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1) ¿QUIÉN ESCRIBIÓ EL LIBRO? Lo escribió Josué. Es posible que la parte final sobre el funeral de Josué
lo haya escrito el sacerdote Eleazar, o Fines hijo de Aarón. Asi como algunos eruditos afirman que el
autor del capitulo 40 del sefer/libro de Devarim es Yehoshuaa.
2) ¿CUÁNDO FUE ESCRITO? Probablemente alrededor del año 1390 a.C.
3) ¿A QUIÉN FUE ESCRITO? A sacerdotes, Israel, Extranjeros y a Nosotros
4) ¿DE DÓNDE FUE ESCRITO? Testigo ocular en los lugares nombrados.
MÉTODO LITERARIO
1) ¿QUE GENERO DE LITERATURA ES EL LIBRO? Histórico
MÉTODO PANORÁMICO
1) ¿CUÁL ES LA IDEA PRINCIPAL DEL LIBRO? Conquistar la tierra prometida de Israel, siendo
instrumento de juicio. De un total de más de un millón de personas, yehoshua /Josué y kalev /Caleb
fueron los únicos que salieron de Egipto y entraron en la tierra prometida.
2) ¿CUÁL FUE LA RAZÓN PRINCIPAL POR LA CUAL SE ESCRIBIÓ ESTE LIBRO? Dios cumple sus promesas
a pesar de nosotros Deuteronomio 32:6. Dar la historia de la conquista de la tierra prometida.
CÓMO LEER JOSUÉ
¿Tienes sueños sin realizar? Israel seguro los tuvo... Por treinta y ocho años ellos pagaron un precio
elevado debido a su falta de fe y obediencia. Ahora la próxima generación tiene una nueva
oportunidad, ¡y no la va a desperdiciar! A medida que caminan en obediencia, un río se detiene,
murallas caen, enemigos son derrotados, y sus sueños anhelados por tanto tiempo se vuelven
realidad.
El libro de Josué se divide en dos secciones. La primera, una increíble historia de valentía, fe, milagros
y estrategias innovadoras para poder ganar una batalla tras otra. ¡Alcanzar nuestros sueños no
depende de nuestras habilidades, tamaño o recursos, sino de nuestra fe y obediencia!
Una vez que los enemigos han sido derrotados, el plan de Dios continúa, desplegándose a través de la
segunda parte. Dios no los deja discutiendo entre ellos acerca de a quién le corresponde qué. Él les da
una descripción muy detallada de la tierra que Él seleccionó para cada tribu, asegurando un
fundamento para la paz y la justicia. Anímate al leer este libro, pues de la manera en que Dios tenía
un plan específico para las doce tribus, ¡Él también tiene un sueño particular en mente para cada uno
de nosotros. Yehoshúa llego a ser un nombre –común- entre los Israelitas, en otro tono de estudio
podemos considerar que aun tú u otras personas te consideren ser una persona común o corriente;
puedes legar a conquistar grandes cosas.
Este libro puede ser comparado con el libro de Efesios del Brit Hadasha –al cual le estaremos
refiriendo constantemente- Efe. 1:3 lo podemos comparar directamente con –Yer/Jer.23:8 y con
Ez/Yehezquel 37:21-28. Leamos Lev./Vayikra 20:24; Deu./De. 4:22; 5:33; 9:1; hay una relación directa
con lo que sucederá en el contexto histórico del libro de Yehoshúa 1:11 con todos estos pasajes; sin
embargo hay que notar una palabra peculiar en todos ellos es la palabra Yarash o yaresh que significa
poseer (ocupar desalojando a los habitantes previos, expulsar, ירשdentro de su significado
pictográfico encontremos un gran mensaje: יque significa brazo u obra; רcabeza o líder; שdientes ,
destrucción, el brazo de nuestra cabeza destruirá; A lo largo de nuestra historia, cada líder judío ha
tenido una característica central que lo definió - Avraham fue definido por la middah de jesed-
bondad, Yitzjak representó la middah de gevurah- fuerza y Moshe, anavah - humildad, etc... ¿Cuál fue
la middah central? característica que definió a Yehoshua? La humildad y el servicio……
La Gemara dice que Moshé es comparado con el sol y Yehoshua con la luna ( Bava Basra 75a ). El
trabajo de la luna es reflejar la luz del sol en un momento en que la luz directa del sol no se puede ver
en la Tierra, es decir, en la noche. De manera similar, la característica definitoria de Yehoshua fue que
continuó desde donde lo dejó Moshé, viviendo su legado, haciendo lo que Moshé hubiera hecho si
todavía estuviera vivo. Por lo tanto, Yehoshua se describe en la Torá como 'el ayudante de
Moshe' ( Shemot 24:13 , Bamidbar 11:28 ) - una frase que aparece en el pasuk inicial de Sefer
Yehoshua también. Ebed haShem: siervo de HaShem.
El termino EBED HASHEM עבדen si mismo en su gematria nos arroja otro interesante mensaje
Veamos su pictografía
עes un ojo –mirar,visión-
בbet es una casa- estar dentro-
דes una puerta
El mensaje entonces nos queda así: el que mira dentro de la puerta,,,
Yeshua es la puetta: yoh. /Jn. 10:7; 14:6; rom. 5:2; efe. 2:18.
Yehoshua no era un hombre importante, o prominente entre su pueblo pero adquirió relevancia
gracias a este calificativo, lo cual nos puede dar un mensaje mas- para reflexionar- no necesariamente
debemos ser “alguien” o tener un llamado especial o un titulo honorario para llegar a ser un Ebed
HaShem sino qu;e poniéndolo de un modo, una persona común y corriente siempre y cuandocumpla
este requisito de ser un siervo estar dispuesto a obedecer y esforzarse para cumplir la Torah puede
hacernos los candidatos idóneos para una labor de alto honor.
Bosquejo
Josué 1–6 Los hijos de Israel cruzan milagrosamente el río Jordán y entran en la tierra prometida.
Inician su conquista de la tierra al destruir la ciudad de Jericó.
Josué 7–12 Israel pierde una batalla contra el pueblo de Hai a causa de su desobediencia. Después de
arrepentirse de su desobediencia, los israelitas prosperan en la batalla al pelear el Señor por ellos.
Ellos obtienen control de la tierra prometida.
Josué 13–21 Se divide la tierra prometida entre las tribus de Israel. Sin embargo, no todos los
habitantes inicuos son expulsados de la tierra. Los israelitas instalan el tabernáculo en un lugar
llamado Silo. Algunas ciudades se designan como ciudades de refugio.
Josué 22–24 Antes de su muerte, Josué exhorta al pueblo a ser valiente, a guardar los mandamientos
del Señor y a amar al Señor. Él y el pueblo hacen convenio de elegir al Señor y servirlo sólo a Él. Josué
y Eleazar, el tercer hijo de Aarón, mueren.
En la primera fase, Yehoshúa dirige los ejércitos unidos de Israel para conquistar y poseer la tierra.
Con ellos vence la resistencia de todos los reyes que habitaban el país. La sección termina en el
capítulo 12, con una larga lista de todos los reyes derrotados.
La segunda parte comienza en (Jos 13:1) explicándonos que Yehoshúa —ya entrado en años— había
dejado de dirigir los ejércitos unidos de Israel, y comenzaba la segunda parte de la conquista.
Quizá alguien se pregunte por qué eran necesarias dos fases para la conquista. Para contestar esa
pregunta debemos comenzar analizando los hechos históricos:
En la primera fase, Josué iba capitaneando los ejércitos unidos de Israel. Tras la conquista de cada
ciudad, Josué no podía permitir a los israelitas que se instalaran inmediatamente en ellas para
poseerlas, porque el ejército tenía que estar unido hasta el final de toda la conquista. De no ser así, el
ejército quedaría demasiado menguado al llegar al norte de Canaán, donde había reyes poderosos,
que fácilmente los habrían derrotado.
De ahí que el hebreo emplee una palabra especial para describir el proceso por el que ellos "tomaron"
estas ciudades. El término no quiere decir que poseyeran las ciudades en el sentido de entrar y residir
en ellas, sino que expresa la idea de que derrotaron al pueblo que allí vivía.
Al llegar al final de la primera fase, encontramos que Josué era un hombre viejo y que ya no dirigía los
ejércitos unidos de Israel. Ahora cada tribu tenía que "tomar posesión" de los territorios que le habían
sido concedidos. Una "toma de posesión" para la que el hebreo usa un verbo diferente.
Esta segunda fase de la conquista resultó ser muchas veces una labor muy ardua para ellos, ya que
implicaba igualmente combate y pelea, porque si bien Josué había vencido a los reyes que ocupaban
aquellas tierras, cuando más tarde las tribus llegaron a tomar posesión de su herencia, se encontraron
que algunos de los cananeos habían vuelto y no estaban dispuestos a marcharse. Así que, para llegar
a tomar plena posesión de su herencia, tuvieron que luchar. Veremos cómo algunos lo hicieron bien,
mientras otros lo hicieron mal. Y al pensar en estas dos fases históricas de la conquista de Canaán, no
puedo resistirme a ver en ellas un prototipo de nuestra propia salvación. Encuentro que nosotros
también tenemos que hacer la misma distinción: Entre lo que Cristo ha hecho para introducirnos en
nuestra herencia y lo que todavía tendremos que pelear nosotros para disfrutar plenamente esa
herencia que Cristo nos ha dado. El apóstol Pablo es un claro ejemplo de esto cuando nos dice en el
capítulo 3 de Filipenses que, en cuanto a la cuestión de la justificación y la salvación, él tuvo que
rechazar todos sus intentos y esfuerzos de antaño para guardar la ley de Dios y descansar plenamente
en Cristo, siendo hallado en él, no teniendo su propia justicia, que era según la ley, sino la justicia que
es por la fe en Cristo Jesús. Pero más adelante nos dice que, aunque sabía que ya había sido
justificado, sin embargo tenía que seguir luchando:
(Fil 3:12-14) "No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro
asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo
ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo
que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús."
Esto se aplica también a nuestra propia experiencia cristiana. Así que, por un lado la primera parte de
Josué es para nosotros una ilustración de lo que Cristo ha hecho para llevarnos a nuestra herencia
celestial. No se trata, por tanto, de lo que nosotros tenemos que hacer para entrar en la herencia,
sino de lo que Cristo, nuestro Josué, ha hecho y de lo que todavía ha de hacer para introducirnos
plenamente a nuestra herencia. Por otro lado, la segunda parte de Josué nos servirá como una
ilustración de las batallas que nosotros personalmente tendremos que librar para entrar plenamente
en el disfrute de nuestra herencia.
Antes de iniciar pripiamente el estudio quisiera hiciéramos un poco de historia para comprender
mejor los hechos que están por ocurrir, miremos el siguiente mapa y consideremos los sufrimientos
que tuvieron que pasar durante los últimos 40 años en el desierto.
Ramesés Israel fue sacado de Egipto (Éx. 12; Núm. 33:5).
Sucot Después que los hebreos partieron de este, que fue su primer campamento, Jehová los guio
desde una columna de nube de día y desde una columna de fuego de noche (Éx. 13:20–22).
Pi-hahirot Israel cruzó el mar Rojo (Éx. 14; Núm. 33:8).
Mara El Señor sanó las aguas de Mara (Éx. 15:23–26).
Elim Israel acampó junto a las doce fuentes de aguas (Éx. 15:27).
Desierto de Sin El Señor mandó maná y codornices para alimentar a Israel (Éx. 16).
Refidim Israel luchó contra Amalec (Éx. 17:8–16).
Monte Sinaí (monte Horeb o Jebel Musa) El Señor reveló los Diez Mandamientos (Éx. 19–20).
Desierto de Sinaí Israel construyó el tabernáculo (Éx. 25–30).
Campamentos en el desierto Se llamó a setenta ancianos para ayudar a Moisés en el gobierno del
pueblo (Núm. 11:16–17).
Ezión-geber Israel atravesó pacíficamente las tierras de Esaú y de Amón (Deut. 2).
Cades-barnea Moisés envió espías a la tierra prometida; Israel se rebeló y no pudo entrar en la tierra;
Cades sirvió de campamento principal para Israel durante muchos años (Núm. 13:1–3, 17–
33; 14; 32:8; Deut. 2:14).
Desierto oriental Israel evitó entrar en conflicto con Edom y Moab (Núm. 20:14–21; 22–24).
Río Arnón Israel destruyó a los amorreos que lucharon contra él (Deut. 2:24–37).
Monte Nebo Moisés contempló la tierra prometida (Deut. 34:1–4) y pronunció sus tres últimos
discursos (Deut. 1–32).
Llanura de Moab Jehová dijo a Israel que dividiera la tierra y echara a sus habitantes (Núm. 33:50–56).
Río Jordán Israel cruzó el río Jordán sobre tierra seca. Cerca de Gilgal se colocaron piedras del lecho
del río Jordán en conmemoración de la división de sus aguas (Josué 3:1–5:1).
Jericó Los hijos de Israel tomaron la ciudad y la destruyeron (Josué 6).
1. (Josué 2:1a) Josué envía espías delante.
Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: “Andad, reconoced la
tierra, y a Jericó.”
a. Recordamos que todo esto tuvo lugar durante los tres días que Josué ordenó a la nación esperar a
las orillas del Jordán (Josué 1:11). Dios tiene un propósito especial para esos tres días.
b. Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente: Este tipo de preparación cuidadosa
muestra fidelidad, no falta de fe. Las promesas de Dios de éxito para nosotros nunca deberían
ponernos en inactividad. Nos deberían impulsar a andar en actividades de Dios.
i. No se nos dice quienes eran los dos espías, pero la tradición judía – especulación, en realidad – dice
que era fieles Caleb y el Sumo Sacerdote Eleazar.
No debe causar gran sorpresa que Dios haya usado a una persona espiritualmente falible. El hombre
común y corriente, incluso el que ha sido salvo por la gracia de Dios, también es un instrumento
incompleto, no muy apto para servir a Dios. Sin embargo, a través de la Biblia podemos observar que
al Señor le ha placido usar instrumentos humanos, frágiles, débiles, de barro, pero dispuestos a creer
en él como Rahab. ¡Qué milagro que Dios use a personas como nosotros! Podríamos decir como el
apóstol Pablo: “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por
fiel, poniéndome en el ministerio” (1 Timoteo 1:12). Y en otra parte dijo: “A mí, que soy menos que el
más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio”
(Efesios 3:8).
Josué se levantó de mañana, y él y todos los hijos de Israel partieron de Sitim y vinieron hasta el
Jordán, y reposaron allí antes de pasarlo. Y después de tres días, los oficiales recorrieron el
campamento,
a. Vinieron hasta el Jordán... y reposaron allí antes de pasarlo.: Dios le dijo al pueblo de Israel que
esperaran tres días junto a la orilla del rio Jordán (Josué 1:11). Todo ese tiempo, el pueblo de Israel
vio un rio corriendo, hinchado por las lluvias primaverales justo frente a ellos. Debieron haber
pensado, “¿Cómo vamos a cruzar este rio?”
i. Una cosa era cruzar a unos cuantos espías (tal como sucedió en Josué 2), pero aquí hablamos de
cruzar una nación de millones, con todas sus posesiones – ¿Cómo lo lograrán?
b. En este momento como este, toda la asombrosa charla de vivir en la tierra prometida puede sonar
muy hueca. Hay un obstáculo aparentemente imposible bloqueando el camino – ¿Cómo lo hará esta
vez Dios?
Un obstáculo de la naturaleza
Notamos enseguida que el obstáculo que tenían por delante no eran los enemigos cananeos, ni una
ciudad amurallada, ni un ejército, sino el río Jordán, que en esa época del año estaba desbordado y
lleno de maleza (Jos 3:15). Se trataba, por tanto, de un obstáculo puesto allí por la misma naturaleza.
Nosotros también, para entrar a poseer la herencia incontaminada, incorruptible e inmarcesible que
tenemos reservada en el cielo, tendremos que atravesar igualmente un obstáculo puesto por la
misma naturaleza: la muerte. Es evidente que vivimos en un universo moribundo que día a día va
envejeciendo, lo mismo que nuestros cuerpos. Y salvo que podamos vencer el obstáculo de la muerte
y la decadencia humana, es inútil hablar de una herencia incorruptible.
Pero la doctrina central del mensaje cristiano es que la muerte ha sido vencida por nuestro Señor
Jesucristo. Cierto que él murió, tal como estaba anunciado en las Escrituras, y que fue enterrado, de la
misma forma que probablemente nosotros lo seremos también un día. Pero esto es sólo la primera
parte del evangelio, porque al tercer día resucitó de entre los muertos y de una forma tangible se
apareció a una multitud de testigos, consiguiendo así que nuestra herencia sea una realidad. Veamos
cómo lo describe el apóstol Pedro (1 P 1:3-4) "Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo
que, según su grande misericordia, nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de
Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada
en los cielos para vosotros."
Un obstáculo de la naturaleza
Notamos enseguida que el obstáculo que tenían por delante no eran los enemigos cananeos, ni una
ciudad amurallada, ni un ejército, sino el río Jordán, que en esa época del año estaba desbordado y
lleno de maleza (Jos 3:15). Se trataba, por tanto, de un obstáculo puesto allí por la misma naturaleza.
Nosotros también, para entrar a poseer la herencia incontaminada, incorruptible e inmarcesible que
tenemos reservada en el cielo, tendremos que atravesar igualmente un obstáculo puesto por la
misma naturaleza: la muerte. Es evidente que vivimos en un universo moribundo que día a día va
envejeciendo, lo mismo que nuestros cuerpos. Y salvo que podamos vencer el obstáculo de la muerte
y la decadencia humana, es inútil hablar de una herencia incorruptible.
Pero la doctrina central del mensaje cristiano es que la muerte ha sido vencida por nuestro Señor
Jesucristo. Cierto que él murió, tal como estaba anunciado en las Escrituras, y que fue enterrado, de la
misma forma que probablemente nosotros lo seremos también un día. Pero esto es sólo la primera
parte del evangelio, porque al tercer día resucitó de entre los muertos y de una forma tangible se
apareció a una multitud de testigos, consiguiendo así que nuestra herencia sea una realidad. Veamos
cómo lo describe el apóstol Pedro
(1 P 1:3-4) "Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo que, según su grande misericordia,
nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una
herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros."