que puede rer y el obrar. Hacedlo todo sin murmuraciones ni discu-
suceder: el Espíritu Santo alcanza definitivamente a los hom- siones para que seáis irreprochables y sencillos hijos de
bres. Dios mismo viene a los corazones en los que quiere Dios sin tacha, en medio de una generación perversa y
habitar. La palabra que Pablo transmite pretende encontrar eco depravada. Entonces seréis como la luz. del mundo».
y respuesta en los hombres. Éste es el acontecimiento decisi-
vo y arriesgado. De modo parecido se lo dice también Pablo a En éste, como en otros lugares, a Pablo le gusta la alter-
los cristianos: trabajad con temor y temblor por vuestra salva- nancia de elementos contrastantes: por un lado, miedo con
ción (Flp 2,12b). Por tanto, cuando luego los cristianos den temor y temblor; por otro, confianza sin límites. Pues Dios da
respuesta a su fe con sus obras, también deben dejar espacio, la fuerza para el querer y el obrar. ¿Qué más necesitamos?
a su vez, tímida y respetuosamente, a la actividad del Espíritu La Biblia no distingue, como nosotros, entre temor y
en sí mismos. Pues ahí actúa Dios. miedo. Cuando Jesús habla del miedo a Dios, quiere signifi-
En la historia de la religión judía, el temor y el temblor son car aquel al que la Biblia puede denominar «Terror de Jacob».
siempre la reacción ante la teofanía, ante la manifestación de A nuestra época no hay que enseñarle el miedo, precisamen-
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te. Todavía tenemos metidos en los huesos las guerras mun- estremecimiento te recorre el cuerpo, se diluye la confusión de
diales y el terrorismo, la Gestapo y la Stasi. voces y, de forma unánimemente clara y rotunda, se escucha:
Pero ¿miedo a Dios? ¿No es eso una recaída en la edad qados, gados, qados, elohim Adonai ebaot maleu hasamayim
Media? Muchas personas dicen que en su juventud fueron wahaare kebodo ("Santo, santo, santo es Dios, el Señor de los
educadas religiosamente con el miedo al infierno. Si se some- ejércitos. El cielo y la tierra están llenos de su gloria"). He
te tal afirmación a control, normalmente no queda mucho de oído», sigue escribiendo, «el sanctus, sanctus, sanctus de los
ella, sólo un papel absolutamente determinado de la Iglesia. cardenales en San Pedro, el swiat, swiat, swiat en la catedral
Ésta ha de seguir respondiendo de todos los miedos que los del Kremlin y el hagios, hagios, hagios del patriarca de Jeru-
hombres han tenido siempre y que supuestamente ella les ha salén. Sea cual sea la lengua en que resuenen estas palabras,
infundido. la más sublimes que han brotado nunca de labios humanos, se
Pero precisamente en este punto conviene distinguir con meten siempre en los cimientos más hondos del alma, pertur-
bando y agitando con poderoso estremecimiento el misterio
ayuda de la palabra de Jesús. El miedo a Dios no es difuso ni
de lo ultramundano que ahí abajo duerme». Santo, santo, san-
desesperanzado, como lo es, por lo demás, el miedo a los po-
to. Pero Dios como tal susurra... ¡Qué contraste con el Zeus
derosos imprevisibles. Pienso en Moisés ante la zarza ardien-
tonante de los griegos!
te. Dios le dice: «Quítate los zapatos, pues ésta es tierra san-
ta». Santo es Dios mismo, como un tabú, pues él es a la vez La primera diferencia con respecto al espanto corriente es
origen de la vida y de la muerte, amenaza y origen. No lo olvi- ésta: este miedo no paraliza, pues este Dios cercano es un
demos: precisamente porque Dios se nos ha acercado en Dios que nos impulsa. Es, en efecto, el Creador. Por eso dice
Jesucristo, está también cerca como juez. E incluso los iconos Pablo que el amor de Cristo lo impulsa, lo empuja y le mueve
de Cristo de la Iglesia oriental dicen algo de la santidad inac- a la acción. Así, el Dios creador, que sigue siendo, pese a todo,
cesible de Dios. Por eso advierten los monjes que uno puede el Dios inconcebiblemente grande, es con nosotros como
volverse loco si los contempla mucho tiempo a solas. quien dirige nuestra mano. Antes se hacía eso al aprender a
La primera regla de toda teología reza así: Dios es santo e escribir: se le llevaba al niño la mano. Para ello el niño se sen-
inconcebiblemente grande. Y la segunda regla dice: todavía taba en el regazo de su madre. Así ocurre con Dios. Lo que
más inconcebible que su grandeza es su amor. Pero ambas espera de nosotros lo hace llevándonos la mano. Un Dios
afirmaciones van juntas, y precisamente en ese orden. Sólo maternal, tierno, tan cercano a nosotros que oímos latir su
porque es el Dios grande y santo, puede también llevarnos de corazón. Hondo respeto, pues, no tanto ante el cielo estrellado
la mano. Sólo porque está más cerca de nosotros que nosotros que se extiende sobre nosotros, cuanto ante la obra de Dios
mismos, podemos abandonarnos a él. Sólo porque es tan por nosotros, en nosotros. Él nos lleva la mano, pero nosotros
inconcebiblemente grande, puede protegernos de todo, inclu- debemos escribir. Nos da el dinero, pero nosotros hemos de
so de las consecuencias de nuestro obrar incorrecto. En el gastarlo. Debiéramos escuchar con mayor esmero el corazón
texto de Flp 2,12-13 se combinan de manera única ambas de Dios; entonces sabríamos también lo que Dios quiere. Sólo
cosas: la grandeza de Dios y su ternura. Pero su ternura es una se puede oír crecer la hierba cuando uno se inclina muy pro-
maravilla entre las maravillas, que nos deja casi atónitos, pre- fundamente. Pero cuando intentamos escuchar así a Dios, no
cisamente porque quien tan bueno se muestra con nosotros es necesitamos buscar por mucho tiempo. Siempre y cuando no
verdadera y realmente Dios. nos precipitemos a cubrir de excusas el lenguaje del corazón.
En el Apocalipsis, el vidente Juan escucha el «Santo, Y ésta es la segunda diferencia con respecto al miedo
santo, santo» cantado junto al trono de Dios. En el siglo xx, corriente. En el miedo ordinario, uno ha de preocuparse de su
este cántico se convirtió para el filósofo de la religión Rudolf vida y ver cómo escapa al miedo. En el miedo ante el Justo,
Otto en la vivencia central. Así describe él su experiencia en apartamos la vista de nosotros. No queda entonces tiempo
una mísera sinagoga de Marruecos: «De repente, mientras un
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para fijar la mirada en nosotros mismos. El miedo corriente 2 Co 4,6-11: «Este servicio lo estableció Dios al decir:
nos paraliza, pues tenemos miedo al fracaso. "Donde había tinieblas brille la luz". Dios mismo se ha
Pero Pablo nos dice: precisamente cuando estáis con te- convertido en la luz ele nuestros corazones y nos ha hecho
mor y temblor ante él, no tenéis que temer al fracaso, pues percibir su gloria radiante que brilla reflejada en la faz de
Dios lleva vuestra mano. Sólo ahí se encuentra el mayor Jesucristo. Dicha gloria es un tesoro inconmensurable que
miedo con el mayor consuelo, el temor y temblor con la con- guardo en mi cuerpo como en una vasija de barro. Con
fianza en que este Dios está, después de todo, tan cerca de esto queda perfectamente claro que el copioso poder que
nosotros como una madre. poseo procede de Dios y no de mí mismo. Esto se mani-
Pablo dice: no debéis tener miedo de vosotros mismos. fiesta también en mi destino: continuamente me veo en
Eso ocurre cuando uno fija la mirada únicamente en sí mismo. aprietos, pero nunca desesperado, constantemente me veo
Sólo cuando miráis a Dios quedáis liberados de la torre de en mil apuros, pero nunca desesperanzado. Soy persegui-
marfil del miedo al fracaso. Pues cuando miráis a Dios tenéis do, pero no abandonado por Dios; soy difamado, pero no
la capacidad, el derecho y el deber de dejaros regalar algo. Así me hundo. Diariamente llevo el sufrimiento y la muerte de
nos lo exige de manera terminante Pablo: ¡arrojad vuestras Jesús en mi propio cuerpo. Pero siempre me salva visible
preocupaciones en el Señor! y manifiestamente la fuerza de vida procedente de Jesús.
Pues mientras vivo me veo expuesto continuamente a la
muerte por causa de Jesús. Así ha de hacerse visible tam-
Sufrimiento bién en mi cuerpo mortal la fuerza de vida procedente de
Jesús. Por eso se puede decir que de mi lado actúa la
Son muchos los seres humanos y animales que sufren en el muerte; del vuestro, por el contrario, la vida».
mundo entero. ¿No queda el sufrimiento minimizado cuando
se sitúa bajo el epígrafe de la «espiritualidad»? ¿Qué significa esto para el cristiano concreto? Los sufri-
mientos y menoscabos que menciona Pablo no son infeccio-
Parte del sufrimiento de Cristo nes de cualquier tipo, sino perjuicios que llegan hasta la tortu-
ra física y que el cristiano debe aceptar a causa de su fe y por
A juicio de Pablo, los malos tratos y fatigas que él tiene que defender ésta valientemente. Esto queda patente en el conoci-
soportar son idénticos al sufrimiento que padeció Jesús, son do pasaje de Hechos de los Apóstoles (9,4) donde a Pablo,
una parte de él. No van del todo desencaminados quienes en perseguidor de los cristianos, se le aparece Jesús resucitado y
esta concepción de su ministerio ven también la clave para le pregunta con tono de reproche: «Saulo, Saulo, ¿por qué me
comprender la teología de Pablo. El apóstol está inserto, junto persigues?». Esto significa, sin duda, que cuando Pablo persi-
con toda su actividad, en el hacer del Mesías Jesús. Ésta es la gue a los cristianos, persigue a Jesucristo mismo. Esto es así
diferencia con respecto a los no cristianos y a los animales: precisamente porque, según Pablo, la Iglesia es el cuerpo de
Pablo experimenta su sufrimiento de otra manera. Así, éste no Cristo. Cuando en un cuerpo un miembro sufre, los demás
permanece mudo y sin sentido, sino que adquiere su sentido sufren con él. Pablo llama a esto «sim-patía». Pues en el cuer-
porque está inserto en el apostolado de Pablo. Así, Pablo no se po de Cristo se puede decir aquello de «...juntos en la cárcel,
lamenta en tono quejumbroso de todo cuanto le causa dolor, juntos en el castigo». O, formulado de manera más agradable:
ni culpa a los demás, sino que ve su camino de sufrimiento donde quiera que un cristiano sufre a causa de su fe o como
como parte de la lucha de Dios por el mundo. Ve su vida y su cristiano, los demás sufren con él. Un sufrimiento compartido
misión como una unidad indivisible. En su sufrimiento se pro- se convierte de este modo en medio sufrimiento; no se trata,
longa el servicio de Jesús, y en sus persecuciones ve la per- sin embargo, de un proceso psíquico, sino que está funda-
manente resistencia del mundo a Dios. mentado en la concepción paulina (y probablemente también
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ya jesuánica) de la Iglesia. Ya en Jesús se pueden descubrir Así, la experiencia de sufrimiento y persecución es cual-
indicios de la concepción según la cual el Hijo del hombre quier cosa menos agradable; pero se trata de una percepción y
-ese «nombre» de Jesús- posee una dimensión eclesial, «co- ratificación indudable de la afirmación de fe que se anuncia ya
lectiva», desde su origen en Dn 7, dimensión que nunca per- en las palabras de Jesús según el evangelio de Juan: «Si me
dió tampoco en el Nuevo Testamento. Así, por ejemplo, según lian perseguido a mí, también a vosotros os perseguirán» (Jn
Mt 19,28, los doce discípulos gobernarán como discípulos 15,20). Si los discípulos y discípulas han de experimentar
ejemplares cuando gobierne el Hijo del hombre. Y en el ahora de manera punzante lo anunciado por el Maestro, con
Apocalipsis del vidente Juan, los cristianos reinarán juntos ello se ratifica dolorosamente la afirmación fundamental de
como reyes (por ejemplo, según 20,6). Por tanto, existen real- Jesús sobre la incompatibilidad de Dios e injusticia.
mente indicaciones de que desde el comienzo, o al menos En este punto estriba el misterio oculto del sufrimiento de
desde muy pronto. Jesús por principio no está solo, sino siem- todos los perseguidos y mártires: con ellos, en ellos y para
pre con sus discípulos. Ahí se encuentra la razón por la que ellos es ya real el mundo nuevo e invisible de Dios. Si el dolor
tampoco el sufrimiento del cristiano concreto es su desgracia tiene un misterio y un futuro, si no es infinito ni carece de
particular, sino, en realidad, parte del sufrimiento de esperanza, y hasta se sufre por dicha esperanza, la evidencia
Jesucristo. del dolor es mejor que nada.
Esto significa que cada cristiano forma parte de la prime-
ra línea de frente en la lucha entre Dios y el mundo. Lo cual
supone sufrimientos que pueden llegar hasta los tormentos
físicos. Si el cristiano es un puesto avanzado de Dios, tampo- Paciencia
co puede ser de otro modo. Pues cuando la marea es muy alta,
cada metro de declive cuenta. La paciencia, descalificada
Ya el Antiguo Testamento ve el sufrimiento de todos los
justos «reunido» en la imagen del siervo de Dios. En nuestro Como es bien sabido, Karl Marx y Friedrich Engels estudia-
tiempo, el cristianismo se ha convertido de nuevo en una reli- ron teología (evangélica) durante los años 1839-1841 en la
gión de los mártires (16.000 al año). Universidad de Bonn, principalmente con Bruno Bauer, y ya
La concepción que cada uno tiene de su sufrimiento es en ese tiempo desarrollaron, a propósito de los gemidos de la
decisiva, y eso es lo que le permite también soportarlo. Lo que criatura según Rm 8,22, la concepción de que el cristianismo
sufre no es un infortunio casual, sino que lo vincula con hace visibles, ciertamente, los sufrimientos, pero se limita a
Cristo. Y lo que a otros podría parecerles castigo por la propia dar a los hombres buenas palabras (K. MARX, Frühschriften,
conducta errada forma en realidad parte del orden futuro, es 1953, pp. 207, 224). Lo que ahora importa, según dicha con-
en verdad honor y gloria escondida del mundo venidero. Pues cepción, es tomar finalmente en las manos los destinos del
el sufrimiento que uno soporta por causa de Cristo participa mundo y poner «remedio». El cristianismo no es más que
del total contraste de valores existente entre el mundo futuro «opio del pueblo» (éstos son sus términos exactos).
y éste. Dicho contraste significa para él dolor y tormento, que También el capitalismo tiene su propia modalidad de im-
puede llegar hasta el martirio. Se trata, por consiguiente, de paciencia. Así, la desvalorización de la paciencia es en gene-
una experiencia de cómo de lo viejo sale lo nuevo, pero tam- ral un derivado de la secularizada idea de progreso de la
bién de que la «jerarquía de valores» de Dios está en total opo- Ilustración.
sición a la que normalmente cuenta algo. Desde esa época se acostumbró a descalificar la paciencia
Por consiguiente, el sufrimiento del cristiano significa en y se puso en su lugar la palabra «cambio». Pues «paciencia»
realidad distinción y elección. Lo que habitualmente parece equivale a una infinita y absurda promesa vana para el arreglo
ser oprobio, es en realidad gloria de Dios. con los poderosos.

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