Está en la página 1de 2

Del plazo de los negocios jurídicos.

El plazo solamente fija el día o fecha de la ejecución o extinción del acto


o negocio jurídico.
Perderá el deudor el derecho de utilizar el plazo:
I. Cuando después de contraída la obligación resulte insolvente,
salvo que garantice la deuda;
II. Cuando no otorgue al acreedor las garantías a que se hubiere
comprometido; y
III. Cuando por acto propio hubiese disminuido las garantías y
cuando por caso fortuito desaparecieran, a menos que sean
inmediatamente sustituidas por otras, a satisfacción del acreedor.
Si el negocio no señala plazo, pero de su naturaleza y circunstancias se
dedujere que ha querido concederse al deudor, el juez fijará su
duración. También fijará el juez la duración del plazo cuando éste haya
quedado a voluntad del deudor.

De la simulación.
La simulación tiene lugar:
I. Cuando se encubre el carácter jurídico del negocio que se
declara, dándose la apariencia de otro de distinta naturaleza;
II. Cuando las partes declaran o confiesan falsamente lo que en
realidad no ha pasado o se ha convenido entre ellas; y
III. Cuando se constituyen o transmiten derechos a personas
interpuestas, para mantener desconocidas a las verdaderamente
interesadas.
La simulación es absoluta cuando la declaración de voluntad nada tiene
de real; y es relativa, cuando a un negocio jurídico se le da una falsa
apariencia que oculta su verdadero carácter.
La simulación absoluta no produce ningún efecto jurídico. La simulación
relativa, una vez demostrada, producirá los efectos del negocio jurídico
encubierto, siempre que su objeto sea lícito.
Si la persona favorecida por la simulación ha transferido a otro sus
derechos, la acción contra el tercero sólo será admisible si la transmisión
tuvo lugar a título gratuito. Si la transmisión se operó a título oneroso,
la revocación sólo será posible, si el subadquirente obró con mala fe.

También podría gustarte