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UNIVERSIDAD DE MORÓN

FACULTAD DE DERECHO, CS. POLÍTICAS Y SOCIALES

ASIGNATURA: DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

CÁTEDRA: ELOÍSA B. RAYA DE VERA

TEMÁTICA: JURISDICCION INTERNACIONAL (CAPÍTULO 2 DEL TÍTULO IV


DEL C.C.C.)

Por Eloísa B. Raya de Vera1

I.- Introducción

En el presente capítulo se aborda la Jurisdicción Internacional, regulación


que no tiene equivalente en el Código anterior, los criterios atributivos y tipos de
jurisdicción, así como los principios de la cooperación internacional jurisdiccional.

Se entiende por jurisdicción internacional a aquella potestad del Estado de


administrar justicia en un caso con elementos extraños al derecho local. La CNCiv,
Sala B el 26/12/97 en el caso “SMMC c. APC” tuvo la oportunidad de calificar a la
jurisdicción internacional como el poder que tiene un país, derivado de su
soberanía, para resolver un caso de derecho privado con elementos extranjeros.

En el Código de Vélez no existía mención alguna a este tópico. Las


disposiciones sobre Jurisdicción en casos internacionales debían resolverse
dirigiéndose a los tratados internacionales o a los Códigos de Procedimientos
locales.

1
Abogada (Diploma de honor UM). Mg. En Relaciones y Negociaciones Internacionales (FLACSO-UDESA).
Mg. En Relaciones Económicas Internacionales (Univ. Barcelona). Posgrado en Promoción y Protección de los
Derechos Humanos (Univ. de Zaragoza y Coleg. Univ. Henri Dunant). Prof. Titular de DIPrivado y de la
Integración (UM). Directora Instituto de Derecho Internacional (CAMGR)
La regulación en los Códigos de Rito se debía a la postura de que las
disposiciones sobre jurisdicción en general corresponden al derecho procesal, y
por lo tanto, resultan una facultad no delegada por las Provincias al Gobierno
Federal.

Sin embargo, cuando decidió incorporarse un capítulo sobre Jurisdicción


Internacional, primó la visión contemporánea de que dicho tipo de Jurisdicción –
por las particularidades que ella acarrea- no puede asemejarse a la jurisdicción
local.

Ciertamente, la doctrina autoral ha sostenido que corresponde a la Nación


legislar en esta materia como poder implícito, y que por consiguiente las normas
sobre Jurisdicción Internacional revisten naturaleza federal en tanto delimitan la
potestad jurisdiccional de los jueces argentinos frente a la de los tribunales
extranjeros2.

En efecto, las funciones y la naturaleza de las normas de jurisdicción


internacional son distintas de las de competencia interna. Mientras las primeras
delimitan los poderes del Estado, las segundas distribuyen entre los órganos de un
país las causas que resultan sometidas a su jurisdicción3.

II.- Comentario Art. 2601

El capítulo II inicia con el Art. 2601. Dicha norma replica el principio


establecido en el art. 2594 para derecho aplicable al disponer que “La jurisdicción
internacional de los jueces argentinos, no mediando tratados internacionales y en
ausencia de acuerdo de partes en materias disponibles…se atribuye conforme a
las reglas del presente Código…”

2
DREYZIN DE KLOR Adriana y SARACHO CORNET Teresita, Trámites judiciales internacionales, Zavalía,
Buenos Aires, 2005, pág. 79.
3
DREYZIN DE KLOR Adriana y otra, op. cit. 2
Es decir, establece la supremacía jerárquica de los tratados por sobre las
disposiciones legislativas, de conformidad a lo dispuesto por nuestra Constitución
Nacional en los arts. 31 y 75 inc. 22.

Asimismo, le atribuye un papel destacable a la autonomía de la voluntad,


papel que se reforzará en los arts. 2605, 2606 y 2607.

En efecto, en el Art. 2605 se establece el principio de prórroga de


jurisdicción y en el Art. 26074 su regula sus diferentes modalidades (expresa o
tácita).

La prórroga de jurisdicción en sentido estricto consiste en el acuerdo de las


partes de atribuir jurisdicción internacional a los jueces de un país que no la tienen
en virtud de una norma de fuente interna, convencional o institucional5.

El fundamento de la prórroga de jurisdicción está dado por el propósito de


facilitar a las partes la elección de un tribunal neutral, evitar problemas de
litispendencia y lograr la efectividad de la resolución que defina el conflicto6.

Son requisitos para que se configure la prórroga: a) que se trate de una


materia patrimonial e internacional, es decir, el caso deberá tener algún elemento
extraño al derecho local; b) podrá prorrogarse a favor de jueces o árbitros
extranjeros –otorgándole un papel destacable al arbitraje-; c) debe hacerse por
escrito al momento de formularse el acuerdo; d) puede admitirse en forma tácita
con posterioridad una vez suscitado el conflicto.

III.- Tipos de jurisdicción internacional (Arts. 2602, 2607, 2608 y 2609)

4
Art. 2607: “La prórroga de jurisdicción es operativa si surge de convenio escrito mediante el cual los
interesados manifiestan su decisión de someterse a la competencia del juez o árbitro ante quien acuden. Se
admite también todo medio de comunicación que permita establecer la prueba por un texto. Asimismo
opera la prórroga, para el actor, por el hecho de entablar la demanda y, con respecto al demandado, cuando
la conteste, deje de hacerlo u oponga excepciones previas sin articular la declinatoria”.
5
DREYZIN DE KLOR Adriana y otra, op. cit. 2
6
BOGGIANO Antonio, Curso de Derecho Internacional Privado, Abeledo Perrot, 1991.
La doctrina efectúa una clasificación genérica de jurisdicción internacional
en: a) directa; b) indirecta. La directa es aquella que posee un juez por
llamamiento de un tratado o ley interna (esto determina a su vez el criterio
unilateral y bilateral de atribución de jurisdicción). El criterio unilateral es el que se
concreta a través de la norma local para los jueces locales. El criterio bilateral es
el que se materializa a través de los tratados para las autoridades judiciales de
cualquier Estado.

La jurisdicción internacional indirecta, en cambio, es aquella que responde a


la cooperación jurisdiccional (prevista en el nuevo Código en los Arts. 2611 y
2612).

Si bien el Código Civil y Comercial de la Nación no contiene una calificación


de la tipología de jurisdicción directa e indirecta, regula algunos otros tipos de
jurisdicción internacional directa como la jurisdicción concurrente (Art. 2608) y
exclusiva (Art. 2609).

Ciertamente, la concurrencia se encuentra establecida en el Art. 2608 que


dispone: “Excepto disposición particular, las acciones personales deben
interponerse ante el juez del domicilio o residencia habitual del demandado”, ya
que nos da una opción entre dos foros personales.

Además de disponer la concurrencia, deja definido el criterio atributivo de


jurisdicción clásico y de alcance general en materia de relaciones personales,
como es el foro del lugar del domicilio o residencia habitual del demandado7.

Por otro lado, en el Art. 2609 el Nuevo Código regula la jurisdicción


exclusiva: “Sin perjuicio de lo dispuesto en leyes especiales, los jueces argentinos
son exclusivamente competentes para conocer en las siguientes causas: a) en
materia de derechos reales sobre inmuebles situados en la República; b) en
materia de validez o nulidad de las inscripciones practicadas en un registro público
argentino; c) en materia de inscripciones o validez de patentes, marcas…”

7
SCOTTI Luciana, Comentario al Título IV Disposiciones de Derecho Internacional Privado en Código Civil y
Comercial de la Nación comentado de Editorial Hammurabi, Buenos Aires, 2015, tomo II, pág. 673.
Como bien lo expresa SOTO8 este precepto viene a llenar una carencia
normativa y recoge la tendencia jurisprudencial en materia de jurisdicciones
exclusivas.

Esta norma posee su apoyatura en la concepción a priori del orden público,


ya que el legislador dispone que sólo jueces argentinos pueden intervenir en las
cuestiones expresamente enumeradas en sus incisos. A esta regulación debe
agregarse la del Art. 2635 que ordena que en caso de niños con domicilio en la
República, los jueces argentinos son exclusivamente competentes para la
declaración en situación de adoptabilidad, la decisión de la guarda con fines de
adopción y para el otorgamiento de una adopción. Asimismo, el Art. 2606 que
establece que el tribunal elegido por las partes tiene competencia exclusiva, salvo
que ellas decidan expresamente lo contrario9.

IV.- Foro de necesidad (Art. 2602)

El Artículo aquí referenciado consagra una excepción a los criterios


atributivos de jurisdicción al disponer que: “Aunque las reglas del presente Código
no atribuyan jurisdicción internacional a los jueces argentinos, éstos pueden
intervenir, excepcionalmente, con la finalidad de evitar denegación de justicia…”

La norma 2602 viene a plasmar lo que la jurisprudencia ya había


consagrado en el caso “Cavura de Vlasov Emilia c. Vlasov Alejandro s. Divorcio y
separación de bienes” del 25/3/60 (se adjunta como material complementario). En
dicho expediente, la Corte Suprema de Justicia de la Nación consideró
competentes a los tribunales nacionales ya que, sino lo hacía, se colocaba a la
actora en una situación de indefensión, ya que corría peligro de no encontrar un
tribunal en el mundo ante el cual incoar la demanda, en virtud de que el
demandado tenía domicilio nómade.

8
SOTO Alfredo, Comentario al Título IV Disposiciones de Derecho Internacional Privado en el Código Civil y
Comercial de la Nación comentado de Editorial La Ley, Buenos Aires, 2015, tomo XI, pág. 955
9
SOTO Alfredo, op. cit. 8
Misma solución adoptó la Cámara de Apelaciones de San Isidro, Sala I, en
el caso “Muller Volker c. García Batista s. Restitución de Menor, Tenencia y
Régimen de Visitas” de Agosto de 2000.

Como lo explica DREYZIN DE KLOR10, existiendo normas atributivas de


jurisdicción internacional que prevean la intervención de autoridades extranjeras,
el juez nacional puede asumir la jurisdicción en casos excepcionales, en aras del
efectivo ejercicio del derecho de defensa y en garantía del acceso a la justicia.

El foro de necesidad –como bien lo caracterizó la jurisprudencia y la


doctrina- tiene su fundamento en el respeto de los derechos humanos
fundamentales y su consagración expresa en el Nuevo Código es una de las
tantas consecuencias del derrame transversal que los Tratados de Derechos
Humanos generaron en la legislación argentina.

O como también lo ha expresado FERNÁNDEZ ARROYO11, la base del foro


de necesidad reside en los principios del derecho internacional general tendientes
a evitar la denegación de justicia.

Por lo tanto, cuando se presentan casos en los cuales se puede llegar a


lesionar de manera grave derechos humanos fundamentales, los Estados pueden
decidir de manera unilateral arrogarse jurisdicción y permitir a sus jueces el
dictado, por ejemplo, de medidas urgentes. Pueden también abrir su jurisdicción a
fin de que los derechos sustanciales del actor no queden privados de tutela ante la
posibilidad de que se produzca una denegación internacional de justicia12.

Como el foro de necesidad consiste en un remedio excepcional, para su


aplicación deben cumplirse ciertos requisitos de aplicación restrictiva: a) debe
existir riesgo de denegación de justicia; b) siempre que no sea razonable exigir la
iniciación de una demanda en el extranjero; c) el caso internacional debe

10
DREYZIN DE KLOR Adriana y otra, op. cit. 2
11
FERNÁNDEZ ARROYO Diego, Competence exclusive et competence exorbitante dans les relations privées
internationales, en Recueil des Cours, 323, Paris, 2003, pág. 73.
12
SCOTTI Luciana, op. cit. 7
presentar alguna conexión con el país; d) esté en juego algún derecho humano, y
e) se atienda a la conveniencia de lograr una sentencia eficaz.

El cumplimiento estricto de estos requisitos para abrir la jurisdicción


argentina puede evitar la materialización de un foro exorbitante.

V.- Igualdad de trato (Art. 2610)

Otra consecuencia del derrame transversal de los derechos humanos en el


Nuevo Código se encuentra en el Art. 2610.

Dicha norma dispone que: “Los ciudadanos y los residentes permanentes


en el extranjero gozan del libre acceso a la jurisdicción para la defensa de sus
derechos e intereses, en las mismas condiciones que los ciudadanos y residentes
permanentes en la Argentina. Ninguna caución o depósito, cualquiera sea su
denominación, puede ser impuesto en razón de la calidad de ciudadano o
residente permanente en otro Estado…”

El Art. 2610 consagra el principio de no discriminación y de igualdad que


posee la Convención Americana de Derechos Humanos (Pacto de San José de
Costa Rica).

Asimismo se inspira en las disposiciones del Protocolo de Cooperación y


Asistencia Jurisdiccional en materia Civil, Comercial, Laboral y Administrativa
entre los Estados Parte del Mercosur de 1992 que en su art. 3 dispone: “Los
ciudadanos y residentes permanentes de uno de los Estados Partes gozarán, en
las mismas condiciones que los ciudadanos y residentes permanentes de otro
Estado Parte del libre acceso a la jurisdicción en dicho Estado para la defensa de
sus derechos e intereses…”

La consagración de la igualdad de trato procesal contraría las disposiciones


sobre arraigo contenidas en varios Códigos de rito locales, que ya se habían
dejado de aplicar como consecuencia de la importancia jerárquica que los
Tratados sobre Derechos Humanos habían adquirido en nuestro derecho.
La igualdad de trato procesal también se extiende a las personas jurídicas
(confirmación Art. 2610 in fine).

VI.- Cooperación Internacional (Arts. 2603, 2611 y 2612)

Se entiende por cooperación internacional, en sentido amplio, la


intensificación de los intercambios y relaciones en un campo determinado para
lograr un interés coincidente13.

La cooperación internacional en materia judicial, como especie de la


cooperación, consiste en la colaboración que un juez de un Estado se ve
precisado a solicitar de un juez de otro Estado, a fin de que lleve a cabo
determinados actos procedimentales14.

Ciertamente, la cooperación internacional es uno de los propósitos


esbozados en la Carta de las Naciones Unidas15. Este propósito busca
incrementar el bienestar de la población de cada Estado16.

Asimismo, la cooperación internacional se plasma como un “principio”


(aunque no enumerado explícitamente en la Carta). El mayor mérito del enunciado
de este principio -que tuvo sus orígenes en la doctrina internacional- reside en que
se lo concibe como una obligación de alcance universal y de contenido general17.

Lamentablemente, la Resolución de la Asamblea General de las Naciones


Unidas 2625 (XXV) toma la visión minimalista de la cooperación internacional,

13
BIOCCA Stella Maris, Claves Político-Jurídicas para la Integración Latinoamericana, Zavalía Editor, Buenos
Aires, 2001, pág. 17.
14
DREYZIN DE KLOR, Adriana y SARACHO CORNET, Teresita, Trámites judiciales internacionales, Zavalía,
Buenos Aires, 2005, pág. 72.
15
Art. 1 de la Carta de las Naciones Unidas: “los Propósitos de las Naciones Unidas son:…3. Realizar la
cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social,
cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del respeto de los derechos humanos…”
16
DIEZ DE VELASCO Manuel, Las Organizaciones Internacionales, Decimosexta edición coordinada por José
Manuel Sobrino Heredia, Tecnos, Madrid, 2010, pág. 166.
17
DIEZ DE VELASCO MANUEL, op. cit. 28
reduciéndola a la finalidad de mantener la paz y la seguridad internacionales, evita
de presentar deberes concretos y fórmula en términos débiles el deber de
cooperar.

La obligación de cooperar internacionalmente, de alcance universal y de


contenido general fue abordada nuevamente en la Carta de los Derechos y
Deberes Económicos de los Estados de 1974 –que no reviste el carácter de hard
law-.

Ciertamente, la obligación de cooperar internacionalmente en el ámbito


judicial tiene un importantísimo anclaje en la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (aprobada en San José de Costa Rica en 1969), que en el art.
8 dispone: “Garantías judiciales. 1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las
debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal
competente […]”

El art. 25 también resulta de aplicación para fundamentar la existencia de


una obligación de cooperar: “Protección judicial. 1. Toda persona tiene derecho a
un recurso sencillo y rápido […]”.

En efecto, la codificación de los derechos humanos en el ámbito universal y


regional (entre los que se encuentra el derecho humano de acceso a la justicia)
ha permitido construir una base segura para la cooperación judicial internacional.

En la actualidad, ya no pueden escudarse los Estados en una supuesta


afectación de la soberanía para no cumplir con un requerimiento de otro Estado
(como la traba de embargos sobre bienes inmuebles), porque ello no sólo
generaría responsabilidad internacional del Estado por incumplimiento de los
tratados de cooperación judicial internacional, sino también por violación del
derecho humano de acceso a la justicia.
Los especialistas18 se refieren a diversos grados de cooperación judicial
internacional:

1) Cooperación de primer grado: es aquella que abarca cuestiones de


mero trámite, como por ejemplo, notificaciones, obtención de prueba en
el extranjero (informes, declaración de testigos, etc);

2) Cooperación de segundo grado: comprende la traba de medidas


cautelares;

3) Cooperación de tercer grado: incluye el reconocimiento y ejecución de


sentencias y laudos arbitrales.

Como puede observarse, todas las actividades incluidas en los tres grados
de cooperación, suponen la actuación obligada del poder judicial de los Estados.
De modo que, los jueces son los principales agentes de la cooperación
internacional.

Sin embargo, el Derecho Internacional ha ampliado el campo de los


agentes intervinientes con la participación de las Autoridades Centrales
(organismos públicos de carácter administrativo) que colaboran con los jueces.

La labor de las Autoridades Centrales ha crecido en los últimos tiempos,


especialmente en materias que requieren de una pronta resolución (como las
cuestiones internacionales que se refieren a niños, niñas o adolescentes). Ello ha
sido determinante para la creación de un cuarto grado de cooperación.

Ahora bien, el Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, en el Art. 2611


-disposición que no tiene equivalente en la anterior regulación local- dispone que:
“Sin perjuicio de las obligaciones asumidas por convenciones internacionales, los
jueces argentinos deben brindar amplia cooperación jurisdiccional en materia civil,
comercial y laboral”

18
Ver por ejemplo RAPALLINI Liliana, Temática de Derecho Internacional Privado, Editorial Lex, La Plata,
2009.
Debe aclararse que la principal regulación de la cooperación internacional
surge de diversos tratados en el ámbito multilateral, regional y bilateral (se
acompañan comentarios de la autora sobre los distintos grados de cooperación
como material complementario).

Sin embargo, se ha decidido reforzar la obligación de cooperar


jurisdiccionalmente desde el Código de fondo, deber que sólo reconoce como
límite el orden público argentino.

Como era de esperarse, el Nuevo Código regula también diversos grados


de cooperación. El primer grado es regulado en el Art. 2612 cuando dispone que
“Sin perjuicio de las obligaciones asumidas por convenciones internacionales, las
comunicaciones dirigidas a autoridades extranjeras deben hacerse mediante
exhorto…” (ver el desarrollo de este grado de cooperación en los materiales
complementarios)

El segundo grado se regula en el Art. 2603 que establece que: “Los jueces
argentinos son competentes para disponer medidas provisionales y cautelares…”
(ver el desarrollo de este grado de cooperación en los materiales
complementarios)

Sin embargo, el tercer grado de cooperación no ha recibido regulación


específica en el Nuevo Código, aunque resulta de aplicación el principio general
establecido en el Art. 2612 (ver el desarrollo de este grado de cooperación en los
materiales complementarios).

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