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La salud mental en las juventudes peruanas: Una crisis aún pendiente

por atender
Por Alonso Tovar y Grecia Pillaca

La aparición del coronavirus cambió la vida como la conocíamos. Se implementaron


diversas medidas de prevención como el distanciamiento social obligatorio y el uso de
mascarillas. A nivel regional, la pandemia ha sido un catalizador del deterioro -sin
precedentes- de indicadores de bienestar social como la pobreza y la desigualdad.

Además del impacto socioeconómico de esta crisis sanitaria, muchas veces se omite el
impacto de esta en la salud mental de las personas. Al respecto, las medidas adoptadas
para prevenir el virus, el duelo por las víctimas, el temor al contagio, la incertidumbre y
desconocimiento sobre esta nueva enfermedad han afectado gravemente la salud mental
de las personas. En el Perú, se identificó que la prevalencia de síntomas depresivos,
durante el aislamiento social obligatorio en mayo de 2020, fue cinco veces mayor que la
reportada anteriormente a nivel nacional en 2018. De manera particular, se ha
identificado que adolescentes y jóvenes entre los 15 y 29 años es uno de los grupos
etarios más afectados por la pandemia.

La cuarentena, sumada a la falta de garantías en sus derechos sociales y económicos, ha


impactado significativamente en la salud mental de la población joven. Algunos estudios
señalan que estas personas en Perú presentan sintomatología severa y extremadamente
severa de estrés, ansiedad y depresión y existe una mayor tendencia a requerir atención
psicológica. Es evidente que la situación que afrontan las y los jóvenes en el Perú amerita
ser estudiada y atendida. Por ello, compartimos los principales hallazgos del estudio
¿Hacia una crisis silenciosa? Bienestar emocional y salud mental en la juventud peruana
y proponemos una serie de recomendaciones para responder a esta problemática.

Uno de los principales hallazgos evidencia que 4 de cada 10 jóvenes ha presentado


problemas para conciliar el sueño o ha tenido insomnio durante la pandemia, a diferencia
de otros grupos etarios de mayor edad donde la presencia de esta afectación es de 30%.
Por otro lado, los cambios abruptos en el estado de ánimo o sentirse deprimido han
estado presentes en las juventudes de forma frecuente, en un 35% y 34%,
respectivamente. Estas son situaciones a considerar delicadas y alarmantes en una
población donde el suicidio es la segunda causa de muertes a nivel mundial.

Por otro lado, un 47% de los y las jóvenes ha sentido frustración en sus estudios y/o
trabajo de forma frecuente. Esta cifra resulta elevada como consecuencia del cambio
hacia formatos virtuales, donde se evidencian las vulnerabilidades y desigualdades en el
acceso a dispositivos y conexión a internet de calidad en la población joven.
Finalmente, el estudio también evidencia situaciones a ser atendidas en sus actividades
diarias como la interacciones en redes sociales, donde 1 de cada 5 jóvenes se ha sentido
estresado(a) de forma frecuente. Tal como se menciona en el boletín El perfil del joven
peruano dejó de existir hay una marcada preferencia de las juventudes peruanas por
plataformas como Facebook, Instagram, Twitter y TikTok para informarse. Ello implica
nuevos espacios a los cuales llevar su opinión; pero, a su vez, abre las puertas a exponerse
al discurso de odio en temas sensibles y a un nivel individual encontrarse en una situación
de cyberbullying entre los más jóvenes.

Ante este panorama, es necesario promover una concientización sobre la problemática


del bienestar emocional de las juventudes peruanas dentro del proceso de retorno a sus
actividades presenciales como parte de la agenda pública de actores institucionales y
organizaciones de la sociedad civil; tomando medidas que permitan una oportuna y
adecuada atención de esta población en servicios especializados en salud mental.

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