Está en la página 1de 2

Carlos Mario Díaz Durante Economía Marxista

1745534-3340 Reseña n. 3

Producción, distribución, intercambio y consumo social

Karl Marx (1989) concibe desde un inicio al hombre como un ser perteneciente a la
sociedad: “Individuos que producen en sociedad (…): este es naturalmente el punto de
partida” (p. 33). En otras palabras, no existe para Marx la idea de un hombre
independiente de los demás. Así, la sociedad es equivalente al hombre porque, por
definición, sus elementos constitutivos son los hombres mismos. De hecho, a medida
en que miramos más atrás en la historia de la humanidad, se evidencia que la esencia 1
del ser humano es la pertenencia a algún grupo social, sea este una nación, una
ciudad, una tribu, una familia, etc. (p. 34).

Sin embargo, en la medida en que nos acercamos al marco temporal de los


economistas clásicos, aparece la concepción del individuo como un ser independiente
de la sociedad, es decir, que puede existir aparte de los demás hombres. Estos
pensamientos aparecen a medida que las personas amplían su dependencia de su
círculo más cercano a miembros de otras comunidades cada vez más y más alejadas
de su entorno más próximo (Nivia Gil, 2017, p. 47). En contraposición a los economistas
clásicos, quienes plantean la idea del individuo como un ser natural, independiente y
anterior a la sociedad, Marx afirma que el concepto de individuo no es más que el
máximo grado de desarrollo social del ser humano y que el hombre es “no solamente
un animal social, sino un animal que solo puede individualizarse en la sociedad” (p. 34).
Y solamente puede el hombre lograr ese proceso de individualización porque todas sus
interacciones en sociedad son las que le dan su esencia de ser social.

En el concepto de animal social, la palabra animal aparece como la representación de


un ser creado por la naturaleza y dependiente únicamente de las leyes naturales, sobre
las cuales no tiene ningún control. Pero, aunque es cierto que el hombre depende de
las leyes que rigen a la naturaleza, él también es capaz de crear reglas para
gobernarse y existir junto con otros hombres, o sea, en sociedad. Marx expresó que el
hombre es un animal político (p. 34); es decir, que lo rigen tanto las leyes naturales
(animal) como las leyes sociales, creadas por sí mismo y para sí mismo (político). Por lo
tanto, es el hombre quien crea la sociedad a través del establecimiento de leyes que les
dan estructura a los elementos, los individuos, que la componen.

Ahora bien, teniendo claro que en la identidad del hombre está relacionarse con otros
hombres, en el proceso productivo ocurre lo mismo, ya que es una actividad
desarrollada por los individuos en sociedad. Esto quiere decir que la apropiación de la
naturaleza que hace el hombre para producir objetos útiles se da dentro de la sociedad
(Marx, 1989, p. 37). Son estas relaciones sociales las que determinan la propiedad, no
1
De acuerdo con la Real Academia Española (2021), la palabra esencia denota “aquello que constituye la naturaleza
de las cosas, lo permanente e invariable de ellas”.
Carlos Mario Díaz Durante Economía Marxista
1745534-3340 Reseña n. 3

entendida como el control que tiene el hombre sobre las cosas sino sobre los hombres
mismos —y, por extensión, sobre la sociedad— en el proceso productivo (Nivia Gil,
2017, p. 57). En última medida, la propiedad es el dominio que tienen los hombres
sobre los trabajadores, pues son estos últimos los hombres presentes en el proceso
productivo. Veamos entonces cuáles son los tipos de propiedad.

En la propiedad común, que Karl Marx (1989) reconoce como la forma originaria de
propiedad y también como existente durante un muy largo período de la historia (p. 37),
todos los miembros de la sociedad son controladores del proceso productivo; en otras
palabras, todos los hombres son propietarios. Así, todos los trabajadores son dueños
de sí mismos.

Por otro lado, existe la propiedad privada, con una separación entre quienes ejercen el
control social del proceso productivo y quienes están excluidos de ello. Quedan
definidos entonces dos grupos de personas, llamados clases; a saber: una clase
propietaria, que controla el proceso productivo y a los trabajadores y, por lo tanto, tiene
potestad sobre los medios de producción; y otra clase no propietaria, que recoge a los
trabajadores, quienes no tienen dicho control. En consecuencia, los trabajadores deben
producir no solo para su subsistencia sino también para el sustento de la clase
propietaria, que no trabaja. Así pues, la clase trabajadora “debe producir el excedente
que es apropiado por (…) las clases con propiedad”, a lo que Marx le da el nombre de
explotación (Nivia Gil, 2017, p. 51).

Referencias

Marx, K. (1989). Introducción general a la crítica de la Economía Política. 1857 (21ª ed.,
pp. 33–50) (J. Aricó & Jorge Tula, Trad.). Ciudad de México: Siglo Veintiuno
Editores.

Nivia Gil, J. (2017). Lecciones básicas de economía (pp. 45–53). Cali: Programa


Editorial Universidad del Valle.

También podría gustarte