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Universidad Nacional Experimental

de los Llanos Occidentales


Ezequiel Zamora

Modulo II

Apuntes de Derecho Civil I sobre la Filiación, Filiación


Matrimonial, Minoridad y Mayoridad
Filiación

Al hablar de filiación hacemos alusión a la relación parental consanguínea


entre ascendientes y descendientes.
En este sentido, es de orden esencialmente genealógico y se refiere a todos
los eslabones de la cadena que une a una persona con sus ancestros, aun con los
más lejanos. Pero el sentido que suele aplicarse en derecho, es el estricto; es
decir, el nexo o relación que une al hijo con su padre y con su madre; o sea, el
vínculo parental consanguíneo de primer grado en línea recta.
Es la procedencia de los hijos con respecto a los padres, también puede
decirse que es la forma de identificación d cualquier persona. Además en términos
legales podría definirse como el derecho jurídico que existe entre dos personas
donde una es descendiente de la otra, sea como hecho natural o como un acto
jurídico, en términos generales, se pueden indicar que
“(…) comprende el vinculo jurídico que existe entre los sujetos llamados
ascendientes y descendientes, sin limitaciones de grado; es decir entre personas
que descienden las unas de las otras (…)” (Gallegos, 2006, P.65.).
En otras palabras la filiación puede ser vista desde dos perspectivas
exclusivamente... como una relación jurídica entre un padre y su hijo o una madre
y su hijo, por lo que siempre es bilateral; y como un estado civil, es decir, como
una especial posición de una persona en relación con su sociedad tipificada
normativamente.
La filiación depende esencialmente de su prueba y esta prueba variará
según se trate de hijos nacidos en el matrimonio o fuera de él, y también según se
deba probar la paternidad o la maternidad. Es menester acotar que en nuestra
legislación lo atinente a la filiación y filiación matrimonial se encuentra contenida
en el Código Civil de Venezuela 1.982, en los Artículos Nro.197 al 234.

Importancia de la filiación
La importancia de esta figura estriba en el campo del derecho, pues junto
con el matrimonio forman los dos pilares fundamentales de esta rama jurídica.
Pues si bien el primero constituye la base de la familia organizada, la
filiación lo es de la estructura familiar: el parentesco, provenga o no de la unión del
matrimonio.
De la filiación derivan: el parentesco consanguíneo, la patria potestad. Los
deberes-derechos alimentarios el nacimiento de incapacidades, la vocación
hereditaria ab intestato y el apellido.
Principios que rigen la filiación
a) No existe filiación, si ésta no está legalmente probada: En efecto, nadie
puede alegar a su favor los efectos derivados de la filiación que pretenda
respecto a determinada o determinadas personas, si no la ha probado
fehacientemente, por cualquier medio idóneo reconocido por el derecho.
b) Los efectos de la filiación son independientes del medio de prueba
aportado: Es decir que, probada que sea la filiación, aunque la Ley exija
medios específicos en ciertos casos, nacerán todos los efectos que de ella
derivan.
c) Los efectos de la filiación son independientes del momento de su prueba:
De tal manera que, probada la filiación, sus efectos abarcan tanto el
presente como el futuro, sin que sea exigible que tal prueba deba tener
lugar en determinado momento.

Clasificación

Desechada ya que en nuestro Código Civil la distinción entre hijos nacidos


dentro o fuera del matrimonio, puesto que a todos por igual atribuye los mismos
derechos, no cabe hablar de hijos legítimos o naturales como contemplaba el
Código anterior y siguen considerando las leyes de muchos otros países.
Venezuela, con las reformas del Código Civil, ha dado un paso avanzado en esta
materia, pese a las criticas que puedan hacérsele y a los errores y fallas de que
sin duda adolece, que nos han hecho insistir en la necesidad de la promulgación
de un instrumento legal autónomo, independiente del Código Civil, en donde se
recoja en forma orgánica y sistemática toda la normativa jurídica que regula la
familia: un Código de familia.
Por lo expuesto, sólo puede hoy clasificarse la filiación en paterna y
materna, según derive del padre o de la madre.

Presunciones relativas a la filiación


Estas presunciones aparecen contenidas en la sección I, capitulo III del
titulo V, articulo 213 al 216 del Código Civil, a saber:
a) Se presume, salvo prueba en contrario, que la concepción tuvo lugar en
los ciento veinte un días de los trescientos que precedieron al del
nacimiento.
b) La posesión de estado de hijo se establece por la existencia suficiente de
hechos que indiquen normalmente las relaciones de filiación y parentesco
de un individuo con las personas que se señalan como sus progenitores y
la familia a que dicen pertenecer. Los principales entre estos hechos son:
que la persona haya usado el apellido de quien pretende tener por padre
a madre. Que estos la hayan dispensado el trato de hijo y él, a su vez, la
haya tratado como padre o madre, y que haya sido reconocido como hijo
de tales personas por la familia o la sociedad.
c) La demanda para que se declare la paternidad o la maternidad, puede
contradecirse por toda persona que tenga interés en ello.
d) El hijo nacido fuera del matrimonio, una vez reconocido, no puede ser
llevado a la residencia familiar sin el consentimiento del otro cónyuge.

Pruebas
Base legal ante cualquier caso que amerite la circunstancia ante pleitos
diferentes que surja en la vista del camino.
Las pruebas de la maternidad pueden ser primarias y secundarias.
Son pruebas primarias:
a) La partida de nacimiento.
b) El reconocimiento hecho por la madre o por sus ascendientes.
c) La posesión de estado del hijo.

Y son secundarias, a falta de las primarias:


a) La sentencia recaída en juicio, y
b) La declaración de testigos.

Primarias
a) La partida de nacimiento; o sea, la copia certificada del Acta de la
declaración de nacimiento inscrita en los libros del Registro Civil, con
identificación de la madre, es la prueba fundamental de la filiación materna
(Art. 197 C.C.).
b) En defecto de la partida de nacimiento, se prueba la maternidad con la
declaración que hiciere la madre, o después de la muerte de ésta sus
ascendientes, con el fin de reconocer la filiación, en las condiciones y con
las formalidades que señala el Código civil en su (v. Capitulo III, Titulo V,
Libro Primero del C.C.).
c) La posesión de Estado se establece ésta por la existencia suficiente de
hacho que indiquen normalmente las relaciones de la filiación y parentesco
del hijo con su madre y con la familia a que pertenece o dice pertenecer.
Siendo los principales entre estos hechos:
1. Que el hijo haya usado el apellido de quien pretende tener por
madre;
2. Que esta le haya dispensado en trato de hijo, y
3. Que haya sido reconocido como tal por la familia o por la sociedad.
Son estos los tres elementos, denominados nomen, tractatus y famma, bien
conocidos ya por nosotros.
Secundarias:
a) Sentencia judicial: “cuando el hijo fue inscrito bajo falso nombres, o como
nacido de padres inciertos, o bien si se trata de suposición o sustitución de
parto, la prueba de la filiación materna puede efectuarse en juicio, con todo
género de pruebas” (Art. 199 C.C.).
b) La declaración de testigos para probar la maternidad, sólo será admisible
cuando exista un principio de prueba por escrito, o cuando los indicios
resultantes de hechos ya comprobados, sean bastante graves para
determinar su admisión. El principio de prueba por escrito resulta de
documentos de familia, de registros y de cartas privadas de los padres, de
actos privados o públicos provenientes de una de las partes empeñados en
la litis o de persona que tuvieren interés en ella (Art. 199 C.C.).
La prueba contraria puede hacerse por todo los medios propios para demostrar
que la persona de quien se trata no es realmente el hijo de la mujer que el
pretende tener por madre (Art. 200 C.C.).
Consideraciones de estos medios probatorios:
a) Cuando existe partida de nacimiento pero no posesión de estado, puede
ejercerse acción de impugnación de estado, para demostrar que la mujer
que se señala como madre en la Partida no lo es en realidad.
b) Cuando haya posesión de estado pero no exista partida de nacimiento,
bastará esta posesión para probar la maternidad; los interesados pueden
también ejercer acción de impugnación de estado.
c) Cuando existiendo partida de nacimiento y posesión de estado ésta se
contradicen, privará la partida en principio; pero el hijo puede siempre
ejercer acción de reclamación de estado para probar su filiación conforme
con la posesión de estado, si es que estima que esta su verdadera filiación.
d) Cuando coincidiendo la partida de nacimiento con la posesión de estado,
necesitare probar quien es su madre, deberá intentar acción de reclamación
de estado, a fin de probar en juicio su filiación, utilizando cualquier genero
de prueba.
e) Igualmente podrá intentar esta acción, quien no tenga posesión de estado y
la partida de nacimiento fuere falsa o le hiciere aparecer como hijos de
padres inciertos.
f) También podrá intentar quien, careciendo de partida de nacimiento, alegare
que su posesión de estado es falsa por hacerle aparecer como hijo de otra
mujer.

Pruebas de la filiación
En principio, por la ley natural, todos tenemos un padre y una madre. Sin
embargo, desde el punto de vista del Derecho no es así; pues si bien podemos
tener ambos progenitores, puede suceder también que sólo tengamos uno solo de
ellos, el padre o la madre, según hayamos podido probar la vinculación con él o
ella. Así pues, la filiación depende esencialmente de su prueba y esta prueba
variará según se trate de hijos nacidos de matrimonio o fuera de él, y también
según se deba probar la paternidad o la maternidad.
En efecto, esta última depende del hecho notable del parto (mater Semper
certa est), por lo que basta probar la identidad de la persona con el producto del
parto de la mujer que se pretende por madre. La prueba de paternidad, en
cambio, depende de la concepción y requiere demostrar:
1) Las relaciones carnales del presunto padre con la madre que dio a luz y que
tales relaciones tuvieron lugar en la época de la concepción; prueba ésta
casi imposible o bastante difícil.
2) Que durante la época de la concepción la mujer no tuvo relaciones con
otros hombres; prueba imposible por ser negativa. Por tanto, sólo podrá
probarse la concepción por expresa confesión del padre o como
consecuencia de una sentencia judicial que lo establezca.

La filiación del hijo nacido del matrimonio, es un hecho natural reconocido


por el derecho amparado por la ley. Nuestro legislador favorece esta filiación y el
hijo nacido de padres casados no necesita probar su condición, pues, “el marido
se tiene como padre del hijo nacido durante el matrimonio o dentro de los
trescientos días siguientes a su disolución o anulación” (Art. 201 C.C) (perte is est
quem nuptiae demostrant).
Sentado ya que la filiación debe probarse, que esta prueba resulta necesaria
en el caso de los hijos extramatrimoniales, y que en los nacidos del matrimonio
existe la presunción iuris tantum, que sólo puede desvirtuarse mediante juicio
contradictorio, vamos a comentar tales pruebas, la primera de las cuales nace de
la manifestación del progenitor, expresa o tácita, en el sentido de reconocer
como hijo a determinada persona; y la segunda, de una decisión judicial que así lo
determine.

La paternidad

Se entiende por paternidad la relación de parentesco consanguíneo, de


primer grado en línea recta, entre un hombre y su hijo o viceversa.
Pruebas de la paternidad
Las pruebas para determinar la paternidad, son distintas cuando se trata de hijos
habidos en matrimonio o fuera de él.
1) En efecto, la prueba de la filiación respecto del hijo nacido del matrimonio
de su padre, se establece por una presunción iuris tantum, que solo puede
ser destruida en juicio contradictorio, mediante prueba en contrario; según
esta presunción, “el marido se tiene como padre del hijo nacido durante el
matrimonio, o dentro de los trescientos (300) días siguientes a su disolución
o anulación” (Art. 201 C.C.). es decir; que a no ser que el marido pruebe en
juicio que le ha sido físicamente imposible tener acceso a su mujer durante
el período de la concepción o que en ese mismo período vivía separado de
ella, se le tendrá como padre del producto del parto de su conyugue.
Esta presunción, según la cual “pater is est quem nuptiae demonstrant”
requiere, entonces, la previa prueba de los elementos: matrimonio y
maternidad. Partiendo del principio de que los cónyuges cohabitan y se
guardan fidelidad, el legislador presupone que el hijo de la mujer casada lo
es también de su marido, cualquiera sea la realidad de los hechos; y para
desvirtuarlo, será necesario demostrar lo contrario. Esta presunción es
imperativa y esta imperatividad impone las siguientes consecuencias:
a) No importa que la partida de nacimiento señale otro padre, y
b) Funciona aun en los matrimonios anulados, exceptuando sólo el caso en
que la mujer divorciada o viuda no espere el lapso de diez meses para
contraer nuevas nupcias, el caso de bigamia de la madre y el caso de
ausencia declarada del padre.
Requisito sine qua non para que la presunción tenga vigencia es la
concepción del hijo dentro del matrimonio. Puesto que si ha tenido lugar antes,
aunque el hijo haya nacido durante éste, no podrá imputársele al marido.
Para determinar el momento de la concepción, por ser éste un hecho
imposible de probar, se ha recurrido a una hipótesis medica, conforme a la cual,
el ser humano solo puede nacer vivo y viable si su gestación ha durado no menos
de 180 días (6 meses); y que el máximo periodo de vida intrauterina es de 300
días (10 meses). Es de acuerdo con esta hipótesis (que sabemos no siempre es
exacta y hay numerosas pruebas de ello), como el legislador venezolano, al que lo
de los otros muchos países, ha establecido (Art. 201 y 202 C.C.) la presunción de
paternidad, ubicando el periodo de la concepción en el lapso de 121 días que
corresponde desde los 180 días mínimos a los 300 días máximo de vida
intrauterina. O sea, que si a 300 días restamos 180, nos quedaran 120; pero se fija
el lapso en 121 por que se tiene en cuenta el dies ad quem, que también debe ser
computado.
Los términos de 180y 300 días y también el periodo legal de gestación, son
presunciones iuris et de iure y, por tanto, no admiten prueba en contrario.
2) La filiación paterna de los hijos concebidos y nacidos fueras del matrimonio,
se establece legalmente por declaración voluntaria del padre. O después de
su muerte por sus ascendientes (Art. 209 C.C.).
Cuando no exista declaración voluntaria del padre, podrá probarse la
paternidad judicialmente, con todo género de pruebas, incluidos los exámenes o
las experticias hematológicas y haredobiológicas que hayan sido consideradas por
el demando; siendo de advertir que la negativa de este a someterse a tales
pruebas será considerada como una presunción en su contra (Art. 210 C.C.).
Así mismo, quedara establecida la paternidad cuando se pruebe la
posesión de estado de hijo o cuando se demuestre la cohabitación del padre
durante el periodo de la concepción.
La declaración de la madre no basta para excluir la paternidad (Art. 212
C.C.).

Acciones relativas a la filiación

En torno a la filiación y dada la excepcional importancia de ésta en cuanto a


la estructura de la familia, el legislador ha establecido diversas acciones que
confieren a su titular la facultad de impugnar unas veces, y otras de reclamar
determinada filiación, con el objeto de establecer con toda precisión la que
realmente le corresponde
Estas acciones relativas a la filiación, son acciones de estado, porque
tienen por objeto obtener una decisión judicial sobre el estado familiar de una
persona; por lo que más correctamente podemos afirmar que son acciones
declarativas de estado, puesto que la decisión se contrae a declarar la
preexistencia de un estado familiar.
Caracteres comunes
Las acciones sobre filiación varían, según incidan sobre la paternidad o
sobre la maternidad y según se trate de hijos nacidos dentro o fuera del
matrimonio; sin embargo, dada su misma naturaleza, tienen estas acciones los
siguientes caracteres comunes:
l. Son indisponibles.
2. Son imprescriptibles
3. Se tramitan mediante igual procedimiento judicial.
1. Son indisponibles por ser de orden público y, por tanto, no pueden
renunciarse ni relajarse por voluntad del sujeto activo. Lo que significa que
una vez intentada la acción, deberá continuar hasta sentencia definitiva;
Sin que pueda caber en este procedimiento la confesión ficta, ni el
desistimiento, ni el convenio, ni la transacción. Tampoco tiene cabida la
prueba de juramento; y la confesión sólo tendría valor de indicio.
La doctrina se pronuncia, no obstante, por admitir esta indisponibilidad
sólo en el caso que exista interés moral en el sujeto activo; pues cuando
haya únicamente interés económico, opina que sí se puede disponer de la
acción; y señala que hay interés económico cuando la demanda es
interpuesta no directamente por el interesado (hijo, padre o madre) sino
por los herederos de éste.
2. Son imprescriptibles, por cuanto el orden público tiene interés en el
esclarecimiento del verdadero estado familiar y, por tanto, no se limita en
el tiempo el derecho a ejercer las acciones que persiguen tal
esclarecimiento. Sin embargo, en aras de la estabilidad del grupo familiar
y ante la incertidumbre que puede derivar del no ejercicio de las acciones,
éstas en ciertos casos están sometidas a lapsos de caducidad.
3. En cuanto al Procedimiento, todas las acciones relativas a la filiación se
tramitan mediante juicio ordinario, salvo especiales disposiciones de la
ley; ya personalmente, o a través de mandatario con poder especial, y se
deben intentar ante el Juez de Familia del domicilio del hijo, cualquiera
sea 'la edad de éste, con intervención del Ministerio Público (Art. 231
C.C.).

Acciones que inciden sobre la paternidad

Son dos las acciones de filiación que inciden sobre la paternidad:


Una que corresponde al padre y tiene por objeto desvirtuar la presunción de
paternidad; es la Impugnación de paternidad. Y otra que corresponde al hijo y
tiene por objeto hacer que el padre le reconozca su condición de tal: es la
Inquisición de paternidad. La primera tiene lugar sólo en el caso de existir
matrimonio entre el padre y la madre del hijo cuya paternidad se impugna. La
segunda opera sólo en el caso de hijos extramatrimoniales, cuando éstos
pretenden que su presunto padre les reconozca como tales hijos.
Impugnación de la Paternidad
De conformidad con lo dispuesto en el Art. 201 del c.c., "el marido se tiene
como padre del hijo nacido durante el matrimonio o dentro de los trescientos (300)
días siguientes a su disolución o anulación". Es esta presunción iuris tantum, que
puede ser destruida mediante prueba en contrario, en juicio contradictorio
tendiente a impugnar esta paternidad.
La acción de Impugnación de paternidad deberá intentarse por el presunto
padre, dentro de los seis (6) meses contados desde la fecha del nacimiento del
hijo o de conocido el fraude cuando se ha ocultado el nacimiento; es decir, que
está afectada de un término de caducidad, el cual sin embargo no comenzará a
contarse, en caso de interdicción del marido, sino después de su rehabilitación
(Art. 206 C.C.). Si el marido muere sin haber promovido la acción de
desconocimiento, pero antes que haya transcurrido el término útil para intentada,
sus herederos tendrán dos (2) meses para impugnar la paternidad, contados
desde el día en que el hijo haya entrado en posesión de los bienes del de cujus o
del día en que los herederos hayan sido turbados por aquél en tal posesión (Art.
207 C.C.).
La acción de impugnación deberá intentarse conjuntamente contra el hijo y
la madre, en todos los casos; y si el hijo está entredicho, el Tribunal ante el cual se
intente la acción le nombrará un tutor ad hoc que le represente en el juicio (Art.
205 C.C.).
Inquisición de Paternidad:
Esta acción procede cuando el hijo nacido fuera del matrimonio, no ha sido
reconocido voluntariamente por su padre, y tiene por objeto establecer la filiación
entre el sediciente hijo y el hombre que ésta pretende que es su padre.
La paternidad podría demostrase con todo género de pruebas,
incluidos los exámenes o las experticias hematológicas y heredero biológico que
hayan sido consentidos por el demandado.
La posesión de estado de hijo se establece por la existencia
suficiente de hechos que indiquen normalmente las relaciones de filiación y
parentesco del individuo con la persona que pretende que es su padre, así como
la familia ala cual dice pertenecer.
Filiación matrimonial

En doctrina es común definir a la filiación matrimonial refiriéndola al hijo


tenido en las relaciones matrimoniales de sus padres, sin embargo el concepto
termina siendo impreciso, pues hay dos momentos distanciados en el tiempo, la
concepción y el nacimiento o alumbramiento y que estos no necesariamente
ocurran en el matrimonio, y así puede ser concebido antes del matrimonio y nazca
dentro de él, o concebido en el matrimonio y nazca después de la disolución o
anulación de éste; entonces, es necesario saber si por tenido ha de entenderse al
concebido o alumbrado, y por último, que el hecho de que una mujer casada
conciba y o alumbre un hijo, no significa necesariamente que el padre de éste sea
el marido de aquella.

Elementos de la filiación matrimonial


Los elementos de la filiación matrimonial son los siguientes:
a. Matrimonio de los padres, abarca las siguientes situaciones: el
matrimonio válido o verdadero, el matrimonio nulo, pues aunque no
fuere nulo putativo, el hijo tiene filiación matrimonial.
b. Maternidad de la cónyuge, el hijo tendrá filiación matrimonial cuando
realmente haya sido concebido y parido por la cónyuge. Por ello, puede
impugnarse la filiación matrimonial acreditando falso parto o
suplantación del hijo. La maternidad es un hecho notorio, de manera
que su establecimiento o su impugnación son cuestiones de mecánica
jurídica.
c. Paternidad del cónyuge, la paternidad, o sea el hecho de que un ser
haya sido engendrado realmente por el que pasa a los ojos de todos por
su padre, es un fenómeno incierto que solo a medias puede ser
establecido. Por ello se presume hijos del marido los nacidos después
de la celebración del matrimonio y dentro de los 300 días siguientes a su
disolución o a la separación judicial de los cónyuges.
Lo más lógico sería tomar en cuenta el momento de la concepción del hijo, a los
fines de determinar la filiación, pero insiste en su dificultad probatoria. Por otra
parte, es importante destacar que si un hijo es concebido antes del matrimonio se
considerará proveniente de una pareja casada, por lo cual, la filiación será
matrimonial.
1.- El matrimonio de la pareja: En definitiva la prueba principal es la partida del
matrimonio, sin embargo, hay casos en que se extravía. En el matrimonio hay una
norma que dice que la pareja está a su voluntad y no se puede negar la existencia
del matrimonio si esta la partida, y hay otra norma que dice los efectos de forma
del acta queda subsanado por el Estado, y hay otra que está en el Art. 458
CCV: “Si se han perdido o destruido en todo o en parte los registros; si son
ilegibles; si no se han llevado los registros de nacimiento o de defunción, o si en
estos mismos registros se han interrumpido u omitido los asientos, podrá suplirse
el acta respectiva con cualquiera especie de prueba. Las partidas eclesiásticas
tendrán el valor de presunciones.
La prueba supletoria será admisible, no sólo cuando se trate de nacimientos,
matrimonios y defunciones, sino también para acreditar todos los otros actos que
deben inscribirse en los registros del estado civil, cuando concurran respecto de
estos actos las mismas circunstancias ya previstas.
Si la falta, destrucción, inutilización total o parcial, o la interrupción de los registros
proviene de dolo del requirente, no se le admitirá la prueba autorizada por este
artículo” Es un artículo general del registro del Estado civil que dice que si no se
han llevado las partidas; dice el artículo que si se han perdido o destruido en todo
o parte los registros etc. Es pocas palabras, cabe aquí las pruebas supletorias en
caso de no existir para cierto momento la partida de matrimonio.
2.- La maternidad: Fue suficientemente explicado en puntos anteriores y bastará
decir que en cuanto a la maternidad el asunto probatorio se presenta más sencillo
porque generalmente se sabe quién es la madre, y que la prueba fundamental es
la madre quien es la que pare al hijo. Para probar la maternidad hay que probar
dos elementos: el parto y la identidad. El que nació de ese parto debe probar los
dos. El parto no es un hecho oculto, es algo que se ve, al menos la mujer
embarazada, y todo el mundo se entera. La identidad casi nunca se discute
porque normalmente se anda con los muchachos para arriba y para abajo, y todos
los del pueble lo ven, a los niños, es casi público.
3.- La paternidad: Esta se prueba con la partida, la partida no la puede dar sino el
padre. La prueba de la maternidad tiene prioridad sobre la prueba de paternidad,
en el sentido etimológico de la palabra, primero va la maternidad y luego la
paternidad Art. 197 CC: “La filiación materna resulta del nacimiento, y se prueba
con el acta de la declaración de nacimiento inscrita en los libros del Registro Civil,
con identificación de la madre”.
Caracteres de la presunción de paternidad:
Es una presunción legal. Establecida en el Código Civil.
Es una presunción iuris tantum, porque admite prueba en contrario. Es posible
demostrar que no se han dado los hechos de los cuales se deduce la paternidad
del marido de la madre en relación con los hijos de ella.
Es una presunción imperativa. Mientras no se haya dado la prueba en contrario,
mientras no se haya desvirtuado se estima que corresponde a la realidad y, por
mandato de la ley, se considera al hijo nacido o concebido durante el matrimonio
hijo del marido de su madre.
En la posesión de estado de hijo es prueba de la filiación, en el código anterior no
lo era, antes servía para permitir que se disfrutara la paternidad, pero hay un caso
famoso que es de la hija de un jurista muy conocido. Una mujer (hija) demanda a
los herederos para que la reconozcan a ella como hija, pero en aquella época para
que se pudiera demandar a los herederos del pretendido padre había que tener la
posesión de estado, y la razón de ser es bastante lógica. Lo que pasa en esos
casos es que si un señor casado durante su matrimonio tiene una hija por la mano
izquierda, entonces normalmente se lo oculta a la esposa. Entonces, cuando se
muere el Sr. vienen y demandan a la esposa, diciendo que lo reconozcan como
hijo de su esposo difunto. La pobre mujer se esta enterando en ese momento,
independientemente de las reacciones, ella que no conoce los datos, si es verdad
o es mentira, no tiene como defenderse. Razón el código anterior decía que para
poder demandar a los herederos, que no saben defenderse, la ley les “daba” la
posesión de estado” para poder defenderse. Ahora se quito eso, no se exige la
posesión de estado como fundamento, pero se puede oponer libremente.
LA ACCION DE DESCONOCMIENTO DE LA PATERNIDAD:
La paternidad de los hijos nacidos o concebidos durante el matrimonio se
comprueba mediante la presunción de paternidad y ésta es una presunción iuris
tantum, porque admite prueba en contrario. Ahora bien, la partida de nacimiento
de un hijo dentro del matrimonio, presume que el marido de la mujer es el padre,
esa es una presunción que puede no ser cierta, razón por la cual, el marido que
quiera atacar la presunción de paternidad tiene la acción de desconocimiento de la
paternidad que tiene por objeto desvirtuar la presunción juris tantum de paternidad
y para ello tiene que demostrar esto contrario al fundamento de la presunción. Art.
215 CC: "La demanda para que se declare la paternidad o maternidad, puede
contradecirse por toda persona que tenga interés en ello".
El fundamento del desconocimiento de la paternidad guarda relación con la
opinión que se sustente en relación a la justificación de la presunción de
paternidad, de la que constituye su aspecto negativo.
Art. 202 CC: "Si el hijo nació antes de que hubiera transcurrido ciento
ochenta (180) días después de la celebración del matrimonio, el marido y después
de su muerte, sus herederos podrán desconocerlo con la simple prueba de la
fecha de matrimonio y la del parto, salvo en los casos siguientes:
Si el marido supo antes de casarse el embarazo de su futura esposa.
Si después del nacimiento el marido ha admitido al hijo como suyo,
asistiendo personalmente o por medio de mandatario especial a la formación del
acta del nacimiento, o comportándose como padre de cualquier otra manera.
Cuando el hijo no nació vivo".
Art. 203 CC: "El marido también puede desconocer al hijo que haya nacido
después de trescientos (300) días de presentada la demanda de nulidad de
matrimonio, la demanda de divorcio o de separación de cuerpos, o la solicitud de
ésta, o antes de que hubieren transcurridos ciento ochenta días (180) a contar de
la fecha en que quedó definitivamente firma la sentencia que declaró sin lugar la
demanda o terminado el juicio.
El derecho de que trata este artículo cesa para el marido cuando se ha
reconciliado con su mujer, así sea temporalmente".
Caracteres de la acción de desconocimiento de la paternidad:
Personalísima. Porque sólo corresponde al marido de la madre, se explica
porque la presunción de paternidad lo afecta directamente. Sólo podrán ejercerla
los hijos del hombre en el caso establecido en el artículo 207 del Código, que
veremos más adelante.
Intransmisible. Por lo que, fallecido el marido de la madre, por regla general,
sus herederos no pueden ejercer dicha acción. Existen sin embargo dos (2)
excepciones:
Si el marido de la madre muere sin haber ejercido la acción de
desconocimiento, pero sin que haya vencido el lapso de caducidad, sus herederos
pueden ejercerla. Un sector de la doctrina llama a esta acción interpuesta por los
herederos del marido de la madre, en los casos en que pueden hacerlo, acción de
impugnación de paternidad Art. 207 CC: "Si el marido muere sin haber promovido
la acción de desconocimiento, pero antes de que haya transcurrido el término útil
para intentarla, sus herederos tendrán dos (2) meses para impugnar la paternidad,
contados, desde el día en que el hijo haya estado en posesión de los bienes del
de cujus o del día en que hayan sido turbados por aquel en tal posesión".
Si el marido de la madre fallece habiendo demandado el desconocimiento,
pero sin que hubiera recaído sentencia definitiva y firma, en el juicio, sus
herederos pueden continuarlo. Esta excepción, aunque no aparece consagrada en
el Código Civil vigente, ni en los anteriores, es admitida sin objeción por la doctrina
nacional y extranjera
Clases de desconocimiento:
Desconocimiento Normal: Se llama así al desconocimiento en el que la
carga de la prueba judicial de la no paternidad recae sobre el demandante, o sea
el marido debe probar los hechos que declara Ej. El hombre que dice "ese no es
hijo mió porque no pude tener relaciones sexuales con ella durante ningún día del
periodo de la concepción", después de alegar esos hechos, en que se fundamenta
la demanda, el hombre deberá probarlos. Se da en los siguientes casos:
Imposibilidad física de relaciones sexuales entre el marido de la madre y
éste. El artículo 201 del Código Civil, en su primer aparte establece que el marido
puede desconocer al hijo de la mujer, probando en juicio que le ha sido
físicamente imposible tener acceso a su mujer durante el período de la concepción
de aquél o que en ese mismo período vivía separado de ella. En este caso el
demandante debe probar la imposibilidad física o material de las relaciones
sexuales entre los esposos, y además que esa imposibilidad ha ocurrido durante
todo el período de la concepción del hijo. A tal efecto el actor puede emplear todo
género de prueba Art. 201 CC: "El marido se tiene como padre del hijo nacido
durante el matrimonio o dentro de los trescientos (300) días siguientes a su
disolución o anulación. Sin embargo, el marido puede desconocer al hijo,
probando en juicio que le ha sido físicamente imposible tener acceso a su mujer
durante el período de la concepción de aquél, o que en ese mismo período vivía
separado de ella".
El hombre no pudo tener acceso a su mujer, porque estaba hospitalizado,
preso, vivían separados, etc. Art. 201 CC: ""El marido se tiene como padre del hijo
nacido durante el matrimonio o dentro de los trescientos (300) días siguientes a su
disolución o anulación. Sin embargo, el marido puede desconocer al hijo,
probando en juicio que le ha sido físicamente imposible tener acceso a su mujer
durante el período de la concepción de aquél, o que en ese mismo período vivía
separado de ella".
La impotencia manifiesta que también es causal de incapacidad
matrimonial, y anterior al matrimonio, también da lugar al desconocimiento.
Anteriormente además un caso en el que no se podrá desconocer al hijo: cuando
sea la concepción por inseminación artificial con autorización del marido.
Hay dos tipos de inseminación artificial: heteróloga: con semen de un
tercero donante; y homóloga: con semen del marido.
Si el marido convenía para la inseminación, no podía negar que el que
nazca sea su hijo, aún cuando la concepción no hubiese sido realizada con el
semen del marido. Esta era la tesis de moda anteriormente. Por una parte, se
decía que no podía desconocerlo. La otra cosa era que el donante de semen era
anónimo. Hoy en día las dos cosas se han revertido, ya que las legislaciones
modernas dicen que ni es anónimo el donante, ni tiene prohibido el hombre
desconocer la paternidad aun si ha consentido la inseminación con semen de un
tercero, sin poder eximirse por ello de los deberes de manutención. Sin embargo,
muchas personas no comparten este segundo aspecto.
Al establecer nuestra constitución el derecho a una identificación veraz, se
considera que es un derecho natural el saber quien es el padre de sangre de cada
individuo, pero en definitiva, nuestro Código Civil sigue sin permitir el
desconocimiento en el caso de la inseminación artificial que ha sido autorizada por
el marido Art. 204 CC: "El marido no puede desconocer al hijo alegando su
impotencia, a menos que sea manifiesta y permanente.
El desconocimiento no se admitirá, aun en ese caso, cuando la concepción
ha tenido lugar por la inseminación artificial de la mujer con autorización del
marido".
Finalmente, para el hombre negar la paternidad mediante el adulterio debe
probar el adulterio en sentido técnico, aún con todas las dificultades existentes
para la prueba de éste y que fueron vistas en el tema del divorcio. Cuando el
Código nos habla de otros hechos circunstanciales podemos hablar por ejemplo
de suspensión de la vida en común entre los padres
Ej. Supongamos que el hombre prueba el adulterio de la mujer durante los
días de la concepción, pero además prueba como hecho circunstancial que existía
una separación de cuerpos y por ende estaba suspendido el deber de convivencia
en el matrimonio. El hombre estaría probando no sólo que la mujer le fue infiel,
sino que además éste no estuvo con ella durante esos días, lo cual,
evidentemente le daría mayor peso a la demanda Art. 205 CC: "El marido tampoco
puede desconocer al hijo, alegando y probando el adulterio de la mujer a no ser
que este hecho haya ocurrido dentro del período de la concepción y el marido
pruebe, además, otro u otros hechos o circunstancias tales que verosímilmente
concurran a excluir su paternidad".
Desconocimiento por simple denegación: También se denomina acción
de denegación de paternidad, en este caso la prueba que debe hacer el
demandante se reduce a demostrar la fecha del parto de la mujer y la fecha del
matrimonio, o de la presentación de la demanda de nulidad del matrimonio, de
divorcio o de separación de cuerpos o de la solicitud de ésta o la fecha de la
sentencia definitiva y firme que declare sin lugar la demanda o terminado el juicio,
según el caso Ej. Nacimiento del hijo antes de que hubiesen transcurridos ciento
ochenta (180) días después de la celebración del matrimonioArt. 202 CC: "Si el
hijo nació antes de que hubiera transcurrido ciento ochenta (180) días después de
la celebración del matrimonio, el marido y después de su muerte, sus herederos
podrán desconocerlo con la simple prueba de la fecha de matrimonio y la del
parto, salvo en los casos siguientes:
Si el marido supo antes de casarse el embarazo de su futura esposa.
Si después del nacimiento el marido ha admitido al hijo como suyo,
asistiendo personalmente o por medio de mandatario especial a la formación del
acta del nacimiento, o comportándose como padre de cualquier otra manera.
Cuando el hijo no nació vivo".
El desconocimiento excepcional: Es el que se lleva a cabo por la vía de
excepción perentoria o defensa de fondo. Es posible en un juicio de reclamación
de estado en el cual el pretendido hijo demanda a la mujer que pretende tener por
madre (y que es casada) para establecer su maternidad, por medios diferentes a
la partida de nacimiento y a la posesión de estado. Puede ser que el mismo hijo
incluya en la demanda como demandado también al marido de la mujer, que
pretende que es su padre. Pero aún cuando no fuese así el marido de la mujer
demandada puede hacerse parte del juicio, conforme a lo previsto en el último
aparte del Art. 507 CC: "...Asimismo siempre que se promueva una acción sobre la
cual haya de recaer un fallo comprendido en este artículo, el Tribunal hará publicar
un edicto en el cual, en forma resumida, se haga saber que determinada persona
ha propuesto una acción relativa a filiación o al estado civil; y llamando a hacerse
parte en el juicio a todo el que tenga interés directo y manifiesto en el asunto".
Caracteres de la filiación matrimonial
Las características inherentes a la filiación matrimonial son:
a. Acciones personales e intransferibles
b. Acciones irrenunciables
c. Acciones muy ceñidas a la intimidad
d. Acciones de carácter declarativo
Clases de filiación matrimonial
Clases de filiación matrimonial La filiación matrimonial admite dos formas:

1. Una que podríamos llamar filiación matrimonial de origen o innata


que se determina junto con el nacimiento del hijo. En tal caso el hijo
desde su mismo nacimiento es de filiación matrimonial.

2. La segunda forma es la de una filiación matrimonial sobrevenida o


adquirida, que opera con posterioridad al nacimiento del hijo. En este
último caso, el hijo nace, o con filiación no determinada o con
filiación no matrimonial, y sólo por el matrimonio posterior de los
padres y la determinación de la paternidad y maternidad, pasa a la
calidad o estado de hijo matrimonial.

Concepción del hijo dentro del matrimonio de los padres

La concepción significará que si el hijo ha sido procreado dentro del


matrimonio, entonces será tenido como matrimonial, aún cuando el nacimiento se
produzca fuera del matrimonio, mientras que el alumbramiento significará, que el
hijo nacido dentro del matrimonio será matrimonial, aún cuando hubiera sido
concebido fuera del matrimonio. Pues bien, ambas teorías por separado llevan
implícitas injusticias, así, si adoptamos la teoría de la concepción, se considerará
extramatrimonial al hijo concebido fuera del matrimonio pese a que nazca dentro
de él, y si adoptamos la teoría del alumbramiento, se considerará extramatrimonial
al hijo nacido fuera del matrimonio pese a que fue concebido dentro de él (caso
del hijo póstumo).

Período máximo y mínimo de gestación, así como período legal de la


concepción

Se abre o existe la posibilidad que el marido no crea en la paternidad del


hijo que alumbró mujer por lo tanto pueda negarlo. Pero cuáles serán sus
argumentos para impugnar al hijo, obviamente estos deberán estar referidos a la
negativa de él, de haber tenido trato íntimo con su mujer y en particular en el
período de la concepción, pues bien estas exigencias nos llevan a considerar el
plazo de gestación, dentro del cual debe comprenderse la concepción y el
alumbramiento; sobre el particular no es posible establecer un plazo único de
gestación, pues ello dependerá del organismo de la mujer, sin embargo resulta
necesario fijar un plazo mínimo y máximo, y así lo ha entendido el derecho,
estableciendo plazos de 180 días y 300 como mínimo y máximo de gestación.

Técnicas de reproducción asistida

Toda persona tiene derecho a recurrir al tratamiento de su infertilidad, así


como a procrear mediante el uso de técnicas de reproducción asistida, siempre
que la condición de madre genética y de madre gestante recaiga sobre la misma
persona. Para la aplicación de técnicas de reproducción asistida se requiere el
consentimiento previo y por escrito de los padres biológicos. Está prohibida la
fecundación de óvulos humanos con fines distintos a la procreación, así como
la clonación de seres humanos. Es de notarse que la madre genética (la que
aporta el óvulo) y la madre gestante (la que desarrolla en su vientre la gestación, o
madre biológica) deben coincidir, con lo cual está dejando de lado las
otras variables desarrolladas líneas arriba, como que la madre genética no
coincida con la madre biológica, por lo tanto no permite el alquiler de vientre,
además exige el consentimiento escrito del padre biológico, con lo cual está
dejando de lado que la teras se realice sin consentimiento e
incluso conocimiento del padre biológico, y por último acepta implícitamente la
fecundación in vitro, pero sólo con fines de procreación, por otro lado prohíbe
expresamente la clonación de seres humanos, dejando abierta la posibilidad de la
clonación de embriones humanos con fines terapéuticos y no reproductivos, es
decir para buscar nuevos tratamientos médicos a diversas enfermedades y no
para crear seres humanos repetidos sin individualidad.

La presunción de la paternidad matrimonial

Desde Roma nos llega esta presunción juris tantum, conocida como pater is
est quem nuptiae demostrant y que etimológicamente significa, padre es quien las
nupcias demuestran, y que se traduce en el hecho de que si una mujer casada
alumbra un hijo, se tiene como padre de éste a su marido, y ello en función de
las obligaciones que impone el matrimonio, principalmente la cohabitación y la
fidelidad que se deben los cónyuges, sin embargo, el hecho de que una mujer
casada conciba o alumbre un hijo, no significa necesariamente que ese hijo sea
matrimonial, sobre el particular veamos dos hipótesis de trabajo:

 Nacimiento producido después de 180 días de celebrado el matrimonio o


antes de vencido los 300 siguientes a su disolución o anulación.- en este caso
el hijo gozará de la llamada presunción pater is est quem nuptiae demonstrant,
que, como ya lo hemos señalado, significa que el hijo tenido por mujer casada
se reputa como hijo de su marido, y ello es así por los deberes que impone el
matrimonio y que se deben recíprocamente los cónyuges, y que alude a que
ellos dentro del matrimonio tienen el derecho y el deber de tener trato íntimo
exclusivo y excluyente, por lo tanto, si se produce el nacimiento de un hijo
dentro de esos plazos, el hijo se reputará del marido de la mujer casada que lo
alumbró, sin embargo se trata de una presunción que admite prueba en
contrario.

 Nacimiento se produce antes de cumplir los 180 días de la celebración del


matrimonio o después de los 300 días de disuelto o anulado el matrimonio.-
aquí la concepción ha ocurrido fuera del matrimonio, por lo tanto el hijo no
goza de la presunción pater is, pues las relaciones extramatrimoniales no
pueden presumirse; ahora bien, quedará en poder del marido que no se sienta
padre de esa criatura negar esa paternidad , pero si el se considera padre,
entonces no accionará y el hijo será tenido por matrimonial; por otro lado,
tratándose del hijo que nace después de los 300 días de haber terminado el
matrimonio, no hay mayor problema en reconocer que ese hijo será
extramatrimonial aún cuando el padre sea el marido de la ex mujer.

Minoridad

La minoridad (menor de edad, minoridad, minoría o menoría de edad), es el


estado de las personas que no han alcanzado la edad a partir de la cual ley
confiere al ser humano plena capacidad para la generalidad de los efectos
jurídicos. Algunos autores que, al lado de la minoridad general o civil, que la que
hemos definido, existen otras minoridades especiales que corresponderían al
estado de las personas que no han alcanzado la edad a partir de la cual se le
reconocen plenos efectos jurídicos a su voluntad en una esfera determinada del
Derecho.

Capacidad y edad

La fijación de la edad que separa a los mayores de los menores a los mayores de
edad dependen de muchos factores y principalmente del clima, porque parece
influir en la rapidez del desarrollo, y del grado de civilización, ya que mientras más
compleja es ésta, mayor madurez se requiere para reconocer la capacidad.
En los derechos primitivos parece que se tomó como criterio no la edad sino la
madurez real de los sujetos. Posteriormente se fijó como límite la edad en la que
alcanzaba la pubertad, regla que conserva el Derecho islámico. En el ocaso del
Derecho Romano se distinguían cuatro etapas en la vida a los efectos de
reglamentar la capacidad de las personas:
A) La infancia, que en el Bajo Imperio terminaba a los siete años y que
comprendía a las siguientes categorías de personas: a) los infantes, los
próximos a la infancia y c) los próximos a la pubertad
B) La impubertad, que se extendía desde los siete años hasta la pubertad, el
momento que ésta se alcanzaba era con doce años la mujer y con catorce
años el hombre
C) La pubertad, que terminaba a los veinticinco años
D) La edad perfecta (mayoridad), a partir de los veinticinco años

Derecho venezolano vigente:

En nuestro país la regulación de la capacidad de las personas naturales en razón


de la edad, se basa en la clasificación de aquellas en menores y mayores de
edad, según que hayan cumplido o no dieciocho años de edad (C.C.V. Art. 18). La
edad se computa por años, de modo que la minoridad se ostenta o mantiene al no
cumplir los dieciocho años de edad.

NIÑEZ Y ADOLESCENCIA:

Tradicionalmente se llamaba entre nosotros y sigue llmándose así en


muchos otros Derechos, minoridad (menor de edad), por oposición a la mayorídad
(mayor de edad), el estado de las personas que no han alcanzado la edad a partir
de la cual la ley confiere al ser humano plena capacidad para la generalidad de los
efectos jurídicos. Se habla de minoridades especiales que corresponden al estado
de las personas que no han alcanzado la edad a partir de la cual se le reconocen
plenos efectos jurídicos a su voluntad en una esfera determinada del derecho.

Régimen jurídico de la minoridad

El estudio del régimen jurídico de la minoridad implica considerar: la incapacidad


de obrar de los menores, sus regímenes de incapaces y su sometimiento a la
potestad de otras personas.

La incapacidad de obrar de los menores de edad

1. Incapacidad delictual

Los menores de edad no tienen incapacidad delictual. Esta incapacidad no


afecta sino a las personas privadas de discernimiento, es decir los que no
distinguen entre el bien y el mal. Ahora bien cuando en razón de su corta edad
o de otra circunstancia, el menor carezca de discernimiento no queda obligado
por sus hechos ilícitos (C.C.V. Art. 1186), aunque el juez en atención a las
circunstancias puede condenarlo a pagar una indemnización equitativa
(dependiendo de su situación económica), si la víctima no puede obtener la
reparación del padre, madre o tutor (por insolvencia o inculpabilidad de éstos)
(C.C. Arts. 1187 y 1190)

2. Incapacidad negocial

En cambio el simple hecho de ser menor determina importantes incapacidades


negociales cuya extensión y grado varían según el menor esté emancipadas o
no. Por tanto analizaremos la incapacidad de los o emancipados:

A) Los menores no emancipados están sometidos en principio a una


incapacidad general, plena y uniforme; general en el sentido de que se
extiende en principio a todos los negocios jurídicos; plena, en el sentido
que solo puede ser subsanada mediante representación y uniforme,
afecta por igual a todos los menores no emancipados cualquiera sea su
sexo, edad o condición.
B) Sin embargo la ley establece excepciones a la incapacidad general,
plena y uniforme:
a) El menor de 16 años de edad puede por sí solo reconocer a su hijo y
antes de esa edad puede hacerlo con autorización de su representante
legal (C.C.V. Art. 222).
b) Los menores cualquiera sea su edad puede ejercer la patria potestad
sobre sus hijos (C.C.V. 277)

c) En materia de matrimonio los menores de sexo masculino de 16 años y


las de sexo femenino de 14 años pueden contraer esponsales,
matrimonio, capitulaciones (C.C.V. Arts. 46, 59 y 146).

d) Los menores que han cumplido 12 años pueden consentir en su


adopción cualquiera que sea el tipo de ésta y en la solicitud que se
modifique su nombre de pila con motivo de su adopción.

e) Los menores pueden ejercer la representación de las personas que le


confieran mandatos, pero no quedan obligados por el contrato (C.C.V.
Art. 1690).
f) En materia sucesoral los menores que hayan cumplido 16 años tienen
plena capacidad para disponer de sus bienes por testamento (C.C.V.
Art. 837)
g) En materia de cuentas de ahorro los menores de 14 y 18 años podrán
movilizarlas libremente previa autorización escrita de su representante
legal.
h) En materia del sistema nacional de ahorro y préstamo los menores que
hayan cumplido 14 años pueden ser socios de las entidades de ahorro y
préstamo.
i) En materia laboral, los menores que hayan cumplido 14 años pueden
celebrar contratos de trabajo, pertenecer a sindicatos y ejercer acciones
laborales con la autorización de sus representantes laborales.
j) En materia de derecho de autor, el menor que ha cumplido 16 años de
edad puede ejercer en juicios las acciones derivadas de su derecho de
autor y de los actos jurídicos relativos a las obras creadas por él.

k) Aunque no significa una modificación de la incapacidad del menor debe


destacarse que el juez debe oír al menor que ha cumplido 16 años
antes de autorizar al padre para realizar los actos patrimoniales que
requieran autorización judicial y al menor que ha cumplido 15 años,
antes de autorizar al tutor para tales actos (C.C.V. Arts. 267, ap. 2do., y
334), así como al menor que haya cumplido 12 años de edad, antes de
autorizar al padre o a la madre para que “formalicen” el cambio de
apellido derivado del establecimiento de la filiación (C.C.V. Art. 237).

Sujeción de la potestad a terceros

Los menores no emancipados están sometidos a la potestad de otra persona que


de ordinario es su mínimo representante legal. Los menores emancipados tienen
en cambio el libre gobierno de su persona.
Mayoridad

Es el estado de las personas que han alcanzado la edad a partir de la cual


se establece como regla que la persona tiene una capacidad negocial plena (no
requiere representante legal, asistencia ni autorización), general (para todos los
actos) y uniforme (sin establecer distinciones entre las personas que han
alcanzado la mayoría de edad)

Régimen jurídico de la Mayoridad

Se caracteriza por dos principios:

I. El libre gobierno de las personas:

El mayor de edad en principio no está bajo la potestad de nadie por lo


tanto nadie tiene sobre él poderes de guarda ni de corrección. Si en
determinados casos requiere el consentimiento de otro para realizar actos
relativos a su persona no es porque este otro tenga el gobierno de su
persona sino porque tiene un interés legítimo en el acto.

II. La presunción de capacidad


La ley presume que el mayor de edad es plenamente capaz, sin embargo
conviene hacer algunas observaciones al respecto:

1. En materia de capacidad jurídica o de goce, esa “presunción” no es


privativa de los mayores de edad puesto que la capacidad jurídica o de
goce es la regla, tanto para mayores como para menores de edad.
2. En materia de capacidad delictual, el principio enunciado no guarda
relación directa con la división de las personas en mayores o menores
de edad. Las reglas básicas respecto de la capacidad delictual (C.C.
Art. 1.187 y 1.188) no toman en cuenta la edad del agente, sino el
hecho de haber procedido con o sin discernimiento.
3. En cambio, en materia de capacidad negocial, la “presunción” de
capacidad de los mayores de edad invierte las reglas básicas
aplicables a los menores no emancipados. En efecto, la regla es que
los mayores de edad tienen capacidad negocial plena (pueden actuar
por sí solos sin personas que los representen, asistan o autoricen),
general (en principio, en todos los actos) y uniforme (en principio sin
que existan diferencias entre los mayores de edad) (C.C.V. Art. 18, ap.
único).
4. La “presunción” de capacidad de mayores de edad tiene ciertas
excepciones:
A) Como se ha visto el pupilo llegado a la mayoridad requiere asistencia
para la aprobación de las cuentas de la tutela.
B) A veces la ley exige una edad superior a los 18 años para ciertos
efectos. Dentro de nuestro Derecho Privado podían señalarse como
ejemplo las normas relativas a las edades mínimas para poder
adoptar
C) La “presunción” no alcanza a determinadas categorías de mayores:
los mayores incapaces.

Mayores incapaces

I. Incapacidad de protección de los mayores de edad

Si bien la ley “presume” que los mayores de edad tienen capacidad negocial
plena, general y uniforme, esa presunción no puede ser “juris et de jure”,
porque de hecho ciertos mayores no tienen la aptitud necesaria, y sin ella el
legislador no debe atribuir plenos efectos a los negocios jurídicos y actos
semejantes que realicen dichos mayores.

1. Cuando accidentalmente un mayor de edad no se encuentra en el uso


de sus facultades mentales, el remedio consiste en impugnar el negocio
realizado, invocando falta de consentimiento, para lo cual se requiere
probar que en el momento de celebrarlo el sujeto carecía de la aptitud
de disentir.
2. Ahora bien, la posibilidad de impugnar por falta de consentimiento cada
acto que realice no protege adecuadamente al mayor de edad que en
forma habitual se encuentra en una situación que no justifica que se le
reconozca capacidad negocial plena, general y uniforme, ya que puede
ser imposible (o por lo menos muy difícil) que se logre probar en cada
caso la incapacidad natural para consentir. Por ello en tal hipótesis, la
ley prevé que constatada la situación, se incapacite al mayor de edad en
una medida mayor o menor, según sea el caso, y se le someta a un
régimen de incapaces e incluso a la potestad de otro, si fuere necesario.
A) En los casos extremos, la ley prevé la interdicción del sujeto con lo
cual este queda sometido a una incapacidad plena, general y
uniforme. El régimen correspondiente es entonces un régimen de
representación: la tutela de entredichos por defecto intelectual.
B) En los casos menos graves, la ley prevé la inhabilitación del sujeto,
lo que limita su capacidad negocial en una medida variable según
los casos. El régimen correspondiente es entonces un régimen de
asistencia (la curatela de inhabilitados) pero el inhabilitado no
queda sometido a la potestad de nadie.

II. Anomalía y defectos mentales

Las incapacidades de protección de los mayores de edad presuponen una


anomalía o defecto intelectual, innato o adquirido. La clasificación legal
tradicional de tales defectos o anomalías era: locura (perturbación de las
ideas) y prodigalidad (desorden que lleva al uso insólito de la fortuna).
Nuestra ley a los efectos de la incapacitación de los mayores ha optado por
no diferenciar los defectos o anomalías por su naturaleza intrínseca, sino
por su gravedad. Así distingue entre: A) el estado habitual de defecto
intelectual que impida al sujeto de proveer a sus propios intereses y B) la
prodigalidad o el estado de debilidad de entendimiento. Para el primer caso
prevé la interdicción y para el segundo la inhabilitación.

III. Incapacidad de defensa social de mayores de edad

Por otra parte, por razones de defensa social y en orden al cumplimiento de


condenas penales, la ley declara entredicha a la persona condenada a la
pena de presidio durante el tiempo de éste. Esta interdicción implica una
incapacidad plena, general y uniforme dictada en protección directa de un
interés colectivo y no del interés individual del entredicho, así como el
sometimiento a tutela de entredichos.

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