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Ortega y Murillo, en un callejón de pocas salidas, entre el silencio y más

represión
Ocho días antes que el Papa Francisco catalogara al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo como
una “dictadura grosera” y “hitleriana” el pasado 10 de marzo, un grupo de expertos de Naciones Unidas
concluyó que la pareja presidencial ha sido responsable de cometer “crímenes de lesa humanidad” en
Nicaragua. Mientras, en el destierro, los presos políticos despojados de su nacionalidad no han cejado
en denunciar a la administración sandinista ante instancias internacionales, lo que ha contribuido a
visibilizar aún más el aislamiento de Managua. La reacción del Gobierno ha sido, extrañamente, si se
toma en cuenta la visceralidad de su estilo, un ponderado silencio.
La reacción más enérgica de Ortega fue un gesto mudo: la “suspensión” de las relaciones con El
Vaticano el 12 de marzo a través de un comunicado. Sin embargo, en sus últimos cuatro discursos
públicos (el 6, 15 y 23 de marzo), el mandatario ha ablandado el tono; no ha vociferado contra la Iglesia
Católica, el obispo Rolando Álvarez, los presos políticos desterrados o las sanciones internacionales, a
excepción de sus habituales alusiones antiimperialistas de corte histórico.
La vicepresidenta, Rosario Murillo, tampoco ha ocupado sus alocuciones diarias para atacar a sus
críticos. No han dicho ni una sola palabra o referencia al actual contexto político en el que se
encuentran, tras el fracaso que significó la excarcelación de 222 presos políticos que buscaba, según
analistas políticos, un alivio de la presión internacional con una negociación con Estados Unidos.
La pareja presidencial está en una posición incómoda: buscando un reacomodo, tanteando los posibles
escenarios, pero los analistas tampoco la subestiman. “Ortega está metido en un callejón sin salida, pero
es muy fuerte a lo interno (de Nicaragua). No cometamos el error de creer que está débil, pero ya no
tiene muchas opciones”, asegura Eliseo Núñez, exdiputado opositor en el exilio. “El tema de los delitos
de lesa humanidad, probablemente, no lo afecten a él personalmente por la edad, pero hay preocupación
en toda la oficialidad del Ejército y la policía que participaron en la masacre; mandos que hoy tienen
menos de 60 años. Estos modelos de persecución de delitos de crímenes de lesa humanidad los alcanzan
ya cuando ellos estén en su vejez, con pocos recursos para protegerse y sin un Estado que les dé la
protección como ahora”, agrega.
Por otro lado, Edipcia Dubón, opositora despojada de su nacionalidad, sostiene que las maniobras con la
Iglesia, la desnacionalización, pero sobre todo la confiscación de bienes que el régimen ha venido
ejecutando en las últimas semanas acarrea incertidumbre económica. “¿Qué crea esto? Incertidumbre en
la continuidad de los flujos de las instituciones financieras internacionales, incluyendo al Banco
Centroamericano de Integración Económica (BCIE). Hay desconcierto y dudas en los sectores
económicos que han apoyado a la cúpula orteguista, incluyendo la denominada burguesía sandinista.
Sectores que sin duda tienen intereses que defender y la suficiente perspicacia política como para darse
cuenta de que ellos pueden tener un mañana sin Ortega”, sostiene.
A Félix Maradiaga, excandidato presidencial y preso político desterrado, no le extraña que el régimen
elogie no sólo a China, sino que esté alineado con la Rusia de Putin. “Ortega y Murillo ya no tienen
ningún amigo que sea un actor creíble en la comunidad internacional. También tiene la soga al cuello
con las sanciones y la posibilidad de más aislamiento financiero. Todo esto lleva a la dictadura a
alinearse de manera más acelerada con autocracias como China, Rusia e Irán. También hace al régimen
más peligroso, no sólo para los nicaragüenses que sufren represión y exilio forzado, sino que también lo
hace más peligroso para la región. Ortega afianza estas alianzas con regímenes peligrosos, y lo hace en
un contexto de mucha polarización y volatilidad global”, apunta.
El informe anual del Director Nacional de Inteligencia de Estados Unidos colocó a Nicaragua como una
de las “piezas” de Rusia en el hemisferio occidental, y calificó al Gobierno de Putin como una de las
“amenazas mundiales” para la seguridad nacional de Estados Unidos.
Wilfredo Miranda , El País, 27 de marzo de 2023

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