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COMUNIDAD JESÚS ES EL SEÑOR

RETIRO DE MISIÓN
CHARLA Nº 6
EN DONDE ESTAMOS

EN DONDE ESTAMOS

En la primera charla, Jorge, nos hizo ver como el Señor en su infinita gracia y con
mucha claridad fue cambiando su vida hasta llevarla a comprometerse personalmente, y
fruto de este compromiso es la conversión de mucha gente. Desde ese momento ¡NI UN
PASO ATRÁS!

Vimos entonces el porque de Jesús es el Señor. Un lugar y una realidad donde se


pudiera responder y vivir a plenitud el llamado a ser discípulos, y un medio para dar la
cara a la misión que Dios asignó a Jorge y a varios hermanos, que se unieron en un
mismo espíritu, para ser parte de una muralla, dentro de la cual se podía dar protección a
muchos en sus momentos difíciles.

Unirse a Jesús es el Señor tiene que ser TÜ respuesta libre, íntima, con lucha y hasta
con dolor. Pero al fin lleno de gozo por haber sido tomado en cuenta para ser Baluarte
aceptando Su Señorío y decididos a ser sus discípulos.

Tienes que estar convencido, se requiere de paciencia con el firme propósito de


profundizar este llamado, y ver la magnitud del Poder del Señor que está dispuesto a
poner en tus manos para llevar adelante un momento increíble a nuestra historia.

El Señor quiere que seamos un pueblo distinto con identidad propia, para que con
nuestro modo de vivir ejerzamos mayor influencia sobre los que nos rodean, con valores
propios que superan todo antivalor. Que nuestro vivir en el interior, de nuestra
comunidad sea regido por un orden establecido, donde cada uno ocupa su lugar, donde
salimos a pescar y enseñamos a pescar. Donde a través de los diferentes frentes de
evangelización planificamos el seguir avanzando hacia nuevos rumbos y así ampliar los
terrenos ganados para el Señor.

Sabemos que somos constantemente atacados por todo lo que hay afuera, ya que se
posee lo necesario para divulgar técnicamente todo aquello que aliena al hombre, sin
este darse cuenta, dividiéndolo y por lo tanto debilitando la Iglesia. Es por esto que
debemos hacer nuestra las promesas del Señor. Su Alianza y su Poder nos protegerán en
la medida de nuestro compromiso.

Nuestra misión es creer en la palabra y confiar en ella, hasta los límites de nuestra
fuerza, hasta el extremo de nuestra fe, para ponerla en práctica y vivir en plenitud el
evangelio, entonces quedará listo el Baluarte.

Ustedes se preguntarán pero ¿Dónde estamos en este momento?, ¿qué podemos esperar
del futuro? Esta charla nos ayudará a ubicarnos para contestar nuestras inquietudes.

Comenzaré con aquella profecía que se dio en noviembre de 1993.


“Pueblo mío mira el cuerpo de mi hijo despedazado por ti, su corazón inflamado por ti,
¿cómo respondes a este amor? (ver charla Nº 2 Pág. 7)

I. El Señor nos dice que el cuerpo de su Hijo está despedazado y su


corazón inflamado por nosotros.

Hermanos, el Señor quiere que nuestro orgullo, y el respeto humano no esté sobre lo
que es esencial, aquello que es buscar el amor a Dios y fruto de este amor el agradarle,
sin estar influenciados por el qué dirán.

Es el Señor que se da totalmente sin esperar retribución alguna, El quiere llevarnos a ser
santos y agradables a El.

En la Espada del Espíritu, el Señor habla a su pueblo anunciando tres tiempos:

- un tiempo de tribulación
- un tiempo de juicio
- un tiempo de gloria

¿Por qué he querido recordar esta profecía?

Porque, si nosotros queremos agradar a nuestro Señor tenemos que reconocer en qué
tiempo estamos viviendo, y ustedes tal vez más que yo saben cómo los sistemas
económicos que supuestamente eran fuertes, hoy están en banca rota. Como no se
respeta la ley y mientras se oprime al hombre, más pobreza y angustia existe, bueno, es
un medio en donde se va perdiendo todo valor moral, donde cada uno es humillado más
y más, es un tiempo de tribulación.

Pero es justamente en este tiempo, donde el corazón de Jesús está inflamado de amor
por nosotros.

Es un tiempo de batalla que no debemos bajar la guardia, reconocer que estamos en


lucha, que es momento de aceptar al Señor como Dios y Salvador de nosotros.

II. También en otra de las profecías (ver charla Nº 2 Pág. 7)

“Mientras el pecado more en medio de ustedes, no podrán ver la luz, es necesario que
comprendan que Yo el Señor no puedo convivir con el pecado. . .”

El Señor nos dice que si el pecado mora en nosotros no podremos ver la luz que nos ha
dado y es mas, añoramos nuestra vida pasada, es por ello que estamos divididos, que
nos confundimos, no sabemos claramente lo que se nos está pidiendo, no podemos
distinguir entre lo bueno y lo malo. Esto es fruto de aquel pecado que no lo queremos
alejar.

Pero la promesa del Señor supera cualquier expectativa humana, diciéndonos el Señor
que si no queremos cambiar de corazón, El lo cambiará a pesar de nosotros,
entendiendo por esto que El no se va a dar por vencido y luchará por nuestra respuesta.
Es este el deseo del Señor de defendernos de la embestida del enemigo, recordando una
de las profecías de la Espada del Espíritu de la construcción de un Baluarte.

En su infinita misericordia no solo advierte a los que deben preparase, sino que suscita
un medio detrás del cual pueden protegerse los que no están listos.
“Vienen tiempos de gloria para mi Iglesia, vienen tiempos de gloria para mi pueblo. Les
hablo del amanecer de una nueva era para mi Iglesia. Les hablo de un día nunca antes
visto, mi Iglesia será diferente, mi pueblo será diferente”.

III. El Señor desea fortalecer a su pueblo pidiéndonos que guardemos


nuestro corazón porque de El brotan las fuentes de la vida. (Proverbios
4: 22)

Estas profecías para nuestra comunidad confirman aquellas que por el año de 1975 han
sido dadas a la Espada del Espíritu.

Una de ellas donde nos dice que: “El Señor está levantando otras comunidades
alrededor del mundo y yo quiero que ellas lleguen a unirse con ustedes y estar junto a
ustedes en unidad”.

Una de estas comunidades, hermanos, es la nuestra, donde el Señor quiere romper


nuestras ataduras, mostrarnos una verdadera libertad; hacernos beber aguas vivas que
llenarán de gozo nuestra vida comunitaria. Sus deseos de paz, bienestar, serán
realizados en plenitud en medio de nosotros. Porque es el SEÑOR que se da y se da en
plenitud, dice otra de las profecías a nuestro pueblo.

Hermanos, no temamos, nos dice el Señor que él en nuestro libertador pero ante todo es
nuestro Señor.

IV. Por lo tanto ¿DONDE ESTAMOS?

¿Ya ha sucedido alguna de estas cosas anunciadas? ¿Dónde cabe la misión de Jesús es
el Señor?

Es nuestra fe, nuestra comprensión de la posición que el Señor nos puso el reto y el
llamado que el Señor nos hace, nos permite ser parte de la nueva era en la Iglesia.

Muchas de estas profecías, el Señor las ha cumplido en su gran mayoría.

Para muestra un botón: somos partes ya de aquel Baluarte que nos anunciaba el Señor.

Así como suscitó nuestra comunidad, la semilla también cayó en Filipinas, Australia, en
Francia, en Bélgica, Inglaterra, Escocia, Argentina, Costa Rica, Nicaragua, Honduras,
México, en el Salvador, varias en los Estados Unidos, en Cuenca, Guayaquil. ¡GLORIA
A DIOS!

A pesar de todas las dificultades, de las tribulaciones que cada comunidad ha tenido, lo
más hermoso es que la Palabra del Señor en la profecía del Baluarte dice: “Serán una
sola comunidad”. Hermanos eso ya se cumplió.
Hoy somos parte de una sola comunidad mundial que lleva el nombre de la ESPADA
DEL ESPÍRITU.

Damos gloria al Señor porque si una vez nos sentimos raros, cuando el Señor nos
hablaba de una muralla y ahora es lo más normal estar hablando y tener amistad con sus
ladrillos. Pues la formación del Baluarte, de la muralla se ha cumplido.

V. Sabemos que hoy en día el dinero no es seguro, la Bolsa de Valores se


debate de crisis en crisis, tratando de comprar o vender lo que sube o lo
que baja.

La familia está en crisis, los divorcios están a la orden del día, los abortos se proclaman
como un derecho de la mujer, los roles del hombre y de la mujer se intercambian y se
sustituyen.

Ya parece que no es necesario que haya mujer para que haya matrimonio, porque solo
bastan dos que consientan vivir juntos, sean estos hombres o mujeres. Esto es hablar de
un colapso de la estructura familiar.

No se puede ya confiar en las leyes, somos constantemente agredidos y humillados, para


que otros salgan favorecidos. Ya nuestras ciudades se han convertido en una jungla de
asaltos, crímenes y abusos inconcebibles. El terrorismo es algo normal, la moral y la
ética han desaparecido.

Al maestro se lo entrena para que dé normas a los niños que educa. La enseñanza es
manipulada para fines políticos.

Los pobres mueren por miles, mientras su pan se gasta para comprar más armamento.

Las sequías mundiales, se suceden una tras otra. Las guerras no paran, nuestros soldados
jamás podrán dormir en paz, siempre se estará alerta.

La iglesia está dividida en innumerables sectas, hay una crisis de identidad en ella,
donde muchos religiosos y religiosas han perdido la brújula, sin conocer lo que significa
ser cristianos.

El laico está confuso, no sabe que creer ni a que atenerse. La iglesia popular, cisma y
herejía, se toma en las iglesias e impone a los fieles, desconcertantes propuestas
políticas para salvar al mundo sustituyendo la obra salvadora de Cristo, por una
ideología ya fallida.

Por qué les digo todo esto, porque el Señor nos anunció que habrá “Pena tras pena,
agonía terror y dolor del corazón, serán sus compañeros en los días que vienen, grandes
tormentas, para llevarse incluso a los más fuertes, listos para cernirse sobre los que están
dormidos, sobre los que no están preparados. Sobre los confundidos. . .”

Las últimas estadísticas informan que solamente el 58% del mundo vive en condiciones
de libertad civil y religiosa, el 35% de la población mundial vive bajo 67 gobiernos que
discriminan o muestran algún nivel de hostilidad hacia los cristianos. En 12 naciones del
mundo, el cristianismo está prohibido totalmente.
Casi las 2/5 partes de la población del mundo vive en países donde no se permite la
proclamación de las verdades del cristianismo.

Es un mundo que impide producir líderes y soluciones terrenas.

Todo esto y todo lo que falta por decir, el Señor lo ha ido anunciando, profecías que no
se cumplirán a largo plazo, sino que ya se están cumpliendo con gran exactitud.

VI. Pero no nos olvidemos que tras estas profecías han venido aquellas que
anuncian un tiempo de preparación.

“Esfuérzate y ten ánimo, porque tu has de introducir a este pueblo a posesionarse de la


tierra que a sus padres juré darles, esfuérzate pues, y ten gran valor para cumplir
cuidadosamente cuanto Moisés mi siervo te ha prescrito. . . ¿No te mando yo?
Esfuérzate pues y ten valor que nada te asuste, nada temas, porque Yahveh tu Dios irá
contigo a donde quiera que tu vayas”.

El Señor da su poder al pueblo que prepara, nos prometió derramar sobre nosotros los
dones del Espíritu y así lo hizo, hablamos de sanaciones que ocurren entre nosotros, con
gran naturalidad, de la apertura a la palabra de conocimiento a la misma profecía, el don
de lenguas, y esto para experimentar el don especial de la armonía, sin la cual no
hubiera sido posible la vida comunitaria.

Hemos vivido la protección del Señor en los momentos de gran tribulación, como
también hemos visto los padecimientos de muchos que no se acogieron a la preparación
que el Señor les regaló, esto especialmente debe infundirnos temor de Dios al ver lo que
está pasando en otros y de ver que la preparación que El nos impulsó con infinita
ternura a través de un llamado exigente, nos da muchas posibilidades de sobrellevar el
día de la prueba. El Señor está levantando un poderoso ejército en todos los sectores de
la iglesia, el Señor anunció un juicio, una poda a su iglesia, pero nunca una
desaparición. Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella, más bien el Señor
anuncia una era gloriosa por vivir.

Somos ya una comunidad parte del Baluarte y como tales contamos con la protección
de la misma muralla para nosotros mismos y para los que la rodean.

La Palabra del Señor cumple sus promesas. Se ven ya:

“Porque el Señor tomó la iniciativa, que seríamos una comunidad centrada en su


Señorío, que somos un pueblo elegido con una misión concreta. En donde nuestra gloria
era y será El, que a pesar de no ser comprendidos El lo hará todo por nosotros”.

Hay nuevas profecías, a las cuales no solo debemos tomarlas en cuenta, sino que
debemos hacerlas nuestras, que por su palabra estemos dispuestos a salir y luchar, hasta
morir con las botas puestas para ganar esta batalla.

Este es el baluarte. Esta muralla que el Señor nos dio, esta comunidad, este fuerte, desde
el cual podremos protegernos y combatir por complacer a nuestro Dios.
“Nos toca tomar nuestro lugar en el fuerte y esto es tomar en serio la parte que nos
corresponde, debemos permanecer firmes, vivir a plenitud esa cultura nueva y ayudar a
los otros a vivir de esa manera y a traerlos a vivir eso”.

Debemos buscar y seguir el mandato del Señor de meter a más y más detrás de la
protección de la muralla con la URGENCIA que el Señor lo indica.

Creo que es bueno recordar las palabras que el Señor nos ha dado en una de las
profecías: “No pases por alto la situación desesperante de los tiempos actuales,
perdonaré equivocaciones, malas decisiones, hasta falta de valor. Pero no perdonaré
fácilmente que tú no veas lo desesperante de estos tiempos, pues yo te he hablado
claramente y repetidamente.

Para terminar quiero recordar las profecías que se dieron el domingo 2 de abril de 1995.

Vi unos hombres corriendo el velo de un templo, de allí salía una luz brillante; luego vi
también una flor que estaba en medio del agua y esta se abría. El significado de esta
visión es que debemos abrirnos a la gracia que el Señor quiere.

“Me he propuesto arreglar mi jardín, removeré la tierra y la abonaré, empezaré a podar


y a fumigar, pediré a mis jardineros trabajar de sol a sol, porque quiero que mi jardín
esté listo para mi deleite”.

GLORIA A DIOS . . .GLORIA A DIOS

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