Está en la página 1de 8

LECCION-4-CONSTI-copia.

pdf

Burbi

Constitución y Sistema de Fuentes

1º Grado en Derecho

Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas


Universidad Carlos III de Madrid

Reservados todos los derechos.


No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
LECCIÓN 4. SISTEMA CONSTITUCIONAL DE FUENTES DEL DERECHO

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Fuentes del Derecho y centro de producción normativa
<<Fuentes del Derecho>> es un término que posee diversas acepciones, dependiendo del ámbito político-
jurídico en que nos movamos y, por tanto, puede ser una palabra equívoca.

 Se emplea a veces para referirnos a las denominadas fuentes del conocimiento o documentales, que
son los documentos donde se recogen las normas y demás elementos que integran el ordenamiento
jurídico: la doctrina, las sentencias, etc.
 Otras veces, se asocia al sujeto productor del Derecho en el Estado: el Parlamento, el Gobierno, los
tribunales mediante su jurisprudencia, o cualquier otro órgano del que emanan disposiciones jurídicas.
 En Teoría del Derecho, se habla de <<fuentes>> para identificar al origen último del Derecho, esto es,
el hecho que legitima en última instancia el Derecho.
 Sin embargo, en un sentido más técnico-jurídico –que será el que nos interese a nosotros y el que

Reservados todos los derechos.


utiliza el Derecho Constitucional—, el término <<fuentes del Derecho>> hace referencia a las distintas
manifestaciones del Derecho, es decir, al conjunto de normas que integran un ordenamiento jurídico:
la Constitución, las leyes, las sentencias, los reglamentos, los decretos-leyes, los decretos legislativos,
las costumbres jurídicas, etc. A través de todas estas fuentes, se expresa el Derecho que ordena la
sociedad en que vivimos.
Si la Constitución es la norma suprema del ordenamiento, resulta lógico que los criterios de funcionamiento del
sistema de fuentes estén en el Texto Fundamental. Sin embargo, por razones de tradición histórica y la falta
de normatividad en otros momentos de una Constitución, la enumeración de las diversas fuentes y su prelación
se encuentran en el Código Civil.

Hasta prácticamente el período de entreguerras, las constituciones eran textos programáticos. No


conformaban normas del ordenamiento jurídico, sino que, simplemente, establecían un marco político que
se plasmarían después en normas jurídicas, cuando el legislador las aprobara como leyes. Por tanto, no se
planteaba la necesidad de que ese texto recogiese un sistema de fuentes, puesto que la Constitución no era
una fuente del Derecho en sí misma, y ni siquiera tenía un carácter normativo.

Por el contrario, el siglo XIX fue la época de las codificaciones, y el Derecho prevaleciente por excelencia
era el Derecho privado, que regulaba las relaciones entre particulares. Por consiguiente, fue el Código Civil,
ley básica del Derecho privado, el lugar más lógico para la regulación de las fuentes del ordenamiento.

No obstante, la evolución que ha experimentado el constitucionalismo desde la segunda mitad del S. XX ha


hecho que la ley fundamental del Estado, la Constitución, sea cada vez más determinante en materia de
fuentes, puesto que en ella se prevén los criterios esenciales de la producción de normas escritas, por parte
de los órganos del Estado. Así, el sistema de fuentes normativas está cada vez más integrado en la
Constitución.

De hecho, la Constitución española de 1978, además de ser la norma suprema del ordenamiento, es la principal
fuente del Derecho español, porque identifica los contenidos normativos y los principios generales que
determinan cómo se articula el sistema de fuentes del Derecho. Muchas otras fuentes se encuentran en otros
códigos: Penal, Laboral… y, por supuesto, en el Código Civil.

La Constitución española es la primera de las fuentes de nuestro ordenamiento jurídico. Al ser


la primera fuente, es, además, la fuente sobre las fuentes; esto es, al ser la primera, es la que determina el
resto de fuentes que conformarán el ordenamiento jurídico. Tradicionalmente, la determinación de cuáles son
las fuentes del ordenamiento se establecía en el artículo 1º del Código Civil. Con la entrada en vigor de la
Constitución, todas las normas anteriores a la Constitución que entrasen en contradicción con ella, quedaron
derogadas.

a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-3225855
El Código Civil español recoge los principios fundamentales del sistema de fuentes en el art.1.1: ‘Las
fuentes del ordenamiento jurídico español son la ley, la costumbre y los principios generales del Derecho’. El
orden de prelación entre ellas es el señalado: primero se aplica la ley escrita, luego la costumbre y, finalmente
y en defecto de las anteriores, los principios generales del Derecho.

Este artículo sigue en vigor desde la promulgación del CC, en 1889. Ahora bien, hay que entender este precepto
en el contexto actual, y saber que es insuficiente para regular todo el sistema de fuentes.

 La Ley a la que hace referencia el Código Civil es el conjunto de todas las normas escritas del
ordenamiento, la ley en el sentido más amplio.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
 Los usos y costumbres también son fuentes del derecho. En un sistema jurídico positivo, la costumbre
tiene una menor relevancia, pero aun así, hay muchas costumbres que pueden servir como fuentes.
La costumbre, a la que no hace ninguna referencia la Constitución, solo se aplicará (subsidiariamente
a falta de norma) en aquellos sectores del ordenamiento jurídico que lo permitan.
 La mayor parte de los principios generales del Derecho que se señalan en el CC fueron incluidos en
el art. 9.3 de la Constitución. La tercera fuente que establece el Código Civil son los principios generales
del Derecho: hay principios generales del Derecho que están incorporados en el propio articulado de
la Constitución, por lo tanto, en relación con esos principios incorporados, esos principios tienen valor
que cualquier otra disposición de la Constitución, valor constitucional. En relación con la jurisprudencia,
no la considera auténtica norma del Derecho, únicamente en el art.1.6 (pero algunas sentencias del
Tribunal Constitucional son auténticas fuentes del Derecho).

Reservados todos los derechos.


PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES SOBRE EL ORDENAMIENTO JURÍDICO

La Constitución no solo determina cuáles son las fuentes de nuestro ordenamiento, sino que establece los
principios constitucionales en relación con el ordenamiento jurídico en el artículo 9 apartado tercero. Estos
pueden clasificarse en 3 grupos:

Principios sobre la estructura del ordenamiento jurídico.

 PRINCIPIO DE JERARQUÍA NORMATIVA. Es un principio estructural esencial para dotar al


ordenamiento de seguridad jurídica. Tiene que ver con la organización de las fuentes del derecho, que
a su vez conforman las normas.
Este precepto supone que existen diversas categorías de normas, cada una con un rango determinado, y que
todas ellas están interrelacionadas jerárquicamente entre sí.
Esta idea está representada por la PIRÁMIDE NORMATIVA KELSENIANA: el ordenamiento jurídico es visto
como una pirámide, y se organiza de tal forma que las normas de superior nivel o rango prevalecen, en caso
de conflicto, sobre las de rango inferior, las cuales en ningún caso pueden contradecir a aquéllas. Existe, por
tanto, una relación jerárquica de supra e infra categoría. Las normas que tienen el mismo rango poseen la
misma fuerza normativa, y requieren una interpretación conjunta; ahora bien, en caso de contradicción, la
norma posterior deroga a la anterior, es decir, pierde su vigencia parcial o totalmente. Por su parte, en la
cúspide de la pirámide se encuentra la Constitución, norma suprema que se impone a todas las demás.
 Es un principio fundamental para determinar la validez del ordenamiento, pues la
norma superior es la que tiene la capacidad de producir normas inferiores y, por
consiguiente, da validez a una norma que es fruto de ella. Por ejemplo, un reglamento
necesita de una ley que sea su creadora.
La invalidez de una norma deberá ser declarada por los órganos jurídicos que tengan
competencia para ello (tribunales y, en ciertos casos, la propia Administración). Hasta
ese momento, la norma sigue vigente y se aplica como cualquier otra ley del
ordenamiento.
 Es un principio que determina también la vigencia temporal de las normas, ya que
puede ser que se aprueben normas de un mismo rango que deroguen las ya

Descarga la app de Wuolah desde tu store favorita


a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-3225855
establecidas. Así, la eficacia derogatoria de una norma afecta exclusivamente a
normas de igual o inferior rango.
De acuerdo con este principio, a las normas o fuentes se les da una determinada posición, se encuentran
estructuradas jerárquicamente, ocupando cada una de ellas una determinada posición en el ordenamiento
jurídico. Cada fuente tiene una posición en esa jerarquía. De acuerdo con la Constitución:

I. La primera norma es la Constitución.


II. Por debajo de la Constitución está la ley y otras normas con fuerza de ley (Decreto-ley y Decreto
legislativo). Son normas que aprueba el gobierno y que tienen fuerza de ley porque tienen la misma
posición jerárquica en nuestro ordenamiento.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
III. Reglamentos. Son las normas que aprueba el Gobierno y que ocupan una posición inferior a la
ley. De manera excepcional, se les reconoce la potestad de dictar normas con fuerza de ley. Son
los Decretos y Órdenes Ministeriales.

Las reglas que rigen el principio de jerarquía son:

1. Norma superior puede derogar o modificar a norma inferior, al contrario no.


2. Normas situadas en el mismo nivel, norma posterior en el tiempo deroga o modifica a norma anterior
en el tiempo.

 PRINCIPIO DE COMPETENCIA. No hace referencia expresa la Constitución, pero se deduce del


resto de articulado constitucional cuando la Constitución lleva a cabo la regulación de determinadas
fuentes. La Constitución ha previsto determinadas normas para la regulación de materias concretas
(solo pueden regular esas materias y no otras; otras normas que ocupen incluso la misma posición, no

Reservados todos los derechos.


pueden entrar a regular la materia reservada). La relación de esas normas con el resto es una relación
de tipo competencial, de tal manera que en la relación entre ellas no puede aplicarse las reglas de la
jerarquía normativa.

Por ejemplo, los reglamentos parlamentarios ocupan la 2º posición en la jerarquía de fuentes, pero a favor
de los mismos hay una reserva material o competencial. Es una norma que aprueba cada una de las cámaras
para regular su organización y funcionamiento interno. Una ley orgánica solo se puede modificar por otra ley
orgánica, por ejemplo. La relación de las normas de una CCAA con las normas de los órganos centrales del
Estado es siempre una relación competencial, y exactamente igual, la relación de las diferentes normas de las
CCAA entre sí. Dentro del ordenamiento de cada CCAA, principio de jerarquía.

Aunque no mencionado en el art. 9.3 de la CE, el principio de competencia es un principio estructural de gran
trascendencia en nuestro ordenamiento. Complementa al principio de jerarquía, y sin él no podemos
comprender totalmente la estructura normativa.
El principio de competencia puede tener tres vertientes, y hay que tener cuidado de a cuál nos referimos:

-Vertiente orgánica: nos referimos al órgano que tiene la competencia de crear las normas. La competencia
orgánica está en el Parlamento.

-Vertiente territorial: nos referimos a la entidad territorial (localidad, Comunidad Autónoma o Estado) que está
dotada de autonomía política y administrativa para legislar sobre una materia. Por ejemplo, las CC.AA tienen
la competencia territorial de prestar el servicio sanitario en dicho territorio.
-Vertiente normativa: Se refiere a la relación entre normas a través de su competencia propia. Supone que
determinadas categorías de normas regulan un ámbito material propio, establecido por la propia Constitución,
de manera que cada una de ellas sólo tendrá la competencia de ser aplicada dentro de ese ámbito material.
Esto quiere decir que dos normas pueden ocupar el mismo rango normativo, pero que cada una se ocupe de
una materia distinta, por lo que no son excluyentes, porque no se contradicen ni tienen nada que ver.

Descarga la app de Wuolah desde tu store favorita


a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-3225855
Principios que hacen referencia a la eficacia del ordenamiento jurídico.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
 Principio de la necesaria publicación o publicidad de las normas.

El Código Civil hace referencia a la publicación. La norma general es que las normas entran en vigor a los
20 días de su publicación, salvo que en la propia norma se disponga otra cosa (la Constitución es un ejemplo
de esta excepción).

Este principio exige que todas las normas, para ser efectivamente válidas y reclamar su cumplimiento,
deban ser dadas a conocer públicamente de forma previa.
Hoy en día, esto es un requisito imprescindible y básico para dar fortaleza al sistema, y que se cumpla
con la seguridad jurídica: sólo conociendo las normas podemos tener la garantía de que no se van a producir
actuaciones arbitrarias por parte de los poderes públicos; y, es más, en el caso de que un juez dictase una
sentencia desfavorable con respecto a lo que esperábamos, tenemos la tranquilidad de que, al menos, tenemos
acceso a los fundamentos de dicha decisión.
No se puede exigir a los ciudadanos que cumplan una norma si no han tenido la posibilidad de

Reservados todos los derechos.


conocerla; tienen el derecho y la obligación de estar al tanto de cómo les puede afectar una ampliación o
modificación del ordenamiento. Además, como somos sujetos activos del Derecho, el conocimiento de sus
normas determinará nuestro comportamiento, en concordancia con ellas. Es, además, un principio de justicia
del derecho: solo conociendo las normas podemos tener la garantía de que no va a haber actuaciones
arbitrarias por parte de los poderes públicos. Incluso podemos tener la tranquilidad de que, si un juez ha dictado
una sentencia desfavorable con respecto a lo esperado, al menos sabemos en qué está fundamentada. Esto
le da fortaleza al sistema.
En España, la publicación de las normas se realiza a través de un medio oficial conocido y accesible
por todo el mundo: el Boletín Oficial del Estado (BOE). La vigencia de las normas está estrechamente
relacionada con la seguridad jurídica. Garantiza la certeza y la previsibilidad del Derecho que se aplica.
Nuevamente, tenemos que remitirnos al Código Civil, que en su art. 6.1 dice que ‘la ignorancia de las leyes no
excusa de su cumplimiento’. Una norma entra en vigor una vez que se ha publicado en el Boletín Oficial
del Estado (BOE). El Código Civil establece lo que se conoce como ‘vacatio legis’,período que permite a la
población tener conocimiento sobre su aprobación y contenido es decir, que la norma pueda ser conocida. A
partir de entonces, ya puede ser aplicada. Desde que la norma es publicada en el BOE, nosotros podemos
conocerla, por lo que no podemos justificar su incumplimiento.
Con la promulgación de la Constitución en 1978, se estableció una norma sobre la vigencia del Derecho
preconstitucional: la disposición derogatoria tercera. Se trata de un instrumento que sirve para que, todo
aquello que fuese contrario a la Constitución, quedase derogado a partir del día que entrase en vigor el nuevo
texto fundamental. Esta norma tiene un valor jurídico y político, ajusta el ordenamiento al momento actual y le
da validez constitucional, excluyendo a todas aquellas normas inconstitucionales.

 Principio de irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de


derechos.

La Constitución, prohíbe, por tanto, la retroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o


restrictivas de derechos individuales. Esto significa que por norma general las normas no se aplicarán
retroactivamente (situaciones generadas con anterioridad) salvo que en ella se disponga otra cosa. Estas
disposiciones sancionadoras no favorables afectan al ámbito del Derecho penal y al Derecho administrativo
sancionador. El Tribunal Constitucional ha entendido la obligación de retroactividad en el caso de normas más
favorables. También establece la irretroactividad de las disposiciones restrictivas de derechos individuales. Por
ejemplo, si yo cometo un delito sancionado con 1 año, y a los 2 meses cambia el Código penal, por el cual este
delito se sanciona con 6 meses, se aplicaría. Si fuera al contrario y estuviera sancionado con 1 año y medio,
no se aplicaría.

Este principio tiene que ver con la eficacia de las normas.


Este tipo de normas, que son sancionadoras o que limitan los derechos, nunca pueden ser aplicadas a hechos
que se han producido en momentos anteriores a la entrada en vigor de la norma. Por ejemplo, una ley que

a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-3225855
acaba de ser aprobada no puede ser aplicada para sancionar un delito cometido con anterioridad a la
aprobación de dicha norma. Es decir, toda norma que sea desfavorable para el resto, no puede ser
aplicada retroactivamente en el tiempo.
Lo que sí es posible es la retroactividad de las normas favorables a los derechos. Si se amplían las libertades
a través de ellas, sí que se pueden aplicar hacia atrás en el tiempo. Si son perjudiciales, no. Un ejemplo puede
ser la abolición de la tortura, o de la pena de muerte: este avance sí que se aplicaría a aquellos que habían
sido condenados con la antigua legislación.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Principios sobre la actuación de los poderes públicos

 Principio de legalidad: Sometimiento de los poderes públicos a la ley.


Es uno de los principios básicos del constitucionalismo liberal, determinante para el Estado de Derecho:
el establecimiento de una ley común, general y abstracta, para todos.
En las sociedades medievales, lo propio eran los ordenamientos estatutarios, un Derecho para cada
estamento. Hoy, la ley es general y universal para todos: todos nos encontramos sometidos a la ley,
también los poderes públicos. No hay nadie, ni siquiera los poderes públicos, que no esté bajo el
imperio de la ley. Esto también genera certidumbre, puesto que los ciudadanos podemos tener la
tranquilidad de que nadie va a tener más derechos que nosotros por tener un cargo preferente.

 Principio de interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos:

Reservados todos los derechos.


Es una consecuencia del principio de legalidad. Está prohibida la arbitrariedad. Los poderes públicos
se ajustan a la ley en su actuación.
Al contrario que los sujetos particulares, que pueden actuar libremente dentro del amplio marco que
les fija el ordenamiento, los poderes públicos sólo pueden actuar para cumplir los objetivos que les
encomienda el ordenamiento jurídico y en beneficio del interés público, cada uno en el ámbito de su
propia competencia, de acuerdo con los procedimientos que la ley marca y respetando los principios y
valores constitucionales y legales.
Todo quebrantamiento grave de alguna de estas condiciones determinará la arbitrariedad de la
actuación. Por supuesto, esto incluye también al propio legislador, ya que también está sometido a la
Constitución.
Ahora bien, la interdicción de la arbitrariedad no impide la discrecionalidad de los asuntos en manos
de los poderes públicos en algunos casos.

 Principio de responsabilidad de los poderes públicos: los ciudadanos pueden exigir la


responsabilidad correspondiente. Este principio requiere que el ordenamiento contemple
mecanismos de exigencia de responsabilidad por los particulares frente a los poderes públicos.
Está en relación con los dos anteriores. Si los poderes públicos están obligados a actuar de acuerdo
con la Constitución y las leyes, el incumplimiento de tal obligación lleva a una reacción por parte del
ordenamiento jurídico, ya sea de tipo sancionador como de carácter indemnizatorio. Por tanto, los
particulares exigen a los poderes públicos responsabilidad frente a sus actuaciones, ya que son los
ciudadanos los que se ven afectados de forma directa por sus decisiones.

La responsabilidad que se exige a los poderes públicos es de tres niveles:


o Responsabilidad administrativa, en caso de incumplimiento de los criterios de actuación
establecidos. Se aplica un régimen de sanciones diversas. Por ejemplo, la suspensión de un
juez: se le quita el trabajo, el sueldo…
o Responsabilidad penal, ante hechos constitutivos de delito. Por ejemplo, la prevaricación,
cuando un juez realiza una resolución incorrecta a propósito. Puede dar lugar a una sanción
de carácter penal, se ha cometido un delito, y debe ser condenado de acuerdo con la gravedad.

Descarga la app de Wuolah desde tu store favorita


a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-3225855
o Responsabilidad civil, que da lugar al pago de una indemnización, para recompensar a
terceras personas que se hayan visto afectadas por los daños causados. Por ejemplo, cuando
se mete a una persona en la cárcel y se demuestra que se ha hecho de forma injusta, no sólo
se le pone en libertad, sino que también se le tiene que compensar económicamente. Más allá
de la parte de responsabilidad que tenga el juez por dicha actuación, es una responsabilidad
de la Administración Pública del Estado.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
PRINCIPIO DE SEGURIDAD JURÍDICA

Es una síntesis de todos los principios generales recogidos en el art. 9.3 de la CE, tal como declaró el Tribunal
Constitucional en una de sus primeras resoluciones (STC 27/81).

La seguridad jurídica tiene el objetivo fundamental de garantizar la regularidad o la conformidad al Derecho,


así como la previsibilidad de actuación de los poderes públicos a la hora de interpretar y aplicar el Derecho (ya
sea por parte de las Administraciones públicas, por el legislador, el Gobierno, o los jueces y tribunales).
Pretende generar certidumbre en cuanto al Derecho vigente.

Ha habido sistemas jurídicos donde el Derecho no era conocido por la población. Hoy en día, eso es
impensable, pues el Derecho ha de ser claro, público y conocido por todos, es algo esencial en todo sistema
normativo.

Reservados todos los derechos.


La regularidad jurídica y la previsibilidad en el comportamiento de los poderes públicos permiten la posibilidad
de conocimiento tanto de las normas que integran el ordenamiento como de los actos de aplicación del mismo.
Se basa, por tanto, en que los jueces, legisladores, funcionarios públicos, o cualquier otro operador jurídico,
deben actuar conforme a esas normas, para asegurar a los ciudadanos que no se van a dar actuaciones y
decisiones arbitrarias. Puesto que hay seguridad jurídica, todos podemos conocer las normas que se van a
aplicar, y todos podemos predecir cuál va a ser el resultado de una resolución.

Sólo en un ordenamiento en el que la seguridad jurídica sea un principio predominante pueden los ciudadanos
defender adecuadamente sus intereses y derechos. Es decir, sólo la expectativa de que los sujetos del Derecho
van a comportarse conforme a lo que dictan las leyes, posibilita a los ciudadanos planificar a su vez su
actuación.

Descarga la app de Wuolah desde tu store favorita


a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-3225855

También podría gustarte