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Las cuatro villanas

Oficial 1: Bien, o dices todo sobre el caso o recibirás una condena tan grotesca
que arrepentirás todos tus crímenes
María Luisa: De acuerdo, me llamo María Luisa, yo formaba parte de las
Poquianchis, de las asesinas seriales más infames de Latinoamérica, estamos
acusadas de incontables crímenes
Oficial 1: Eso ya lo sé y no me interesa, quiero toda la historia del pasado, no del
presente, de principio a final
María Luisa: Bien, tome asiento porque esto va para largo
Todo comenzó con nuestros padres, mi padre era una persona muy violenta, él
trabajaba como policía para el gobierno porfirista y mi madre era una loca fanática
religiosa…
Oficial 1: Continua
María Luisa:
No tuvimos una buena infancia por la relación de nuestros padres, aunque nunca
nos quejamos, éramos nosotras contra el mundo, tiempo después a mi madre le
detectaron una terrible enfermedad y en poco tiempo ella murió. Fue muy feo
porque nuestro padre abusaba de nosotras, estábamos obligadas a observar sus
torturas que les hacía a los prisioneros y para nuestra suerte en poco tiempo él
murió.
Algunos meses después de la muerte de mí padre mis hermanas y yo nos
ganábamos la vida en una fábrica textil con un sueldo bajísimo y con eso nos
manteníamos a duras penas a flote tres años más tarde una de mis hermanas,
Carmen conoció a otro hombre llamado Jesús Vargas apodado “el gato” del cual
ella se enamoró perdidamente, de Jesús decían que era un delincuente y que no
le gustaba trabajar era un vive la vida y a pesar de estos comentarios a mi
hermana no le importaron y se fue a vivir con él.
Ellos dos abrieron una cantina, un lugar mugriento, pero esta también termino
dando sus frutos, aunque tiempo después todo se vendría abajo debido a que
Jesús malgastaría todas las ganancias de este en juegos y vicios llevando al
negocio a la banca rota, esto para mi hermana sería el fin de la relación por lo cual
mi hermana decidió abandonar a Jesús y rehacer su vida sin el con el poco dinero
que logro recaudar. Meses después Carmen logro montar una tienda de vinos y
licores, pero no terminaría de funcionar así que decidió volver con nosotras.
Oficial 1: No me interesa tu vida ahora me contaras las atrocidades que tú y tus
hermanas cometieron.
Mis hermanas y yo éramos dueñas de varios burdeles en Guanajuato y Jalisco,
nuestras victimas en la mayoría de los casos fueron mujeres a las que privamos
de la libertad para que ejercieran como prostitutas, aunque también asesinamos a
clientes y a bebes de las mujeres esclavizadas.
Oficial 1: ¿Alguna otra cosa que decir jovencita?
María Luisa: Recuerdo que Catalina Ortega una de las recientes jovencitas en
llegar al prostíbulo, pero ¡ahh!, logró escapar y presento una orden de aprensión
por suerte nosotras pudimos escapar, pero ahí detuvieron a Delfina y María de
Jesús, yo logre escapar a último momento.
Oficial 1: Recuerdo que en 1964 fue cuando Catalina escapo, el caso fue
ampliamente difundido por la revista Alarma, de hecho, muchas mujeres
rescatadas dieron testimonio de los hechos.
Oficial 2: Luego de varios meses que duró el proceso que consistió en careos e
interrogatorios, finalmente Delfina, María Luisa González Valenzuela, fueron
acusadas de lenocinio, secuestro y homicidio calificado y recibieron la pena de 40
años de prisión, sin embargo, dos de ellas murieron tras las rejas antes de obtener
su libertad.
Oficial 2: Aun dejando muchas incógnitas por aclarar una de ellas es la incursión
de Las Poquianchis en el satanismo, se ofrecían a sacrificios al diablo y así
ganarían más dinero y protección, matando a niñas, reclutaron para realizar un
extraño ritual, un día encendieron las velas y veladoras formando una estrella de
siete puntas llevaron a un gallo para ser sacrificado, y entonces Delfina y sus
hermanas se untaban la sangre del animal además de las niñas recién llegadas a
los burdeles, mientras contemplaban la escena y se reían.
Las Poquianchis también participaban en otros negocios donde le quitaban la
carne a los cadáveres que las prostitutas que iban asesinando, muchas de ellas
arrastradas de los cabellos por todo el burdel, para después darles palazos hasta
dejarlas muertas, destrozándoles las cara y el cráneo, para poder venderlas por
kilo en el mercado a 3 pesos
Oficial 2: Delfina, conocida como La Poquianchis Mayor, falleció a los 56 años en
la cárcel en Irapuato, el 17 de octubre de 1968, maría Luisa, apodada “Eva La
Piernuda”, perdió la vida en su celda de la cárcel municipal de Irapuato en
noviembre de 1984 luego de ser consumida por un cáncer hepático, María de
Jesús fue la única que falleció en libertad a mediados de la década de los 90.

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