mapuche por parte del Estado-nación chileno y que se prolonga hasta nuestros días. Se ha configurado un sistemático uso de la violencia colonial y estatal contra el pueblo mapuche, por querer conservar su autonomía política, cultural y territorial. La historia de Chile ha estado marcada por la violencia estatal hacia los y las pobres, hacia los y las marginadas, hacia los y las mapuches. Esta violencia colonial se ha manifestado hacia el pueblo mapuche por agentes estatales; y por agentes privados como colonos y latifundistas, y que han contado con el aval estatal para resguardar las tierras usurpadas. Ante este escenario colonialista y de opresión en las últimas décadas el pueblo mapuche se ha organizado para recuperar su autonomía y tierras ancestrales. Sufriendo una represión tenaz por parte del aparato estatal Ante esto, como estudiantes de pedagogía en Historia y licenciatura en Historia declaramos lo siguiente:
1. Comprendemos que la represión que vive el pueblo mapuche, detentada por
el Estado chileno, se sustenta bajo una lógica colonial y racista que sólo busca la criminalización de la justa lucha del pueblo mapuche. Manifestamos que esta violencia institucionalizada, es autoritaria y que sólo se encauza en desconocer la lucha por la autonomía y la resistencia de un pueblo que históricamente ha buscado la recuperación de sus tierras. Consideramos menester derogar la ley antiterrorista y acabar con la militarización en el Wallmapu, pues la resistencia mapuche es legítima y no se le puede adjudicar el concepto de acción y violencia terrorista. Desde las lógicas de una ley emitida en 1984 (Ley N° 18.314 del 17 de mayo) bajo la dictadura de Augusto Pinochet, la palabra terrorismo tipifica una violencia que atenta con los marcos hegemónicos de un Estado que buscaba la eliminación de sus “enemigos internos”, en pos de la configuración de un sistema neoliberal. Dentro de estas lógicas, la ley-anti terrorista caracteriza al pueblo mapuche como una organización terrorista que atenta al orden público, o a la democracia interna del país, o al orden constitucional, o a los derechos humanos, cuyo fundamento legal mezcla la concepción de violencia política con la de violencia terrorista. La ambigüedad de esta ley permite al Estado la constante represión de la lucha mapuche y de distintos movimientos sociales 2. Creemos que el gobierno debe hacerse responsable de la constante represión al pueblo mapuche, que desconoce su autonomía, su forma de vida ancestral, su identidad como pueblo. La escala de violencia ejercida por el Estado sólo corresponde a un uso injustificado de la fuerza policial y militar, que se ha transformado a la concatenación de distintas operaciones irregulares contras las distintas comunidades mapuches. Acusamos al Estado de ser quien perpetua, consuma y legitima toda violencia racista en contra del pueblo mapuche, y acusamos a todas las autoridades de la invisibilización, la mediatización que criminaliza su resistencia, la militarización del territorio de Wallmapu,y el constante acoso que sufren las familias mapuches. 3. Junto con todo lo anterior, exigimos la libertad de los presos políticos mapuches, y emplazamos a la presidenta de turno, Michelle Bachelet. Quien se había comprometido de no hacer uso de la ley antiterrorista y había pedido perdón al pueblo mapuche “por los errores y horrores que ha cometido o tolerado el Estado en nuestra relación con ellos”. Gestos que no ha cumplido y que no se condice con la actual escalada represiva hacia las comunidades en resistencia y que se grafica con la Operación Huracán, en donde fueron detenidos 7 dirigentes mapuche a fines del mes de septiembre.
Desde la pedagogía, comprendemos que la enseñanza de la Historia no se puede limitar
a la Historia hegemónica, aquella que invisibiliza y reproduce la segregación del sistema impuesto, aquella que entiende al conflicto mapuche como algo que le pertenece al pasado, una cuestión ajena, inmóvil y antigua. Pues comprender de ese modo el conflicto es cegarnos a la realidad de la violencia que sufre día a día el pueblo mapuche -en la actualidad- por parte el Estado, sería obviar y seguir invisibilizando la represión en el Wallmapu. Por lo mismo, nos proponemos a erradicar la historia dominante y vislumbrar la vigencia y legitimidad de la lucha por la autonomía, que se sustenta sobre la lucha por la preservación del pueblo mapuche, la preservación de su historia, de su cultura y la recuperación de su autonomía y territorio, Y desde nuestro trabajo como historiadores(as), manifestamos nuestra discrepancia respecto de la actual academia y lo que se está entiendo como el rol que nos atañe, que se ha encerrado dentro de las lógicas del mercado neoliberal. Es nuestro deber dejar de ser una cúpula de producción en serie de artículos que sólo fluctúan dentro de la academia, y que no se materializa en ningún aspecto de la vida social, el conflicto mapuche constantemente deslegitimado y criminalizado responde a este deber, pues la historia hegemónica se ha encargado de justificar la violencia del Estado, y de obviar las razones de la resistencia del pueblo mapuche.
Como estudiantes de Pedagogía y Licenciatura en Historia, reafirmamos la
resistencia del pueblo mapuche, constantemente oprimido, pero que siempre ha sabido levantarse. Respondemos que no seguiremos permitiendo que el Estado de Chile siga perpetuando su violencia, y que la criminalización