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Gasometría arterial

Gases Arteriales

La gasometría arterial es una técnica de


medición respiratoria invasiva que
permite, en una muestra de sangre arterial,
determinar el pH, las presiones arteriales
de oxígeno y dióxido de carbono y la
concentración de bicarbonato.
Aparato para el monitoreo de gases sanguíneos y medio interno. Cuenta con módulos para la medición de pH, PCO2, PO2,
SatO2, Na+, K+, Cl-, Ca2+, hemoglobina (total y derivados: O2Hb, MetHb, COHb, HHb, CNHb, SHb ), hematocrito, bilirrubina
total, glucosa, lactato y urea- Cobas b 221 (Roche Diagnostics).

La valoración objetiva de la función


respiratoria de pacientes constituye una
práctica habitual en el procedimiento
diagnóstico de urgencia. Ello, junto con los
datos que aporta acerca del equilibrio
ácido-básico, hace de esta técnica una de
las exploraciones complementarias más
frecuentemente solicitadas, que además
es barata y de fácil interpretación.

Los parámetros que se miden en una


gasometría arterial son los siguientes:
presión parcial arterial de dióxido de
carbono (PaCO2), presión parcial arterial
de oxígeno (PaO2) y pH. También se
pueden obtener unos valores derivados
que son importantes para la clínica:
concentración de bicarbonato real y
estándar (HCO3-), diferencia alveoloarterial
de oxígeno y la presión parcial de oxígeno
necesaria para que la hemoglobina en
sangre esté saturada al 50% (P50).

Requisitos previos
Para hacer la gasometría arterial de forma
correcta y obtener unos valores fiables, se
han de tomar una serie de precauciones:
El paciente ha de estar en reposo como
mínimo unos 10 minutos, sentado o
tumbado. De lo contrario, obtendremos
unos valores erróneos en la PO2 arterial
como consecuencia de la mayor
demanda de oxígeno que tiene lugar en
los tejidos tras realizar un esfuerzo.
El paciente ha de estar dentro de unas
condiciones basales que no influyan en
los resultados de la gasometría. Para
ello, no ha de tomar ciertos
medicamentos ni haber fumado el
mismo día de la prueba.
Se ha de conocer la fracción de oxígeno
del aire inspirado (FiO2). Generalmente
inspiramos aire con un 21% de oxígeno
aproximadamente, pero algunos
pacientes pueden estar siendo tratados
con oxígeno hiperbárico (100% de
oxígeno) o con cualquier otra fracción,
lo que provocará cambios en la
interpretación de los resultados.
Se ha de hacer la gasometría a una
temperatura conocida y ambiental,
puesto que cambios en la misma
pueden alterar el grado de solubilidad
del oxígeno en sangre y podemos medir
un valor ficticio.

Técnica de punción
La muestra de sangre que se obtiene del
paciente para realizar este tipo de
gasometría debe ser tomada directamente
de una arteria. La punción se realiza en
arterias fácilmente accesibles y que
tengan ramas colaterales para que, si se
daña la arteria al pincharla, se mantenga
la vascularización de la zona.
Normalmente se realiza en la arteria
radial. En su defecto puede utilizarse la
braquial, pedia, tibial posterior, temporal
superficial (en niños) o femoral por orden
de preferencia.

Los recursos materiales necesarios para


realizar la punción son:

Antiséptico
Gasas estériles y esparadrapo
Anestesia local tipo scandinibsa 2%
Jeringa de insulina para la infiltración de
anestesia local
Contenedor de objetos punzantes
Aguja y jeringa especial para gasometría
(las convencionales no sirven porque
los gases atraviesan el plástico)

Se debe tomar una serie de precauciones


antes de iniciar la intervención:

En pacientes sometidos a tratamiento


anticoagulante, se debe mantener la
presión sobre la punción durante al
menos 10 minutos
Evitar zonas con múltiples punciones y
hematomas
Si se opta por puncionar la arteria radial
se debe realizar primero la prueba o test
de Allen para comprobar el riego
adecuado de la mano.

El test de Allen es un proceso que dura


pocos minutos y que sirve para comprobar
si existe algún problema trombótico en la
mano. Consta de los siguientes pasos:

1. Se le pide al paciente que cierre el


puño.
2. Se comprimen simultáneamente las
arterias radial y cubital durante unos
segundos. La palma de la mano debe
tener un color pálido, al no tener flujo
arterial.
3. Se deja de comprimir la arteria
cubital y el color deberá volver a la
mano del paciente en 15 segundos
aproximadamente. Si el color de la
mano no se restablece en ese
tiempo, se debe elegir otro lugar para
realizar la punción.
4. Estos pasos se repiten liberando la
arteria radial.

Después de haber tomado las


precauciones que previamente se han
expuesto, se procede a realizar la
extracción de la muestra de sangre
arterial:

1. Se prepara el material y se coloca al


paciente en decúbito supino con la
extremidad extendida.
2. Se limpia la zona con un antiséptico y
se coloca la mano en posición neutra
o en ligera extensión.
3. Tras la limpieza de la piel y utilizando
guantes (no estériles) se infiltra un
mínimo de 0,3 ml del anestésico local
por planos, y en la zona periférica a la
localización de la arteria a puncionar.
4. Se localiza la arteria elegida, realizar
una ligera presión con el dedo índice
sobre ella que sea suficiente para
percibir el latido con claridad
5. Se punciona la arteria con la aguja
(unida ya a la jeringuilla) en dirección
cefálica y con una inclinación de 30-
45º en relación con la superficie de la
piel. Cuando la aguja punciona la
arteria se produce la aparición de
sangre de forma pulsátil sin
necesidad de realizar aspiración.
6. Se extrae un mínimo de 1-3 ml.
7. Se retira la aguja y se comprime la
zona de punción durante 5 minutos.
Se realiza con el objetivo de detener
la hemorragia, la compresión no debe
producir la falta de riego.

Aparataje

Detalle de un aparato para monitoreo de gases sanguíneos con sus cubiertas retiradas y las cámaras de medición
abiertas, donde es posible apreciar los electrodos de medición (Cobas b 221 Roche Diagnostics).

Para la medición de los parámetros antes


mencionados es necesario el uso de un
aparato específico denominado
gasómetro. El gasómetro consta de cuatro
cubetas con cuatro electrodos que son los
siguientes:

Electrodo de pH
Electrodo de CO2
Electrodo de O2
Co-oximetría

Detalle de la cámara de medición de gases, donde es posible apreciar los electrodos de medición: de izquierda a derecha
el electrodo de referencia, y el electrodo de medición de continuidad de la muestra, electrodo de pH, electrodo de PO2, y el
electrodo de PCO2 (Cobas b 221 Roche Diagnostics).

Los electrodos que miden el pH y el CO2


son, en realidad, unos PH-ímetros. En
cuanto al electrodo de O2, este detecta
reacciones de oxidación.

Electrodos de pH

Un determinado valor de pH representa a


una determinada concentración de
hidrogeniones [H+] existente en sangre.
Sin embargo la relación no es directa ni
lineal. Cuando la concentración de
hidrogeniones aumenta el pH disminuye,
si esta concentración desciende el pH
sube, un cambio de un orden de magnitud
en la concentración representa un cambio
en una unidad de pH.
El pH, por lo tanto es simplemente una
expresión numérica del mayor o menor
grado de acidez de una solución. En un
individuo sano, el pH sanguíneo oscila
entre 7,35 y 7,45.

Se cuantifica mediante un electrodo


especial compuesto por dos
compartimientos independientes. El
primero de ellos, la cámara de medición,
tiene una membrana de vidrio únicamente
permeable a H+. La segunda contiene un
electrodo de referencia estable,
generalmente de mercurio (calomel). Un
puente electrolítico de cloruro potásico
conecta ambos compartimientos. El
potencial eléctrico generado por los H+,
que pasan a través de la membrana y
alcanza el electrodo de mercurio, es
función logarítmica de la concentración
real de H+ (pH) de la muestra sanguínea.

Electrodo de PO2

El valor de presión parcial de O2 en sangre


(PO2) corresponde a la presión ejercida
por el O2 que se halla disuelto en el
plasma.

Suele expresarse en mmHg o unidades


torr, aunque la nomenclatura europea ha
optado por el término kilopascal (kPa) del
Sistema Internacional de Unidades.

(SI) (1 torr = 1mmHg = 0,133 kPa; 1kPa =


7,5006 mmHg o torr). En el individuo sano
su valor disminuye progresivamente con la
edad y en condiciones normales su valor
debe ser superior a 80mmHg.

Se cuantifica con el electrodo de Clark,


constituido por un cátodo de platino y un
ánodo de cloruro de plata unidos mediante
un puente electrolítico de cloruro potásico
y con voltaje polarizante de 0.5-0,6 voltios.
Además, presenta una membrana especial
que permite el paso libre de O2, pero a su
vez evita el depósito de proteínas en el
electrodo de platino. El principio básico de
funcionamiento depende de la difusión de
las moléculas de O2 a través de la
solución electrolítica hacia la superficie
del cátodo, donde se reduce alterando la
conductividad de dicha solución
electrolítica.

Este último fenómeno comporta un


cambio en la intensidad de corriente
existente entre el cátodo y el ánodo, que
es directamente proporcional al valor de
PO2 existente en la muestra sanguínea.
Existen diversos compuestos capaces de
modificar esta relación; entre ellos
destaca el halotano por su empleo en
anestesiología.

Electrodo de PCO2

La presión parcial de CO2 corresponde a la


presión ejercida por el CO2 libre en
plasma. Se expresa en las mismas
unidades de medida que la PO2.

En el individuo sano su valor oscila entre


35 y 45 mmHg y a diferencia de la PO2 no
sufre variaciones con la edad.
Para su cuantificación se emplea el
electrodo de Stow-Severinghaus, que
consiste en un electrodo de pH estándar
sumergido en una solución tamponada de
bicarbonato sódico y separado de la
muestra sanguínea por una membrana
que solo permite el paso de CO2. La
difusión del CO2 desde la sangre hasta la
solución tamponada de bicarbonato
supone un equilibrio de la PCO2 de ambos
medios; el resultado es un cambio
proporcional en la concentración de H+ de
la solución tamponada que es detectado
por el electrodo de pH.
Co-oximetría

Detalle de la cámara de Co-oximetría, a la izquierda se aprecia la cubeta espectrofotométrica que es iluminada por
diferentes longitudes de onda, a la derecha, con forma de cilindro empotrado se encuentra la cámara de ultrasonicación
que por medio de ultrasonidos rompe los glóbulos rojos liberando la hemoglobina. Este aparato en particular, también
puede registrar bilirrubina total, por el mismo método espectrofotométrico. (Cobas b 221 Roche Diagnostics).

El valor de saturación de oxihemoglobina


(SO2%) corresponde al porcentaje de
hemoglobina que se haya unida
reversiblemente al O2. En un individuo
sano, debe ser superior al 90%. La
observación clínica de que la sangre
arterial y venosa tiene un color diferente
constituye la base para la medición
espectrofotométrica de la SO2%. Esta
técnica se basa en la emisión de uno o
varios haces de luz de diferente longitud
de onda que son recibidos por un
amplificador que, a su vez, genera una
corriente eléctrica de salida proporcional a
la absorción de luz producida por
sustancias de color
diferente,generalmente oxi y
desoxihemoglobina. Todo ello se realiza
tras haber hemolizado la muestra
sanguínea y haber substraído la corriente
generada por una sustancia cero de
referencia. Cronológicamente, la medición
de la SO2% precedió a la cuantificación de
la PO2. En 1900, se describió el primer
sistema basado en la emisión de dos
longitudes de onda diferentes. Dicho
sistema era capaz de cuantificar la
cantidad de oxihemoglobina en relación
con la cantidad de hemoglobina reducida
existente. Sin embargo, presenta el
inconveniente de sobreestimar el
porcentaje de la primera cuando coexisten
concentraciones significativas de carboxi
o metahemoglobina. Posteriormente se
han desarrollado otros sistemas basados
en la emisión simultánea de hasta seis
longitudes de onda diferentes, capaces de
cuantificar al mismo tiempo, los valores
de oxi, desoxi, carboxi y
metahemoglobina.

Debe señalarse, sin embargo, que el azul


de metileno y el azul de Evans pueden
detectar la sulfohemoglobina y
hemoglobina fetal, absorber luz de una
determinada longitud de onda y modificar
la fiabilidad de los resultados.

Si no se dispone de un sistema
automatizado de medición, el valor de
SO2% puede deducirse mediante el
empleo del nomograma de Severinghaus o
las subrutinas de cálculo propuestas por
Kelman.
Control de calidad y
mantenimiento
La exactitud y precisión de cualquier
medida dependen tanto de la cualificación
y entrenamiento del personal técnico
como de la calidad de los electrodos
polarográficos y su correcto
mantenimiento.

Debe efectuarse por tanto un estricto


control de calidad, entendiéndose por tal
la verificación de la exactitud del aparato
de medición mediante la comparación de
muestras-patrón de valor conocido con los
resultados realmente obtenidos, comparar
resultados entre diferentes aparatos y
realizar un mantenimiento regular del
utillaje.

Interpretación
Los parámetros que se miden en la
gasometría arterial y sus respectivasoo
interpretaciones son la presión parcial de
dióxido de carbono (PCO2), la presión
parcial de oxígeno (PO2), el poH y una
serie de valores derivados como el
bicarbonato real y estándar, la diferencia
alveoloarterial de oxígeno o la P50.
pCO2

La presión parcial de dióxido de carbono


(pCO2) es un parámetro que nos informa
acerca de la ventilación alveolar del
paciente. La ventilación alveolar es la
cantidad de aire fresco inspirado
disponible para el intercambio gaseoso1.
Esto se debe a que la ventilación alveolar
tiene una relación inversa con la presión
alveolar de CO2, puesto que en cada
espiración se elimina una cantidad
constante de este gas. El hecho de que
este gas se difunda muy bien en la barrera
hematogaseosa hace que su valor, que
oscila entre 35 y 45 mmHg, sea
prácticamente el mismo que el existente
en la sangre arterial.

Donde V·A es el flujo de aire alveolar,


V·CO2 el flujo de CO2, PaCO2 la presión
parcial de este gas en sangre arterial y k
es una constante de proporcionalidad.

Esto significa que si la ventilación alveolar


se reduce a la mitad, la PCO2, se duplica
una vez que se ha establecido un estado
de equilibrio. De este modo, conociendo el
valor de la presión parcial de CO2 en
sangre de un paciente, podremos saber si
ventila o no correctamente. La
hiperventilación o la hipoventilación
pueden ser signos de una enfermedad
cardiorrespiratoria.

Este valor no se modifica con la edad y no


se ve influenciado si la persona está
respirando oxígeno de una fuente externa.

pO2

La presión parcial de oxígeno (PO2) nos


permite conocer el grado de oxigenación
con el que la sangre llega a los tejidos, si
bien esta solo mide el 3% del total de
oxígeno que lleva la sangre. Corresponde
a la fracción de oxígeno que viaja de
forma disuelta, que es la que genera una
presión medible; en tanto que el 97%
restante pertenece al oxígeno que es
transportado por la hemoglobina. Este
valor en la sangre tiene como término
medio unos 80-100 mmHg. Se considera
que el paciente tiene una hipoxemia
cuando el valor de la PO2 es inferior a 80
mmHg, y una insuficiencia respiratoria
cuando los valores son inferiores a 60
mmHg. En esta situación, la hemoglobina
deja de unirse al oxígeno por pérdida de
afinidad.
El valor de PaO2 desciende con la edad:
103.5-(0.42xaños). Este hecho debe
tenerse en cuenta para no clasificar un
valor como patológico cuando, en
realidad, está dentro de un rango
fisiológico.

Existe un cociente entre la presión arterial


de oxígeno (PaO2) y la fracción inspirada
de oxígeno (FiO2) de vital importancia en
el caso de que el paciente esté respirando
oxígeno de una fuente externa. Se
considera que el valor es normal cuando el
resultado de este cociente es mayor de
500 y patológico cuando es menor de 300.
Esto es importante porque, si a una
persona se le está aportando oxígeno de
manera artificial, no se pueden considerar
los valores entre 80-100 mmHg de PaO2
como normales.

pH

El pH no es un término que informe por sí


solo de las afecciones respiratorias. No
obstante, sí es indicativo del tiempo que
llevan prolongándose dichas
enfermedades en el paciente.

Se considera que el pH de la sangre toma


un valor fisiológico de 7,4. Cualquier cifra
que se encuentre por fuera del intervalo
comprendido entre 7,35-7,45 es
patológica, por lo que dentro de la sangre
existen unos mecanismos de
compensación de estas variaciones muy
eficientes que se denominan sistemas
buffer o tampón. Cuando el pH de un
paciente es menor de 7,35: se dice que
padece una acidosis. Por el contrario, si el
pH es superior a 7,45; el individuo tiene
una alcalosis. De forma crónica, los
sistemas amortiguadores de la sangre
tienden a contrarrestar estos desajustes
del pH, debido a que pueden dañar
proteínas y poner en compromiso
funciones cardiorrespiratorias y
endocrinas. Por ello, una acidosis o
alcalosis puede estar compensada.

Este valor no se modifica con la edad y no


se ve influenciado si la persona está
respirando oxígeno de una fuente externa.

La relación entre la PaCO2 y el pH es muy


estrecha:

Por cada incremento en la PaCO2 de


20mmHg por encima de lo normal, el pH
desciende 0,1 puntos.
Por cada descenso en la PaCO2 de
10mmHg por debajo de lo normal, el pH
sube 0.1 puntos
Por ello cuando se hiperventila, al
descender la PaCO2, es más fácil entrar en
una alcalosis.

Valores derivados

Además de obtener el pH y las presiones


parciales de O2 y CO2 de una forma
directa, esta técnica permite calcular unos
valores derivados de importancia clínica:

Concentración de bicarbonato real y


estándar (HCO3-). La concentración de
bicarbonato mide la situación del
componente básico del equilibrio ácido-
base. Tampoco mide ningún aspecto de
la función respiratoria, sino que nos
habla de si es un proceso es agudo o
crónico.
Diferencia alveoloarterial de oxígeno. Es
la diferencia entre la presión parcial de
oxígeno ideal en el aire alveolar y la
existente en la sangre arterial.

Donde D(A-a)O2 es la diferencia


alveoloarterial de O2, PAO2 es la presión
alveolar ideal de O2 y PaO2 es la presión
arterial de O2.
La presión alveolar ideal de oxígeno se
puede calcular con la Ecuación del gas
alveolar.

Donde PAO2 es la presión alveolar ideal de


O2, PIO2 es la presión de O2 en el aire
inspirado, PaCO2 es la presión arterial de
CO2, R es el cociente respiratorio (relación
entre la producción de CO2 y el consumo
de O2 que depende el estado del
metabolismo y generalmente toma el valor
de 0,8) y F es un factor de corrección que
puede ser despreciado y toma un valor
aproximado de 2mmHg.

En un individuo sano, esta diferencia es


trivial porque en condiciones fisiológicas
no supera los 15-20 mmHg, y se debe a
una desigualdad entre la ventilación y la
perfusión de los alveolos en los que tiene
lugar el intercambio gaseoso. Valores muy
distintos al mencionado pueden indicar
fallos ventilatorios y/o en la oxigenación.

Este valor varía con la edad: 2.5 +


(0.21xaños). También se ve influenciado si
el paciente está respirandooxígeno de una
fuente externa ya que aumenta a
concentraciones altas de oxígeno.

La P50, es decir, la presión parcial de


oxígeno necesaria para que la
hemoglobina en sangre esté saturada al
50%, es un indicador de la afinidad que
tiene la hemoglobina por el oxígeno que
transporta en la sangre a los diferentes
tejidos. En condiciones estables
controladas de temperatura (37 °C), pH
7,4 y PaCO2 40 mmHg, su valor normal
es 26 mmHg.

Cuanto más hacia la izquierda esté la P50


en la curva de saturación de la
hemoglobina, mayor será la afinidad de
ésta por el oxígeno, puesto que necesitará
presiones menores para saturarse al 50%.
Del mismo modo, cuanto más a la derecha
esté la P50 en la curva, menos afinidad
tendrá la hemoglobina por el oxígeno. El
valor de P50 se desplaza hacia la derecha
en presencia de aumento de la
temperatura corporal, PaCO2; 2,3
bifosfoglicerato (compuesto que se
produce en el metabolismo de los
glóbulos rojos para regular su afinidad por
el oxígeno) o la disminución del pH.
Variable Sangre arterial Sangre venosa mixta

Presión de O2 (mmHg) 80-100 40

Presión de CO2 (mmHg) 35-45 46

pH (unidades) 7,35-7,46 7,36

P50 (mmHg) 25-27 -

Concentración de hemoglobina (g/dl) 14,0-15,0 14,0-15,0

Contenido de oxígeno (ml/dl) 19,8 14,6

Oxígeno combinado con la hemoglobina 19,5 14,5

Saturación de la hemoglobina (%) 97,5 72,5

Contenido de dióxido de carbono (ml/dl) 49 53,1

Compuesos carbamínicos (mmol/l) 2,2 3,1

Concentración de CO2 35 - 45 mmhg

Concentración de bicarbonato 22 - 28 meq/L (fuente: UCV)

Dióxido de carbono disuelto en sangre 2,6 3

Como se ha descrito anteriormente,


cualquier enfermedad que produzca
hipoxemia tendrá consecuencias en la P50
de la hemoglobina. Por otra parte, con
este valor se pueden diagnosticar
enfermedades como la
metahemoglobinemia.
Algunos de los factores antes
mencionados provocan el desplazamiento
de la curva a la derecha de forma
fisiológica, puesto que, cuando la
hemoglobina llega a los tejidos, es
necesario que la libere y, por tanto,
disminuya su afinidad. De hecho, se podría
pensar que las personas con una P50
menor tendrán una mayor oxigenación de
sus tejidos. No obstante, un estudio
retrospectivo reciente ha encontrado una
correlación entre los niveles altos de la P50
y la mortalidad en las unidades de
cuidados intensivos y en los hospitales,
indicando una mayor predisposición a
padecer enfermedades
cardiorrespiratorias.

La gasometría arterial en el
diagnóstico de las
enfermedades
Como se ha mencionado previamente, las
aplicaciones esenciales de la gasometría
arterial incluyen la evaluación de la
difusión de gases en la sangre y el
equilibrio ácido-base en el líquido
extracelular. En líneas generales, es de
gran utilidad para conocer el origen de una
insuficiencia respiratoria. Una insuficiencia
respiratoria puede producirse por una
hipoventilación como consecuencia de un
fallo en el aparato de la respiración; una
alteración de la relación ventilación-
perfusión (V/Q), es decir, el cociente que
mide el renovado de aire con cada
inspiración y espiración y la difusión de
gases dentro de la barrera
hematogaseosa, que puede alcanzar
valores más altos o más bajos de lo
normal; o, por último, por un “shunt” o
cortacircuito en la vascularización de los
alveolos, que consiste en o bien una
comunicación directa arteria-vena sin
renovado gaseoso o bien en la perfusión
de un alveolo no ventilado.
Con estos datos, es posible diagnosticar
ciertos problemas de salud, destacando la
Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica
(EPOC), la hipertensión pulmonar, el
Síndrome hepatopulmonar, la
metahemoglobinemia y la hipoxia
neonatal.

Es necesario comentar que la gasometría


arterial es una práctica invasiva, y que
básicamente solo se utiliza como
herramienta diagnóstica en las unidades
de cuidados intensivos debido a que estos
pacientes suelen tener una vía abierta
para hacer la gasometría arterial. Por el
contrario, en otros ámbitos hospitalarios,
es más frecuente el diagnóstico de estas
enfermedades con espirometrías,
pulsioximetrías, capnografías, etc.

Indicaciones de realización de gasometría arterial urgente

Parada cardiorrespiratoria

Coma de cualquier origen

Broncoespasmo con signos de insuficiencia respiratoria

EPOC agudizada

Tromboembolismo pulmonar

Neumonía con signos de insuficiencia respiratoria

Insuficiencia cardiaca congestiva con signos de insuficiencia respiratoria

Shock de cualquier etiología

Descompensación diabética

Intoxicaciones agudas

|- | infección de uñas
Enfermedad Pulmonar Obstructiva
Crónica (EPOC)

La Enfermedad Pulmonar Obstructiva


Crónica alberga una serie de
enfermedades que provocan una
obstrucción de las vías aéreas que afecta
a la ventilación del paciente que las
padece. Dentro de las enfermedades que
se clasifican como tales, destacan el
enfisema pulmonar y la bronquitis crónica.

En la Enfermedad Pulmonar Obstructiva


Crónica, al igual que en una neumonía o en
una crisis asmática, la relación
ventilación/perfusión (V/Q) es más
reducida de lo normal. Por ello, en la
gasometría arterial de un paciente con
estas características encontraremos una
hipoxemia (una PO2 en sangre arterial
baja) seguido de una hipercapnia (una
PCO2 en sangre mayor de lo normal).

Por otra parte, las medidas del pH y el


bicarbonato real nos permiten determinar
si esa enfermedad es aguda o crónica.
Cuando la enfermedad es crónica, el
organismo activa una serie de
mecanismos de compensación que
afectan a la ventilación y a la excreción
renal, logrando de este modo amortiguar
esos cambios en el pH. El cuadro agudo
suele asociarse a una disminución del pH
con bicarbonato normal, mientras que las
crónicas suelen asociarse a un pH normal
con bicarbonato alto. La disminución se
denomina hipocapnia. Su importancia
radica en la hiperventilación alveolar que
lleva a la alcalosis respiratoria
presentando una disminución del calcio
iónico y en algunos casos cuadro de
tetania.

Embolia pulmonar

La embolia pulmonar es una enfermedad


muy grave ocasionada por el bloqueo de la
arteria pulmonar por un coágulo, grasa,
aire o un tumor. Para hacer su diagnóstico
hay que atender a la historia clínica del
paciente, la medición de la presión
sistólica, el uso de un electrocardiograma,
placas de rayos X y también la medición
de gases con una gasometría arterial.

Hipertensión pulmonar

La hipertensión pulmonar es un grupo de


enfermedades heterogéneas muy serias
que se caracterizan histopatológicamente
por una vasoconstricción, una
proliferación vascular, una trombosis in
situ y un remodelamiento de la pared
vascular. El aumento de estos cambios en
la presión y en la resistencia de la arteria
pulmonar sin ningún tratamiento puede
conducir a una afección del ventrículo
derecho y, en última instancia, a la muerte
del paciente. En el transcurso de la
enfermedad los síntomas pueden ser
inespecíficos, pero pueden incluir disnea y
fatiga.

Las pruebas diagnósticas utilizadas


incluyen la historia clínica del paciente y
su exploración física, electrocardiografías,
tests de función pulmonar y de esfuerzo y
niveles de péptido natriurético auricular;
pero también en Urgencias se pueden
emplear técnicas invasivas como la
gasometría arterial.

Síndrome hepatopulmonar

El Síndrome hepatopulmonar es una


afección que se caracteriza por una
dolencia hepática y/o una hipertensión
portal, dilataciones vasculares
intrapulmonares y anormalidades en la
oxigenación arterial. La presencia de una
cirrosis es un factor de riesgo para
padecer esta enfermedad, de ahí que
algunos pacientes sean cirróticos.
Los datos de la gasometría arterial que
nos permiten hacer este diagnóstico son
una hipoxemia con una PaO2 <70 mmHg o
una saturación de oxígeno (Sat O2) menor
o igual a un 92%. No obstante, es
frecuente que el paciente presente unos
niveles normales en la PO2 debido a una
hiperventilación o a una circulación
hiperdinámica propia de los cirróticos. Por
ello, también se calcula la diferencia
alveoloarterial de oxígeno, que en estos
pacientes es superior a 20 mmHg.
Metahemoglobinemia

La metahemoglobina es una forma


alterada de hemoglobina en la que el
átomo de hierro al que se fija el oxígeno,
de forma ferrosa (Fe2+), se oxida a la
forma férrica (Fe3+). La hemoglobina solo
puede unirse a la forma ferrosa del hierro.
Cuando la concentración de
metahemoglobina en sangre es elevada,
puede producirse una hipoxia seria en los
tejidos que causa desde una anemia
funcional a una cianosis cuando la
cantidad de hemoglobina reducida
sobrepasa los 5 g/dL, e incluso la muerte.
Esta enfermedad se denomina
metahemoglobinemia y lo más probable
es que sea congénita debido a una
mutación en el enzima encargado de
reducir el hierro, pero también se puede
adquirir por una intoxicación con
compuestos derivados del benceno.

Para el diagnóstico se puede emplear la


gasometría arterial y la oximetría, pero en
ocasiones pueden aparecer valores
normales sobre todo en los bebés. No
obstante, estos pacientes adquieren una
coloración azulada en la piel característica
(cianosis) que facilita el diagnóstico.
Hipoxia neonatal

La hipoxia neonatal puede producirse por


problemas en la oxigenación materna,
como puede ser una anemia; problemas
en la vascularización de la placenta o en el
intercambio de gases, una interrupción en
la circulación fetal o anomalías
cardiorrespiratorias del feto. Esta
enfermedad se caracteriza por una
acidosis metabólica o mixta, signos
neurológicos en el feto y fallo de diversos
órganos. La American College of
Obstetrics and Gynaecology recomienda
hacer una gasometría arterial en la arteria
umbilical de aquellos bebés que tengan un
alto riesgo de padecer una hipoxia
neonatal.

La gasometría arterial en la
monitorización de las
intervenciones quirúrgicas
Durante las intervenciones quirúrgicas
tiene lugar un aumento del gasto cardíaco
para satisfacer los requerimientos de una
mayor actividad metabólica en los tejidos.
Esto se debe a que durante la operación
tienen lugar unos cambios en la función
de los órganos como consecuencia de la
activación de cascadas inflamatorias.
Medir la perfusión de los tejidos es un
objetivo fundamental en la Anestesiología
y en la Medicina de Cuidados Intensivos.
Esto incluye, tradicionalmente, una
monitorización en las presiones arteriales,
pH arterial y concentración de lactato,
entre otros parámetros. En las
intervenciones que afectan a órganos
delicados y muy vascularizados como el
riñón, el cerebro, el corazón o el hígado
también es necesario tener controladas
las saturaciones de oxígeno de los vasos
que los irrigan.

En pacientes que acuden a Emergencias,


el empleo de técnicas invasivas de
monitorización es necesario para
comprobar la respuesta cardiaca en la
intervención. Es necesario prestar
atención a la reacción que tiene lugar en
las primeras horas porque alerta de una
posible progresión en el fallo de los
órganos y de una posible mortalidad en la
operación.

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Enlaces externos
Información sobre la gasometría (http
s://www.gasometria.com)

Datos: Q648497
 
Multimedia: Arterial blood gas test (ht
 
tps://commons.wikimedia.org/wiki/Cat
egory:Arterial_blood_gas_test) /
Q648497 (https://commons.wikimedia.
org/wiki/Special:MediaSearch?type=im
age&search=%22Q648497%22)

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title=Gasometría_arterial&oldid=146344861»
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