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Néstor Forero
A manera de introducción
Hay en nuestra historia jalones no lo suficientemente publicitados, pilares
que a pesar de los años transcurridos siguen estando fuera del alcance de
un pueblo que quiere saber de qué se trata cuando está en juego el
conocimiento cabal de su historia, sus frustraciones y éxitos, en su larga
marcha hacia la liberación.
Esa es la pretensión de estos dos libros (“El saqueo de 1806” y “La Matriz
Bicentenaria de Dominación”) presentados en un solo volumen sin la
pretensión de agotar el tema, tan sólo comenzar a echar luz sobre
cuestiones no lo suficientemente debatidas hasta el presente. Es también
el comienzo de una historia de triunfos regando de buena sangre los
campos de batalla y enormes pérdidas en los oscuros despachos de la
administración gubernamental. Y en esto hay un ensayo de respuesta a
una pregunta latente: ¿Si nuestro pasado ha sido tan brillante, tan profuso
de héroes, como es posible que nuestros momentos de independencia
han sido tan pocos?
Ese pasado novelado no puede echar luz sobre los hechos concretos de
disposición patrimonial de la Patria, no es ocioso que patria y patrimonio
tengan la misma raíz, ambas son indisolubles sin la disposición libre del
patrimonio no hay patria independiente, solo discursos huecos para
disimular al calor de las pasiones lo que es solo un territorio tributario.
Una organización política para el saqueo, sin llegar a la categoría de
colonia, porque una colonia requiere de ciertas obligaciones para el
colonizador, que en nuestro caso no existen.
Son doscientos años de un pueblo que quiere organizarse para ser libre
frente a la historia que quieren contarle distintos grupos ideológicos y
económicos para justificar la dependencia, y no solo justificarla sino
aceptarla como una cuestión inevitable e imposible de cambiar, sin
siquiera presentarla como una tragedia, sino como una comedia de
enredos y una pornografía barata del hambre y la desolación.
El
presenta artículo añadido tendrá la misma fuerza y validación, como si
estuviera insertado palabra por palabra en el tratado de paz, amistad y
alianza firmado en Londres el día 14 de enero 1809. En fé de lo cual, nos
los infrascritos plenipotenciarios, en virtud de nuestros respectivos plenos
poderes, hemos firmado el presenta artículo añadido y hemos hecho poner
en él los sellos de nuestras armas. Hecho en Londres el 21 de marzo de
1809” .
Montevideo $ 130.000
Santa Fé $ 4.000
Corrientes $ 4.000
Paraguay $ 16.000
Córdoba $ 30.000
Mendoza $ 6.000
Salta $ 25.000
Tucumán $ 8.000
Catamarca $ 2.000
Jujuy $ 2.000
Charcas $ 50.000
Oruro $ 10.000
Cochabamba $ 50.000
La Paz $ 100.000
Potosí $ 100.000
Tupiza $ 2.000
Tarija $ 2.000
La Rioja $ 2.000
Capitanes 93
Tenientes 102
Subtenientes 92
Oficiales agregados 10
Sargentos 290
Cabos 564
Soldados 4.106
Total 5.323
Liniers lo intentó todo con tal de financiar las fuerzas armadas creadas,
desde empréstitos con el Cabildo, gravámenes al comercio y a los
alquileres con una contribución a cargo del 50% de los inquilinos y el 50%
de los propietarios; hasta la pretensión de emitir una segunda moneda a
través de “Vales Patrióticos” la que fuera denunciada antes de su
distribución, y por sobre todas las cosas, las facilidades otorgadas a su
grupo de influencia para el contrabando.
No nos rige el orden y nada dista más que el observar las normas y
cumplirlas.
Dedico este trabajo a los caídos en nuestra Guerra Nacional del Atlántico
Sur, a todos los malvineros en general y fundamentalmente a los más de
trescientos combatientes suicidados que pesan sobre nuestra conciencia
colectiva.
La economía no puede entenderse sin la historia, y esta sin los mapas, las
leyes, los tratados, los acuerdos, en definitiva, hechos concretos en lugar
de cuentos o novelas históricas con que, bajo el falso paraguas de la “libre
interpretación”, pretenden esquilmarnos, una vez más, de nuestro
pasado. Porque quienes hoy nos dominan son los hijos de aquellos que
dominaron ( y modelaron) también nuestro pasado mediante la
tergiversación de los hechos. La carencia de esta conciencia del pasado y
del presente condiciona dramáticamente nuestro futuro. Por ello,
retomar la conciencia y recuperar la memoria, son dos de las batallas
fundamentales en que se juega la vida y el futuro de los argentinos.
Convencido que los habitantes no harían defensa alguna o bien ésta sería
muy débil contra tal fuerza no tendría problemas en ocupar la plaza
“porque si solo se tratara de saquear, no dudaría en hacerlo con 400
bucaneros”. Lejos de pensar en esto como una aventura, sino todo lo
contrario, propone “que tan pronto sea tomada la ciudad ( la misma) sea
fortificada de la mejor manera que el país lo permita, porque no hay
piedra y los perezosos españoles nunca han tratado de hacer ladrillos, pero
esto puede remediarse y una vez fortificada, deberá dejarse la más
numerosa guarnición que pueda ser desembarcada”.
Cada año salía rumbo a América cerca de mil buques con todo tipo de
mercaderías, que los monopolistas españoles compraban a los
comerciantes europeos. El camino del aprovisionamiento de América del
Sud era por entonces el siguiente: las mercaderías así provistas,
consignadas a nombre de comerciantes españoles, eran remarcadas en
sus precios y embarcadas en el puerto de Cádiz de allí eran transportadas
a Porto Bello, donde eran descargadas y enviadas por lomo de mula a
Panamá y nuevamente reembarcadas al puerto del Callao y desde allí
dispersadas por tierra hacia las diversas provincias del continente, de lo
que deduce “que las cargas de flete superan en cuatro o cinco veces el
costo original de las mercaderías “. “ Si el aprovisionamiento se hace
desde Buenos Aires con buques ingleses, las mercaderías que cuestan 100
libras pueden ser vendidas en el mercado a 250 libras, el mercader gana
considerablemente más por ellas y puede realizar tres viajes, en el tiempo
en que hace uno, de la otra manera. Una vez que podamos fijar nuestro
comercio por el camino propuesto, con seguridad arruinaríamos en pocos
años las manufacturas de Quito ( cuyas telas eran manufacturadas para el
vestido de los pobres) ”.
El poder no se muestra;
A esta gran isla la rodea un anillo insular y una periferia continental la cual
debe ser controlada mediante la ocupación de bases marítimas y enclaves
estratégicos. Gran Bretaña se ocupó históricamente de fomentar los
conflictos dentro de la gran masa terrestre para debilitar a sus
contendientes, mientras multiplicaba su poder y control sobre al anillo
insular y la periferia. Todas las conquistas británicas tendrán entonces el
carácter de posesiones insulares, tal como lo muestra el siguiente
planisferio.
Este inmenso caudal de recursos ( 500 mil millones contra una inversión
de 36 millones) según diversos autores, entre ellos el norteamericano
Brooke Adams es el que sostiene y financia la primera revolución
industrial que se desarrolla fundamentalmente en Inglaterra: “ la entrada
de los tesoros de la India, al aumentar considerablemente el efectivo de la
nación, no solamente incrementó sus reservas de energías sino también su
flexibilidad y rapidez de movimientos”.
La influencia británica en América del Sud había echado base luego del
Tratado de Utrecht de 1.713, ya que como consecuencia del mismo, la
trata de negros en América había sido concedida a los ingleses (que
abonaban un canon a los respectivos reinos). Es decir, la destrucción de
los pueblos originarios y el reemplazo de la mano de obra esclava para
sostener la producción de las minas y las haciendas, sirvió para la
introducción de un enorme negocio: la trata de esclavos, demás de
incrementar la influencia sajona en el comercio continental.
El jefe de la expedición inglesa fue John Mac Namara, quien por su cuenta
armó un navío, el “Lord Clive”, para posteriormente vendérselo al
Almirantazgo, de igual manera se armó la fragata “Ambuscade”, a los
cuales se sumarían en Río de Janeiro, el navío “Gloria”, una fragata y seis
bergantines, además de soldados de tropa. Según los especialistas era la
fuerza naval más poderosa que hasta entonces se había preparado contra
el Río de la Plata.
Si bien los británicos se retiran, dejan una declaración afirmando que las
islas pertenecían a Inglaterra. España mantiene en las islas a una dotación
militar, la que era aprovisionada anualmente desde Montevideo. La
misión de esta guarnición militar era patrullar y evitar la depredación de
las ballenas y lobos marinos por parte fundamentalmente de
embarcaciones inglesas y holandesas.
Cada vez que ha aparecido una gran nación, siempre ha estado unida al
dominio de un gran espacio. De la organización de ese espacio, deviene su
grandeza. Por analogía, la amputación territorial deviene en el
empequeñecimiento de la nación en todas sus fases.
El primer estadista
Esta expedición debería partir en mayo, para llegar a la boca del Río de la
Plata hacia fines de julio, con lo cual tendría tres meses para actuar, antes
de que comiencen las fuertes lluvias (el general desconocía las temporadas
de lluvias y las supuso en el final de la primavera y comienzo del verano,
este error sería fundamental en el desarrollo de los combates, como
veremos más adelante.
Harry Ferns, sostiene que si no discutió sus intenciones con sus superiores
del Almirantazgo o miembros de la Corona, si lo hizo con comerciantes
ingleses, ya que su carta al Almirantazgo del 30 de abril de 1.806 señala
que: “ Cierto señor Wilson, un eminente comerciante de la ciudad de
Londres, aseguró que Montevideo no tenía defensas y que mil hombres
podrían conquistar la colonia de Buenos Aires”.
S P A I N.
Writtcn in 1711.
By a Perfon of Diftinction.
And now firft printed from
the M ANUSCRIPT.
To which are added,
LONDON:
Carátula de una propuesta para humillar a España.
La mayoría de nuestros precursores pagarán con el destierro, la
incomprensión, la calumnia y hasta con sus propias vidas, su ingenuidad
política.
Mientras estos hechos se sucedían, sir Home Riggs Popham, se alistó para
participar en la expedición de capturar el Cabo de Buena Esperanza, en
manos de los holandeses y con ello estar a unas semanas de navegación
de su objetivo.
La expedición estuvo al mando del general David Baird, escoltado por una
escuadra al mando de Popham. Antes de zarpar se entrevistó con el
primer ministro Pitt, quien expuso que se estaba organizando una nueva
coalición contra Napoleón y que parte del plan estimaba en separar
España de Francia y que si ello fracasaba, los planes de conquista de
Sudamérica se llevarían a cabo.
En las “Memorias sobre la invasión de Buenos Aires por las armas inglesas
el día 27 de junio del año 1.806 al mando del General Beresford” del Dr.
Mariano Moreno, podemos leer de un testigo privilegiado lo que
aconteció. Señala el Dr. Moreno: “ La invasión de Buenos Aires no fue un
golpe imprevisto que pudiera sorprender al Gobierno. El 11 de noviembre
de 1.805 entró en la Bahía de Todos los Santos una escuadra inglesa,
mandada por Sir Home Popham conduciendo 5.000 hombres de
desembarco a las órdenes de Sir David Baird, con reserva de su dirección y
destino. Esta noticia alarmó un tanto al virrey de Buenos Aires; algunas
providencias de poca consecuencia se tomaron entonces, pero todas a
fortificar Montevideo, que sin saber porqué, se creía el único punto del Río
de la Plata sujeto a los peligros de una invasión. El virrey pasó a visitar esa
plaza. En fin, se supo con certeza que la escuadra enemiga había salido de
la Bahía el 26 del mismo noviembre, y que, dirigiéndose al Cabo de Buena
Esperanza, posesión de los holandeses, lo había tomado efectivamente en
enero de 1.806. Entonces se retiraron las tropas que se habían reunido, y el
virrey retornó de Montevideo lleno de satisfacción y confianza.
Aunque no creíamos que la toma del Cabo nos expusiera a ser atacados,
esperábamos cruceros, que bloquearían nuestros puertos, e interceptarían
el comercio y el Gobierno no debió despreciar los riesgos que ofrecía la
vecindad del enemigo. Sin embargo no se tomó precaución alguna, no se
formaron baterías, no se repartieron en puntos oportunos esos cañones,
cuya multitud ignorábamos, hasta que los ingleses los han sacado de los
almacenes del parque ( los ingleses incautaron 106 cañones, municiones
del calibre 24: 12.600; del calibre 18 9.660, del 6 1.738, del 4 11.200,
además de miles de balas, bombas granadas, granadas de mano cargadas
y vacías), y no se vió una sola prevención inteligente para contener un
desembarco.
Yo he visto en la plaza llorar muchos hombres por la infamia con que se les
entregaba; y yo mismo he llorado más que otro alguno, cuando a las tres
de la tarde del 27 de junio de 1.806, vi entrar 1.560 hombres ingleses que
apoderados de mi patria, se alojaron en el fuerte y demás cuarteles de
esta ciudad.
Frente a ella, la acción heroica del pueblo, que aún confundido mantuvo la
dignidad y la vergüenza en la derrota. Pronto reaccionará como sólo un
pueblo imbuido de patriotismo puede hacerlo; recordará Cornelio
Saavedra: “ Pasado el primer espanto que causó tan inopinada irrupción,
los habitantes de Buenos Aires acordaron sacudirse el nuevo yugo que
sufrían”.
DOMESTICACION Y GOBIERNO
Una guardia a cargo del capitán Arbuthnot fue enviada a tal fin. Quien
proveyó la caballada para la movilización de esta guardia fue Guillermo
Whitte, antiguo espía británico, miembro de la logia masónica “Estrella del
Sur”, que oficiaba de traductor de los conquistadores desde el mismo
momento del desembarco.
Artículo 6: Quedan como hasta ahora los varios derechos e impuestos que
exigían los Magistrados, quines cuidarán por ahora de colectarlos y
aplicarlos del mismo modo y a igual efecto que antes, por el bien general
de la Ciudad hasta saberse la voluntad de Su Majestad Británica.
Firmado:
Una continuidad histórica y política que llega hasta nuestros días, cargada
de sangre y frustración nacional.
No hay una sola palabra que sostenga una intención emancipadora por
parte de los británicos hacia los habitantes del virreinato español, tal
como pretenden algunos anglo historiadores. Beresford proclama algunas
seguridades sobre administración de justicia, respeto de la propiedad
privada y el culto religioso, a cambio del tesoro y proclamar el librecambio
“al igual que las otras colonias inglesas”.
Una prueba más que no había entre los conquistadores ni la más remota
idea de emancipación de estas latitudes y que, por la entonces, inicial
disputa que el Imperio Británico comenzaba a sostener mundialmente con
argumentos humanísticos en favor de la abolición de la esclavitud
respondían en verdad, a distintas razones: a) de comercio exterior –
debido a que no controlaba el 100% del mercado de negros, pretendiendo
la ruina de sus competidores -; b) de costos industriales: un obrero era
más barato con su salario de subsistencia – David Ricardo – que el
mantenimiento de un esclavo y c) de comercio interior: fomentaba
además la creación de nuevos estamentos de consumo.
Cuidarán todos los Oficiales militares y civiles, así en la ciudad como en sus
dependencias, de asegurar y arrestar a todos los soldados y marineros
ingleses, y a los que los acompañen, o los hayan auxiliado en su fuga,
remitiéndolos a este fuerte de Buenos Aires”
Una variante pasiva de esta domesticación esta dada por el caso de otras
familias adineradas que optaron por retirarse a sus quintas en las afueras
de Buenos Aires para no verse involucrados en los acontecimientos que se
sucedían a diario, no han de comprometerse, sólo aspirarán a mantener
su tranquilidad personal.
Por último hemos dejado la normativa del 7 de julio de 1.806 por la cual
Beresford, exigió el juramento de lealtad a Su Majestad Británica por parte
de los militares y funcionarios. Invitados a prestar el juramento de lealtad
concurrió el clero casi en su totalidad, el Cabildo en pleno y el Consulado,
con la excepción de Manuel Belgrano.
¡ Ningún amo ¡
RECONQUISTA Y FUTURO
Los que siempre aspiraron a que la Nación Argentina fuera una colonia
digna y próspera (si es que hay algo de dignidad y prosperidad en una
colonia) encontrarán a continuación páginas para su desagrado y
confirmarán una vez más, la necesidad de acentuar la colonización
pedagógica, a la que hemos estado sometidos, a pesar de la ciclópea y
solitaria labor de hombres, tales como: Ernesto Palacio, Guillermo Furlong
S.J. , Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jaureche, Carlos Ibarguren, Julio Irazusta,
Roberto Marfany, Ramón Doll, Carlos Sacheri, Atilio García Mellid, Fermín
Chávez, Leopoldo Marechal, Vicente Sierra, José Luis Busaniche, Liborio
Justo, Juan Pablo Oliver, Rodolfo Irazusta, Julio Meinvielle, Juan José
Hernández Arregui, Alejandro Olmos, Arturo Enrique Sampay, Leonardo
Castellani, Lisandro de la Torre, Manuel Ugarte, Norberto Galasso, Rodolfo
Kusch, Rodolfo Ortega Peña, Eduardo Luis Duhalde, José Luis Muñoz
Azpiri, José María Rosa., Ramón Doll, Diego Luis Molinari, Rodolfo
Puigróss, E.S. Jiménez Vega, John Williams Cooke y Julio Carlos González,
entre otros, que injustamente no nombro por ignorancia u olvido.
Patriotas a la altura de nuestros mayores, padres a su vez de quienes no
nos resignamos y bregamos por la reconquista de nuestro futuro;
La Patria es un año inmenso que despunta en nosotros, ni tú
ni yo (querido lector) veremos la cara de su estío, nos enseña el poeta,
resaltando nuestra vocación de agricultura:
Este segundo grupo había elaborado un plan más completo, que aunaba a
la acción urbana con el apoyo de fuerzas militares provenientes de
Montevideo y la colocación de minas en lugares estratégicos, que al
explotar habrían de producir un número considerable de bajas en el
enemigo y abriría varios frentes de combate al unísono.
Este plan se lo conoce como “el plan de minas” y su elaboración
corresponde a los catalanes Felipe Sentenach y Gerardo Esteve y llach.
Mientras tanto, otro grupo ubicado en la azotea del café de Pedro Marco,
oficiaba de vigía. Durante la construcción, Sentenach, ingresó varias veces
al cuartel para cerciorarse de los ruidos ocasionados. Asunto no menor,
dado que el Capitán Guillespie, cuenta en sus memorias que, un joven
tambor de su regimiento informó a su sargento, que cierto ruido
proveniente de la tierra no lo dejaba dormir, ante la eventualidad, se
dispuso colocar algunos mosquetes con los cañones para arriba con
alfileres en sus bocas, ante el menor movimiento del suelo, los alfileres
caerían, para observación y vigía de las tropas acuarteladas. A la mañana
siguiente, se encontraron los alfileres en el suelo, ante la duda de haber
efectuado el procedimiento correctamente, se repitió la operación la
noche siguiente y subsiguientes, no dando mayores resultados. Para
fortuna de los conjurados, la primera noche de la prueba había concluido
la construcción del túnel, y las sospechas no pudieron ser confirmadas.
Un quintal de hipocresía,
Y cincuenta de ladrón,
En un caldero inglés,
Con gallinas y capones
Detesta la adulación
O su carta adulatoria
La dijera de memoria
En la boca de un cañón.
A las seis de la tarde del día 3 de agosto en medio de una fuerte tormenta
se inició el embarque de las tropas expedicionarias al mando de Liniers A
la espera de un viento favorable, se avistaron dos fragatas inglesas, sin
que se produjeran escaramuzas. A la mañana siguiente se tuvo
conocimiento que una corbeta inglesa estaba anclada a una legua y media
de Colonia.
Comienzo de la Reconquista
Por su parte, Beresford reunía por esas horas a su Estado Mayor con el
objeto de coordinar las acciones a seguir, como hemos dicho, su opinión
era salir a combatir a campo abierto, convencido que la superioridad de
sus tropas definiría la acción, pero las fuertes lluvias que impedían el
traslado de la artillería, la falta de caballada y el desconocimiento del
pensamiento de Popham, luego del fracaso de éste en interrumpir el
desembarco de las fuerzas patrióticas, fueron los argumentos esgrimidos
por su Estado Mayor para convencerlo de abandonar dichos planes..
Se convino entonces, en ubicar trescientos hombres en la plaza Mayor,
colocar cañones en la Recova, en los portales del Cabildo, en las bocacalles
de la Plaza y en el Fuerte.
El informe llegado a Liniers, una vez más había sido redactado por
Sentenach y demostraba que el enemigo entraba a la lucha, moralmente
en inferioridad de condiciones, ya que en vez de salir a luchar, se
conformaba con una acción defensiva. Ello apresuró a Liniers, quien
reanudó la marcha el día nueve.
Los cañones fueron llevados a pulso por los jóvenes en medio del lodazal.
Hasta los niños estaban ocupados en parir esta Patria al riesgo de perder
la propia vida.. La fuerza del pueblo fue el factor que decidió la lucha, ya
que las fuerzas británicas y las regulares al mando de Liniers eran parejas;
fue el pueblo quien decidió la contienda. Las voces de ¡ avance ! ¡ avance !
¡ avance ! Deben resonar en nuestra memoria y en nuestra conciencia,
especialmente cuando las fuerzas flaquean. Nos han dado cientos de
ejemplos y fundamentalmente el de una mujer varonil, tal el relato de
Liniers; Manuela Pedraza, que de ella se trata, esposa de un cabo,
combatió al lado de su marido, conocida como “La Tucumanesa” y que el
rey luego reconocería con el grado y sueldo de subteniente de infantería.
Los primeros en atacar la plaza del Retiro fueron los Miñones, quienes
apresurados debieron esperar la llegada del grueso de la tropa. El Alférez
Joaquín Toledo a cargo de dos cañones logró detener un grupo de
artillería inglesa. Los obuses a cargo del Capitán Francisco Agustini y el
Alférez Francisco Lacoré impidieron que Beresford se acercara al frente de
trescientos hombres, mientras los Miñones, las tropas de Mordeille y la
marinería atacaban y tomaban posesión del lugar. Sin la pérdida de ningún
hombre y contándose setenta bajas entre las fuerzas invasoras, entre
muertos, heridos y prisioneros.
Liniers planea el ataque para el mediodía del día 12, pero en la mañana,
alrededor de las ocho, la columna de Miñones ataca hasta llegar a la
Iglesia de la Merced, donde en inferioridad numérica se trenza en
combate, el ayudante Nicolás Viamonte, solicita ayuda al grito de ¡
Voluntarios de la Patria, a socorrer a los suyos sin más dilación!
La rendición
Son las tres de la tarde del 12 de agosto de 1.806, han culminado las
primeras 1.104 horas de gobierno británico en Buenos Aires.
RECONQUISTA Y FUTURO.
EL VALOR ACTUAL DEL SAQUEO
Una y otra vez, hemos escuchado que Sobre Monte se robó el tesoro de
Buenos Aires, a la par de consideraciones desdorosas sobre su conducta
en aquellas circunstancias. Para ser ecuánimes diremos que Sobre Monte,
más allá, de su personalidad, cumplió con su retirada el plan de
evacuación trazado en época del Virrey Vértiz y que un Tribunal que juzgó
su conducta terminó absolviéndolo, aunque aquello no le devolvió el
prestigio perdido.
“Inglaterra,
eres la vieja Raposa avarienta,
que tiene parada la Historia de Occidente hace más de tres siglos
y encadenado a Don Quijote.
Cuando acabe tu vida
Y vengas ante la Historia grande
Donde te aguardo yo,
¿qué vas a decir?
¿ Qué astucia nueva vas a inventar entonces
para engañar a Dios?
¡Raposa!
¡ Hija de raposos!
...
¡ Eres un gran mercader!
Sabes llevar muy bien
Las cuentas de la cocina
Y piensas que no sé contar.
¡ Sí sé contar!
He contado mis muertos
...
...
Pero el tesoro transportado por las calles de Londres pesaba según sus
propios cronistas cuarenta toneladas, están faltando según estos cálculos,
diez mil ochocientos ochenta y nueve kilos del tesoro (40 Tn – 29, 110
Tn).
Podemos inferir que parte del mismo sea el peso de los arcones donde se
trasladó el numerario pero sin lugar a dudas, la mayoría de ese faltante
proviene del robo de los activos de la Compañía de las Filipinas y de las
propiedades de los vecinos de Buenos Aires, conforme a lo dispuesto por
el Gobernador Beresford, quien como hemos visto, había dispuesto en la
proclama del 2 de julio de 1.806, en su artículo diez: “Toda propiedad
pública de cualquier clase que sea, perteneciente a los enemigos de Su
Majestad Británica, se deberá entregar a los captores...”
Pero como hemos visto, el tesoro pesaba 40 toneladas o sea 40.000 kilos,
la cifra desembarcada en Londres, supera los trece millones de dólares al
valor de la cotización actual de la onza de plata.
La responsabilidad británica
Beresford y Popham, como hemos visto no actuaron por las suyas, existían
planes de conquista por casi cien años, el mismo Popham había elaborado
un plan, junto con Miranda y bajo supervisión de Lord Meinville, que fue
en definitiva el que se llevó a cabo.
Pronto no harán falta ejércitos invasores, serán reemplazados por los más
eficaces representantes de los banqueros ingleses, quienes a cambio de
una comisión, sujetarán nuestros pueblos al estado de miseria y
exterminio.
Hay entonces una indemnización por lucro cesante y daño emergente, que
plantear, junto a la consideración de daño moral, por los daños
extrapatrimoniales, como los crímenes, violaciones y vejaciones cometidas
durante las invasiones. El sufrimiento moral del pueblo argentino no se
puede mensurar en números ni en monedas pero es necesario una
satisfacción moral por la deshonra ocasionada a las víctimas y a sus
descendientes.
Además del daño principal que proviene del acto ilícito, las víctimas sufren
un perjuicio complementario por el tiempo transcurrido desde el
momento en que se ocasionó el acto perjudicial y el arreglo definitivo, y
durante el cual estuvo desposeído del bien en cuestión y de la
compensación en dinero que la restituya.
donde :
136.423,72
El valor actual
El valor actual del tesoro calculado con u interés del 6% anual corresponde
a
Según este cálculo el Estado Británico debe a las naciones que componían
en 1.806 el Virreinato del Río de la Plata, una cifra superior a las cuarenta
y ocho mil millones de libras esterlinas.
Nótese además del saqueo del numerario del Tesoro de la Real hacienda,
la monumental importancia de la medida tomada por Beresford el 4 de
agosto de 1.806, decretando la libertad de comercio. Según sus propios
cálculos el Tesoro saqueado ascendía a £ 352.118, mientras el producido
del intercambio comercial ascendió en el período comprendido entre
1.806 y 1.807 a £ 2.220.150. Seis veces más de intercambio de
mercaderías inglesas por la plata amonedada, que el numerario del
Tesoro. Lo que no se robaron las tropas se lo llevaron los comerciantes
ingleses.
Podemos inferir que estos pagos, o parte de los mismos han servido para
que los ingleses comprar la estructura productiva existente en el país por
aquellos años y mediante nuevos contratos, empréstitos y concesiones
modelar a su interés, el aparato productivo de nuestro país. Con la
consiguiente deformación política y social, que tantos autores nacionales
nos han enseñado.
Emancipación y reparación
Sin ellos, este será un simple relato como una hoja muerta, pero
confiamos que
pasados 7 días, 7 meses, 7 años o 7 siglos, atravesaremos este río de
lágrimas, porque la grandeza de nuestra Patria es superior a nuestras
pequeñeces y la de todos aquellos que pretenden someterla a la
esclavitud.
fuerza de ocupación.
Desfondada caja a causa del robo del Tesoro de la Real Hacienda en 1806.
financiero
aduaneros
Dado las dificultades por las que atravesó el comercio durante este
período la recaudación de alcabala estuvo seriamente afectada, por lo que
el rubro fiscal de mayor importancia en cuestión de ingresos (situación
que duraría más de un siglo) fueron los ingresos aduaneros, sin embargo,
comparando a valores constantes los ingresos del período 1810/1820 con
el inmediato anterior 1800/1810, fueron inferiores en un 42%, por lo que
se desprende que la libertad de comercio dispuesta y la liberación de las
trabas impuestas a los comerciantes ingleses, no trajeron beneficios para
las arcas oficiales, el cual era el argumento central de toda la defensa de
”la libertad de comercio” , fundamentalmente en escritos como “la
Representación de los Hacendados”. Trabajo este que se le atribuye a
Mariano Moreno y que tal vez elaboró como una labor profesional paga
por los comerciantes ingleses y que en ese momento su valiosa pluma no
merituó adecuadamente…oporunidad que le llegaría el 26 demayo de
1810 cuando la escuadra inglesa llegada al Río de la Plata que a fuerza de
apuntar sus cañones hacia la ciudad les arrancó a los integrantes de la
Primera Junta la pórroga del edicto de libre comercio, la rebaja de
aranceles de importación y la residencia de los comerciantes ingleses
amenazados con la expulsión por el último virrey Baltasar Cisneros
Faltarían sólo un par de años para incluir las cargas impositivas al trabajo
para que el perfil tributario de aquellos primeros años de existencia de las
Provincias Unidas del Río de la Plata guarde semejanza con el actual
esquema de recaudación impositiva.
Argentina como tributo
No cabe dudas que la relación con Inglaterra debió insumir las primeras
reuniones de la Junta en mayo de 1810, así lo señala el máximo
representante inglés en América latina Lord Strangford en sus informes a
su gobierno desde Río de Janeiro del 10 y 20 de junio de 1810, en ellos
sostiene su convencimiento que el fracaso de la causa española en Europa
lanzaría a las provincias españolas en América (“colonias hispanas” en su
léxico) a separarse de la Madre Patria y que había recibido de un grupo
político la solicitud del envío de una fuerza militar británica para proteger
la emancipación que los criollos estaban dispuestos a declarar y “que la
recompensa para Inglaterra sería el comercio”.
Quien así escribe y ofrece es uno de los jefes de la Logia Lautaro y Director
Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1815.
La primera acción financiera que puede reputarse como tal por los
gobiernos surgidos a partir de 1810, no fue como puede creerse, un
empréstito forzoso que debería caer sobre el patrimonio de los
extranjeros.
No serán estos los únicos hechos dignos de destacar por la Asamblea del
año XIII en esta apretada síntesis de la historia fiscal de las Provincias
Unidas. En efecto con fecha 12 de julio de 1813 se dispuso de un
empréstito forzoso de $ 60.000. Veinticuatro horas después se dejó sin
efecto este empréstito y se dispuso de otro, esta vez de $ 500.000.
Como la falta total de fondos era una constante en todo el territorio, las
provincias las más de las veces libradas a su suerte, también dispusieron
de empréstitos forzosos para paliar el ahogo financiero.
Como puede observarse, los empréstitos forzosos fueron una de las más
importantes fuentes de financiamiento con que contó por esos años el
erario público hasta prácticamente agotar este recurso.
Tres elementos más que hay que rescatar de este inicial período fiscal, en
1821 se creó el “Libro de Fondos y Rentas Públicas”, para registrar toda la
deuda pública existente. Aún en plena anarquía los gobernantes
mantuvieron cierto orden fiscal comparándolo con las autoridades del
Banco Central de la República Argentina que durante el proceso militar
llevaban sólo anotaciones estadísticas sin ningún fundamento contable,
tal como lo declararon durante el juicio por la deuda externa iniciado por
Don Alejandro Olmos, situación que continuó durante la democracia hasta
que el Ministro Domingo Cavallo, pidió a los acreedores que fueran ellos
los que informaran el monto de sus créditos para que la Argentina
procediera a su registración siguiendo criterios contables compatibles con
los registros de los pretendidos y muchas veces fraudulentos acreedores.
La Caja tiene por objeto rescatar algún metálico para el erario público, a la
vez de consolidar la deuda de pagarés sellados emitidos por Tesorería. A
su vez emitía certificados endosables sobre los valores depositados, los
cuales tenían por objeto circular como papel moneda respaldado por la
deuda pública.
La Caja funcionó durante tres años aunque en forma precaria, durante ese
lapso recibió 7.000 pesos en plata, cantidad por demás exigua y que
demuestra que el boicot principalmente de los comerciantes ingleses
impidió el cumplimiento de los propósitos para la cual fue creada: el de
amortizar la deuda y aportar metálico para el erario.
En nuestro país, una inteligente utilización del recurso tierra es vital para
todo plan de desarrollo independiente, por ello, la enajenación de la tierra
pública ha sido uno de los elementos más consecuentes durante estos
doscientos años casi ininterrumpidos de dominación colonial.
En segundo lugar, debe hacerse notar que la salida del acervo público es a
título oneroso, no se regala la tierra pública y sólo se posterga su cobro en
los casos de extrema necesidad. Luego lo recaudado por la venta tiene
una asignación específica: la educación.
El cuarto elemento no es menor a la luz de los siguientes acontecimientos
de disposición de tierras, en este caso existe expresa obligación de
poblarlas y no existe discriminación entre nativos (criollos e indios) y
españoles como beneficiarios.
Por su parte por decreto del 19 de enero de 1825 los hermanos John y
William Robertson obtienen del gobernador Las Heras facilidades para la
inmigración de colones escoceses, adquieren 16.000 hectáreas por $
60.000 en un paraje desierto en las actuales localidades Monte Grande,
Luís Guillón, Lomas de Zamora, Temperley, Llavallol, parte de Ezeiza y
Cañuelas. Invierten ₤ 15.000 en implementos agrícolas e infraestructura. A
los tres años la colonia producía 1.000 toneladas de maíz, poseía 2.800
vacunos, 1.000 lanares, poseía 400 hectáreas de frutales, 500 hectáreas de
quinta de verduras. Allí se fabricó por primera vez manteca en panes
envueltas en papel encerado y queso madurado en bochas. En 1829 la
colonia sería dispersada, sólo quedarían unas pocas familias, de una de
ellas, desciende la primera mujer de profesión médica: Cecilia Grierson.
La disposición establece:
Será una larga secuencia todavía inconclusa que los llevará a beneficiarse
por la Campaña del Desierto, (con su secuela de muerte y destrucción), a
esta desertificación por la campaña de la soja y la utilización del glifosato.
No es ajeno a este devenir histórico que hoy cerca del 30% de las tierras
cultivables estén directamente en manos extranjeras y se planee los
reservorios naturales de acuerdo a los criterios de una ecología profunda.
Tres o cuatro millones… como si las cifras en más o en menos fuera igual.
La misma fórmula y monto (tres o cuatro millones) fue utilizada por los
legisladores del Perú, por la misma fecha, al mismo efecto y con el mismo
gestor financiero (Robertson).
No sólo se utilizó la misma fórmula sino el mismo e indeterminado monto,
(tres o cuatro millones), como si la cifra no tuviera en sí importancia y la
finalidad a los que supuestamente iban a ser destinados los fondos (en
nuestro caso, el Puerto de Buenos Aires, el establecimiento de ciudades e
instalación de suministro de aguas corrientes) no sufrirían significativas
alteraciones con uno u otro monto.
2. Al establecimientos de pueblos en
la nueva frontera y de tres
ciudades sobre la costa entre esta
capital y el pueblo de Patagones.-
Sabemos de sobra que el destino final del empréstito fue otro, Ernesto
Fitte trae la carta presumiblemente fechada el 8 de enero de 1824,
dirigida a la Casa Baring donde John Robertson señala el destino de los
fondos entre la colocación del empréstito al 85% en el mercado financiero
y su liquidación al Gobierno de Buenos Aires al 70%. El destino de los
fondos fue el siguiente:
----------------
TOTAL £ 850.000.-
Su detalle es el siguiente:
11 letras por £ 5.000 cada una giradas por Félix Castro y John Parish
Robertson el 20 de julio a 60 días vista y a cargo de la firma Comercial J.
Parish Robertson de Buenos Aires
La última nota que se tiene en el legajo del Archivo Nacional está fechada
el 20 de julio de 1825 y fue remitida por la Casa Baring al gobernador Las
Heras, por la cual reconoce que aún faltaban remitir a Buenos Aires la
suma de £ 117.317. Las cuales seguramente fueron giradas manteniendo
el mismo método y proporción. Es decir, se contrajo un empréstito por la
suma de £ 1.000.000 a recibir en oro amonedado del cual sólo se
recibieron no más de £ 57.400 en esa especie, algunos fajos más en papel
moneda y el resto, como hemos dicho en letras, gastos y comisiones.
En nuestro país, los fondos del empréstito fueron administrados por una
comisión especialmente constituida a fin de “entretener” los fondos
mientras se elaboraban los proyectos definitivos para la construcción del
puerto, el establecimiento de ciudades y la instalación del sistema de
aguas corrientes .La misma estaba compuesta por Juan Pedro Aguirre
(Presidente de la comisión), Francisco del Sar, José María Roxas, Miguel de
Arroyo y Pinedo (ex Presidente de la Junta de Representantes que
sancionó las leyes del empréstito) y José Segurola.
Del total de mil acciones sólo 239 se integraron con efectivo, el resto sería
por el método arriba descripto, del cual da cuenta Robertson a John Parish
de Bath en carta del 11 de junio de 1823, archivada en el Foreing Office y
de la que da cuenta Harry Ferns en su obra “Gran Bretaña y Argentina en
el siglo XIX”.
Es tan claro el mensaje que no es necesario agregar nada más que las
referencias históricas de Lavalle y Dorrego. Este mensaje explicando las
razones de la disolución del Banco Nacional, es una pieza argumentativa
que puede sintetizar buena parte de la historia bancaria argentina
posterior a su alocución del primero de enero de 1837.
Una experiencia tan costosa recordando los males infinitos que esas
instituciones han acarreado al patrimonio nacional, lamentablemente no
es recordada con la frecuencia que se merece.
“Ha habido grandes intrigas contra nuestro tratado entre los extranjeros
de aquí, pero especialmente lanzadas por los yanquis, que han especulado
con la ignorancia de esta gente en tales asuntos…”
La mencionada reciprocidad entre las partes es una burla cruel, propia del
humor inglés: señalar reciprocidad entre la principal flota del mundo y las
Provincias Unidas que no tenían ni buques de guerra ni marina mercante,
no deja de ser humillante para todos los que nos hallamos sometidos a
este centenario Tratado y pone un baldón sobre aquellos que lo firmaron.
Por el quinto se igualan las cargas de los buques ingleses por tonelaje,
salvamento, avería o naufragio, que los que pagaren los buques locales en
los puertos locales. No habrá entonces diferencias impositivas o cargas
portuarias para los buques de bandera inglesa con los que pudiera
armarse o construirse bajo la bandera nacional. No habrá ningún beneficio
adicional, reserva o exclusividad de mercado para los argentinos en los
puertos argentinos.
Esta supuesta igualación tiene una cuestión insalvable para los intereses
nacionales especificada en la cláusula séptima. Se entiende por buque
británico al construido en los dominios de su Majestad, que se halle
tripulado, matriculado y poseído con arreglo a las leyes británicas. Buques
de las Provincias Unidas son los buques construidos en los territorios de
dichas Provincias, debidamente matriculados y poseídos por ciudadanos
de ese país y tripulados por capitán y tres cuartas partes nativos
(requerimientos de imposible cumplimiento porque no existían buques, ni
astilleros, ni capitales para financiar la construcción, ni capitanes ni
instruida dotación marinera argentina)
Además como las leyes británicas desde el Acta de Cronwell disponían que
los productos extraídos o arribados a los dominios ingleses debieran ser
transportados por barcos británicos, el comercializar con la metrópoli
londinense quedaba en sus manos, abriendo o cerrando los mercados con
el sencillo argumento de manejar la tarifa de los fletes. Y al manejar los
fletes del comercio exterior en última instancia fijaba la retribución
interna de cada país en lugar de su capacidad productiva. A mediano plazo
fijaría no sólo el nivel de producción sino el perfil productivo e
industrialización de cada nación latinoamericana. Por ello, es que no debe
extrañarnos que América Latina sea un productor de materias primas y no
un área industrializada. Puede confeccionarse una lista en donde, a la
mención de cada país puede anotarse la materia prima que se le ha
asignado para su subsistencia y abastecimiento mundial: Argentina:
granos. Uruguay: carne. Chile: cobre. Ecuador: bananas. Colombia: café,
etc.
El cónsul designado por las Provincias Unidas fue Juan Hullet, miembro de
la casa comercial que gestionó el primer empréstito y a la cual se le
retribuyó con 6.000 libras por los gastos ocasionados por el viaje de
Rivadavia a Londres y que mencionamos en el detalle de la primera
remesa por el préstamo Baring.
El artículo doce señala que los súbditos ingleses podrán tener capillas y
templos para su culto en las Provincias Unidas, mientras que los naturales
de las Provincias Unidas gozarán en Gran Bretaña de ilimitada libertad de
conciencia en las casas de su morada o en los sitios de su culto.
Por el trece se establece que los súbditos ingleses tendrán pleno derecho
de disposición de sus propiedades y en caso de muerte sin disponer
testamento, el Cónsul General designará curador de los bienes sin
intervención alguna de las autoridades del país, a las que sólo se le
notificará la resolución tomada.
Finalmente por el artículo catorce, las Provincias Unidas del Río de la Plata
se obligan a cooperar con Su Majestad Británica en no aceptar el tráfico
de esclavos ni tomar parte alguna en dicho tráfico.
Serán los entes biológicos naturales del país quienes brindarán las
mayores facilidades para la continua sumisión, por ello, no es de extrañar
que cartas como la del Director Supremo en 1815, Carlos María de Alvear
dirigida al embajador inglés en la Corte de Brasil, Vizconde Strangford, se
repitieran (aunque no lo suficientemente publicitadas) en nuestra corta
historia de dos siglos:
Quien llevará esta propuesta es Manuel García, que diez años después
suscribirá el Tratado de Perpetua Amistad que hemos comentado.
Era función de los cabildos el fijar precios máximos para los productos de
la canasta alimenticia, especialmente se guardaba un estricto celo en los
precios máximos para la carne y el pan.
Todos los que vivían de su salario en las ciudades conjuntamente con los
trabajadores rurales protestaron por la carestía de la vida.
Por la ley del 17 de julio de 1823, se estableció que ningún peón pudiera
conchavarse sin previa autorización de la policía.
A ellos deben agregarse los préstamos tomados a través del resto de las
Empresas del Estado y sus organismos, así como el adeudamiento del
sector privado que se hizo público a través del régimen del seguro de
cambio.
Empresas y bancos que solamente durante los primeros 10 meses del año
2001 fugaron al exterior 21.000 millones de dólares (según la investigación
realizada en el Congreso Nacional) y que aceleró la crisis de diciembre de
aquel año.
g) depreciación de la moneda
h) fuga de capitales
i) vaciamiento bancario
j) irregular cuando no fraudulenta contratación de empréstitos
externos
Todos estos elementos aparecieron por primera vez en los primeros años
de la creación de las Provincias Unidas y se consolidaron a través del
tiempo y la desmemoria.
Hambre y saqueo.
José María Rosa, “La misión García ante Lord Strangford”, Peña Lillo
Editor, 1974
J. Fred Rippy, “La rivalidad entre Estados Unidos y Gran Bretaña por
América latina (1808 – 1830)”, Eudeba, 1967
Néstor R. Forero, “El saqueo de 1806 – Valor actual del despojo inglés”,
2006