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La educación superior en el contexto social y político de

Panamá.

El contexto social y económico actual de Panamá está caracterizado por los cambios y la
aparición de nuevos paradigmas basados en el saber y sus aplicaciones, así como en el
tratamiento de la información y las nuevas tecnologías.

Uno de los cuestionamientos a la educación superior universitaria en Panamá, ha sido la falta de


vinculación con los sectores productivos, el Estado y la Sociedad en general. La oferta de
carreras no responde a las necesidades y prioridades del desarrollo del país, las mismas se
repiten en casi todas las universidades y se señala la falta de pertinencia de los contenidos
curriculares con la práctica profesional y empresarial y con los problemas fundamentales de la
sociedad.

Las necesidades reales del mundo del trabajo y los requerimientos de las nuevas competencias
para saber ser, conocer, hacer, emprender y convivir, nos hacen revisar los objetivos, las
misiones y la organización de las universidades así como sus ofertas educativas que deben
incorporar las nuevas tecnologías de la s comunicación. La presencia de bloques económicos,
el nuevo rol del estado como facilitador y la transformación de las condiciones de trabajo y de las
organizaciones empresariales obligan a preveer la creación de nuevas ofertas educativas.

Las empresas de alta tecnología necesitan de una oferta importante de graduados y de técnicos
altamente preparados, para que contribuyan con el proceso de cambio del sistema educativo a
fin de satisfacer los requerimientos y necesidades del mercado global. "Cada vez es más
necesaria una fuerza laboral analítica, multilingue, con filosofía de calidad y servicio al cliente y
con interés en el mejoramiento continuo" (Acosta, Julio, 2000).

Durante los últimos años se han creado centros de transferencia tecnológica, que provienen de
centros de investigación que reflejan un interés creciente establecer mayores vínculos entre los
dos sectores de relación Universidad-Empresa. Esta vinculación debe reforzarse a través de la
intensificación de las posibilidades de aprendizaje profesional en organizaciones públicas y
privadas y la combinación de estudios y trabajos por parte de docentes y estudiantes, tanto en
el plano nacional como internacional.

Relación de la educación superior con el sistema social


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La educación es parte de la estructura social global y constituye una herramienta valiosa para
promover la movilidad social, fortalecer la identidad y valores de la cultura nacional, acrecentar
la integración social y disminuir las desigualdades sociales de los diferentes sectores de la
población.

Sin embargo, algunos sectores de la sociedad civil, consideran que las universidades no han
diseñado una estrategia efectiva para lograr una vinculación exitosa con la sociedad y no se
observan los beneficios que se derivan del gasto público social en la educación.

La educación universitaria ha sido predominantemente teórica, desvinculada de los grandes,


graves y complejos problemas de la sociedad actual, más preocupada por sus problemas de
funcionamiento interno y no por su responsabilidad social en la construcción de una sociedad
más equitativa, justa, próspera y democrática.

De hecho las actividades de extensión universitaria aún son reducidas y no logran llegar a las
regiones y comunidades más necesitadas de orientación y respuesta. El servicio social de los
estudiantes universitarios aún es incipiente y muchas de las actividades estudiantiles
encaminadas a exaltar la nacionalidad y el fortalecimiento de la identidad cultural como grupos
corales, folclóricos, de teatro y arte aún se realizan dentro de los predios universitarios.
Sin embargo, es necesario resaltar que las universidades en Panamá han graduado más de
ciento setenta mil profesionales en los niveles de pre grado y post grado.

Hace falta crear una conciencia de la rentabilidad social del conocimiento y no solo concebir la
educación superior un elemento de movilidad social individual de los egresados. De hecho, la
educación superior debe servir a la sociedad d e la cual emerge, reforzar la cultura y !a identidad
nacional y contribuir con la generación y transferencia del conocimiento y la tecnología en las
comunidades más alejadas o más desfavorecida

Aspecto político de la Educación superior en Panamá

En Panamá, a pesar de ingentes esfuerzos e iniciativas gubernamentales, no existe una Ley


específica de Educación Superior como en otros países de América Latina.

En su lugar, cada universidad se rige por una Ley Orgánica y las universidades particulares por
Decretos Leyes. Esta situación conlleva a la ausencia de normas generales que regulen el
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ingreso de los estudiantes a estudios superiores. Cada universidad oficial o particular regula el
acceso a las instituciones de acuerdo con los mecanismos creados para el ingreso.

La mayoría de las universidades particulares en el nivel de licenciatura y estudios técnicos


superiores exigen requisitos administrativos (diploma de secundaria expedido por una institución
nacional o internacional reconocida por el Estado, fotografías, original de los créditos, fotocopia
de cédula y en el caso de ser menor de edad, certificado de nacimiento). No se aplican exámenes
de ingreso, cursos de nivelación ni limitan los cupos para los aspirantes.

El rol del profesor y el docente, en un mundo de cambios constantes, requiere de métodos


didácticos de avanzada, textos de primerísimo orden y una vocación marcada en donde en el
periodo de aprendizaje coseche buenos frutos.

La eficacia de la educación requerirá, cada vez más, la conjugación de la organización y de las


técnicas con la vitalidad de los grupos creadores de los docentes creadores, con la participación
crítica, imaginativa de los grupos, estudiantiles. Actualmente es casi imposible hacer previsiones
sobre lo que acontecerá en el sector de la educación superior, por cuanto se carece de
proyecciones amplias y confiables sobre la economía nacional y sobre la educación en su
conjunto para un período de tiempo determinado. Por otro lado, las instituciones de educación
superior en Panamá, no cuentan con mecanismos de coordinación y planificación que permitan
formular planes y proyectos que ayuden a definir su perspectiva hacia el futuro.

Articulación del Subsistema de Educación Superior.

En esta área se plantean como políticas:

a) Asegurar la unidad del sistema educativo: Para ello se propone la realización de


investigaciones y acciones relacionadas con el desarrollo de la educación nacional, sobre todo
delnivelmedio,cuyosegresadosconstituyenlosinsumosde la educación superior.

b) Cumplir con la función fiscalizadora de la educación superior particular. Ello supone la


formulación de normas, reglamentos e instrumentos técnicos para dar cumplimiento a esta labor,
en los diversos aspectos de la vida académica de estas instituciones.
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Un proyecto que deriva de esta política es el de la creación del sistema de educación superior,
con miras a facilitar la coordinacíón, supervisión y evaluación de todo el esfuerzo educativo
nacional que se realice en este plano.

La Democratización de la Educación Superior

Se entiende que la democratización educativa no es una responsabilidad que compete


exclusivamente a la Universidad, si no que se deriva fundamentalmente de las oportunidades
que el contexto social y económico le ofrezca a la familia y al individuo, incluyendo la
escolarización primaria y media en el número de años y la calidad correspondiente. El nivel
superior por su parte, puede contribuir a la democratización, diversificando la oferta de estudios
superiores universitarios y no universitarios, creando las condiciones favorables para que
ingresen los estudiantes interesados y aptos para seguir estudios superiores mediante la
orientación y apoyo académico necesarios.

Igualmente, las instituciones universitarias deberán apelar a la innovación pedagógica, al uso de


los aportes de la tecnología educativa y al establecimiento de nuevas y dinámicas formas de
organización académica y cumcular, como medio de promover los cambios que reclaman las
estructuras universitarias para satisfacer las demandas estudiantiles y sociales actuales y
potenciales del país.
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Educación superior frente a la complejidad del siglo XXI

La educación superior es la educación que cubre la etapa final del proceso de


aprendizaje académico, es decir, la etapa posterior a la escuela secundaria. Se imparte
en universidades, colegios de educación superior o instituciones de formación técnica.
La formación que se ofrece en la educación superior es de nivel profesional.

De acuerdo con los diferentes sistemas académicos y grados, existen diferencias entre
los estudios de pregrado y posgrado. El requisito básico para ingresar a la universidad
es entre los 15 y los 20 años, ya que a esta edad se supone que se ha concluido la
educación primaria y secundaria, que es otro requisito para continuar los estudios.

La educación superior brinda a los estudiantes la oportunidad de adquirir una formación


académica para luego ingresar al mercado laboral. Por tanto, para cursar una carrera
afín a ellas, se cursan un grupo de materias que se consideran obligatorias y otras que
se consideran optativas. Es importante que una persona sea muy consciente de su
carrera y de cómo el mercado laboral se relaciona con la carrera que quiere seguir antes
de comenzar sus estudios.

En las relaciones con las universidades, el Estado debe mantener e incluso aumentar
gradualmente las inversiones en educación superior, no a voluntad, sino en torno a metas
acordadas oficialmente y al número de candidatos por año.

Las universidades deben, por supuesto, volverse más emprendedoras, pero no podemos
ignorar que las universidades son las responsables de la formación de los profesionales
que actualmente necesitan las instituciones públicas y privadas, todo lo cual aumenta las
oportunidades de Panamá para desarrollarse internacionalmente.

Las universidades son instituciones idóneas para la formación de los científicos y


especialistas necesarios para el desarrollo de una nación moderna. El conocimiento es
una esperanza social y un lujo para muchos, y es la verdadera fuente de toda economía
actual.
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Las universidades privadas dependen de la aprobación y honorarios del rector oficial de


la universidad para poder ofrecer cursos en sus centros de estudio.

El Comité Técnico de Desarrollo Académico (CTDA) es el organismo que coordina la


aprobación o rechazo de los programas y cursos que las universidades privadas deseen
impartir en el país en coordinación con otras universidades oficiales del país.

El hecho de que el sector público valore al sector privado complica las posibilidades de
innovación, flexibilidad y experimentación de los sistemas de educación superior. El
progreso está limitado por las tradiciones, las estructuras legales, la burocracia, los
fondos presupuestarios insuficientes, las innovaciones y la débil integración del Ministerio
de Educación en el sistema.

Actualmente existe un amplio debate sobre los recursos destinados a la educación


superior pública en el estado de Panamá, y actualmente se están recortando los
presupuestos de las cinco instituciones de educación superior públicas.

La educación superior no solo está destinada a la formación de profesionales, sino que


también tiene una función orientada a la investigación, que a su vez debe estar vinculada
a la sociedad, ya que gran parte del conocimiento obtenido en la investigación debe
beneficiar a la sociedad. Ya que el ideal es que todo egresado sea consciente de que es
un ser social, debe servir no sólo a sí mismo sino también a la sociedad en la que se
integra.

La educación universitaria puede durar al menos tres años y puede extenderse por años
adicionales. Actualmente, la formación académica en las universidades es diversa, es
decir, programas establecidos de aprendizaje a distancia o intercambio de estudiantes
entre universidades.

En definitiva, la importancia de obtener un título universitario no es solo por la carrera o


el deseo de convertirse en profesional, sino también por el aumento de las expectativas
de crecimiento personal, profesional y salarial. Muchos graduados universitarios tienden
a ganar salarios más altos que aquellos que solo completaron la escuela secundaria.
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La gestión académica en la educación superior es cada vez más compleja, ya que sus
relaciones son multifacéticas e involucran una amplia gama de aspectos tanto dentro
como fuera del propio sistema educativo.

Por las razones anteriores, el proceso académico difiere de la educación superior en su


complejidad y en la forma en que se gestiona, por lo que se necesita un sistema diferente
para cumplirlo. Es esta complejidad la que hace cada vez menos aceptable la
improvisación basada en buenas intenciones y deseos, nobles objetivos o ideales.

Actualmente, este proceso requiere investigación avanzada, previsión científica, gestión


sistemática, sociedad orientada al servicio, previsión estricta y sistemática, gestión,
control, evaluación, ajuste y corrección, así como la integración del proceso de mejora
continua de la calidad para garantizar la excelencia.

En la gestión académica, la primera necesidad evidente es un enfoque integrado de la


diversidad y complejidad de este tipo de actividades, lo que exige un sistema de gestión
adaptado a los requisitos objetivos del proceso a realizar. La dirección del sector docente
en la educación superior como gestión de la actividad académica debe tener en cuenta
la multidimensionalidad en toda su complejidad. No existe en las estructuras jerárquicas
tradicionales de las que se ocupa la gestión de la actividad científica, ni el actual marco
normativo que rige el trabajo lo contempla como tal.

El avance del enfoque estratégico de la gestión en la educación superior ha dado paso


a un criterio que en sí mismo implica una nueva e interesante alternativa a los
procedimientos tradicionales de gestión, que ha dado lugar a la aparición de un estilo de
liderazgo.
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La universidad frente a un mundo complejo

Las universidades de hoy tienen como objetivo producir profesionales reflexivos y críticos
que puedan trabajar en un entorno complejo. En este mundo bajo dicha complejidad, el
actual modelo de desarrollo, basado principalmente en intereses económicos, pone en
entredicho su potencial para dar una respuesta de orden social a la mayoría de los
necesitados. La sustentabilidad aparece como una forma diferente de construir el
progreso social en nuestra región dentro de las propuestas posmodernas.

La educación superior, a través de políticas universitarias adecuadas, puede ayudar a


preparar nuevos ciudadanos y líderes de cualquier país en contacto directo con estas
necesidades, para que puedan contribuir al desarrollo social de nuestro país.

La educación superior se considera parte del proceso de formación integral de un


individuo que, entre otras cosas, promueve el autodescubrimiento y la comprensión del
mundo, promueve el desarrollo de la personalidad y ayuda a las personas a funcionar en
sociedad. Sin embargo, la educación superior hoy es mucho más; trabaja para mejorar
la sociedad, fortalecer las comunidades y promover el progreso social.

Esta realidad nos obliga a repensar la misión de nuestras instituciones de educación


superior y nuestro rol como educadores para crear un camino compartido que responda
a estas nuevas necesidades. El eje de esta nueva misión que necesitamos definir y
cristalizar desde la universidad, es el derrumbe de los muros universitarios y la
implementación de políticas institucionales para la docencia y la investigación apoyadas
en la expansión universitaria.

Las instituciones de educación superior no deben limitarse a la transferencia de


conocimientos técnicos y al desarrollo de habilidades. Su papel dentro del sistema
cultural más amplio es también enseñar, promover y desarrollar los valores morales y
éticos necesarios para la sociedad.

Las universidades deben preparar futuros profesionales que sean capaces no solo de
aplicar sus conocimientos en un contexto científico, técnico o económico, sino también
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de aplicarlos a necesidades sociales y ambientales más amplias. No se trata de añadir


nuevas capas de tecnología educativa, sino de abordar todo el proceso educativo de una
forma más holística e integrarlo en el día a día de los futuros profesionales.

Es con una clara política de expansión que nos lleve al país y sus necesidades, que
tenemos la oportunidad de contribuir a la sociedad como institución de una manera más
adecuada.

Por otro lado, la sustentabilidad como modelo de desarrollo necesario para la


supervivencia de nuestra especie, como parte integral de la naturaleza, requiere que los
individuos no solo compartan sus principales axiomas, sino que también se formen en
sus principios y acepten sus supuestos como parte de la vida cotidiana. Hasta entonces,
para la expansión de la universidad como función esencial y como estrategia educativa
para nuestra juventud, la universidad podrá garantizar en un futuro próximo un perfil
diferente de egresados, que a su vez garantice un desarrollo sostenible.

Pero algunas universidades, por ejemplo las de Venezuela, mantienen la misma


estructura de cursos y programas de estudio basados en paradigmas positivistas, que
muchas otras en América Latina.

La racionalidad instrumental aún prevalece. Incluso desde una perspectiva competitiva,


los servicios de educación superior que se brindan a través de Internet están respaldados
por sistemas de información privilegiados con los que nuestras universidades nunca
podrían soñar. La sociedad del conocimiento sólo sirve a nuestra sociedad para
promover su conocimiento en un momento dado. Retiene el conocimiento que le da valor
agregado, y la información es poder.

Existen grandes diferencias en el procesamiento de la información relevante entre los


países del centro y los países de la periferia, especialmente en áreas consideradas
críticas para el desarrollo. En este caso, no se puede hablar desde la perspectiva de la
sociedad global del conocimiento, sino esencialmente desde la perspectiva de los países
productores y otros países que son principalmente consumidores.
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Esta transición a una educación superior que responda a las necesidades y


circunstancias de la mayoría, debe comenzar con una política nacional clara de
educación superior y una gestión interna bien orientada y motivada. Diagnosticar
continuamente las necesidades y demandas de nuestra sociedad.

El conocimiento genérico que se produce a través de la relación bidireccional con las


necesidades ambientales inmediatas, no debe mimetizarse con la producción de
conocimiento acrítica y descontextualizada, característica de la racionalidad instrumental
heredada del modernismo.

Los métodos de complejidad nos han alcanzado, y las explicaciones lineales de los
fenómenos humanos y sociales de Newton y Descartes ya no tienen apoyo frente al
desarrollo de la interpretación matemática no lineal. La vida misma se ve desde un ángulo
diferente, con nuevos conceptos emergentes como autopoiesis, patrones y estructuras
dispersivas que hacen que las personas piensen profundamente, incluido lo que puede
o no considerarse vivo desde una perspectiva ontológica.

La educación superior es un espacio para la creación de conocimientos y el desarrollo


de la calidad humana integral, las capacidades académicas y las competencias
profesionales, procesos críticos y reflexivos que favorecen la convivencia democrática.
Todo esto se da en el marco de los derechos humanos, la diversidad y sustentabilidad
social, la tolerancia y la solidaridad como principios de formación ciudadana.

Este marco se acerca a explicar elementos de la conceptualización de la educación


superior en el siglo XXI. Los investigadores de esta disciplina proponen un importante
proceso de cambio cualitativo, que se espera garantice la transformación futura de las
instituciones universitarias en dinamismo con responsabilidad social, política, ambiental
y económica en contextos locales, nacionales e internacionales que inciden en
configuraciones globales.

En el siglo XXI se habla de una nueva universidad que se construye socialmente para
transformar la realidad en beneficio de la calidad de vida. Representa a las instituciones
de educación superior de América Latina y el Caribe definidas por la investigación, el
conocimiento y la innovación.
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Durante esta discusión, se desarrolla un modelo de educación y enseñanza centrado en


el estudiante; se desarrolla la capacidad de discutir, crítica y reflexivamente; se discute
la formulación de proyectos innovadores para la transformación de la sociedad; se
desarrollan estrategias innovadoras de educación en prácticas sociales. En este
contexto, la redefinición de asignaturas y ambientes de aprendizaje en escenarios
tradicionales, abiertos y virtuales se visualiza como una alternativa a las estructuras
tradicionales de cursos, desarrollando nuevos campos de conocimiento
interdisciplinarios.

Las universidades responden al compromiso de la sociedad por cambiar el paradigma


del desarrollo humano sostenible y brindar certeza curricular para la formación de
conocimientos y visiones profesionales adecuadas a escala global.

Una de las características de la universidad del siglo XXI es la reorganización de su papel


actual en la sociedad. Sería más prometedor si fuera parte de la comprensión, el análisis
y el asesoramiento científico y el consenso sobre su papel y objetivos en el mundo
globalizado de hoy.

Uno de los desafíos globales que enfrenta la educación superior en este siglo es su
comercialización, un proceso por el cual la educación superior se ve cada vez más como
un producto que se puede comprar y vender como cualquier otra mercancía.

Hoy, la Organización Mundial del Comercio (OMC) está considerando varias propuestas
para incluir la educación superior como uno de sus programas para garantizar que sus
importaciones y exportaciones cumplan con los complejos acuerdos legales de la OMC
sobre reglas y tratados.

Las universidades de los países en desarrollo, una vez que se integren al mercado
académico internacional regulado por la OMC y debido a la falta de capacidad
gubernamental para brindar educación universitaria, serán absorbidas por instituciones
y proyectos multinacionales inmersos en las leyes del mercado global, con objetivo de
obtener una ganancia, un beneficio económico en lugar de contribuir al desarrollo
nacional.
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Una sociedad civil fuerte necesita ciudadanos, no solo productores y consumidores de


bienes. La educación es una de las mejores herramientas disponibles para generar un
cambio social, tanto real como predecible en el tiempo, y puede lograrse dotando a las
nuevas generaciones de ciudadanos de valores alternativos y perspectivas realistas.

Las instituciones de educación superior deben convertirse en verdaderos centros de


producción de conocimiento para el desarrollo social. Esto significa varios cambios en su
organización y métodos de trabajo, para que se conviertan en una forja activa,
consciente, solidaria y responsable de vecinos ambientales; docentes de profesionales,
investigadores y técnicos con cultura científica y humanística que puedan continuar su
formación, y aplicar sus conocimientos en proyectos transformadores.
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