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A.:L.:G.:D.:A.:D.:U.:
S: F.: U.:
El término solsticio proviene del latín sol ["Sol"] y sistere ["permanecer
quieto"]
INTRODUCCIÓN
El solsticio de verano ocurre durante el verano de cada hemisferio, cuando el
semieje de un planeta, ya sea en el hemisferio norte o en el sur, está más inclinado
hacia la estrella de su órbita. La máxima inclinación del eje de la Tierra hacia el sol es
de 23°27'. Esto ocurre dos veces al año: dos momentos en los que el Sol alcanza su
posición más alta en el cielo, como se ve desde el polo norte o sur. El solsticio resulta
de la inclinación del eje norte-sur de la tierra 23,4 grados hacia el Sol; es decir, ocurre
cuando uno de los polos de la Tierra tiene su máxima inclinación hacia el Sol. Esta
inclinación, provoca que cantidades diferentes de luz solar llegue a diversas partes
del planeta.
Se conoce como solsticio de verano al evento astronómico que marca el inicio
del verano. En este sentido, en el hemisferio norte el solsticio de verano se produce
el 21 junio cuando el sol pasa por el trópico de Cáncer, y en el hemisferio sur el 21 de
diciembre cuando el sol pasa por el trópico de Capricornio. Ocurre durante el verano
del hemisferio: el solsticio de verano boreal, en el hemisferio norte, y el solsticio de
verano austral, en el hemisferio sur. Según el calendario gregoriano, el solsticio de
verano se presenta entre el 20 y el 23 de diciembre de cada año, en el hemisferio sur,
y entre el 20 y el 22 de junio, en el hemisferio norte.
El día del solsticio de verano tiene el mayor período de luz del día (el día más
largo del año); la excepción son las regiones polares. Los círculos polares marcan las
zonas de la tierra donde el Sol no se pone (verano) o no sale (invierno) durante 24
horas, al menos una vez año. El número de días en que esto ocurre aumenta a
medida que se avanza desde el círculo polar hacia el polo respectivo. En los polos
mismos, el día o la noche permanente dura tres meses y en el círculo polar, solo un
día: el del solsticio correspondiente.
ALGO DE HISTORIA
En China, la ceremonia de solsticio de verano celebraba la tierra, lo femenino
y las fuerzas del yin. Se complementaba con el solsticio de invierno, que celebraba el
cielo, la masculinidad y las fuerzas yang.
En cuanto a los Esenios, los arqueólogos han descubierto que la habitación
más grande de las ruinas de Qumrán parece ser un templo del sol. La habitación
había sido considerada como un comedor por investigadores anteriores, a pesar de la
presencia de dos altares en su extremo oriental. En el momento del solsticio de
verano, los rayos del sol poniente brillan con una inclinación de 286 grados a lo largo
del eje longitudinal del edificio, e iluminan la pared oriental. La habitación está
orientada exactamente en el mismo ángulo que los santuarios egipcios dedicados al
Sol. El historiador Flavio Josefo y el filósofo Filón de Alejandría escribieron que los
esenios eran adoradores del Sol.
Existen dos líneas paralelas en el planeta, una en el hemisferio norte conocida
como trópico de Cáncer y otra en el hemisferio sur, denominada trópico de
Capricornio.
El trópico de Cáncer se sitúa a una latitud de + 23.5 ° y el de Capricornio a una
latitud de – 23.5. Estas son las latitudes donde el Sol está directamente encima del
mediodía una vez al año. En el hemisferio norte o Trópico de Cáncer, que es el
solsticio de verano, generalmente el 21 de junio. En el hemisferio sur o en el Trópico
de Capricornio, que es el solsticio de invierno, generalmente el 21 de diciembre.
Durante más de 5,000 años, el hombre ha seguido los recorridos meridionales
y septentrionales del Sol. Esto se sabe por monumentos levantados en diferentes
regiones del mundo. Los más populares son el de Stonehenge en Inglaterra, el
templo de Karnak en Egipto y el complejo arqueológico de Chanquillo en Perú. En el
caso del complejo arqueológico de Chanquillo en Perú, es considerado el
observatorio solar más antiguo de América y servía para señalar con gran exactitud,
la llegada de los solsticios, equinoccios y otras fechas importantes a partir de los
movimientos y posiciones del Sol.
DESARROLLO
Los solsticios marcan los dos momentos del año en los que el sol parece
detenerse en un punto fijo de su órbita, para a continuación reiniciar su marcha en
sentido inverso. Estos momentos de inmovilidad abren las puertas que permiten
acceder a otros estados de ser; así el solsticio de invierno abre la puerta de salida de
la "caverna cósmica", mientras el solsticio de verano abre una puerta que es
simultáneamente de entrada y salida.
El solsticio de verano, momento que señala el inicio de la fase descendente
del ciclo anual y que está presidido por San Juan Bautista, "el que debe menguar", se
relaciona con la iniciación a los "misterios menores" y con la entrada en la "caverna
cósmica". Esto, en la Masonería, está simbolizado con la iniciación del profano, el
cual, tras haber sido introducido en el Gabinete de Reflexión, es conducido a través
de un laberinto subterráneo hasta la entrada al Templo, símbolo del cosmos, y en el
que tras superar las sucesivas pruebas de purificación, nacerá a un nuevo estado,
muriendo así al mundo profano. Se trata del segundo nacimiento o regeneración
psíquica.
La Masonería celebra esta fecha con un Ágape ritual, el que consiste en una
operación iniciática cuyo objeto es transformar el alimento material en alimento
espiritual. El masón, formando parte de los tres mundos, mediante la asimilación
consciente de los alimentos que los simbolizan, se hace parte de la Naturaleza, y por
su participación activa en el rito y a través del rito promueve la Obra de
regeneración de la Naturaleza y la suya propia.
Ahora bien, si la finalidad de la iniciación es la "salida del cosmos", y esa
posibilidad está simbolizada por el solsticio de invierno, ¿qué significado tiene para
el iniciado masón el solsticio de verano?
La celebración ritual del solsticio de verano reactualiza, haciéndola presente,
la iniciación que en su día recibió el masón, y que marcó en su propio ciclo vital
individual su íntimo solsticio estival y su entrada en aquella "cueva cósmica" en la
que recibió la Luz. Actualización que por otro lado se reitera ritualmente cada vez
que se abren los trabajos en Logia a "Mediodía en punto".
La Logia, ya lo sabemos, es un símbolo del cosmos, y en ella, presente en los
símbolos que la decoran y en los ritos que se ejecutan, se desarrolla todo el proceso
cósmico de la Creación, lo que incluye naturalmente los procesos astronómicos, que
a su vez no son sino el símbolo de otras realidades de orden superior. De ahí la
importancia no sólo de participar, sino de hacerlo activamente en el ritual del
solsticio, con plena consciencia del simbolismo implícito en él, pues sólo esa
comprensión nos permitirá identificarnos con el rito y trascenderlo, haciéndolo en el
grado que corresponda a nuestra propia consciencia y accediendo a grados
superiores de la misma, o lo que es igual, accediendo a otros estados de ser.
Los festejos solsticiales y en especial este Solsticio de Verano, deben ser para
nosotros los Masones, motivo de honda meditación, por su gran y rico significado
simbólico, pues debe despertar en nuestras conciencias el deseo de ser cada vez
mejores, más virtuosos, amantes del estudio y de la Verdad, amantes de la Sabiduría;
como el Sol que despertando a la gota de rocío hace generar y vibrar a la naturaleza
entera, a las flores con sus bellos colores y dulces aromas, a los seres, a la vida.
Desde las épocas más remotas y prácticamente en todas las civilizaciones se
han festejado las fechas en que se presentan los solsticios: en Roma, se dedicaban al
Dios JANO, representativo del Sol, quien presidía los comienzos, las iniciaciones y en
particular el ingreso del Sol en los dos hemisferios celestes.
El mito de Jano aparece en las tradiciones gnóstica e iniciática de la más
remota antigüedad, erigiéndose en uno de los símbolos fundamentales de la Ciencia
Sagrada. Para entender la trascendencia de la adopción de este mito en la
Francmasonería, hay que tener presente que el mito solar, modelo a escala de la
magna dinámica del Logos en el Universo, es uno alrededor de los cuales gira
integralmente la estructura simbólica masónica.
Los solsticios representan el eterno contraste de la luz y la oscuridad, de la
vida y la muerte y el eterno renacer de la creación, donde nada puede ser destruido,
solo transformado en los tres estados naturales, sólido, líquido y gaseoso, es el ave
fénix que siempre renace de sus cenizas.
Los solsticios representan la armonía cósmica, que permite observar, año tras
año, como se cumplen con asombrosa regularidad, de acuerdo a las leyes físicas de
su relación con la tierra, prolonga los días o las noches, haciendo que la naturaleza
cumpla inexorablemente sus ciclos biológicos.
Nos permitimos observar desde nuestra pequeña concepción cósmica como el
supremo regulador de la vida, luego de hacernos padecer sus inclemencias, nos
permite convivir con la brillante renovación de la vida. Las aves construyen sus
nidos, las abejas producen su mejor miel, las bestias se aparean, haciendo posible la
perduración de su especie; es así como comprendemos que lo vivido es una dura
pero necesaria experiencia, su razón hace que pueda superar con coraje sus miles de
limitaciones y defectos y los desafíos de lo sobrenatural. Comienza a sentir el ser
humano los signos de dignidad que le son consustanciales, encuentra los valores
éticos del ser racional que le son ineludibles e irrenunciables, le reconforta saber que
puede compartir su espíritu individualista con su hermano hombre y lograr juntos
una sociedad solidaria en sus necesidades e ideales.
La primavera hace florecer en su interior la fraternidad que nos permite
entregar a nuestro hermano hombre, respeto, justicia, lealtad, tolerancia, desarrollo
cultural, crítica y halago con sentimientos de perfección y para que el hombre puede
disfrutar de todas estas cosas maravillosas, el último día de la primavera es el más
largo del año, ofreciéndonos con grandeza las cosas buenas para que las disfrutemos
en extenso.
S.:F.:U.: