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CLASES ESTADO Y NACIÓN

Como le comenté a Julio hace unos días, mi ejemplar de C E y N que compré apenas
salió– además de subrayado y con comentarios al margen- quedó tan rápidamente raído,
que un ex - marido me regaló la sorpresa de empastarlo. Con lo cual mi 1º edición tuvo
asegurada una vida más larga que mi relación de pareja, pero eso es lo que sucede con
los clásicos, como este libro ciertamente lo es: duran más que muchas cosas.

Cuando Martín Tanaka me invitó, me sugirió que se trataba de reflexionar sobre el país
y las ideas de C E y N casi treinta años después de haber sido publicado. Así que me
puse a leerlo nuevamente y tengo que confesar que lo primero que me suscitó fue un
enorme regocijo. Para alguien perteneciente al Jurassic Park peruano de los años 70,
encontrar expresiones como “CLASE DOMINANTE”, “IMPERIALISMO”,
“EXPLOTACIÓN” y “ENTREGUISMO”, escritas con la razón y también con la
pasión, fue refrescante.

Más aún cuando en los tiempos que corren, nos hemos acostumbrado a escribir y leer
más sobre la POBREZA y poco sobre la DESIGUALDAD, sobre los ESTRATOS
sociales y no sobre CLASES, sobre la CONCERTACION Y PARTICIPACIÓN
CIUDADANA que no son sinónimos de JUSTICIA SOCIAL, y sobre
GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA, que la verdad es un concepto que mi corto
entendimiento no da para comprender cómo esto puede calzar en un país con 54% de la
población bajo la línea de pobreza- en el sur andino, esa cifra sube al 80%- cifra tanto o
más comparable al rechazo de la población al gobierno, al poder legislativo, al poder
judicial.

No se trata de reseñar un texto que todos hemos leído. Pero siguiendo la invitación de
Martín, me he permitido hacer una relectura de algunos pasajes del libro de Julio con
claves actuales- con noticias frescas- que no tienen otro propósito que compartir lo poco
que este país ha avanzado en los últimos 400 años o en las últimas tres décadas.

La herencia colonial es definida por Cotler con dos aspectos relacionados: el carácter
dependiente respecto del desarrollo capitalista en el Norte y la incapacidad de los
sectores en el poder de autonomía respecto de los intereses extranjeros para nacionalizar
al Estado. Y en segundo lugar, las relaciones de explotación de la población indígena y
casi por extensión, a las clases populares “coloreadas”, cargando las relaciones sociales
de un fuerte componente de discriminación racial.

Siglo XVII: la delimitación de los estamentos sociales en la colonia que, según Julio,
buscaban con precisión – por ejemplo en el caso de los indígenas- los lugares donde
podían residir, las ocupaciones que podían desempeñar [..] el tipo de vestimenta y
accesorios que podían llevar. (ver si pongo lo de cuartos de servicio). Ascensores de
servicio y de la gente / Pero más aún las estrictas disposiciones de algunas playas del
Sur: uniformes y horario de baño en el mar del servicio doméstico.

Cuando una de las entrevistadas por la CVR, una anciana ayacuchana le dice al
entrevistador, a propósito de la llegada de las FFAA a su pueblo: “Cuando llegaron los
realistas..” esa frase nos congela en la ajeneidad de nuestras FFAA, que son en efecto,
representantes de un poder “real” el mismo que delegó la administración de su
patrimonio a un conjunto de personajes que, al revisar los testimonios y recuerdos de la
CVR, aspiran a convertirse en peruanos, como declaró uno de los entrevistados.

(tributos, tutelaje, contribución, expoliación de tierras..)

Lo recogido por la CVR no hizo más que redescubrir la persistencia de unas de las fases
de la herencia colonial de la que Julio nos habló hace un tiempo, así como las
reacciones al informe de sus OTROS protagonistas, los políticos y militares, no hizo
más que confirmar la banalidad, el desprecio y la indiferencia. En lo personal, considero
que esta fue una más- hace ya dos años- una experiencia perdida para redimirnos como
país.

Y qué sucede con la otra dimensión de la Herencia Colonial?

Algo a subrayar – desde el presente- es el compendio de los retorcidos caminos de la


exportación de materias primas, desde la colonia hasta los negocios de propietarios y
exportadores con el guano, el salitre, el contrato Grace (p 132) el Código de Minería de
1952 (Odría) y la IPC (pag. 11) y la manera como los nacionales terminaron
subordinados a sus socios, los exportadores extranjeros. Me pareció interesante el
recuerdo de cómo el gobierno norteamericano en los 60 supeditó su ayuda al Perú, en
función de una resolución favorable al tema de la IPC y la manera como hasta ahora, el
arreglo de los litigios pendientes del Estado peruano con algunas corporaciones de
capital norteamericano sigue siendo un condicionante.

En lo que se refiere específicamente a la explotación minera hasta la actualidad es


posible reconstruir una línea de continuidad de beneficios tributarios a la minería que, a
juzgar por sus resultados, no enriquecieron al país. Esto se relaciona ciertamente con la
frivolidad con que Fujimori hipotecó posibles ingresos para el fisco con el régimen de
incentivos a la inversión minera que aunque fueron suprimidos hace cinco años, se
siguen utilizando como lo ha señalado H Campodonico para el caso de Cerro Verde y
Yanacocha. Estas concesiones de décadas, tenían en 1965, un argumento claro en un
editorial del diario La Prensa, vocero del sector exportador, reproducido por Julio en su
libro y algunos de cuyos párrafos dicen:

“Los demagogos y en primer lugar, lo rojos, se apropian de las palabras justicia social
no para lograr mejoras en la situación de los más, sino para avivar la flaqueza humana
que genera envidia y la animadversión al que prospera // cuantos más altos y excesivos
sean los impuestos que pagan los ricos y privilegiados tanto menos se invierte en el
desarrollo de le economía, es decir en el aumento de la producción y en la creación de
nuevos empleos mejor remunerados, y tanto más aflictiva será la situación de los pobres
// sólo hay una manera de extender el bienestar de los privilegiados a los que no lo son:
aumentar la producción, lo cual requiere fomentar las inversiones, y esto a su vez exige
crear alicientes y no impedimentos al que arriesga su dinero, asegurar premios y no
castigos al que tiene éxito”(p. 298).

Jaime //

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