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Sobre verdad y mentira en el sentido extramoral

Friederich Nietzsche

Nietzsche empieza su analogía diciendo que la primera gran mentira es la creación


de la vida humana en la tierra, dice que si el ser humano desapareciera nada pasaría. El
ser humano cree que el mundo da vueltas a su alrededor, pero si notará que el mosquito
tiene la misma creencia se dará cuenta de que no lo es. El hombre más orgulloso de todos
es el filósofo ya que cree que a todos les interesa lo que estos piensen cuando no es así.

Dice que el ser humano es infeliz, delicado y que se pudren muy rápidamente y que
si no hubiera inteligencia tendrían todos los motivos para desaparecer.

El humano cree saber todo acerca del conocer y el sentir por lo que se enceguece,
este alaba el conocimiento.

Los humanos crean simulaciones a través del intelecto, y se rodean de mentiras y


actuaciones a su alrededor, el humano se contenta sólo con conocer la superficie de lo
real sin cuestionar si es cierto lo que ve. Los hombres viven la mentira no solo en los
sueños, sino que también en la realidad, sin embargo, algunos pocos logran salir de esta
ilusión, Nietzsche pregunta qué es lo que el hombre realmente sabe de sí mismo. El ser
humano tan poco sabe que cuando logra llegar a la superficie del conocimiento se da
cuenta que es extremadamente ignorante y que está por ser comido por todas las
cualidades negativas de sí mismo, y el autor pregunta de dónde sale este impulso de
querer conocer la verdad.

El humano desea vivir en sociedad, por lo que crea un tratado y a partir de este
empieza el impulso hacia la verdad. Así se crean leyes del lenguaje que diferencian la
verdad de la mentira, siendo la primera los hechos reales, mientras que la segunda es
decir algo que no es real. La sociedad va a empezar a excluir a aquellas personas que
usan mal las convenciones de mentira y verdad para no perder honestidad, el hombre no
desprecia la mentira, sino que sus consecuencias y quiere los beneficios de esta con las
agradables consecuencias de la verdad. Nietzsche pregunta si el lenguaje representa la
realidad y si es el método adecuado.

El hombre sólo puede creer que conoce la verdad pura por falta de memoria, y si
no busca la verdad pura va a considerar que las ilusiones son estas. El humano toma
como cierto al lenguaje, pero este se fue creando por excitaciones nerviosas de la relación
de la mente y algún objeto. los hombres designan un sexo a los objetos, pero sin razón de
clasificación de estos. Por lo tanto, se llega a conocer que existen numerosos idiomas por
la razón de conocer la verdad y que una palabra puede referir a una cosa sin embargo en
ningún idioma suena idéntica a pesar de que se refiera a lo mismo. Un sordo de
nacimiento jamás podrá saber cómo la música suena, el hombre al igual jamás podrá
saber en esencia lo que denominamos como flor y como árbol. Ya que son todas
metáforas de sonido y de excitaciones nerviosas.
Todas las palabras son conceptos ya que buscan generalizar las cosas que tengan
un parecido. La naturaleza no conoce formas ni conceptos por lo que todo es una x
indefinida.

Según Nietzsche la verdad son metáforas, metonimias y antropomorfismos, las


verdades son ilusiones con respecto a las cuales se ha olvidado que son metáforas que
se han ido desgastando paulatinamente y perdiendo su fuerza sensible. Sin embargo,
todavía no se sabe de dónde viene el impulso de la verdad solo la obligación moral. El
hombre miente inconscientemente y por ser inconsciente llega a tener sentimiento de
verdad. El hombre aprende la utilidad de la verdad. Lo que diferencia al hombre del animal
es la capacidad de crear ilusiones cosa que entre las primeras impresiones intuitivas no
sería posible, (metáfora intuitiva: impar e individual, sabe escapar de encasillamientos) los
conceptos son rígidos y fríos y quien se acerque a ellos empezar a creer que son el
residuo de una metáfora y la ilusión de la transmutación estética de una excitación
nerviosa en imágenes. Desde este punto de vista la verdad significa que todo se tiene que
usar con el objetivo diseñado, así es como se encuentra al dios y se empieza a entender
como verdad la búsqueda del dios-concepto en aquella división del cielo creada. El
hombre crea y venera a este dios a pesar de que no haya nada que demuestre su
existencia.

La verdad está escondida, una persona la puede encontrar, simplemente tiene


buscar detrás de las cosas, y allí estará, no hay mucho que celebrar aquí ya que si yo
nombro algo y cuando lo veo lo llamo como creí oportuno sale una verdad, pero de valor
limitado, porque no es nada más que una asimilación de una metamorfosis desde la
perspectiva del hombre.

Cuando el hombre se olvida su origen y del poder de su fantasía empieza a creer


que las cosas son una verdad en sí, olvidándose que el hombre y es un sujeto solo que es
un sujeto artísticamente creador, si el hombre se liberara de esta creencia que lo aprisiona
terminaría con su autoconciencia. El hombre no sabe cuál de todas las perspectivas de la
realidad es correcta y más certera ya que no hay forma de medirlo. Los objetos y los
sujetos no tienen ninguna casualidad, pero a lo sumo pueden tener un comportamiento
estético, pero para que esto suceda debe haber una fuerza intermediaria, poética y libre
de inventar. Una persona quiere expresar lo siente del mundo empírico, pero no sabe
cómo representarlo, Cuando un objeto es nombrado y representado por todas las
personas a lo largo del tiempo empieza a ser reconocido como sí mismo, al igual que
cuando algo se repitió continuamente empieza a ser interpretado como la realidad,
aunque esto se repita no asegura la justificación.

Toda persona que conoce las consecuencias no debe confiar en este tipo idealismo
ya que se ha convencido de la eterna consecuencia que no permite la ruptura de las leyes
naturales, el hombre saca la conclusión de que su idea actual es libre de contradicciones,
debido que aún no las percibe, si no que percibe parte de la esencia. Si todos tuvieran
una sensibilidad diferente el mundo se vería desde nuevas perspectivas y tomaría a la
realidad como un objeto subjetivo. El hombre no conoce la ley natural pero si sus efectos,
ya que estas son intangibles y les agregamos el tiempo, el espacio, es decir sucesiones
de números y allí nos resulta conocido. Todo lo que admiramos de estas y leyes y que
podría hacer temblar a aquel idealismo radica precisa y exclusivamente en la estrictez de
la matemática y la inviolabilidad de su representación de tiempo y espacio. Pero esto lo
producimos nosotros como una necesidad básica, por lo tanto, ya no es sorprendente que
los números radiquen en estas leyes, por lo tanto, lo único que el hombre hace es
impresionarse de sí mismo. Por lo que se llega a la conclusión de que en aquella
metamorfosis artística se encuentran las formas primordiales.

El lenguaje es algo básico para la construcción de conceptos, la ciencia trabaja


dedicadamente con los conceptos. Los hombres le dan gran importancia a la razón y los
científicos se dedican a hallarla y temen que se derribe lo creado con una verdad de
índole no científica.

El impulso fundamental al cambio del hombre no puede detenerse ni siquiera un


instante porque sería como perder al hombre en sí. Este impulso va a buscar distintos
caminos y lo encuentra en los mitos y muchas veces en el arte. El humano confunde los
conceptos constantemente al introducir cosas nuevas y está ansioso por reestructurar al
mundo. El hombre sólo se da cuenta de que está despierto por los conceptos irregulares,
pero uno solo se daría cuenta de que está sonando porque los sueños desgarran aquellos
conceptos. Un hombre que suena siempre lo mismo al final podría estar tan contento por
lo vivido que pierde el hilo de la realidad.

El hombre se suele dejar engañar y le gusta que le cuenten aquellos cuentos


fantásticos, es allí cuando todo es intelecto y esa capacidad de crear simulaciones es libre
de crear y transformar lo existente.

Ahora se presenta erguido y lo que es aprobado por la simulación transformadora y


ya no el de la desfiguración, muy feliz lo toma. Entre los conceptos que el hombre simple
buscaba salvarse, es ahora para el intelecto liberado solo un andamio y algo ridículo
comparado a las creaciones actuales, es allí cuando el hombre ya no necesita los
conceptos y que de ahora en más se guiaría por la intuición.

El hombre racional y el hombre intuitivo en momentos conviven, uno angustiado por


la intuición y el otro burlándose de la abstracción. El hombre racional es antiartístico, por
lo que se guía por todo lo que es más analítico y toma como real solamente a la vida
transmutada mediante la simulación. El hombre intuitivo se va creando y creciendo, y tiene
gran intuición metafórica, no sabe aprender de las experiencias vividas, ellos siguen su
camino y viven como lo desean.
“No se vuelve a encontrar en las cosas nada que uno mismo no haya introducido
en ellas: ¿este juego de niños, al que no quiero menospreciar, se llama ciencia? Al
contrario: ¡continuemos con ambos, para ambos hace falta mucho valor –unos para volver
a encontrar, los otros –nosotros- para introducir!

El hombre finalmente no vuelve a encontrar en las cosas nada que no haya


introducido él mismo el ellas: el volver a encontrar se llama ciencia, el introducir: arte,
religión, amor, orgullo. [...]”
Nietzsche

Nietzsche, en este fragmento del texto, dice que en las cosas hay un concepto que
fue llamado verdad y que fue introducida por el hombre, estas verdades olvidadas es lo
que el mundo conoce como cierto. Por lo tanto, eso que se consideraba como verdadero
deja de ser válido porque el hombre creó el concepto de la verdad. De esta manera el
hombre da vueltas en el mismo círculo sin darse cuenta y al final nunca avanza por otro
camino.

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