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R.:L.

: “Eugenio Matte Hurtado” N° 193

Tenida de Segundo Grado


Martes 9 de Abril de 2013 e.:v.:

“El Cuadro del Compañero”

Autores:
Rodrigo Riffo Parra Grado 2°
Claudio Crisóstomo Fonseca Grado 3°

Referentes Bibliográficos:
Estudios sobre la Francmasonería y el Compañerazgo. Edición 1973.
René Guénon, matemático, filósofo y metafísico francés (1886-1951)
Manual del Compañero de Oswald Wirth
Reflexiones de los autores
A.:L.:G.:D.:G.:A.:D.:U.:

Introducción

Las áreas de estudio de la francmasonería universal son de una riqueza diversa,


tanto así que sitúan al ser humano como el gran artífice de los progresos, como
también actores principales de las grandes crisis que han afectado a la
humanidad. El afán de esta plancha no es precisamente concentrarnos en ésta
última afirmación, sino por el contrario realizar un sencillo aporte a lo que muchos
autores modernos han denominado el viaje de transición del Grado de
Compañero, que bien podríamos señalar se concibe como un sacrificio austero
en la preservación de la tradición filosófica espiritual de la masonería, la cual en
efecto influye sobre la existencia de todo iniciado y consecuentemente sobre la
sociedad; siendo estos conceptos aplicables a la vida en sus detalles más simples,
en términos de relación, con nuestro mundo interior, como del mismo modo en la
realidad que nos desenvolvemos.

Aparece ante nuestro aprendizaje, posarnos en cada uno de los peldaños


deliberadamente construidos, los cuales se nos han presentado como una
escalera que en estricto rigor debiésemos subir sigilosamente, sin perder de vista
el paso que nos mantiene en el anterior y al mismo tiempo ser conscientes del que
estamos poniendo en el nivel superior. Este avance, el cual hemos visto graficado
en los símbolos del grado, hemos de asumir que en si constituyen el paso de las
tinieblas a la luz y pues quien sepa valerse de cada una de ellas y con decidida
voluntad remontar, se resalta que sumado, por ejemplo a la edad del compañero,
estaría dentro de lo que se ha descrito como “El Cuadro del Compañero Mason”.

Sin embargo dicha claridad sólo podría ser posible si cada uno de vosotros ya ha
procesado la simbología del grado, pues es la edad, los viajes y sus respectivas
herramientas, además de lo más importante, vuestra perseverancia en Logia de
Compañeros, lo que os dará una visión conjunta como parte del cuadro.
De este modo la Estrella Flamígera, será luz para que, en un fecundo suelo, la
semilla fértil germine en las mentes y acciones de los hombres de inteligencia y
razón esclarecida; con una clara misión: la de depositar sus conocimientos en
tierras áridas carentes de sellos de virtud y que como un cuadro sabrán con
certeza ser portadores de dicha luz magnífica, constituyendo la quinta esencia, el
viaje en silencio y a manos libres.

Desarrollo

El cuadro del compañero masón no puede padecer de pereza intelectual, son


ávidos poseedores y buscadores de conocimiento, se tiene una actitud inquieta de
aplicar de forma armónica las capacidades por las que merecidamente se nos ha
conferido el aumento de salario. Lo anterior sin perder de vista que desde el
momento de la iniciación hemos comenzado un viaje lleno de alegorías y símbolos
cuyo objetivo es convertirnos en mejores personas día a día.

Es por ello que la “reflexión” adquiere en el cuadro un valor muy elevado. Basta
sólo con citar que deberíamos ser discretos en demasía, más aún frente a
nuestros propios congéneres y no sencillamente fiadores de una verdad en
particular, la cual podría considerarse un secreto, pero que no es tal si es
observada con prudencia, templanza, justicia y fortaleza; y por sobre todo
honestidad.

En un mundo sobrexpuesto e híper conectado, la discreción es una virtud que


pocos cultivan con rigor, mencionado en el sentido de que hay que reservar para
si mismos cada uno de los símbolos, entendiéndose a ellos como un sistema que
actúa en conjunto o bien, cada uno por separado. La sociedad sufre el mal del
rumor y si bien, conlleva un bajo porcentaje de realidad, el resto puede provocar
efectos nocivos para quien es sometido a juicios de valor.
En ello se hace presente que se debe hacer el esfuerzo de no caer en la pereza
intelectual, evitando la frase mucho más fácil decir…. “no se”, el de explorar de
manera silenciosa en los “por qué” de cada situación.

Algunos podrían pensar en el principio de causa y efecto, pues bien, el cuadro de


compañeros está aprovisionado de la razón suficiente para preveer los efectos. Es
por ello que la enseñanza iniciática y esotérica apunta sustancialmente a estimular
la intuición del sujeto, una forma de pensamiento que también puede dejarse llevar
por las percepciones cuando estas coinciden con las de los QQ:.HH:.CC:., lo cual
se ve de manifiesto en la generación de conocimiento de las Cámaras de
Instrucción del Grado y porque no decirlo, aplicando un sano sentido común.

El cuadro del compañero masón está llamado a explorar también en sus cinco
sentidos, pero más aún en detenerse en forjar un sentido interior lo que implica
despojarse de todo estímulo exterior para cifrar la atención en lo que llevamos
dentro espiritualmente y en consecuencia darnos cuenta de cuáles son nuestras
propias limitaciones de consciencia, las que de por si son reales y estamos todos
llamados a superar progresivamente.

Hemos de definir al Cuadro del Compañero como un conjunto polivalente


tanto de símbolos como metodologías de estudio, del ser y su entorno, a fin
de que en la quinta grada, transparente y llena de luz, seamos capaces de
irradiarla más allá del templo. Es en este punto donde el cuadro nos propone
ejercer un control por sobre nuestras reacciones ante alteraciones de mundo
profano y así, desconfiar de sensaciones, juicios y sentimientos que nos
saquen de nuestra predisposición instintiva a equilibrar los criterios,
sopesando con especial atención los asuntos que nos mueven y ocupan.

De esta forma se pretende que el compañero masón difícilmente se deje engañar,


es decir sucumba ante las señales equívocas de los sentidos. Lo que se ha
llamado como el estado caótico y disperso, el cual dice de una inestabilidad que
virtualmente se nos ha zafado desde el momento en que se nos propone como
aprendices a pulir la piedra bruta en una organización iniciática. Que ya en el
grado de compañeros ha de ser cúbica, pero teniendo en cuenta de que para
elevar la construcción del templo inmaterial, cada piedra debe integrarse de
manera tal que este edificio sea fuerte y estable.

El cuadro del compañero también versa sobre un nivel de concentración


elevada a fin de que la adquisición de conocimientos nos permita de alguna
forma obrar en nuestra animosidad para que toda la carga de enseñanzas
que hemos recibido repercuta en la esfera de la acción. En dicho contexto nos
oponemos a toda forma de dispersión que nos provoque desorden, considerando
que prima en nosotros todas las potencialidades del ser y fundamentalmente el
desarrollo de la inteligencia. Evidentemente lo anterior supone un conocimiento
más elevado, el cual es la consciencia de seres eminentemente racionales. Es en
este punto donde surge también la visión aristotélica del conocimiento, pues
el “saber” en el marco del principio universal de la inteligencia no podría
manifestarse sin la “Cámara del Corazón”, que atañe al individuo y que en él,
su corazón es la morada de una inteligencia superior, que actúa como un
grano que germina gracias a los otros componentes y que se podría afirmar
como “El Cuadro del Compañero”.

Podría decirse que el compañero masón ha sido llamado a ser “el conocedor de
todo lo conocible”, que dicho conocimiento es en si, intuitivo y que conforme a la
condición de animales superiores puede llamarse inteligencia. Como seres
intuitivos no significa de ninguna manera que estemos en contraposición a la
razón, de la cual al contrario nos servimos para expresar, de una manera u otra y
en la medida en que ello sea posible, los resultados una actividad propia del
compañerazgo, “el reflejo de los principios de la orden en el mundo profano”.

Si el corazón de cada uno de nosotros, es la morada de la inteligencia,


cuando nos ponemos en posición al orden llevamos nuestra mano derecha
en forma de garra hacia él. Podrías señalar que ante cualquier situación de la
que no seamos capaces de mantener el sano juicio, el juramento del grado o la
indiscreción, seríamos capaces como compañeros de arrancar nuestro propio
corazón, por falta de aplicación de las enseñanzas del compañero, ausencia de
madurez u otra falta que afecte nuestra propia consciencia.

Hemos ya en este trazado hecho breves esbozos de lo que podría ser descrito
como “El Cuadro del Compañero”, sin embargo no podemos dejar de hacer
mención a que los grados en nuestra amada Orden, no operan en nuestra
existencia por si sólos, sino que se integran recíprocamente. El recorrido del
compañero no está exento de dificultades, pero ha de ser menester hallarlas y
darles solución. De la misma manera que como perseverantes aprendices vamos
sorteando obstáculos y que en el grado de compañero, el solo hecho de intentar
triunfar al avanzar, es decir, intentar adquirir una capacidad mayor con la ayuda
del conjunto de símbolos y alegorías, además de la inestimables presencia de
cada uno de vosotros QQ:.HH:. provocar que la fuerza sea aún mayor, pero ya, de
forma colectiva y desprendernos del egoísmo natural del ser humano.

El Cuadro del Compañero nos convierte en observadores y al mismo tiempo en


artífices de la construcción. La tarea de devastar la piedra bruta, aún siendo
constante en nuestras vidas, en el grado de compañero procura que exista cierto
grado de precisión mayor, lo cual es hacer que cada piedra cúbica ocupe el
espacio para la que ha sido diseñada y que la ciencia no necesariamente es
pronunciarnos sobre las imperfecciones de las mismas en el proceso de
ensamblaje, sino que de buscar aquellas que calcen de manera equilibrada.

Un proverbio de Aristóteles manifiesta “No basta decir solamente la verdad,


más conviene mostrar la causa de la falsedad”… en tal enunciado se estaría
en presencia del Cuadro del Compañero, pues buscar la verdad
necesariamente pasa por el análisis de aquellas cosas que aparentemente
son ciertas, pero que si son sometidas al análisis de cada uno de los granos
de la espiga, nos daríamos cuenta de que las señales de los sentidos nos
llevan por caminos erróneos, que podrían ser evitados y mejor aún,
descubrir el engaño que nos provocan. Que si hemos de caer en el error, ser
capaces de reconocerlo y enmendarlo, por simple que parezca.

“Dichosos aquellos que os saben pronunciar la palabra de pase del compañero”…


otra aseveración del cuadro que bien podría situarnos en el sexto o séptimo
peldaño, pero todo ha de ser a su hora y a su edad, una verdad para nosotros
indiscutible…

Pero para ello deberíamos velar por asimilar el conjunto de componentes que
posee el “Cuadro del Compañero” y muchas veces, en franco proceso de
aprendizaje, detalles de valor incalculable pueden quedar en el camino. Es por
esto que os nos permitimos señalar, que en cada espacio que se ocupa se juega
un rol, y que dicho rol es determinante no tan sólo de manera individual sino que
con mucho mayor fervor, en el compartir de las experiencias de otros. Con lo
anterior la Cámara de CC:. es una de las instancias más enriquecedoras que
hemos vivido, descubriendo en ella que nuestra voluntad es determinante y hemos
sido prolijos en hacer calzar las piedras cúbicas, constituidas en cada uno de los
que conformamos “El Cuadro del Compañero”.
Conclusiones:

Tarea no menor fue la de aunar información sobre el Cuadro del Compañero y así
como el Universo mismo, que es inmenso y está en expansión, el cuadro podría
señalarse no posee dimensiones físicas claras. Lo más importante es que está
constituido por todos y cada uno de vosotros.

La idea que para uno ha sido la más rescatable es aquella que versa sobre la
capacidad de “Control por sobre si mismos” que se atribuye al grado. Sin ese
control no seríamos capaces de asimilar la cantidad de senderos que se pueden
explorar en el cuadro para ser perseverantes, asiduos y constantes.

Me permito citar a René Guénon, quien dedicó gran parte de su vida al estudio de
las religiones y creencias Orientales, para de ese modo dilucidar los fenómenos de
Occidente, su sociedad y aquellos males que la afectaron durante los primeros
cincuenta años del siglo XX. Resulta increíble encontrarse con visiones de
progreso individual que a la luz de otros seres humanos, podrían generar grandes
cambios y donde el libre albedrío, por ejemplo, adquiriría otro significado.

Es por ello que El Cuadro del Compañero no deja de ser un conjunto dentro de un
conjunto u organización, que por definición es ética, filosófica e iniciática. Y en ese
marco todo lo que se relativiza a la filosofía, podría ser parte de la vida de todos y
cada uno, sin necesariamente caer en lo academicista o teórico, sino mejor aún
sencillamente ejerciendo el acto de pensar reflexivamente sobre lo vivido…

S.:F.:U.:

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