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Burton Russell, Jeffrey-Lucifer. El Diablo en La Edad Media
Burton Russell, Jeffrey-Lucifer. El Diablo en La Edad Media
Lucifer
El diablo en la Edad Media
EDITORIAL LAERTES
TÍTULO ORIGINAL
Lucifer
© DE IA TRADUCCIÓN
Rufo G. Salcedo
I.S.B.N.: 84-7584-281-X
Depósito legal: B. 33.129-1995
IMPRESIÓN
Romanyá / Valls, S.A.
C. Verdaguer, 1
08076 Capellades (Barcelona)
COMPOSICIÓN TEXTO
Grafolet, S.L.
Aragón, 127, 1 “ 1.a
08015 Barcelona
Teléfono 93-453 46 99
DISEÑO
OX Estudio
Rambla, 25, Entio. 2.a
08002 Barcelona
Teléfono 93-412 56 55
IMAGEN DE CUBIERTA
San Wolfgangy el diablo (fragmento), de Michael Pacher
índice
Prefacio................................................... ..................... 11
Abreviaciones............................................ .................. 15
1. La vida de Lucifer....................................................... 17
2. El diablo en Bizancio................................................ 27
3- El diablo m usulm án.................................................. 55
4. Folklore............................... .................... ................... 67
5. La diabología en la Edad Media tem prana.............. 101
6. Lucifer en el arte y la literatura medievales tempra
nos ...................... ............. .............................. ............ 143
7. El diablo y los eruditos.... ....................... ................. 177
8. Lucifer en el gran arte y la gran literatura medievales 234
9- Lucifer en el escenario........................... ............ . 278
10. Nominalistas, místicos y brujas................................. 311
11. La existencia del d iab lo ............................................ 343
Ensayo sobre las fuentes........................................... . 355
Bibliografía.... ............................................................. 379
índice alfabético.......................................................... 398
índice de ilustraciones
Cristo separando a los corderos de los chivos. Mosaico.
Siglo V I...... ............ ............................. .......................... 23
Maestro de Schloss Lichtenstein, La tentación de Cristo.
Óleo sobre lienzo. Siglo XV.......................................... 33
Cristo alza a Lázaro de entre los muertos. Iluminación de
un manuscrito bizantino................................................ 41
Cristo señala al traidor Judas. Iluminación de manuscrito.
Siglo X I.............................................................................' 47
Cernuno, el dios céltico de la naturaleza salvaje. Detalle
del caldero de Gundestrup. Siglo I o II a.d.C............. 77
Representación de la leyenda de Teófilo. Iluminación de
manuscrito. C. 1200 .......................................................... 83
Los demonios en el infierno, representados como
monstruos estilizados. Iluminación de manuscrito. Si
glo XV............................................................................... 121
San Jerónimo tentado por un diablo con aire de trasgo.
Iluminación de manuscrito. Siglo X I ........................... 125
Ángeles decapitando a la Bestia del Apocalipsis. Ilumina
ción de manuscrito. Siglo XI......................................... 129
Representación anglosajona del mago James. Ilumina
ción de manuscrito. Siglo XI......................................:... 151
El infierno como monstruo gigante que engulle a los
condenados. Iluminación de manuscrito. Siglo XI... 159
Cristo conduce a Juan el Bautista y a los patriarcas he
breos fuera de la boca del infierno. Iluminación de ma
nuscrito. C. 1150.......................................................................................................
Cristo alancea a Satán mientras saca a los justos del in
fierno. Iluminación de manuscrito. C. 1200.............. 167
San Miguel disputa con un demonio la' suerte de un alma.
Frontispicio de altar. Siglo XIII................................... 199
El arcángel ata al dragón. Iluminación de manuscrito.
. Siglo X I............................. :.............. ............................... 203
Giotto, Judas recibe su paga por traicionar a Cristo.
Óleo sobre lienzo. 1306..................... ....... ................. . 209
Satán tortura a los condenados atado a una parrilla al
rojo. Iluminación de manuscrito. Siglo XV................ 213
Michael Pacher, San Wolfgang y el diablo. Óleo sobre
lienzo. Siglo XV............................................................. 258
Dante y, a su alrededor, el infierno, el purgatorio, las
esferas celestes y el cielo. Temple sobre madera. Si
glo XIV........................................................................... 259
Unos demonios torturan a pecadores por avaricia y usu
ra. Fresco de Taddeo di Bartoli, 1362-1422 ............... 265
Eva y la serpiente. Estatua. Siglo X III............................... 293
El diablo, como monstruo amorfo, devorando pecadores.
Fresco de Giusto da Menabuoi. Siglo XIV................ 297
Brujas dando el osculum infame en el trasero del diablo.
Iluminación de manuscrito. Siglo XV........................... 329
Goya, Aquelarre. Óleo sobre lienzo. 1794-1795.............. 335
La bruja de Berkeley es llevada por el diablo. Grabado en
madera. Siglo XV............................................................ 339
Para los Casebolt, Kaufman, Ratcliff y Traynor,
cuya amabilidad y sabiduría hicieron que m i juventud
en Berkeley
fuese feliz.
1AE77FICABANTIUVENTÜTEM MEAM.
Lucifer
Si la actividad intelectual se divorcia de la inda, no sólo se
hace estérily alienante, sino también dañina y quizá, en último
término, criminal (...)■ Estoy convencido de que vivimos en un
estado de emergencia hum ana que no nospermite entretenemos
con bagatelas.
RAIMUNDO PANIKKAR
CASIODORO
Prefacio
infligen. Véase D. Bakan, Disease, Pain, and Sacrifice (Chicago, 1968), p. 86.
Véase M. Zborowski, People ín Paln (San Francisco, 1969), para la relatividad
cultural del sufrimiento.
Lucifer
los corderos. El diablo es azul: del color del aire inferior al que ha sido arrojado; el buen ángel
es rojo: del color del fuego y del reino etéreo que el ángel habita. Mosaico del siglo VI, San
23
categoría más pintoresca de una batalla victoriosa librada por Cristo contra el
Diablo y los malos espíritus* (\V. J. Dalton, Cbrist’s Proclamation to the Spirits
[Roma, 19251, p. 278). El roble es la bellota; pero el roble también es el árbol verde
y en expansión. La verdad de un concepto no se encuentra sólo en sus orígenes,
sino en su integridad.
11. Un enfoque nuevo y excelente del mal, desde un punto de vista
junguiano, es J. Sanford, Evih Tfje Shadotu Side o f Reality (Nueva York, 1981).
Puede que emerja un nuevo consenso transhistórico por la posibilidad de un fin
de los tiempos. Ése es el punto de vista de R. Panikkar: «Is History the Measure
of Man?*, The Teilbard Review, 16 (1981), 39-45.
2 El diablo en Bizancio
17. Véase Ensayo sobre las fuentes para una bibliografía de Máximo. Las
obras citadas aquíson Preguntas a Thalassios (PT); Capítulos sobre la caridad (CC).
18. PTpreL] CC4.48. Compárese Juan Damasceno, Contra los maniqueos,
14; Procopío de Gaza, Comentarios al Génesis, 1.2.
El diablo en Bizancio
21. Véase Ensayo sobre las fuentes para una bibliografía de Damasceno.
Las obras citadas aquí son La f e ortodoxa (FO); Diálogo contra los maniqueos
(Man.).
El diablo en Bizancio
■ 25. FO 2.4,4.4; Man. 45. FO 2.2.: El diablo no tiene cuerpo: áaájictToq. Cf.
Dionisio, ND 4.1, 4.27.
26. Para una bibliografía sobre Psellos, véase Ensayo sobre las fuentes.
Aquí abreviamos en OD su Sobre ¡a obra de los demonios. Marsilio Ficino (1433-
1499) fue un platónico renacentista.
El diablo en Bizancio
27. Sobre las xa4El?> clasificaciones, de los demonios, véase OD, 11; J.
Grosdidier de Matons, -Psellos et le monde de l’irrationel», Recherches sur le Xle
siécle (París, 1976), pp. 343-349; A. Ducellier, -Le diable &Byzance», en Le diable
au moyen áge (París, 1979), p p -197-212; K. Svoboda, La démonologie deMicbel
Psellos (Bmo, 1927), pp. 7-12. Proclo y Olimpiodoro tenían categorías similares.
Las palabras de Psellos más comunes por -demonio* son Saíjiúiv, Satjióviov,
jtveíjia, crtoixeibv. Itoixeiov, -elemento» en griego clásico, se convirtió en una
palabra tardía común por -demonio*. Véase A. Delatte y C. Josserand, «Contribuí ion
&l’étude de la démonologie byzantine-, MélangesJ. Bidez, vol. 2 (Bruselas, 1934),
pp. 207-232. Categorías de Psellos: AfAioúpia, ¿¿pía, xflóvia, vSpcaa, kváXia,
linox^óvia, niao(páeq.
28. Psellos es inconsistente en cuanto a si los demonios tienen cuerpo. En
OD arguye que sí, y en OD 7 especifica que sus cuerpos son reales aunque
invisibles: pueden adoptar la forma que elijan. En OD 8, tanto los ángeles como
los demonios tienen cuerpo, pero los cuerpos de los ángeles son claros y brillantes
mientras que los de los demonios son brumosos y opacos. Los cuerpos de los
ángeles son inmateriales y por tanto pueden atravesar sustancias sólidas, pero los
cuerpos de los demonios, especialmente los de los demonios más bajos, son lo
El diablo en Bizancio
bastante materiales para que no sea posible esa penetración. Sin embargo, én su
Vida de San Auxeticio y en otras partes, se inclina al punto de vista de que los
demonios son incorpóreos. Su argumentación, en Auxencio, de que todos los
demonios son igualmente malos y ninguno está influido por su entorno material
es un punto de vista más popular y menos filosófico. En OD16-18 arguye que los
demonios no son ni machos ni hembras, sino que pueden adquirir las formas de
ambos sexos; también pueden hablar la lengua que quieran. Cuando los santos
les asestan un golpe, sienten el dolor: OD 17.
44 Lucifer
30. Para una bibliografía de las herejías dualistas en Oriente, véase Ensayo
sobre las fuentes. Aquí ofrezco una visión compuesta del bogomilismo; de hecho,
hubo variaciones considerables en el tiempo y el espacio.
31. Hay interpretaciones muy dispares. H. A. Puech y A. Vaiilant, Le traite
contre les Bogomiles de Cosmos leprétre (París, 1945), argüyeron que los bogomilos
46 Lucifer
existió mucho antes que Cristo. Creado bueno, como los demás
ángeles, era el más alto en mérito y se sentaba a la derecha del
Padre como mayordomo del Señor. Pero Satanael era un
mayordomo injusto (Lucas 16: 1-9) y se sintió insatisfecho con
su posición subordinada. Por orgullo, anheló poner su trono tan
alto como el de Dios, y se rebeló con este fin. La tercera parte
de los ángeles se le unieron, por respeto a su dignidad y porque
se los empleaba en seguir sus órdenes. Satanael también Ies
prometió la libertad respecto a los fatigosos deberes litúrgicos
que estaban obligados a ejecutar ante el trono del Señor. A
consecuencia de la rebelión de todos ellos, Dios expulsó del
cielo a Satanael y sus seguidores. El diablo, vagando en el vacío,
decidió elaborar un nuevo mundo en el que residir. Imitando
simiescamente la creación de Dios, declaró: «Puesto que Dios
hizo cielo y tierra, yo haré ahora un segundo cielo como un
segundo Dios»32.
Ese «segundo cielo» es este cosmos. Satanael, creador del
universo en que vivimos, es el Dios Creador del Viejo Testamen
to, porque cualquier entidad lo bastante perversa para crear este
mundo material, con su rudeza, miseria y sufrimiento, ha de ser
mala. El diablo, que fue el amo de Moisés, compuso él mismo
el Pentateuco, y todo el Viejo Testamento fue inspirado por Satán
33- Para Caín como hijo de Satán y símbolo del mal, véase R. Mellinkoff,
The Mark o f Cain (Berkeley, 1981).
El diablo en Bizancio
35. Obolensky, pp. 277-282; Rundirían, pp. 86-87. Para [a vieja y muy
difundida aparición de parejas en la religión (por ej., Horus/Set) como análogos
a Cristo/Satán, véase El diablo, pp. 58-62, 81-86.
Lucifer
9. Beck, p. 218. La idea de que Satán cayó porque se negó a inclinarse ante
Adán deriva de un apócrifo judío del siglo 1, 'Libros de Adán y Eva*.
10. Sura 15.30-31. Esencialmente la misma historia figura en los suras 2.34,
7.11-18, 17.61-65, 18.50, 20.116, 38.76. La historia parece derivar de la obra
cristiana apocalíptica Vida de AdányEua, caps. 12-16, en los que el diablo se niega
a adorar a Adán porque la naturaleza humana es muy inferior a la angélica.
11. Iblis creado del fuego: suras 7.12; 38.76.
Lucifer
12. Wensinck y Gardet. El badit dice que los ángeles fueron creados a partir
de la luz (nur), mientras que los jinn fueron creados a partir del fuego (nar}, esas
dos palabras están vinculadas tanto en sonido como en etimología. Ei «más vil de
los seres- quizá se aplicase a Iblis sólo después de la caída. Algunos comentaristas
han argüido que el sura 18.50, que define a Iblis como un jinni, es un añadido
textual posterior.
13. Wensinck, p. 669: «Puede decirse, en cualquier caso, que el pensamien
to musulmán sigue indeciso en cuanto a si era un ángel o un djinn». Véase también
F. Jadaane, «La place des anges dans la théologie cosmique musultnane*, Studia
islámico, 42 (1975), 23-61.
El diablo musulmán
14. Libre albedrío: suras 16.98-100; 58.10. Satán como tentador y enemigo
de la humanidad: suras 2.204-206, 3.155, 4.60, 4.116-121, 6.43, 7.175-176, 7.200,
8.11, 8.48,12.5,16.63,24.21,; 28.15,-29.38, 35-6,36.60,41.36,43.62, 114.4-6. Satán
hace promesas que.no cumple: 4.119. '
15- Herejía y apostasía: suras 2.161-165,6-142,59.16; Idolatría: suras 4.117,
26.92,27.24; avaricia: sura 2.275; ebriedad, glotonería y juego: sura 5.93-94; olvido
de Dios: suras 6.68, 12.42, 18.63; falsas profecías y revelaciones: suras 22.52-53,
58.10; miedo: sura 3.175; abandona a sus seguidores: suras 25.26-31, 59.16; la
misericordia de Dios nos salva: sura 4.83-
16. Para más desarrollos de la idea del diablo, véase W. M. Watt, Tbe
Formative Period o f islam ic Tbougbt (Edimburgo, 1973); W. M. Watt, Free WíUand
Predestinatlon in Early Islam (Londres, 1948); G. von Grunebaum, -The Concept
of Evil in Muslim Theology-, Middle East Studies Association Bulletln, 2, no. 3
(1968), 1-3; G. von Grunebaum, -Observatións on the Muslim Concept of Evil-,
Studia islamica, 31 (1970), 117-134; D. Gimaret, «Un probléme de théologie
musulmane: Dieu veut-il des actes mauvais?*, Studia islamica, 40 (1974), 5-73; 41
(1975), 63-92; G. F. Hourani, -Averroes on Good and Evil*, Studia islamica, 16
(1962), 13-40.
62 Lucifer
como Hel, gobierna ese mundo y a los muertos. (Su nombre está
emparentado con el «hell» inglés, asociado etimológicamente a
las cuevas y los agujeros: piénsese en el alemán Hollé, Hohle.)
El conflicto entre las dos clases de dioses, los Aesir y los Vanir,
es comparable al de las religiones irania, helénica, hitita e hindú,
pero sus orígenes y significado son completamente oscuros. Una
cosa está clara: no es una lucha entre dioses «buenos» y «malos»,
aunque los Vanir estén más estrechamente asociados con lo
ctónico y con la muerte5.
Aunque todas las deidades teutónicas son ambivalentes,
algunas se inclinan más que otras hacia el mal y la destrucción.
Entre éstas destacan los gigantes de la helada y el dios Loki, todos
ellos asociados a los Vanir. Parece que Loki fue originalmente
ambivalente, un dios trickster análogo al griego Hermes pero, tal
como se desarrolló en el tiempo, sobre todo bajo influencia
cristiana, se hizo cada vez más malo y acabó siendo análogo a
Satán. Las relaciones de Loki con el mal se remontan hacia atrás
al menos hasta el siglo IX, y por el tiempo de la Edda en prosa
de Snorri Sturluson (c. 1220) está cerca de ser una personifica
ción del mal. Es padré de Hel, de la Noche, de Fenrir el Lobo,
de la Serpiente del mundo y del corcel de Odín, Sleipnir. Una de
las formas de Loki es Utgard-Loki, un gigante de la helada de
astucia y poder enormes. (Los mitos hacen a menudo una fuerte
distinción entre Loki y Utgard-Loki, «Loki de las Regiones
Exteriores», pero su nombre es prenda de su identidad estructu
ral.) Loki se muestra en su peor aspecto en las versiones más
tardías de la historia de Baldr. Baldr el Hermoso era un joven
resplandeciente entre los Aesir, identificado con Cristo por los
cristianos nórdicos. Cuando Baldr nació, su madre, Frigg,
convocó a la naturaleza entera e hizo que cada ser jurase que
jamás dañaría a su hermoso hijo. Pero Frigg olvidó a un ser: el
muérdago. Frigg guardó celosamente el secreto de la vulnerabi
lidad de su hijo pero, valiéndose de trampas, Loki lo descubrió.
Loki hizo un dardo de muérdago y, mientras los dioses jugaban,
lo dio al hermano ciego de Baldr, Hoder. Los dioses se divertían
13- Loomis; Briggs, vol. 2:1, pp. 49-51, 54, 65-07; Thompson, G. 303.5,
303.5.1.; Tubach, 1534-1535,1643; James, p. 345; UCLA; G. Penco, ■Soprawivenze
della demonologia antica nel monachesimo medievale-, Studia monastica, 13
(1971), pp. 34-35, sobre los demonios como etíopes. El Concilio de Toledo, en el
447, describió al diablo como una gran aparición negra y monstruosa, con cuernos
en la cabeza, pezuñas, orejas de asno, garras, ojos feroces, dientes rechinantes,
gran falo y olor sulfuroso; B. Steidle, «Der ‘schwarze kteine Knabe’ in der alter
Monchserzahlung», Erbe und Au/trag, 34 (1958), 329-348. Cf. Gregorio Magno,
Diálogos! A. En la biografía de San Afra (c. 750-850) el diablo es negro, va desnudo
y está arrugado (Acta Sanctorum, 5 de agosto, 1.9). Véase I. Sachs, «L’image du
Noir dans l’art européen-, Anuales, 24 (1969), 883-893, para la mala imagen del
color negro ante la gente negra.
14. El rojo se asociaba con el mal en el Egipto antiguo como el color del
desierto estéril y de la sangre. En la Edad Media se suponía comúnmente que la
gente pelirroja era mala. Thompson, G 303.4.1.3.1, 303-5.3; UCLA. Véase E.
Kirschbaum, -L'angelo rósso e Tángelo turchino-, Rivista d i archeologia cristiana
(1940), 209-248. Es posible que el rasgo iconográfico común en el arte medieval
de mostrar al diablo o a los demonios con el cabello hacia arriba y puntiagudo
sea una descripción del cabello llameante; otra explicación es que es el estilo de
los bárbaros, que se engrasaban el cabello y se lo ponían puntiagudo con objeto
de initimidar. Véase R. Mellinkoff, «Judas’s Red Hair and the Jews-, Journal o f
Jetuisb Art, 9 (1983), 31-46.
15. Thompson, G 303.5.2.2.; UCLA. El diablo aparece en verde en el
■Cuento del fraile- de Chaucer, y el verde tiene tonalidades demoníacas en Sir
Gaivain y el caballero verde. Véase D. W. Robertson, Jr., AVhy tile Devil Wears
Green», M odem Language Notes, 69 (1954), 470-472; J. L. Baird, «The Devil in
Green-, Neupbilologiscbe Mitteilungen, 69 (1968), 575-578. El diablo es
infrecuentemente azul; es un color neoplatónico para los demonios del aire
inferior. Véase Thompson, G 303.5, y B. Brenk, Tradition u n d Neuerung in der
cbristlicben Kunst des ersten Jabrtausends (Viena, 1966).
76 Lucifer
amplio, y un sitio amplio, pero es tangencial respecto al tema del diablo y lo dejo
para los infernólogos. Alan Bernstein, de la Universidad de Arizona, prepara un
libro sobre la invocación al infierno en la Francia del siglo XIII. Sobre el purgatorio,
la obra maestra es ahora Jacques LeGoff, TheBirth ofPurgatoty (Chicago, 1984)
[£/ nacimiento del purgatorio (Madrid, 1989)1
22. De ahí la costumbre de decir -Dios le bendiga» o Gesundheit. Tubach,
346, 1620-1622; UCLA.
23. Briggs, vol. 2:1, pp. 45, 53, 80-81, 141-143.
24. Briggs, vol. 2:1, pp. 54-56, 71-74, 79-80,109-111, 140-141; Thompson,
G 303-6.2.; 303.7.1.3, 303.24; Tubach, 1202, 2452, 3503-
80 Lucifer
25. Briggs, vol. 2:1, pp. 61-62, 67-68, 74, 114, 152-153; A. Runeberg,
Witches, Demons, a n d Fertility Magic (Helsinki, 1947), pp. 7, 126-132; E. H.
Carnoy, -Les acousmates et les chasses fantastiques*, Revue de l ’bistoire des
religlons, 9(1884), pp. 370-378; J. B. Russell, Witcbcraft in theMiddleAges(Ithzca,
1972), pp. 48-50,79-80,211-213. A menudo se mezclan los motivos. Por ejemplo,
en una versión de la cacería salvaje et diablo cabalga con sus -dandy dogs-, y esto
se confundió con la historia de los perros del salvaje párroco Dando, llevado por
el diablo al infierno por su sensualidad.
26. Briggs, vol. 2:1, p. 148; A. Wünsche, Der Sangenkreis vom geprellten
Teufel (Leipzig, 1905), p. 71.
27. Torneo: Tubach, 4931; parlamento: Thompson, G 303-25.19.
28. Sigeberr de Gembloux, Cbmnica, año 858, en MPL 160.163; Tubach,
240.
29. R. Mellinkoff, -Riding Backwards: Theme of Humiliation and Symbol of
Evil», Viator; 4 (1973), 153-176, indica que el cabalgar de espaldas era originalmen
te un signo de vergüenza y después se transfirió a! mal. Similarmente, el cabalgar,
andar o danzar al revés, es decir, en un círculo contrario al movimiento del sol,
se asocia con el mal y con el culto de brujería.
Folklore
30. Esa clase de historias son parodias de las actividades de los santos y
también están arraigadas en el folklore de los gigantes: he visto una escalera, en
Nuevo México, construida por San José en una noche, y la Santa Casa de Loreto
fue trasladada de Palestina a Italia por la Bendita Madre de Dios. Thompson, G
303.9.1; Briggs, vol. 2:1, pp. 52, 60-61, 73, 85-89, 91-92, 95-96.
Lucifer
31. Briggs, vol. 2:1, pp. 56-59, 65-83, 92-94, 116-117, 124-128, 145-149;
Wünsche, pp. 80-108; Tubach, 1567.
Folklore
40. La historia de Teófilo fue traducida por primera vez al latín por Pablo
el Diácono hacia el 840 (Miracula Sanctae Mariae de Tbeophilo penitente}, la
Lucifer
41. Dado que mufle es un término coloquial francés por -lerdo», parece que
hay ahí un prejuicio antiflamenco. Sobre el pacto, véase Briggs, vol. 2:1, pp. l i l
i l í , 132-133,138; Tubach,'3566-3572, 4188; Thompson, F 81.2; Büchtold-Staubli,
1842.
42.' M. Lazar, -Theophilus-, M odem Language Notes, 87, no. 6 (1972), 31-
50; G. Frank, Le miracle de Tbéopbile, 2,* ed. (París, 1969). Teófilo llama -señor-
ai diablo, línea 235; el diablo dice a Teófilo que ponga las manos en las suyas en
signo de fidelidad: -or joing tes mains, et si devien mes hon- (pp. 239-240); Teófilo
rinde homenaje: -vez ci que je vous faz hommage* (p. 242); hace un contrato
formal: «et je te refaz un couvant- (p. 245). V. F. Koenig, ed., Les míreteles de Nostre
Dame p a r Gautier de Coinci, 4 vols. (Ginebra, 1955-1970), vol. I, pp. 50-176:
■Comment Theophilus vint a pénitance-; véase M. de Combarieu, -Le diable dans
le Com m ent Theophilus vint apénitence de Gautier de Coinci et dans le Miracle
de Tbéopbile d e Rutebeuf (I)», en Le diable au moyen age (París, 1979), pp. 157-
182; véase, del siglo XV, -Chevalier qui donna sa femme au diable-, donde la
historia del pacto está más desarrollada que en Rutebeuf: T. W. Andrus, -The Devil
on the Medieval Stage in France» (Dis. de Fil., Syracuse, 1979), pp. 147-150.
Lucifer
50. La idea del juicio de la raza humana se remonta al tratado del siglo V
de Eznik de Armenia «Contra las sectas»; ahí, Cristo y Satán discuten en el infierno,
y Cristo defiende la misericordia contra la reclamación de¡ diablo de una justicia
estricta. Entre las versiones del juicio están, del siglo XII, «Altercado Diaboli contra
Christum», del siglo XIII -Pianto di Dio col nernico», y numerosos sermones. Acabó
siendo un caso ejemplar en libros de texto y comentarios jurídicos. El gran jurista
Bartolo de Sassofeirato escribió una de las vérsiones más logradas hacia el 1359:
un tratado que se publicó bajo numerosos títulos, en especial «Processus Satanae
contra Dominam Virginem coram judice Jesu*, en M. Goldast Haiminsfeld,
Processus juris joco-seriosus (Hanau, 1611), en «Tractatus quaestionis ventilatae
coram domino noscro Jesu Christo inter virginem Mariam advocaran! humani
Lucifer
generis ex una parte et diabolum contra genus humanum ex alia parte* en las
Opera om nia de Bartolo (Venecia, 1590), vol.10. Una versión francesa del siglo
XIV del tratado de Bartolo es el poema L’a dvocacie nostre-dame, ed. A. de
Montaigton y G. Raynaud (París, 1869, y no 1896 como suele citarse). Sobre esto,
véase G. Gros, -Le diable et son adversaire dans L'Advocacie nostre ítaj«e(poéme
du XTVe siécle)», en Le diable au moyen áge, pp. 237-258. Otra versión muy
influyente fue la de Jacobus Palladinus (Giacomo Palladini de Teramo, obispo de
Spoleto), escrita en 1382 con el título de -Consolatio peccatorum, seu Processus
Belial»; también se la llama -Processus Luciferi contra Jesum coram iudice
Salomone», -Compendium perbreve de redemptione generis humani», y con otros
títulos; también está editada por Goldast Haiminsfeld. La versión de Palladini fue
muy traducida y siguió siendo popular hasta el sigloXVIII; influyó en Beaumarchais
y en el libretista Lorenzo da Ponte. Véase Bloomfield, pp. 92-93; E. von Petersdorff,
Damonologie, 2 vols. (Munich, 1956-1957), vol. I, pp. 290-292; D. Colombani, *La
chute et la modification: Le renversement diabolique chez Gautier de Coinci-, en
Le diable au moyen áge, pp. 133-154; P. B. Salmón, -Jacobus de Theramo and
Belial*, London M edioeval Studies, 2 (1951), 101-115; K. Frick, DasRelcb Satans
(Graz, 1982), pp. 140-142.
51. H. von Fehr, -Gottesurteil und Folter: Eine Studie zur Damonologie des
Mittelalters und derneueren Zeit», FestgabefürRudoifStammlerQierttn y Leipzig,
1926), pp. 231-254.
Folklore
1. Para obras de Gregorio y sobre él, véase Ensayo sobre las fuentes. Sus
obras más importantes para la diabología son las Moralia (Mor.) y los Diálogos
(Dial.).
2. Casiano (c. 360-c. 435) llevó el monasticismo oriental a Marsella hacia
el 425 después de haber sido monje en Belén, Egipto, Constantinopla y Roma. Sus
dos grandes obras, las Instituciones y las Conversaciones (Collationes), ed. E.
Pichery, SC 42, 54, 64, derivan del pensamiento de Evagrio y otros padres
102 Lucifer
grupo tomado entre los ángeles de las otras nueve órdenes. Los seres humanos
escogidos son elevados al cielo e ingresan en las distintas órdenes de ángeles
según sus méritos. La idea fue examinada por Aelfric (véase abajo, capítulo 6),
Abelardo (Sic et non, 49), Pedro Lombardo (Sent. 2.9.6 [véase abajo, capítulo 7,
n. 321), y Tomás de Aquino y Duns Escoto en sus comentarios sobre las Sentencias.
Parece que Langland empleó la idea de un modo peculiar, más similar al Enoch
que a Gregorio (véase abajo, capítulo 8).
7. Sent. 1.10: -Ante omnem creationem mundi creati sunt angelí; et ante
omnem creationem angelorum diabolus conditus est (...). Primatum habuisse inter
angelos diabolum. (Antes de la creación del mundo fueron hechos los ángeles,
y antes que se hicieran los ángeles fue hecho el diablo, de modo que el diablo
tuvo la primacía entre los ángeles).
8. H. Chadwick, Priscilllan o f Avila (Oxford, 1976) [Prisciliano de Ávila
(Madrid, 1978)].
La diabología en la Edad Media temprana 105
9- Canon 7 de^Braga: «Si quís dicit diabolum non fuisse prius bonum
angelum a Deo fáctum (...) sed dicit eum ex tenebris emersisse nec aliquem sui
habere auctorem, sed ipsum esse principium atque substantiam mali, sicut
Manichaeus et Priscillianus dixerunt...*. Canon 8: *Si quis credit, quia aliquantas in
mundo creaturas diabolus fecerit et :on:trua et fulgura et tempestares et siccitates
ipse diabolus sua auctoritate faciat...-. Canon 12: «Si quis piasmationem humani
corporis diaboli dicit esse figmentum, et conceptiones in uteris matruin operibus
dicit daemonum figurari...». Canon 13: «Si quis dicit creationem universae camis
non opificium Dei, sed malignum esse angelorum...». Mansi 9.774; Hefele-
Leclercq, vol. 3, p. 177. Véase H. Denzinger, Enchiridion symbolomm, 6* ed. Bar
celona, 1976, nos. 237,238,242,243. Cuarto Concilio de Letrán (1215), Denzinger,
nos. 428-430. Trento (17 de junio de 1546), Denzinger, no. 788. Unos pocos
concilios menores mencionan al diablo brevemente; poir ej., los Statuta ecclesiae
antiqua (Galla, c. 275); C. Munier, Concilia Galliae A. 314-A. 506, CCSL 148, p.
165; C. Munier, Concilia Africae A.245-A.525, CCSL 149, pp. 8, 62, 70-75, 264.
106 Lucifer
10. Mor. 14.18: -a summa essentia recessit, et per hoc, cotidie excrescente
defectu, quasi ad non esse tendit» (Dado que cayó desde su alta esencia, y dado
que su defecto crece diariamente, se acerca al no ser). Boecio (c. 480-524) había
argüido por la privación en su -Consolación de la filosofía*. Isidoro, Sent. 1.9:
■Malum a diabolo non est creatum, sed inventum; et ideo nihil est malum, quia
sine Deo factum est nihil, Deus autem malum non fecit (...). Ita et in rebus
permistum est malum, ut naturae bonum ad comparationem excelleret mali (...).
Malum vero ¡deo natura nulla est (...). Fecit Deus omne valde bonum; nihil ergo
natura malum» (El diablo, más que crear el mal, !o encontró. El diablo no es nada,
dado que Dios hace todo lo que es, y Dios no hizo el mal. Así, el mal se ha
mezclado en el cosmos para que el bien resplandezca por comparación. El mal
es nulo por naturaleza. Dado que Dios hizo todas las cosas completamente
buenas, el mal no es nada por naturaleza). Véase G. R. Evans, Augustine on Evil
(Cambridge, 1982), pp. 91-98.
11. Mor. 2.10, 4 prefacio, 4.13, 5.38, 15.4, 32.13, 34.21. Véase L. Kurz,
Gregors des Grossen Lebre von den Engeln (Roma, 1938), p. 27. Isidoro siguió a
Gregorio en este punto: Sent. 1.10: -in superbiam eripuit»; cf. Sent. 2.34 y Eti. 7.5.
La diabología en la Edad Media temprana 107
18. Mor. 2.4-7, 2.12, 2.16, 2.10-21,. 3-4-5, 3.17, 33.12; véase P. Catry,
-Épreuves du juste et mystére de Dieu-, Revue des études augustiniennes, 18
(1972), 127. Isidoro estaba de acuerdo en que el diablo sólo opera con permiso
de Dios. El diablo nunca deja de tentar a los escogidos, pero Dios no deja nunca
de concederles la gracia para que resistan: Sent. 1.10, 3.5-6.
19. Juan 4.23: «Quantum vero se subjicit per liberum arbitrium diabolo, a
patre diabolo est*. Juan 6.35: Lucifer no es el príncipe de todas las cosas creadas
sino sólo de los pecadores. Ap. 4.6: la división del mundo en dos reinos, el de
Cristo y e! de Satán; Ap. 4.7: Alcuino describe cuatro ángeles malos que son -el
cuerpo del antiguo enemigo» y gobiernan los cuatro grandes imperios históricos,
los de los asirios, los persas, los macedonios y los romanos.
20. Véase Casiano, Collationes 7-9; León el Grande, Sermones 47.9 y 89-3.
La diabología en la Edad Media temprana 111
21. Mor. 2.8, 2.18, 2.22-23, 2.27, 4.23, 4.27, 16.18, 32.19, 32.21, 33-3; P.
Boglioni, -Miracle et nacure chez Grégoire le Grand*, Cabiersd’étudesmédiéuales,
1 (1974), p. 43; Gastaldelli; Mor. 2,18: -Cotidie namque in acie stamus, cotidie tela
tentationum eius excipimus- (Diariamente estamos en la línea de batalla,
recibiendo los golpes de sus tentaciones). Isidoro, Sent. 3.5-6, sigue a Gregorio.
112 Lucifer
porque Dios lo emplea para la justicia. Los que son vencidos por
la tentación no son deshechos por culpa de Dios, ya que Dios les
ha dado la fuerza de perseverar: se hunden por su propia
voluntad libre. Con esa gente, el diablo logra éxitos aparentes en
el deterioro del cosmos, pero Dios transforma en bien incluso las
consecuencias del pecado, y el conocimiento por parte de Lucifer
de que así será siempre es uno de sus principales tormentos22.
Al mismo tiempo, el diablo ha asestado realmente a la raza
humana un golpe terrible al tentarnos al pecado original, que es
la alienación de la humanidad respecto a Dios. Según Gregorio,
el pecado original es un acontecimiento histórico, pero también
es una metáfora para esa alienación fundamental. El diablo es,
por excelencia, el ajeno, el otro, el forastero, y está inmensamente
apartado de la realidad, el amor, el ser y la gloria de Dios23. Su
principal esperanza es hacernos también ajenos a Dios, y el
pecado original es la prenda de su éxito. Por naturaleza somos
equilibrados, estamos centrados, armoniosamente entonados
con Dios y el cosmos. Gregorio llama «interioridad» a esa
armonía, porque cuanto más penetramos en nosotros mismos
tanto más nos acercamos a Dios, que es el centro de nuestro ser.
Pero el. pecado original distorsiona la armonía en un ruido
horrendo, nos desequilibra, nos saca de nuestro propio yo
auténtico e interior y nos pone en un estado de confusión, deseo
e infelicidad que es la «exterioridad» de este mundo. Satán goza
en nuestra exterioridad, nuestro alejamiento de la realidad,
mientras que Dios ama nuestra «interioridad», donde somos fieles
a aquello que, dentro de nosotros mismos, es la imagen de Dios.
El sufrimiento y las tribulaciones tienen la virtud de desprender
nos de nuestra falsa y errónea confianza en la exterioridad. Satán
no puede penetrar en nuestra interioridad, pero puede utilizar
nuestra exterioridad para enfurecemos de pasiones y codicias.
22. Mor. 2.17-19, 3.5,4.16,7.16, 8.39, 32.22. Mor. 2.10: «Sciendum vero est
quia Satanae voluntas semper iniqua est, sed numquam potestas iniusta, quia a
semetipso voluntatem habet sed a Domino potestatem. Quod enim ipse facere
inique appetit, hoc Deus fieri nonnisi iuste permittit* (Habría que entender que la
voluntad de Satán es siempre mala pero su poder no es nunca injusto, porque su
voluntad es suya pero su poder viene de Dios. Todo lo que intente hacer por amor
a la injusticia, Dios busca hacerlo por amor a la justicia sola).
23- Mor. 34.3-6; 12.36: «Quis vero alienus nisi apostata ángelus vocatur?*
Véase G. Ladner, -Homo Viator», Speculum, 42 (1967), 234-235; Boglioni, p. 46.
La diabología en la Edad Media temprana
27. Mor. 4.9, 14.21, 15.15, 15.58, 27.26, 32.15- Mor. 15-5: -Quis vero
reproborum capul est, nisi Antichristus?» Véase Dagens, p. 353. Isidoro, Eti. 8.11:
■Sed et ille antichristus est qu i negat esse Deum Christum». Compárese Gottschalk,
Praed. 5.31, p. 256: la civitas Dei contra la civitas Diaboli. Véase D. Verhelst, ed.,
Adso Dervensis, De ortu et tempore Anticbrist!, CCCM 45, el influyente tratado de
Adso. Las mejores obras sobre el tema son ahora R. K. Emmerson, Anticbrist in
the Middle Ages (Seattle, 1981); B. McGinn, «Angel Pope and Papal Antichrist»,
Cburch History, 47 (1978), 155-173; B. McGinn, ed., Apocalyptic Spírituality
(Nueva York, 1981); B. McGinn, ed., Visíonsof tbeE nd(Nueva York, 1979); H. D.
Rauh, Das Bild des Anticbrist imMittelalter, 2.1ed. (Munich, 1979). Véase también
K. Aichele, Das Antichristdrama des Mittelalters, der Reformation u n d
Gegenreformation (La Haya, 1974). Agradezco a los profesores Emmerson y
McGinn sus valiosos comentarios. Al profesor Emmerson le gustaría que se
hablase más del Anticristo en estas páginas, pero no tendría mucho sentido
reproducir su excelente obra; y la cuestión del Anticristo, aunque el Anticrisro sea
visto a veces como la encamación del diablo, no es del todo central en la cuestión
básica del origen y la naturaleza del mal, Los textos tempranos más importantes
sobre el Anticristo son Ap. 13:17; Hipólito, Tratado sobre Cristo y el Anticristo (c.
200); Lactancio, Instituciones Divinas (c. 300); Ticonio, Comentario a la Revela
ción (c. 385). Véase Satan, pp. 87-88,158-159. Para las importantes especulacio
nes apocalípticas de Joaquín de Fiore, véase McGinn, Visions, pp. 126-141, 158-
167. El interés por el Anticristo aumentó constantemente junto con el interés por
la escatología, especialmente durante la Refonna, y llegó a su punto culminante
La diabología en la Edad Media temprana 115
en los siglos XVI y XVII. A finales de la Edad Media y en la Reforma era común
identificar al Anticristo con algún personaje o institución en concreto; a los
protestantes les gustaba ver el papado como el Anticristo. La triada «mundo, carne
y diablo* quedó establecida por primera vez en el siglo IX y se convirtió en un lugar
común a partirdel siglo XI: véase S. Wenzel, «TheThree Enemies of Man», Medieval
Studies, 29 (1967), 47-66.
28. Para un compendio completo, véase J. Riviére, Le dogme de la
rédemption au debut du moyen áge (París, 1934). Por entonces estaba claro el
escenario de la tentación de Adán y Eva: véase Avitus, De Mosaicas bistoriaegestis,
2.135-143: Satán adopta la forma de una serpiente y aborda a Eva, con miedo de
que Adán le oiga. Se gana a Eva con el halago, llamándola -hermosa primera
madre»; Eva cede y después extravía a Adán.
29- Haymo, Homilía 35- Riviére, Dogme... moyen áge, p. 8, recapituló las
palabras comunes para describir el poder del diablo: -dominatus, principatus,
potestas, imperium-; las palabras derivan de Rom. 8:38.
116 Lucifer
32. Haymo, Homilía 28: «Nec potestate, sed auctoritate diabolum Dominus
voluit superare».
33. Véase Satan, pp.82-86, 116-121, 138-143, 192-194, 215-218.
34. Beda, Homilía 2.1: «Cum suum pro nobis corpus et sanguinem hostiam
Patri obtulisset, subvertit potentiam diaboli* (Cuando ofreció su cuerpo y sangre
en sacrificio al Padre por nosotros, minó el poder del diablo).
118 Lucifer
36. Las referencias bíblicas son Is. 9:2,42:6; Sal. 23; Hab. 3:3-13; Os. 13:14;
Mt. 27:52-53; Me. 3:27; Act. 2:24; 1 Pe. 3-19, 4:6; Ef. 4:8-10; Ap. 20:1-2. Una
traducción corriente es «descenso al infierno-, pero eso lleva un lastre asociativo
mayor que el original descetisus ad inferas o ad inferna, porque inferna o inferos
pueden traducirse simplemente como *el mundo subterráneo- o «entre los
muertos*. Gregorio Magno, Homilía 22 sobre los Evangelios: «suos in fide in actibus
recognovit». Sobre el descenso, véase C. A. Bouman, «Deseendit ad inferas»,
Nederlands katholieke stemmen, 55 (1959), 44-51; J. J. Campbell, «To Hell and
Back-, Viator, 13 (1982), 107-158; M. M. Gatch, «The Harrowing of Hell», Union
Seminary Quarterly Revieiu, 36, supl. (1981), 75-88; J. N. D. Kelly, Early Cbristian
Creeds, 3-1ed. (Londres, 1972) [Prim itiuos credos cristia «os (Sa iamanca, 1980)], pp.
378-383; H. C. Kim, ed., The Gospel o f Nicodemus (Toronto, 1973). Véase M. R.
James, The Apocryphal New Testament (Oxford, 1924), pp. 94-146, para una
traducción del «Evangelio de Nicodemo»; J. Kroll, Gott undHólle: DerMythos vom
Descertsuskampfe (Leipzig, 1932); C. I. Smith, «Descendit ad inferos-Again»,
Journalof theHisloryofIdeas, 28 (1967), 87-88; R. V. Turner, «Descendit ad inferas-,
Journal o f the History o f Ideas, 27 (1966), 173-194. Véase también abajo, capítulo
6, n. 18. Agradezco al Dr. Kevin Roddy que me haya permitido leer su escrito
inédito «The Descent into Hell: Medieval Literature and Medieval Myth».
120 Lucifer
fue autor de su propio crimen, pero el hombre fue descarriado por otro ser. El
ángel caerá más bajo porque su gloria era mayor, y la naturaleza humana, siendo
más vulnerable, es más fácilmente perdonable).
40. Sobre la controversia, véase M. Cappuyns, Jean Scot Erígéne (Lobina'.
124 Lucifer
1933), pp. 102-112; Hefele-Leclercq, vol. 4:1, pp. 137-235;J. Pelikan, TbeChristian
Tradition, vol. 3: The Growtb o f Medieval Ttjeology (Chicago, 1978), pp. 80-98.
41. Resp., pp. 160-1Ó1; Praed., p. 185.
42. Pelikan, pp. 87-89.
43. CB, p. 52: *[Deus] ipsum diabolum caput omnium daemoniorum cum
ómnibus angelis suis apostaticis et cum ipsis quoque universis hominibus reprobis
membris videlicet suis propter praescita certissime ipsorum propria futura mala
menta praedestinasse pariter per iustissimum judicium suum in morrem mérito
La diabología en la Edad Media temprana 125
San Jerónimo tentado a la lujuria por un diablo negro con aire de trasgo.
Iluminación de las Belles heures de Jean, Duc deBerry, Borgoña, siglo XV. Con
la autorización del Metropolitan Museum of Art, The Cloisters Collection,
Purchase 1954.
126 Lucifer
46. Para obras de Erígena y sobre él, véase el Ensayo sobre las fuentes. Las
más útiles son La división de la Naturaleza (Dlv.), el Comentario a Juan (Com.
Jn.), Predestinación divina (Pred.), y Exposiciones de la Jerusalén celestial (fer.).
Las traducciones están tomadas de I. Sheldon-Williams, ed., Jobannis Scotti
Eriugenae Peripbyseon, 2 vols. (Dublín,-1968-1972) (SW). La cita es de B. Stock,
•Observations on the Use of Augustine by Johannes Scotus Eriugena», Hanvard
Theologícal Review, 60 (1967), 213-220.
128 Lucifer
47. De hecho, Erígena empleó el término lucifer como metáfora por la luz
divina de la Trinidad (Jer. 2.3). Véase también Div. 2.20: «Pero la estrella diurna
del salmista, si bien para algunos parece significar el diablo, para otros [parece]
significar esa estrella muy brillante que suele preceder la salida del sol, la estrella
antes de cuya aparición sobre el horizonte cuenta la tradición que nació Cristo de
una virgen* (SW. vol. 2, p. 79).
48. «Deus ítaque nescit se, quid est, quia non est quid- (Div. 2.28; SW, vol.
2, p. 142); «Deus nec a seipso nec ab alio diffiniri potest- (Cappuyns, p. 204;
compárese Div. 2.28, SW, vol. 2, p. 138); -nulla kathegoria proprie dicitur de Deo-
(Cappuyns, p. 204; cf. Div. 2.28); «Non proprie de Deo predicatur quicquid habet
oppositum- (Cappuyns, p. 199; Div. 1.14, SW, vol. 1, pp. 76-77).
La diabología en la Edad Media temprana 129
El Cordero de Dios mira a dos ángeles que decapitan la Bestia del Apocalipsis y
arrojan a Satán al infierno. El texto sobre la cabeza del diablo es diabolus victus, *el
diablo vencido». Iluminación del Comentario sobre el Apocalipsis, de San Beato,
Francia, siglo XI. Fotografía con la autorización de la Bibliothéque Nationale, París.
130 Lucifer
51. Div. 2.2 (SW, vol. 2, p. 12): *Num negabís, Creatorem et creaturam unum
esse?» Div. 3.1: -Omnis universitatis principium est, et médium, et finís». Div. 3.17:
«et fít in ómnibus omnia*. Div. 3.17: -in divina cognitione in qua omnia vere et
substantiaiiter permanent. Est Deus supra et infra et extra omnia*.
52. La posición de Juan ha sido descrita incorrectamente, en tiempos
modernos, como panteísmo. Véase figura 1, p. 132.
53. Div. l.l:-[Natura] quae creat et non creatur (...) quae creatur et creat (...)
quae creatur et non creat (...) quae nec creat nec creatur».
132 Lucifer
Panteísmo
Erígena (panenteísmo)
in omnia, et fit in ómnibus omnia». Div. 3.4: -Omne namque, quod intelligitur et
sentitur, nihil aliud est, nisi non apparentis apparitio, occulti manifestado, negati
affirmatio, incomprehensibiliscomprebensio, ineffabilisfatus, inacessibilisaccesus,
inintelligibilis intellectus, incorporalis corpus, superessentialis essentia, informis
forma, immensurabilis mensura, innumerabilis numerus>.
55. Eso significaría que primero creó la nada a partir de la nada con objeto
de crear algo a partir de la nada, lo cual es absurdo. La nada es absolutamente
ninguna cosa.
56. -Omnis creatura simut eterna et facta est» (Cappuyns, p. 205; Div. 3.16).
-De universitatis etemitate in verbo Dei» (Cappuyns, p. 206; Div. 3.17). -De nihilo*
(Cappuyns, p. 205; Div. 2.14). -Omnia que facta sunt in Deo, Deus sunt» (Cap
puyns, p. 206; Div. 3.17). Dios se crea en sus productos {Div. 1.12. SW, vol. 1, pp.
58-62). «Ac sic de nihilo facit omnia (...) de negatione omnium, quae sunt et quae
non sunt, affirmationes omnium, quae sunt et quae non sunt» {Div. 3.20).
La diabología en la Edad Media temprana 135
57. Div. 1.8, SW, vol. 1, p. 50. -Omnis visibilis et invisibilis creatura
theopbania, id est divina apparitio, potest appellari- (Div. 3.19).
58. -Diffinitio malitiae* (Cappuyns, p. 211; Div. 5.26).
59- Div. 4.20: -in primo siquidem Adam (...) universa natura de felicítate
paradisi est expulsa*.
136 Lucifer
60. -De pertúrbate naturali ordine» (Cappuyns, p. 208; 212; D¡v. 4.11, 4.14,
5.36).
61. Div. 4. 14-15.
La diabología en la Edad Media temprana 13 7
66. G. M. Lukken, Original Sin in the Román Liturgy (Leyden, 1973), pp.
232-234.
67. D. M. Jones, -Exorcism befare the Reformación- (tesis de master,
Universidad de Virginia, 1978), pp. 2-18; H. A. Kelly, The Devil, Demonology and
Witchcraft, 2.a ed. (Nueva York, 1974), p. 81.
68. El pontífice: Mt. 26:63; el endemoniado: Me. 5:7.
69. A. Angenendt, «Der Taufexorzismus und seine Kritik in der Theologie
des 12. und 13.Jahrhunderts-, en A. Zimmermann, ed., DieMáchte des Guíen und
Básen (Berlín, 1977), pp. 388-409.
La diabología en la Edad Media temprana 139
76. Las liturgias dan la sensación de que sus ideadores esperaban que el
diablo pudiera ser echado por insultos grandilocuentes; por ej., Gelasiano 250:
■Sanguilappie, multis formis persuasor malorum, accusator veritatis, umbra vacua,
ínflate inanis, filius tenebrarum, angetorum iniquitas- (Sanguijuela, multiforme
tentador al pecado, enemigo de la verdad, forma vacía, cosa muerta sin aliento,
hijo de las tinieblas, iniquidad de los ángeles). M. Férotin, Le -Líber mozarabicus
sacramentorum- et les manuscrito mozarabes (París, 1912), p. 1029, da una lista
de nombres litúrgicos para el diablo: adversarias ludi/icus, -burlón*; serpens
calidas [sic), -serpiente lista»; vetemosuspestíferas, -antiguo portador de peste*;
apostata ángelus; refuga ángelus, -ángel desertor*; deceptor, «impostor»; draco,
•dragón»; bostisantiquus, «antiguo enemigo*; bostlscrudelissimus; hostisadversarius;
ínímícussuperbus, «enemigo orgulloso*; inimicus bellicosus; inimicus infestans,
-enemigo dañino-; inimicus occultus; princeps buius mundi, -príncipe de este
mundo-; princepssuperbie, -príncipe del orgullo*; Satan, serperisantiquus; serpens
nequissimus, «malvadísima serpiente»; spiritus immundus, -espíritu impuro»;
spiritus superbus; spiritus callidus; vastator antiquus; vexator noster, -nuestro
perseguidor-; Víctor antiquissimus; Zabulos [de Diaboloá-.
6 Lucifer en el arte y la
literatura medievales
tempranos
2. Satan, p. 102.
3- Salterio de Stuttgart, en Satan, pp. 41, 75,86,136,189. Brenk, Tradition,
102. Brenk, Tradition, pp. 196-197, da listas de !os dos tipos más comunes de
demonios: trasgos o diablillos y humanoides musculosos, en los siglos IX y X.
Lucifer en el arte y la literatura medievales tempranos 145
10. Kóppen, pp. 51-55. Trasgo de nariz larga, cola pequeña, alas emplumadas:
ICA (Londres, British Library, siglo XI). Brenk indica que el trasgo aparece en el
siglo VI en escenas de exorcismo.
11. Tridentes u horcas: ICA (Londres, British Library: demonios alados con
instrumentos, pinchando a los condenados para que entren en un lago^de fuego,
Harley 603). Atado en el infierno: ICA(Roma, Bib. Casanatense; París, Bibliothéque
Nationale: Biblia de Roda, siglo XI); San Apollinare Nuovo, Rávena. J. Galpem,
«The Shape of Hell in Anglo-Saxon England- (Tesis doctoral, Universidad de
California, Berkeley, 1977), p._ 37, arguye que la boca abierta del infierno se
inventó en la Inglaterra defsiglo XII.
12. Negro: ICA (París, Bibliothéque Nationale: sacramental de Drogo del
siglo IX; Londres, British Library: Salterio de Bristol, siglo XI). Azul: Kirschbaum
arguye que el violeta/azul es también el color de la noche y el color natural del
aire si se le quita la luz solar. Fulgencio de Ruspe (468-533) decía en De Trinitate:
•corpus ergo aethereum, id est igneum, eos [angelos] dicunt habere: angelos vero
malos, id est daemones, corpus aereum* (Los ángeles tienen el cuerpo etéreo,
ígneo, mientras que los ángeles caídos lo tienen aéreo), I. En el mosaico de
Torcello (véase Kóppen, pp. 47-49), el diablo es azul y tiene el cabello y la barba
desordenados y blancos; tiene a Judas en el regazo y está sentado sobre tremendas
serpientes; debajo de él, los pecadores sufren tormento; sus demonios servidores
son alados y tienen cabeza de sátiro. Se ha sugerido, pero no explicado, una
relación entre ese diablo azul y el dios de río romano. Pardo: Ohlgren ha expuesto
que el manuscritoJunius 11 muestra al diablo pardo excepto cuando va disfrazado
de ángel bueno; entonces es rojo. Pálido y/o gris: Londres, British Library; Mos-
148 El Diablo
18. Para la tradición, véase Satan, pp. 116-122, y arriba, capítulo 5, n. 36. La
prosa y las versiones poéticas de la trilla del infierno en inglés viejo se inspiran
en una amplia tradición que quizá incluya el -Evangelio de Nicodemo- que, sin
embargo, no pudo tener ninguna influencia directa en Inglaterra hasta comienzos
del siglo XII. La datación de los materiales en inglés viejo ha sido puesta en duda
por la erudición reciente; Beowulf, por ejemplo, puede que se remonte tan atrás
como finales del siglo VII y que sea tan tardío como de comienzos del siglo XI;
lo único seguro es que la mayor parte de la literatura en inglés viejo va del siglo
VII al XI. Dos textos de la -trilla- en inglés viejo figuran en W. Hulme, ed., «The
Oíd English Versión of the Gospel of Nicodemus», Publications o f the Modem
Language Association, 13 (1898), 457-542; S. Crawford, ed., The (Jaspe/ o f
Nicodemus (Edimburgo, 1927). Otro -Descenso» está publicado por A. Luiselli
Fadda, «Descensus Christi ad inferos», Studi medievali, 3aser., 13 (1972), 989-1011.
Véase R. Trask, «The Descent into Hell of the Exeter Book-, Neupbilologtscbe
Mitteilungen, 72 (1971), 419-435, sobre el -Descenso- editado por Krapp y Dobbie,
pp. 219-223. Véase también G. Crotty, «The Exeter “Harrowing of Hell”: A
Reinterpretation-, PMLA, 54 (1939), 349-358; P. Conner, «The Liturgy abd the Oíd
English “Descent into Hell"*, Journal o f Englisb and Germanic Philology, 79
(1980), 179-181;J. J. Campbell, «To Hell andBack: Latín Tradition and Líterary Use
of the "Descensus ad Inferos" in Oíd English-, Viator, 13 (1982), 107-158; véase
también la homilía -Dominica pascha-, en R. Morris, ed., The Blickling Homilies
ofthe Tentb Century, 2a ed. (Oxford, 1967), pp. 82-97.
19- Luiselli Fadda, citando MS Junius 121, 154B: «Eala bu deafl ic beo {sin
deaó, and £>u hell, ic beo ^in bite-.
Lucifer en el arte y la literatura medievales tempranos 153
20. Hulme 506: -And ¡du nu t>urh baet treow and faurh £>a rodé haefsc ealle
jayne blysse forspylled*; Hulme 498: Satán parece saber que Cristo es «godes sunu
and eac man-; Hulme 500: desdicha eterna; Hulme 500: Satán ofrece al Infierno
la esperanza de que Cristo será su esclavo; Hulme 502: el Infierno habla de sus
thanes («ealle myne arleasan j^egnas-); Hulme 506: Cristo ata a Satán.
154 Lucifer
26. Sobre el pasaje del Edén, véase Hill, «FalN; J. F. Vickrey, «The Vision of
Eve in Genesis B«, Speculum, 44 (1969), 86-102; R. Woolf, «The Fall of Man in
Genesis B and theMystére d'Adam», en S. Greenfield, ed., Studies in Oíd English
Literature (Eugene, Ore., 1963), pp. 187-199; J. M. Evans, Paradise Lost and the
Genesis Tradition (Oxford, 1968). GE 444: yelmo de guerra.
J
Lucifer en el arte y la literatura medievales tempranos 157
27. GB 538-539: no se parece a ningún ángel que haya visto jamás (• J>u gelic
ne bist aenegum his engla Jje ic aer geseah*). GB 600-609: visión de Eva. Vickrey
descarta !a idea de que ésta sea una visión real, arguyendo que la audiencia del
poeta sabría de inmediato que ninguna vjsión auténtica podía ser consecutiva a
un acto de desobediencia hacia el propio señor. Lo cierto es que el poeta alude
claramente y con frecuencia al hecho de que, durante ese pasaje, Eva es engañada
por mentiras demoníacas (por ej., GB 630). GB 587: su mentira más ruda, «Yo no
soy como el diablo* (*ne eom ic deofle gelic*). GB 724-725: ríe y hace cabriolas.
GB 16Q-762-. planea su vuelta junto a Satán Gnu wille ic eft £>am lige near, Satan
ic t>aer secan wille; he is on Jjaere sweartan helle haeft mid hringa gesponne*).
Véase Evans, p. 159.
28. *... {jaet is micel wundor Jjaet hit ece god aefre wolde jDeoden folian, {Daet
wurde £egn swa monig forlaedd be jiam lygenum £>e for f>am larum com* «75595-
598). Quizá el poeta recurriese al demonio mensajero para resolver la vieja
anomalía de que Satán estuviese encadenado en el infierno a consecuencia de su
caída pero a la vez pudiese vagar por el mundo: ahí se deja a Satán atado, pero
los demonios menores tienen más libertad.
29. Para ediciones y críticas de Cristoy Satán, véase Ensayo sobre las fuentes.
Como las demás obras en inglés viejo, no se conocen su fecha y origen, pero C.
R. Sleetli, Studies in *Christ and Satan- (Toronto, 1981) y R. Finnegan, ed., Christ
and Satan: A Critical Edition (Waterloo, Ont., 1977) coinciden en comienzos del
siglo IX. Véase Finnegan, Christ and Satan, p. 33, para la teoría del progreso
temporal dentro del poema. Como en . el caso de Génesis B, los críticos han
exagerado la originalidad y la heterodoxia del poema: son inequívocos los
ocasionales entretejimientos dramáticos en puntos teológicos.
158 Lucifer
35. Los secuades de Satán son sus gingran, «dependientes». (CS 191); es
dryhten del infierno, como Cristo lo es del cielo (CS 47,69,108,163,217); es aldor-
paegn, «príncipe-, -señor de thane» (CS66), pero también es, a su vez, servidor del
infierno, handpegen belle (CS 483).
36. -Segdest us to soSe t>aet din sunu waere meotod moncynnes- CCS63-64).
Satán no presenta ninguna argumentación teológica según la cual Cristo sea su
subordinado, pero se siente la insinuación del folklore de la rivalidad fraterna entre
Cristo y Satán. El pasaje no se refiere específicamente al Anticristo. La sugerencia
de Hill («Fall-, p. 324) de que se alude a -la mentira, parece exacta.
37. Los críticos han encontrado una teología innecesariamente extraña en ése
y posteriores pasajes ( CS81-87, 168-175, 340-347). Satán, desde luego, se rebela
contra Cristo, pero el poeta no pretende en absoluto hacer una distinción entre
una rebelión contra el Padre y otra contra el Hijo (CS 190-193,256-258). En CS83-
88 y 173-174, Satán habla de su deseo de echar a Cristo del cielo y ponerse en su
lugar, pero esto significa que Satán envidia la gloria que el Padre da a Cristo, una
idea tradicional aunque no universal. Una visión sofisticada como la de Erígena
situaría la rebelión en el momento inmediatamente posterior a la creación y, con
ello, la haría simplemente una metáfora de la alienación que hay en el cosmos.
La explicación de Hill (p. 322) de que el énfasis que pone el poeta en Cristo con
preferencia al Padre es natural dentro de la unidad dramática de un poema que
enfrenta a Satán y Cristo parece la mejor aclaración de cualquier idiosincrasia del
poeta. Es completamente tradicional que fue Cristo el que expulsó a los ángeles
pecadores; esa tarea podría atribuirse al Padre, a Cristo o a Miguel, pero
estructuralmente todo es lo mismo.
38. Chispeando: «he spearcade Qonne he spreocan ongan fyre and atre* (CS
78; cf. ■spearcum», l6 l). Sobre este pasaje, véase T. D. Hill, «Satan's Fiery Speech-,
Notes and Queries, 217 (1972), 2-4; H. Keenan, -Satan Speaks inSparks», Notes and
Queríes, 219 (1974), 283-284; R. E. Finnegan, «Three Notes on the Junius XI Christ
a n d Satan-, Modern Phiíology, 72 (1974/5), 175-181. Esas fuentes aportan
precedentes patrísticos.
Lucifer en el arte y la literatura medievales tempranos 161
39. CS9& "le eom fah wiQ god». Finnegan, CbristandSatan, p. 52, expone
que la lamentación de Satán es una tradición que se remonta al siglo VI: véase
Avitus de Vienne (m. c. 519), De origlnalipeccato, lib. 2.
40. El poeta exculpa torpemente la contradicción inherente a la tradición
teológica (109-113). No puede ver a Dios: CS 100, 169.
41. -Ne ic {sam sawlum ne mot aenigum sceóóan butan Jsamanum {>e he agan
nyle* ( CS 144-146). Esto no se refiere a la trilla del infierno, sino más bien a la
opinión tradicional de que Dios permite a Satán tentar a los pecadores, pero sólo
para poner a prueba a los escogidos, que están exentos de pecado mortal.
42. -Eala drihtenes }>rym! Eala duguSa helm! Eala meotodes miht! Eala
middaneard! Eala daeg leobta! Eala dream godes! Eala engla jaread Eala upheofen!
Eala Oaet ic eam ealles leas ecan dreames» (CS 163-107).
43. *í>a com engla sweg, dyne on daegred- (CS 401-402).
Lucifer en el arte y la literatura medievales tempranos
La trilla del infierno. Cristo alancea a un Satán bestial mientras saca a los
justos de la terrible boca del infierno. De las Miniaturas de la Vida de
Cristo, Francia, c. 1200. Con la autorización de la Fierpoint Morgan
Library, Nueva York.
168 Lucifer
and hi eatle to awyrgedum deoflum wuldon awende (...). Nu sind óa nigon heapas
genemnede (ahí enumera las nueve órdenes). Paet teoQe forwearó. Pa waes
mancynn gesceapen to ge-edstaóelunge 3aes forlorenan heapas» (La humanidad
fue creada para ocupar el puesto de la décima hueste, porque la décima hueste
era culpable de orgullo y todos.se convirtieron en malvados demonios (...). Ahora
se nombran las nueve huestes (...). La décima pereció. De modo que la humanidad
fue creada para llenar el puesto de los rangos perdidos). Orgullo: up-abefednysse
(Homl.3); desobediencia: ungehyrsumnesse(Homl. 1); enemistad: widenveardnysse
(Homl.l) Esa idea aparece por primera vez en el Libro de los Jubileos.
58. Compartía el cielo con Dios:-HomI.l. Sin culpa de Dios: «ne naefre se yfela
raed ne com of Godes ge£>ance, ac com of £>aes deofles-; Lucifer quería «sittan on
fc>amnoródaele heofenan rices*; belleza de Lucifer: *óa waes fciaes teoóam werodes
ealdor swiñe faeger and wlitig gesceapen, swa fcaet he waes gehaten Leohtberend*,
pero se hizo «atelic sceocca* y sus camaradas *la31icum deoflum» (Homl.l). .
59.. Aelfric refuta a los gedwolmen (heréticos o falsos intérpretes de la
Escritura) que dicen que Satán es responsable de la creación de ciertas cosas y
Dios de otras. Esopuedé ser una alusión a los maniqueos o los. priscilianistas;
Aelfric sabía de ellos por Gregorio.
60. Homl.l; Hex. líneas 297-300; la 297 es precisa: Adán fue creado el |jam
ylcan daege (el mismísimo día) que Lucifer cayó. Las cronologías tradicionales son
inconsistentes. GénesisA, por ejemplo, sitúa la creación de todo el mundo material
después de la caída de Lucifer, mientras que Aelfric coloca la creación material,
salvo la de la humanidad, antes de la caída. Ahí hay varios escenarios tradicionales:
(1) Dios crea todo (incluyendo a Adán y los ángeles) a la vez, y la caída de Lucifer
y la caída de Adán son contemporáneas de la creación; (2) Dios crea a los ángeles
antes que nada, los ángeles caen en el momento de la creación, y Dios procede
a crear el mundo material; (2a), como (2), salvo porque los ángeles caen un
momento después de la creación; ese momento da campo a su libre albedrío;
(3) Dios crea a los ángeles y después, el mundo material, los ángeles caen
posteriormente, y luego Dios crea la humanidad; (4) ios ángeles caen cuando
Adán es creado, porque lo envidian; (5) los ángeles no caen hasta el tiempo de
170 Lucifer
danés, de que el fin del mundo estaba cerca. Wuifstan, 20, veía a los danés como
las tropas del Anticristo y también como retribución por los pecados de los
ingleses.
66. HomII.44: los que persisten en el pecado se hacen como demonios y
residen eternamente con el diablo en los tormentos del fuego infernal.
67. Sulpicio Severo, Vita Martini Turonensis, ed. J. Fontaine, SC 133-135,
caps. 21-24.
68. Gregorio de Tours, Historiarum UbriX, 215. Sobre los exorcismos en
hagiografía, véase E. G. Rüsch, «Dümonenaustreibung in der Gallus-Vita und bei
Blumhardt dem Alteren-, TbeologischeZeitscbrift, 34 (1978), 86-94. Obsérvese que
entre todos ¡os milagros que implican a demonios sólo el exorcismo está arraigado
en la liturgia; deriva de la liturgia del bautismo. Sobre milagros, véase R.
Swinburne, The Concept o/MiracleCLonáres, 1970); M. Melinsky, HealingMiracles
(Londres, 1968); B. Ward, Miracles and tbe Medieval M ind (Filadelfia, 1982); B.
Ward, -Miracles and History: A Reconsideration of the Miracie Stories Used by
Bede», en G. Bonner, ed., Famulus Cbrísti(Londres, 1976), pp. 70-76; N. Partner,
SeriousEntertainments (.Chicago, 1977). Compárense las historias de milagros en
Beda, Hist. 3.11, 4.18, 5.12 (visión del infierno de Dryhthelm), y en sus KS13,15,
17, 41.
Lucifer en el arte y la literatura medievales tempranos
69. Dial. 1.4.7, 1.4.21, 1.10.2-5, 1.10.6-7, 1.10.9, 2.1.5, 2.8-13, 2.16.2, 2.37.4,
3.6-7, 3.20-21, 3.28, 3.32, y muchos otros.
70. Dial. 1.4.7.
71. Dial. 3.7. El interrogatorio del demonio principal a sus secuaces sobre
sus actos malos se convirtió en un ingrediente pautado en el aquelarre de las
brujas, lo mismo que la historia de Dial. 3.28, que atribuye a los lombardos arria-
174 Lucifer
74. Félix, Vida de Guthlac, caps. 31-32, 36, adaptada de Jones, p. 139. Véase
B. Colgrave, ed., Felix’s Life o f Guthlac (Cambridge, 1956), y T. Wolpers, Die
engliscben Hefllgenlegende des Mittelalters (Tubinga, 1964).
75. HomII.27.
76. Despreciarlo: VS, «Sobre los augurios*. Opción: ibid. («nu we ne m agon
gccwaemon criste and deofle*). Aelfric también cuenta la vieja historia de San
Basilio en VS, ‘Basilio*. Otras apariciones significativas del diablo y de demonios
en VS están en «Eugenia», -Mauro* y «los cuarenta soldados mártires*.
7 El diablo y los eruditos
.
7. Cf. Monologion, 8,19 CF. S. Schmitt, ed., Sancti Anselmi opera omnia, 2
vols. [Stuttgart, 1968], vol. 1 [I], pp. 22-24, 33-35).
8. Caída, 10-11; Caída, 11: ■quasi-atiquid-, D. P. Henry, .Saint Anselm' and
Nothingness-, Philosopbical Quarterly, 15 (1965), 243-246, arguye que la distin
ción de Anselmo entre secundum form am ¡oquendi, según el uso del habla, y
secundum rem, según la realidad, es válida. En el primer caso, el mal puede ser
algo, o al menos un casi-algo; en el segundo, no. Tomás de Aquino adoptó un
enfoque similar en Summa theologiae (ST), Ia.48.2. Efectos reales del mal: Caída,
26. S. Vanni Rovighi, «II problema del male in Anselmo d’Aosta-, Analecta
Anselmiana, 5 (1976), 179-188, señala una diferencia central en el uso general de
182 Lucifer
9. Caída, 2-3. Sería más sencillo decir que Dios ofrece el don, Lucifer lo
rechaza, y por anco Dios no lo entrega. Para Dios, por supuesto, todo eso ocurre
en la eternidad; conoce el rechazo de Satán en el mismo momento del ofre
cimiento.
10. Caída, A: «Hoc ipso voluic esse inordinate similis Deo, quia propria
volúntate, quae nulli subdita fiiit, voluit alíquid- (Quería ser como Dios de un
modo inapropiado porque quería obtener algo por medio de su propia voluntad,
no sujetándose a la de Dios). Alberto Magno (c. 1200-1280) adoptó una posición
similar en su Comentarlo a las Sentencias (Com. Sent.) 2.5.3; Tomás de Aquino
amplió y modificó la argumentación en ST Ia.63.3.
184 Lucifer
11. Caída, 4: -VoJendo igitur aliquid quod velle tune non debebat, deseruit
iustitiam, et sic peccavit» (Queriendo algo que le era inapropiado [es decir, era
inapropiado que tratara de conseguir la beatitud antes de que Dios se la diera],
desertó de la justicia y de ese modo pecó). El pecado era que ■diábolum sponte
dimississe velle quod debebat et iuste amississe quod habebat, quia sponte et
iniuste voluit quod non habebat et velle non debebat- (escogió libremente no
querer lo que debía y así perdió justamente lo que tenía, porque eligió libre e
injustamente lo que no tenía ni debía querer tener). Véase también Caída, 13-16.
12. Caída, 7.
13- Caída, 9: -non stetit in originali ut ita dícam rectitudine- (no pennaneció
en lo que puede llamarse su rectitud original).
14. Caída, 20: -quid mirum, si dicimus deum facere singulas actiones quae
fiunt mala volúntate- (no hay de qué sorprenderse si decimos que Dios hace las
malas acciones que son hechas con libre albedrío); pero el que Dios permita el
mal, y no lo cause, «omnino Deum excusat et diabolum accusat- (exonera
completamente a Dios y acusa al diablo).
El diablo y los eruditos 185
15. Caída, 27: -Nuila causa praecessit hanc voluntatem nisi quia velle potuit
(...) non nisi quia voluit. Nam haec voluntas nullam aliam causam qua ¡mpelleretur
aliquatenus aut attraheretur, sed ipsa sibi efficiens causa fuit —si dice potest— et
effectum-.
186 Lucifer
i
El diablo y los eruditos 187
18. Virg. 1-4, 9-10,26-27. CDH1.11: «Non est itaque aliud peccare quam non
reddere Deo debitum- (El pecado no es otra cosa que dejar de devolver a Dios
lo que se le debe). CDH 1:15: «Dei honori nequit aliquid, quantum ad illum
pertinet, addi vel minui. Idem namque ipse sibi est honor ¡ncorruptibilis et nullo
modo mutabilis- (No se puede quitar de Dios, ni añadirle, nada que le sea propio,
porque su honor es incorruptible e inmutable).
19- CDH 1.15: «Quae cuín vult quod debet, Deum honorat; non quia illi
aliquid confert, sed quia sponte se eius voluntad et dispositioni subdit, et ¡n rerum
universitate ordinem suum et eiusdem universitatis pulchritudinem, quantum in
ipsa est, servat. Cum vero non vult quod debet, Deum, quantum ad illam pertinet,
inhonorat* (Cuando se quiere lo que se debe se honra a Dios, no dándole nada,
sino sometiéndose libremente a su voluntad y su plan y preservando su orden y
la belleza del universo en la medida en que se es capaz. Pero aquél que no quiere
lo que debe deshonra a Dios en la medida en que es capaz).
20. CDH 1.23: «Nonne abstulit Deo, quidquid de humana natura facere
proposuerat? Non potest negari- (¿No sustrae [el pecador] a Dios aquello que é¡
había propuesto para la naturaleza humana? No puede negarse).
21. Véase Anselmo, Virg., pássim, para teorías de transmisión del pecado
original, irrelevantes para este libro.
22. CDH 1.7, 2.19: «Siquidem diabolo nec Deus aliquid debebat nisi
188 Lucifer
poenam, nec homo nisi vicem, ut ab illo victus illum revinceret; sed quidquid ab
Jilo exigatur, hoc Deo debebat non diabolo- (Dios no debe nada al diablo salvo
castigo, y la humanidad no debe nada al diablo salvo un representante que lo
derrote y recupere lo que ha tomado; y lo que sea que Dios pida de ese
representante se debe a Dios y no al diablo).
23. Sobre soteriología (teoría de la salvación) en ese período, véase
especialmentej. Riviére, Ledogme de la rédemption au débu tdu moyen áge(París,
1934); J. P. Bums, «The Concept of Satisfaction in Medieval Redemption Theory-,
Tbeologícal Studies, 36 (1975), 285-304; D. E. De Clerck, «Questions de sotériolo-
gie médiévale», Recherches de théologie ancienne et médiévale, 13 (1946), 150-184;
J. Pelikan, The Christian Tradition, vol. 3: The Growth o f Medieval Tbeology
(Chicago, 1978), pp. 129-138. Sobre la teoría de Anselmo en particular, véase A.
Atkins, -Caprice: The Myth of the Fall in Anselm and Dostoevsky», Journal o f
Religión, 47 (1967), 295-312; J. Hopkins, A Companion to tbe Study of St. Anselm
(Minneapolis, 1972), pp. 122-212; B. P. McGuire, -God, Man and the Devil in
Medieval Theology and Culture*, Université de Copenhague: Institut du moyen
age grec et latín: Cabiers, 18 (1976), 18-79; J. Mclntyre, St. Anselm an dH is Critics:
A Re-interpretation o f tbe Cur Deus Homo (Edimburgo, 1954); R. W. Southern,
Saint Anselm a n d His Biographer( Cambridge, 1963), pp. 77-121, esp. el excelente
sumario de pp. 92-93.
24. Para la interpretación de la teoría del sacrificio anteriormente, véase
Satan, pp. 82-86, 116-121, 138-143, 192-194, 215-218; F. M. Young, -Insight or
Incoherence-, Journal o f Ecclesiastical History, 24 (1973), 113-126.
El diablo y los eruditos 189
28. CDH 1.15: «necesse est ut omne peccatum satisfactio aut poena
sequaíur- (es necesario que la satisfacción o el castigo sigan a cada pecado); CDH
1.11-14; CDH 1.19: «namDeus nulli quicquam debet, sed omnis creatura illi debet-
(pues Dios no debe nada a nadie; antes bien, todo ser le debe); CDH 1.20-21,2.6;
CDH 1.22: -ex vulnere primi peccati concipitur et nascitur in peccato» (por la
herida infligida por el pecado original somos concebidos y nacemos en el
pecado).
29. CDH 2.6: «necesse est ut eam [satisfactionem] faciat deus-homo* (es
necesario que la satisfacción !a haga un Dios/Hombre).
30. CDH 1.8: «non enim eura invitum ad mortem ille coegit aut occidi
permisit, sed idem ipse sponte sua mortem sustinuit- (Dios no le forzó a la muerte
sin que la quisiera, sino que él sufrió la muerte por su libre albedrío); véase CDH
1.19,2.11, y C. Armstrong, «St. Anselm andHis Critics», DoiviisideReview, 86 (1968),
354-376, sobre por qué la muerte era pertinente.
192 Lucifer
33- Abelardo, Sic etnon, 143; B. Boyer y R. McKeon, eds., Peter Abailard
Sicet non (Chicago, 1977); cf. también Sicetnon29-31,37,46-47,54,77,143. Véase
también Alain de Lille (m. 1203), Contra haerettcos libri quattuor, 1.4.
34. Sens, canon 17: «quod Deus nec debeat nec possit mala impedire-. H.
Denzinger y K. Rahner, Enchiridion symbolorum, 36* ed. (Barcelona, 1976), no.
375. Véase también J. Riviére, «Les "capitula” d’Abélard condamnés au concile de
Sens-, Recberches de théologie ancienne etmédiévate, 5 (1933), 5-22, en p. 16; G.
Delagneau, «Le Concile de Sens de 1140: Abélard et Saint Bemard», Bulletin de la
SociétéarcbéologlquedeSéns, 37 (1933), 80-116; E. Buytaert, ed., Abailardiopera
tbeologica, 2 vo\s., CCCM 11-12, pp. 455-480. Sobre Abelardo, véase L. Grane,
Peter Abelard: Pbilosopbyand Cbristianity in tbe Middle Ages (Nueva York, 1970).
35. Yvo de Chartres (c. 1040-1116) sostuvo el punto de vista tradicional en
su Panormia, 8.68. Witelo (Vitellio), un erudito polaco residente en París en el
siglo Xm, sostuvo un punto de vista inusual. Inspirándose en la antigua doctrina
platónica de que los demonios eran seres intermedios entre la humanidad y los
dioses, Witelo los trató como seres naturales superiores a los seres humanos e
inferiores a los ángeles, mediaepotestates. Estaban compuestos de cuerpo y alma
y eran mortales. De acuerdo con la perfección natural de su naturaleza, eran
incapaces de pecar; la fe enseña que sí pecaron, de modo que su pecado debió
ser sobrenatural. Véase A. Birkenmajer, Études d ’histoire des sciences en Pologne
(Varsovia, 1972), pp. 122-136; E. Paschetto, *11"De natura daemonum” di Witelo-,
Atti dell'Academia delle Scienze di Torino: Filosofía e storia della filosofía, 109
(1975), 231-271.
Lucifer
36. Satán como el ángel más alto: Pedro Lombardo, Sent. 2.6.1; Hugo de
Saint Víctor, Sum m a sententiarum, 2.4; Alberto Magno, Comentario a las
Sentencias, 2.6.1. Sobre Alberto, véase B. Geyer, ed., Opera om nia AlbertiMagni,
8 vols. hasta la fecha (Munster, 1951-); A. Borgnet, ed., Opera omnia, 38 vols.
(París, 1890-1899); T. F. O’Meara, *Albert the Great: A Bibliographical Guide-, The
Tbomist, 44 (1980), 597-598; J. Auer, «Albertus Magnus ais Philosoph und
Theologe-, Beitrüge z u r Gescbicbte des Bistums Regensburg, 14 (1980), 41-62.
Robert Pullen argüyó que Lucifer era un querubín o un serafín: Libersententtarum,
6.45-58. En sria.63.7, Tomás de Aquino presenta un argumento lógico en favor
de que Lucifer fuese el más alto de los ángeles. El ángel más alto es el más
susceptible de caer, porque su alta condición lo hace máximamente vulnerable
al pecado de orgullo. Duns Escoto (1266-1308) argüyó que los ángeles de una
orden dada no eran iguales: Comentario a las Sentencias, 2.9. Las obras de Duns
están editadas por L. Wadding, Opera omnia, 12 vols. (Lyon, 1639); véaseesp. vol.
6:1-2, Comentario a las Sentencias, y vol. 11:1, Reportata Parísíensía-, véase E.
Gilson, Jean D uns Scot: Introduction a sespositions fondam entales (París, 1952),
Satán hubiera querido tener una forma hermosa y atractiva cuando se apareció
a Adán y Eva, pero Dios no se lo permitió para que su tentación no diese
irresistible; Dios tampoco le permitió adoptar su propia forma grotesca, que
hubiera sido demasiado repelente. Se vio forzado, por tanto, a hablar a través de
la serpiente. Véase Pedro Lombardo, Sent. 2.21.2: -Sed quia illi per violentiam
nocere non poterat, ad fraudem se convertit, utdolo homínemsupplanteret, quem
virtute superare nequiret. Ne autem fraus illiciter manifestaretur, in sua spede non
venit, ne apérte cognosceretur et ita repelleretur. Iterum, ne nimis occulta foret
fraus eius, quae caveri non posset, et homo simul videretur iniuriam pati; si taliter
circumvenire permitteret eum Deus, ut praecavere non posset, in aliena quidem
forma venire permissus est diabolus, sed in tali, in qua eius malitia facile posset
deprehendi (...). Venit igitur ad hominem in serpente, qui forte si permitteretur,
in columbae specie venire maluisset (...). Diabolus enim per serpentem (encabar,
in quo loquebatur* (Pero dado que no podía dañarle por medio de violencia, se
volvió al fraude para poder socavar al hombre en vez de vencerlo por la fuerza.
Para ocultarse, no vino en su propia forma, no fuese que lo reconocieran y
rechazaran. Pero no era adecuado que su fraude fuese tan completamente sutil
que el hombre sufriera perjuicio por no tener ningún modo de estar alertado, y
por tanto fue permitido al diablo que tomase sólo una forma en la que su malicia
pudiera descubrirse fácilmente. Por tanto vino al hombre en la forma de una
serpiente, porque sólo eso le era permitido, aunque él hubiera preferido
presentarse como una paloma. El diablo tentó al hombre a través de la serpiente,
en la que hablaba).
El diablo y los eruditos 195
que se podía tener libre albedrío pero con todo no ser capaz de elegir entre el bien
y el mal. Dios, por ejemplo, tiene libre albedrío pero no puede elegir el mal; los
condenados tienen libre albedrío pero no pueden elegir el bien.
45. Hildebert, Sermón 49; Pedro Lombardo, Sent. 2.21 y Commentarium in
Psalmum 118. Alain de Lille (Contra haereticos 1.14) argüyó que la humanidad
había sido creada, de algún modo, para ornamentar la Jerusalén celeste: -non
propter supplendam ruinam tantum, sed potius ad coelestem Hierusalem
exornandum».
46. Ralph, Sententias excerptas, 31, ed. G. Lefevre, Anselmi Laudensis et
Radulfi fratris eius sententias excerptas (Évreux, 1895): «Diabolus dicítur fuste
possidere hominem, quia Deus juste hoc permittebat et homo juste patiebatur
quod promeruerat* (Se dice que el diablo posee a la humanidad justamente
porque Dios lo permitió justamente y la humanidad sufrió justamente lo que
merecía), Anselmo, Sent. 9: Dios se hizo humano para que el diablo perdiera su
San Miguel disputa con un demonio la suerte de un alma. A la izquierda, un demonio intenta, como de
costumbre, desequilibrar la balanza a favor del infierno; a la derecha, un ángel ofrece el alma redimida al
cielo. Pintura catalana, frontispicio del altar de la iglesia de Soríguerola (Girona), siglo XIII. Con la
autorización del Museu d'Art de Catalunya.
200 Lucifer
poder sobre la humanidad («per hoc suam potestatem amitteret*). Véase también
Sent. 8. Un cuestionamiento reciente de que existiera una escuela de Laon es V.
Flint, «The ‘’School of Laon"*, Rechercbes de tbéologie ancienne et médiévale, 43
(1976), 89-110.
47. Inocencio III, Sermón 29: «virgam et lineam, hamum et escam» (anzuelo,
caña y plomada, lit. caña de pescar, hilo, anzuelo y cebo). Véase también Riviére,
Le dogme, pp. 224-225, cita de un sermón en París, Bibliothéque Nationale Lat.
14958 fol. 115r-v.
48. Bernardo se inclinaba por el punto de vista de que la humanidad sufre
justamente, Dios permite justamente el'sufrimiento, y el diablo no tiene derechos
justos. Pero a veces Bernardo se inclinaba hacia la otra dirección, no tanto en
oposición a Anselmo sino como reacción contra Abelardo. Pedro, Sent. 3-19-20;
Bernardo, Tractatus de erroribus Petri Abelardi 5.14: -hoc ergo diaboli quoddam
in hominem jus, etsi non jure acquisitum, sed nequiter usurpatum; juste tamen
permissum. Sic itaque homo juste captivus tenebatur, ut tamen nec in homine, nec
in diabolo illa esset justitia, sed in Deo* (Así, el diablo tiene un cierto derecho sobre
la humanidad; si bien no fue adquirido por derecho sino injustamente usurpado,
con todo es permitido justamente. La humanidad, pues, es mantenida justamente
cautiva, pero la justicia no está ni en los hombres ni en el diablo, sinosólo en Dios).
Véase Riviére, Le dogme, pp. 206-221.
49. Robert, Sententiae 4.13-14: -quippe diabolus in homine, quem malo
dolo deceperat, nihil iuris habebat [4.131* (el diablo, desde luego, no tiene ningún
derecho sobre la humanidad, a la que engañó con un truco maligno). Véase
Riviére, Le dogme, pp. 164, 4l6; Burns, pp. 293-295.
El diablo y los eruditos 201
nados? Pero, si era bajo tierra, ¿cómo podían vagar por el mundo
en busca de la ruina y la destrucción de almas? Algunos
argüyeron que vagarían por el aire hasta el juicio final y después
serían arrojados al infierno, pero eso no resolvía la dificultad;
tampoco la idea de que el diablo mismo estaba atado en el
infierno mientras los demonios subalternos andaban sueltos. La
teoría más forzada era que los demonios pasaban parte del
tiempo en el aire, tentando, y el tiempo restante en el infierno,
subiendo y bajando según requerían sus deberes. La mejor
solución sería considerar que el infierno era un estado de
privación de Dios más que un sitio: «Esto es el infierno, y no estoy
fuera de él*. Por desgracia, esa solución, aunque respetada por
Tomás de Aquino, fue poco adoptada, porque iba contra el
deseo escolástico de precisar detalles51.
Algunas cosas que hace el diablo pueden parecer buenas,
pero lo cierto es que todos sus movimientos se orientan a la
destrucción del cosmos armonioso de Dios. Dios le permite
tentarnos y afligirnos para poner a prueba nuestras almas y dar
amplio margen a nuestro libre albedrío para optar por el bien y
el mal. El diablo no puede acceder directamente al alma de una
persona, pero Dios le permite, en ciertas circunstancias, mani
pular fenómenos naturales en contra de nosotros52. Puede crear
ilusiones en nuestras mentes y causar impresiones de cosas
portentosas como un mago en un escenario, pero sólo son
maravillas {mira), no auténticos milagros (miracula). El diablo
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53- Alberto, Com. Sent. 2.43.3: -potest diabolus multis modis formare
formas et illas offerre oculis sive sensui; sensus autem objectas volens nolens
apprehendit» (el diablo puede generar muchas clases de formas y ponerlas ante
los ojos u otros sentidos, y los sentidos se ven forzados a observar tales cosas).
Guillermo de Auvernia, De universo, 2.3.12-13; Honorio, Liber quaestionum, 11;
Walter Map, De nugis curialium, 5.6; Abelardo, Concilio de Sens, no. 16
(Denzinger, no. 383).
54. Guibert, De vita sua, ed. y trad. J. Benton, Self andS ocietyin M edieval
France: The Memoirs o f Abbot Guibert de Nogent (Nueva York, 1970); J. Paul, «Le
démoniaque et l’imaginaire dans le "De vita sua” de Guibert de Nogent», en Le
diable au moyen age (París, 1979), pp. 373-379- R. Colliot, «Rencontres du moine
Raoul Glaber avec le diable d’aprés ses histoires», en Le diable au moyen age, pp.
119-132.
El diablo y los eruditos 205
su propio tiempo, en base a que todos los heréticos eran seguidores del diablo
y podían ser denominados pertinentemente luciferienses. Véase R. Lerner, Tbe
Heresy o f tbe Free Spirit in tbe Later Middle Ages (Berkeley, 1972).
59. G. R. Evans, Aiiselm a n d a New Generation (Oxford, 1980), p. 146.
60. Véase arriba, capítulo 6, para los antecedentes bogomilos del catarismo.
El mejor libro sobre el catarismo es A. Borst, Die Katharer (Stuttgart, 1953); véase
también Berkhout y Russell, nos. 290-709.
208 Lucifer
6l. Sobre las doctrinas cataras, véase especialmente Borst; M. Loos, Dualist
Heresy in tbe M iddle Ages (Praga, 1974); G. Schmitz-Valckenberg, Grundlebren
katbariscber Sekten des 13-Jabrbunderts (Munich, 1971).
El diablo y los eruditos 209
Judas recibe su paga por traicionar a Cristo. El diablo, negro y bestial, le alienta
por detrás. Giotto (1267-1337), óleo sobre lienzo, capilla Arena, Padua, 1306.
Con la autorización de Archivi Alinari.
210 Lucifer
62. La exposición más com pleta que se conoce del catarismo absoluto es
el Liberdeduobusprlncipiis, un tratado lom bardo del siglo XIII, ed. C. Thouzellier,
Le livre des deux principes (París, 1973). Otra es *La cena secreta*; es de origen
bogomilo pero quedan muchas versiones. E. Bozóky, ed., Le livre secret des
catbares (París, 1980); R. Reitzenstein, ed., Die Vorgescbicbte der cbristlicben
Taufe (Leipzig, 1929), pp. 297-311; W. W akefieldy A. Evans, H eresiesoftbeH igb
Middle Ages (Nueva York, 1969), pp. 458-465.
63. Véase la Manifestado beresis, ed. A. Dondaine, «Durand de Huesca et
la polémique anti-cathare», Arcbivum fratrum praedicatorum , 29(1959), 228-276;
Loos, pp. 34-35; véase también F. Talmage, -An Hebrew Polemical Treatise, Anti-
Cathar and And-Orthodox-, Harvard Tbeological Review, 60 (1967), 323-348.
Textos utilizados por los cátaros para establecer el origen divino de Lucifer: Ez.
35-3; Sal. 46.10, 80.9-10, 81.1, 95.5; Mal. 2.11; Mt. 2, 21.28; Jn. 8.44, 14.30; 2 Cor.
4.3-4; Ef. 2.3, y otros. -Lucifer* era el nombre del diablo preferido por los cátaros,
porque insinúa su origen divino. Quizá esa preferencia catara tuviese influencia
en los dramas franceses y alemanes en que Lucifer aparecía como rey del infierno
y Satán como su servidor (véase abajo, capítulo 8).
El diablo y los eruditos 211
vista era que Lucifer era hijo, no del buen Dios, sino del principio
malo. Ahí, el principio malo se hace tan remoto y oculto como
el buen Dios escondido, mientras que Satán/Lucifer es real y
concreto. Lucifer, de un modo u otro, se abrió paso hasta el cielo
y se escurrió en él hasta lograr la confianza de Dios, obteniendo
el puesto de mayordomo (ahí los cátaros utilizaban la parábola
del mayordomo injusto). Sedujo a los ángeles (o, en otra versión,
los creó). Pero todo este montaje, al hacer que Lucifer sea hijo
del principio malo en vez de ser él mismo el principio malo, no
tiene sentido, porque en ese caso Lucifer/Satán no es en absoluto
el «verdadero» diablo y sus actividades no explican de ningún
modo el origen del mal.
Cualquiera fuese el origen del diablo, todos los grupos
cátaros lo creían príncipe de este mundo material, su hacedor y
su gobernante. Todos coincidían en que el Dios verdadero sólo
creó el espíritu. Los absolutistas decían que el diablo creó el
mundo material al mismo tiempo que Dios creaba el mundo
espiritual, o antes; los dualistas moderados decían que primero
Dios creó el cosmos espiritual y después el diablo lo imitó
toscamente, hizo la materia informe y con ella moldeó a los seres
físicos; no podía infundir vida a esas cosas desdichadas, de modo
que fue al cielo para seducir a los ángeles, embutirlos en la
materia inanimada y conseguir una población cautiva para este
mundo.
Los cuerpos humanos son una manifestación peculiarmente
repulsiva de la materia, porque el diablo los crea con ánimo de
encarcelar en ellos a espíritus capturados: los ángeles caídos o
(en algunas versiones) las almas descendientes de los ángeles
caídos. El sexo es una invención diabólica para generar nuevos
cuerpos que sean nuevas cárceles de almas. El cuerpo humano
es una burda indignidad que Satán nos inflige.
El Dios descrito en el Viejo Testamento no es el Dios
verdadero y bueno en absoluto, sino el mismo diablo. Todo lo
que se atribuye a Dios en el Pentateuco se refiere en realidad al
diablo. Los cátaros lo deducían de los contrastes siguientes: el
Dios del amor del Nuevo Testamento se contradice con el Dios
vengativo del Viejo Testamento; el Dios del Viejo Testamento es
mutable; el Dios del Viejo Testamento es cruel; el Dios del Viejo
Testamento puso un árbol de tentación para Adán y Eva; el Dios
del Viejo Testamento lamentó haber creado la humanidad. Sobre
212 Lucifer
64. Las opiniones cátaras variaban en cuanto a qué partes del Viejo
Testamento eran malas. Había acuerdo en que el Pentateuco era malo, Moisés y
los patriarcas eran demonios o estaban inspirados demoníacamente, y la ley
mosaica era una impostura del diablo. Para sortear el obstáculo de que Cristo
citaba a Moisés, algunos recurrieron a la artimaña de dos Moisés diferentes. Esa
clase de creencias quizá alentasen el antijudaísmo que había ido en aumento
desde finales del siglo XI. El escepticismo cátaro alcanzaba también a pequeñas
porciones del Nuevo Testamento: a veces, se consideraba a Juan el Bautista como
otra figura demoníaca.
65. Canon 1 del Cuarto Concilio de Letrán, Denzinger nos. 428-430:
•Diabolus enim et alii daemones a Deo quidem natura creati sunt boni, sed ipsi
per se facti sunt mali. Homo vero diaboli suggestione peccavit (...). Recipiant
secundum opera sua, sive bona fuerint sive mala, illi cum diabolo poenam
perpetúale, et isti cum Christo gloriam sempiternam-. Algunos autores recientes
tendenciosos arguyen que el concilio no pretendía realmente afirmar la existencia
del diablo sino sólo que Dios era el único creador. La singularidad del principio
divino era sin duda el punto principal, pero Ozaeta ha expuesto que Inocencio
III aludía frecuentemente al diablo en sus escritos sin la menor duda en cuanto
a su existencia (cosa nada sorprendente, porque hasta entonces ningún teólogo
había expresado jamás ninguna duda al respecto) y, por lo tanto, la doctrina
quedaba claramente implícita en el canon conciliar (J. M. Ozaeta, «La doctrina de
El diablo y los eruditos 213
Satán, rey del infierno, tortura a los condenados, atado a una parrilla al
rojo, como en la Visión de Túndale. Iluminación de las Tres riches h eu res
du Duc de B erry, Borgoña, siglo XV. Con la autorización del Musée
Condé, Chantilly, y de Photographie Giraudon.
214 Lucifer
Inocencio III sobre el demonio-, C iudad de Dios, 192 [1979], 319-336). Quay
arguye persuasivamente que el papa y el concilio sí querían definir la existencia
del diablo, con el ánimo de establecer que la fuente del mal se sitúa fuera tanto
de Dios como de la humanidad (P. Quay, -Angels and Demons: The Teaching of
IV Laceran-, Tbeological Studies, 42 [1981], 20-45). El artículo de Quay ofrece
también un excelente sumario de los puntos de vista:modernos. Sobre los
concilios, véase J. Alberigo, J. Dossetti, P. Joannou y otros, Conciliorum
oecumenicorum decreta, 3.a ed. (Bolonia, 1973).
66. Anselmo, Monoiogion, 4; Tomás de Aquino, ¿Tía.2.3, 5.3, 48.3, 49-3,
65.1; Tomás de Aquino, Summa contra gentiles (SCG), 3.7, 3-15.
El diablo y los eruditos 215
71. Todo tiene ser en Dios: sria.48.1. El mal procede del deseo del bien:
SCG 2.162, 3.10, 3-13-14; .STIa.49.2, IaIIae.19-
El diablo y los eruditos 219
72. SCG 3.11; 4.7; ST la.48.2: el mal no es «sicut pura negatio sed sicut
privatio* (no escom o negación pura sino como privación). S71a.48.5: -Malum (...)
esc privatio boni- (El mal es privación del bien). 5TIa.48.3: «Non autem quaelibet
remotio boni malum dicitur. Potest enim accipi remotio boni privativo et negative.
Remotio igitur boni negative accepta mali remotionem non habet, alioquin
sequeretur quod ea quae nullo modo sunt mala essent; et iterum quod quaelibet
res esset mala ex hoc quod non habet bonum alterius rei. Sed remotio boni
privative accepta malum dicitur, sicut privatio visus caecitas dicitur- (No toda
ausencia de bien es un mal, porque la ausencia de bien puede entenderse como
privación o como negación. La ausencia de bien en el sentido dc--ta negación no
es un mal, porque de otro modo las cosas que simplemente no existen serían
malas, y otras cosas serían malas sólo porque les faltaría la calidad apropiada para
alguna otra cosa. Pero la ausencia de bien en el sentido de la privación es un mal,
como la ceguera puede verse como una privación de luz).
73. SCG 3.71; S7*Ia.48.2.
74. Sria.48.3: •subjectum mali sit bonum-; SCG 1.71: -malum non dicitesse
nisi inquantum est privatio boni* (no se dice que algo es malo salvo en la medida
en que es una privación de bien); DM 1.1: -malum (...) non est aliquid, sed est ipsa
privatio alicuius boni» (el mal no es nada en sí mismo; es la privación de algún
bien); ¿TIa.49.1: -malum enim est defectus boni quod natum est et debet haberi-
(el mal es la falta de un bien que elserdebería tener de acuerdo con su naturaleza).
220 Lucifer
75. S T Ia.2.3: «videtur quod Deus non sit. Quia si unum contrarium fuerit
infinitumtotaliterdestrueturaliquid. Sed hoc intelligitur in hoc nomine Deus quod
sit quoddam bonum infinitum. Si ergo Deus.esset, nutlum malum inveniretur.
Invenitur autem malum in mundo. Ergo Deus non est- (parece que Dios no existe,
porque si un contrario es infinito destruye a su contrario. Pero Dios es definido
como bien infinito. Por lo tanto, si Dios existiera, el mal no existiría. Pero el mal
sí existe. Por lo tanto, Dios no).
El diablo y los eruditos 221
86. Dado, sin embargo, que no tienen cuerpo, los ángeles no son
tentados por pasiones corporales. S T lz 5 9 A , 63.1; (75 2.5.1.1, 2.3.1.1-2, 2.8,
4.44.3; SCG 4.90.
87. Los demonios (ángeles "caídos) pueden pecar: 5(7(73.108-110. En los
años 1950 estalló.una minitormenta entre los tomistas en torno a la capacidad de
pecar de los ángeles, y algunos intentaron obstinadamente encontrar una
consistencia subyacente. Pero Tomás argumentaba en dos líneas de pensamiento
opuestas. Véase, por ejemplo, C. Courtés, -La peccabilité de Tange chez Saint
Thomas-, Revtte tbomiste, 53 (1953), 133-163; A. Hayen, «Le péché de Tange selon
Saint Thomas d’Aquin-, Teoresi, 9 (1954), 83-176; Philippe de la Trinité, -Du péché
de Satan et de la destinée de l’esprit-, en Bruno de Jésus-Marie, ed., Satan (parís,
1948), pp. 44-97; Philippe de la Trinité, -Réfléxions sur le péché de l’ange-,
Epbemerides carmelitlcae, 8 (1957), 44-92; J. de Blic, -Saint Thomas et
l’intellectualisme moral á propos de la peccabilité de l’ange-, Mélanges de Science
religieuse, 1 (1944), 241-280; J. de Blic, -Peccabilité de l'esprit et sumaturel-, ibid-,
3 (1946), 163. El diablo era un ángel, quizá el más alto: DM 16.3-4; CS 2.3-11; ST
Ia.63.7. Siendo de sustancia puramente intelectual, el ángel fue creado bueno en
su naturaleza y con libre albedrío.
88. SCG 3-108-110.
226 Lucifer
89. Sria. 58.5: -et in his quae naturaliter ad rem pertinent, non decipiuntur;
sed decipi possunt quantum ad ea quae superanturalia sunt» (los ángeles no
pueden pecar naturalmente, pero pueden pecar en relación a seres sobrenatura
les). DM. 16.3: -peccatum diaboli non fuerit in aliquo quod pertinet ad ordinem
naturale, sed secundum aliquid supematurale* (el pecado del diablo no se
relacionó con el orden natural, sino con el sobrenatural). Tomás de Aquino definía
!o sobrenatural de modo tajante (a diferencia del modo difuso de hoy): es
cualquier cosa que va más allá de lo que es propio de !a naturaleza de un ser. Los
ángeles y los demonios no son sobrenaturales, sino que forman parte de la
naturaleza. Con todo, Dios puede darles la gracia sobrenatural, es decir, una gracia
que trasciende sus poderes naturales.
90. 5ria.63.l-4: -non cum ordine debitae mensurae* (no dentro del orden
de la medida debida).
El diablo y los eruditos 22 7
96. Sria.63.8; Lucifer no causa que otros ángeles pequen; los induce a
pecar, pero ellos tienen la opción («non quidem cogens, sed quadam quasi
exhortatione inducens-). Ángeles caídos como demonios: CS2.6.1, 2.8.1. Tienen
una jerarquía infernal: 5713.109; CS2.6; 2.9. Lucifer indujo el pecado original entre
los seres humanos, pero no lo causó: 57'IaIIae.81-85, HaIIae.163.1. Véase J. B.
Kors, La justice prímitive et lepécbé oríginel d ’aprés S. Thomas (París, 1930); O.
Magrath, *St. Thomas’ Theory of Original Sin», Tbe Tbomist, 16 (1953), 161-189.
97. ST Ia.64.3-4. Algunos están en el infierno para atormentar a los
condenados, otros están en el aire para tentar a la humanidad; al fin del mundo,
después del juicio, quedarán todos confinados en el infierno. SCG 4.90; CS 2.8,
4.43: aunque son incorpóreos, los demonios pueden sufrir por el fuego porque
Dios los pone bajo el poder del fuego. En todos estos puntos parece que,
afortunadamente, Tomás puso , poco interés, y sus argumentaciones son de
trámite.
98. Sna.62.8; Sna.64.2: «mali vero peccantes sunt in peccato obstinati- (los
malos ángeles que pecaron están fijados en su pecado).
230 Lucifer
99- Sria.64.2. En eso son como las almas humanas después de la muerte,
las cuales también son inmutables en cuanto a opción porque no puede entrar
en sus mentes ninguna información sensorial o racional nueva, dado que son
ahora puro espíritu {SCG 4.93-95). Para los argumentos más viejos, véase ST
IaIIae.80.4: «peccatum diaboli fuit irremediabile, quia nec aliquo suggerente
peccavit, nechabuit aliquampronitatemadpeccandum expraecedenti suggestione
causam* (nadie tentó al diablo, y no hubo causa precedente; los demonios no
pueden ser salvados por Cristo, porque sus méritos sólo se aplican a su propia
especie, la humanidad).
100. CS 4.50.2.1: «In dammatis erit perfectissimum odium (...). Mali de
ómnibus bonis dolebunt; unde et felicitas sanctorum considerata eos máxime
affligit» (En los condenados hay un odio perfecto. El malvado se resiente de toda
cosa buena, y la felicidad de los santos lo ofende especialmente).
i
El diablo y los eruditos 231
del diablo después del siglo XI fueron los cuernos, que conlle
vaban la antigua connotación de poder10. Su segunda caracterís
tica animal más común era una cola; la tercera, unas alas,
repartidas más o menos a partes iguales entre las alas emplumadas
apropiadas para los ángeles y las siniestras alas de murciélago
más conformes a las cavernas del infierno. El cabello del diablo
está a menudo echado hacia arriba en mechones erizados, ya
como representación de las llamas del infierno, ya en referencia
a la costumbre de algunos bárbaros que peinaban así sus
cabellos engrasados para intimidar a sus enemigos11. Los demo
nios tienen la nariz larga y ganchuda, característica que se
transfirió a los judíos en el proceso de su demonización. Otras
características son pezuñas, zarpas o garras, la abundancia de
pilosidades y las patas de macho cabrío (aunque la piel de los
demonios también puede ser correosa). El diablo tiene raras
veces halo o aureola (originalmente un signo de poder, no
necesariamente de santidad). Su aliento puede emanar fuego o
disparar dardos (como la muerte o los duendes) para matar
almas. Los demonios llevan tridentes, horcas, ganchos y otros
instrumentos de tortura; su atroz empleo, en el infierno, como
verdugos de los condenados es una de las escenas más comunes
en que figuran. Otras escenas frecuentes eran el exorcismo de
posesos (aunque eso se hizo menos habitual ya entrada la Edad
Media, mientras el interés se desplazaba de las escenas bíblicas
a la presencia inmediata y usual del diablo en la vida cotidiana);
la caída de los ángeles al infierno, donde se transformaban en
retorcidos demonios chamuscados; Cristo o San Miguel
alanceando o pisoteando al diablo; el enfrentamiento, ante la
balanza de la justicia, entre un .demonio y un ángel por el alma
de un moribundo (un motivo antiguo en Egipto, donde Anubis
El Uno
Materia informe
No - ser
Jerusalén
Tierra
Dante no, aludé a una décima orden de ángeles, sino más bien a la décima parte
de los ángeles de todos los rangos. Infierno 7.11-12: Miguel los expulsa; Infierno
8.83: ‘da ciel piovuti* (llovidos del cielo). Cf. Paraíso 29-50-54. Los ángeles caídos
se convirtieron en los demonios guardianes de las murallas de la ciudad infernal
de Dis (Infierno 9.91-97).
20. Infierno 34.122-126: «e la térra, che pria di qua si sporse, per paura di
lui fé del mar velo, e venne all emisperio nostro; e forse per fuggir lui lascib qui
il loco vbto quella ch'appar di qua, e sü ricorse* (la tierra se hizo allí un velo por
miedo a Satán y se retiró al hemisferio norte; y para huir de él, la tierra que estaba
en el centro del planeta dejó un espacio hueco para e! infierno y se trasladó a la
superficie). Cf. Purgatorio 12.25-27; Paraíso 29.55-57. Véase Freccero, «Satan’s
Fall*. Dante supone implícitamente que Dios creó el cosmos entero anees de la
caída de Satán: si Satán hubiera caído antes, la tierra no hubiera estado ahí para
recibirle.
254 Lucifer
21. Edición de Singleton (véase Ensayo sobre las fuentes), vol. 1:2, p. 634.
22. Para la relación entre Dante y Milton, véase I. Samuel, Dante and Milton
(Ithaca, s.f.).
Lucifer en el gran arte y la gran literatura medievales 255
23. F. Fergusson, Dante (Nueva York, 1966), p. 119: -en jaque mate*.
256 Lucifer
24. Desde los tiempos de los primeros padres, había sido convencional
mostrar a los dioses paganos como demonios, pero el entusiasmo de Dante por
la civilización clásica le hizo reemplazar a los dioses por figuras mitológicas que
habían sido siniestras para la propia mente clásica. Otros escritores medievales
hicieron lo mismo. En la Pasión de Arnoul Gréban, por ejemplo, hay un demonio
llamado Cerbero, y Eneas, una adaptación francesa de la Eneida, asimilaba a
demonios numerosas figuras mitológicas clásicas, como Caronte y Cerbero. Véase
Owen, pp. 142-143.
25. Los demonios sí figuran en el quinto de los fosos malignos (malebolge)
del octavo círculo del infierno, donde están aprisionados los fraudulentos. Ahí
tienen algunas características de Jos demonios del teatro cómico. Aunque la
estupidez del diablo es tan fría que congela cualquier impulso de reír, la estupidez
de los demonios menores puede tener elementos humorísticos. Dante utilizó con
más frecuencia el término demonio por «demonio-, pero diavoloes un equivalente
esporádico, como en Infierno 28.37. El nombre habitual del diablo de Dante es
Lucifer (por ejemplo, Infierno 31.143, 34.89), pero también lo denomina Satán
(Infierno 7.1) y Belcebú (Infierno 24.127). Cuando habla Virgilio que, naturalmen
te, desconocía la tradición judeocristiana, emplea el nombre clásico de Dis (Dite)
por el señor del mundo subterráneo (Infierno 11.65, 12.39, 34.20).
Lucifer en el gran arte y la gran literatura medievales 257
San Wolfgang y el diablo muestra un diablo muy estilizado con todas las
características iconográficas tópicas: cuernos, colmillos, pezuñas, alas, cola, lengua
colgante, cara en las nalgas. No tiene ningún poder sobre el santo, que puede
repelerlo con la señal de la cruz. Michael Pacher (activo 1467-1498), óleo sobre
lienzo. Con la autorización de Bayerischen Staatsgemáldesammlungen.
Lucifer en el gran arte y la gran literatura medievales
Dante con el infierno a su derecha, el purgatorio detrás, las esferas celestes encima, y el cielo, la
Ciudad de Dios, a su izquierda. Temple sobre madera, Italia, siglo XTV. Con la autorización de
Archivi Alinari.
259
260 Lucifer
28. Infierno 34.46: -sotto ciascuna uscivan due grand’ali»; Infierno 34.49-50:
•non avean penne, ma di vipistrello era lor modo>.
29. Puede incluso (Infierno 33-139-148) animar los cuerpos de los muertos.
Dante había creído que Branca Doria y Miguel Zanche estaban vivos sobre la
tierra, pero se entera de que en realidad estaban muertos y eran utilizados por
Satán como títeres.
Lucifer en el gran arte y la gran literatura medievales 261
30. Entre los precedentes: los titanes de la religión grecorromana; los hijos
gigantes de los ángeles guardianes en la literatura apocalíptica; el Polifemo de
Virgilio, el gigante caníbal del que escapaban Odiseo y los suyos asiéndose a los
vientres lanudos de las ovejas, imagen que Dante debió tener en mente cuando
escribió sobre Virgilio con Dante asiéndose a los costados velludos de Satán. Justo
encima de la Judesca, Dante encontró el pozo de los gigantes, enfurecidos,
jactanciosos y vanos. En la Visión de Túndale, del siglo XII, Túndale ve un gran
demonio negro, mayor que cualquier animal, con cien cabezas y bocas con las
que se traga de golpe a mil pecadores; está atado en una parrilla, batiendo su gran
cola, vomitando a los pecadores y tragándoselos de nuevo. Otro de los horrendos
demonios de Túndale, con grandes alas negras y ojos llameantes, está hundido
hasta !a cintura en un lago helado. Sobre Túndale, véase arriba, capítulo 6; sobre
la forma del diablo, véase arriba, capítulo 7. Véase también S. Cosmos, «Oíd
English ‘Limwaestm’ ('Christ and Satan’, 129>, Notes and Queríes (1975), 196-198;
S. Frascino, «La ‘térra’ dei giganti ed il Lucífero dantesco», La cultura, 12 (1933),
767-783.
31. Infierno 34.28,35; Paraíso 19-46-48. Otras referencias al diablo: Paraíso
9.127-128; Purgatorio 8.98-99, 32-32; Infierno 6.96, 23-143-144.
262 Lucifer
32. La palabra vexilla, como la griega tropaia, tiene una raíz que significa
estandarte(s) de batalla, pero en la literatura cristiana su significado pasó
comúnmente a connotar la cruz.
33. J. Freccero, -The Sign of Satan», Modeni LanguageNotes, 80 (1965), 11-
26. Compárese G. Busnelli, / tre colorí di Lucífero Dantesco (Roma, 1910).
Lucifer en el gran arte y la gran literatura medievales
34. Para ediciones de Piers Plowman y trabajos sobre esa obra, véase
Ensayo sobre las fuentes. Doy las gracias a mi estudiante graduada Cassandra
Potts, cuyo trabajo de seminario contribuyó en mucho a este pasaje sobre Piers.
264 Lucifer
Unos demonios torturan a pecadores según sus vicios: avaricia y usura. Fresco de
Taddeo di Bartolo (1362-1422) en San Gimigniano, Italia. Con la autorización del
Duomo di San Gimigniano.
266 Lucifer
35. B.1.128-129: -Alie £>at werchen with wrong wende £>ei shulle after hir
defxlay and dwelle with ^at sherewe [el diablo]-. Compárese B.2.102-104; B. 7.117-
118. Véase B. Harwood, «Liberum-Arbitrium in the C-Text of Piers Plotoman-,
Pbilological Quarterly; 52 (1973), 680-695.
36. T. P. Dunning, Piers Plowman, 2.a ed. (Oxford, 1980), pp. 54, .126.
Lucifer en el gran arte y la gran literatura medievales 267
39. C. 16.79-85; C. 18.111-117. C. 18.115: -and made of holy men his hoerd
in limbo infemi-. Cf. B.10.423-425: Adán, los profetas e Isaías prisioneros de Satán.
40. La idea de las hijas de Dios es un recurso basado en Salmo 84.11. Fue
utilizado frecuentemente por poetas y dramaturgos de la baja Edad Media; véase,
por ejemplo, The Castle o f Perseverance, abajo, capítulo 9.
270 Lucifer
44. *For bi ribt and by resoun renkes £>at ben here body and soule beth
myne, bothe gode and il!e» (C.20.300-301). Satán censura a Lucifer: C.20.312-321;
cf. B.18.311. Lucifer toma la forma de una serpiente en el Edén: -not in fourme of
a fende bote in fourme of an addre» (C. 20.315). Gobelyn/Satoun cuenca que ha
estado tentando ajesús en vano durante más de treinta años y todavía no ha descu
bierto que es el hijo de Dios: «and som tyme ich askede where we were god or
godes soné? He gaf me short answere- (C.20.330-331). Gobelyn/Satoun, sospe
chando lo peor, intentó evitar la crucifixión: *Y wolde baue ¡enghed bis lyf, for
y leved, if he deyede, that ¡f his soul hider cam, k sholde shende vs all- (le hubiese
alargado la vida, porque temía que, si moría, vendría a arruinamos) (C.20.335-336).
45. Qué señor: C.20.360. Luz cegadora: C.20.368 («Lucifer loke ne mythe,
so liht hym ablende-); cf. B.5-494: «The ligt Jaat lepe out of^ee. Lucifer ic blente*;
B.18.325; C.20.141.
272 Lucifer
Langland cambió el sentido original. Fortunato utilizaba la teoría del rescate: Dios
empleaba la treta de inducir a Satán a apoderarse de Cristo para así poder
despojarlo de su botín. En Langland, esa idea queda sumergida en el principio,
más edificante, de que, puesto que la tentación original de Adán y Eva por parte
de Satán fue fraudulenta, Satán nunca tuvo títulos legales sobre nada en absoluto.
La justicia de Dios reemplaza el truco de Diosi Quedan rastros de la vieja idea en
«defraudar a los defraudadores* pero, cuando Langland dice que la gracia «burla
al burlador», utiliza un vocabulario viejo para recubrir un punto de vista más
nuevo. Si la gracia, la misericordia y la justicia prevalecen sobre el diablo, ahí no
hay truco sino una expresión directa del orden de Dios. Pero el diablo, que nunca
ve nada a derechas, se engaña y piensa que sí hay truco. Desde ese punto de vista,
Langland puede escenificar la dramática trilla del infierno sin adherirse a la teoría
del rescate, ya descartada, que subyace a ella.
274 Lucifer
52. El diablo, en ese cuento, lleva una chaqueta verde (courtepy). Véase
arriba, capítulo 4 (véase también capítulo 4 para el motivo de la maldición
cumplida), y D. W. Robertson, Jr., «Why the Devil Wears Green», Modem Lan-
guage Nales, 69 (1954), 470*472.
276 Lucifer
4. -Of all f>e mightes i haue made moste nexte after me, / I make ais
master and merour of my migbte, / 1 beelde J>e here baynely ¡n blys for to be, /
I ñame fce for Lucifer, ais berar of lyghte- (York, Fatl o f the Angels, 33-36).
5. Ruperto de Deutz, *De trinitate et opera eius-, CCCM 21, p. 215, da una
derivación lucus a non lucendo del nombre: -lile autem cum sit tenebrarum
potitor, per contrariam Lucifer appellatus est- (Dado que es el gobernante de las
tinieblas, es llamado, por inversión, «Portador de Luz«). Véase H. Spilling, Die Visio
Tngdali, 2 . 1 ed. (Munich, 1982), pp. 216-225.
6. \V. Rice, «Le livre de la diablerie d’Eloy d’Amerval., Cahiersdel’association
intemationale des études frangaises, 3/4/5 (1953), 115-126; C. S. Lewis, The
Screwtape Letters (Londres, 1942) [Cartas del diablo a su sobrino (Madrid, 1978)].
7. P. Dustoor, -Legends of Lucifer in Early English and in Milton», Anglia,
54 (1930), 211 -268.
Lucifer en el escenario 281
17. -And see the beautie chati beare- (C hester, Fall o f Lucifer, 143. -To whos
wurchipe sygne 3 e J>is songe / to wurchip god or reverens me (...) / ffor I am t>e
wunhyest Jiat evyr may be- (N-Town, Creation o f Heaven, 40-43).
18. En la obra del ciclo de Towneley, la escena queda condensada en una
acotación ingenuamente elegante: «hic deus recedit a suo solio et Lucifer sedebit
in eodem solio- (ahí Dios deja su crono y Lucifer se sienta en ese mismo trono).
Lucifer en el escenario 285
19. -Ail the myrth [jat es made is markide in me, / \>e bemes of my
brighthode ar bymande so bryghte (...)/ For in a glorius gle my gleteryng irglemes
(...) / 1 salí be lyke vnto hyni jaat is hyeste on heghte» (York, Fall o f the Angels, 49-
50,82,91). Compárese la importancia de la caída de Lucifer en el Mistere du Vieil
Testament, del siglo XV, ed. J. de Rotschild (París, 1878).
286 Lucifer
20. «Thu Lucyfere ffor £>i mekyl pryde / 1bydde t>e ffale from hefne co helle
/ and all ¡jo J>at holdyn on J>i syde / in my blysse nevyr more to dwelle» (N-Town,
Fall o f Lucifer, 79-81).
21. -Now to helle Jae way I take / In endeles peyn ber to be pyhc. / Ffor fere
of fyre a fart I crake- (N-Town, Fall o f Lucifer, 79-81).
Lucifer en el escenario 287
mandaré a destruirla
a uno (de mi orden será),
a uno que extravíe a la humanidad. [Chester, Lucifer, 255-2591
25. J. Bonnell, -The Serpent with a Human Head in Air in Mystery Play»,
American Journal o f Archeology, 21 (1917), 255-291. Para el tratamiento de la caída
de Adán y Eva en la literatura medieval, véase J. Evans, -Paradise Lost- a n d the
Genesis Tradition (Oxford, 1968). Véase Ignatius Diaconus, Drama de prim i
parentis lapsu, MPL 117.1163-1174.
Lucifer en el escenario 289
29. -Co est le fruit de sapi'ence de tut saveir done sc'íence. Se cu le manjues,
bon le fras- (Adam, 157-159); igual a Dios: per (.Adam, 167).
30. «Que porras estre senz seignor (...),-Tu regneras en majesté. Od Deu
poez partir poeste* (189-194).
31. En la mayor parte de las obras teatrales, se dirige directamente a Eva
porque confía en su éxito con ella, dado que las mujeres están dominadas por la
pasión sensual: -wemen they be full licourouse» (Chester, Adam, 199)-.
Lucifer en el escenario 291
32. «To ete ]?er-of he you defiende, / 1 knawe it wele, ^is was his skylle, /
by-cause he wolde non othir kende / thes grere vertues f>at longes ^er-till. (York,
The Fall o/Man, 45-48).
33- -Del ciel averez sempres corone, al creacor serrez pareil- ÍAdam, 264-
265).
34. Richard Axton, European Drama o f tbe Early Middle Ages (Londres,
1974), p. 125.
292 Lucifer
37. -At Jjí byddyng ffowle I falle. / 1 krepe hom to my stynkyng stalle; / helle
pyt and hevyn halle / xul do f>i byddyng bone. i I ffalle down here a ffowle freke
/ ffor {j í s ffalle I gynne to qweke; / with a ffart by brech I breke. / My sorwe comyth
ful soné» (N-Town, Fall o f Man, 349-356).
38. *J'ai fait le plus cruel besítre qu’oncques fut ne jamés sera» (Gréban, 916-
917).
39. Astarot: *De roses?-. Lucifer: -Mes de gros barreaux, ardans comine feu
de connoirre- (Gréban, 936-937).
40. M. Lazar, -Diables»; T. McAlindon, ■Comedy and Terror in Mtddle
English Literature: The Diabolical Game-, Modem Language Revieio, 60 (1965),
323-332; McAlindon, •Emergence»; A. Wünsche, Der Sangenkreis vom geprellten
Teufel (Leipzig, 1905).
41. McAlindon, «Emergence», pp. 367-371.
Lucifer en el escenario 295
43. D.D.R. Owen, Tbe Vision o/Hell (Edimburgo, 1970), pp. 206-207.
Lucifer en el escenario 297
47. Lucifer: -Elle [el alma] esc juste, porte la, porte / lassus au limbe, at la
la mectz,» / Belcebú: -D’icy ne partirez jamés, / meschant ame, je le suppose: / la
porte du ciel vous esc cióse / et a tout le linage humain- (Gréban, 1224-1229).
48. «Ilz sont la en ce limbe assis* (Gréban, 1708); cf. Gréban, 1642-1651,
1698-1717.
49. Job: Heidelberger Passionspiel; Sodoma y Gomorra: Kúnzelsauer
Fronleichnamsplel; José y sus hermanos, el becerro de oro y Nabucodonosor:
Luzem er Osterspiel. Véase Rudwin, pp. 47-48.
50. El infierno es -tous puans de fea et de souffre» (Gréban 3707).
300 Lucifer
51. «Dieu te puist maudire* (Gréban, 3726); -Or va, de par le deable va!»
(Gréban, 3758).
52. «Ma noblesse et ma grant beaulté /est toumee en difformité, / mon
chant en lamentación, / mon ris en desolación, / ma lumiere en tenebre umbrage,
/ ma gloire en douloureuse rage, / ma joye en incurable dueil- (Gréban, 3729-
3735).
53- ‘Lucifer, roy des ennemis, vous hurlez comme ung lou famis, quand
vous voulez chanter ou rire» (Gréban, 3723-3725).
54. >Haro! ribauls, vous m'estonnez, / tant menez cry espouvantable; /
cessez, cessez, de par le deable, / vostre chant s ’accorde trop mal» (Gréban, 3860-
3863).
55. -Encor vous diroy je plus fort: / ceste vierge a eu un enffant (...) / elle
Lucifer en el escenario $01
a eu ung beau filz, / done nousseróns tous desconffis, / car le bruit volé maintenant
/q u e c’est Christus pro'pre venant/ pour tous les humains racheter- (Gréban, 7363-
7372),.... "
56. -O quel conseil de noble sorte!- (Gréban, 7446).
57. Muertes de Herodes y Juan: Kúnzelsauer Fronleichnainspiel; María
Magdalena: Benediktbeuer Passionspiel, Egerer Fronleicbnamspiel, Wiener
Passionspiel. Véase Rudwin, pp. 50-54. En Wiener Passionspiel, 325-328, dos
demonios se dirigen a Magdalena y uno la adula mientras e¡ otro la invita a bailar:
•Hoer, Maria, wag ich dir sage: du solt an vroeden nit versage, du solt mit mir
tanzen und hubeschlichen swanzen!» (Hazme caso, María, no renuncies a! placer;
danza conmigo y taconea).
58. «Herke now what I sey a tale I xall gow telle / £>at trobelyth sore my
stomak ^er of I haue grett dowte. / The dówte Jsat I haue it ¡s of cryst i-wys (...)
/ Ffayn wold I knowe were ffadyr his (...) / If bsc he be goddys childe / and bom
of a mayd milde / than be we rygh sore begylde / and short xal ben oure spede>
(N-Town, The Temptatión, 3-25). Compárese Tomás de Aquino, S7Tira.44,l.
302 Lucifer
59. La estupidez de los demonios queda muy clara en el poema del siglo
XIV -The Develis Perlament» (-Parlamento de demonios»). El parlamento de
demonios es un buen recurso retórico para entraren la psicología de los demonios
con fines morales o satíricos. Empieza con un juego de palabras blasfemo: «Whan
Marye was greet with Gabriel» (cuando María fue saludada por Gabriel, o fue
preñada por Gabriel). La obra fue editada por F. J. Fumivall, H ymns to tbe Virgin
a n d Christ (Londres, 1868), pero está en preparación una nueva edición a cargo
de Patricia Silber, de la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook. Véase
su artículo, ■'The Develis Perlament’: Poetic Drama and a Dramatic Poem»,
Medievalia, 3 (1977), 215-228, y su artículo inédito, «Councils and Debates: Two
Variations on the Theme of Deceiver Deceived». Agradezco a la profesora Silber,
que está trabajando en el tema del diablo y la ley, que compartiese conmigo
material inédito y comentarios.
60. -Oonmen clepid him iohne ^e baptist, / but now he haf> turned, ihesus
is his ñame! / J>at first higte ihesu, now is clepid crist (...) / But -goddis soné» he
him silf doojj calle» («The Develis Perlament», 102-104; 168; véase 19-20).
61. A. H. Nelson, *The Temptation of Christ; or the Temptation of Satan»,
enJ.Taylory A. H. Nelson, eds., Medieval English D ram a(0úc& go, 1972), pp. 218-
229; D. L. Wee, «The Temptation of Christ and the Motif of Divine Duplicity in the
Corpus Christi Cycle Drama», M odem Pbilology, 72 (1974), 1-16.
Lucifer en el escenario 303
62. «Va, Sathan, Dieu te puist maudire Or va, que le deable ce'maine»
(Gréban, 10711, 10719).
63. Lucifer: «Sathan, or me dis maintenant ou esc cejhesus n’en quel place».
Satán: «Je ne sfay: le deable le sache! (...) il va tousjour de pis en pis: il presche,
11 enseigne, il sermonne* (Gréban, 17413-17420).
64. M. C. Pilkinton, «The Raising of Lazarus: A Prefiguring Agent to the
Harrowing of Hell», Médium Aevum, 44 (1975), 51-53; K. Roddy, «Epic Qualities
in the Cycle Plays», en N. Denny, ed., Medieval Drama (Londres, 1973), pp. 155-
171. ■
65. «Saultez dehors, Desesperance, 111a filie* (Gréban, 21780-21781). Véase
también AlsfeiderPassionspiel, AugsburgerPassionspiel, BenediktbeuerPassionspiel,
304 Lucifer
77. «Alas alas out and harrow: onto £>i byddynge muse we bow [aat [dou art
god now do we know» (N-Town, Descent into Hell, 1002-1004).
78. York, Harrowlng o/Hell, 305-312. A isfelderPassionspíel, 5.7255: «Blibet,
ir Verfluchten, in der ewigen Pin!»
79. Trilla en inglés medio, 119-122: -gef f>ou reuest me of myne y shal reiie
l^e of byne; y shal gon from mon ton mon and reue £>e of mony on*.
80. York, Harrowing o f Hell, 335-336; Evangelio de Nicodemo en inglés
medio: «lían Ihesu Criste toke Satanas, f>at are was lorde and syre, and hym in
chraldom bunden has at bryne in endles fire*. Erlauer Passionspiel, 5-442-443:
•Lucifer du solt gepunkden wesen, von disen panden solt du nímmer genesen».
Lucifer en el escenario 30 7
83. K. Roddy, -Mythic Sequence in the Man of Law’s Tale», The Journal o f
Medieval a n d Renaissance Studies, 10 (1980), 1-22, cita el Speculum-humanas
salvalionisCp. 18): -Et sicut Christus superávit diabolum per suam passionem, ita
etiam superávit eum Marta per matemam compassionem» (Así como Cristo venció
al diablo con su pasión, María lo venció con su compasión). Sobre la tradición de
la lucha del diablo contra Nuestra Señora, véase Lazar, -Sacan and Notre Dame*.
La victoria de la Virgen sobre el diablo es el tema más común en los M iraclesde
Notre Dame, de Gautier; véase,- por ejemplo, «Dou jovencel que li dyables ravi,
mais il ne le pot teñir contre Nostre Dame*, vol. 2, pp. 205-223: -De un moigne qué
Nostre Dame delivra dou Dyable», vol. 2, pp. 114-121: -De celui qui se tua par
l’amonestement dou dyable», vol. 2, pp. 237-245.
84. Lazar, -Satan and Notre Dame», p. 6. Cf. Rutebeuf, líneas 2471-2473:
•Ahi, nostre douce Advócate, tu n’es ne peus estre mate més tu mates bien le
Déables» (Ah, nuestra dulce defensora, el diablo no te tiene en jaque, ni lo podrá
nunca, sino que tú lo tienes en jaque).
85. Künzelsauer Fronleicbnainsplel; véase Rudwin, pp. 62-64.
86. K. Aichele, Das Antichristdrama des Mittelalters, der Reformation u n d
Gegenrefonnation (La Haya, 1974); R. K. Emmerson, A ntichrlstin the M iddle Ages
Lucifer en el escenario 309
87. York, LastJudgment, 143: Los condenados, gimiendo, van *in helle to
dwelle with feendes blake» (al infierno a convivir con demonios negros), y los
demonios se regocijan, porque -if ^e domisman do vs rigbt, full grete partie with
vs schall gang- (si el juez es justo con nosotros, tendremos una gran fiesta) (York,
LastJudgment, 223-224).
88. M. Lazar, ed., Lejugement dem ier (LoJutgamen General) (París, 1971),
líneas 281-288: -Mas tu, Lucifer, no as vuolgada averconoisensa/de ton gran pecat
que avias comés, / mas a tot jorn perseverat / en ta granda malvestat, / coma ha
fach Pharao he Judas / que jamais sertas de lor malecia / no an vuolguc aver
conoisensa. / He per so ieu vos doni la maladictio-.
10 Nominalistas,
místicos y brujas
23. Walsh, p. 233; Juliana, cap. 32: -And as to thys I had no other answere
in shewyng of oure lorde but thys: That £>ac is vnpossible to the is nott vnpossible
to me. I shall saue my worde in alie thyng, and I shalle make althyng wele
And he shalle make wele all that is nott welle. But what |se dede shal be, and how
it shall be done, there is no creature beneth Crist that wot it-.
24. Tbeologia Germanica, cap. 48.
Nominalistas, místicos y brujas 329
25. Phyllis Hodgson, ed., The Cloud o f Unknowing a n d tbe Book o f Príuy
Coumeling (Londres, 1944), Cloud, cap. 55; M. Lépée, -St. Teresa of Jesús and the
Devil», en Bruno de Jésus-Marie, ed., Satan (Nueva York, 1952), pp. 97-102; E.
Cousins, ed., Bonaventure (Nueva. York, 1978), -Life of Saint Francis*, pp. 177-327;
Juliana, cap. 67: -Me thought the fende sett hym in my throte, puttyng forth a
Nominalistas, místicos y brujas 331
vysage falle nere my face lyke a yonge man, and ic was longe and wooder leen.
I saw nevyr none such: the coloure was reed, lyke {je tylle stone whan it is new
brent, with blacke spottesthere in lyke frakyltes, foulerthan t>e tyle scone. His here
was rede as rnst, not scoryd afore, with side lockes hangyng on be thonwonges.
He grynnyd vpon me with a shrewde loke, sh’ewde me whyt teth and so mekylle
me thought it te more vgly. Body ne handes liad he none shaply, but with hys
pawes he helde me in the throte, and woulde a stoppyd my breth and kylde me,
but he myght not» [Traducción algo abreviada: El demonio acercó su cara a la mía.
Era como un joven, alto y muy flaco, rojo como el ladrillo recién cocido y con
manchas negras. Tenía el cabello rojo como herrumbre y largos mechones le
colgaban a ambos lados. Con una mueca de astucia a modo de sonrisa, me mostró
los dientes y me pareció todavía más feo. No tenía ni el cuerpo ni las manos bien
formados, pero usó las garras para asirme del cuello, y me hubiera cortado el
aliento y matado, pero no pudo (T.)]; cf. cap. 69■ Véase C. S. Nieva, Tbis
Trcmscending God; The Teachlng o f the Autbor o f the Cloud o f Unknotuing
(Londres, s.f.).
26. Johann Tauler, Spiritual Conferences, ed. y trad. E. Colledge y M. Jane
(Chicago, 1961), pp. 37-48; Cloud, cap. 8.
27. Walter Hilton, The Scale o f Peifectlon, 2.26, trad. M. L. Del Mastro
(Nueva York, 1979). Véase J. Milosh, The Scale o f Perfectlon and the English
Mystical Tradition (Madison, Wis., 1966).
28. Hilton, 1.10; Cloud, cap. 48.
29. Walsh, p. 329; Juliana, cap. 77: -Alie that is contraryous to loue and to
332 Lucifer
peace, it is of j^e feende and of his perty». Véase también, del autor de Cloud,
•Discernment of Spirits», en A Study ofW isdom (Oxford, 1980), pp. 43-45.
30. Juliana, caps. 33, 76-77; Cloud, caps. 3, 9-11, 23, 44-46, 50-52.
31. Hilton, 1.38; Tauler, pp. 39-47.
32. Tauler, p. 44.
33. Hilton, 2.45.
Nominalistas, místicos y brujas 333
34. Walsh, pp. 201-202; Juliana, cap. 13: *Also I saw oure lorde scomyng
hys malys and nowghtyng hys vnmight, and he wille Chat we do so. For this syght,
I laght myghtely, and that made them to lagh that were abowte me (...). I see game,
that the feend is ovyrcome, and I se scome, that god scorneth hym, and he shalle
be scomyd, and I se ernest, jjat he his overeoine by the blessydfulle passion and
deth of oure iorde Jhesu Crist-,
35. Tomás de Aquino, SjTIIaIIae.96.2. Véase J. B. Russel!, Witchcraft in tbe
M id die Ages (Maca, 1972), pp. 1.11-116 , 142-144.
334 Lucifer
39. Sobre brujería, véase Russell, Witchcraft in the M iddle Ages; Russell, A
History o f Witchcraft (Londres, 1980); C. T. Berkhout y J. B. Russell, Medieval
Heresies: A Bibliograpby 1960-1979 (Toronto, 1981), ítems 1809-1868.
Nominalistas, místicos y brujas 337
La bruja de Berkeiey es llevada por ef diablo después de toda una vida de servirle
fielmente como hechicera. Grabado en madera alemán del siglo XV. Fotografía
con la autorización de la Bibliothéque Nationale, París.
340 Lucifer
Dionisio Areopagita
Máximo el Confesor
Juan Damasceno
Miguel Psellos
Bogomilismo
Gregorio Magno
Isidoro
Alcuino
Gottschalk
Erígena
Génesis A y Génesis B
Cristo y Satán
Beowulf
Homilías de Aelfric
Obras litúrgicas
San Anselmo
Dante
Langland
Teatro medieval
Seudo-Dionisio el Aeropagita
Gregorio Magno
Isidoro de Sevilla
Beowulf
San Anselmo
Dante
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388 Lucifer
Addenda:
n., 48, 58-6O, 103, 107, 122, Basilio, San (c. 329-379), 88
136, 147, 154, 158, 168, 192, Bautismo, 49, 50 n., 88, 89, 90 n.,
193-194, 196, 204, 225, 229- 108, 126, 137-142, 172 n., 257
230, 252, 279. V. t. arcángeles, Beatriz Portinari (1266-1290), 262
dom inaciones, potestades, Beda el Venerable (c. 673-735),
principados, querubines, sera 101, 117 n., 168, 172 n.
fines, tronos, virtudes. V. ánge Behemot (nombre del diablo/de
les guardianes un demonio), 107 n., 282
Ángeles guardianes, 165, 170 n., Belcebú (nombre del diablo/de
261 n. un demonio), 52, 71, 98, 256
Anselmo (1033-1109), 118, 143, n., 281, 282, 298, 302, 341
178, 179, 180-192, 195, 198, Belfegor (nombre del diablo/de
200 n., 201, 214 n., 224, 230, un demonio), 107, 282
299 Belial (nombre del diablo/de un
Anselmo de Laon (m. 1117), 198 demonio), 71, 95, 270, 271,
Anticristo, 68, 84, 86, 87, 93, 114, 282, 302, 305, 307
160 n., 171,179, 216 n., 228 n., Benét, Stephen Vincent, 82
235 n., 266, 308-309 Benton, John, 205
Antíoco IV Epifanes (rey de Siria Beowulf, 148, 150, 163-166, 175
de 175 a 163 a.d.C.), 50 n., 338 Bernardo de Clairvaux (1090-
Antisemitismo, cf. judíos 1153), 178, 200, 231, 325
Anubis (dios), 238-239 Bemstein, Alan, 24l
Aquelarre(s), 173 n., 276 Biel, Gabriel, 312, 315
Arcángeles, 31, 103 n., 194. Cf. Bizancio/pensarriiento bizantino,
Gabriel, Miguel 27-54. Cf. Dionisio el Areopa
Aristóteles/aristotelismo, 38, 53, gita
177, 179, 221, 243, 249, 250, Boecio (c. 480-524), 106 n.
318, 333, 336, 338 Bogomilismo/bogomilos, 45-51,
Arminianos, 315 207, 210 n.
Arrianismo, 44. Bogomilo (s. X), 45
Ascetismo/ascetas, 44,50,51,104, Bosch,Hieronymus(c. 1460-1516),
207. Cf. anacoretas; desierto, 235 n., 236
padres del Bosco, el, v. Bosch, Hieronymus
Atanasio, San (c. 296-373), 146 n., Bouts, Derek (c. 1415-1475), 236
149 n., 240 Bradwardine, Thomas (1290-
Atila (c. 406-453), 84 1349), 315, 316
Auerbach, E., 292 Braga, concilio de, v, concilio de
Avitus de Vienne (m. c. 519), Braga
161 n. Brandt, Sebastián (s. XV), 296
Brueghel, Piecer (c. 1520-1569),
Baldr (dios), 70-71 236
Bartolo da Sassoferrato (1314- Brujería/bruja/o(s)/caza de bru
1357), 95 n. jas, 12, 80, 87, 92, 96, 97, 166,
400 Lucifer
205, 215, 233 n., 275, 276, 277, Celta(s)/céltico, 67, 68-69, 75, 85
311, 336-342 Cernuno (dios), 68
Bruno, Giordano (c. 1548-1600), Cesáreo de Heisterbach, 67, 91,
334 98, 237 n., 241, 341
Buenaventura (1217-1274), 76 n., Cbanson de Roland, v. Roldan,
78 n., 193,195 n., 196 n., 197 n., Canción de
.202 n., 325, 330 Chaucer, Geoffrey (1344-1400), 75
Burchard de Worms, 141 n., 93, 234, 239, 274-277
Chester, obras teatrales de, 284,
Cabala, 27 n., 76n. 285, 286, 287, 288, 289, 290 n.,
Cacería salvaje, 69, 75, 79-80 305, 309
Caída Chiitas, 64
—de los ángeles, 28, 35-36,39,42, Chrétien de Troyes (m. c. 1183),
44,46,49,56,57,59, 60,78 n., 234, 239, 243
103, 106-107, 115, 122, 136, Cid, Poema del, 234
145, 148, 154, 155, 158, 169, Cirilo de Alejandría (376-444), 119
181-187,192,195-198,201-202, Cismas/cismáticos, 237
225-228, 229, 23.8,. 252, 260, Clemente III (antipapa de 1187 a
267-268,306 1191), 179
—de los seres humanos, 36, 57, Cloud ofUnknowing, 325 n., 330,
60-61,105,115 ss.,135,169 n., 331-332
180-181, 192. V.,t. Adán y Eva; Cola (del diablo/de demonios),
pecado original 74,144,145,146,238,242, 289
Caín, 48, 73 n., 165, 166, 298-299, Color del diablo
306 —azul, 75 n., 143, 147 -
Calibán, 84 —blanco amarillento, 262,263
Calomena, 48 —gris pálido, 147
Calvino, Juan (1509-1564), 315, —lívido, 237
316 —negro, 52, 75, 76 n., 92, 99,
Canibalismo, 50 n., 215, 337, 338, 145, 147, 170, 171, 237, 242,
341 . 26l n., 262, 263, 286, 337, 338
Carlomagno (742-814), 102 —oscuro, 237, 257
Carlos I el Calvo (823-877) (rey de —pálido, 237
Francia de 843 a 877), 123,127 —pardo, 147
Cartas del diablo, 80, 97-98 —rojo, 75,76 n., 147, 262, 263,
Casiano (c. 360-c. 435), 101,110, 337
174, 175, 227 —verde, 75, 275 n.,
Casiodoro (c. 485-c. 580), 122 n. —violeta, 147
CasíleofPerseverance, 269 n., 307 Comicidad aplicada al diablo/a los
Catarismo/cátaros, 179, 207-214, demonios,68,174-175,179-180,
338 237 n., 275, 283, 294-298, 304
Cayetano (Gaetano) (1469-1534), Conceptos, historia de los, 21-22,
312 24-25
índice alfabético 401
Towneley (o Wakefield), obras Virgen María, 49, 89, 90, 94, 95,
teatrales de, 284 n., 286, 305 100, 172, 179, 200, 300, 307-
Trento, concilio de, v. concilio de 308
Trento Virtudes (ángeles), 31, 103 n.
Tridente(s), 147, 238 Visiones, literatura de, 241-242,
Trilla del infierno, La (poema), 243. V. t. Dante; Langland;
152-153 Túndale, Visión de
TroUs, 82, 85, 86 Vitry, Jacques de (c. 1160-1240),
Tronos (ángeles), 31, 103 n. 91, 241 n., 341
Túndale, Visión de, 241-242, 26l
Tutivillus (demonio), 72, 282 Walter, D., 349
Walter Map (c. 1137-1209), 204 n.
Libertino da Casale, 263 Wheelwright, Philip, 31 n., 322 n.
Ugolino, conde (m. 1289), 26l Wier, Johann (1516-1588), 78 n.
Ulises, 262 Witeio (o Vitellio) (s. XIII), 193 n.
Universales, 312, 314 Wolfram von Eschenbach (fl. co
Urban, L., 349 mienzos s. XIII), 234, 239, 243
Utgard-Loki (gigante/dios), 70 Wotan, v. O din
Wulfstan (m. 1023), 168, 171 n.,
Valdenses, 206 n. 172 n.
Valensin, Auguste, 298 Wyclif (o Wycliffe), John (c. 1329-
Vampiros, 87 1384), 312, 321-322
Van Eyck, Jan (c. 1389-1441) y
Hubert (c. 1370-1426), 236 York, obras teatrales de, 280 n.,
Vanir (dioses), 70. V. t. Aesir 285 n., 287, 289, 291, 292, 305,
Van Nuffel, Hermán, 89 306 , 310
Vidas de santos, 51,144,168,171 Yvo de Chartres (c. 1040-1116),
n., 172-176, 239, 240, 279, 312 193 n.
Viejo Testamento, 46-47, 53, 55,
118, 144, 154, 211-212, 299, Zamajshari (1075-1155), 64
346 Zigabeno, Eutimio (s. XII), 46 n.,
Violencia, definición de la, 19 50 n.
Esta edición de Lucifer
dejeffrey Burton .Russell
se terminó de imprimir
el día 31 de agosto de 1995
en los talleres gráficos de
Romanyá/Valls, S. A.
Verdaguer 1, Capellades
(Barcelona)