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Prólogo
Una imagen ya clásica, que los humoristas gráficos han sabido popularizar
durante décadas, sin duda contribuyó a consolidar un prejuicio en el saber
popular: la idea de que habría una incompatibilidad o disyunción entre el
psicoanálisis y la urgencia. Efectivamente, la imagen aún hoy es evocada para
delicia de los lectores. El paciente, tranquilamente recostado en el diván, se
entrega a la asociación libre, mientras el analista, atiende con calma y realiza
sus ocasionales anotaciones. Una atmósfera atemporal parece apoderarse del
cuadro hasta que alguna ocurrencia del paciente –generalmente vinculada a la
realidad efectiva o a algún ardid de lógica pura- sobresalta al analista y lo
reconduce al estado de vigilia. Bastará entonces alguna elucubración de
sentido de cualquiera de los integrantes de la pareja terapéutica para que la
calma vuelva a instalarse para tranquilidad de ambos. El supuesto sueño
analítico prosigue.
Hasta aquí la versión, más o menos fiel, de esta concepción vulgar que a
menudo hace pensar que un análisis siempre habrá de implicar un minucioso
trabajo de rememoración de la historia infantil del sujeto, volviéndolo así
incompatible para hacer frente a aquellas situaciones en las que la premura
que impone la angustia demanda soluciones rápidas y eficaces.
1
Como lo hace Jacques-Alain Miller en su actual Curso de la Orientación lacaniana, clase del
15 de noviembre de 2006.
Ya sea en un breve escrito de 1966 titulado ―Del sujeto por fin cuestionado‖ y
que precedió a su ―Proposición…‖ sobre el pase, cuando –en un contexto
relativo a la formación de los psicoanalistas- afirma sin ambages: ―Por lo menos
ahora podemos contentarnos con que mientras dure un rastro de lo que hemos
instaurado, habrá psicoanalista para responder a ciertas urgencias
subjetivas…‖3
O bien en la conclusión de su ―Prefacio a la edición inglesa del Seminario
11―donde sorprendentemente hace mención a las urgencias subjetivas:
―Señalo que, como siempre, mientras escribía esto los casos de urgencia me
estorbaban‖4 -dice como al pasar.
Una y otra vez, Lacan reitera el lazo indisoluble que existe entre la urgencia
subjetiva y el psicoanálisis. ¿Por qué?
Porque la práctica analítica de orientación lacaniana precisamente se funda en
aquello que al hablanteser se le hace presente como lo imposible de
simbolizar, aquello que sobrepasa lo que su palabra puede nombrar, es decir,
se funda en aquello que Lacan llamó: el traumatismo –troumatisme- del agujero
de lo real, es decir, el traumatismo del ―no hay relación (proporción) sexual‖,
inherente a todo ser hablante.
Es entonces desde esta perspectiva, bajo este marco, que podemos afirmar
que la práctica analítica de las urgencias subjetivas –lejos de oponerse-
constituye un ámbito privilegiado para la práctica del psicoanálisis y, aún más,
para el esclarecimiento de sus fundamentos.
Porque se trata no sólo de demostrar una y otra vez, como el lector podrá muy
bien constatar en las páginas que siguen, la enorme efectividad terapéutica del
psicoanálisis ante las urgencias subjetivas. Esto es fundamental, pero también
lo es destacar –como también podrá corroborarse en varios pasajes del texto-
la dimensión eminentemente ética de una orientación que no cede en la
exigencia de apelar a la aparición de una subjetividad responsable allí donde
otras prácticas profundizan la victimización del paciente.
Es así que Clínica de la Urgencia, libro que reúne la experiencia de las clases
dictadas por Inés Sotelo a lo largo de diez años de enseñanza en la Facultad
de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, se inscribe en una
perspectiva crucial. Crucial porque se trata de una experiencia de enseñanza
que proviene de un espacio anualmente poblado por aproximadamente
trescientos alumnos. Nada más y nada menos que trescientos alumnos pueden
acceder así a una dimensión de la enseñanza y la transmisión que permite
contrarrestar la pendiente a la que habitualmente conduce el discurso
universitario.
Porque la clínica de la urgencia introduce otra dimensión, la que se opone a la
experiencia concebida como una mera acumulación de saber. Dicho de otro
modo, es como si esta práctica –al darle la palabra al sujeto, o mejor dicho, al
propiciar que el sujeto advenga en tanto tal- agujereara el ―todo saber‖ que está
presente en la estructura misma del discurso universitario. De este modo, tal
como recién subrayábamos, la clínica de la urgencia en tanto apunta a que el
sujeto sea producido y alojado, se opone a su masificación bajo rasgos
comunes, ya se llamen ―las víctimas‖ o los ―traumatizados‖.
2
Escritos 1, siglo XXI Editores, Argentina 1988, pág. 231.
3
Ibídem, pág. 226.
4
En Intervenciones y Textos 2, Manantial, Argentina, 1988, pág. 62.
Y en este sentido, al proponerse evitar que los individuos se pierdan, se
desvanezcan en el anonimato de la masa, puede constatarse cómo la clínica
de la urgencia necesariamente debe ser inventiva. Hay que inventar cada vez,
de nuevo, porque ante la urgencia ―se nos queman los papeles‖, y también
porque –tal como se trasunta con claridad en estas páginas- los analistas
pasan a ocupar lugares que no son los del dispositivo analítico tradicional sobre
el cual, sobre cuya caricatura, bromeábamos al comienzo.
5
Según una fórmula de Eric Laurent.
suponemos que toda situación traumática implica de algún modo una
reactualización de su encuentro con el troumatisme de la no relación sexual.
5) Nos atrevemos a conjeturar que una práctica en la que resulta
imprescindible obtener ese significante por el cual el sujeto puede localizarse y
representarse ante el Otro –―significante de la urgencia‖ se lo ha llamado
también-, y para lo cual hace falta tiempo, es decir, hace falta una ―pausa‖ que
introduzca un tiempo en la urgencia, es una práctica que necesariamente
implica que debe operar algo de lo ―impiadoso‖ del deseo del analista.
Impiadoso porque el deseo del analista es el que, dosificando la angustia, no
se detiene ante la piedad propia del eje imaginario intensamente convocada en
el colapso, en la contracción temporal que supone la urgencia subjetiva. Tal
vez podríamos hablar aquí de las virtudes de "una pausa impiadosa".
Leonardo Gorostiza*
Febrero de 2007
Eric Laurent tomará este relato afirmando que la Salud Mental es lo que nos
permite permanecer en el tren y alcanzar cierta paz, si…. nuestra salud mental
nos lo permite. (1)
El estado de bienestar asegura que los ciudadanos estén en sus trenes, en sus
coches, en sus casas y que puedan permanecer allí, ―si es que tienen cierta
salud‖. (2)
Por su parte la Organización Mundial de la Salud impulsa la promoción,
prevención y asistencia de la Salud Mental como derecho ineludible dentro del
campo de la salud; para lo cual promueve el trabajo interdisciplinario, con todos
los profesionales cuyas incumbencias los habiliten a desarrollar acciones
eficaces que aseguren tales objetivos.
La urgencia generalizada
Síntoma, angustia, trauma, respuesta del sujeto a ese real, recursos del sujeto,
límites del sujeto, cobran una dimensión esencial en el diagnóstico así como
en la táctica y estrategia que propone el analista frente a la urgencia.
La Urgencia en la Universidad
La mirada de los alumnos abre otra perspectiva porque ellos están más
preocupados en el modo de intervenir de los profesionales, en verificar cómo
sostienen su práctica los psicólogos, psicoanalistas pero también trabajadores
sociales, terapistas ocupacionales, talleristas, y así descubren como la
urgencia atraviesa este quehacer.
Las situaciones que se generan en las instituciones tienen la marca del exceso
con lo cual poder hacer algo con esto, reunirse, trabajar, pensar y soportar la
diversidad en la institución donde elijamos, o nos elija para transitar ya es un
paso como para ir más allá de las propias urgencias.
Localización de la urgencia
Una urgencia pone en crisis toda la relación del sujeto con el adentro y con el
afuera. Esta ruptura va a llevar al sujeto a diversos caminos: hay quien puede
quedar sumido en la inhibición absoluta, en el aislamiento, en el mutismo, tal
vez el desencadenamiento de una psicosis que deja al sujeto en perplejidad,
encerrado y sin poder dirigirse a los otros. También encontraremos los casos
que tienen que ver con la impulsividad, con la agresividad, con actos
peligrosos, actos desesperados, que ponen en riesgo su vida o la de otros.
Normalidad y anormalidad
Quien atraviesa por una crisis aguda experimenta este pasaje entre la
normalidad y la anormalidad; quien está atravesado por esta coyuntura se
siente anormal. Nos preguntamos: ¿cómo vamos a alojar la ―anormalidad‖ de
ese sujeto?
Era necesario realizar una gran tarea con la familia en los casos en que no
había motivos para sostener el tratamiento en una sala de agudos y de
ninguna manera ameritaba ir a una sala de crónicos, pero sí se necesitaba
una familia que sostuviera y que aceptara que probablemente esta mujer nunca
volvería a la ―normalidad‖ esperada, y en cambio iba a tener que estar para
siempre, de una manera u otra, sostenida por familiares o amigos. Tarea muy
complicada ya que sin recursos, es muy difícil implementar la estrategia de
egreso, tanto para el analista como para el trabajador social.
El modo en que esa demanda es alojada a la vez que sin responder a ella, es
crucial en las guardias y admisiones ―Evitamos consentir la demanda
desesperada del sujeto de volver a ser el de antes y en su lugar le
proponemos recorrer el camino de los vericuetos de su decir, para que con él
se invente una nueva versión de su historia causada por el traumatismo‖. 13
El requerimiento que recibimos de los jueces, o de la escuela, es: ―acomodar
esto para que se normalice‖, para que retorne a carriles soportables, lo que es
bastante complicado cuando la cosa se desarmó. En todo caso, la cuestión
podría ser encontrar otra ―normalidad‖, digamos, una nueva forma, porque
volver a ese estado perdido es un imposible.
Todo hecho es un hecho de discurso y esto quiere decir que depende de cómo
se lean estos hechos y de quién los lea. Si el discurso, finalmente es un modo
de usar el lenguaje también va a depender si esta lectura la hace un médico,
un psicólogo, un psicoanalista, un trabajador social o el juez. Es necesario
localizar cuál es la concepción de sujeto que está en juego, cual es la
concepción de síntoma y por supuesto de ―normalidad‖.
Las instituciones que trabajan con minoridad podrían decir mucho en relación a
esto ya que están apremiados por la exigencia de respuesta del juez, de las
familias, de los niños. Allí se pone en evidencia la necesidad de decidir a toda
prisa; ―el juez resolvió inmediato traslado de…‖. Todo tiene el apremio de lo
que debió ser resuelto, no ahora sino ayer, todo parece deslizarse en una
vertiginosidad en la cual, finalmente se pierde el paciente y se pierde el
profesional.
.
Esta exigencia es la de tener que resolver, rápido, bien, sin error, sin soslayar
que también nuestra practica está recorrida por la industria del juicio, el juicio
normativo que nos atraviesa. La demanda de resolver urgentemente, sin
recursos pero en forma absolutamente eficiente, pone a los profesionales frente
a sus propias urgencias.
El sujeto también reclama que se resuelva con premura, todo parece indicar
que ―no hay tiempo‖, lo cual se verifica con claridad en las guardias aunque
ésta es solo uno de los lugares donde se aloja.
Cada consulta tiene un punto de urgencia, que hay que leerla y encontrarla; y
aunque alguien pueda esperar un mes para ser atendido, por las largas listas
de espera en los Consultorios Externos hospitalarios, podemos inferir que hubo
un punto de quiebre y ruptura, de urgencia para ese sujeto, que lo condujo a
pedir ser escuchado.
Tiempos lógicos
Cada prisionero deberá deducir lógicamente el color del disco que tiene tras de
sí. Agrega que se les dará todo el tiempo para resolverlo.
Finalmente Lacan llamará ―la solución perfecta‖ a la que dan los tres
prisioneros al salir simultáneamente del recinto. Después de haberse
considerado entre ellos durante cierto tiempo, los tres sujetos dan juntos
algunos pasos y cruzan la puerta a la vez diciendo:
―Soy blanco y lo sé porque dado que mis compañeros eran blancos, pensé que
si yo fuese negro, cada uno de ellos hubiera inferido lo siguiente: si yo también
fuese negro, el otro, se hubiera reconocido inmediatamente como blanco y
habría salido enseguida; por lo tanto yo no soy negro. Y los dos hubieran salido
juntos convencidos de ser blancos. Si no hacían tal cosa, es que yo era un
blanco como ellos‖
.
Lacan referirá la modulación del tiempo en el movimiento del sofisma: el
instante de ver, el tiempo para comprender y el momento de concluir.
El director comienza diciendo ―hay todo el tiempo‖, sin embargo la urgencia del
momento de concluir también está presente en el cálculo del director.
La incógnita real del problema, para Lacan, es el atributo ignorado del sujeto
mismo. Hay un tiempo de meditación, un tiempo que el sujeto se pone en
relación a los otros, sujetos indefinidos salvo por su reciprocidad. Finalmente, el
aserto sobre sí mismo, lleva al sujeto a una conclusión, la urgencia del
momento de concluir. Es bajo la urgencia del movimiento lógico, que el sujeto
precipita su juicio y su partida.
Se propone un instante para ver, localizar algo de esta urgencia. Este tiempo
en el cual, para que el sujeto pueda decir algo acerca de sí mismo, habrá que
ponerlo en relación a otros.
El prisionero va a poder decir algo de sí, sin certeza, sin seguridad y aventura
una afirmación que posibilite la salida. La propuesta es que salga de su propio
encierro sufriente y que pueda decir ―soy blanco‖, ―soy negro‖, decir en
relación a otros.
Es invitarlo a que en este tiempo , cuando se le pregunta por su mamá, su
papá, su hijo, su amante, su trabajo, sus lazos, sus inquietudes; el sujeto
pueda abrir un tiempo de comprender. Nuestro trabajo tiene mucho que ver con
permitir la instalación de este tiempo, donde el sujeto pueda decir algo de sí en
relación a otros y en relación a nosotros como terapeutas, pero también
armando una trama de su propia vida.
Pero hay algo mas; Mauricio Tarrab sostiene que para la superación del
trauma no basta con la vía elaborativa y menos aún con la racionalización,
porque la cuestión central es como operar con un real fuera de sentido. Esto
es ―desplazar el interés desde la realidad del trauma a la insistencia del trauma
para indicar que lo inasimilable está allí como encuentro inédito, pero que
siempre ha estado allí y retorna en ese encuentro perturbador‖ (16)
Evaluación y avaluación
Ese padecimiento que irrumpe como ajeno, como algo del destino, como algo
que llegó, puede virar hacia un lugar en que el sujeto consienta de él.
El desafío será que en estos padres o en este sujeto que padece un síntoma,
se produzca algún movimiento gracias al cual deje de ser algo ajeno y extraño
para pasar a ser algo propio, algo que tiene que ver con su vida, con su
historia y con sus actos; pero no en el sentido del derecho, o no
exclusivamente.
Tomaré una referencia aportada por Alicia Lo Giudice, psicoanalista que trabaja
con las ―Abuelas de plaza de Mayo‖ en el Centro de Atención por el Derecho a
la Identidad‖. La autora afirma que ―el practicante del psicoanálisis convocado
por el discurso jurídico, debe traumatizarlo, para incidir dando lugar al sujeto
del inconsciente, ya que no se trata de la verdad del expediente sino del sujeto
que la transporta‖. (21)
Culpa y responsabilidad
El neurótico está atravesado por la culpa por los pequeños crímenes, y sobre
todo por el crimen inaugural. La función del psicoanálisis es irrealizarlos, esto
es desplazar el sentimiento de culpa por la responsabilidad del sujeto.
Por la vía del encuentro con el analista, aún en la institución, el sujeto puede
empezar a apropiarse de su sufrimiento, a hacerse responsable de sus actos y
de aquello que parece estar condenado por la repetición eterna,
Habría que pensar cómo poner a jugar esto, también con los niños. Para que
haya algún tratamiento posible con un infante tendrá que hacerse responsable
de sus actos, de su sufrimiento, de su síntoma, de su goce.
En los casos que llegan a las instituciones es difícil desplazarlos de ese lugar,
porque efectivamente hay situaciones muy crudas, muy dramáticas, muy
dolorosas, donde hay adultos a los que la ley deberá juzgar y sancionar.
En el libro ―Del niño rey al niño victima‖, (23) Caroline Eliacheff, una
psicoanalista que trabaja en Francia en una institución similar al Consejo
Nacional de la Niñez, Adolescencia y Familia (CONNAF) de la Argentina,
describe marginalidad, violencia institucional, desamparo. No se si son
exactamente los mismos que se atraviesan en América, pero el texto pone en
evidencia que no están libres de los problemas que aquí se recorren en la
clínica en las instituciones.
La autora muestra que hay ciertas dificultades estructurales; sujetos
atravesados por lo traumático de estar en el lenguaje, en la cultura, de estar
sometidos a la ley. La institución francesa tiene por sigla: ASI y esto es Ayuda
Social para la Infancia, lo que debe ser bastante similar al CONNAF, Consejo
Nacional de la Niñez, Adolescencia y Familia.
Podemos utilizar este texto aprovechando los ejemplos que nos permitan
pensar nuestra práctica. Hay en el ASI una guardería, en la que alojan niños
en situación de desamparo, fundamentalmente inmigrantes sin permisos o sin
documentos. En Argentina este tema nos atraviesa con los inmigrantes
bolivianos o peruanos, y en Europa serán los rumanos, marroquíes,
paquistaníes, los inmigrantes de los países del este así como también los
―sudacas‖.
En cada capitulo hay un caso y ella va tomando distintos ejes. Uno es el tema
de la violencia de los padres sobre los hijos, el otro es el de las instituciones de
defensa del niño en donde muchas intervenciones dan lugar a la violencia; la
autora se pregunta sobre la legitimidad de la intervención del Estado sobre la
vida privada, lo cual permite pensar en salidas de la victimización a la
responsabilidad.
También señala que el padre golpeador suele ser asimilado a sus actos, al
llamarlo golpeador es ese atributo que lo define. Mas allá de responsabilizarlo
por sus actos violentos hacia su hijo, ese padre no es sólo golpe, como el hijo
no es solo golpeado; un riesgo frecuente es asimilar al padre a los golpes que
da y al niño a los golpes que recibe; en los equipos de mujer golpeada de los
hospitales suele ubicarse algo similar.
Ética y moral
Cada profesional está atravesado por sus urgencias, por su historia, sus
valores, sus ideales. Desde allí se juzga y se opina, estableciendo lo que está
bien o mal. El problema surge si se interviene desde los propios juicios
morales o de valor, y peor aún, si desde allí se trabaja por el supuesto bien de
los pacientes marginados, adoptados, golpeados, abandonados…
En el recorrido en el que se conduce un tratamiento habrá dos opciones: estar
excesivamente impregnado por el propio estilo de vida o bien trabajar sobre sí
mismo, vía el análisis y el control de los casos para establecer una distancia.
Una clave será ubicar la angustia del analista, reconocer las dificultades, los
propios puntos ciegos, localizar aquellos casos en los cuales es mejor
apartarse y derivar. Hay temas que para alguien pueden ser insoportables, en
esto hay que hacer uso de la institución y del trabajo interdisciplinario. Cuando
una situación lleva al profesional a puntos de angustia se corre el riesgo de
a conducir a la gente en lugar del proceso de resolución en la dirección de la
cura que son cosas absolutamente diferentes.
¿Qué bien?
Rivalidad especular
Nos referíamos a que con los padres poco dóciles se establece muchas veces
un conflicto de poder, se produce un discurso en espejo: la institución critica y
cuestiona a los padres y esto vuelve de la misma manera desde los padres
hacia la institución.
Esto no significa ceder a lo que no deba cederse. Una posición firme deberá a
su vez considerar la perspectiva de los padres, sus miedos, sus dificultades.
Caroline Eliacheff tiene una posición muy crítica con ASI. Nos ofrece un
ejemplo en el que los padres eran descalificados por los trabajadores sociales
y por los psicólogos. En una entrevista la autora se encuentra con que éstos
padres decían exactamente lo mismo de la institución que lo que los
profesionales decían de ellos: que en la guardería no cuidaban bien a la niña,
que le pegaban, eran las mismas acusaciones que los padres recibían del ASI.
(32) Es un ejemplo de la especularidad mortal.
Instituciones y poder
Verdad…a medias
Los jueces piden que se jure decir TODA la verdad, también exigen a los
profesionales que digan la verdad de los padres, niños, familiares.
Un niño decía que la mamá lo quería tirar por la ventana, la juez no le creía y
consultaba al perito psicólogo: ―yo quiero saber si me miente o si me dice la
verdad‖. La analista trataba de explicarle que si el menor le dice a la juez esto
de la madre, más allá de que la mamá no lo hubiera empujado hacia la
ventana, era algo para prestar atención que el niño tuviera esta sensación de
que su madre estaba queriendo matarlo. Sin embargo lo que quería esta juez
era saber si a ella el niño le mentía, cuál era La Verdad.
DEBATES EN EL FORO
El tema de este primer capítulo está muy ligado a mi práctica clínica actual con
adolescencia y menores en riesgo para la Subsecretaría de la Provincia de
Buenos Aires, específicamente con la prevención en adicciones. Es frecuente
la derivación de los juzgados para la atención asistencial por la ley de
penalización al consumo o ―condicionalidad de libertades‖.
Es habitual que la Urgencia Jurídica corra por diferentes caminos que el
abordaje Clínico, regulando en ocasiones la práctica para pensarlas en relación
a quién demanda. La urgencia está en ocasiones paradójicamente determinada
por los diferentes discursos: el jurídico, el social del cuál somos parte y efecto,
por eso en ocasiones es muy difícil discriminar donde está situada la demanda.
En estos tiempos de urgencias, la demanda incluye parte de una temporalidad
que juega en contra de una posible subjetivación.
Es imprescindible determinar tempranamente de quién es la demanda de
atención y la urgencia situándose el profesional desde una posición ética que
oriente la escucha desde una cierta lógica.
Hace unos años un alumno llevó un arma cargada, la tuvo consigo toda la
mañana y al salir, disparó y mató a un compañero.
Para algunos era mas seguro que el joven agresor estuviera preso en una
cárcel por homicidio. No tenía antecedentes delictivos de ningún tipo
La pregunta que se abre es: ¿es posible llegar a este punto óptimo de
―cálculo‖ en la urgencia?
La demanda de los médicos que se me dirigía, era que resolviera con premura
tal urgencia.
La caída del padre, del ideal, del Otro, se manifiesta crudamente en la escuela.
No hay Otro que ocupe el lugar de saber supuesto, de quien valga la pena
intentar un "supuesto aprender". Devaluación del lugar del padre, del maestro y
del saber.
El lugar del analista es apenas, el de abrir cierta brecha para que la urgencia
del sujeto, de ese niño, se despliegue. Aunque no lleguemos al punto óptimo
de cálculo para la urgencia, como se interroga Rodolfo Ceballos.
Podemos pensarlo con una referencia que nos ofrece Oscar Zack, quien
afirma que los cambios en el campo de lo social, lo político, lo cultural, lo
científico ha ido determinando que el analista se transforme en un objeto mas
dúctil capaz de responder no sólo las nuevas angustias y los nuevos síntomas
sino también a las tragedias que irrumpen en la subjetividad moderna. 37
Momento de concluir
Inés Sotelo
Estas intervenciones nos acercan a la particularidad con que la clínica se
presenta en diversos países, atravesados por lenguas, historias, sistemas de
salud muy diversos, como así también diverge el lugar del psicoanalista en las
instituciones. Sin embargo hemos encontrado puntos en común que han
permitido relanzar nuevos interrogantes para el momento de concluir:
Bibliografía
1-2- 3- 8-10-40 Laurent Eric. ―Posición del psicoanalista en el Campo de la
Salud Mental”. Psicoanálisis y Salud Mental. Tres Haches. Buenos Aires 2000
16- 20-22 Tarrab Mauricio ―La insistencia del trauma” La urgencia Generalizada
2. Grama. 2005
23- 32 34-36- Eliacheff, Carolina. Del niño rey al niño víctima. Nueva Visión
Buenos Aires .2004
24. Zaffaroni, Eugenio. ―En busca de las penas perdidas. Deslegitimación y
dogmática jurídico-penal.‖. Ediar. 1989
25 Motta Carlos Gustavo ―La huella de los actuales miedos sexuales‖. Tiempos
de urgencia. Estrategias del sujeto, estrategias del analista. . Sotelo Inés
(comp). 2005 JCE Ediciones)
26- 27 -28-29-30 -35 Lacan Jacques. Seminario 7 “La ética del psicoanálisis‖
Paidos. Buenos Aires 1990.
33- Lacan Jacques. “El estadio del espejo como formador de la funcion del yo
tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica” Escritos 1. Siglo XXI .
Buenos Aires 1985
37-Zack Oscar ―Lo que no llega al diván‖ Tiempos de urgencia. Estrategias del
sujeto, estrategias del analista. Sotelo Inés (comp) 2005 JCE Ediciones)
Presentaré un caso clínico que nos permita considerar cada una de estas
cuestiones.
Entrevista de admisión
Entrevista familiar
La familia referirá que desde hace unos días ―se puso muy violenta,
especialmente con los chicos, siendo ésta una conducta inhabitual ya que es
muy cariñosa con sus hijos”. Cuando se interroga sobre el inicio de este
cambio en S, referirán que desde hace un año comenzó a estar rara por lo que
inició un tratamiento en otro hospital. Los síntomas que recuerdan son el
aislamiento y las alucinaciones auditivas. En aquel momento fue medicada con
neurolépticos incisivos y sedativos en dosis bajas; refieren también que en
cuanto cedieron los síntomas, interrumpieron el tratamiento y la medicación.En
este día repitieron la dosis para poder traerla al hospital, ya que por la agitación
y su negativa se les hacía imposible hacerlo de otro modo.
La madre refiere que S nunca estuvo tranquila a partir de esta mudanza ya que
vivir separada de él le producía gran inquietud. Otro dato relevante es la
pérdida de un embarazo avanzado ocurrido en el último año.
En este caso fue decidido entrevistar primero a la familia porque aunque los
síntomas patológicos aparezcan en S, son ellos los que llegan en situación de
urgencia.
Desde la perspectiva del psicoanálisis, Lacan nos invita a ir un poco mas allá
de lo evidente; ―…la psicología humana en lo mas antinatural que hay…‖
agregando que la experiencia freudiana, no es una experiencia pura sino que
es una experiencia estructurada por algo artificial que es la relación analítica,
indicándonos con precisión: ―Comiencen por creer que no comprenden. Partan
de la idea del malentendido fundamental. Esta es una disposición primera…‖
(3)
Para Lacan los fenómenos elementales, dejan de tener un carácter basal, esto
quiere decir, que no son los elementos primarios sobre los cuales el delirio se
producirá. No son los datos primarios que tomará el delirio para su constitución,
sino que dan cuenta de la estructura.
Mientras que el carácter de ―elemental‖ que tenían para Clérambault estaba
sobre todo sostenido en el valor de elemento, para Lacan ―elemental‖ quiere
decir irreductible. Son irreductibles a cualquier otra cosa que no fuera la misma
estructura; esto es: muestran la estructura. El delirio mismo será también un
fenómeno elemental.
Para que estemos en la psicosis tiene que haber trastornos del lenguaje,
afirma Lacan en el Seminario 3: ―Si hemos pues de esclarecer una nueva
dimensión en la fenomenología de la psicosis, será en torno al fenómeno del
lenguaje, de los fenómenos de lenguaje más o menos alucinados, parasitarios,
extraños, intuitivos, persecutorios‖ (7).
¿Qué diagnosticamos en la entrevista de admisión?
“...escucho una voz de varón que repite lo que digo, me dice lo que va a pasar,
pero ahora es más afectuosa, ya no me trata con odio, miedo, rencor. Antes me
decía: ¿“Qué hace esta señora?”
“...mirá, hablo de religión y sentí que alguien me dice: cuidado, estás hablando
mal!
Su familia dice que siempre fue rara, celosa y que siempre se sintió mirada.
Podríamos pensar este momento que refiere S. a la luz del concepto clínico de
Lacan, momento fecundo, un momento de calma y otro de empuje, una
precipitación. Este término lo encontramos a la altura del Seminario 3 ligado al
inicio de la paranoia, a modo de brote, fase, ruptura, cuando se observan una
serie de trastornos que sólo luego podrán ser reconstruidos analíticamente.( 9)
Miller utilizará el concepto griego de gnomon que explica como a partir de una
célula inicial (un dibujo que se repite progresivamente respetando la forma y las
proporciones del primero) se pueden reproducir figuras de las mismas
proporciones encontrando de manera más extensa la misma estructura. ―El
momento fecundo es una reiteración gnómica de la estructura del fenómeno
elemental, que a la vez da la idea de una continuidad‖. Miller sostiene que el
elemento es la estructura y se repite como en el gnomon en distintos niveles;
esto significa que el fenómeno elemental tiene estructura de lenguaje. (11)
En las entrevistas de admisión se intentará situar la dimensión subjetiva
dibujada a través de los fenómenos. En el trabajo del Equipo de urgencias
subjetivas del Hospital de San Isidro, los autores proponen la localización de la
certeza como lo que no engaña en las psicosis ―situada en su costado más
enigmático como son los fenómenos de significación personal, de xenopatía en
el cuerpo o en el pensamiento o la perplejidad misma‖. 12
Tiene la certeza de que el hijo que murió era en realidad hijo de una prima,
aunque ella lo llevara en el vientre.
“....mi prima me trajo comida el lunes, la comí sin darme cuenta que le podría
haber puesto algo, o alguna palabra, y el martes me sentí mal, intoxicada...”.
“...lo que yo viví fue terrible, tuve interferencias con radios del Paraguay. Me
escuchaban lo que yo pensaba, lo que yo quería decir. Ellos deliberaban, ellos
son testigos, saben que hubo una señora que interfería en su trabajo y esta
señora ya no interfiere más...‖
“...sufrí tantos tormentos, ahora voy liberándome, siento que algo me sale por
la derecha, el hombre siempre está acá, por la derecha. Si vuelve podremos
tener esperanza...‖
“...parecía decir algo por la vista. Tenía una claridad muy intensa. Tenía
mareos, así sufrí de mirar la chapa oscura, me entró la oscuridad de la chapa.
De a poco se me está yendo la oscuridad...”.
La analista cita al marido que viene a verla después de varios meses. Esto
tiene un efecto importante: se tranquiliza y le pide a la analista que le explique
a él acerca de su recuperación.
S. dirá:
―...me parece mentira la recuperación que tengo...‖
―...Yo tenía cosas en la cabeza que me salían para fuera, y lo que yo pensaba
o quería decir psicológicamente me salía por afuera, y ahora me quiere volver
pero soy fuerte para seguir enfrentando la enfermedad que me acosa la cabeza
y me sigue a la vista. Debo hacer las cosas pero es la vista y la cabeza y me
quiere dar trastornos. Con esta terapia escrita me voy sintiendo mejor, me voy
desahogando con lo que no puedo decirle a nadie, ya no lo hablo mas con mis
amigas ni con mi familia, prefiero hablarlo solamente a mi doctora...”.
Ella toma el espacio de presentación como una nueva forma de terapia ya que,
dice:
―...me servirá en esta nueva etapa, en que me he convertido en una
investigadora de la enfermedad mental...”. “...quiero averiguar ¿Porqué una
mujer que nunca escuchó voces, un día empieza a escucharlas...?”
Con estos pacientes, uno puede manejar el uso de las palabras pero hay algo
de la significación que permanentemente se escapa en los chistes, en las
expresiones, algo no compartido.
Resolución de la urgencia
Ofertando una presencia, una escucha y propiciando una maniobra con las
coordenadas temporales, por ejemplo, intercalando una pausa, apostamos a
ofrecer la posibilidad de subjetivar la urgencia.
Bibliografía
16 Zabalza Sergio Hacer algo con eso en Tiempos de urgencia. Estrategias del
sujeto, estrategias del analista. Sotelo I (comp) 2005 JCE Ediciones)
¿Cómo se verifica esta certeza? Mauricio Tarrab sostiene que ―la experiencia
subjetiva de la angustia, no le deja a quien la experimenta ninguna duda. Uno
no sabe que sentido tiene lo que le pasa, pero sabe que debe hacer algo para
que eso cese. ―… como experiencia cierta, es un dato de certeza frente a un
mundo lleno de incertidumbres‖. (1)
DIFICULTAD
INHIBICIÓN Impedimento Embarazo
Este análisis, afirma Lacan pone de manifiesto que a raíz de la decepción por
el nacimiento de su hermano, ella se orienta hacia la homosexualidad
dirigiendo su amor hacia una mujer de dudosa reputación comportándose de
modo viril; cuanto mas se aleja su objeto amoroso, mas lo valora.
La escena pública que construye, en la que se pasea por las calles de Viena
del brazo de su amada, estará destinada al padre como desafío. En una
ocasión, el padre se encuentra por la calle con la pareja de mujeres y la joven
se cruza con la mirada furiosa del padre. La mujer mayor decide cortar la
relación y la chica se arroja por un puente. Se deja caer, NIEDERKOMNT, se
deja caer como pequeño a, como objeto.
El efecto central de esta identidad entre deseo del padre con la ley, es el
complejo de castración. Lacan dirá que por eso coloca el (-fi) en el mismo lugar
que el objeto a, roca de la que hablaba Freud.
La joven arma esta escena que pierde su valor ante la mirada furiosa del padre,
produciendo, dice Lacan, el supremo embarazo, la división máxima del sujeto.
Las H, son las histéricas, esa patología que para algunos psiquiatras no
merece respeto, a pesar que desde Hipócrates, Charcot, Freud, hayan sido la
causa de investigaciones, conduciendo hacia la pregunta por esa modalidad de
goce que lo femenino entraña.
La clínica del pasaje al acto, está muy ligada la clínica de la urgencia, dejando
―como resto de la escena un cuerpo desmoronado, como huella de un exceso
en la propia escena de aniquilación del sujeto‖ (7)
La precipitación, la prisa por concluir propia del pasaje al acto deja pegados el
primer y el tercer tiempo lógicos, saltando del instante de ver al momento de
concluir; referencia que trabajamos en la primera clase con el sofisma de los
tres prisioneros.
La analista propone otro tiempo, un tiempo de pausa para que algo allí se
deposite a pesar de que aún no sea posible su cifrado. A pesar de que el
pasaje al acto implica el abandono de todo pensamiento y del malentendido
propio del lenguaje sin embargo ―sólo toma su valor y sus coordenadas de un
universo de lenguaje‖ ya que es necesario que haya un decir para que haya
acto. (8)
El acto suicida será para Lacan el paradigma del acto, en tanto no tiene en
cuenta el cálculo de los bienes sino que pone en juego el ―suicidio del sujeto‖,
señalando que lo pone entre comillas para indicar que él puede renacer de un
modo diferente en este acto. Será un acto en sentido propio ya que el sujeto
no es el mismo antes que después, hay una transformación, una muerte que
Lacan fuerza utilizando el término de suicidio. Miller nos indica con toda
precisión que ―…todo acto no es sólo agitación, movimiento, descarga motriz,
todo acto verdadero, todo acto que marca, que cuenta, es trasgresión…. el
concepto de acto en Lacan, es un concepto homologado ante todo a la pulsión
de muerte, al goce. (9)
María nos enseña que frente al abandono del Otro, librándola a la boca del
cocodrilo, tal como Lacan nombrará al deseo materno, ella pronuncia con su
acto un No al Otro; sin escena, sin sujeto, atraviesa la puerta, el marco de la
escena del mundo, siendo este pasaje mucho mas que descarga motriz,
podríamos pensar que opera como intento de separación del Otro materno.
Para orientarse en la cuestión del acto, indica Miller, primero hay que plantear
la antinomia del pensamiento y del acto, del inconsciente y del acto. (10)
El analista no sabe aún el estatuto del mismo pero sin ninguna duda para que
esto pueda ser puesto a trabajar, para que emerja la dimensión del sujeto en
juego en esta urgencia se tratará primero de implementar un ―acto médico‖
que desde el Discurso Amo ponga a salvo su vida.
Lacan nos enseña que el discurso es un modo particular de uso del lenguaje,
fundándose en la estructura del lenguaje es efecto de la cadena significante. Si
la urgencia da cuenta de un punto donde el Sujeto no puede representarse
entre los significantes, de una apelación a restablecer su lugar en la cadena, la
escucha del analista es una apuesta al advenimiento del Sujeto, a través de la
trama significante, que interrogándose culminará en la producción de un S1
que será el significante a través del cual el Sujeto resolverá su relación en la
verdad a S/
S2 S1
Habitualmente este rechazo produce una respuesta en espejo por parte de los
profesionales que culmina, muchas veces, en las peores decisiones.
Impulsos y caídas
La joven queda alienada al ―yo no pienso‖ propia del pasaje al acto el cual está
ligado a la pulsión, no al síntoma ni al deseo.
Dolores no dice nada y solo muestra en acto ―esa curiosa satisfacción muda
que le da este particular personaje que desempeña‖. (14)
Siguiendo a Lacan en su Seminario ―La lógica del fantasma‖ en las clases del
11 y 25 de enero de 1967 podemos ubicar el ―yo no pienso‖ como opción
alienante propia del pasaje al acto. Desde esa posición no hay interrogación,
interrogación que sólo será posible en la opción ―yo no soy‖.
El hospital y los profesionales operan como Otro al que Dolores dirige los
actings –out posteriores sostenidos en una transferencia salvaje. Se produce
un viraje necesario al ―yo no soy‖ que posibilita luego la aparición de la
angustia por el ―terrible amor por la madre‖.
Acting-out en la cura
El acting nombrado como “reventarse con la prima” toca lo real del sujeto
por cuanto la prima es un costo que debe afrontar en tanto no sólo es heredero
de la cartera de clientes sino también del fraude del padre.
El acting-out conmueve de tal forma su posición que convoca a la
responsabilidad del sujeto. En este caso se muestra como el análisis por vía de
la asociación libre reintroduce al sujeto a la elaboración por vía del inconsciente
y detiene la actuación.
1) Interpretar
2) Prohibir
3) Reforzar el Yo.
S2
-------------
S=x
La paciente refirió que la había chocado un auto y que quería que alguien la
revisara.
Fue atendida por un médico quien, al no encontrar signos de traumatismo le
indica:
“…no tiene nada, puede retirarse e irse a su casa”.
El responsable del Servicio de Obstetricia, decide que debe ser retirada por el
riesgo que implicaba para las pacientes allí internadas, en tanto la alteración
que presentaba ponía en riesgo la seguridad para sí y para terceros.
El médico se dirige directamente a la paciente pero su intervención genera aún
más agresividad.
Dado que la paciente sólo parecía responder a los policías, la psicoanalista en
relación al discurso querellante y reivindicativo, le propone que ellos serán
quienes la acompañarán para que “se respeten sus derechos”.
La paciente es acompañada por los policías a la guardia para ser evaluada por
el psiquiatra.
Se le suministra un plan de medicación y quedará en la guardia unas horas
intentando ubicar a un familiar. Como esto no fue posible se decidirá su
traslado al un hospital de puertas cerradas, ya que el hospital general no
cuenta con infraestructura que garantice un tratamiento posible para la
paciente.
La Interconsulta
Más allá del principio del placer es arrasado por el goce; se trata de ―un goce
alienado no al placer, sino al dolor, a una satisfacción del dolor que,
ocasionalmente, cuando se autonomiza ese goce, llega hasta la muerte.‖ (21)
Para concluir
La clínica del acting.out y del pasaje al acto, muy presente en las urgencias,
pero también a lo largo de los análisis, convoca al analista a precisar con
mucho cuidado las coordenadas que las determinan ya que sin duda se
localiza en la particularidad del caso por caso. Es allí donde el analista debe
responder con su acto ya que es, en última instancia una problemática ética.
DEBATES EN EL FORO
Lacan tomará este amor, el de la joven homosexual, como amor cortés, donde
ella se comporta como un caballero otorgándole favores a su dama sin esperar
nada a cambio. Cuanto más se aleja, mas se valora al objeto. El interés se
acrecienta cuando sabiendo que es alguien de conducta dudosa en al sociedad
de Viena, se propone salvarla.
Freud leía que también se trataba de una provocación hacia la familia,
particularmente hacia el padre, entendiendo entonces que esta relación con el
padre habrá que descifrarla.
Podemos tomar algunas referencias freudianas que seguramente iluminan
estas cuestiones de la relación de la niña con la madre y el padre hasta que
"deviene" mujer, según el decir de Freud.
Las encontramos en ―Puntuaciones Freudianas sobre ―La sexualidad
femenina‖ (1931) Amorrortu Ediciones Tomo XXI.:
- La madre aparece como primer objeto de amor para el niño y la niña.
- Freud se pregunta ¿Cuándo y porqué se deshace de la madre? Hablará de
una primer mudanza: resignar el clítoris por la vagina y de una segunda: el
trueque del objeto madre, original, por el padre.
- Dirá que las mujeres con intensa ligazón al padre, serán por fuerza
neuróticas. Esta intensa ligazón al padre va precedida de anterior intensa
ligazón a la madre.
- Hablará de la bisexualidad que se resalta con mayor nitidez en la mujer que
en el varón.
- La vida sexual de la mujer se desarrolla en dos fases: la primera de carácter
masculino y solo la segunda como lo específicamente femenino. En el
desarrollo femenino hay un transporte de una fase a otra que carece el varón.
- La mujer reconoce su castración pero se revuelve contra ella y de allí derivan
tres orientaciones:
*extrañamiento respecto de la sexualidad; aterrorizada por la comparación,
renuncia al quehacer fálico y con él a la sexualidad en general.
* en porfiada autoafirmación retiene la masculinidad amenazada; fantasía de
ser a pesar de todo un varón, este complejo de masculinidad puede terminar en
una elección de objeto homosexual manifiesta.
* el tercer desarrollo desemboca en la configuración femenina, toma al padre
como objeto y halla la forma femenina del Complejo de Edipo que en la mujer
no es destruida por influjo de la castración sino creado por él.
- Freud afirma que la prohibición de satisfacción por vía masturbatoria, lleva a
algunas niñas a la insistencia y el viraje a la masculinidad.
A su vez, en la conferencia 33: ―La feminidad‖. (1932). Amorrortu ediciones
Tomo XXII sostendrá Freud que:
- El enigma de la feminidad ha puesto cavilosos a los hombres de todos los
tiempos.
- Lo que constituye la masculinidad o la feminidad es un carácter desconocido
que la anatomía no puede aprehender.
- El psicoanálisis no pretende describir qué es la mujer, tarea de solución casi
imposible, sino indagar como deviene mujer, a partir de su disposición bisexual.
- El pasaje a la feminidad requiere ceder en todo o en parte a la vagina, su
valor.
- El descubrimiento de su castración es un punto de viraje en el desarrollo de la
niña, con tres salidas: inhibición sexual, masculinidad o feminidad normal.
- El despliegue de la feminidad está expuesto a ser perturbado por los
fenómenos residuales de la prehistoria masculina.
- Adjudicamos a la feminidad, un alto grado de narcisismo que influye también
sobre la elección de objeto, de suerte que para ella es más importante ser
amada que amar.
En ―Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica‖(
1925) Amorrortu Ediciones . T XIX encontraremos que :
Ernest Jones escribe ―Poca duda cabe de que para Freud la psicología de las
mujeres es mas enigmática que la de los hombres. Le dijo a Marie Bonaparte:
―El gran interrogante que nunca ha sido respondido y que hasta ahora no he
podido responder es ¿Qué demanda una mujer?‖
En este artículo señala que el complejo de masculinidad puede deparar
grandes dificultades en el desarrollo de la feminidad.
Puede guardar la esperanza de recibir el pene algún día y producirse la
desmentida, comportándose como varón.
La libido de la niña se desliza a una nueva ecuación:
pene = hijo , resignando el deseo de un pene por el deseo de un hijo, tomando
al padre como objeto de amor.
Después de esta ligazón–padre, puede atrincherarse en una identificación-
padre con la cual regresa al complejo de masculinidad y se fija a él.
Ubicadas estas referencias fundamentales con respecto a la sexualidad
femenina, volvamos a la joven homosexual quien paseando por Viena se cruza
con la mirada irritada de su padre. Este encuentro con la interdicción provoca
que la dama le diga a la joven de concluir con la relación. En ese mismo
instante la chica se arroja del puente, se deja caer, como el pequeño a, retorna
a la exclusión, en el momento que (desde la perspectiva del psicoanálisis) se
produce la conjunción del deseo y la ley.
La hija decepcionada con el padre a partir del nacimiento del hermano, se
ofrece sacrificialmente al Otro. Lo sacrificial de la histeria se juega en ofrecerse
como falo para obturar la falta, el deseo del Otro.
De ese pequeño otro al que eleva a la categoría de Gran Otro, el deseo del
padre como ley, le da existencia al falo como absoluto, como fi.
En ella, como en tantas histéricas, el resentimiento y la venganza son esta ley,
este falo supremo. Se consagra a ellos.
Lacan va a decirlo así: "ya que fui decepcionada en mi apego a ti, mi padre, y
ya que no pude ser ni tu mujer ni tu objeto , entonces ella será mi Dama y yo
seré quien sostenga esta relación con aquello que justamente fue rechazado,
aquello que de mi ser de mujer es insuficiencia, mi castración.". La joven
renuncia a su coquetería de mujer para convertirse en caballero servidor de la
dama y así enseñarle al padre que amar es dar lo que no se tiene, es decir , la
castración.
Todo esto es lo que se presenta ante la mirada del padre, escena que pierde
todo su valor ante esta mirada. Confrontación del deseo del padre, en base al
cual se construye toda la conducta, con la ley que se presentifica en la mirada
del aquél. Identificada con el pequeño a, expulsada fuera de la escena se deja
caer.
Al leer este capítulo y volver a las referencias freudianas, se pondera la
relación con el padre y lo sacrificial que está en la base de la histeria.
Esta frase la considero muy valiosa: "El analista responde con su acto".
En una institución de bien público: Hospital, Centro de Salud o Escuelas, la
posición ética de un analista, posición que sitúa al analista en el discurso en
relación a su deseo como tal, debe ubicarse en la escucha del sujeto del
inconsciente. Más allá de la articulación institucional, de diferentes discursos en
juego, esa ética del analista sería la del bien-escuchar (si es que se permite
esbozar este término), es decir escuchar al sujeto en el caso por caso, en su
particularidad, en lo singular que lo define. Apuntar a subrayar la subjetividad
en el acto o en la actuación del paciente en la urgencia.
La sordera del analista en el trabajo con la urgencia, es evidente, produce más
descontrol o desborde subjetivo, mientras que la escucha, por el contrario,
acota el goce, ordena, hace borde, y marca algo de la posición de ese sujeto
frente a lo que acontece.
OTRAS INTERVENCIONES:
El caso de M, del capitulo 4... ¿No habría que pensarlo como un acting? ¿No
está dirigido a su novia?
La histeria sufre del cuerpo pero del cuerpo atravesado por la palabra, esto es
por el deseo y el goce.
La histeria se hace oír a quien sabe escucharla y cuando no,.... actúa. Aunque
la actuación no es exclusiva de ninguna estructura.
El sujeto y su acto están ligados a la ética del deseo, ética que no concierne a
los pensamientos sino a los actos.
Lacan llama acto a aquello que apunta al corazón del ser, al goce, al suicidio
del goce. El acto no es cifrable, no se explica, es un NO proferido al Otro.
BIBLIOGRAFÌA
16 -20 Lacan Jacques. Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales del
psicoanálisis. Paidos. Bs As 1987.