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Evolución política,
partidos y conflictos. El Estatuto Real de 1834 y las Constituciones de 1837 y 1845.
Regencia de María Cristina (1833-1840)
Tras la muerte de Fernando VII, su hija, Isabel II, queda reconocida como heredera y se inicia la regencia
de su viuda, María Cristina. En esta etapa se produjo la división del liberalismo en moderados y
progresistas. Javier de Burgos en el gabinete defensor de la monarquía absoluta realizó las únicas
reformas como la división provincial (1833) aún vigente. Ese mismo año, los absolutistas se juntaron con
Carlos María Isidro (hermano del rey difunto) para tomar el poder, comenzando así la primera guerra
carlista. La convocatoria de Cortes por la guerra obligó a la regente a llamar a Martínez de la Rosa, el cual
concibió el Estatuto Real de 1834 (carácter de carta otorgada), una convocatoria de Cortes con el
Estamento de Próceres y el Estamento de Procuradores. La corona admitiría una soberanía histórica
(depositada en las Cortes por el rey) y el monarca propuso legislar y convocaba a las Cortes; el sufragio se
limitaba a una minoría de rentas elevadas o capacidades (capaces de entender el liberalismo) .Sin
embargo, el conde de Toreno (1835-1837) sustituyó a Martínez de la Rosa y aplicó importantes reformas
junto a Juan Álvarez Mendizábal como la desamortización de bienes del clero (1836).
En 1835, los progresistas ganaron las elecciones y convocaron a las Cortes para elaborar la Constitución
de 1837 de carácter progresista. En ella se reforzó el poder de la corona;reconociendo la soberanía
nacional a las Cortes y al rey; el derecho de veto (poder de rechazar leyes y disolver las Cortes); las Cortes
pasaron a ser bicamerales, el Congreso de los Diputados y el Senado; la separación de poderes y los
derechos individuales. En la ley electoral de 1837, se impuso un sufragio censitario donde los mayores
contribuyentes tenían derecho a voto y se normalizó el falseamiento de los resultados electorales y el
control del proceso . Sin embargo, en las elecciones de 1837 ganaron los moderados que gobernaron
hasta el 1840, pero condicionados por Narváez (moderado) y Espartero (progresistas). En el motín
progresista en Madrid obligó a cambiar el gobierno; y con la ley de ayuntamientos María Cristina renunció
a la regencia huyendo a París y Espartero fue nombrado presidente (1840).
Entre 1843 y 1844 se produjo el cambio de Espartero por Narváez, el cual fue nombrado capitán general
de Madrid, y Joaquín María López que ocupó la presidencia del gobierno. Asimismo,el presidente López y
el general Prim propusieron adelantar la mayoría de edad de Isabel para evitar el regreso de María Cristina
y el 10 de noviembre de 1843 juró como reina constitucional. González Bravo (periodista moderado) fue
nombrado presidente del gobierno y reprimió con dureza los levantamientos progresistas aumentando la
Guardia Civil.
Previamente, con Narváez al poder, creó un Estado centralizado y uniforme caracterizado por la
suspensión de venta de bienes desamortizados; el plan Pidal en 1845 (plan educativo); la constitución de
1845 ; las leyes de administración local y provincial, el gobierno controlaba el poder local y las elecciones;
la nueva ley de Hacienda y la creación de la Comisión Nacional de Codificación. La constitución de 1845
fue de carácter moderado, caracterizado por la soberanía compartida entre el rey y las Cortes, la unidad
católica, el sufragio censitario, la supresión de la Milicia Nacional y el Senado pasó a ser por designación
compartida, el monarca elegía libremente a los senadores entre miembros de la Iglesia, el ejército y la
oligarquía.De igual modo, Narváez se enfrentó a intrigas palaciegas, crisis en su propio gobierno y la
segunda guerra carlista (1846-1849). De 1851 a 1852, Bravo Murillo presidió el gobierno y fue ministro de
Hacienda, firmando el Concordato de 1851 pero presenta su dimisión en 1852; los casos de corrupción en
construcciones del ferrocarril o las contratas del puerto de Barcelona y el deseo de unir las coronas de
España y Portugal alimentaron la desconfianza en el sistema.
O’Donnell estableció un “gobierno largo” de 1858 a 1863 donde restableció la desamortización, en 1858 en
las elecciones ganaron por mayoría la Unión Liberal, gracias a Posada Herrera (“Gran Elector”) ya que
manipuló los votos. Se aprobaron leyes importantes para la conformación de un nuevo sistema
administrativo. Sin embargo, se produjo una crisis que resultó en otras elecciones en la que se negaron a
participar los progresistas y la Unión Liberal, mientras que los moderados se dividían aún más. Se
sucedieron gobiernos inestables y en 1864, Isabel II encargó el gobierno a Narváez. A continuación, hubo
una graves crisis económica en 1866 en la que se afrontaron a la cuestión romana,una reina cada vez más
desprestigiada, el general Prim protagonizó una sublevación contra el gobierno, hubo un pronunciamiento
militar en el cuartel de San Gil, ya en 1866 se firma el Pacto de Ostende entre progresistas y demócratas
para desalojar del trono a Isabel II y más tarde se uniría la Unión Liberal.
A la muerte de Narváez (1868) y O’Donnell (1867) se produjo una crisis económica en 1866 que afectó al
sector productivo en la industria textil, siderúrgica y la escasa rentabilidad de las líneas ferroviarias.
Asimismo, en finanzas hubo una crisis bancaria y bursátil golpeadas por el estallido de una “burbuja
especulativa” en torno a la construcción ferroviaria. Se sumó la crisis de subsistencia con altos precios del
trigo y otros cereales, provocando motines populares. En septiembre de 1868 se preparó un
pronunciamiento en Cádiz, el almirante Juan Bautista Topete se sublevó terminando con el grito “Viva
España con honra”, que sería un símbolo unido al pronunciamiento de septiembre conocido como “La
Gloriosa”. La reina se vió obligada a exiliarse, con lo cual finalizó el reinado de Isabel II.