En el análisis de la jurisprudencia presentada se evalúan puntos para considerar el desalojo por ocupante precario. El problema central fue dado a conocer por los demandantes Jorge Calderón Cevallos (82) y María Molina Huayto (80), quienes interponen demanda contra sus hijos por ser ocupantes precarios de su inmueble adquirido a través de una compra venta el 16 de noviembre de 1981, que fue conferido ante un notario público y se tiene en cuenta el testimonio de escritura del mismo, acreditando la disposición de propietarios ubicado en la Calle Cusco N° 105 con una extensión superficial de 127.50 m 2 y cuenta con ocho habitaciones. Los demandantes exigían que sus hijos abandonen la vivienda porque tenían intenciones de alquilarla para poder invertir en sus necesidades básicas como la salud; sin embargo, hicieron caso omiso. Asimismo, es preciso mencionar que los hijos negaban el acceso a sus padres al ingreso de la vivienda y que su hija con nombre Maura Calderón Molina realizó modificaciones de los bienes que usaba pese a que se le notificó que no podía hacerlo, verificado por la Policía Nacional. Maura, contestando la demanda, expresa que ocupa una de las habitaciones desde 1987, a causa de un pago de una deuda adquirida por sus padres, y desde 1991 la que está situada en la esquina de la Calle mencionada debido a la compra venta de su hermano mayor Gregorio, teniendo en cuenta que los padres le transfirieron a este de manera verbal, acorde al documento privado. La sentencia de primera instancia emitida el 23 de noviembre de 2016 dispone que los demandantes acrediten el título de su propiedad; sin embargo, la compraventa mencionada anteriormente se refiere a un documento privado que no tiene valor probatorio y, por lo tanto, no hace referencia a una parte sucesoria, puesto que debió ser escrito y no de manera verbal, pronunciando que la demanda es fundada. Con respecto a la segunda instancia, se anula y se declara infundada la demanda anterior, puesto que conforme al art. 1026 del C.C., derecho de carácter personal, debido a una excepción interpuesta por Ley, señalando que esta facultad puede a la familia del usufructuario, acorde al art. 1028 del C.C. Es por ello que, los demandados, al ser hijos de los demandantes, tienen derecho al uso del predio, refiriéndose también al derecho a la herencia, desestimando la calidad de ocupantes precarios. Es este punto que se recurre al recurso de casación y como materia de dicho recurso es la infracción del art. 1028° del C.C., puesto que la norma no puede ser empleada en contra del titular del bien, asimismo, los hijos no demostraron tener necesidades en comparación con sus padres, y haciendo mención al art. 495 del mismo cuerpo legal en el que se estima que solo pueden beneficiarse quienes presenten necesidades en disposición de incapaces; y el art. 139.5 de la C. alude a que la motivación de la resolución es errónea, considerando la interpretación equivoca del art. 495 del C.C., no existiendo circunstancia de necesidad. Es así que la Sala Suprema en su fundamentación toma en cuenta la acreditación de la propiedad de los demandantes por Escritura N° 18 Bienio 1981-1982, así como la desacreditación del titulo de los demandados, y en el caso de Maura el documento privado que presentó como evidencia no es suficientemente ad solemnitatem (para solemnidad) para probar su condición de precaria, además, los padres encontrándose vivos no se evidencia derecho por herencia. En esta misma línea, se establece que el derecho al uso no puede oponerse al derecho a la reivindicación, teniendo en consideración el amparo de la dignidad de los individuos, mismo que señala la protección de grupos específicos como personas de la tercera edad. El hecho de que la demanda sea infundada implica la negación del uso y disfrute de la propiedad a los demandantes, suspendiendo a su vez los derechos fundamentales establecidos en el art. 18, 49 y 610 de la C.. Además, no es aplicable el art. 1028 del C.C. en este caso, resaltando que los vínculos posesorios que derivan de los lazos familiares abarcan acontecimientos de tolerancia que no calzan en los actos de posesión, y la recuperación del predio está destinada a la manutención de los demandantes, hecho que no es garantizado por los hijos, por lo que la solicitación de la reposición del inmueble convierte a los demandados en precarios. A todo esto, la Sala Suprema declaró FUNDADA el recurso de casación, confirmando la sentencia de primera instancia.