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Garay, Ane
La Inversión Extranjera Directa (IED) consiste en la inversión de capital por parte
de una persona natural o de una persona jurídica (instituciones y empresas
públicas, empresas privadas, etc.) en un país extranjero. En el país de destino,
esta entrada de capitales puede realizarse mediante la creación de nuevas plantas
productivas o la participación en empresas ya establecidas para conformar una
filial de la compañía inversora. Según la OCDE, la IED tiene por objeto ejercer un
control a largo plazo sobre la empresa adquirida o participada, y el criterio
establecido para definirlo es que la propiedad adquirida por la sociedad matriz sea,
como mínimo, del 10% de la filial.
Tradicionalmente, los flujos de IED han sido emitidos y recibidos por economías
situadas en el Norte global. En el año 2000, en estos países se originó cerca del
90% de la IED mundial y recibieron el 70% de la misma. Sin embargo, la crisis
económica y financiera que se inició en 2007 ha marcado una nueva tendencia en
las corrientes de IED, con un aumento importante de la cuota de participación de
las economías periféricas, como emisores y también como receptores mundiales
de IED. Concretamente, los países de América Latina y Caribe realizaron
inversiones en el extranjero en 2010 por valor de 43.000 millones de dólares, un
récord histórico para la región, lo que demuestra el creciente poder de las
empresas translatinas. A su vez, la llegada de IED a la región muestra una
tendencia de marcado crecimiento, así en 2010 aumentó un 40% con respecto al
año anterior y en el año 2011 lo hizo en un 31% más.
En lo que se refiere a la participación por sectores productivos en la IED, en la
década de los ochenta y noventa predominó la inversión en el sector servicios. En
el caso de América Latina, coincidiendo con la entrada de los capitales europeos
y, más concretamente, españoles, las transnacionales adquirieron las empresas
estatales de servicios que se privatizaron en condiciones muy ventajosas y a
precios por debajo de su valor real. Actualmente, si bien continúan produciéndose
importantes fusiones y adquisiciones en el ámbito de los servicios, se comprueba
una tendencia al alza en la inversión en la explotación de recursos naturales,
principalmente en la región sudamericana, donde este rubro supuso el 43% del
total de la entrada de IED en 2010 y el 57% en 2011, excluido Brasil. Se trata de
inversiones en la explotación de materias primas para la exportación,
fundamentalmente minería metálica, hidrocarburos y alimentos, impulsada por los
altos precios de estas commodities en el mercado internacional. En cuanto a
Centroamérica y el Caribe, las inversiones se concentran en los sectores
manufacturero (54%) y de servicios (41%), según datos de 2011.