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Liberalismo

El liberalismo es una doctrina o pensamiento filosófico y político que se fundamenta en


la defensa de las libertades individuales e iniciativas privadas, donde se limita el poder
del Estado sobre la vida civil y económica de las personas.

Esta forma de pensamiento surgió en oposición a las Monarquías Absolutas del


feudalismo, sometiendo el poder que antes tenían estas, al de las leyes plasmadas en
una Constitución.

Esta doctrina asentó los fundamentos del Estado de Derecho, contribuyendo a la


formación del pensamiento democrático que sentó las bases para nuestras actuales
formas de gobierno. En el Estado de Derecho los gobernantes tienen los mismos
derechos y deberes que los gobernados.

El pensamiento liberal pregonaba que todxs eramos seres racionales y por ende
podíamos elegir cómo vivir y quién nos podía gobernar.

En este sentido, el filosofo ingles John look (liberalismo político) decía que el hombre
vive en principio en Estado Natural, es decir, no hay una organización social ni política
porque los hombres viven amistosamente, tienen los mismos derechos, gozan de una
igualdad natural y libertad, gracias a que existen leyes naturales inspiradas por dios:
derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad privada.

Cuando estas leyes naturales se ven amenazadas, es cuando el hombre decide vivir en
sociedades políticas, donde por medio de un Contrato Social todos se comprometen
libremente a someterse al poder político elegido por todos. Y este Estado tiene como fin
velar por el cumplimiento de los derechos naturales de los hombres que lo constituyen y
eligen con tal fin.

Los hombres pueden ejercer el poder por medio de una democracia directa o delegar su
poder en un Parlamento legislativo.

El parlamento es el encargado de elaborar leyes que cuiden los derechos naturales. Pero
el pueblo es en última instancia el que tiene la soberanía.
Respecto a la economía, Adam Smith, economista-filosofo escoses, consideraba que el
hombre era un ser capaz de velar por sus propios intereses y necesidades pero también
por las de los demás.

Promovía el liberalismo económico, es decir, donde el Estado no debía intervenir en la


economía porque cada individuo, al buscar su propio beneficio, beneficiaba a los demás
(individualismo), puesto que la oferta y la demanda favorecen de manera indirecta a
toda la sociedad gracias al auxilio de una “mano invisible” que regula los fenómenos y
comportamientos humanos ayudando a regular el mercado, sus precios, creando un
equilibrio y por ende el progreso económico.

Adam Smith promovió también la división del trabajo, es decir la especialización de la


mano de obra para producir más rápidamente. A esto se le sumaria la especialización de
la técnica y por consiguiente el de las industrias.

Pero esta doctrina no se proyectaba en todos los campos de la vida, sino que se dio más
específicamente en lo político y económico mientras que a nivel social y moral seguía
siendo restrictiva. Ejemplo de esto es que si bien se promovía el liberalismo político, el
constitucionalismo y la democracia representativa, todavía son solo los hombres –
blancos no esclavos con propiedades y ricos – los que pueden elegir, es decir la clase
burguesa.

Concepto de libertad liberal

Si bien el liberalismo pregonaba un pensamiento más “humanitario” en términos de


igualdad de derechos entre los hombres, libertad de culto, pensamiento, etc., lo cierto es
que se trataba más de un pensamiento que buscaba menos restricciones por parte del
Estado en términos económicos para beneficiar a la clase burguesa en expansión:
“pocos pensadores racionalista… dudaban seriamente de la necesidad de abolir la
servidumbre” (Hobsbawm, 2009, p.31).

En el mundo de las ideas, el racionalismo se declaraba en pos del progreso –económico


y moral- por cuanto más avanzara la sociedad en términos de ciencia y mejoramiento de
las técnicas, más prosperaría moralmente a favor del mejoramiento de toda la sociedad.
Pero en la realidad, esa romanización/idealización de la buena voluntad colectiva para
con todxs no se practicaba; En la Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano de 1789 expresaban: “Los hombres nacen y viven libres e iguales bajo las
leyes” pero en la realidad se aceptaban las distenciones de clases sociales, sin
problematizar mucho sobre las condiciones económicas y sociales de nacimiento de las
clases menos privilegiadas.

En conclusión, la doctrina liberal se abocaba más a buscar formular y reformular leyes


que resguarden los intereses burgueses para el libre comercio, la protección de la
propiedad privada y la libertad de culto para cortar con los lazos religiosos que
sujetaban a los monarcas al poder, que hacia una republica democrática que velara por
el bienestar de toda la sociedad.

Marxismo

Materialismo dialecto

Pensamiento que “sostiene que lo material y lo ideal constituyen una unidad


contradictoria” (Di Tella, 2001), donde lo material puede existir mas allá de la mente,
mientras que no puede ser al revés. El conocimiento que el humano recibe del mundo es
el reflejo en la mente de los objetos exteriores que puede ser percibido por su
inteligencia.

La realidad no es estática y gracias a sus componentes antagónicos se encuentra en un


proceso de cambios constantes y progresivos.

Materialismo histórico

El hombre es un sujeto social inserto en una economía. Este sujeto se constituye así
mismo en el trabajo y al producir cosas nuevas, cambia al universo y a la percepción de
este, y al hombre que percibe.

Las circunstancias hacen al hombre de la misma forma que éste hace a las
circunstancias.

Es la relación dialéctica que permite la transformación continua-histórica.

El motor de las dialécticas son las contradicciones que impulsan el desarrollo.

Engels lo caracteriza como “esa concepción de los derroteros de la historia universal


que ve la causa final y la fuerza propulsora decisiva de todos los acontecimientos
históricos importantes en el desarrollo económico de la sociedad, en la transformaciones
del modo de producción y de cambio, en la consiguiente división de la sociedad en
distintas clases y en la lucha de estas clases entre sí” (Di Tella, 2001).

En este sentido, a las relaciones de producción que se establecen en las sociedades, el


materialismo histórico las denomina “infraestructuras” y son las base sobre la que se
materializa la “superestructra” es decir las relaciones jurídicas y políticas. Cuando esas
relaciones de producción entran en “crisis” con las fuerzas productivas a las que
sostienen, las sociedades entran en un periodo de revolución donde el conflicto se
resuelve a favor de las fuerzas productivas. Es decir que las relaciones de producción
cambian para adecuarse “mejor” a las demandas-necesidades sociales.

Las fuerzas productivas + las relaciones de producción/ régimen de propiedad = modo


de producción.

Marx define como modos de producción: el comunismo primitivo, el esclavista, el


feudal, el capitalista y socialista.

Hoy se habla de que nuevamente se ha instalado el modelo esclavista por sus parecidos
en las relaciones de producción actuales donde miles de personas trabajan en “fabricas”
bajo condiciones paupérrimas, con “sueldos” de hambre, donde todos sus derechos son
desconocidos y a la vez esas grandes corporaciones explotadoras son protegidas por la
superestructura que ellos mismos se encargan de conformar y reformar para el
provecho propio.

Para Marx y Engels “la fuerza motriz que impulsa los cambios sociales es la lucha de
clases” (Di Tella, 2001). Estas clases sociales están definidas por los lugares que
ocupan los sujetos en el proceso productivo basados en su relación con los medios de
producción. En el capitalismo hay propietarios y no propietarios de esos medios de
producción: burgueses y proletarios respectivamente.

El proletariado es la nueva clase que surgió durante la revolución industrial y estuvo


conformada por los obreros y obreras que migraron a las ciudades para trabajar en
condiciones de miseria y explotación en las fábricas, como mano de obra, asalariados
según la productividad.

Mientras que la burguesía fue la creciente clase de terratenientes, inversores y


privilegiados de cualquier índole que tuvieron para invertir en fabricas y mecanización
de los instrumentos de trabajo para acelerar la producción sobre todo en el área textil,
minera y metalúrgica.

Para Marx el Estado era un instrumento más del modo de producción capitalista para
mantener oprimido al proletariado.

Plusvalía: es el excedente monetario que se origina a partir del trabajo humano en


cualquier acción productiva. Este valor agregado se lo queda el propietario de la
empresa/fabrica. Y se vende en el mercado a un valor que excede a la suma de la mano
de obra y costos de la materia prima para producirlo.

Proyección política del marxismo/alternativa al capitalismo

Marx creía que un modelo que superaría al capitalismo seria el socialismo, donde el
proletariado aboliría mediante la revolución violenta al modelo capitalista para
instaurar una dictadura del proletariado. En esta dictadura se revocaría la propiedad
privada y por ende no existirían más las clases sociales. Y por último, el Estado ya no
sería un moderador necesario por lo que se extinguiría.

Ideas de Marx, según el El mundo de Sofia.

Desarrollo su teoría sobre el materialismo histórico tomando como punto de partida a


Hegel pero alejándose de su idealismo sobre el “espíritu universal”. Hegel pensaba que
el espíritu universal y noble del ser humano impulsaría los cambios materiales. Pero
Marx opinaba lo contrario.

Creía en la filosofía de la acción, donde la filosofía -practica y política- sirviera para


cambiar el mundo, no solo pensarlo y analizarlo.

Las condiciones materiales definen nuestro pensamiento.

Para la evolución histórica son decisivas las condiciones materiales.

Influencia reciproca entre la infraestructura y la superestructura de la sociedad.

En el sistema capitalista el obrero trabaja para otro. El trabajo se convierte en algo ajeno
al trabajador, y por lo tanto el trabajador se convierte en algo extraño para sí mismo y al
perderse en su propia realidad el obrero se aliena o se siente alienado.
Bibliografía

-Di Tella, T. (coord.), (2001). Entradas “Liberalismo” y “Marxismo” del Diccionario


de Ciencias Sociales y Políticas: Buenos Aires. Emecé.

-Gaarder, J., (1991). El mundo de Sofía, novela sobre la historia de la filosofía: un


fantasma recorre Europa. Madrid, España. Siruela.

-Hobsbawmm, E., (2009). La era de la revolución 1789-1848. Buenos Aires. Crítica.

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