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1. Introducción
La ventana Metabólica vale para todos los deportes, pero será más evidente en deportes
de resistencia aeróbica, es decir de larga duración. El organismo activo necesita energía,
que obtiene de metabolizar conjuntamente (y en distintos porcentajes, según la
intensidad del esfuerzo) hidratos, grasas y proteínas. Los depósitos de hidratos,
presentes principalmente en forma de glucógeno muscular, empiezan a escasear a partir
de los 45 minutos desde el inicio de la actividad física (obviamente, en función de la
intensidad del entrenamiento), de modo que para mantener la energía el organismo
comienza a destruir los tejidos musculares en un proceso denominado «catabolismo».
El método más fácil para incrementar los niveles de insulina es consumir en primera
instancia hidratos de carbono de absorción rápida, como fruta, zumos o frutos secos. Es
recomendable que, si el esfuerzo ha sido extenuante, la primera reposición se haga en
forma de líquidos azucarados y ricos en electrolitos.
2. Alimentos adecuados
3. Momento idoneo
Pasados 60 minutos la síntesis proteica se ralentizaría hasta que, llegados a las dos
horas, los receptores de insulina se vuelven resistentes. Hay nutricionistas rechazan que
la ventana metabólica favorezca el crecimiento muscular (como se pretende en
determinados círculos culturistas) porque no está demostrado que acelere la síntesis
proteínica en los músculos. Realmente la ventana metabólica no favorece el crecimiento
muscular como tal (aumento de número, hiperplasia, o hipertrofia de fibras musculares)
pero sí que favorece que el proceso de supercompensación se lleve a cabo antes ya que
antes de crecer, el músculo debe recuperarse del esfuerzo.
4. Beneficios
En todo caso, alimentarte bien después del ejercicio tiene otros beneficios: