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5.

DIMENSIÓN ÉTICA, EMOCIONAL


Y SOCIAL DE LA CONSTITUCIÓN
t>o ¿k ¿O LA
SUBJETIVA: SU ENSEÑANZA
EN SITUACIONES COTIDIANAS
EN EL JARDÍN MATERNAIJ
María Silvia Rebagliati2

Cuando los demás entran en escena


aparece la ética.

UMBERTO Eco, Cinco escritos morales

La ética es un encuentro sensible con el otro...


La relación ética es caricia...

JOAN GARLES MÉLICH, Transformaciones

Cuando los bebés asisten cotidianamente al jardín maternal,


entran en escena muchos "demás", "otros y otras", grandes y chicos
-no tan conocidos y diferentes a las personas que conforman sus
propias familias- complejizando sus universos sociales, ampliando y
enriqueciendo sus experiencias de relaciones.

1. Este capítulo presenta parte de Eas elaboraciones realizadas en el marco de


la investigación denominada: "El jardín maternal: distintas dimensiones del proce-
so de interacción. Hacia una enseñanza propia". Proyecto que llevamos a cabo en ía
ciudad de Bariloche, durante los años 1998 a 2004, un equipo de profesoras confor-
mado por; Elisabeth Marotta, Carolina Sena, Karin Richtery María Silvia Rebagliati,
del Instituto de Formación Docente. Carrera de Nivel Inicial de San Carlos de
Bariloche. CPE, Río Negro.
2. Agradezco a Claudia Alicia Soto y a Rosa Violante por invitarme a escribir. A mis
compañeras de trabajo cotidiano, sin quienes no hubiese sido posible esta tarea. A
alumnas/os y docentes rionegriñas, en especial a las maestras de los jardines mater-
nales de San Carlos de Bariloche, niños y niñas, bebés de las salas. A mis hijas, hijo,
nieta, quienes al nacer han dado nuevos sentidos al mundo.
La interacción entre el jardín y las familias, en tanto redes de Situarnos en este universo de otros/as donde se confrontan
conexión de espacios vitales, deviene una construcción activa y con- deseos y afectos, donde se sufre negación, rechazo o se goza de
junta de significados orientada hacia la conformación necesaria de aceptación, de valoración y reconocimiento es sumergirnos en un
un diálogo abierto, de un encuentro constante con lo diferente, con mundo de profundos y fundantes aprendizajes, tanto desde la frus-
tas formas particulares de crianza de cada familia, de cada cultura, tración, la tristeza o el dolor como desde la alegría de sentirse que-
con Las lógicas propias de los lenguajes afectivos, corporales, sim- rido, valorado. En medio de estos conflictos nos constituimos en
bólicos y expresivos. sujetos sociales, morales, de conocimiento, a través de un proceso
Visualizamos al jardín maternal como el primer espacio educa- dialéctico de autoconocimiento y conocimiento del mundo.
tivo del ámbito de lo público que sitúa a tos más pequeños de nues- En tanto que el proceso de interacción ha sido el eje vertebrador
en nuestra investigación, en torno a él han surgido diferentes cuestio-
tra sociedad con otros niños y niñas, semejantes en edad, mayores
nes, en este caso en relación con los inicios de la comprensión del
o menores, y con personas adultas que se plantean una intenciona-
mundo social de los bebés, la construcción del conocimiento social y
lidad pedagógica; conformando un ambiente estimulante para la
moral, vinculado a la afectividad y la construcción de los sentimientos.
construcción del mundo de los afectos, del mundo social y moral de
Nos propusimos tensionar esas cuestiones que están en la
los bebés.
base de la constitución de la subjetividad de niños y niñas: ¿cuán-
Cuando los distintos modos de crianza entran a( jardín, es posi-
to se enseña del mundo de los sentimientos, de las emociones,
ble un rico intercambio de expectativas, una modificación mutua
los valores, los hábitos, las actitudes, las percepciones afectivas,
hacia nuevos significados. Hemos observado estos procesos en los
en medio de la tarea pedagógica del jardín maternal?, ¿cómo y
jardines durante el trabajo de campo de nuestra investigación,
cuándo?, ¿quiénes dicen qué enseñar?, ¿por qué?, ¿para qué?
incluso hemos visto cómo se conforma una identidad propia en cada
Éstos y otros interrogantes guiaron nuestra tarea: ¿cómo es el
jardín, un estilo que se construye en torno a la interacción familia-jardín,
camino de construcción de la afectividad, de Los sentimientos, en
en ese constante juego de intercambio de significados y de modifi-
los bebés?, ¿qué implica dicho proceso en un ámbito de intencio-
cación recíproca.
nalidad pedagógica?
En este sentido, los diversos y singulares encuentros entre los Teniendo en cuenta la importante contribución que tienen para el
bebés en el jardín maternal, donde se establecen vínculos afecti- desarrollo social, emocional y cognitivo, los factores de índole afec-
vos fuertes entre ellos, así corno con las personas adultas que rea- tiva como la confianza, la capacidad de estar a solas, de controlar el
lizan la tarea de educar, se convierten en oportunidades de ambiente, de cooperar con otros, la esperanza en el futuro, etc.. nos
enseñanza y de aprendizaje privilegiadas en el camino de su cons- preguntamos cuánto y cómo el jardín maternal puede favorecer,
titución y crecimiento. enriquecer dicho desarrollo en los niños/as.
Esas interacciones sensibles, encuentros cara a cara, cuerpo a Pensar, volver a pensar, la cuestionada intencionalidad pedagó-
cuerpo, son fundantes en la construcción de sí y en la construcción gica del jardín maternal es una tarea que ya hace un tiempo venimos
del conocimiento de los oíros, del mundo. Como espacio vital de compartiendo varios colegas, desde distintas perspectivas y diferen-
gran contenido afectivo, el ambiente del jardín maternal, de íntima tes puntos geográficos y teóricos, dentro del campo educativo.
convivencia social, favorece la conformación de relaciones particu- Preguntarnos sobre los sentidos del enseñaren el jardín maternal
lares que implican un despliegue de emociones, de sentimientos -si se enseña, para qué se enseña, qué se enseña, a quién se enseña,
diferentes: amistad, envidia, celos, sumisiones, miedos, broncas, quién enseña, qué se debe enseñar- nos posiciona en un debate edu-
alegrías, etc. cativo que, entendemos, debería superardicho campo, para instalarse
en discusiones sobre políticas de infancia: el derecho en nuestra com- lian, un ligero llanto a veces, que se continúa de inmediato en un

pleja sociedad actual a una educación pública, común y gratuita, com- cuerpo con la maestra, que puede ir del simple roce al abrazo. [...]
Los más fatigados, que han despertado muy temprano de su sueño,
partida con las familias y fundamentada desde el nacimiento,.
reposan en sus lechos con sus osos o sus muñecas, las sábanas en
Es en este sentido que intentarnos hacer visibles algunos de los
desorden, los ojos vagos, los cuerpos abandonados...
sentidos que caracterizan la tarea de educar propia del jardín maternal.
Más tarde ya están todos juntos, y se producen reencuentros, gestos,
Buscamos aportar una mirada diferenciada, que nos permitiera
enfrentamientos. ternura. Hay juguetes por todas partes; (as muñe-
profundizar en la comprensión de las prácticas educativas, desde
cas de trapo que cuelgan del techo, escondite, centro, movimiento;
sus actores, desde lo cotidiano, desde lo propio, para construir pro- soy toda ojos, rne paseo entre los chiquillos que se interponen: no
puestas tendientes a la valorización social, política y pedagógica del soy un bebé depositado, encuadrado; sino que veo. duermo, grito, me
jardín maternal. levantan [...] me miman [...] canturrean [...] un gesto, una sonrisa, el
Nos centramos en el proceso de interacción (entre familias y jar- mundo se aleja y se focaliza. Estoy allí, pero también en las piernas
dín, entre los bebés, entre los niños/as y educadoras, etc.) como eje de Estela, que trae pastelitos y j u g o de naranja... ellas (las maestras]
constructor en el jardín maternal, en el cual, tos aportes de los parecen valsear: un goípe de esponja -un pipí o una caca-, toman a
pequeños, los adultos, las familias y los diversos contextos del éste, vuelven a acostar a aquél en un rincón más tranquilo [...], jue-
ambiente se entrelazan, construyendo -en forma compartida y con- gan a reinventar la calma, la continuidad: acostada en el suelo, me
junta- una rica trama favorecedora, enriquecedora para el desarro- alcanzan Los brazos de mi maestra.
llo personal y social de los sujetos.
Al sumergirnos en dichas prácticas, se abrió un abanico de posi-
bles dimensiones a investigar. Una de ellas, la que aquí ofrecemos Otra, poéticamente cotidiana
para reflexionar acerca de La particularidad de la tarea pedagógica
propia del jardín maternal, es la dimensión ética, social, emocional, Se instalan con los más pequeños sobre las rodillas o en el hueco de
en la conformación de los niños/as en sus primeros años de vida. los brazos [...] comienzan a alimentar a esos pájaros hambrientos
Esta dimensión ética con sentido social, pensada desde una pers- que picotean, cabecean, babean, siguen el biberón o la cuchara [...],

pectiva filosófica, antropológica y social, se basa en la idea de que La comida se vuelve apéndice, líquido, sólido que se escurre, desa-
parece, burbujea, corre, desborda.
somos seres en relación, lo cual nos lleva a pensar en una pedago-
Los gritos, el júbilo- manos en el puré, biberones que se toman golo-
gía en la que la sensibilidad ocupe un lugar privilegiado.
samente, ruidos con la boca, cucharas entremezcladas - el agua y lo
sólido -azucarada, salada [...] ellas se levantan, carro en mano, los
cubiletes, los platos; esto baila, aquello suena. [...] me envuelve en su
Una imagen cotidianamente poética3
dulzura, vamos a lavarnos un poco, a quitarnos los zapatos, las dos

1s
CQ
Los niños comienzan a llegar [...]. Luego de una caricia, un adiós, una
mirada que se demora, el adulto se aleja. Buenos días, ojos que bri-
murmurando -los ojos, las mejillas, los brazos regordetes, los culi-
tos que lavamos-juegos que alivian, ligeras acrobacias, frotamien-
tos, risas...
tu Q
ce.

3. Estas escenas han sido tomadas de un viejo libro francés de Mozere y Aubert
(1977) quienes, en los años setenta, cuentan de una manera poética y apasionada la
experiencia de transformación de las anteriores guarderías de estructuras rígidas en
Francia, hacia espacios más vitales.
o O.o

RECIBIR, ACOGER, SOSTENER, CUIDAR, PRODIGAR, CRIAR: cooperar en el desarrollo interno de aquellos que se encuentran
LA ACCIÓN SIGNIFICANTE DEL OTRO transitando sus primeros meses y años de -vida, cuando se sientan
í I Las bases para la conformación de su personalidad, de su carácter,
Las personas se hacen personas a través de de su subjetividad.
otras personas.
Sólo un encuentro sensible con lo individual, lo particular, lo coti-
lUbuntu ungamntu ngsnye abantu!
díano y lo singular puede construir un encuentro genuino. Es en este
NELSON MÁNDELA (1997) sentido que hablarnos de ta educación que se transforma en dar, sin
esperar nada a cambio. En ese dar del maestro no sólo ofrece algo,
sino que se ofrece a sí mismo [Mélich, 2006).
La lectura de estas lindas escenas.nos remite al paisaje singular Lo que sucede es que, nos constituimos en sujetos desde un otro,
de la vida cotidiana de los jardines maternales y nos invita a reflexio- desde la presencia, la ausencia, La mirada, La palabra, la necesidad,
nar acerca de los sentidos'que adquiere la particular tarea pedagó- la fantasía de otro, desde la llamada "acción significante del otro".
gica en estas instituciones. otro, desde la gratificación o La frustración, la cercanía o la distan-
Basta poner La mirada en esas maestras tan bellamente pinta- cia, la aceptación o el rechazo, nos sostiene, nos condiciona y, a su
das, en medio de sus múltiples acciones (parecen bailar el vals... en vez, cada uno de sus actos son "portadores de un orden social que
sus desplazamientos... en sus haceres y sentires), para acercarnos contiene y determina ese vínculo" [Quiroga, 1991).
a aquellas teorías que conciben a la_ed_uc a c¡ ó n_ como donación a I Cuando un bebé de meses ingresa a una institución educativa
otro, o que desde el punto de vista ético nos permiten acceder a la como es el jardín maternal, trae consigo una serie de necesida-
humanidad, o a la educación como responsabilidad. A una enseñan- des básicas a ser satisfechas, derechos que implican una deman-
za hospitalaria, ética, como buena enseñanza? que implica un com- da de cuidado, de protección y afecto, variable que atraviesa
promiso de un ser capaz de responder a otros, desde el otro. ¿Cómo fuertemente la práctica, y resulta moviíizadora para La tarea
recibir?, ¿cómo "bienvenir"?, ¿cómo cuidar a l£s"n^jevos^(como lla- pedagógica.
maban tos griegos a los recién nacidos), a los que llegan... ¿qué Es posible que estas necesidades sean satisfechas adecuada-
mundo ofrecerles?5 mente, pero si no hay una intención clara y consciente de un otro
En Los jardines maternales estas preguntas cobran un significa- [docente) que esté disponible, que desee brindarse para la construc-
do especial, ya que se torna necesario contar con seres (educador/a ción de un vínculo afectivo, lleno de apego, sólido y confiable, desde
adulto] que sientan el deseo, que se comprometan y se ofrezcan a experiencias de íntima relación con el niño, piel a piel, cuerpo a
cuerpo, mirada a mirada, no se estará ofreciendo aquella dosis de
dependencia necesaria para el desarrollo de la confianza en sí
4. Concepto de Fenstermacher [1989], quien dice que el uso del adjetivo "buena" mismo, en pos de una creciente autonomía.
no es simplemente un sinónimo de "con éxito". Por el contrario, esta palabra tiene ¿Cuáles son, en el jardín maternal, las acciones significantes del
tanto fuerza ética como epistemológica. Preguntarse qué es buena enseñanza, en el
sentido moral, equivale a preguntarse qué acciones docentes pueden justificarse docente?
basándose en principios morales . Este concepto se retoma en el capitulo 9. donde se En principio, se torna necesario para el bebé encontrar coti-
presentan algunos principios pedagógico-didácticos para armar propuestas de
"buena crianza". dianamente en ese ambiente que empieza a serle conocido a otro
5. Para profundizar el concepto de "recién llegado" de Hannah Arendt (19931, adulto, su maestra, que decodifica e interpreta su necesidad,
véase "La crisis de la educación", donde dice algo muy sugerente: con cada naci-
miento algo singularmente nuevo entra en el mundo. devolviendo aquello depositado, transformado, a través de accio-
/

nes cuidadosas. Desde esa tarea básica de articulación y trans- facilitando u obstaculizando la relación con el mundo real de los
formación, compleja tarea de ser sostén- de niños tan pequeños, objetos, de los otros y de sí mismo. Es posible transmitir desconfian-
el docente de jardín maternal pone en juego y compromete sus za hacia el mundo, por excesiva protección o temor, por falta de con-
/ a s p e c t o s subjetivos más profundos. En su pensar, sentir, temer, tención o mediante una actitud de indiferencia.
' desear, fantasear, no sólo compromete su hacer, sino todo su e un educador/a, un adulto que se ej^cuejv^
LSCC , p re s tá n^dose^actjya mente a los requenm.iejk
CpjTt^njgc^UüÁQ-aíacíiyajriente req^JÍ^ere^a^sy^vgz, una cj_p_ac[dad j£sdel bebé Uj este estar dispon[ble_no ¡rnplica sometimiento a la
.¿e derno_ra. e¿u¿[LfijfijEÍáacaastafl^^ Esta fun- constante exigen da jteJjDeJjé. sino que apunta a la capacidad^.de_
jción de sostén, de continencia, de apoyatura externa, se va interna- ^^nTrá7'_en_e] yínculo la jorma adecuada para poner límites, Es^
lizando en el bebé. En ese proceso de construcción de su yo, a través necesaria la aceptación de cierto monto de frustración circulando ¡
de mecanismos de internalización e identificación, el bebé se va en el vínculo. El bebé ¡rá construyendo, en torno a esa contradic-
apropiando de modos de significar sus experiencias. ción impulso/Límite, un aprendizaje fundamental para su autono-!
Esto da cuenta del carácter fundante de esa función de sostén, mía, esos límites desde el amor que le permitirán la t
de esas acciones significantes del adulto, en el proceso de consti- internalización de controles, de su autocontrol y de su propio \.
tución del sujeto. Es con esas acciones, de rechazo o aceptación,
como se va otorgando calidad significativa a las experiencias de los En este sentido destacamos que la identificación con el bebé,
niños. la disponibilidad interna hacia él como sujeto merecedor de
FTéducador se transforma para el bebé, en la vida cotidiana amor, el desciframiento y la interpretación de sus necesidades a
del jardín, en el mediador entre él y la realidad, entre él y la cul- través de sus expresiones y sus gestos, la mostración de lo real,
tura, cumpliendo la función de^mgsjyac/on del mundo, y constitu- la transformación de la necesidad en satisfacción, el ofrecerse
yendo -en interacción con la familia- "el mundo" para el bebé. Es para La construcción de un vincüToafectivo de sostén, apoyatura,
que, en el inicio de la vida, el mundo se conoce a través de los contención, cuidado y acompañamiento, el nutrir de sentidos el
otros. Cuando un niño llora, ríe o protesta, la" primera significación mundo, el prodigar ternura, juego y confianza, son todas "accioO
de sus actos provendrá de un otro; los objetos del mundo son pre- nes significantes" que se transforman en tareas fundantes del<
sentados por otros, significados por otros, valorados y elegidos quehacer pedagógico cotidiano del docente de jardín maternal.--'
por otros: De modo que nombrar al bebé, abrazarlo, aferrado, sostenerlo,
acogerlo, acariciarlo, mecerlo, acunarlo, envolverlo, mirarlo en
¿Quién define el nombre de las vivencias? ¿Quién te dice a un niño silencio, cantarle bajito y cerca, cantarle lejos y firme, hablarle en
que esto es la alegría, la tristeza, el amor, la furia...? Aquellos signi- tono suave y contenedor, murmurarle, o hablarle en tono más
ficativos para él que van nominándole el conjunto de sus manifesta- fuerte y firme, limitarlo, nutrirlo, alimentarlo, higienizarlo, jugar
ciones; a su vez. no es arbitraria ni antojadiza la manera en la que
con él, son acciones de estrecha intimidad y los modos en que
1
UJ
o:
estos otros significativos nominan los afectos, sino que lo hacen de
acuerdo con una ley preexistente que liga un significante compartido
éstas se llevan a cabo son condicionantes e influyen en la consti-
tución de la subjetividad de cada pequeño, imprimiendo a la tarea
< a otros significados [Karol, 1999).
de enseñanza la particularidad característica de la educación
•g
maternal. in
Ahora bien, esta función de mostración, de asignar sentido, de
\, de dar para crear, recrear, buscar, puede que se realice I
Q
V

' •
U EXPERIENCIA SOCIAL Y AFECTIVA EN EL JARDÍN tan arraigado en la educación inicial como el de "egocentrismo". Se
o
MATERNAL: ¿BEBÉS DÉBILES E INDEFENSOS trata de un viejo término empleado por psiquiatras en relación con La
O FUERTES Y POTENTES? esquizofrenia, que Piaget retoma y vuelve a definir y teorizar, a partir
de sus investigaciones, para caracterizar la dificultad intelectual de
... esos que se menean con nuestros gestos, descentración en los rnás pequeños. A su vez, este concepto es pues-"~J
echando mano a cuanto hay 3 su alrededor. to en discusión tanto por Vigotsky como por Rene Zazzó y Henri I
JOAN MANUEL SERRAT Wallon. El eje de la discusión es que la_ausencia de relacióoloíglec;
.tual no implica la ausencia dajElacióiTlQclarrafecItva: la dificultad^
en el campo intelectual no supone dificultad en Eosfcampos sociales,
morales y afectivos.
La mirada, la escucha, desde, con y hacia los educadores del jar-
En el ámbito educativo se tiende a confundir el egocentrismo, en "~
dín maternal; sus prácticas cotidianas, sus múltiples, simultáneas y
el sentido intelectual del término, el de Piaget, con un egocentrismo o
exuberantes acciones sugirieron los primeros análisis del quehacer
afectivo y social que abarca la totalidad del ser, en sus primeras eta-
pedagógico cotidiano, implicando otras preguntas inquietantes: ¿a
pas de vida.
quiénes enseñar?, ¿quiénes son las niñas y los niños del jardín mater-
nal?, ¿corno son esos seres educables?, ¿quiénes son esos bebés? Pero hay que tener cuidado, pues, como dice Blanca Zazzó (1986), la
Por cierto, cuando desde esta perspectiva enfocarnos a los evolución del niño no es Un pasaje de lo no social a lo social, cuyo pro-
niños/as en sus relaciones mutuas, en sus íntimas interacciones greso se mide por la disminución del grado de egocentrismo; la evolu-
cotidianas en ese ambiente vital de estrecha convivencia de Las ción del niño, en todo caso, es una^sucesión de formas distintasde
salas, se abre un mundo de significaciones que invita a cuestionar, sociabilidad.
a sacudir ciertas miradas que atraviesan las representaciones y dis- Recientemente, investigaciones como las de Judy Dunn [1993]
cursos pedagógicos en el nivel inicial. han echado luz a esta cuestión, desde la dimensión social, moral y
Al tensionar ciertas concepciones que se encuentran entrelaza- emocional.6
das en las miradas pedagógicas de la primera infancia, se propicia En el jardín maternal y de infantes se intenta que los niños
una búsqueda de otros sentidos del ensenar y del aprender en el jar- superen esa etapa, propiciando situaciones para que compartan,
dín maternal, vinculados al desarrollo social, afectivo y moral de los fundamentalmente los juguetes, los utensilios, las actividades y
niños/as en los primeros años. En este sentido, centrarnos en las las tareas: compartir y socializarse parece ser la preocupación J
experiencias afectivas y sociales, a través de los cotidianos encuen- central en este ámbito. Claro que esta premisa está muy bien,
tros, tanto entre los mismos pequeños, como con sus maestras, nos pero no debe obturar otras posibilidades de enseñanzas éticas
permite replantearnos el concepto de egocentrismo, las concepcio- que enriquecen el desarrollo social, emocional, moral y político <
nes de la primera infancia, el papel de las emociones y el campo de del niño.
lo social en La constitución subjetiva de los primeros años. Cuando en el jardín los niños/as no comparten, se justifica dicien-
do: los niños de estas edades son "egocéntricos" y no pueden compar-
m
UJ
(E
tir, no pueden ponerse en el lugar del otro. Sin embargo, ¿no pueden?
Más allá del egocentrismo

Algunas situaciones cotidianas de interacción resultan sugeren- 6. Judy Dunn (1993) realiza sus investigaciones con pequeños, desde bebés, en el
seno de sus familias, donde se construyen los primeros vínculos afectivos, a través de 2
tes para repensar, desde la dimensión social, un término piagetiano los conflictos y situaciones de [a vida cotidiana familiar. Q
Algunas situaciones cotidianas de Las salas de bebés y dearnbu- de solidaridad y de fraternidad, a ¡nteractuar dando y recibiendo
ladores en el jardín maternal7 nos estimulan a reflexionar: como manifestación de generosidad.
También otras situaciones, en las que se comparte dolor,-triste-
Aserrín, aserrán... za o situaciones de humor, brindan la posibilidad de .enseñar la sen-
—"^*— -———-J^.--"^" •"
L - , -- -- - -__---

sibilidad haj:ia_xJ£n™sL_2¿Cf), desde la percepción afectiva, la


La maestra está sentada en una de las sillitas, alza a Victoria [1 año,
sensibilidad empática, el reconocimiento mutuo, la reciprocidad y la
11 meses), la "besuquea" y la pone en su falda, balanceándola mien-
confianza.
tras le canta "Aserrín, aserrán...".
Vicky se ríe, ¡le encanta!, se divierte. Alrededor otros miran y se ríen Reflexionemos, entonces, sobre lo siguiente: poner énfasis en "i
también. que los niños/as, desde rnuy chiquitos, compartan las cosas, los [ &
Vicky señala a Paloma y le dice a la maestra: "¡A Moma...!" (Y la mira juguetes, casi como una imposición categórica -en ei jardín hay
para que la maestra le haga lo mismo.) que compartir [incluso en situaciones donde el compartir un
La maestra alza a Paloma y le hace "Aserrín, aserrán..." Vicky com- juguete con otro de manera impuesta, prestarlo cuando el otro lo
parte riendo junto con Paloma y luego, señalando con el dedo, le dice quiere, puede llevar a situaciones de mucha angustia para algu-
a la maestra: "¡A Tin!", para que le haga "aserrín" a Valentín. Victoria nos]- no significa que se esté enseñando a ser más sociables ni a
disfruta y se ríe. acompañando a los otros.
tener en cuenta a los otros, o a ser menos egoístas, menos egocén-
tricos. Podríamos atrevernos a decir que, muchas veces, la intencio-
Victoria desea compartir el placer vivido en el juego con otros,
nalidad está apuntando en realidad a lograr que el niño realice la
ella está disfrutando y busca que sus pares, Paloma y Valentín,
acción que le poponen, que obedezca a su maestro, al mandato.
también lo hagan, que su maestra, les haga lo mismo, desde una
emoción de alegría se identifica disfrutando junto a ellos. Y aún no Un diálogo afectivo de comprensión y respeto mutuo...
tiene 2 años...
Sin duda, el juego, en este caso la alternancia de turnos y repe- La maestra está despidiendo a Maxi. Mientras tanto llega Lauti, el
tición de acciones, como espacio de encuentro, contribuye a com- bebé, con su papá quien Lo desabriga y lo deja, luego de unos minu-
partir estados emocionales y afectivos en profundidad, también a tos.
conocerse y conocer a los otros. Entonces, no sólo se comparten los Al irse Maxi, la maestra expresa estar "agotada", se sienta unos
momentos, las cosas, los juguetes, los juegos sino, y fundamental- minutos al Lado de Paula [1 año 10 meses) quien comienza a acari-
mente, se comparten emociones, sentimientos, estados de ánimo: ciar el brazo de la maestra. Ella la mira y le agradece.

en este caso, alegría, placer compartido.


A su vez, es claro ver corno, a través de esta situación, se ense- Paula se pone en el lugar de su maestra, comprende su estado
ña a manifestar emociones, a reconocer sentimientos en los otros, a emocional y, en forma no verbal, lo expresa y se lo comunica.
participar de una convivencia justa, a compartir como sentimiento ¿Empatia?, ¿resonancia afectiva?, ¿sintonía afectiva? Sea como sea
que decidamos llamarlo, la pequeña de tan sólo 1 año y 10 meses
comparte los sentimientos del adulto, acompañándolo, entablando

7, Las situaciones de jardín maternal que aparecen a lo largo de este capítulo son un diálogo afectivo, desde el lenguaje antes del lenguaje.
parte de los registros realizados durante el trabajo de campo en el marco de ¡a inves-
tigación "El jardín maternal: distintas dimensiones del proceso de interacción" (1998- No cabe duda de que, junto con el desarrollo del sentido del
2004) en salas de jardines maternales de la ciudad de San Carlos de Banloche. Sólo yo, también aumenta La comprensión hacia los otros. Es maravi-
dos de ellas han sido tomadas del libro de Molina y Jiménez (19921.
lloso percibir en esta escena la sensibilidad en el encuentro con
el otro a través de ta caricia. Ésta es, como dice Mélich (2000), la
Las emociones: primeros repertorios de diálogo social
palabra que mejor expresa la sensibilidad-ética: la relación ética
es caricia.
Desde estos sentidos de infancia, concebirnos a los bebés como
criaturas muy sociales y sociables. Ellos nacen con todas las capa-
cidades y potencialidades para constituirse en miembros activos de
Otras imágenes de infancias
este mundo complejo; con un gran potencial, esto es, con los funda-
mentos para la comprensión interpersonal, para el amor y para el
Estas situaciones cotidianas ponen en cuestión aquellas imáge-
juego; con una gran necesidad de reconocimiento recíproco, podero-
nes de la primera infancia, de los bebés, tan instaladas en la educa-
samente orientados hacia la sociedad. Si esos poderosos bebés han
ción inicial.
nacido con esa fuerte inclinación hacia lo social, hacia Los otros, ata-
El significado mismo del término infancia -sin habla es la etimo-
dos inmediatamente a otro, pensemos que, indefectiblemente, muy
logía de la palabra infancia; aún no camina, la de la etimología de la
temprano tendrán que desarrollar facultades para reconocer y com-
palabra bebé- implica una mirada centrada en la imposibilidad de
partir estados emocionales, para interpretar y poder anticipar Las
hablar, de caminar, de alimentarse solo, de controlar esfínteres, etc.
reacciones de los otros, para entender las relaciones entre ellos, así
La infancia remite a lo desvalido, Lo frágil, lo indefenso, lo débil y,
como para aprehender las sanciones y prohibiciones y Las prácticas
socialmente, lo inferior
aceptadas de su entorno social
Sin embargo, otras miradas de la infancia ayudan a cuestionar
Por cierto, lo social ya está inscrito en Los humanos corno una
estos sentidos unívocos tan naturalizados pedagógica y socialmente.
necesidad absoluta, en tanto es lo que nos constituye. Como afir-
Desde visiones como las de Sandra Carü (1999), que propone
ma Wallon (1980], elsersociat es nuestra naturaleza humana (teo- —
considerar a los niños como sujetos en crecimiento, como sujetos en
ría del socius}. El bebé cuenta con Las emociones, esto es, las
constitución, se torna posible valorar el tiempo de infancia como un
funciones de expresión, cargadas de sociabilidad, como los pr/me-"""j
tiempo necesario, por su significación e intensidad, valioso en sí
ros repertorios para iniciar un diálogo sociai [teoría de la emoción) J^
mismo, fundamenta I y fundante de lo humano en el proceso de con-
[Wallon, 1980).8 Este autor define a las emociones como fenóme-
formación del sujeto.
nos sociales, justamente por su significación social, como las pri-
En este sentido, La concepción de infancia de Wallon [1976,
meras formas arcaicas que permanecen siempre con nosotros. La
1980] implica una hermosa paradoja: en La indefensión, en la debi- emoción es un lenguaje antes del lenguaje.
1 lídad del recién nacido, en esa imposibilidad radica nuestra mayor
Veamos la siguiente escena, recreada por Molina y Jiménez
I fortaleza como humanos: nuestra necesidad absoluta de un otro [1992):
! desde que llegamos al mundo, la dependencia de otro para hacer-

nos humanos nos vuelve poderosamente orientados hacia la socie- Un tropezón c


\. Ü
li»--i- . o
Otras perspectivas filosóficas, como las de Emilia Reggio (en
En la sala de bebés, María íó meses] está tendida en el suelo entre-
Rinaldi y Muchi, 2001], ofrecen imágenes de infancia centradas en tenida con un juguete de plástico: lo manipula, lo chupa, vocaliza
un niño fuerte, rico y potente desde el nacimiento, competente en sonidos.
La relación y La interacción, que junto a otros se construye, constru-
yendo el mundo.
8. Acerca de la teoría del sodus y de (a teoría de la emoción, véase Wallon [19821.
Teo (11 meses] corretea por la sala empujando un carrito. Aún no Esta forma de resolución del conflicto, por parte de [3 educado-
camina soto, pero sí apoyándose en algo, como en este caso. ra, colabora y favorece en forma positiva la sensibilidad empalica del
En su "paseo" Teo no sortea los obstáculos, sino que pasa por enci-
pequeño de sólo 11 meses y se orienta hacia el desarrollo de la
ma de ellos.
capacidad de responsabilidad de las consecuencias de los propios
En un momento dado se acerca con su carrito hacia donde está
actos {Molina y Jiménez, 1992].
María. Al tropezar con ella, sigue empujando. María empieza a
En este sentido, en este primer ámbito educativo donde se poten-
llorar.
La maestra acude enseguida, mientras se acerca, va diciendo: cian los aprendizajes sociales y afectivos de los niños es posible, a
—¡Uy... Uy... Teo, no paras con nada, eh! (en un tono de aviso más través de la elaboración de situaciones de enseñanza, promover
que de enojo]. Lo mira y mientras se agacha para alzar a María, aprendizajes favorecedores de la construcción de sentimientos posi-
dice: tivos, basados en el sentimiento de confianza básica fErikson, 1974),
— Pobre, pobre María... ¿qué te han hecho? —luego la aprieta contra indispensable para una creciente autonomía y un sentimiento de sí
su cuerpo y le acaricia la cabeza—. Teo no se ha dado cuenta... no te mismo, donde la autoestima y la propia valorización colaboran en la
ha visto... ¿te duele?, ¿dónde?, ¿acá, acá? constitución de personas sanas y autónomas.
Teo, quieto, observa la escena atentamente. María sigue llorando. La
maestra, con la beba en brazos, se sienta en una silla y la sigue con- Conciencia de sí, conciencia del otro
solando. Teo da tres o cuatro pasos con el carrito, lo deja y se pone
a gatear hacia donde está el juguete con el que María jugaba. Lo
Agustín (un bebé de casi k meses] se despierta. La maestra se acer-
agarra y, gateando, lo (leva donde están María y la maestra. Se para
ca, le habla y le sonríe, el bebé responde con una sonrisa.
y se lo ofrece a María:
Mientras, muy cerca, otros niños están jugando a trasvasar polenta
—Te.te.te... —dice alargando el juguete a la cara de la beba.
en recipientes plásticos, sobre la mesa.
Maestra: —¡Muy bien Teo! ¡Muy bien muchas gracias,..! (María para
La maestra saca a Agustín, que está algo molesto, del bebesit. Le
de llorar y mira.) Decile gracias, gracias, Teo.
huele la cola y le dice muy cariñosamente: -¡Uhhhmmrn... te hicis-
te caca... gordo chanchón.J
Vemos cómo la maestra, mientras acude rápido a consolara María, Lo lleva al cambiador y empieza a cambiarle los pañales. Le habla,
va haciendo referencia con sus palabras, nominando, ayudando a iden- lo mira. El bebé la mira... mueve las piernas dando pataditas... voca-
tificar el motivo que le ha causado su dolor, habla sobre el dolor. De liza.
esta forma, indirectamente, le está diciendo a Teo que él tiene algo que Mientras tanto, Marina {1 año, 10 meses] le ha sacado polenta a
ver con lo que le pasa a María y que, de algún modo, él estará implica- Lucas H1 meses] diciéndole al mismo tiempo: —¡No. no, Lucas...!
do en la situación de consolara María, como posibilidad de resolvere! La maestra, que mientras cambiaba al bebé ha estado observando el
problema. La intención, en el mensaje de la maestra, está dirigida a juego, le dice a Marina: —Marina, dale polenta a Lucas, ¡por favor!
¿Le diste? ¡Gracias!
que Teo se sienta partícipe del conjunto de la situación y se sensibilice
con lo que le está pasando a María: conocimiento de sí y del otro, cui-
dado de sí, cuidado del otro... Teo capta el mensaje, al principio sólo Agustín está aprendiendo quién es él, cómo es, en este caso para
prestando atención y luego alcanzándote a María el juguete que había la maestra, que le devuelve el mundo, el reconocimiento de sí
usado, sin que nadie se lo pidiera. Teo puede sentir que algo le pasa a mismo y el reconocimiento del otro.
María, su percepción afectiva emocional comprende que él ha tenido Él es valioso para ella y la satisfacción de una necesidad ofrece
algo que ver y entonces le ofrece consuelo, acompañamiento. la posibilidad de un encuentro íntimo para entablar un diálogo afec-
tivo en un marco de confianza de sí y de él en el mundo. Marina tanv
bien aprende, a partir del pedido "por favor" y el agradecimiento de
humano y en esta situación educativa vaíe todo el esfuerzo por
la maestra, a percibirse como persona respetada y valorada, aunque
ponerlo en palabras. Se intenta que el pequeño aprenda lo que el
esté haciendo "macanas". Lucas se siente respetado en sus dere-
otro siente, que no es diferente a lo que pueda sentir él mismo en
chos en un ambiente de convivencia justa.
una situación similar, y él lo puede comprender.
En todo caso, la construcción de sentimientos de confianza bási-
El sentimiento de autoestima se basa en el reconocimiento del
ca, de autoconfíanza, de autoestima y de confianza en el mundo, en
otro y conduce hacia la conquista de una identidad como sujeto
los demás, se propicia a través de una experiencia cotidiana de
valioso. En este sentido, los aprendizajes de los pequeños se dan en
afectividad positiva. Si este proceso de construcción de sentimien-
tos estuviese basado en experiencias cotidianas de afectividad un pasaje paulatino de las primeras formas de comprensión social
negativa en la vida del jardín, favorecería la construcción de senti- a modos cada vez más ajustados del desarrollo de la conciencia de
mientos de desconfianza, de inseguridad, de inquietud, de descali- sí y de la conciencia social. Los bebés van desarrollando ciertas
ficación, de desvalorización hacia sí mismo, hacia los demás, hacia aptitudes de comprensión moral y social y de reflexión sobre los
el mundo. Por ejemplo, acentuando una intención negativa, desa- otros y pueden demostrarlo si nos abrimos a una mirada atenta:
probando su ser, amenazando ("sos malo", "no te quiero más" "si ¿será posible promover aprendizajes que apunten a colaborar en
seguís pegando, no te vamos a querer más"). Una cosa es decirle a dicha construcción desde una enseñanza intencional y sistemáti-
alguien que es malo, sobre todo a alguien que está construyendo su ca?, ¿qué acciones contribuyen a la construcción de un sentimien-
ser y otra es decirle que está haciendo mal o daño a alguien, a otro, to de confianza básica, indispensable para lograr una creciente
í En todo caso, no se trata de ayudar a constituir seres "buenos" sino autonomía y un sentimiento de sí mismo, desde la autoestima y la
| seres que puedan indignarse ante el mal y ante el sufrimiento propia valorización?, ¿qué acciones obstaculizan dicha construc-
/ humano. ción?, ¿son diseñadas y sistematizadas esas acciones?, ¿son conte-
nidos?, ¿se enseñan en el jardín maternal?, ¿cómo?, ¿cuándo?
Duele, duele...

En la sala de bebés y deambuladores Martín {que aún no tiene 1 año] U VIDA EN LAS SALAS: UNIVERSO DE SENTIMIENTOS,
intenta caminar empujando una silla por la sala. María se acerca. EMOCIONES, VALORES, NORMAS
Martín la torna del pelo y le tira,
La maestra a Martín: — ¡Ahh...no, no, no...! ¡No le tires del pelito que Lo humano es un modo de ser sensibles
le duele! (le dice suave pero firmemente).
r con el mundo.
Martín la mira y escucha. Deja de tirar el pelo y sigue empujando la
silla. JOAN-CARLES MÉUCH. Transformaciones
Maestra: —¡Bravo, bravo, Martincho! ¡Martín se va de paseo!
A través de los interrogantes planteados durante el proceso de
1
QJ
En esta situación, Martín está aprendiendo que por su acción investigación, analizarnos en los registros de observaciones, en las
UJ
CE
no se está convirtiendo en un "niño malo" o que se está "portan- expresiones de las docentes, en la vivencia de las salas, aquello
do mal' o que hay cosas que "no se hacen" sin que le quede claro mplicito. lo que acompaña, lo que está permanentemente "detrás"
q u é y p o r qué, sino que la acción de tirar det pelo, que la maestra le las acciones cotidianas. En dicho ambiente, de estrecha intimi-
nombra, causa dolor al otro. El dolor es una emoción, un sentir dad, se da un intercambio constante, profundo, inconsciente y
espontáneo de emociones, sentimientos, valores y normas.
Las experiencias cotidianas en las salas dan cuenta de la exis- nadas con las necesidades vitales, que llevan tanto tiempo y que
I tencia de una serie de tareas que se convierten en encuentros son denominadas rutinas o hábitos diarios, se diferencian de las
[^privilegiados para la provisión de cuidado, protección y confianza. llamadas actividades pedagógicas.9
r$e trata de espacios de intima vinculación del adulto con el Estos momentos inevitables se alternan con otros momentos;
^niño/a: momentos de higiene, de alimentación, de sueño, situa- totalmente espontáneos, ocasionales e inesperados que ocurren
ciones vinculadas a costumbres, a significaciones sociales, que constantemente en la vida en las salas. Resulta interesante obser-
varían según las culturas y sectores sociales. Dichos espacios var esta particularidad que se da en las salas de maternal, donde
implican aprendizajes implícitos y conforman un telón de fondo lo cotidiano se configura entre lo "inevitable", repetido, rutinario
del escenario cotidiano. Al tratarse de acciones que atraviesan en [cambiado de pañales, alimentación, descanso, etc.) y lo "ocasio-
forma espontánea e inconsciente las relaciones entre las perso- nal", lo inesperado, lo que "aparece". 10 Resulta que en medio de
nas, se tornan invisibles, transversales y no parecen ser conside- este constante interjuego diario, se enseña y se aprende mucho
radas como enseñanza sistemática e intencional. Sin embargo, más de lo que se piensa. Ahora bien, ¿qué implicancia pedagógica
tienen una significación importantísima en estos primeros años en tienen estos espacios vitales desde esta dimensión?, ¿qué se ense-
ña?, ¿qué se aprende?
los que el niño/a se está conformando como persona.
Los niños/as están aprendiendo cotidianamente a organizar y
significar sus experiencias, sensaciones, percepciones,.emocio-
nes y pensamientos a través de las experiencias vinculares y Abriendo puertas para ir a enseñar

sociales, que funcionan como escenario fundante donde comien-


í za a inscribirse su historia corno sujeto social y también como Al analizar, en forma conjunta (maestras, investigadoras, alum-
•'sujeto de conocimiento: ¿quién soy? ¿cómo soy?, ¿cómo soy para nos), esos momentos cotidianos, compartimos lo que se enseña, lo
;, el otro?, ¿cómo es el mundo para mí?, ¿corno soy yo para el
que los niños/as aprenden y coincidimos en llamar a estos momen-
Cjnundo?, ¿qué me pasa? tos oportunidades. Este concepto surge del trabajo de investigación y-
Cuando los bebés realizan acciones, las mismas son interpreta- lo encontramos, en otras miradas educativas, ligado a la metáfora
das por las personas que los rodean de acuerdo a los significados de puerto y de puerta:
culturalmente establecidos. A través de estas interpretaciones es
Oportunidad, entendida como un tránsito que supone el paso de un
posible ir atribuyendo significados, sus propios sentidos a sus accio-
estado al otro, vinculada con la palabra puerto, como apertura a [...]
nes. Éste es un proceso activo de transformación y síntesis, pues el
¿a dónde puedo y quiero ir en esta coyuntura? ¿Qué puerta puedo -
sujeto toma, se apropia activamente de las formas provistas por los
quiero abrir? La oportunidad instala la cuestión de la orientación, de
adultos, las internaliza y las resignifica.
la finalidad. La oportunidad nos enfrenta con una responsabilidad
En cada forma de encuentro con el mundo se incluye un filosófica y política y no únicamente con una decisión técnica. En este
sistema de representaciones que interpreta ese encuentro,
esa relación: qué es lo permitido, qué se puede hacer, qué no,
qué es transgredir, qué es portarse bien o portarse mal.
¿•Ajustamos esta indagación para construir normas, valores, 9. Para profundizar sobre la categorización de actividades pedagógicas rutinarias
véase capítulo 1 y 9 de esie libro.
' vinculados a la consolidación de los sentimientos en los pri- 10. Los conceptos de inevitable y ocasional fueron elaborados y profundizados
v meros años de vida. Esas tareas cotidianas, inevitables, relacio- durante el desarrollo de la investigación, desde las dimensiones que abordaron las
profesoras Elisabeth Marotta y Carolina Sena.
sentido cada encuentro del docente con sus alumnos constituye una jugando con otra cosa; sin embargo, al ver el teléfono toma el tubo
oportunidad única, irrepetible y de un total compromiso ético. que cuelga, con curiosidad...
(Ramírez ef a/., 1998) Rocío (a Pancho): —¡No, no, dame, Pancho! (tironea molesta).
Rocío se lo repite otra vez, pero Pancho no lo suelta. Rocío le da una
Estos encuentros implican la decisión de la acción significante, "buena mordida" a la mano de Pancho. Pancho llora (cuando le

esto es, no cualquier acción, sino la basada en el vínculo entre deseo miramos (a mano vemos que tiene los dientes marcados).
La maestra lo alza, lo consuela, va a ponerle agua en [a manilo mien-
y razón: la decisión pedagógica.
tras [e habla dulcemente. Cuando regresa del baño, con Pancho cal-
En este sentido, a través del concepto de oportunidad procura-
mado, mira a Rocío, que se quedó sentada en la alfombra y le dice:
mos analizar esa constante orientación ética, con sentido social, en
—¡Estoy tan enojada, tan enojada!! [enfatuando con el tono de voz)
la que está inmersa la tarea educativa cotidiana en el jardín mater- Ahora le das un besito al amigo, porque antes le diste un mordiscón
nal, vinculada al desarrollo de los niños/as. y le dolió...
Habíamos partido de la premisa del valor que tiene el jardín Rocío (seria) le da un beso a Pancho y se queda sentada pensando.
maternal al aportar a los niños un nuevo ambiente vital de conviven- Pancho ya no llora.
cia, rico en encuentros y desencuentros, en interacciones cara a La maestra [a Rocío): —Vení, vamos a lavarte las manos para comer.
cara. Allí, en forma conjunta y complementaría con la tarea de crian- La acompaña al baño y la ayuda a lavarse.
za de las familias, se promueve la construcción de normas, reglas y
pautas de comportamiento social y moral entre las personas y el Yo comparto, el comparte, nosotras compartimos...
mundo: "lo que está permitido o no hacer", "lo que se debe y no se
debe hacer ", "lo deseable y lo no deseable", "lo bueno o lo malo", En la sala, tres nenes: Mícky (1 año, 10 meses). Tin (1 año. 10 meses),
"lo que está bien, lo que está mal" o sea, la construcción de valores, Valentina (1 año, 11 meses] están jugando con autitos y telas, escon-
así como la construcción de los llamados "hábitos" cotidianos, vin- diéndolos. Mora [1 año y medio) duerme.

culados estrechamente a modos de crianza familiares y culturales La maestra ha estado observando el juego y. después de un rato, los
invita a sentarse en el suelo. Los ubica separados y les propone
de la higiene, la alimentación, el descanso, etc...
tirarse los autos unos a otros. Les va diciendo a quién y ellos lo
¿Qué puedo hacer en este mundo, qué no puedo?, ¿qué debo
hacen.
hacer?, ¿cómo soy cuando hago o dejo de hacer algo?, ¿para quién
Maestra: —Y ahora se lo va a tirar Tin a Micky, que está ansiosa...
soy? Cuándo hago algo que "no está bien", ¿me siguen consideran-
Tin le tira el auto a la maestra. La maestra se lo tira a Micky: —Tenes
do "querible", merecedor de amor? que sentarte acá para jugar... —y la ubica.
\\ Dos situaciones en las salas, una ocasional y otra intencional, Maestra: —Micky le tira ése a Tin... (lo hace]... y yo le tiro a Micky...
invitan a pensar en esas oportunidades de enseñanza: La maestra tira y el auto sigue de largo... — ¡Ohhh.J ¿Tin. a quién le
vas a tirar? —Tin mira.
"Eso no se hace, eso no se dice, eso no se toca" Maestra: —¿A quién...? ¡bueno tíralo!
_l
o
< Tin tira.
m
LU La maestra de la sala de bebés y deambuladores está cambiando los Maestra: —¡A Micky le tirooo!
CE
pañales a Martín. Mientras tanto están cerca los otros pequeños que Maestra: —Valentina ¿a quién vas a tirarle?
juegan con juguetes en la alfombra. Valentina: —A Tin...
íñ
•J Rocío (1 año,10 meses] ha buscado un teléfono de juguete y lo trae a Valentina le tira el auto a Tin...
Q-
-1 la alfombra, al lado de Pancho (1 año, 10 mesesl, que está sentado
Estas situaciones, tanto de juego compartido, que la maestra Maestra: —Ah, bueno, ya estoy guardando todo...! —dice, mirando a
aprovecha para complejizar, así como la espontánea, ocasional Rocío, y continúa.
Cuando terminan, la maestra invita a los niños: —¿Vamos a pasear
(como en el caso de Rocío que muerde y ta acción de la maestra),
en tren? —Y canta "Suena la campana sale el tren...". Mientras, va
muestran el máximo aprovechamiento en las interacciones cotidia-
armando un tren con las sillas. Rocío corre a armar el tren con ella.
nas entre los bebés y de cada uno con la educadora, como oportuni-
dades que se convierten en momentos privilegiados para la
Enseñar a cooperar, ayudar a ordenar, se transformó también
enseñanza de valores, emociones, sentimientos: compartir, respetar
en una oportunidad para enseñar a colaborar en el cuidado del
al otro, solidarizarse con el otro, ayudar, tener La posibilidad de
otro. La maestra le pide a Rocío que no golpee, pues se va a des-
reparación, sentimiento de confianza, reconocimiento mutuo, dolor,
pertar Ayelén que está dormida. Enseñar a cuidar el sueño del
bronca, enojo, reciprocidad, responsabilidad.
otro, su bienestar, es más importante que resaltar La acción en
La maestra se enoja y lo expresa, expresa su emoción, compro-
forma negativa. Enseñar la responsabilidad de sus actos, la conse-
metiendo todo su ser, luego el malhumor pasa y el día continúa. Un cuencia de sus acciones, apunta a prodigar una cuota de sensibili-
mensaje de lo genuino, lo sincero, se transmite a través de la auten- dad hacia los otros.
ticidad de un enojo, que no significa ni una descarga de rabia contra Enseñar a ordenar, a guardar, no es tarea fácil con niños/as tan
la pequeña, ni una actitud artificial fabricada. chiquitos. La educadora lo hace invitando, pidiendo ayuda, mostran-
El conflicto es aprovechado en toda su potencialidad de enseñan- do un orden (clasificación de los juguetes en sus respectivas cajas),
za y de aprendizaje, no sólo para intentar resolverlo, sino, y sobre nombrándolo mientras Lo hace. Las situaciones cotidianas de con-
.todo, para ayudar a la construcción de sentimientos y valores ten- flicto, de confrontación, de juego, son oportunidades para promover
'•; dientes al autoconocimiento y el conocimiento y reconocimiento de aprendizajes valiosos de valores, normas, sentimientos y actitudes.
los otros: ¿Quién soy yo?, ¿corno soy?, ¿qué me pasa?, ¿qué le pasa A su vez, es interesante tener en cuenta que, si bien ciertos aspec-
| a los otros con mis acciones? tos de la obediencia aumentan entre los 18 y los 30 meses, también
Analicemos otras situaciones: aumenta la desobediencia argumentativa.

Cuidando 3 otros... \a ayudar! fQué susto!

Han terminado de jugar, la maestra va invitando a los niños a guar- En la sala de 2 años, Juan (20 meses) está parado con las piernas
dar los juguetes en ías cajas mientras las nombra: la caja de "los entreabiertas, apoya las manos en el suelo y mira por entre las pier-
peluches", la de "la casita", la de los autos"... al mismo tiempo que nas. Se mantiene así unos segundos, vuelve a Levantarse y repite la
tos va guardando. operación.
Como sonidos de fondo, se escuchan los golpes que Rocío provoca Se acerca Mora [22 meses) y le da un empujón sobre fa espalda, en
con una botella de plástico sobre la mesa, haciendo mucho ruido. el momento en que Juan tiene apoyadas las manos en el suelo. Juan
Maestra: — ¡Ro, se va a despertar Ayelén! (Ayeíén duerme en la cuna se cae y se pone a llorar.
en un sector de la sala). Rocío la mira, ta escucha y deja de golpear. La maestra ha visto la escena, se acerca, se agacha frente a Mora, la
Maestra: —Ah... Yo voy a guardar —sigue guardando algunas cosas mira, la toma del brazo. Mora, sin mirarla, intenta dar unos pasos
Ul
en.las cajas... —¿Quién me ayuda? —María recoge algunas cosas. hacia otro lado.
•J. Martín se acerca y mira, Maestra: —No, no, Mora, mira como llora Juan, ¿quién lo ha tirado?
_
. Rocío ¡en tono enojado): —¡No, no, no! (acentuando con su dedo). Mora baja la mirada e intenta irse... La maestra la retiene y le dice:
—Vamos a ver, Morita, vamos a ver qué le pasa a Juan. Decile: ¡Juan, Maestra: —Después de guardar tomamos agua. Micky va a guardar
ya venimos...! [levanta un muñeco).
Juan sigue tendido en eí suelo llorando. La maestra, con Mora de la Maestra: —¿Dónde está el conejo? ¡Vamos a buscarlo! Acá —dice
mano, se acerca, se sienta en el suelo (a su lado] y dándole una pal- mientras acomoda [os peluches, entre los que hay un conejo.
madita en la espalda le dice; —Juan, ¿te ha asustado Mora? ¡Ay, Ay, Valentina se lo da... ,

Ay,!; esta Monta! Maestra: —¿Y el mono?


Mora contempla la escena. La maestra incorpora un poco a Juan y Los chicos buscan...
apoya la cabeza del niño en su falda. Maestra: —Acá está el mono... ¿no lo conocían?
Maestra: — ¡Ya está, Juan! Ya no te duele, ¿no? (acariciándole la Valentina: —¿Yaca?
cabeza y dándole palmadas suaves en la espalda) ¡¡¡Ya está!!! —dice Maestra: —¡Ése es el oso del Botón!
y sigue dándole palmaditas mientras entona una canción. Los llan- Los chicos llevan algunos juguetes, la maestra (leva el resto. Tin se
tos de Juan se vuelven sollozos para acabar siendo pequeños sus- sacó una zapatilla... Micky pide "tita" (se ha olvidado del aguaj. La
piros. Otros niños se han acercado, siguiendo el juego de ía canción. maestra se lo recuerda y le ofrece.
Hacia el final de la canción, Mora se incorpora. Cuando la maestra
propone otra canción, muy conocida por todos. Juan levanta la La maestra encuentra el modo de invitar a los pequeños a guar-
cabeza riéndose. dar sus muñecos en una propuesta clara a través del reconoci-
miento de cada uno. Los "peluches" de la sala son sumamente
En esta escena provista por Molina y Jiménez! 1992) es posible per- significativos para los niños. Además, va marcando tiempos de
cibir que la sensibilidad hacia los otros es central para la autoconcien- espera y límites: por ejemplo, en la satisfacción del deseo de Micky
cia en el desarrollo. Su enseñanza es fundamental. Durante el primer quien, a pesar de su sed y su hambre, primero va a ordenar junto a
año, la comprensión de los sentimientos de otros se va dando desde el los otros. La educadora, mientras ordena, va enseñando la impor-
contagio emocional o resonancia, hacia la captación de cómo ciertas tancia del orden, del cuidado, de la espera; normas y valores cultu-
acciones conducen al enojo y la desaprobación. Incluso es posible cap- ralrnente aceptados, necesarios para una buena convivencia.11
tar qué transgresiones pueden ser una fuente compartida de diversión Estas últimas escenas dan cuenta de cómo, tanto los mensajes
y qué acciones pueden consolar la aflicción de otro. Cerca del segun- implícitos en la conducta emocional de los adultos como los explíci-
do año, los niños responden ernpáticamente a la aflicción de otros y tos, a través de palabras, que se refieren a conceptos morales de la
están interesados en sus estados sensibles. Muestran atención, curio- cultura [normas, valores] son mensajes que inciden en los niños de
sidad y comprensión de la causa del dolor, la angustia, el placer y el
una forma profundamente efectiva. A partir de los mismos, los niños
displacer, el consuelo y el temor tanto en oíros como en sí mismos. desarrollan sus propias ideas acerca de lo que es aceptable y de lo
que no lo es, de lo que está bien o mal.
Aprendiendo a ordenar el mundo, enseñando a cooperar Navegando por el ambiente de las salas de jardín maternal, hemos
visto que algunas acciones cotidianas de convivencia, se convierten en
La maestra ha colocado un muñeco en un carrito de bebé y lo mue-
situaciones potentes y potenciales para el aprendizaje y la enseñanza
ven entre cuatro niños [...].
de valores, normas, sentimientos, etc. centradas en experiencias
Maestra.- —¿Vamos a guardar los muñecos? —Entretanto, Micky se
va por otro lado de la sala.
emocionales. Estas acciones contribuyen a cambios cognitivos, así
Maestra: —¡Che, Micky, no seas vagoneta!, venía guardar.
Micky: —Agua [señalando los vasos que acaba de traer Moni, la auxiliar). 11. Brunery Haste (1990) realizan una clasificación de las reglas sociales y las
normas agrupándolas en tres campos: prescnptivo. descriptivo y evaluativo.
como al desarrollo de una autoconciencia dirigida hacia una sensibi-
tunidades que se producen en torno a relaciones de cuidado, pro-
lidad y comprensión mutua.
tección, ayuda, como en sus contrarias: peleas, broncas, rabie-
tas, etc. Se trata de ampliar y enriquecer permanentemente los
marcos de referencia del mundo de los afectos, poniendo en
LLEGANDO AL PUERTO
juego todos los matices posibles, así como todas las instancias
que promuevan situaciones de expresión y de sensibilización de
Atraviesa este paisaje mi sueño
sí mismo. Se apunta a que el niño reconozca lo que le pasa a él y
de un puerto infinito...
lo que les pasa a los otros.
Y ta sombra de una nave más antigua que et
puerto que pasa,
• Una enseñanza de identificación, captación y reconocimiento: el
Entre mi sueño det puerto y mí ver este paisaje camino de la identificación de sentimientos morales y valores; de la
Y llega a mis pies y entra por dentro de mí captación afectiva de los mismos y de su reconocimiento, se va
Y pasa para el otro lado de mi alma. construyendo en torno a la escucha de emociones, de sentimien-
tos, de la razón y la acción. A su vez, la captación afectiva de los
FERNANDO PESSOA
valores es inseparable de su construcción intelectual, junto al reco-
nocimiento de ciertas normas y de los límites que éstas enmarcan.
Una enseñanza que propicie una convivencia justa en un ambien-
Al final del viaje, aún nos resta una invitación: realizar una tarea
te de juego, de paz y confianza: enseñar una convivencia entre
de reflexión conjunta, entre Los educadores de niños/as pequeños,
personas que intente equiübrary marcar los límites de las mani-
acerca de La responsabilidad de potenciar esos aprendizajes desde
festaciones del deseo y deL poder no significa crear un ambiente
la tarea pedagógica. Preguntarnos por el máximo aprovechamiento
artificial de "armonía prefabricada", ni uno de seriedad extrema.
de oportunidades en el ambiente cotidiano de las salas, lleno de
Se trata de un espacio basado en el juego, el placer, pero tam-
encuentros y desencuentros, juegos, transgresiones, peleas, trave-
bién et displacer, cuando surge; en el diálogo, en la confianza
suras, situaciones de conflicto, de íntima percepción afectiva, ruti-
mutua, en la elección, pero también en la responsabilidad, donde
nas, hábitos, etc. Y pensar en cómo convertir esas situaciones en
se aprovechen aquellas situaciones cotidianas de conflicto, de
momentos privilegiados para la enseñanza de la comprensión de las
confrontación, en un clima basado en un criterio de justicia,
normas, de las relaciones de autoridad, de poder, de emociones y
honestidad, autenticidad y sensibilidad humana.
sentimientos propios y hacia otros, de cuidado, de responsabilidad,
de justicia, de conocimiento de sí y de los otros, de convivencia, etc.
A modo de ejemplo, proponemos algunos contenidos posibles.
Como contribución a esta tarea señalaremos, algunos núcleos
Enseñara:
centrales para pensar:

autoconocerse [conocimiento de sí);


• Una enseñanza que torne explícito lo implícito: se trata de recu-
identificar, distinguir, manifestar, expresar todas las emociones
rrir constantemente al lenguaje de las emociones y los senti-
{negativas y positivas] y sentimientos;
mientos, explicitándolos a través de la comunicación verbal,
reconocer y nombrar las propias emociones, sentimientos y los
significándolos, "nominándolos", nombrando aquellas situacio-
de otros;
nes cotidianas en las que se entrelazan, indefectiblemente, por
comprender lo que siente, lo que le pasa a uno;
ser parte constitutiva de Los encuentros. Tanto en aquellas opor-
comprender y sensibilizarse por lo que sienten tos otros;
• ponerse en el lugar del otro;
• compartir estados emocionales en cada encuentro con otros; No creemos posibíe dejar esta dimensión librada a lo que cada
• percibir afectivamente lo que te pasa a uno y a otros (bronca, uno puede o quiere, sino que se trata de embarcarnos en una tarea,
enojo, rabia, celos); junto a oíros/as, que posibilite reflexionar sobre qué se está ense-
• confiar en sí mismo y en tos otros en el ambiente; ñando sobre estas cuestiones a los más pequeños. Cuestiones que
• cuidar de sí y de los otros.; inciden directamente en la conformación de tas subjetividades de
• valorarse y valorar a los otros; los niños/as, en sus identidades, modos de ser y de ver el mundo.
• disfrutar de la proximidad con otros (abrazo, caricia, etc.]; En este sentido, cuidar, criar, nutrir, prodigar, es enseñar a con-
• tomar iniciativas, hacer cosas solo (¡r adquiriendo una mayor vivir, pero no cualquier convivencia, sino aquella que nos convoque
autonomía!; a saber vivir junto a oíros/as, a sentir con el otro todos los senti-
• sentirse aceptado, valorado, querido (aunque se equivoque); mientos. Aquella convivencia que nos desafíe a acercarnos sensi-
• responsabilizarse por tas propias acciones; blemente a los otros y a nosotros mismos, para aprender, desde el
• aceptar tas propias limitaciones y tos límites de la convivencia nacimiento qué son ta justicia, el respeto, ta diferencia y (a dignidad
humanas.
(esperar, experimentar sentimiento de tolerancia, de frustra-
ción);
• reconocer y respetar normas, reglas, límites;
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