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Referencia: Devis, J. et al. (2000) Actividad física, deporte y salud. Inde. Barcelona.
1. Introducción
2. El culto al cuerpo
2.1. El cuerpo máquina
2.2. El cuerpo danone
3. Las relaciones simplistas entre la actividad física, la
condición física y la salud
4. Actividad física, salud y consumo
5. Recuerda que...
1. Introducción
Actividad Física
Cuerpo Salud
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(Dibujo de página entera)
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En las páginas de este capítulo trataremos, precisamente, algunas de las
manifestaciones más importantes del salutismo que afectan a los tres elementos de la
figura 1 y que hemos agrupado en tres epígrafes. Uno relativo al culto al cuerpo, otro a
las relaciones simplistas entre actividad física, condición física y salud, y otro a la
actividad física saludable como objeto de consumo.
2. El culto al cuerpo
Hoy día la preocupación por el cuerpo ha cobrado una importancia inusitada, hasta
llegar al punto de hacer del cuerpo una especie de objeto de adoración o de culto.
Reverenciamos su eficacia y rendimos pleitesía a unos cánones de belleza estandarizados.
Somos capaces de uno y mil sacrificios con el fin de mejorar su funcionamiento y su
apariencia. Todo ello, que a menudo se vincula con la salud y la práctica física, se ve
reflejado en la actualidad en las dos concepciones hegemónicas sobre lo corporal: el cuerpo
máquina y el cuerpo danone.
Todas estas metáforas se basan en la concepción del cuerpo como una realidad
biológica, por lo que la salud se entiende como el correcto funcionamiento de los diferentes
sistemas orgánicos: el cardio-respiratorio, el metabólico, el endocrino, el nervioso o el
locomotor. Desde este punto de vista todos los cuerpos normales son similares porque
poseen los mismos componentes y funcionan de la misma manera. Parece sugerirse que el
cuerpo es una realidad única, con lo que pueden determinarse una serie de rasgos objetivos
y neutrales que prefiguran sus características deseables. El cuerpo máquina sería la
expresión máxima de ese cuerpo objetivo, en el que se valora fudamentalmente su eficacia
funcional; en el caso de la actividad física, su capacidad para producir movimiento.
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veces más explícita que aquello que podemos comunicar con palabras. Cuando afirmamos
que nos sentimos mal o que no nos gustamos, hacemos referencia a un conjunto de
sensaciones, entre las que destaca qué sentimos hacia nuestro cuerpo, o dicho de otro
modo, cómo nos sentimos en él.
Cada máquina está programada para realizar una función determinada que resulta
inalterable ante cambios políticos, ideológicos o emocionales. Si los cuerpos fueran de
verdad máquinas, no les afectarían la sociedad y cultura en la que viven. Pero
inevitablemente les afectan. La razón es que el cuerpo ejerce de intermediario entre
nosotros y el mundo, sirviendo de elemento de representación social, que en cada cultura
adopta unos valores determinados. Por ejemplo, en el cuerpo se encarna nuestro sexo, edad
o raza, factores que en algunas culturas, como la nuestra, representan ventajas o
inconvenientes sociales. Pero además nuestro cuerpo también proporciona otro tipo de
información más sutil, que simboliza nuestra personalidad, estatus social o preferencias
culturales. Por ejemplo, si te tomas la molestia de vestirte con ropa rota, rodearte de
pesadas cadenas, lucir una cresta verde y perforarte diferentes partes de tu cuerpo para el
lucimiento de múltiples pendientes, seguramente con todo ello pretendas exteriorizar tus
ideas, y probablemente tiendas a simpatizar con personas que tengan una apariencia más o
menos parecida a la tuya. Hoy en día nuestra apariencia se ha convertido en una verdadera
seña de identidad, casi un uniforme que hay que lucir si queremos aceptarnos y ser
aceptados por los demás.
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ficción. Así pues, la máquina representa, por una parte, la eficacia máxima y por otra, la
ausencia de voluntad propia.
=========================== Actividad
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Lee el siguiente texto y contesta a las preguntas que se plantean al final del mismo
Era en Bogotá, en junio o julio de 1995. No había sido capaz de lograrlo, pero pese a ello el
comentarista se deshacía en elogios. No había batido el récord del mundo de la hora, pero
llovían las justificaciones. Que si había mucha altitud, que si la comida era muy pesada,
que si el horario demasiado colombiano, el viento poco dócil, la superficie demasiado
gris... Hasta que por fin llegó la definitiva, la explicación total, la razón de todas las cosas:
“Y es que Indurain no es una máquina”. En ese momento me di cuenta de que realmente el
locutor había dado con la clave. Afirmar que Indurain no es una máquina era sinónimo de
“Indurain puede fallar”. De hecho, el comentarista prosiguió: “este fracaso da si cabe más
valor a las gestas del navarro. Y es que, aunque no lo parezca, él también sufre, padece
encima de la bicicleta como el que más. Conseguir sus éxitos le supone un essssfuerzo
terrrrrrrrrible. Es humano...” Parecía como si el fracaso de Indurain no hubiera sido tanto el
no recorrer 55 o 56 km... en una hora, sino el ser humano. Un humano había malogrado el
intento de plusmarca. Una máquina no hubiera fallado. Entrar a valorar el esfuerzo, el
sufrimiento, la voluntad, la angustia, el tormento, el martirio que suponía pasarse una hora
sobre un artefacto intentando superarse a sí mismo, personalizaba el fracaso, lo hacía
mortal. ¿A qué máquina le afecta el cansancio, la desilusión, el viento, el cemento o los
gritos del público? La voz parecía sugerir que si Indurain hubiera sido de verdad una
máquina, habría conseguido el récord. Y eso, al fin y al cabo, es lo que todos esperábamos
de él. De hecho, si lo hubiera batido, al día siguiente en los diarios hubieran florecido todo
tipo de referencias a la máquina-Indurain. Una máquina que entre sus virtudes tenía una
especialmente entrañable para muchas personas: era de fabricación nacional; Made in
Spain. ¿Qué país hay en el mundo capaz de fabricar máquinas como nuestra Indurain? Para
tranquilizarnos, el presidente de la Federación Española de Ciclismo que era entrevistado
por el inefable dijo: “que no se preocupen los españoles, Indurain nos seguirá dando
éxitos”. La derrota de Indurain, todavía fue más humana porque se enfrentaba consigo
mismo. Él contra su propio organismo. Para vencerlo debía llevarlo hasta sus límites, más
allá a ser posible. El locutor-comadrona trajo al mundo a un nuevo Indurain derrotado,
muy semejante a nosotros, que a partir de entonces conviviría a duras penas con el Indurain
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- ¿Con qué términos se relaciona al hombre-máquina en el texto?
- ¿Crees que si Indurain hubiera conseguido el récord se hubiera dicho de él que era
una máquina? ¿Por qué?
- ¿Cuál crees que es la intención del autor al afirmar “el fracaso de Indurain es la
victoria de la máquina”?
- ¿Por qué crees que los deportistas son comparados habitualmente con máquinas?
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=
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En diversos medios de
comunicación, especialmente en las
revistas de moda y en la prensa del
corazón, resulta frecuente encontrar
secciones que se titulan salud y
belleza. En ellas se suelen dar
consejos para mejorar la salud
sobre todo a través del cuidado de
la alimentación y la práctica de
ejercicio. Esos consejos, que en
ocasiones se centran en algunas
partes concretas de nuestra
anatomía como las caderas, el
pecho o el abdomen, vinculan la
apariencia externa con la salud.
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=
La gordura solía ser un signo de bienestar cuando la sociedad pasaba hambre, que debió ser
durante una época muy duradera. Hoy la gordura es un signo de pobreza y falta de
disciplina. Lo gordo es obsceno, trasgresivo y carnal. Lo gordo es cómico. No se adapta a
la norma, es anormal y autocomplaciente. Peor, la gordura es política: fabrican el fracaso
de las personas a partir de la grosera gordura. Y no sólo en lo obeso, sino en lo que no se
aproxima a lo flaco. Somos bombardeados por imágenes de modelos anoréxicas. También
se sabe que el mito de la delgadez erosiona la autoestima del personal, sobre todo del
femenino, haciéndoles odiar sus propios cuerpos: la ideología de la dieta es la ideología de
la vigilancia, la autocensura del cuerpo frágil, esquelético y estéril.
Fuente: Salvador, J. L. (1997) Flaqueza del espíritu, gordura del cuerpo. Revista de Educación
Física, 65, p. 38.
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frecuentemente mediante vómitos autoinducidos, uso de laxantes y diuréticos o ejercicio
físico desmesurado. Los estudios consideran que, en muchos casos, el ejercicio físico no es
un añadido a la restricción calórica sino que forma parte integral de la patogénesis y
mantenimiento del trastorno, de ahí que algunos autores recojan un tipo de anorexia por
ejercicio. El segundo trastorno, el de la bulimia, se caracteriza por la presencia de periodos
de ingesta alimentaria superior a lo normal que se acompañan de prácticas destinadas a
compensar sus efectos sobre la silueta corporal. Las restricciones alimentarias, el vómito
autoinducido, el uso de laxantes, diureticos y el ejercicio físico desmesurado se encuentran
entre esas prácticas compensatorias. Tanto la anorexia como la bulimia son enfermedades
culturales de las sociedades desarrolladas o en vías de desarrollo que han generado el
rechazo a las personas gordas y la obsesión por adelgazar. En estas sociedades, la pubertad
y la adolescencia son periodos individuales de riesgo debido a los cambios corporales que
se producen (afecta más a las chicas que a los chicos en una proporción de 10 a 1). Las
consecuencias de estas dos enfermedades son muy peligrosas. La malnutrición altera el
funcionamiento hormonal y puede producir trastornos afectivos graves y ansiedad
obsesivo-compulsiva. La evolución de la anorexia indica que después de 5 años de su
diagnóstico, una cuarta parte de estas personas siguen siendo anoréxicas, y la tasa de
mortalidad se sitúa entre el 8 y el 10%. Después de 12 años la curación es sumamente
difícil o imposible. La bulimia parece tener mejor evolución porque después de un año las
dos terceras partes de las personas diagnosticadas dejan de serlo. Muy pocos bulímicos
evolucionan hacia la anorexia y la mortalidad de estos enfermos es inferior a la de los
anoréxicos.
Fuente: a partir de Toro, J. (1996) El cuerpo como delito. Anorexia, bulimia, cultura y sociedad.
Ariel. Barcelona.
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3. Las relaciones simplistas entre la actividad física, la condición física y la
salud
ACTIVIDAD CONDICIÓN
SALUD
FÍSICA FÍSICA
Fuente: Bouchard, C., Shephard, R.J., Stephens, T., Sutton, J.R., McPherson, B.D. (1990): Exercise,
Fitness and Health. A Consensus of Current Knowledge. Human Kinetics. Champaign.
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CONDICIÓN
FÍSICA
ACTIVIDAD
SALUD
FÍSICA
OTROS:
- Herencia
- Estilo de vida
- Ambiente
- Atributos personales
Fuente: Bouchard, C., Shephard, R.J., Stephens, T., Sutton, J.R., McPherson, B.D. (1990): Exercise,
Fitness and Health. A Consensus of Current Knowledge. Human Kinetics. Champaign.
Por otra parte, debemos señalar que tanto la realización de actividad física como los
altos niveles de condición física no están automáticamente relacionados con la salud.
Aunque la investigación encuentra relaciones entre estos dos elementos y la salud,
debemos hacer algunas precisiones. En primer lugar que los mayores beneficios saludables
se obtienen cuando se pasa del sedentarismo a niveles moderados de condición física o
actividad, y los beneficios disminuyen cuando se pasa de niveles moderados a altos niveles
de condición física o actividad. Pensemos, además, que cualquier actividad no es
necesariamente saludable, sino que depende de la intensidad, las características personales,
la frecuencia, la seguridad, la satisfacción, la relación social y el respeto al medio
ambiente, entre otros aspectos tratados en capítulos anteriores. De forma similar debemos
abordar el tema de la condición física, ya que existe la idea de que cuanta más condición
física es mejor. Pero esto no es cierto porque existen muchas personas con buena condición
física que están enfermas, tienen alguna lesión o son propensas a ellas. Muchos deportistas
de alto nivel estarían en esta situación, así como los que practican obsesivamente actividad
física hasta el punto de crear dependencia o adicción y producir problemes psicológicos,
familiares y sociales
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¿Sabías que...? Consumo, consumidor, consumismo y educación para el
consumo
Consumir quiere decir gastar, usar algo. En ese sentido siempre estamos consumiendo;
desde cosas tan fundamentales como el agua para aliviar la sed a otras tan accesorias como
el último disco de moda. Sin embargo, en las sociedades capitalistas desarrolladas, el
término consumo ha adoptado una acepción más referida a la compra que al gasto. Un
consumidor es una persona que adquiere productos elaborados por otros, normalmente
previo pago de una determinada cantidad de dinero. Dicho de otro modo, consumidor se ha
convertido en sinónimo de comprador. En este cambio ha jugado un papel decisivo el
desarrollo del marketing un conjunto de técnicas de venta, dirigidas a indentificar
diferentes tipos de consumidores y estimular sus deseos de compra. La evolución y
refinamiento de estás técnicas ha configurado una oferta cada vez mayor y más sofisticada,
ante la cual el consumidor se encuentra en condiciones de desigualdad. El productor está
en una posición privilegiada respecto a la del consumidor ya que posee mayor cantidad de
recursos económicos, políticos y sociales. Nos encontramos ante un mercado poco
transparente porque aporta poca información al consumidor para que éste pueda elegir con
libertad y que fomenta el consumismo irreflexivo. Muchas veces, casi siempre de forma
inconsciente, consumimos por consumir (compramos por comprar), sin pararnos a pensar
por qué lo hacemos. El consumismo cuando se produce compulsivamente, es decir, de
forma incontrolada, puede convertirse incluso en una enfermedad cultural. Además, el
márketing se dirige solo a las personas que pueden comprar; en la publicidad no existe el
consumidor pobre. Por todo ello existe un movimiento educativo que pretende despertar
una actitud crítica y consciente del consumidor. Se trataría de favorecer, como pide el
Consejo de Europa, el debate sobre aspectos relacionados con el consumo, de forma que
puedan efectuar una elección lúcida entre los bienes y servicios, conscientes de sus
derechos y responsabilidades.
Fuente: Antonio, L y otros. Dossier de consum i escola. Generalitat Valenciana. Conselleria de
Educació i Ciència. Valencia.
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se beneficia directamente de la creencia de que la salud se adquiere con la utilización de
determinados productos.
Una importante proporción de los mensajes promotores del adelgazamiento no son sólo
reflejo de los valores estéticos dominantes referidos al cuerpo, sino que afloran a la luz
pública porque así lo han decidido agentes muy interesados por el tema. Se trata de
publicidad directa o indirecta al servicio de potentísimos grupos empresariales dedicados a
la elaboración de productos o servicios destinados específicamente a conseguir
disminuciones de peso o supuestas remodelaciones de la silueta corporal. Un dato puede
ilustrar significativamente esta situación. A lo largo de la década de los 80, los americanos
gastaron en programas para adelgazar, libros de regímenes y consejos para perder peso,
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etc. unos 30.000 millones de dólares. Los fabricantes de alimentos que alimentan poco
(lights), dietas anticelulíticas (recuerden la inexistencia de la celulitis), cremas para la piel
(para adelgazar, claro) más o menos mágicas, pastillas y pociones adelgazantes, etc., se
cuentan a cientos o miles, aunque unas pocas multinacionales se repartan, como es
habitual, las porciones más suculentas del mercado. ¡Ellas sí que comen! (perdone el lector
el desahogo). Pero estos fabricantes no están solos. Junto a ellos, aportan su importante
granito de arena los proveedores de servicios múltiples que fuerzan a correr, sudar,
pedalear, abrigarse hasta el ahogo, sumergirse, sufrir masajes y otros tocamientos, y mil
agotadoras manipulaciones más. Añádanse muchos nutricionistas doblados en estetas
corporales, cirujanos más o menos plásticos, endocrinólogos insensatos o excesivamente
dispuestos a satisfacer las peticiones de la clientela y simples vividores del cuento, y se
tendrá un panorama complejísimo, entre agobiante y descorazonador, cuyos intereses han
de conducirles forzosamente a promover el adelgazamiento más universal posible. Y
cuanto más mejor. Y cuantos más, mejor.
Fuente: Toro, J. (1996): El cuerpo como delito. Anorexia, bulimia, cultura y sociedad. Ariel.
Barcelona.
5. Recuerda que...
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materialización del culto al cuerpo en la actualidad. La primera es la del cuerpo máquina,
que reduce la preocupación por el cuerpo a sus capacidades funcionales, expresadas en la
mejora del rendimiento físico. La segunda, la de los cuerpos danone, vincula la salud a un
determinado estereotipo estético, musculoso y fuerte en los hombres y delgado y frágil en
las mujeres. Pero del mismo modo que veíamos que la salud no puede únicamente
objetivarse como estado físico, tampoco podemos reducir la idea del cuerpo sano a un
determinado rendimiento o apariencia. Además, la actual idolatría al cuerpo, que incluye la
satanización de la grasa corporal, está provocando nuevas enfermedades culturales como la
anorexia y la bulimia nerviosa.
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