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TEMA 1.

INTRODUCCION

La Ley 58/2003, de 17 de diciembre, general tributaria (LGT), es el eje central del


ordenamiento tributario, donde se recogen sus principios esenciales y se regulan las
relaciones entre la Administración tributaria y los contribuyentes.

En desarrollo de la LGT se han ido aprobando diversos reglamentos que la


desarrollan, concretamente, el Reglamento general de desarrollo de la LGT en
materia de revisión administrativa (RD 520/2005), el Reglamento general de
recaudación (RD 939/2005) y el Reglamento general de las actuaciones y
procedimientos de gestión e inspección tributaria y de desarrollo de las normas
comunes de los procedimientos de aplicación de los tributos (RD 1065/2007).

2. Principios generales

La LGT establece los principios y las normas jurídicas generales del sistema tributario
español y será de aplicación a todas las Administraciones tributarias en virtud y con el
alcance que se deriva del artículo 149.1.1.ª, 8.ª, 14.ª y 18.ª de la Constitución.

De lo dispuesto en el texto constitucional, podemos extraer los siguientes principios


inspiradores del sistema tributario español: 

a.-Principio de igualdad 

Las obligaciones tributarias se distribuirán entre los contribuyentes de forma que


aquellos que tengan igual capacidad, soporten las mismas cargas.  

b.-Principio de capacidad económica 

Es la cantidad de ingresos o riqueza que un ciudadano posee, por lo tanto los


tributos tendrán que tener en cuenta esta capacidad a la hora de determinar lo
que cada ciudadano debe pagar 

c.-Principio de progresividad 

Cuanta más capacidad económica tenga una persona, más deberá crecer
proporcionalmente su carga tributaria 

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d.-Principio de no confiscatoriedad 

La tributación no podrá ser superior a la renta o patrimonio gravado.  

2.1. OBJETO Y ÁMBITO DE APLICACIÓN DE LA LEY GENERAL TRIBUTARIA

El artículo 1 de la LGT define el objeto y ámbito de aplicación de la ley y, como no


podría ser de otra forma, se adapta al marco constitucional vigente desde 1978,
reconociendo las competencias que en materia tributaria se refieren a los territorios
forales.

A partir de la redacción recogida en la LGT, resulta indubitado que será esta norma la
que venga a establecer los principios y las normas jurídicas de carácter general de
todo el sistema tributario español.

Esta ley establece, asimismo, los principios y las normas jurídicas generales que
regulan las actuaciones de la Administración tributaria por aplicación en España de la
normativa sobre asistencia mutua entre los Estados miembros de la Unión Europea o
en el marco de los convenios para evitar la doble imposición o de otros convenios
internacionales.

A los efectos de esta ley, se entenderá por asistencia mutua el conjunto de acciones
de asistencia, colaboración, cooperación y otras de naturaleza análoga que el Estado
español preste, reciba o desarrolle con la Unión Europea y otras entidades
internacionales o supranacionales, y con otros Estados en virtud de la normativa
sobre asistencia mutua entre los Estados miembros de la Unión Europea o en el
marco de los convenios para evitar la doble imposición o de otros convenios
internacionales.

Queda finalmente poner de manifiesto la especialidad existente para las


comunidades autónomas de régimen foral, limitándose la LGT a señalar que la
normativa foral debe adecuarse en cuanto a terminología y concepto a lo dispuesto
en la misma.

2.2. LOS TRIBUTOS: CONCEPTO Y CLASES

La definición del tributo se encuentra recogida en el artículo 2.1, estableciéndose en


el mismo lo siguiente:

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«Los tributos son los ingresos públicos que consisten en prestaciones
pecuniarias exigidas por una Administración pública como consecuencia de la
realización del supuesto de hecho al que la ley vincula el deber de contribuir, con
el fin primordial de obtener los ingresos necesarios para el sostenimiento de los
gastos públicos».

2.2.1. Clases de tributos

La propia LGT establece en su artículo 2.2 que existen tres clases de tributos: tasas,
contribuciones especiales e impuestos.

A) Tasas son los tributos cuyo hecho imponible consiste en la utilización


privativa o el aprovechamiento especial del dominio público, la prestación de
servicios o la realización de actividades en régimen de derecho público que
se refieran, afecten o beneficien de modo particular al obligado tributario,
cuando los servicios o actividades no sean de solicitud o recepción voluntaria
para los obligados tributarios o no se presten o realicen por el sector
privado. El elemento material que las caracteriza es que es una actividad
realizada por la propia Administración, pero previamente promovida por el
particular obligado a su pago.

EJEMPLO 1.  Tasas

Una tasa sería el importe a pagar por pasar la inspección técnica de vehículos
(ITV).

Tasas universitarias

B) Contribuciones especiales son los tributos cuyo hecho imponible consiste


en la obtención por el obligado tributario de un beneficio o de un aumento
de valor de sus bienes como consecuencia de la realización de obras
públicas o del establecimiento o ampliación de servicios públicos. En la
contribución especial existe también una actividad administrativa pero, a
diferencia de la tasa, dicha actividad surge sin que medie una petición del
contribuyente, es decir, existe una actuación de la Administración que, sin ir
dirigida a un sujeto pasivo en especial, le ocasiona un beneficio y por ello
debe pagar el tributo.

EJEMPLO 2.  Contribuciones especiales

Las cantidades que un ayuntamiento pueda exigir a los propietarios de


inmuebles situados en una calle que se peatonaliza son contribuciones

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especiales, ya que se entiende que las obras realizadas redundan en beneficio
de los propietarios de los inmuebles, que obtienen un incremento en el valor de
los mismos a consecuencia de la peatonalización realizada.

C) Impuestos son los tributos exigidos sin contraprestación cuyo hecho


imponible está constituido por negocios, actos o hechos que ponen de
manifiesto la capacidad económica del contribuyente. Frente a los tipos
anteriores, el elemento objetivo del hecho imponible no supone, en ningún
caso, una actividad administrativa. La realización del hecho imponible
corresponde exclusiva y únicamente al sujeto pasivo, sin intervención alguna
de la Administración (sin contraprestación), apareciendo la coactividad en el
momento del nacimiento de la obligación tributaria.

EJEMPLO 3. Impuestos

Dentro de esta clasificación tendríamos:

 Estatales: impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF), impuesto sobre el


valor añadido (IVA) e impuesto sobre sociedades (IS).
 Locales: impuesto sobre actividades económicas (IAE), impuesto sobre vehículos
de tracción mecánica (IVTM), impuesto sobre el incremento de valor de los
terrenos de naturaleza urbana (IIVTNU)…
 Autonómicos: estarían formados esencialmente por tributos cedidos por el
Estado, en especial el IP, el impuesto sobre transmisiones patrimoniales y actos
jurídicos documentados (ITP y AJD) y el impuesto sobre sucesiones y donaciones
(ISD).

Finalmente, se debe tener en cuenta que la disposición adicional primera de la LGT


establece, con efectos de 9 de marzo de 2018, que son prestaciones patrimoniales de
carácter público aquellas a las que se refiere el artículo 31.3 de la Constitución que se
exigen con carácter coactivo.

2.3. LA ADMINISTRACIÓN TRIBUTARIA

El artículo 5 de la LGT define lo que se debe entender por Administración tributaria a


los efectos de la misma. La Administración tributaria está constituida por el conjunto
de órganos y entidades de derecho público que desarrollan las funciones de
aplicación de los tributos, de imposición de sanciones tributarias y de revisión, en vía
administrativa, de actos en materia tributaria.

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El concepto de Administración tributaria comprende, entre otros, los órganos
centrales del Ministerio de Hacienda en cuanto ejerzan alguna de las funciones
mencionadas, como puede ser la Dirección General de Tributos (DGT), con la
contestación de consultas tributarias, o los tribunales económico-administrativos, con
la resolución de las reclamaciones, u otros departamentos ministeriales en cuanto
gestionen tributos.

Por lo que respecta al ámbito estatal, la aplicación de los tributos y el ejercicio de la


potestad sancionadora se reservan al Ministerio de Hacienda, salvo que por ley se
encomiende a otro órgano o entidad de derecho público. No obstante, la LGT opta,
acertadamente, por dar entrada, con carácter general y como principal protagonista
de la aplicación del sistema tributario español, a la Agencia Estatal de Administración
Tributaria (AEAT).

Por lo que respecta al ejercicio de las competencias relativas a la aplicación de los


tributos y a la potestad sancionadora por parte de las comunidades autónomas y los
entes locales, habrá que estar al organigrama y reparto competencial que resulte de
la normativa aplicable, en atención a su sistema de fuentes. No obstante,
corresponden a la AEAT las competencias en materia de aplicación de los tributos
derivadas o atribuidas por la normativa sobre asistencia mutua.

3. La relación jurídico-tributaria. Las obligaciones tributarias

Desde un punto de vista legal, el artículo 17 de la LGT define en su apartado primero


la relación jurídico-tributaria como «el conjunto de obligaciones y deberes, derechos y
potestades originados por la aplicación de los tributos»; por tanto, de la relación
jurídico-tributaria nace un conjunto de obligaciones, derechos y deberes que son los
que analizaremos a continuación.

3.1. LAS OBLIGACIONES TRIBUTARIAS MATERIALES

Dentro de las obligaciones tributarias materiales se encuentran las siguientes:

La obligación tributaria principal. La obligación tributaria principal tiene por objeto el


pago de la cuota tributaria.

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El hecho imponible. El concepto legal del hecho imponible nos lo proporciona el
artículo 20 de la LGT, estableciendo que «el hecho imponible es el presupuesto fijado
por la ley para configurar cada tributo y cuya realización origina el nacimiento de la
obligación tributaria principal».

Las exenciones. Es necesario diferenciar el concepto de exención del de no sujeción.


Ambos conceptos van a provocar un mismo resultado: que no se pague el tributo. Sin
embargo, en esencia son conceptos jurídicamente distintos. La exención supone:

La existencia de una norma impositiva en la que se define un hecho imponible, que


normalmente da origen, al realizarse, al nacimiento de una obligación tributaria.

La exención, supone la existencia de una norma que ordena que, en ciertos casos, la
obligación tributaria no se produzca, a pesar de la realización del hecho imponible
previsto en la norma de imposición.

En cambio, la no sujeción implica que los supuestos por ella contemplados no están
contenidos en la norma delimitadora del hecho imponible, es decir, la no sujeción
delimita negativamente el hecho imponible.

3.2. LAS OBLIGACIONES TRIBUTARIAS FORMALES

Se encuentran definidas en el artículo 29 de la LGT como todas aquellas obligaciones


que, sin tener carácter pecuniario, son impuestas por la normativa tributaria o
aduanera a los obligados tributarios, deudores o no del tributo, y cuyo cumplimiento
está relacionado con el desarrollo de actuaciones o procedimientos tributarios o
aduaneros, no tratándose de una lista cerrada, ya que la propia LGT prevé que las
leyes propias de cada tributo puedan establecer otras.

Termina señalando el artículo 29 que las disposiciones reglamentarias podrán regular


las circunstancias relativas al cumplimiento de las obligaciones tributarias formales y,
en particular, se determinarán los casos en los que la aportación o llevanza de los
libros registro se deba efectuar de forma periódica y por medios telemáticos.

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4. Los obligados tributarios

La LGT dedica el capítulo II del título II a los obligados tributarios. Tienen el carácter
de obligados tributarios los que se enumeran en el apartado segundo del artículo 35,
lista que debe considerarse abierta.

En particular, se incluyen: los contribuyentes, los sustitutos del contribuyente, los


obligados a realizar pagos fraccionados, los retenedores, los obligados a
practicar ingresos a cuenta, los obligados a repercutir y los obligados a soportar
la repercusión, la retención o el ingreso a cuenta.

4.1. EL DOMICILIO FISCAL

La LGT define el domicilio fiscal como:

«El lugar de localización del obligado tributario en sus relaciones con la


Administración tributaria».

Distinguiendo:

 Para las personas físicas, el domicilio fiscal será el de su residencia habitual. No


obstante, si ejerce principalmente una actividad económica, la Administración
podrá considerar como domicilio fiscal aquel en el que se realice la gestión
administrativa y dirección de la actividad, teniendo en cuenta que, de no poderse
determinar este lugar, prevalecerá aquel donde radique el mayor valor del
inmovilizado en que se realice la actividad.
 Para las personas jurídicas, así como para los entes carentes de personalidad a que
se refiere el artículo 35.4 de la LGT, el domicilio fiscal coincidirá con su domicilio
social, siempre que en él esté efectivamente centralizada su gestión administrativa
y la dirección de sus negocios. En otro caso, se atenderá al lugar en el que se lleve a
cabo dicha gestión o dirección.

Por último, se debe tener en cuenta que:

 Existe la obligación de comunicar los cambios que se produzcan en el domicilio


fiscal, no surtiendo efectos dichos cambios si no se comunican a las
Administraciones afectadas (art. 48.3 de la LGT).

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Las personas físicas que deban estar en el censo de empresarios, profesionales y
retenedores, así como las personas jurídicas y demás entidades, deberán cumplir la
obligación de comunicar el cambio de domicilio fiscal en el plazo de un mes a partir
del momento en que se produzca dicho cambio, debiendo efectuarse dicha
comunicación a través de los modelos 036 y 037.

En el caso de personas físicas que no deban figurar en el censo de empresarios,


profesionales y retenedores, la comunicación del cambio de domicilio deberá
efectuarse en el plazo de 3 meses desde que se produzca mediante la presentación
del «modelo 030». No obstante, si con anterioridad al vencimiento del plazo de tres
meses finalizase el plazo para la presentación de la autoliquidación o comunicación
de datos correspondiente, la comunicación del cambio de domicilio fiscal deberá
efectuarse en el correspondiente modelo de autoliquidación o comunicación de
datos, salvo que se hubiese comunicado con anterioridad.

5. La cuantificación de la obligación tributaria

Para fijar la cuantía de la obligación tributaria, la LGT establece en su artículo 49 que


se determinarán, a partir de las bases tributarias, los tipos de gravamen y demás
elementos en ella previstos y siempre según disponga la normativa propia de cada
tributo.

5.1. LA BASE IMPONIBLE

La LGT define en su artículo 50.1:

La base imponible como «la magnitud dineraria o de otra naturaleza que resulta


de la medición o valoración del hecho imponible».

Estableciendo en su apartado segundo los siguientes métodos de determinación de la


base imponible: estimación directa, estimación indirecta y estimación objetiva.

 El método que con carácter general deberá utilizarse para determinar la base
imponible será el de estimación directa.

 El método de estimación indirecta será siempre subsidiario de los otros dos,


aplicándose exclusivamente cuando se den las circunstancias del artículo 53 de la
LGT.

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 La ley podrá establecer los supuestos en que sea de aplicación el método de
estimación objetiva, que tendrá, en todo caso, carácter voluntario para los
obligados tributarios.

5.2. LA BASE LIQUIDABLE

La LGT define la base liquidable en su artículo 54. Según lo dispuesto en el mismo:

«La base liquidable es la magnitud resultante de practicar, en su caso, en la base


imponible las reducciones establecidas en la ley».

Las reducciones obedecen al interés del legislador de conceder un trato de favor a


determinados contribuyentes, por ejemplo, las reducciones por aportaciones a
patrimonios protegidos de las personas con discapacidad contempladas en el artículo
54 de la LIRPF.

5.3. EL TIPO DE GRAVAMEN

La LGT lo define en el artículo 55:

Tipo de gravamen es «la cifra, coeficiente o porcentaje que se aplica a la base


liquidable para obtener como resultado la cuota íntegra».

Los tipos de gravamen deben ser específicos o porcentuales, debiéndose aplicar


según disponga la ley propia de cada tributo a cada unidad o tramo de base
liquidable.

Así, tenemos:

 Los tipos de gravamen específicos, que pueden ser de cuantía fija o de carácter


gradual (es decir, se determina una cuantía de dinero cuyo importe varía según los
grados de una escala referida a una determinada magnitud).
 Los tipos de gravamen porcentuales son los denominados alícuotas de
gravamen, es decir, aquellos en los que el tipo es un porcentaje aplicable sobre la
base imponible o liquidable.

Estas alícuotas pueden ser proporcionales, progresivas o regresivas.

Serán alícuotas regresivas aquellas que disminuyen al aumentar la base; al ser


contrarias al principio de capacidad económica, la LGT no las contempla.

5.4. LA CUOTA TRIBUTARIA

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De acuerdo con el artículo 56 de la LGT, la cuota tributaria podrá determinarse:

 En función del tipo de gravamen aplicable (tributos de cuota variable; ejemplo:


IRPF).
 Según la cantidad fija señalada al objeto en los pertinentes textos legales (tributos
de cuotas fijas; ejemplo: IAE).

En ciertos supuestos es preciso practicar sobre la «cuota íntegra» determinadas


deducciones o correcciones que minoran el importe de la prestación a cargo del
sujeto pasivo. La cantidad así obtenida recibe el nombre de cuota líquida.

6. La deuda tributaria

El artículo 58 de la LGT establece que la deuda tributaria estará constituida por la


cuota o cantidad a ingresar que resulte de la obligación tributaria principal o de las
obligaciones de realizar pagos a cuenta, así como por las siguientes magnitudes:

 El interés de demora.
 Los recargos por declaración extemporánea.
 Los recargos del periodo ejecutivo.
 Los recargos exigibles legalmente sobre las bases o las cuotas a favor del Tesoro o
de otros entes públicos.

La LGT excluye expresamente del concepto de deuda tributaria a las sanciones.

6.1. EL INTERÉS DE DEMORA

El interés de demora se encuentra definido por el artículo 26 de la LGT como:


«Una prestación accesoria que se exigirá a los obligados tributarios y a los sujetos
infractores como consecuencia de la realización de un pago fuera de plazo o de la
presentación de una autoliquidación o declaración de la que resulte una cantidad
a ingresar una vez finalizado el plazo establecido al efecto en la normativa
tributaria, del cobro de una devolución improcedente o en el resto de casos
previstos en la normativa tributaria».

El interés de demora se exigirá sobre el importe no ingresado en plazo o sobre la


cuantía de la devolución cobrada improcedentemente, resultando exigible durante el
tiempo al que se extienda el retraso del obligado en los supuestos recogidos en el
artículo 26.2 de la LGT.

Además, se debe tener en cuenta lo siguiente en relación con el interés de demora:

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 El interés de demora será el interés legal del dinero vigente a lo largo del periodo
en el que aquel resulte exigible, incrementado en un 25 %, salvo que la Ley de
presupuestos generales del Estado (LPGE) establezca otro diferente.

No obstante, en los supuestos de aplazamiento, fraccionamiento o suspensión de


deudas garantizadas en su totalidad mediante aval solidario de entidad de crédito o
sociedad de garantía recíproca o mediante certificado de seguro de caución, el interés
de demora exigible será el interés legal.

6.2. LOS RECARGOS POR DECLARACIÓN EXTEMPORÁNEA

Los recargos por declaración extemporánea se definen por el artículo 27.1 de la


LGT como:
«Prestaciones accesorias que deben satisfacer los obligados tributarios como
consecuencia de la presentación de autoliquidaciones o declaraciones fuera de
plazo sin requerimiento previo de la Administración tributaria».

Retraso Recargo
Menos de 1 mes 1%
De 1 mes hasta 2 meses menos un día 2%
De 2 mes hasta 3 meses menos un día 3%
De 3 mes hasta 4 meses menos un día 4%
De 4 mes hasta 5 meses menos un día 5%
De 5 mes hasta 6 meses menos un día 6%
De 6 mes hasta 7 meses menos un día 7%
De 7 mes hasta 8 meses menos un día 8%
De 8 mes hasta 9 meses menos un día 9%
De 9 mes hasta 10 meses menos un día 10%
De 10 mes hasta 11 meses menos un día 11%
De 11 mes hasta 12 meses menos un día 12%
15% + intereses de
12 meses en adelante
demora

6.3. LOS RECARGOS DEL PERIODO EJECUTIVO

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Los recargos del periodo ejecutivo se regulan en el artículo 28 de la LGT:
«Siendo aquellos que se devengan con el inicio de dicho periodo, de acuerdo con
lo establecido en el artículo 161 de la ley».

El artículo 161 de la ley establece como momento del inicio del periodo ejecutivo el
siguiente:

 En el caso de deudas liquidadas por la Administración tributaria, el día siguiente al


del vencimiento del plazo establecido para su ingreso en el artículo 62.
 En el caso de deudas a ingresar mediante autoliquidación presentada sin realizar el
ingreso, el día siguiente de la finalización del plazo que establezca la normativa de
cada tributo para dicho ingreso o, si este ya hubiere concluido, el día siguiente a la
presentación de la autoliquidación.

Los recargos del periodo ejecutivo son tres, siendo incompatibles entre ellos:

 Recargo ejecutivo. Es del 5 % y se aplicará cuando se satisfaga la totalidad de la


deuda no ingresada en periodo voluntario antes de la notificación de la providencia
de apremio.
 Recargo de apremio reducido. Es del 10 % y se aplicará cuando se satisfaga la
totalidad de la deuda no ingresada en periodo voluntario y el propio recargo antes
de la finalización del plazo previsto en el artículo 62.5 de la ley para las deudas
apremiadas.
 Recargo de apremio ordinario. Es del 20 % y será aplicable cuando no concurran
las circunstancias necesarias para la aplicación de cualquiera de los dos recargos
anteriores.

Debe tenerse en cuenta que no se devengarán los recargos del periodo ejecutivo en
el caso de deudas de titularidad de otros Estados o de entidades internacionales o
supranacionales cuya actuación recaudatoria se realice en el marco de la asistencia
mutua, salvo que la normativa sobre dicha asistencia establezca otra cosa.

Los recargos por declaración extemporánea son compatibles con los recargos e
intereses del periodo ejecutivo cuando los obligados no efectúen el ingreso al tiempo
de presentar la autoliquidación extemporánea y siempre que no hayan presentado
solicitud de aplazamiento, fraccionamiento o compensación al tiempo de presentar
dicha autoliquidación.

7. La extinción de la deuda tributaria

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De acuerdo con lo establecido por el artículo 59 de la LGT, las deudas tributarias
podrán extinguirse de las siguientes formas: mediante el pago, por prescripción, por
compensación y por condonación.

7.1. EL PAGO

Nos encontramos con el modo más lógico de extinción de la deuda tributaria. Si la


obligación tributaria principal es el pago de la cuota, resulta evidente que cualquier
otro modo de extinción (condonación, prescripción...) no es el perseguido por el
legislador cuando define el presupuesto de hecho que va a constituir el hecho
imponible como medidor de la capacidad económica del obligado tributario.

 Plazos para el pago de la deuda tributaria. Distinguiremos los diferentes


supuestos que contempla el artículo 62 de la LGT:

o Deberán abonarse en el plazo contemplado en su propia normativa las


deudas resultantes de autoliquidaciones.
o Las deudas resultantes de liquidaciones practicadas por la Administración
se ingresarán de acuerdo con la fecha en que se produzca la notificación:

 Si la notificación de la liquidación se realiza entre los días 1 y 15 de


cada mes, desde la fecha de recepción de la notificación hasta el día
20 del mes posterior o si este no fuera hábil, hasta el inmediato
hábil siguiente.
 Si la notificación de la liquidación se realiza entre los días 16 y
último de cada mes, desde la fecha de recepción de la notificación
hasta el día 5 del segundo mes posterior o, si este no fuera hábil,
hasta el inmediato hábil siguiente.

o El pago en periodo voluntario de las deudas de notificación colectiva y


periódica que no tengan establecido otro plazo en sus normas reguladoras
deberá efectuarse en el periodo comprendido entre el día
1 de septiembre y el 20 de noviembre o si este no fuera hábil, hasta el
inmediato hábil siguiente.

o La Administración tributaria competente podrá modificar el plazo señalado


en el párrafo anterior siempre que dicho plazo no sea inferior a dos meses.

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o Las deudas que deban abonarse mediante efectos timbrados se pagarán
en el momento de la realización del hecho imponible, si no se dispone otro
plazo en su normativa específica.
o Las deudas que se exijan en periodo ejecutivo, y una vez notificada la
providencia de apremio, deberán ingresarse en los siguientes plazos:

 Si la notificación de la providencia se realiza entre los días 1 y 15 de


cada mes, desde la fecha de recepción de la notificación hasta el día
20 de dicho mes o si este no fuera hábil, hasta el inmediato hábil
siguiente.
 Si la notificación de la providencia se realiza entre los días 16 y
último de cada mes, desde la fecha de recepción de la notificación
hasta el día 5 del mes siguiente o si este no fuera hábil, hasta el
inmediato hábil siguiente.

o El pago de las deudas de titularidad de otros Estados o entidades


internacionales o supranacionales cuya actuación recaudatoria se realice
en el marco de la asistencia mutua será requerido al obligado tributario,
que deberá efectuarlo en los siguientes plazos:

 Si la notificación del instrumento de ejecución se realiza entre los


días 1 y 15 de cada mes, desde la fecha de recepción de la
notificación hasta el día 20 de dicho mes o si este no fuera hábil,
hasta el inmediato hábil siguiente.
 Si la notificación del instrumento de ejecución se realiza entre los
días 16 y último de cada mes, desde la fecha de recepción de la
notificación hasta el día 5 del mes siguiente o si este no fuera hábil,
hasta el inmediato hábil siguiente.

 Aplazamiento y fraccionamiento. Aunque generalmente se alude a ambas


figuras de forma conjunta, son diferentes la una de la otra. El fraccionamiento
supone un aplazamiento con la especialidad de realizarse el pago en varios plazos
y que necesariamente va a obligar a realizar pagos parciales; a diferencia del
aplazamiento, el cual supone un diferimiento en el momento del pago, pero
referido al importe total de la deuda. Esta materia se encuentra regulada en el
artículo 65 de la LGT.

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Los efectos de la solicitud de aplazamiento o fraccionamiento son los siguientes:

o Si la deuda está en periodo voluntario de pago, la consecuencia es que no


se iniciará el periodo ejecutivo.
o Si la deuda está en vía ejecutiva, el procedimiento no se suspende, si bien
se podrán paralizar las actuaciones tendentes a la enajenación de los
bienes embargados.

La LGT regula exhaustivamente la necesidad de aportar garantía para la concesión de


fraccionamiento o aplazamiento en el pago de la deuda tributaria.

7.2. LA PRESCRIPCIÓN

La prescripción de la obligación tributaria se regula en los artículos 66 a 70 de la LGT,


estableciéndose que prescribe a los cuatro años:

 El derecho de la Administración para determinar la deuda tributaria mediante la


oportuna liquidación.
 El derecho de la Administración para exigir el pago de las deudas tributarias
liquidadas y autoliquidadas.
 El derecho a solicitar las devoluciones derivadas de la normativa de cada tributo,
las devoluciones de ingresos indebidos y el reembolso del coste de las garantías.
 El derecho a obtener las devoluciones derivadas de la normativa de cada tributo,
las devoluciones de ingresos indebidos y el reembolso del coste de las garantías.

El plazo de prescripción comenzará a contarse en los distintos casos antes citados


conforme a las reglas establecidas en el artículo 67 de la LGT.

EJEMPLO 12

Supongamos que el señor X presenta autoliquidación por IRPF del ejercicio 20X1
en plazo reglamentario para ello. Si la inspección decide iniciar actuaciones de
comprobación e investigación de su situación tributaria, la notificación de inicio
de actuaciones debe practicarse antes del 30 de junio de 20X6, fecha en la que se
cumplen los 4 años contemplados en el artículo 66 a) de la LGT.

7.3. LA COMPENSACIÓN

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La LGT admite la posibilidad de que las deudas tributarias se extingan total o
parcialmente por compensación, ya sea esta de oficio o a instancia del obligado
tributario:

 Compensación de oficio. Serán compensables de oficio las deudas que se


encuentren en periodo ejecutivo. La posibilidad de compensar de oficio deudas en
periodo voluntario estará condicionada a la concurrencia de determinadas
circunstancias. También es posible la compensación de oficio de las deudas que
tengan con el Estado comunidades autónomas, entidades locales y demás
entidades de derecho público.
 Compensación a instancia del obligado tributario. El obligado tributario podrá
solicitar la compensación de las deudas tributarias que se encuentren tanto en
periodo voluntario de pago como en periodo ejecutivo. La presentación de una
solicitud de compensación en periodo voluntario impide el inicio del periodo
ejecutivo de la deuda concurrente con el crédito ofrecido, si bien ello no obsta para
que se produzca el devengo del interés de demora que pueda proceder, en su
caso, hasta la fecha de reconocimiento del crédito.

7.4. LA CONDONACIÓN

En líneas generales, este modo de extinción de las obligaciones está reñido con el
principio, básico en nuestra materia, de la indisponibilidad por parte de la
Administración de los créditos tributarios de que es acreedora.

Sin embargo, en casos excepcionales, la necesidad de condonar la deuda tributaria


puede venir impuesta por exigencias insoslayables de justicia.

7.5. INSOLVENCIA DEL DEUDOR

Como es sabido, la imposibilidad de la prestación como modo de extinción de la


obligación no es aplicable a las obligaciones genéricas. De aquí que la obligación
tributaria no pueda extinguirse por esta causa, al menos tal y como esta aparece
regulada en el Código Civil.

El artículo 76 de la LGT dice que «las deudas tributarias que no hayan podido hacerse
efectivas en los respectivos procedimientos de recaudación por insolvencia probada,
total o parcial, de los obligados tributarios se darán de baja en cuentas en la cuantía

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procedente, mediante la declaración del crédito como incobrable, total o parcial, en
tanto no se rehabiliten dentro del plazo de prescripción de acuerdo con lo dispuesto
en el apartado 2 del artículo 173 de esta ley».

Del citado artículo se desprende:

 Lo que se declara incobrable es el crédito, no a la persona o entidad obligada al


pago.
 La declaración como incobrable de un crédito tributario puede ser total o parcial.
 La declaración como incobrable de un crédito implica que se declaren fallidos a
todos y cada uno de los obligados al pago.

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