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EJERCICIOS ESPIRITUALES IGNACIANOS EN LA VIDA DIARIA

CARTA DE SAN IGNACIO A QUIEN DESEA HACER LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES

Querido Amig@

Mi gran deseo fue siempre hablar a la gente de Dios y de Jesús … crucificado y resucitado, para que así pudieran llegar a
integrar su libertad en la libertad de Dios.

Yo tuve un encuentro directo con Dios, donde Dios mismo me enseñó, como a un niño un maestro de escuela.

Sí, yo, Ignacio de Loyola, conocí a Dios …Padre, Hijo y Espíritu Santo indefinible y misterioso; y sin embargo, cercano; que
era imposible confundirlo o equivocarse.

Dios mismo …Yo conocí a Dios mismo, y no sólo con simples palabras humanas que lo describían.

Todo esto es gracia … don … y creo que el Padre, Hijo y Espíritu Santo desean dar este don a todos los que quieran abrirse
para recibirlo.

Plasmé la estructura de ésta experiencia de encuentro con Dios en un pequeño manual que bauticé como los Ejercicios
Espirituales.

Di estos Ejercicios a todos aquellos que consideraban poder sacar provecho de este ofrecimiento de ayuda espiritual.

Yo daba estos Ejercicios con la convicción que Dios mismo desea comunicarse directa y personalmente con la persona
generosa, deseosa de descubrir su Voluntad y dispuesta a actuar responsablemente en el mundo. A través de los años se ha visto que,
si los ejercitantes se disponen con una actitud generosa, es Dios mismos quien los conduce.

Dios mismo puede y quiere venir directamente hacia sus criaturas humanas. Y estas lo conocerían verdaderamente cuando
esto suceda y experimentarán el designio de Dios para su propia vida.

La meta del recorrido de los Ejercicios es ayudar a otros a experimentar a Dios directamente, y a darse cuenta que el
incomprensible misterio que llamamos Dios está cerca… y que podemos hablar con Él. Encontrar a Dios, experimentarlo, devolver
amor por amor en las opciones que haces.

Tengo algunas sugerencias para tí: ¿deseas encontrarte con el Señor? ¿deseas basar tus opciones de vida según lo que Jesús
te propone?
Tendrás que pagar un precio: el precio es tu paciencia; el precio es dejar de lado, ocupaciones y decisiones apremiantes que
dispararán tus energías y te dejarán tan desconcentrada que no serías capaz de darte a ti misma, los momentos de soledad que mis
Ejercicios Espirituales suponen.

El precio es un compromiso de rezar, cada día en un tiempo preciso. En lo posible más oración y más disciplina en ella de
la que tú estabas acostumbrado a hacer.

El precio es esperar que Dios invada tu existencia y confiar que Él lo hará.

El precio es que tendrás que abandonar tus métodos personales … y esperar …. Al menos un tiempo.

A veces sentirás que nunca debiste haber comenzado, y experimentarás una variedad de reacciones frente a las que te irás
haciendo más y más sensible. Reacciones interiores, algunas de las cuales son movimientos espirituales. Agitación y alegría; paz,
inspiración, felicidad, tristeza, desánimo, lágrimas, esperanza, esclarecimiento, tentación, miedo, …

En mi Manual de los Ejercicios Espirituales, yo las describo como “agitaciones” causadas por la acción del Buen o del Mal
Espíritu.

La ventaja de hacer los Ejercicios Espirituales en la vida corriente, es que tú serás conducido hacia una integración de tus
experiencias del Señor con tu vida diaria. En los próximos días te parecerá que muchas de tus actividades laborales, familiares o
sociales, te estarán alejando del Señor. Te aseguro. sin embargo, que, si eres fiel a tu compromiso diario de oración y a lo que irás
aprendiendo en el curso de los Ejercicios Espirituales, empezarás a encontrar a Dios en todas las cosas; serás capaz de buscar su
Voluntad en cada acontecimiento, de ver a Jesús en todas las personas. Serás capaz de juzgar y decidir bien en todas tus actividades.

Tu guía es un compañero de viaje, de peregrinaje; un pecador como tú, una persona de la cual Dios se sirve en este
momento de tu vida. Como un instrumento para guiarte.

Termino recordándote que el amor consiste en un intercambio entre dos partes involucradas. En los Ejercicios, tú eres el
amado; y quien te ama es Dios. Él desea compartir contigo todo lo que posee… incluso su vida en íntima comunión. Gracias a ese
amor que Jesús derrama en tu corazón, serás capaz de compartir todo lo que tu posees.
¡ANIMO!

Ignacio de Loyola

Lee pausadamente esta carta, deja que estas palabras lleguen a tu corazón.

Quédate con aquellas palabras de la carta que, son una invitación del Señor.

¿A qué me invita?

¿Cuáles son mis deseos y expectativas al iniciar estos Ejercicios Espirituales?

Escribe en tu cuaderno las resonancias que te deja esta carta

Puedes elegir los textos de la liturgia de la semana y rezar con ellos.

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