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Leyes nacionales

Doctores Juan Aníbal Massini y Abel Catz


Dirección de Información Parlamentaria

La producción de leyes en sentido formal es la actividad principal del Congreso, a


tal punto que una de las notas características de dichos actos es
precisamente que emanan del órgano legislativo. Y la otra, es que debe respetarse
el procedimiento fijado en el texto constitucional. La doctrina diferencia
este tipo de ley —en sentido “formal”— de la norma que tiene alcance general y que
es, por tanto, “ley” en sentido “material”, independientemente del órgano
que la emite. Por ello, no todas las leyes “formales” lo son en sentido “material”
(por ejemplo, una ley del Congreso de alcance individual o que carece de
contenido normativo); y tampoco todas las leyes “materiales” lo son en el sentido
“formal” (como los decretos del Poder Ejecutivo, cuyo contenido normativo
sea de alcance general).

Desde otro punto de vista, las leyes pueden clasificarse en nacionales y


provinciales, según que el órgano legislativo correspondiente pertenezca al ámbito
nacional o provincial, respectivamente. El reparto de competencias entre ambos
niveles surge de la Constitución Nacional.

A su vez, las leyes nacionales pueden diferenciarse entre:

I. leyes federales

II. leyes de derecho común

III. leyes locales.

Las leyes federales se refieren a diversos tópicos previstos por la Constitución, y


pueden serlo por razón de la materia, por razón de las personas,
o por razón del lugar. Se caracterizan, también, porque son aplicadas, en todo el
territorio nacional, por los tribunales federales. En algunos casos
el propio Congreso ha conferido carácter federal a ciertas leyes, o le ha sido
establecido por la jurisprudencia.

Las leyes de derecho común son, principalmente, los códigos de fondo —y su


legislación complementaria—, previstos en el artículo 75, inc. 12, de la
Constitución Nacional, y su aplicación corresponde, en general, a los jueces
locales.

Finalmente, las leyes locales emanan del Congreso para ser aplicadas solamente en
la Capital Federal y en los territorios federales con sujeción a lo
establecido en el artículo 75, inc. 15 y 30, de la Constitución, teniendo en cuenta
también la situación especial en que se encuentra actualmente la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, conforme lo establecido por el artículo 129 y la
disposición transitoria séptima de la Constitución.
Este tipo de distinciones teóricas no siempre se reflejan claramente en la realidad
normativa; es decir, un mismo texto puede ser “mixto” en el tipo
de disposiciones que incluye, o la naturaleza de una norma puede ser ambigua o
controvertida.

Cabe añadir que todo lo expuesto se refiere a las leyes nacionales dictadas bajo la
vigencia de la Constitución Nacional. Sin perjuicio de ello,
habitualmente, y en la práctica, siguen denominándose “leyes nacionales” a
disposiciones emanadas de regímenes “de facto” que, obviamente, carecen de
los requisitos formales que solo pueden reunir los actos legislativos del Congreso
de la Nación.

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