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UCA Editores
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D. ll.© 2010 Oean Brnckley
D. R.© 2010 UCA Editores
Titulo origina/
Th.e Cal/ to v;scernment in 1l·oub/ed "/fo,es: New Perspectives on tlw T>"onsfor,native
Wisdom o/J91wlius Q(Loyola. Crossroad Puhlishing Co.• Nueva York, 2004
Traductores
Joseph Owen.s y Rosa Campos-Brito
UCA Editores
Universidad Centroamericana "'.José Simeón Cañas"
Apartado postal 01-575
San Salvador. El Salvador, Centroamérica
Teléfono y fax: (503) 22 10 66 50
ucaeditores@buho.uca.edu.sv
v,a,;w.ucaeditores.com.sv
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B19-7e "Brackley, Oeau
Espiritualidad pata la s11lidaridad : nu- pel'l<pectivas
,,.,. ignacianas/ Pean Bracldey. -ta. ed.·- San Sah"ador, � satv.:
UCA Editores, 201-0-.
426 p.; 21 cm. -- {Toología latinoatnericána; 35)
lSlJN 97%'99923-59-31•0
7. El Llamamiento........................................................... 81
8. El reinado de Dios....................................................... 97
9. La contemplación de Cristo ................ 107
10. Las Dos Banderas........................................................ 115
11. El camino descendente..................... 133
12. Humildad y solidaridad ............................................... 153
13. Expandir el alma 159
DISCERNIR Y ílFCIDIR
vii
PASIÓN Y CO�PASIÓN
RF.SURRECC'IÓN
ÜRAC'IÓN
viii
La conversión de la correctora de estilo:
un prólogo para los escépticos
Ellen Calmw,
X
LhJ PRÓLOGO PARA LOS ESCÉPl'JCUS
..
Casi no había pisado el campus de la UCA desde 1989,-==-·
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XI
EsrrRITUALIDAD PARA LA SOI.IDAII.JLJAO
Xll
l)� PRÓLOGO PAR ,\ 1 ()\ léSCÉPTICOS
Xlll
E�PIRITUAL!DAD PARA LA SOLlDARlDAD
"La fuerza 4ue por la mecha verde impulsa a la flor, perturbándose sobre
el mundo encorvado con ¡ah! alas radiantes" (la frase se inspira en líneas
de la poc�fa de Dylan Thomas y Gerard Manlcy Hopkins).
XIV
u¡,; PROLOGO PARA LOS F.SCÉP neos
XV
EsrlRITt:AL!DAI) �AR,\ LA SOLIDARIDAD
XVI
UN PROLOGO PAR" I.OS ESC'Él'l'll'ü�
xvii
E.�PIRITLALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
¿Qué hacer con esta tan imprevista gracia? Miré por la ventana:
todavía era Navidad; todavía estaba sola. Lo que hice -inclu
so con mayor delectación que antes- fue simplemente seguir
adelante con mi tarea de corrección de estilo, preguntándome a
la vez cuánto tiempo podría durar esa sensación increíble. Un
poco después, habiendo estado callado durante días, el teléfono
sonó. De alguna manera, aunque era una extravagancia de larga
distancia y nunca me había llamado antes. no me sorprendió oír
XVUI
UN PROLOGO PARA LO� ESCilPTlCOS
XlX
Esr1kl'JVALlüAD 1-'ARA LA SOl.lrHRIOAl)
XX
LJN PRÓl.0(,0 PARA I OS ESCl'.PT!COS
xxi
ESPIRll'U,\LlDAD P<>.RJ\ LA SOLIDARIDAD
xxu
Libres para amar
3
ESPIRITUALIDAD PAR,\ 1.A SüLIDARID,>,D
4
Ul\'A ESPlRlTUALlDAD PARA LA SOI.ID,\R!U,\l)
5
EsPIRJTl: ;>.LIDAD PARA Li\ SOLID.-\RID,\D
6
Ul\A ESPIRIT1. 1 ,\I mAD PARA IA SOLlDARJD.\fJ
7
ESPIRITUALIDM) PARA LA SOJ.lDARIDAD
8
U\A ESPIRrl l!ALIDAD PARA LA SOLlDARlD'>lJ
9
EsP JRITUAL!nAD PAR,,._ LA SOLIDARIDAD
1I
EsP IRl'l'U1\LIDAD PARA LA SOJ.IDARlDA.D
Conclusión
Con nuestras principales instituciones en crisis, nos cuesta
predecir hacia dónde se dirige el mundo. Algunos creen que
esta situación global les ofrece a los grupos de personas muy
comprometidas una mejor oportunidad que la que tendrían en
3. En este libro, los número, entre corchetes, sin má., indicacione,, se refie
ren a la numeración estánd11r de los párrafos de Ejercicios cspirituale.1· .
Para simplificar, evitaré lo, parénte�is dobles como (lj. [36]) y preferiré
lcf. 361 Se citará el texto autógrafo (en castellano) de t)ercicios e.1piritua
/es, con leve� camhios. siguiendo con frecuencia la versión actualizada,
llevada a su término por Manuel Iglesias, S.J.: San Ignacio de Loyola.
t,jercicivs espir(tua/t'.� (léxto modernizado), 2.' ed., Madrid, 1991. Aun
que no e, nece�ario, sería títil tener a mano un ejemplar de los Ejacicios a
la hora de leer este lihro.
12
LJ:,.A l.:SPIRITUALID;\D P/\RA L1\ �OLIDARIDAD
13
2. La libertad interior
15
ESPJRIT1/ALIDAJ) PARA LA SOLIDARIDAD
El Principio Fundamental
La sabiduría y las canciones populares nos ofrecen muchos
consejos acerca de cómo vivir y cómo amar, pero ¿hasta dónde
nos llevan esos consejos'! Este libro ofrece un camino de mayor
rigor basado en la sabiduría espiritual de Ignacio de Loyola, el
fundador de los jesuitas.
Un conjunto de proposiciones básicas llamado el Principio
FundamenlaF encabeza el libro de los Ejercicios espirituales de
Ignacio. El Principio Fundamental traza el corazón del drama
de la vida. Explica cómo llegar a ser libres para amar. Con la
adición de una enmienda aclaratoria al inicio, se lee así:
Los seres humanos son creados para amar a Dios con todo el
corazón y todo el alma, esencialmente amando y sirviendo a sus
�emejantes. De esta manera. participan en el plan de Dios de lle
var a toda la creación a su plenitud y así alcanzar su propia reali
zación plena (vida eterna).
Las otras cosas sobre la faz de la tierra son creadas para los seres
humanos, y para que les ayuden a conseguir el fin para que son
creados.
De donde se sigue, que el ser humano tanto ha de usar de ellas,
cuanto le ayudan para su fin. y tanto debe privarse de ellas, cuan
to para ello le impiden.
Por lo cual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas
creadas, en todo lo que cae bajo la libre detenninación de nuestra
libertad y no le eslá prohibido; en tal manera que no queramos,
de nuestra parte, má� salud que enfermedad, riqueza que pobreza,
honor que deshonor. vida larga que corta, y así en todo lo demás,
solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce al fin
para el que hemos sido creados [23].
He tocado el texto levemente. El original comienza: "El
hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios
nuestro Señor y, mediante esto, salvar su ánima". Yo he traducido
16
LI LIRERTI\D INTERIOR
17
ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
18
L\ LUJtRT/\D IN'l'ERIOR
19
EsnRlTCAUDAD PARA L,\_ SUl.lDARTD/\D
Alianza, miedo y fe
Asiria no nos salvard.
110 montaremo.� a rnhal/o,
y no diremos más "Dio.1 nuesrro "
a la obra de nuestras manos,
oh, tú, en quien fwlla misericordia el huérfa11v.
(Os 14, 4)
20
LA LIBERTAD IN! loRIOR
21
EsPIRITUALlD.-\0 PARA LA SOLIDARIDAD
22
LA LIBERT"i.D IKTER!OR
23
ESP!RlTllALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
24
] .A 1 .TRFRTAD 1:-JTERIOR
25
ESP!RlTUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
26
L;, L![lER1AD Jc;TI:RIOR
Conclusión
Según el Principio Fundamental, nuestra realización depende
de nuestra liberación para amar. I .as inseguridades de la vida
suscitan nuestro� temores -a las privaciones, al rechazo, y a
la muerte-. Al crecer. el miedo "desordena" nuestros amores y
nos impele a servir a los ídolos que esclavizan y deshumanizan.
Con fe podemos entregarnos al Misterio que nos rodea, con
confianza de que el universo está en buenas manos. La fe en
esta bondad radical supera al temor y ordena nuestros amure�.
Pero para acoger esta bondad radical, es necesario confrontar
la realidad del mal. La verdad -la doble verdad, sobre el mal
radical y sobre la bondad radical- nos hará libres.
27
3. La realidad del mal
29
ESPIR[Tl1,\LID,\D PARA L>. SüLlllAR][l-\D
1. La� Semana� de los Ejercicios reflejan una progresión en la vida. así como
en el retiro. No son etapas de nenmiento que las persona!> trascienden en
definitiva, sino qlle son momentos sucesivos que recurrirán más adelante,
enriquecidos por lo que sucedió antes. Después de vivir los momentos
posteriores, po<lemo� revivir los anteriores en una nueva luz.
30
LA RL:AUD,\!J DEL .\1 ,\L
31
ESl'lRITU,\L][l'\D PARA LA SOLIDARJJ)J\D
32
LA REALIDAD DEL \.!Al
33
ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
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L\ REALIDAD DEc.l. MAi
35
ESP1RlT11ALiDAD PARA LA SOLlD',l{l[M[)
36
L\ RFf\J ll}f\l) DFI \.1AJ,
37
J::SPJRJT{l¡\J.ll)A[) PARA LA SOLIIJARI!)AIJ
El antirreino y la idolatría
La pobreza no es, en primer lugar, un problema técnico. Sobre
todo, es un problema moral, el gran pecado de nuestros tiem
pos. Raras veces concebimos el pecado en estos términos. Ge
neralmente aplicamos esa etiqueta primero a las acciones per
sonales - robo, adulterio, mentira, homicidio- y después, por
analogía, al pecado original, al pecado habitual (el vicio), y tal
vez al pecado estructural. Desde un punto de vista, esto es co
rrecto. El pecado personal es la raíz de todo pecado. Sin embar
go, eso solo es una parte del problema. El Nuevo Testamento
toma los pecados personales con toda seriedad, pero los coloca
38
L_;,, Rí:ALIIVI.D DFI. \ML
10. Es una de las n1zones por la que empezarnos aquí, y no con e! pecado de
Ad,\n y Eva. Conviene ¡¡fiadir que no debería sorprendernos que Ignacio
demuestre poca conciencia del concepto moderno de pecado estructural,
aunque sí tiene un agudo sentido del pecado como un vasto empeño o un
antirreino (como veremos).
39
ESPIRITUAi líHD PARA LA SOLIDARIDAD
Conclusión
En resumen, el mal es un vasto empeño que sigue la lógica de
los ídolos. Sobre todo, es el saqueo de los pobre& y los débiles.
Tenemos que enfrentar el mal para llegar a ser más plenamente
humanos. El conocimiento del mal que ayuda a liberarnos es
aquel conocimiento interior que involucra a la persona entera.
Tal conocimiento entra lentamente y, a veces, con dificultad.
El mal al que cada uno de nosotros más tiene que enfrentar,
sin embargo, es el propio. Cuando sabemos que estamos aco
gidos y perdonados, este desafío inquietante es más fácil -de
hecho, es liberador y dador de vida-. Nos dedicaremos ahora
a considerar ese mensaje.
40
4. El perdón
El pudrt' diju a sus sienus: "Dense prisa, trair:an el me;ar
vestidn y v��tan/o, pánganle un anillo en la mano y unas
sandalia.\ en los pies. Trai1;an el novillo crhado, máten!a.
y comamos y afehremos una fiesta, purqm' es/e hijo mío había
muerta y ha nwltu a la vida: se había perdido y ha sido ha/fado".
(Le 15, 22-24)
41
ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
Primero la aceptación
Entonces, ¿en dónde estamos? ¿Podemos enfrentar nuestro pe
cado? ¿Podemos vencer esos antiguos hábitos? ¿Cómo vamos a
responder al sufrimiento del mundo?
42
hL l'l,RDÓN
43
Esr1run.:AUDAD PARA LA Vll,lll,\RIIJAIJ
La culpa y el perdón
Usredn no están br�io la 11'),,
sirw bajo fa gracia.
(Rm 6, 14)
Un día, cuando Marta Dimas me visitó, la invité a almorzar.
Marta tenía como veinte años. Hacía tiempo, ella y su fami
lia, extremadamente pobre, habían sido forzadas por el Ejército
salvadoreño a salir de su aldea. Cuando puse un plato de pollo
dehmtc de Marta, ella se paró sin pensarlo, inclinó la cabeza y
dio las gracias. Cuando te1minó de comer, le ofrecí otra porción
y ella respondió cortésmente: "No, gracias". "Vamos -dije
yo-, ¿quién sabe cuándo podrás comer así otra vez?". "De
veras, eso basta", dijo ella con una sonrisa y añadió: "No puedo
acostumbrarme a lo que no puedo tener".
Marta había aprendido a administrar su hambre y sabía que
el comer mucho hoy solo agrava las cosas mañana. Estaba con
fundido, y después un poco avergonzado, cuando me di cuenta
de la verdadera situación de Marta. No era que tuviera que sen
tirme mal por tener comida. Mát. bien debía sentir dolor porque
Marta no comía bien - y además sentirme motivado a hacer
algo al respecto-.
Tal vez usted ha sentido algo parecido cuando se encuentra
con gente sin hogar o sin atención médica. En las mañanas
44
heladas de 1937, Dorothy Day se sentía así cuando pasaba por
las lllas d<.: gente buscando comida en el Ilajo Manhattan. Ella
escribe:
Cada mañana como cuatrocientos hombres llegan a la calle Mott
para ser alimentados. Es difícil decirles, con akgría y franqueza,
''Buenos días" cuando pasamos por allí para ir a misa. [ . . . J Más
bien, uno tiene gana� de tomarles las manos y decirles: ·' ¡ Per
dónennos, perdonémonos! Todos lm 4ue estamos más cómodos,
que tenemos un lugar donde dormir. tres comidas al día, trabajo
remunerado, nosotros �omos responsables por la condición de us
tedes. Somos culpables de pecados propios y ajeno�. ¡ Perdónen
nos y que Dios nos perdone a todos 1 "."
Dorothy expresa !a "vergüenza y confusión de sí mismo"
que Ignacio nos exhorta a pedir [cf. 48, 50, 74]. Estos no son
esos amargos sentimientos de culpa que nos afligen cuando
ofendemos a la autoridad o cuando no cumplimos con nuestros
propios ideales. Esta vergüenza y esta confusión son sentimien
tos que nos humanizan, que brotan desde nuestra tristeza por
la dignidad pisoteada y nuestro sentido de solidaridad con las
víctimas. A diferencia del remordimiento amargo, estos senti
mientos nos mueven hacia adelante. hacia la reconciliación.
La sociedad moderna produce personalidades frágiles. El
consumismo nos hace sentirnos inadecuados por nuestro as
pecto, nuestro peso o nuestra edad, ya que no alcanzamos los
ideales promocionados por la publicidad y multiplicados por
la presión de nuestros pares. En este contexto, la expectati
va de enfrentar nuestros fracasos mondes nos puede parecer
otra humillación más, esta vez a manos de un fiscal divino.
¿Cómo podemos superar eso? Tenemos que reemplazar estas
malas noticias falsas por las buenas noticias: ¡somos aceptables
y ya somos aceptados, y eso no depende de méritos o de llenar
expectativa alguna! Si no estamos bien, pues eso está bien. Así
45
EsrmJTU¡\LIDAD PARA LA SOUDARlD,\ll
46
EL Pf<.RDÓN
En otras palabras...
La Carta a los Hebreos dice que, como Cristo murió de
una vez para todas, todos estamos perdonados de una vez
por todas7 • Antes de Cristo, los sacrificios eran ofrecidos
repetidas veces para expiar los pecados. Pero el amor
hasta-la-muerte de Cristo fue como un "sacrificio" todo
suficiente que logró el perdón definitivo. Ahora, solo te
nemos que aceptar ese perdón y reaceptarlo cuando falle
mos. Ya no hay más necesidad de sacrificios expiatorios,
47
ESP!RITl'ALIDAD PARA l \
. SOI.IDARln-\[l
48
EL PERDON
49
EsPIR!TllAL!DAD PARA LA SOLIDARIDAD
50
Tratar con la gente rechazada nos pone en contacto con no
sotros mismos. La persona marginada evoca desde dentro par
tes de nosotros que hemos marginado, que hemos desterrado
a un exilio inconsciente, y así nos sana. (El hecho de que este
encuentro nos pueda sanar me sugiere que nuestro sufrimiento
psíquico tiene profundas ra(ccs en el tipo de sociedad en que
vivimos. ¿No será que el tormento psicológico de las colonias
opulentas sea la otra cara de la decadencia de los barrios mar
ginados? Si es así, entonces la curación de nuestras divisiones
internas depende de lo que hagamos para sanar nuestras divi
siones sociales.)
Finalmente, las víctimas nos colocan ante la misericordia
divina. Muchas personas que visitan a Centroamérica experi
mentan una paz profunda al ser acogidas tan cordialmente por
los pobres -aun ante5 de haber superado la complicidad que
puedan tener con las injusticias sufridas por estos y miles de
millones de otros como ellos-. En tales encuentros, las masas
pobres del mundo emergen del anonimato y se convierten en
seres de carne y hueso tridimensionales. De hecho, hay más
de tres dimensiones aquí. Los ojos de las víctimas nos llaman
como pozos insondables. La persona marginada es como una
puerta que se abre hacia el Misterio divino.
lsaías relató la historia de un Siervo de Yahvé cuya aparien
cia era repulsiva y quien sufrió horriblemente, pero resultó ser
la fuente de curación y vida para los demás:
Despreciado, marginado.
hombre doliente y enfermizo
como Je taparle el rostro por no verlo.
Despreciable, un Don Nadie.
j Y con todo, eran nuestras dolencias las que él llevaba
y nuestros dolores los que soportaba!
No�otros lo tuvimos por azotado,
herido de Dios y humillado.
Él ha sido herido por nuestras rebeldías,
51
f-,.SPIRITl l,\]J[),\D PAR,\ L,\. SOl.11)-\l{l[J.\D
52
EL PEJWON
53
ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLJD'I.RlDAD
Conclusión
La experiencia de aceptación y perdón hace posible que en
frentemos nuestra participación en el mal del mundo. El Nuevo
Testamento dice que Dios ofrece este perdón, no importa lo que
hayamos hecho -no porque seamos buenos, sino porque Dios
es bueno- . Con frecuencia es a través de las personas que
hemos ofendido, u otras víctimas, por las que recibimos estas
noticias liberadoras que nos sanan.
Por supuesto, hacen falta dos para reconciliarse. Por nuestra
parte, tenemos que admitir nuestras fallas y cambiarnos. Ahora
examinemos ese reto.
54
5. La reforma de vida
55
ESPIRll'\ 1ALJDAD PAR.\ LA \ULILJ,\RIUAD
56
LA R�HlRMA DF VIDA
2. Véase [32-43] para la� formulaciuncs t.le Ignacio en el lcngu.ije del siglo XVI.
3. l. Ellacuría, "Las iglc:sias latinoamericanas interpelan a la Iglesia de
fapaña". Sal Terral' 3 ( 1982), p. 230.
57
ESPIRIRALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
La transformación personal
Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte
a la vida porque amamos los hermanos.
( 1 Jn 3 , 14)
58
LA RI:FORMA DE VIDA
59
ESPIRITUALIDAD P,\RA LA SOi .lDARJDAlJ
La conversión
El teólogo Bernard Lonergan escribe lo siguiente:
El ser humano "realiza su autenticidad en la auto-tras
cendencia. [... ] Nuestra capacidad de auto�tn1sccndencia
[. . . ! llega a ser actualidad cuando uno se enamora. Nues
tro ser se transforma entonces en un estar- e namorado.
[... ] Una vez que ha florecido, y en tanto en cuanto per
dura, leste enamoramiento] se constituye en el primer
principio. De él fluyen nuestros de.seos y temores, nues
tras alegrías y tristezas, nuestro discernimiento de los va
lores, nuestras decisiones y nuestras realizaciones".
"[ ... l El estar enamorados de Dios es la realización bási
ca de nuestra intencionalidad consciente. Esta realización
trae consigo una felicidad tan profundamente arraigada
que puede permanecer a pesar de la humillación, del fra�
caso, de la privación, del dolor, de la traición, de la de
serción. Esta realización trae una paz radical, la paz que
el mundo no puede dar"7 •
7. Ibid.,pp. 105-107.
60
LA REFOR\1,\ DC VIDA
La suprema tragedia
Jesús /rs dijo. "¡Más le i-11/dríu a ese hombre
110 haber nacido!" .
(Me 14, 2 1 )
Con la conversión, cambiamos nuestra dirección moral. Al frn
de cuentas, nuestras vidas se mueven hacia una de dos direc
ciones. O vivimos básicamente para satisfacernos a nosotros
mismos, o nos abrimos para responder a las necesidades rea
les a nuestro alrededor. Digo "básicamente'', porque nadie es
completamente egoísta ni perfectamente amoroso. Aun cuando
seamos fundamentalmente generosos, todavía tenemos nuestros
vicios menores. Aun cuando seamos fundamentalmente egoís
tas, podríamos hacer cosas bondadosas.
En el lenguaje de las escrituras, servimos o al reinado de
Dios o al proyecto mortal del pecado, El reinado sigue la lógica
de la luz (verdad) - libertad - amor ----a. vida. En cambio, el
antirreino siguc,Ia dinámica de la oscuridad (mentiras) - es
clavitud ----a. indiferencia/odio - muerte.
Una persona es capaz de rendirse a esta lógica de la muerte,
haciéndose un asesino en serie, un torturador, un dictador de
los grandes o bien de los pequeños. Somos capaces de conver
tir la vida en un infierno en la tierra. O bien podemos hacemos
colaboradores del mal en virtud de nuestra apatía glacial. Para
el último ejercicio de la Primera Semana, Ignacio nos invita a
fijarnos seriamente en el camino del antirreino, viendo lejos,
hasta sus últimas consecuencias !cf 65-71J. ¿Qué significaría
entregarnos completamente a esa lógica? ¿A dónde nos condu
ciría? Ignacio recomienda que sintamos la amarga tragedia de
la muerte moral y e!:>pirituaL Aquí podemos visitar en nuestra
imaginación algunos de los ejemplos trágicos del infierno que
hemos visto en la misma tierra.
Huy en día se nos aconseja tomar las cosas "lite", a la ligera
- no tomar nada muy en serio, ni el nacimiento ni la muerte-.
61
ESPJRITLALlfJAD l'ARA LA SOLIDARIDAD
Conclusión
La reforma de vida implica enfrentarnos al pecado. También
implica el perdón, la curación y la liberación del desorden de
nuestro pasado. Implica lucha. pues. Todo esto remueve profun
dos sentimientos en nosotros. Cuando nos comprometemos con
el cambio, experimentamos dos tipos de sentimientos a un nivel
profundo: por un lado, desánimo y fuertes deseos de retroceder;
por otro lado, entusiasmo, esperanza y alegría por la expectativa
de una nueva manera de vivir. ¿Qué significan estos sentimientos?
¿Qué pasa con los pensamientos y las inclinaciones-a-actuar
que brotan de ellos? ¿ Cómo debemos interpretarlos? Ignacio
trata todo esto en la primera serie de sus "Reglas para el discer
nimiento", que vamos a examinar seguidamente.
62
6. Reglas para el Discernimiento
Movimientos interiores
Reformar nuestra vida provoca tristeza y miedo, pero también
entusiasmo por el futuro. La anticipación de un compromiso
serio (como el matrimonio) causa movimientos interiores pare
cidos. Estos merecen mucha atención, sobre todo el miedo y el
desánimo que pueden obstaculizar dicha reforma. ¿,Cómo son
los movimientos interiores de los cuales hablamos?
Puede que me encuentre sintiéndome desalentado o agotado
por haber decidido cortar una relación dañina o superar un mal
hábito. O tal vez, habiendo roto la relación, yo anhele tener lo
que he dejado atrás y tiemble por el futuro. ¿Habré hecho un
compromiso que no puedo cumplir? ¿Podré manlener este esti
lo de vida? ¿Querré hacerlo?
Además de la conversión y los grandes compromisos, los
retos cotidianos también pueden provocar miedo y desánimo
que de5carrícn nuestras sabias decisiones. La necesidad de en
frentarnos con una persona difícil puede dejamos abatidos. El
63
FSP!RlT\/,\UDAIJ PAR"- L>\ SOLIDARIDAD
64
lnteriorcs 1 • Ignacio presenta la:. Rcglas en dos ¡nirtes. Aquí exa
minaremos la primera serie de Reglas, que son especialmente
útiles durante los tiempos de reforma. Más adelante, explica
remos la segunda »erie'. Las Reglas están basadas en la propia
experiencia de Ignacio y también en lo que él aprendió ayu
dando a otros. Son criterios para entender y responder a los
estados emocionales como los que acabamos de describir
-Ignacio los denomina ·'consolación" y "desolación"- . Estas
no son emociones cualesquiera en la periferia de la experien
cia, como el dolor durante una enfermedad o el placer que uno
siente al oír una gran pieza de música. Más bien son conmo
ciones y humores, estados y corrientes afectivas que nos afec
tan globalmente, dotando a nuestras emociones ordinarias de un
tono distintivo. Y eso es porque aquellos estados surgen desde
nuestras profundidades de tal manera que, paradójicamente,
parecen proceder de más allá de nosotros [i:f 3 21.
Como los escritores del Nuevo Testamento, Ignacio presu
pone que vi vimos en algo parecido a un campo de fuerzas do
ble. Los seres humanos, sus relaciones y sus instituciones ma
nifiestan dos tipos de tendencias: un movimiento hacia la luz
(la verdad). la libertad, el amor y la vida; y otro movimiento en
dirección opuesta, hacia la oscuridad (la mentira), la esclavitud,
el egoísmo y la muerte. Detrás de estos últimos están Satán y
sus demonios; detrás de los primeros están el Espíritu de Dios
y sus ángeles buenos.
Etiquetar al poder del mal de manera precisa es menos im
portante que nuestra capacidad de reconocerlo en operación.
Puede ser que consideremos que los antiguos estaban engaña
dos por su manera de personificar el mal. Ese no es el problema
65
'
Ewrn.lTUALIDAD PAR/\ ]_,\ SOLIDAR!DAI)
66
REGLAS PARA E!, fJISCERNJ.\IJENTO
67
ESPIRIT\JALID,\l) PAR/\ L", SOLIDAR!D>,D
4. Day. Selected W/'itings (c. 2, n. 1), p. 12. Las "emociones especiales [ ...]
wcedieron solo al oír la palabra de Dio�". Sin embargo, la consolación no
se asocia siempre con la palabra de Dios explícita ni con el simbolismo
religioso manitie.,to.
68
Rl,GL,\S PARA FL DISCER'-IJ\1TEJ\TO
69
ESPIRITllALlDAD PARA LA SOLIDARIDAD
70
REGLAS PARA El D!SCERNlMJloN"!O
71
ESPIRln' ALIDAD PARA LA sor TíJ,>,Rll)All
72
7. Podemos bend!Ciarnos mucho de !a desolación. La re
sistencia firrrn.: nos fortalece. La vida no es un lecho de rosas.
Hay que sonreír y aguantar. La gente pohre y los ancianos nos
pueden enseñar mucho al respecto. La desolación nos ayuda
también a apreciar qué tan débiles somos cuando dependemos
solo de los propios recursos. T:lmbién nos descubre si hacemos
las cosas coITectas solo cuando nos producen un sentimiento
agradable. finalmente, la desolación puede ser una advertencia
que nos despierte al hecho de que estamos flaqueando.
8. Cuando estamos en desolación, hay que recordar que la
consolación está a la vuelta. Esto requiere esfuerzo cuando la
desolación paraliza la memoria y la imaginación. Igualmente,
cuando estamos en consolación, no hay que inflarnos demasiado,
porque ¡la desolación seguramente vendrá! (véase Jn 16, 20-22).
9. Dos criterios finales de la primera serie de Reglas apun
tan a la segunda serie. Primero, el enemigo trabaja como un
seductor que está tratando de cautivarnos en una aventura ilí
cita. Para que su plan tenga éxito, los avances ambiguos del
seductor tienen que quedar ocultos. Cuando la persona que e5
el blanco de la seducción habla del asunto en confianza con un
amigo o un consejero, entonces el plan ya fracasó. La lección
para nosotros es que las tentaciones pierden su poder cuando
las revelamos a un sabio confidcnle. Nos aprovecha mucho de
sarrollar ese hábito.
Segundo. los ataques del enemigo están personalizados.
Como un comandante inteligente que está evaluando un obje
tivo militar, el enemigo nos evalúa y nos ataca por los puntos
débiles. Por eso tenemos que conocer nuestras debilidades y
fortalecernos contra el ataque.
La gran utilidad de estas Regl::1s, para evitar trampas y avan
zar en la libertad-para-amar, solo se aprecia en la práctica y,
normalmente, con e! acompañamiento de personas sabia!-. que nos
ayuden a diagnosticar las mociones interiores y responder a ellas.
73
EsPJRITl!ALIDAD PARA LA SOL!DARJLJAD
1 1 . "El qut;: ponga una piedra de tropiezo [o: c�candalice] a uno de esto�
pequeños f... ]" (Mt 1 8:7).
74
REGLA� �ARA El 0JSCERl\'!MIEKTO
12. q: 132]. "Orígenes trascemlentcs" no significa "de algün otro mundo". Sig
nifica orígenes que nn son objetos ordinarios <le la cxperienci<1, o activi
dad en el "nivel más profundo" de la realid<1d. Véase D. Brackley, Diví,ie
Revulution: 5alvation and Liberation in Catholic Thought, Maryknoll,
Nueva York. 1996. capítulo 3 sobre Rahner y pp. 100-102 sobre la trascen
dem:Í¡¡ en el pensamiento de Xavier Zubiri e lgn<1cio Ellacuría.
75
ESPIR! l'UALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
76
RtGLA� PARA loL D1sn.RNIMIFI\TO
Conclusión
Es difícil sobreestimar la importancia de la consolación y la de
solación. Volveremos a ellas más adelante, cuando examinemos
la segunda serie de Reglas.
Hasta aquí hemos reflexionado sobre el mal y sobre cómo
llegar a ser libres de nuestras faltas pasadas y presentes. Pero
¿libres para qué? ¿Reformarnos para qué? ¿Hacia dónde nos
dirige la conversión? La conversión nos abre a la realidad. No
nos lleva al destino final, sino que nos orienta por un camino.
¿Cómo reconocemos el camino? ¿ Cómo avanzamos por ese ca
mino? Eso es lo que vamos a tratar a continuación, empezando
con un lema ignaciano central: el llamado de Cristo.
77
r
Algo por lo que valga la pena vivir
81
ESPlRJ'!L\LJIJAIJ PARA LA SOUD/\R][)i\[)
1. La paradoja e s que Max Weber veía la noción de vocación como crucial para
el nacimiento del mismo capitalismo. Véase su obra dá.\ica La ética protes
tante y el espíritu dPl capitalismo, México D. F., 2003; edn. orig., 1904.
82
EL LLAMA!,1IENTO
83
ESPIRITUALIDAD PARA I A SOLIDARIDAD
84
EL LLIIMIIMTF>-:TO
Comadronas y mediadores
Por la noche, Pah/o tuvo un.a visión: Un macedonio
: pficáridule: ""Pasa a Macedonia y aylidano.1· "'.
estaba de pie m
(Hch 16, 9)
85
ESPIRITUALIDAD P,\RA LA SOLIDARWAD
El Llamamiento de Cristo
Jesús les dijo: "Vengan conmigo. y le� haré llegar
.,
a ser pescadores de humbrb . Al instante.
dejando las redes, lo siguirron.
(Me J , 17-18)
86
EL LLAMAVIIEITTO
87
ESPIRITUALIDAD PAR.\ LA SOLIDARIDAD
88
EL LLA!,,!A.\11ENTO
9. Parnfrnscamos; ej. Fleming, Draw Me, p. 87. Según Gilles Cusson (quien
sigue a 1. C\émence), la primera repuesta. ]a de cualquier persona digna
(ba�ada en "juicio y razón·· J96]). compromece a los que responden a la
causa (trabajo) de Cristo. Las mi:diúas adicionales, para los que tienen
más deseos [97 1 , los \·1nculan más íntimamente con la persona de Cristo.
Véase Cusson. BibTheol. pp. 197-204. Al tomar en cuenta la resisten
cia al llamado, Ignacio sigue la lógica de la Parábola del Sembrador
(Me 4, 1-9). La '·semilla'· de la Palabra de Dios se siembra entre una va
riedad de amenazas. Puede caer en sucio pedregoso y no echar raíces (sin
una base s()lida. d oyente sucumbe a las pruebas). ],a semilla que germina
puede todavía ser ahogada por los espinos (el deseo tle riquezas y otras
preocupacione� del mundo ). Es por e�o que las huenas intenciones de un
"compromiso total" frecuentemente no "dan fnno al lreinla o sesenta o
ciento por uno" (cf. Me 4. 13-20; también. Le 14, 28-33).
89
ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
90
allá, gritando a todo pulmón. Tú eres una de las elegidas del
Señor; Él ha puesto su mano sobre ti. Él te ha hecho un llama
do. un llamado al servicio, ¡en su nombre!".
Unas semanas más tarde, Tessie le explicó a Coles lo que su
abuela (y mentora) quería decir aquella mañana: "Si solo man
tienes tus ojos fijos en lo que debes estar haciendo, entonces
llegarás allá, a donde quieres llegar". "Los policías dicen: 'No
los mires; solo camina con ta· cabeza en alto y con la mirada
hacia adelante'. Mi abuelita dice que Dios está allí, y Él está
mirando también, y que yo debo recordar que lo que estoy ha
ciendo es una ayuda para Él; y si lo sirves, entonces eso es lo
importante. Así que sigo intentando'".
Cuando por lin la integración fue lograda y las turbas hos
tiles desaparecieron, Tessie le confió a Coles: ''A nosotros nos
tocaba persuadidos de no enojarse tanto; entonces ellos se tran
quilizarían, y tendríamos la integración, y ahora está pasando.
Así que hicimos el servicio que nos tocaba hacer para Nueva
Orleáns, y mi abuelita dice: 'Luego, habrá alguna otra cosa que
hacer', porque deberías estar siempre intentando echarle una
mano a Dios" 1 º.
Tessie era más que una _joven víctima atrapada en una con
frontación racial. Ella se veía como delegada de Dios para ayu
dar en la integración de Nueva Orleáns y para convencer a los
segregacionistas amargados en el proceso. Esto le dio el sentido
de propósito que ella necesitaba para perseverar.
1 0 . R . Coles, The Cal/ ofService: A Witness to ldea!ism, Boston. 1993, pp. 3-7.
91
ESPJRITFAUDAD PARA LA SOLIDARIDAD
92
EL LLA\1A\.1lElüO
93
EsrIRfTTJ,>,LlD",D PARA LA SOL!DARlflAD
94
EL LLAMA'l,llENTO
Conclusión
95
8. El reinado de Dios
El tiempo se ha rnmplido
y el reino de Dios está cerca:
conriértanse y crean en la Buena Nueva.
(Me 1 , 15)
1. Véase http://www.forumsocialmundiaLorg.br/.
97
EsrIRITIJALIDAD PARA L'\ SOLIDARlDAD
98
EL REl!\ADO DE ÜJ05
99
l::51'TRITL'>\LIIJAD PARA LA SOLIDARIDAD
100
L
EL RFl)\";>.[_J(J Ulc Dios
101
ESPIRJTUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
La revolución de Dios
Yu he venido para que rengan vida, y la tengan en abundancia.
(Jn 10, 10)
102
EL RlclN/\DO DE Dios
103
r ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
104
EL R[IN1\DO DE Dios
Conclusión
Aunque el simbolismo del reinado de Dios procede de un pa
sado lejano, su significado general está claro todavía hoy en
día. Significa buenas noticias en un mundo repleto de malas
noticias. Es un proyecto de liberación del pecado, la pobreza, la
injusticia y la violencia. Significa una nueva comuni<lad <londe
la dignidad de todos y todas sea respetada. Significa la armonía
con el medio ambiente. Significa un nuevo mundo.
¿Cuál es nuestro lugar en todo esto? La fe cristiana respon
de que hallaremos nuestro lugar en este proyecto conociendo
y siguiendo a Jesucristo. Por eso vamos ahora a considerar a
Cristo, quien llama. Él se ofrece a sí mismo como el modelo
a seguir y como mentor para una vida de amor y servicio. Al
contemplar y reproducir su manera de vivir, sus seguidore� des
cubren su lugar en el drama del reinado de Dios.
105
r
9. La contemplación de Cristo
l. Esto es lo que pasa con las obra.� maestras, o '·clásicas" Véa�e O. Tracy,
The Analogical Jma�irwtion, Nueva York. 1981, sobre todo el capúulo 3.
107
ESPIRITLALIDAD !'ARA LJ\ SüUD,\RlD '\D
108
L'I. CONn.\1PT ,\CION ll�. CRISTO
109
ESPlRlTUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
1 10
LA C'ONTEMPLACION DE CRISTO
111
r
'· ESPIRJTUALIDAD PARA LA SOLLDARIDAD
7. Cf. S . M . Schneiders, Women and the Word: The Gender oJGod in the New
Testament and the Spirituality of Women, Nueva York, 1986, pp. 52-53.
8. lbíd., p . 5 1 .
9. Cj. ibíd., pp. 58-61.
1 0 . Cf. Dyckman et ál., Spiritual Exercises Reclaimed (c. 1 , n. 2), p. 187. Las
autoras ofrecen una buena sfntesis de una gama de escritoras feministas
sobre el tema.
112
LA CONTEMPLACION DE CR1STO
Compañeros de Cristo
La contemplación de la vida de Jesús es un ejerc1c10 imagi
nativo, pero no una fantasía. Para los creyentes, Cristo está
presente de la manera que no lo están Mozart y Juana de Arco.
Él vive entre nosotros a través de su Espíritu. El EspÍiitu, traba
jando a través de nuestra imaginación, nos comunica un cono
cimiento interior de Cristo e inspira un amor por él y su manera
de vivir. Esta es una forma de consolación en la que experi
mentamos su llamado. La causa de Cristo nos aty.e y produce
la amistad. Esa amistad sostendrá a los compañeros en medio
de las privaciones y los rechazos que les esperan por el camino.
La vocación de ellos es vivir como Jesús vivió y continuar
su trabajo. Es el seguimiento. Eso no significa reproducir los
detalles de su vida, sino sus actitudes y su manera de actuar.
Empleando sus talentos, los compañeros de Jesús responden
creativamente al mundo como él respondió al suyo 1 1 • Como
modelo y mentor12, Jesús les revela tanto su persona como su
causa. El Nuevo Testamento deja ver cuáles eran los contornos
básicos de esa causa en un lugar y una era distantes. Hoy, en la
práctica del seguimiento, compartido en comunidad, en acción
y contemplación, el Espíritu de Cristo revela a sus seguidores
lo que significa el reinado de Dios concretamente para ellos,
en su propio tiempo y lugar (ej. Me 4, 10-11), y cuál es la
mejor manera para que cada quien participe en esa causa. A
través de la consolación, el Espíritu nos guía y nos impulsa a
concretar nuestras vocaciones.
113
EsPIRJT!IAUfMD PARA LA SOLIDARID,Ul
Conclusión
Cristo se hace "modelo y regla" [344] para quienes respondan
a su llamado. Su Espíritu los guía (vía la consolación) a repro
ducir sus actitudes y su manera de actuar. Sin embargo, abun
dan también los espíritus falsos y los desvíos equivocados a lo
largo del cámino. que puedan apartarnos de una vida de com
promiso. Tenemos que reconocer estos peligros. Sobre todo,
Ignacio hace hincapié en la necesidad de entender el camino
de Cristo, por el cual el compromiso se profundiza, madura y
fructifica. De esto trata la meditación que consideraremos en el
próximo capítulo. Dos Banderas es la me<lita<.:ión clave en los
Ejercicios ignacianos; es central para la espiritualidad ignaciana
en su conjunto.
1
l l4
10. Las Dos Banderas
115
E5PJR!TU>.Llfl,\l) PAR.>. LA SOLIDARIDAD
116
años futuros, reevaluar nucstrns vidas y concluir que valieron
!a pena. Ahora bien, ¿,perseveraremos en el compromiso? El
viaje será agitado. Muchos se atascarán por el camino, o aun
retrocederán. Todo alcohólico en recuperación sabe cuán fácil
es recaer. La generosidad no nos es algo natural. Si no estamo�
alertas, el amor puede revertirse antes de que no� demos cuen
ta. La llama parpadea, las brnsas se cnfrúm. Piénsese en todos
esos telccvangdistas, políticos, prelados, activistas comunita
rios, revolucionarios -comunidades religiosas y organizacio
nes sociales enteras- que arrancaron con las mejores intencio
nes, pero terminaron solo en recuerdos de proezas desteñidas, o
hundidos en escándalos.
La posibilidad de malograrnos, quemarnos o simplemente
esfumarnos nos obliga a preguntarnos hasta qué punto podemos
mantener nuestro compromiso y evitar 105 escollos en el cami
no por andar. Para que las buenas intenciones produzcan fruto,
necesitamos un conocimiento interior de la lógica del pensa
miento de carne y sangre, y cómo superarlo. Ese es el objetivo
de lo que posiblemente sea la contribución más ingeniosa de
Ignacio a nuestro entendimiento de la realidad: la meditación
sobre las Dos Banderas í l 36-147J. Es la meditación central de
los Ejercicios espiritualesl.
117
ESP!RITUALIDAD �ARA LA SOLlD",RIDAD
118
LAS Dos BANDER'-S
1 19
ESPlRJTlJ,\LlDAD PARA LA SOLJllARTll,\D
'
'
de servicio humilde que conduce a la cruz. En esta meditación,
sus seguidores encaran las preguntas que Cristo encaró al es
tar tentado en el desierto al comienzo de su ministerio (Mt 4,
1-11). ¿Buscaría ganar a la gente solo ofreciéndole pan o ha
ciendo proezas o conquistando poder como un Mesía\ guerre
ro'? ¿O bien se despojaría a sí mismo, como el siervo de todos,
en ohediencia hasta la muerte (Mt 20, 28; Flp 2, 8-9)?
En las Dos Banderas. reflexionamos sobre la contradicción
entre el seguimiento de Jesús y la codicia de riquezas, jun
to con el prestigio y poder que estas traen. Esta contradicción
práctica recuerda la reprimenda que Jesús hace a Pedro: '' ¡ Quí
tate de mi vbta, Satanás!". ¿Somos capaces de reconocer el vía
crucis como el camino hacia la vida?
La visión apocalíptica
Las escrituras apocalípticas florecieron en círculos judíos
justo antes y después del tiempo de Cristo. Los libros
de Daniel y Apocalipsis (Revelación) y el décimo tercer
capítulo de Marcos son ejemplos clásicos del género. Los
visionarios apocalípticos escribieron para suscitar espe
ranza en los fieles que eran perseguidos. Solían emplear
imágenes exóticas (enemigos monstruosos y héroes so
brenaturales como el "Hijo del Hombre") para transmitir
el significado trascendente de los acontecimientos actuales.
En la cosmovisión apocalíptica, Dios tiene un diseño
para la historia en su conjunto, y nuestras propias luchas
son parte de ese drama cósmico, en el que chocan entre
sí legiones de espíritus bueno� y malos. Se trata nada
menos que del desenlace final de la historia. Cuando ese
momento llega. Dios triunfará y creará un nuevo mun
do de justicia y paz. Mientras tanto, los fieles deberán
descifrar cómo, en los acontecimientos diarios, tanto las
fuerzas de la muerte como las de la vida están operando.
120
LAS Dos lJ,U>l)LR,\S
121
ESP!IUTllALIDAD PAR.i, LA SOLillARlDAD
122
LAS Dos BANDERA�
123
E�PIRJ 1 UALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
1 24
L'\� Dos BANDERAS
125
EsPlRITUALJÜAÜ PARA LA SOLIDARIDAD
126
LAS Dos BANDERAS
127
ESPIRITU \I.ID,\U PARA LA SOLIDARIDAD
Conclusión
La meditación de Dos Banderas esboza dos estrategias que no
son solamente para individuos. Como lm, imágenes apocalípticas
sugieren, se refieren también a proyectos sociales. Satanás tiene
128
r L.\S Dos 8.\NDERAS
129
EsPJRITL'ALlDAD PARA LA SOLlLJARlDAD
130
LAS Dos BANDERAS
131
I', '
11. El camino descendente
133
ESPIRITCALIDAD PARA LA SOLJDARIDAD
134
EL CAMINO DESCENDENTE
135
fSPJRITUALIDAD P.\RA LA SOL!DARIIMD
�-> -
los cuentos narrados por los familiares migrantes y turistas, y
los productos exhibidos en la vitrinas de las tiendas... todos
'·'1 seducen a la gente con la esperanza de que ese ascenso social
algún día vaya a convertir su weño en realidad4.
En los Estados Unidos, que promueve su "sueño americano"
por todo el mundo, la movilidad social ascendente es el camino
al éxito; es el sueño de una educación universitaria, un hogar
en las zonas residenciales de clase media y un garaje de dos
carros. Entraña iniciativa y trabajo duro, pero también impli
ca el individualismo crudo, el frenesí competitivo de "sálvese
136
quien pueda'" -cuando quienes no pueden y se pierden suelen
competir con desventajas, por falta de oponunidades y por la
discriminación-.
La movilidad ascendente puede ser un bien real o una falsa
deidad. La burguesía consumista le rinde culto en el templo de
esla última. Pero más que el arribismo social egoísta, aquí nos
interesa apreciar cómo la búsqueda de algo bueno, la seguridad,
se corrompe con el tiempo, a pesar de los motivos <lecentes
iniciales, y termina causando estragos no deseados. Este es el
tema de la novela La perla, de John Steinbeck: una familia po
bre cae en la mina después de descubrir una perla valiosa. Por
un lado, la movilidad ascendente puede significar la seguridad
económica para una familia de migrantes; y escaparse de la
pobreza es bueno. Pero, por otro lado, puede convertirse en un
escaparse de los mismos pobres. ¿De cuál de los dos tipos se
trata? ¿Cuál será a la larga? Podemos tener pan sin justicia; el
apego a las posesiones nos aparta unos de los otros.
Hoy las riquezas, los honores y la soberbia de las Dos Ban
deras se traducen en la movilidad social ascendente e indivi
dualista. El drama personal de esta carrera a su vez está incrus
tado en procesos sociales más amplios. Es parte de un proyec
to social cuyos rasgos generales, descritos abajo, caracterizan
cada vez más la vida social en todas partes, incluso en los paí
ses más pobres'. Desde un comienzo veremos que las "rique
zas" y los "honores" son más que tentaciones personales: estas
desempeñan también unas funciones sociales vitales.
Los elementos siguientes caracterizan el Proyecto de Babi
lonia hoy en día.
137
ESPJRITUAUDA!J PA-RA LA SOLIDARIDAD
138
EL CAMINO DESC'F"IDfNTF
139
ESPIRITCAI.IDAO P,\RA LA SOLIDARJIJAIJ
l40
la prostituta fea, el enfermo de sida, el alcohólico sin hogar, De
manera paralela. el ejemplar exitoso en la cima es visto como
la medida de lo humano: la estrella de cine. el presidente, el
jefe de un negocio, el papa, según el esquema de prioridades.
La movilidad social ascendente. La principal estrategia de la
vida es la movilidad social ascendente hacia el "éxito" como
meta. Mientras algunas personas nunca pueden subir lo sufi
cientemente alto en la escalera resbaladiza, otras parecen que
dar�e contentos con una cuota módica de seguridad. Pero nin
gún individuo puede cambiar las reglas del juego. Aun cuando
actúan con buena voluntad, los individuos que se esfuerzan a
ascender socialmente participan en proce�os más amplios, y
moralmente ambiguos.
La competencia. La lógica de la e�calera alimenta un tipo de
competencia que mina la confianza y a la comunidad. Desde
mi peldaño resbaladizo, yo percibo al escalador debajo de mí
corno una amenaza.
La pirámide. Esta lógica produce instituciones y sociedades en
forma de pirámide. (La escalera. una metáfora de las relacio
ne� sociales, sube por la pirámide. una metáfora política.) Con
la palabra "pirámide" me refiero a las instituciones y socie
dades donde uno:, pocos en la cima deciden por la mayoría,
sin que tengan que rendirle cuentas. Las pirámides excluyen a
muchas per5onas de la participación en decisiones que les afec
tan vitalmente. En la pirámide, l a autoridad y el poder, que son
necesarios en la vida social, son ejercidos como dominación,
para contener a los grupos más débiles y mantenerlos como
dependientes, ignorantes y divididos. La lógica de la pirámide
caractcriLa la mayor parte de las relaciones locales, nacionales
e internacionales.
Rl miedo, la desconfianza y la coación. La lógica piramidal
engendra corrupción y provoca reacciones hostiles, pero, so
bre todo, un clima de miedo, desconfianza y coerción. Hoy las
141
ESPlRll'UALIIJAIJ PARA L.-', SOLIIJ,-',Rll)AIJ
La institucionalización de la desigualdad
Los Estados Unidos es la más desigual entre las socie
dades industrializadas. El uno por ciento más rico de los
norteamericanos posee el 40% de la riqueza de la nación,
lo cual es más de lo que posee el 95% de quienes están
más abajow.
El sociólogo Immanuel Wallerstein explica cómo la in
justicia puede reinar en medio de la prosperidad de un
país democrático como los Estados Unidos:
Concebimos un sistema despótico como uno en el que un
solo hombre, o unos pocos en la cima, pueden dominar
y explotar a todos los demás. Pero de hecho, unos pocos
en la cima están limitados en su capacidad política de
extraer mucho de los que están en la base y, en realidad,
no necesitan mucho para sostenerse muy cómodamente.
Sin embargo, al expandirse el tamaño del grupo de los
que están en la cima, y al igualarse sus derechos polí
ticos entre sí, se aumenta la posibjJidad de extraer más
de la base; y de hecho, hace falta extraer más solo para
satisfacer las necesidades de los que están en la cima.
Una estructura política que otorga la libertad completa a
la mitad superior puede ser la forma más opresiva conce
bible para la mitad inferior. Y de muchas maneras, puede
142
EL CAJ\11KO DESCCNDl,NTb
ser también la fonna más estable. Puede ser que un país mi
tad libre y mitad. esclavo sí pueda perdurnr mucho tiempo.
La mera posibilidad de la movilidad socioeconómica as
cendente para el individuo, que los Estados Unidos como
país siempre ha protagonizado e institucionalizado, y una
idea que el resto del mundo ha tomado prestada, es uno
de los instrumentos más eficaces para que una sociedad
se mantenga mitad esclava, mitad libre. La movilidad
social ascendente justifica la realidad de la polarización
social. Minimiza la agitación al remover de la mitad in
ferior a muchos líderes potenciales de protesta, y al ofrecer
a los que quedan atrás el espejismo de una promoción futu
ra. Transfomia la búsqueda de mejoría en una competencia
con otros. Y en cuanto una capa sube un poquito la esca
lera, siempre hay otra más mísera que entra en la base. 1 1
En una sociedad liberal, la educación es crucial para el
ascenso. Sin embargo, la educación pública en los Esta
dos Unidos es financiada a base de los impuestos locales
sobre Ja propiedad, cuyo valor en las comunidades po
bres es abismal comparado con su valor en comunidades
más prósperas,
143
ESf'IKI l'L.Al.llJ.- \1) PARA l.,\ SüUJlll.11.ll)AIJ
12. Véase L. C. Thurow, 'J"he Ftaure of' Capita/ism: How Today's Economic
Forces Shape Tomorrow 's World. Nucv¡¡ York, 1996. pp. 1-2. Los Estados
Unidos en la década de los noventa foe una excepción.
1 3 . M. Castelb. La era de la información , vol. 3 , Fin de milenio. 2'' edn.,
Madrid. 2001 , caps. 2 y 3.
144
r EL Ci\Ml'\0 LJf:.SCEi\DE:-ITt.
145
FSPIRITL1ALJDAD P.\RA LA SOLIDARIDAD
146
EL CAMIKO DESCESLJE.NTr
147
r
i
ESPTRTTl: ,\UD·\D PJ\Rt\. LA SOLILJARTDAD
148
EL C,\Mll\O DESCTJ\DE'-!TE
149
EsPIR!TIJALIDAD PARA LA SüllllARIDAD
Conclusión
Estos son tiempos de clisis social global, en los que mucha
gente se siente insegura y solitaria. Kuestras reflexlones nos
llevan a la conclusión de que encontramos la segulidad en la
comunidad. Si buscamos primero el reinado de Dios y su jus
ticia, entonces nuestras necesidades de seguridad serán satis
fechas (c.f. Mt 6, 33). Tanto la seguridad como la comunidad
surgen de la fe y de la praxis de la solidaridad que sustituye
las relaciones e instituciones injustas con las justas. Para ser
auténtica y evitar la condescendencia, la solidaridad debe ser
humildad-en-la-práctica. Como el evangelio, Ignacio asigna a
la humildad un papel central en nuestras vídas. Pues solo en
su suelo es posible que el amor eche raíces, crezca y produzca
frutos. Para ser auténtica, sin embargo, la humildad ticrn: que
ser solidaridad. Procedamos ahora a reflexionar más sobre eso,
y después a desenmascarar las versiones falsas de la humildad.
El siglo de la solidaridad
Hoy no tenemos una hoja de mta hacia una sociedad más
humana, y tampoco tenemos un plan detallado para ella.
Eso es probablemente una bendición. Pero ¿cómo pode
mos avanzar hacia ella? Mientras la política siga siendo
importante, en estos días poca gente espera que los go
biernos, los partidos políticos o aun los movimientos de
liberación vayan a resolver el problema de la pobreza o
a salvar al medio ambiente. Al mismo tiempo, en muchas
partes del mundo estamos constatando el surgimiento de
grupos ciudadanos que impulsan el cambio desde abajo y
en direcciones horizontales en la base de las sociedades.
Las semillas de u n nuevo orden social están siendo sem
bradas por grupos de vecinos luchadores, pueblos indíge
nas, mujeres, minorías étnicas y sexuales, consumidores
e inmigrantes, grupos ambientalístas, organizaciones de
150
EL CAMINO DESCEJ\DE:ffE
151
ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIPARIDM)
152
12. Humildad y solidaridad
153
EsPIRJTlJALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
154
HUMILDAD Y �OLID,\RlDAD
155
ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARTl)AD
156
HUMll.D/\D Y SOI.TllllRlll,11)
Conclusión
Las Dos Banderas, los Tres Tipos de Persona, y las Tres Mane
ra� de Humildad son todos preparatorios para la elección en el
retiro ignaciano. La elección consiste en optar por un estado o
forma de vida, o una reforma seria de la vida, en respuesta al
llamado de Cristo. Solo una persona que está preparada para la
privación y la persecución puede "oír" tal llamado y responder
7. íl. E. Daley. "'To Be More like Christ' : The Background and Implica
lions oí ·Thrcc Kmds of Humility''". SS.!, vol. 27. n.º 1 (enero 1995).
p. 30. Véanse los comentarios sugerentes en DirAMog 9. La tercera manera
<le humildad es una dispo�ición afectiva más que una norma práctica. CJ.
J. M. Castillo, ''La ·tercera manera de humildad· en los Ejncícios Espi
rituales de S Ignacio" . Pm}ección l lJnivers1dad de Granada, España] 46
(abril-junio 1999).pp. 123-136.
157
ESPIR!Tl!AUDAD P,\RA L,\ SOLlDI\RIDAD
158
13. Expandir el alma
159
I"
160
EXPANDIR EL I\L'.1A
161
ESPIRITLAI.ID,\D PARA LA SOLIDAfl.llJ,\D
�;---·r·.·
estrategia, que consiste en dos etapas, la cual, como veremos,
conduce a un estado parecido al que describe Valerie Saiving.
Esta tentación funciona de la siguiente manera. Primero, el
enemigo nos lleva a negar el bien que Dios nos hace -en
lenguaje secular, negar algo bueno en nosotros-. Por ejemplo,
cuando realizamos un acto generoso o pensamos en un valioso
proyecto, suponemos que sería presuntuoso atribuirlo a la obra
de Dios en nosotros. Esto significaría hablar de lo bueno en
nosotros mismos. Como resultado, nos negamos a dar crédito
a nuestras obras buenas o a tomar en serio nuestras ideas y
nuestros deseos. Esta es una "falsa humildad, es, a saber, una
extrema y viciada humildad", lo cual es en realidad "un temor
con una sombra de humildad, la cual es falsa"-'.
Desde allí, el enemigo fácilmente nos conduce a una siguiente
etapa: al miedo, ya que, como somos malos, Dios nos ha aban
donado. Al construir sobre nuestra sensible conciencia moral (tal
vez una conciencia de postconversión), el enemigo nos induce
a imaginar, falsamente, que hemos obrado mal, y así provoca la
162
EXPANDlR El Al MI\
6. Jhíd., p. 732.
7. Cj. las reflexiones de Ignacio sobre la ·'humildad amorosa" contra la humil
dad temerosa en su Diarin r>spiritual. nn. 178-187 (Obras. pp. 408-411).
8 "Así debcmo5 mirar mucho. y si el enemigo nos alza, bajamos, contando
nuestros pecados y miserias; si nos abaja y deprime , alzarnos en verdadera
fe y esperanLa en el Scfior'" (Obras. p. 731 ).
9. Las llamadas "Reglas para los e�crúpulo�" [345-351].
163
r
ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLJD>,RIDAD
�;r- :--::··
Las tentaciones y sus tiempos
La tentación nos golpea donde somos vulnerables, pero no
('r'' todos somos vulnerables en los mismos lugares [cf 327].
í
:
1
,.., .,
,,,J,,,
Lo que para mí cuenta como una tentación seria depen
,,¡:;:: derá de mi temperamento y mi madurez. Además, la ló
�: gica de la tentación depende de las condiciones socia
les - más de lo que se suponía en el pasado-.
N uestras personalidades se forman en interacción con
la sociedad, de manera que los valores y los antivalo
res de la sociedad se plasman en nosotros como virtudes
y vicíos10 • Debido a que nuestras debil idades internas
-morales y psicológicas- son, en parte, el producto de
nuestra socialización, la lógica de la tentación depen
de, en parte, de las cambiantes condiciones sociales y
culturales.
Ignacio se formó en una sociedad feudal tardía, donde el
rango al nacer era la clave para la riqueza y la seguridad.
164
EXPANDIR EL AL\/,\
165
r ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLILV,RIDl\l1
166
EXPA�DJR EL ALM,\
Ressentiment
¿Cun quién cvmpararé, pues, a fu gente de esta generación.1
¿ Y a quién se parece? Se parecen a los chiquillos
que están sentados en la pla::a y se f(ritan unos a otros diciendo:
"les hemo.1 tocado !aflauta y 1w han bailado,
fes hemos entonado canciones tristes _v no han llorado" .
(Lc 7 . 3 1-32)
167
E�PlRIT11ALID/\D PARA l"A SOLJlJARJLJAIJ
168
EXPANL llR EL ALMA
169
EsPJRITLIAUDAD P",RA LA SOLlD",RIDAD
1 70
EXPAT\Dffi EL AL',,1,\.
171
ESPIRlT\IAUDA!J P,\RA LA SOLILJARIDAD
172
EXPANDIR LL ,\L�l,\
173
ESPTRlTUAI.TDAíl PARA LA SOi IDARIDAD
Peligros diferentes
¿Cómo se relacionan la falsa humildad, la autonegación y el
ressentiment con la bandera de riquezas-honores-soberbia que
ondea el enemigo?
Parece claro que esta lógica todavía hace girar al mundo y
que siempre lo seguirá haciendo de este lado del paraíso. Sin
embargo, esa no es la única amenaza para la vida comprometi
da. La fuerza del mal es como el agua que cae en cascada por
la montaña. Si logramos bloquear el torrente en el canal princi
pal de la bajada (que es de riquezas-honores-soberbia), el agua
buscará rutas alternativas, sobre todo por los canales subterrá
neos, que son más difíciles de detectar. El ressentiment es una
alternativa principal cuesta abajo. En las sociedades patriarca
les, moldeadas por la avaricia, el prestigio y la arrogante pelea
por dominar (la bandera clásica del enemigo), hay trampas más
sutiles que les esperan a las personas decentes que logran es
quivar las obvias tentaciones. En el nombre de la "humildad"
y la "igualdad", ellas pueden enterrar sus talentos, apagar sus
iniciativas y/o recurrir a la crítica inútil desde los márgenes.
Las diversas dinámicas de la tentación no se excluyen mu
tuamente. Pueden coexistir e interactuar. Las riquezas y el pres---""
tigio tal vez me dominen a mí, y yo domine a gente "menos
importante"; pero al mismo tiempo yo puedo resentirme amar-
174
EXPANDIR EL ALM,.;
gamente por los rivales más fuertes. Las mujeres que sufren del
complejo de Saivlng pueden ceder a la avaricia y a la soberbia
arrogante tan fácilmente como los hombres. Una persona como
Teresa Rejadell tal vez sucumba a la falsa humildad con sus
"iguales" y "superiores'', pero luego ella puede darse vuelta y
sofocar la iniciativa de sus empleados, su esposo o sus hijos.
En diferentes etapas de nuestras vidas. podemos caer presa
de una dinámica más que de otras. Pero ¿quién se escapa com
pletamente del estímulo de la avaricia? ¿Quién está seguramen
te vacunado contra la soberbia arrogante en todas sus formas
disfrazadas'!
175
f..�PTRl1L\LIDAIJ PARA LA SOLIDARID,_D
176
ExrA:-;DIR EL ALMA
18. Véase Daley, "To Be More like Chrisf' (c. 12, n. 7). pp. 6-7, 36-39. fatoy
modificando, ha�ta cristianinmdo, el retrato elitista que Aristóteles esboza del
individuo magnánimo. Véase laÉ1ica nicomaquea 1099a32-b5. 1 1 22al8-
1 1 25al5.
177
E.'iPIR!TUI\LlDAD PARA LA SOUDAR!DAD
178
EXP.",.\JIJJ!I. LL AL\1A
179
r Esrmrrc ",L]D,l,D PARA LA SOL !DARlD;,D
Conclusión
Si bien las riquezas, los honores y la soberbia arrogante siguen
siendo el peligro más común para la vida comprometida, pode
rnos estancamos también en la falsa humildad, la autonegación
y el ressentiment. Aunque la pobreza, el desprecio y la humildad
siguen siendo el camino seguro hacia el compromiso maduro, ne
cesitamos la magnanimidad para que la humildad sea genuina.
La magnanimidad nos ayuda a apreciar las ironías de la
vida. Cuando las decepciones y las injurias pierden su poder de
aplastar nuestra autoestima, o aun arruinar nuestro día, puede
crecer un robusto sentido del humor. fao, también, es una ayu
da saludable para a la larga poder perseverar.
Si es así, la vida del servicio persistenlc combinará tres for
talezas:
• la humildad: un sentido de nuestras limitaciones y de la dig
nidad de los excluidos;
• la magnanimidad: una apreciación de la propia dignidad y
un sentido de plenitud interior;
• un sentido del humor: una apreciación de las ironías de la
vida, sobre todo la propia.
180
Discernir y decidir
1 83
r LSPIRITIJAL!DAD PAR,\ LA sor mARIDAIJ
184
LA VIDA E'.>/ EL J:::SPlRITU
185
r
ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
2. CJ. Juan Pablo II, Veritatis splendor (El c�plemlor 1.le la v�r<la<l, 1993), n.º 52.
3. Este e s e l Principio Magis (= Más); véase también [ 1 52, 155, 179, 183. 185].
186
LA VID"- EN rr E�PÍRlTI'
187
ESPIRITU/\1.líJAíl P/\R/1 LA SOLIDARWAD
La ley y el espíritu
No somos justificados (perdonados, hechos justos) por
observar la ley moral, sino por la gracia de Dios. Y no
vivimm, "bajo la ley, sino bajo la gracia" (Rm 6, 14) -es
decir, en nuestro actuar el Espíritu, no las leyes morales,
debe ser nuestro guía principal (Ga 2, 25)-. Entonces,
¿qué lugar tienen las leyes morales para nosotros?
Pablo dice: "La ley no sido instituida para la persona jus
ta, sino para prevaricadores y rebeldes" (1 Tm 1, 8-11).
La fuerza de la ley es necesaria para sacudir a asesinos
impenitentes, a personas que fomentan guerras, a secues-
188
LA \'IDA E:,. LL ESPIRITU
La generosidad creativa
Si vivimos por el Espíritu, sigamos también al Espíritu.
(Ga 5, 25)
189
r
E'iPIRITU/\.LIDAD 1'1\RA 1.A SOUI1'\RID1\D
190
i ,,\ VlllA EC\ EL ES!'ÍRJTll
Conclusión
¿Cómo decidimos si deberíamos tomar parte en una huelga en
un hospital, o cómo responder a tanta gente que vive en la ca
lle? ¿Cómo decidir sl es bueno casarse con Benito? ¿Con base
en qué? ¿Según qué criterios? Es tentador salir del paso sin
saber cómo, o solo reaccionar a presiones. Pero nuestra voca
ción y las exigencias objetivas requieren más. Mientras que
los asuntos menores no exigen un discernimiento prolongado,
sí lo exigen los asuntos importantes. Cuando la presión de los
acontecimientos nos obliga a decidirnos rápidamente, debemos
tener nuestras prioridades bien ordenadas. Necesitamos de cri
terios y estrategias para navegar ese espacio abierto más allá
del mínimo moral.
Las normas tienen una parte en esto, pero no la parte más
importante. La libertad auténtica tiene que ver con el responder
a la realidad bajo los consejo� del Espíritu. Pues hay tres di
mensiones, o ''polos", de experiencia moral que debemos tener
en cuenta: la misma realidad, el mundo exterior; las normas,
que indican lo que está en juego en una determinada situación;
y la a<.:ción del Espíritu en nuestra vida interior. Mientras va
mos madurando más allá de los mínimos morales, seguimos al
191
ESPIRITüALIDAD P,\RA LA SOLIDARIDAD
192
15. Más Reglas para el Discernimiento
193
EsrlRlTUALIDAD PARA LA SOL!Di\R\11,\1)
194
MÁS Rli\,LAS PAR,\ EL DISCERNl\11.ENIO
195
r
1
E:.P!R!Tll">l IDAD P.>,.RA LA S.OLJDARJDAD
196
/vfas REGL>.S PARA EL DTSCER'-IMlENTO
197
ESPfül'l'UALfl)Al) PARA L..; SOLJD,\K!DAD
198
L
Mi,,s RFCI ;,� p,\R >, EL ÜlSCERC'/1\IILNTO
199
E�PIRITUALJUAU PARA LA SOLIDARIDAD
201
E�PIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
9. F. Suára, De Religione Societatis Jern. L. TX, cap. V. nrns. 38-41 . Los ca
pítulos V-Vil del libro IX de esta obra son recopilados, en latín y e�pañol.
en P. Suárcz, f,m Ejl'rririos t'spiritr.wles de San Ignacio de Loyola. Una
defensa, Introducción. notas y traducdón de J. Giménez MeliA, Bilbao y
Santander, s. f.; para nuestro texto. cf. ibíd., pp. J02-l l l . Véase también
D. Gil. "Algunas reflexiones sobre la con�olación sin causa'', Manr 4 1
(1969), pp. 39--64 y 121-140, especialmente pp. 47-54. Gil di�puta l a inter
pretación de Suárez por Rahner �ohre la consolación sin causa (ihíd.. p. 49,
n. 25). Cf. K. Ralmer. ·'La lógica del conocinúento existencial en San Ignacio
de Loyola", en (dem, Lo dinámico en la Iglesia, Barcelona, 1968, pp. 93- 18 l .
10. Suárez, De Rc/iµione, n . 40. en ídem. Una d1fensa, pp. 106-109.
1 1 . Véase G. Zahn, In Solitary Witnas: The Life and Death uf Frunz. lae
gerstaetler. Collegeville, Minn., 1964; repuhlicado en 1977. En 2007 , la
Iglesia católica proclamó a Jaeger5taetter "beato", el paso previo al reco
nocimiento oficial de un santo.
202
MAs R.l'Gl AS PAR� F1. IJ1snR-.1MIENT()
12. SuáreL, De Religione, nros. 40-41 La cita e� del n.0 40. en Suárez, Una
defensa, p. 109. Cf. Gil, "Algunas rcfkx1ones'', p. 126 y passim.
13. Autobiog 14; cf. ihíd., 8-9.
203
ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
204
7. La dave para descubrir el patrón es la turbación que el
enemigo característicamente causa. La turbación surge en la
progresión de pensamiento que la consolación instiga. Tenemos
la vaga sensación de que hay "alguien extral1o en la casa"14 .
Pues "a los que proceden de bien en mejor, [el Espíritu San
to] toca al alma dulce, leve y suavemente, como gota de agua
que entra en una esponja, y el ángel malo toca agudamente y
con ruido e inquietud, como cuando la gota de agua cae sobre
la piedra" [335]. Para los que van de mal en peor, es al revés.
Todo depende de si el "espíritu" en cuestión se mueve en la
misma dirección que la persona, o en la vía contraria15 .
8. Finalmente, incluso en el caso de la consolación sin pre
via causa, que puede proceder solo de Dios, hay que distinguir
cuidadosamente entre la consolación original y su resplandor
residual. Según Ignacio, ocurre •'muchas veces" que en este
período posterior otros pensamientos, atracciones y propuestas
prácticas surgen, los cuales no proceden directamente de Dios,
sino de nuestras propias inclinaciones o hábitos mentales. O
puede ser que vengan del enemigo. Tenemos que examinar dili
gentemente las ideas y los planes que surgen en este tiempo cuan
do es tan fácil suponer que toda idea viene inspirada por Dios.
205
r
ESPIRITUALIDAD PAR,\. LA SOLIDARIDAD
Conclusión
¿Cómo nos decidimos s1 participamos o no en una huelga en
un hospital? ¿Cómo decidimos, como familia, acerca de nues
tra respuesta a la gente que vive en la calle cerca de nosotros?
206
MAs REGLAS �ARA tl DISCERN!MTF.Vrn
207
1
16. Tres maneras de tomar decisiones
209
r
1 EsrJRJTUALIDAD P.>,RA L1\ !,OLIDARID.A.I)
El propósito de Dios
Para Ignacio, el discernimiento consiste en buscar y en
contrar la voluntad de Dios (termina casi todas sus car
tas con el deseo "para que su santísima voluntad sinta
mos, y aquella enteramente cumplamos" o alguna expre
sión equivalente). En esto Ignacio sigue a Jesús, quien
dijo: "He bajado del cielo no para hacer mi voluntad,
sino la voluntad del que me envió" (Jn 6, 38). Los dis
cípulos de Cristo buscan solo la voluntad de Dios (ver Jn
4, 34; 5, 30; 8, 29; 14, 31; Mt 7, 21; 26, 39; Rm 12, 2 ;
Cj. el propio directorio de Ignacio, DirAutog n." 17. el de Polanco n.º 82. de
Diego Miró n." 86 y el Directorio Oñcial de 1599 n.•' 171 -en Direcrorios,
pp. 21 , 162, 205, 362-. Sobre los directorio� (con referencias biblio
gráficas), c.f. c. 10, n. 5 de este libro.
2. Eso quiere decir que uno está '•más inclinado, si fuese igual servicio de Dios,
a lo que es más conforme a los con�ejos y ejemplo de Cristo nuestro Señor"
(DirAutog n.º 17, en Directorios, p. 21). Varios de los primeros dim:torio�
repiten este criterio. "Consejos" aquí se refiere a los consejos evangélicos de
pobreza, castidad y ohediencia. En lm tiempos de Ignacio, el tema de la
"elt:cción" en el retiro de me� ern ordinariamente el "estado de vida'' de
la persona, quien decidía entre entrar a una orden religiosa. adoptar uno o
varios de los consejos evangélicos, o permanecer laico y con el tiempo ca
sarse (observando los "mandamientos"), etc. Sm emhargo, lo� prncedirnientos
ignaciano� no tienen que �er limila<lus a las decisiones de este ti¡xi.
210
TRES \.IANERAS DE TO\.JAR Df.C'l�lO:-iES
211
•
ESPlRTTlJ,\l,ll)Al) PARA I.A SOI.IDARlíJAD
212
TRES .'1,1ANERA� DL TOMAR DECl510NES
213
ESPIRITUALIDAD PARA LA �ULJDAII.IDAD
214
TRES VJANER",S DE TOMAR DErISIONES
8. DirAutug 1 8 .
9. Gil, Discernimirnto (c. 6, n . 3 ) , p . 1 7 1 . l . a "acción" en cue�tión puede ser
e�pedfica. o bien vaga y general.
10. DirAutog 1 8 . Más adelante aiíade: ''Se podría usar de presentar un día a
Dios nuestro Señor una parte. otro día otra, y ub�ervar adónde le t.!a más �e
iíal Dios nuestro Seiíor de su divina voluntad, como quien presenta diversos
manjares a un prím:ipc y observa cuál de ellos le agrada" (DirAuro1; 2 1).
Este texto no especifica que la "indicación'' esperada es la consolación, y
el contexto sugiere que este ejercicio puede ser usado en cualquiera de los
"'tiempo�··. Algunos de los primeros directorios. �in embargo, lo proponen
.,
para el segundo "tiempo . Además. cuando estaba escribiendo las Constitu
ciones de la Compañía de Jesús, Ignacio sicgufa este procedimiento, reci
biendo indicacione� de la voluntad de Dios mediante la consolación y las
visiones (ver su Diario espiri111al.en Obrm .pp. 359-430; y Autubiog 100,
en Ohra.�, p . 177).
215
E.�PIR!T1 1/11.ID/\D l'IIR A l .A SOI.IDARil)Al)
216
TKLS M1\.'JLK.'\,\ DL '!OM,\K JJloCJ,\Jü.'Jl:S
12. Refiriéndose al contexto del retiro. Michael [vens escrihe: '·J.a 'interiori
dad' del proceso de eleci.:ión -atención a la calidad <le la motivación, a
los movimientos de los espíritus. y las respuestas al Evangelio- no sus
tituye la visión hacia fuera. el esfuerzo por discernir la palabra de Dios en
eventos y situaciones y en !as voces proféticas que ayudan a interpretar las
demandas que estos hacen de nosotros'" ( Understanding. p. 128. n. 75).
13. Debemos ejercer una especial cautela en sacar de la desolación conclu�ÍO·
nes prácticas. q: Toner.Deci.\Mukg , pp. 154-156.
14. /bíd.. pp. 158-159.
217
r E�PIRJTLALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
�·
(.) tranquilidad es hacer una lista de los pros y los contras de
218
TRFS \f,\'\FRAS llL l"OM,\R DEOSIO"lf�
219
EsPJR!TUALlDAD PAR,\ L.>, SOLIDARIIMP
1 8 . DirAutug 20.
19. El amor desde Dios y para Dios no excluye otras motivaciones. sino que
má� bien las alinea con esta motivación más profunda. Ver en Directorios
el Directorio Oficial de 1 599. n.º 174.
220
TRES \1ANERA"' DL fOMAR DECISIONES
20. "[ . .] siempre es mejor y más seguro en lo que toca al trato de su persona y
número de serv1dumhre cercenar y di,mínuir cuamo �e pueda, y acercarse
lo más posible a nuestro sumo pontífice. dechado y regla nuestra, que es
Cri�to nuestro Sefior·• 13441. Cf', 2 Co 9, 7.
21. Toner, Deci.l'Mukg , p. 2 JO. La misma "clave" que se aplica al proceso an
terior, el llegar a un juicio (tentativo), tarnh1én .,e aplica a la terminación
<le la bús4uet.la <le la confirmación. Ibídem.
221
ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
222
TR!c� MANER•\S DE ·1úM.- \R DlcCISJO!\FS
24. Véase J. Nevado, '·E] �egundo tiempo de elección en los Ejercicios·•, Manr
39 (1967),pp. 41-54: Sampaio Costa, "The 'Times' of lgnatian Election",
óp. cit., pp. 73 88. Además de conceder preferencia al segundo méto
do sobre el tercero en Ejerricios espirituales [1781 y DirAutog 19. en la
práctica Ignacio empleaba el segundo método en momentos críticos de su
vida: al momento de su conversión. en su deci�ión de ir a Jerusalén, en la
deliberación sobre la pobreLa �egún su Diario espiriwal, en oponerse al
cardenalato para Francisco Borja (cf Obras, pp. 909-910), y en escribir
las Constituciones de la Compafiía (c:f. A111ohiog 1 O 1 ). Sin embargo, cuan
do Gil Gon?ález Dávi!a escribió su diredorio unos treinta aiios después
de la muerte de Ignacio, ,intió la necesidad de advertir "que gobernarse
el hombre solamente a carga cerrada por movimientos y sentimientos
interiores, es muy peligroso y principio de todas las ilusione� y alum
bramientos, con que e! den1onio ha hecho una grande guerra a la Iglesia de
Dios" (n." 135). Después de desarrollar e�ta tesis, González Dávila concluyó:
·'A esta causa está dicho que el 3º mcxlo de elegir es más seguro" (n.º 14()).
Más Larde el Directorio Oficial incorporó este juicio: la vía '·cteI raciocinio y
discurso es más segura y firme'· que el segundo método (n." 190; </. n .'" 204).
25. T. Dunnc, 'The Cultural Milieus of the Spiritual Exercises·•, en A New
Imroduction to /he Spintual E.xercises of' St. lgnatius, J. E. Dister, ed.,
Collcgcville, Minn., 1993, p. 20.
223
ESPlRITllJ\J.11),\1) PAR,-l, LA SOLIIMRIDAD
26. Véa�e K . Rahner, '·La lógica del conocimiento existencial en San Ignacio
de Loyola" (c. 15, n. 9), e�pecialmente pp. 109- 1 1 8 , 137s, n, 25: y 1 1 . D.
Egan. The Spiritual i'.'xercÍ.\'es and the lgnalian M_rstical Hori¿on, St.
Louis, 1976.
27 Cf. Ejercicios espirituales [20 I; 'J'oner, VecisMakfi, pp. l 69-1 JO. Los pri
mero� directorio� afirman claramente la suficiencia del tercer método.
Véase Temer. DerisMakg, pp. 249-250. lgnacio afuma por lo menos implí
citamente la suí1ciencia del segundo método en [ 178]. En una carta escrita
a Ramírez de Vergarn (30 de maT?o de 1 556), lg:nacio valida la suficiencia
del tercer método cuando el segundo no logra indicar un camino claro:
"Es verdad que. para seguir las co�as me1ores y más perfectas, suficiente
224
TR�S \.IA:-.:FR>\� DE TOMAR lkCl�IUNl,S
225
ESPIRI l'UALID.\D PARA 1 A SOLJD>\.RJDAD
226
-
TRES MA'\FRA� ll�. 'IOMAR DECISIO'JLS
227
EsPJRJTUALI[),\[) PARA ¡ A SOlmARIDAD
228
TRES MA'-1:R,\!, llE TOM�R IJF.CISIO-.FS
Conclusión
Tgnacio explica estas tres maneras de tomar decisiones en los
t,jercicios espirituales, principalmente para ayudar a hacer
elecciones sabias vocacionales acerca del matrimonio, el mi
nisterio, la vida religiosa o un cambio de carreras. Podemos
discernir asuntos muy personales como estos sin tomar muy en
cuenta nuestro contexto social. En cambio, el discernimiento
acerca de problemas que exigen acción, tales como la apertura
de una escuela o las tácticas de un acto de desobediencia civil,
requiere de un conocimiento detallado del ambiente social.
Los procedimientos ignacianos que hemos venido exami
nando apuntan a lo� principales obstáculos para una vida de
servicio generoso, que son el miedo a las privaciones l"pobreza")
33. Cf., entre otros, Ivens, Understanding. p. 37. Para una interpretación dife
rente del tema de esta nota, cf. M. J. Buckky, ·'The Structure for the Rules
for the Di�cemment of Spirits''. The \Vay Supp!ement 20 (1973), pp. 19-:17.
229
ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
230
17. El camino de la verdad y la vida
231
Ewm1n;AL1DAIJ p,\RA l,A SOLIDAR!D>,.D
232
EL CAMINO Dr LI\ \ERD",D Y LA \'ll)A
233
ESP!RITL:ALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
El prejuicio
Por la diversidad de nuestros respectivos antecedentes,
nos cuesta trabajo ponernos de acuerdo sobre muchos
asuntos hoy en día, y más trabajo todavía el tomar ac
ciones conjuntas. Mucha gente honesta debate acerca del
papel del gobierno en la economía, la política tributaria,
las relaciones premaritales, la ordenación de la mujer, las
políticas migratorias, y el aborto. Aun cuando tenemos
todos los datos, podemos estar en desacuerdo acerca de
su significado y la manera de responder ante ellos. Pode
mos discutir entre nosotros largamente, y hasta coheren
temente, sin resolver las cuestiones. ¿Por qué? No solo
por las diferentes presunciones conscientes que cada uno
tiene, sino también por las presunciones en gran parte
subconscientes que subyacen en el pensamiento de cada
quien. Con eso me refiero a los mitos y las presunciones de
tipo antropológico, cosmológico y moral que constituyen el
horizonte del mundo de cada persona, la ';rejilla" dentro de
la cual interpretamos y valoramos los datos. Muchos pensa
dores -Marx, Frcud, Nietzsche, Gadamer, sociólogos del
conocimiento y feministas- se han esforzado por trazar
mapas de este substrato de la vida consciente y racional.
Como solución, la mayoría de ellos recetan más razona
miento y mayor conciencia de uno mismo. Ciertamente
estos son necesarios, pero ¿serán suficientes?
Los '·postmodernos" nos dicen que nuestras presunciones
básicas estriban, en último término, en compromisos con
los valores, incluyendo los compromisos religiosos, que
son en última instancia irracionales. A raíz de esto con
cluyen que nuestras cosmovisiones no solo se excluyen
mutuamente, sino que no disponemos tampoco de modos
racionales para arbitrar entre ellas. Por consiguiente, no
234
E1, CAMl:-.O DF T /\ VFRfJ,.>,ll Y 1.A VID,\
235
ESPlklTL'ALID/\D PARA LA SOLID,'iRIDAD
236
EL C,\�IlNO DC. LA VFRTMD Y I JI VlllA
237
fSPIRITL:AUD�D PARA LA SOi lf),\RIDAD
solo aquello que la persona ya valora. Para corregir la visión del corazón,
entonces, es preciso transfonnar la persona hasta en sus valores más im
po1tantes"' (Spohn, Go and Do Likewise [c. 9. n. 12], p. 86).
7. Ver E. Gilson, fntroductinn a /"érude de Saint Augustin. 2.' cd. revisada y
aumentada (París, 1943) . pp. 31-47.
238
EL CAMINO llF LA VLRD,\D Y l_A VIDA
8. Cf. Spohn, (in a11d Do Likewise. sobre todo caps. 2 y 5. Esta.,; son parte del
�istema de apoyo de una vida comprometida.
9. Según Jacques Maritain, Tomás de Aquino enseñó que "el modo mismo en
que la razón humana conoce la ley natural no es el del conocimiento racio
nal, sino el del conocimiento por i11di11acirín. Esta clase de conocimiento
239
ESPIRITUALIDAD PAR,\ LA SOI.JD.ARID",D
240
E1. ( >\.\1!'-0 D�. J I< VF.RD,ID Y 1 ,\ VlfJA
241
ESPJRITl-ALlDAD PARA L>\ �ULIDARlDAll
otras menos. Nos ayudan a ver el mundo con nuevos ojos y nos
instigan a sonsacar las mentiras que sustentan las políticas ofi
ciales y los discursos rutinarios. Esos encuentros son momentos
privilegiados para que la consolación nos ilumine.
En estos ejemplos, una "palabra" (a menudo una imagen)
acompaña la consolación, desenmascarando las distorsiones
que desaniman, entristecen y discriminan. Paul Ricoeur dice
que desde el símbolo nace el pensar iu; a eso se puede añadir:
desde la consolación nacen los símbolos liberadores.
6. La concienciación. El último ejemplo, el de los encuentros
con las víctimas, nos revela en qué consiste la concienciación:
es un despertar a la realidad social, especialmente a su cruel
dad, pero también a su promesa.
Los cristianos profesamos una creencia en el pecado origi
nal, el pecado habitual y el pecado estructural. Sin embargo,
raras veces consideramos las consecuencias cognitivas: la dis
torsión original, personal, habitual y sistémica, sobre todo en
sus dos formas más letales: (1) el encubrimiento de la inju�ticia
y (2) el "prejuicio original" de que algunas personas son impor
tantes y las otras (la mayoría) no. A causa de tal distorsión, el
descubrimiento de la verdad acerca del mundo no es un asun
to sencillo de hacer retroceder las fronteras de la ignorancia.
También exige un desenmascaramiento de las mentiras más o
menos intencionales que infiltran el discurso cotidiano y em
pañan las mentes de la gente. Las preguntas clave para la con
cienciación son: ¿quién sufre? ¿Por qué? ¿Quién saca prove
cho? ¿Quién tiene el control? ¿A quién tenemos que responder?
¡,Cómo afectan a los débiles estas políticas e instituciones?
La concienciación saca a la luz la injusticia, sus causas y su
lógica institucional. Pero, seamos nosotros opresores u oprimidos,
10. "El símbolo da qué pefüar•· (P. R1coeur, Finitud y culpabilidad, Madrid,
1969, pp. 699-713).
242
EL CAMINO DE LA VJ.:RDAD Y LA \'!DA
l l . Véase la obra clásica de Paulo rreire, Pedagogía del oprimido. México D. F.,
1976.
12. Sobre los liierr:ü:ins espirituales y la conciencia so¡;ial. véase el artículo
seminal de Elinor Shea, "Spiritual Din:¡;tion and Social Consciousness" .
en The Way nf' Ignatius Loyo!a, ed. Ph. She!drake. Londre,, 1 99 1 , pp.
203-215; orig. publ. en The Way Supplemellt 54 (otoño 1985).
13. Véase el recuadro "Tres Tipos de Personas", en cap. lO de e�le libro.
pp. 129-131.
243
ESPIRITLALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
244
EL CAMINO l)f·. 1 ,\ \LRDAD Y 1 •\ \'1 1).�
245
ESPIRITUAUDA!J PARA LA SOLILJAR!DALJ
246
EL l'AMJNO IJI·. LA \'lcRDA.LJ Y 1.,\ Vil),\
247
EsrIRITCALIDAD PARA LA S.OLIDARIDAD
18. Lonergan, Método en tev/oµ{a (c. 5. n. 6). Para los pre¡;eptos trans¡;endcn
tales, r.f pp. 57-60.
248
'
EL Cü11NO !Jh 1 ,\ V�_RDAD Y LA VIDA
249
E�PIRTTI_IAT.IDAD P,>,.RA LA SOLIDARIDAD
250
EL CAMINO DE LA VLRDAD Y LA VIDA
20. Sospecho que. comoAnne Patrick. aprendí a pensar en estos términos bajo
la influencia de James Ciu�tafom, guíen nos enseñó a los dos en la Univer
sidad de Chicago. Véase Patrick. Libcruting Cvmcience (c. 14, n. 4). p. 188.
2 1 . Las teologías ortodoxas clá�icas, incluyendo la teología mor,11 carólica
antes del Concilio Vaticano II ( 1962-1965), hacían lanlo hincapié eo las
nonnas morales que el disceroimieoto era reducido a menudo al ejercicio
de sopesar y aplicar normas, La perspectiva lcgali�ta muchas VC(;CS des
atendía las coodiciones concretas y la realidad compleja de la persona que
aduaba. La� teologías libcrak�, iocluycndo la teología del ªRRiornamiento
postconciliac rehabilitó el discernimiento, dedicando mayor atención al
sujeto que discierne Finalmente. las teologías políticas y de liberación
enfatizan la importancia de conocer la realidad objetiva. sobre todo la rea
lidad de las víctimas. y del discernimiento como una respuesta a esa realidad.
251
E�PIRITUALIDAD P,\RA LA SOLTDi\RJllAD
Conclusión
Creo que estoS "criterios esenciales'', o algo parecido a ellos,
son necesanos s1 vamos a buscar la verdad con coherencia y
discernir debidamente.
Hoy en día, muchas personas inteligentes y comprometidas
interpretan la realidad y la moral de maneras diferentes. La ma
yoría reconoce que ningún sistema filosófico puede explicarlo
todo. Tampoco podemos fundamentar un sistema moral ade
cuadamente, aparte de la1> creencias religiosas o cuasireligiosas
22. Puesto que los polos se traslapan, hay más de una manera legítima de
combinar los criterios y los polos.
252
EL CAMIJ\'0 Df, LA \ERDAD Y LA VIDA
253
'
Pasión y compasión
257
f-::SPIRITLALID1\D l',\11./\ L.\ SOLIDARID,\D
258
LA GRACIA DE LA COMPASJÓt<,'
259
EsP!RITUALlDAD PARA LA SOLIDARIDAD
260
LA GRACIA DE LA CO�\PASIÓr-.
261
[SPIRITUALlllALl PARA LA SüLJDARU)AD
Conclusión
No deseamos que haya más dolor en e l mundo. Simplemente
tenemos el deseo, y la necesidad, de compartir el dolor que
ya está allí, para aligerar la carga para todas y todos nosotros.
Queremos ser cada vez más parte de la marcha de la huma
nidad, con su sufrimiento, su esperanza y su alegría, porque
si no podemos compartir el sufrimiento del mundo, entonces
su belleza no puede sanamos y la solidaridad no puede llenar
nuestro vacío.
262
•
LA GRAC'L'\ DE LA C0�1PASIÓK
263
19. La solidaridad de Dios
!. Vfasc cl capítulo9.
265
EsrIRin1ALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
266
LA SOLIDARlfHJJ DE DIO�
267
ESPIRITUALIDAD PARA LA S.OLIDARIDAD
268
L, �()],[1)./\, Rl[)Aj) IJF Dios
269
ESP!RITLALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
l
pasión de Cristo continúa, especialmente en las personas que
sufren por hacer el bien. En este morir (y resucitar) la divinidad
está escondida -y revelada-.
La divinidad se esconde
No tenía apariencia ni pre:sencia; (lo rimos)
y no tenla aspeao que pudiéramm; estimar.
(Is 53, 2)
270
LA SOI.TOARIDAD DE Dios
271
E�P!RJTL:AUDAD PARA LA SOLIDARJ[)f\D
272
L\ SOLIDARIDAD Dic. Dios
273
ESPIRITUALlDAD PARA LA SOLIDARIDAD
Conclusión
La contemplación de la pasión nos acerca a Cristo y nos inserta
más profundamente en la procesión de la sufrida humanidad.
"Si Dios nos ha amado de esta manera, también nosotros debe
mos amarnos unos a otros" ( 1 Jn 4, 9-1 1 ; ver [197]). Hoy des
cubrimos la divinidad escondida en l a debilidad. Compartimos
la pena de Dios por la humanidad y por nuestra tierra herida.
Colocamos nuestro propio sufrimiento dentro de un contexto
más grande. Finalmente, nos fortalece la persecución que es la
suerte de todos los que toman en serio el evangelio y la vida
misma.
274
•
20. Bienaventurados los perseguidos
Dicen que ningún acto bueno queda impune. Tal vez la vida
no sea tan perversa como eso. pero quienes están decididos
a actuar justamente deberían prepararse para pagar un alto
precio, sobre todo si optan por los pobres en nombre de Dios1 •
"Cuando doy comida a los pobres, me llaman santo", decía
Monseñor Hcldcr Cámara de Brasil; "cuando pregunto por qué
los pobres no tienen comida, me llaman comunista".
• Una afrodescendiente le abre los ojos a sus colegas sobre el
racismo en su lugar de trabajo. A un colega blanco le pare
ce que sacar a relucir este asunto provoca hostilidad en los
otros trabajadores.
• Algunas personas de un barrio pobre han sufrido graves
trastornos por la negligencia que reina en el hospital público.
Sus familias piden a Pedro, que es abogado, acompañarles
275
EWlRITLAI.IDAD PARA LI\ SOLIDARIDAD
276
BIENAVl,N'I URAIJO� i,OS PLRSioGlll)OS
277
EsrtRITIJALIDAD P-\.RA LA SOLIDARIDAD
278
BIENAVENTURADOS LOS PERSEGUJíJOS
5. Ver también Le 1 , 30.38; 8, 50; 24, 36-41; Mt 14, 26-31: 28, 5.10: Le 12,
22-33; Rm 8, 31-39; 1 Jn 5, 5. Se ven las raíces veterotestamentarias de
esta confianza radical ante las amenazas en Dt 7, 17-24: 20, 1-4; Jos 1 , 1-9;
Je 7, 1-25: 2 Mt 8, 18: Sal 20, 8; 44, 2-8; Is 7, 9; etc.
6. Sobre el regocijo en la persecurión y la consolación en las adversidades.
ver St l. 2: Hch 5,41; 2 Co 1 , 3-7; 7. 4: 1 Ts 3, 7: Jn 16, 33; Hb 10, 32-35:
1 Pe 4, 13.19.
279
ESP!R[Tl' ALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
280
8IE,.A\'l-NrllRADOS LOS PERSI:Gt:!DOS
281
EsrIRTTUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
Conclusión
La contemplación de la pasión y muerte de Cristo es una scho
la aflectu:,; que conduce hacia una unión más profunda con él
-en conocimiento. amor, y práctica [ej. 104]-. Tal contem
plación nos impele hacia nuestros prójimos crucificados y nos
fortalece para enfrentarnos a la oposición.
Cuando contemplamos el sufrimiento de Cristo y sobre todo
su victoria, eS claro que la unión con él es real, no solamente
algo sentido. Estas contemplaciones nos conducen al corazón
del mensaje cristiano: los seguidores de Cristo participan en
el "misterio pascual" de su sufrimiento. muerte y resurrección.
Ese es el sentido más profundo de sus vidas. Unidos a él en su
muerte y resurrección (Col 2, 12), sus seguidores ahora son el
Cuerpo de Cristo. Continúan su presencia en la historia. En la
l
,1
Eucaristía, cuando comen su cuerpo y beben su sangre (1 Co
10, 16-17), se convierten en lo que comen, como decía Agustín.
A la vez que comparten sus sufrimientos, experimentan el poder
de su resurrección (el Flp 3 , 10-11; l Pe 4, 12-19; Ef 3, 13).
Las cartas escritas por Pablo y sus seguidores usan varias
palabras que comienzan con el prefijo syn (con), palabras que
probablemente fueron acuñadas por ellos mismos. Los discípu
los de Cristo "sufren con" Él, son "crucificados con" Él, '·mue
ren con" Él, son "sepultados con" Él; también son "glorificados
282
8![:'>AVENTURADOS LOS PERSl::.GUl!)OS
con" Él, son "resucitados con" Él, "viven con" Él, están "senta
dos con" Él a la diestra de Dios y "reinan con" Él rn . Todo esto
se debe a que el Espíritu de Cristo habita en ellos. El habitar
del Esp(rilu Santo dentro de ellos es lo que significa la resu
rrección de Cristo para ellos. En eso consiste la esencia de la
Cuarta y última semana de los Ejercicios.
283
'
\
Resurrección
287
ESP!Rll'l:ALIIJAIJ PAR.>. LA SüLllJARIDAD
288
LA RESURRECCIÓ'> Y FL EWIRJTl'
La resurrección
¿Qué nos dicen estas narrativas de encuentros con el Jesús re
sucitado acerca de Cristo y su nueva existencia? ¿Qué significa
su resurrección para sus seguidores y para el mundo?
En estas apariciones, la nueva existencia de Cristo es a la
vez continua y discontinua con su existencia amerior1 • Por un
lado, el mismísimo Jesús está presente entre sus discípulos
como anteriormente. No es un fantasma incorpóreo. Come y
bebe con ellos y les muestra sus heridas (Le 24, 39-43; Jn 20,
20). Por eso, las primeras comunidades anuncian: "Jesús vive"
-no al estilo de un alma incorpórea, tal como Platón (y tal vez
la mayoría de gente religiosa) interpretaría la esperanza de la
inmortalidad- .
Por otro lado, Jesús n o está presente exactamente como an
tes. No es un cadáver reanimado, como Lázaro rescatado de la
tumba. A algunos de los discípulos les cuesta trabajo recono
cerlo. Su humanidad pulsa con la vida divina, de tal manera
que los primeros testigos proclaman también: " ¡ Jesús es Se
ñor!". Este hombre ha sido exaltado a la diestra de Dios, como
se predijo en el Salmo 110.
Esta discontinuidad-en-continuidad es además un giro que
invierte su derrota. La resurrección invierte la muerte, y la vin
dicación invierte la condena: Dios ha resucitado precisamente
al condenado y crucificado (ej. Hch 2, 36; etc.). '·Ét es la piedra
que ustedes, los constructores, han despreciado y que se ha
convertido en piedra angular" (Hch 4, 11 ).
289
ES.PJRlTL:AL!DAD P'IRA LA SOLIDARlDAIJ
290
Ls. RlcSURRFCCIÓ'-J Y EL ESPÍRITU
291
ESPIRITL'ALlDAD PARA LA SOLIDARIDAD 1
creación"5 • Un proce<;o ocurre en ellos y entre ellos. Cada día
deben esforzarse por permitir que Dios les haga lo que ya son,
y así crecer a la plena madurez6 • El Nuevo Testamento ex.plica
esta transformación en dos palabras: Espíritu Santo.
Con la partida física de Jesús, sus discípulos experimentaron
una nueva presencia divina, el Espíritu Santo. El Espíritu de
Jesús traspasó los límites de su cuerpo destrozado en la cruz, y
ahora llenaba a quienes creían en él7 •
Es decir, Cristo resucita en sus seguidores: "El Señor es el
Espíritu" (2 Co 3, 17; cj, 1 Co 15, 45). La comunidad de discí
pulos es ahora el Cuerpo de Cristo: ''Ahora bien, ustedes son el
cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno a su modo" (1 Co
1'2, 27; Lj. Rm 12, 5). "Cuerpo" en la Biblia significa la persona
entera, cuerpo y alma. Los seguidores de Jesús se convirtieron
en la presencia de Dios en la historia, el cuerpo de Dios, el
templo del Espíritu (1 Co 3, 16-17). Dios, quien se hizo huma
no en la encamación, ahora como levadura fermenta la masa de
la humanidad con la vida divina8 •
Este Espíritu es el Espíritu de Cristo. Jesús vive en aquellos
y aquellas quienes permitan que el Espíritu reproduzca en ellos
y ellas su mudo de pensar y actuar. Esta es la prueba decisiva
292
LA RE�lRRECClüN Y EL ESPÍRITU
293
ESPJRITl-AL!DAD PARA LA SOLIDARIDAD
294
•
LA RESURRECC HÍN Y EL EsPÍRllT
Reconociendo al Resucitado
La gloria de Dios, escondida durante la pasión, se manifiesta
plenamente en el Cristo resucitado. Cristo toma la iniciativa al
"dejarse ver" (ophthe en griego, 1 Co 15, 5-8). Pero no por to
dos. ¿Quiénes lo rernnocen? Aquellos quienes (todavía) creen
295
ESPIRITUALIIHD PARA LA SOLIDMIJDI\D
296
L\ RESUUU:lClúr-. Y EL ESP!R!Tl'
10. ·'Algunos cunsidnan esta experiencia [de consolación �in causa prece
dente] como algo pe1teneciente al culmen de la vida e.,piritual , o a dones
propiamente mfatirns. No creemos que a�í lu con5idernra Ignacio. [ ...] La
experiencia también nos invita a pensar que esto ocurre frecuentemente'·
(Cabarrús, "Discernimiento: La o�a<lía de dejarse llevar", [c. 15, n. 8], p. 30).
297
1
ESPlRlTUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
Conclusión
Para la fe cristiana, la resurrección de Cristo significa el co
mienzo de una nueva creación. en la que el egoísmo y la muer
te están ya derrotados. Participamos en esta nueva creación
en la medida en que el Espíritu de Cristo transforme nuestras
personas y nos forme en comunidad. La contemplación de la
victoria de Jesús alimenta esa transformación y profundiza la
esperanza y la alegría; nos apunta hacia donde podremos en
contrar a Cristo, consolando a lo� crucificados de hoy.
En sus primeros escritos, como los Ejercicios, Ignacio no
acabó de' identificar la labor transformativa del Espíritu San
to en términos explícitos, aunque el Espíritu está intensamente
presente en su visión. El testimonio de la escritura nos ayuda
a interpretar en un marco más amplio lo que él experimenta
ba. Por ejemplo, en las escrituras el Cristo resucitado envía a
sus seguidores a cumplir una misión, que es un tema central
también para Ignacio: justo como él dice, la consolación del
Espíritu inspira la acción de los enviados. Sin embargo, en la
Biblia la consolación es una realidad no solo personal, sino
también social y política. Estas ideas del Nuevo Testamento
pueden ayudamos a conectar los puntos y llenar los vacíos en
lo que escribió Ignacio sobre la misión y la consolación.
298
-
22. Consolación, acción y liberación
299
EWIRITl;AUDAD PARA L>\ SOLIDARmAD
l. Mt 28, 8.10: Le 24, 36-38.41.52; Jn 20. 19.21 .26; ,j. 14, 27-28.
2. Para consolación en este �entido, véanse también I Ts 3, 7; 2 Ts 2, 16-17:
Rm 15.4-5; 1 Co 14. 3 : 2 Co 7.4-7.13; Flp 2. J ; Flm 7; Col 2, 2; Hb 6, 18.
300
CO'.\SOLAC!ON. AC('IÓr-; Y I .TllFRACIÓ's
301
ESPIRITUALIDAD PAl(A LA SOLILJ,WJIJAD
l
de la justicia y la paz. Jesús se aplicó el oráculo de Tsaías a sí
mismo: "El Espíritu del Señor está sobre mí. porque me ha
ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva" (Le 4, 18;
ej. 3, 22). Este mismo Espíritu ahora consuela a los discípulos
de Cristo, inspirándolos a hablar y actuar por la justicia.
haías y Zacarías habían predicho que el Espíritu profético
produciría la justicia y la paz\ y el Espíritu que viene en el
Pentecostés inspira .una nueva forma de vida comunitaria.
Todos los creyentes estaban de acuerdo y tenían Lodo en común;
vendían sus posc�iones y sus bienes y lo repartían entre todos, se
gún la necesidad de cada uno. Acudían diariamente al Templo con
perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan en las casas
y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón. (Hch 2,
44-46)
En esta nueva comunidad la pobreza ha desaparecido: "No
había entre ellos ningún necesitado" (Hch 4, 34). Hoy tam
bién la Iglesia debería ser el lugar principal donde se realiza la
comunidad de iguales. Debe ser la sal de la- tierra y la luz del
mundo, una ciudad situada en la cima de un monte, para que todos
la vean (si bien el Espíritu sopla fuera de la Iglesia también).
La, consolación como liberación. La misma comunidad nueva
es consolación divina. En las tradiciones bíblicas, la consola
ción es una realidad colectiva, prácticamente sinónima con la
liberación y el shdiom.
Durante el exilio en Babilonia (587-538 A.C.), el profeta
que llamamos Segundo Isaías anunció que Dios estaba por li
berar a su pueblo del exilio. Al comienzo de la colección de los
oráculos de este profeta (Isaías 40-55), encontramos la sumaria
proclamación;
Consuelen, consuelen a mi pueblo -dice su Dios-.
Hablen al corazón de Jerusalén, y díganle bien alto
302
Co'<SOLACIÓN, ACCIÓN Y LIBERACIÓ);
303
ESPIRlTUJ\LTDJ\D PARA LA SOLTDAR!DAD
Misión y praxis
El Espíritu consuela para la misión. El Cristo resucitado envía
a las mujeres, quienes son las primeras en encontrarse con él, a
decirle a los otros que él vive (Mt 28, 10; etc.). A los discípulos
les comisiona: "Ustedes son testigos de estas cosas" (Le 24,
48); ''Vayan y hagan discípulos a todas las gentes" (Mt 28, 19).
Señala a Pedro especialmente: ''Apacienta mis corderos. [... ]
Apacienta mis ovejas" (Jn 21, 15-17).
Él les acompañará. "Yo estoy con ustedes todos los días
hasta el fin de la era" (Mt 28, 20). El Espíritu Santo potenciará
la misión. "'Como el Padre me envió, también yo los envío'.
Dicho esto, sopló y les dijo 'Reciban el Espíritu Santo"' (Jn 20,
21-22). El ''Espíritu de la verdad" será su Parakletos, a la vez
abogado defensor y "consolador", quien les iluminará y fortale-
5. Véanse también Le 6, 24; 16, 25. Sobre la justicia y los pobres en Lucas,
véase R. J. Cassidy. Jesus. Politics, and Sociery: A Stlld_v ofLuke 's Gospel,
Maryknoll, :-fueva York , 1978. Véame también S H. Ringe, Jesus, Libe
ra/ion, and Bíblica! Juhilee: lmagesfor Ethics and Christology. Filadelfia,
1985: J H. Neyrey, ed., The Social World of Luke-Ai:ls: Modelsfor lnter
pretatiun, Peabody.Mass., l99J.
304
CONSOLACIÓN. ACCJÓ1' Y LIBERACIÓ"
305
ESPJRITlJAIJDAD PARA LA SOI.I!)J\RTl),\D
306
-
CONSOLACIÓN, ACCIÓN Y LIBERACIÓN
307
ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
308
CONSOl .,\CIÓ'-1 , ,\l'C IÓN Y l.lHhR·\CIOI\
Conclusión
El Espíritu de Cristo consuela, generando alegría, paz y acción
generosa. A menudo enfati.t:amos los sacrificios involucrados
en una vida de servicio, y olvidamos las consolaciones que
la mantienen. Como resultado, muchas personas no buscan la
consolación: y cuando llega, apenas pueden percibirla, y se be
nefician poco de ella. Otras personas descartan la consolación
como no esencial, o incluso piensan que las distrae de su trabajo.
¿No es esto la tentación demasiado humana. y especialmente mas
culina, de ignorar las señales del amor y no responder a ellas?
Puesto que el Espíritu Santo es el "primer pago" por la ple
na salvación que todavía se espera (2 Co 1, 22; 5, 5; Ef 1, 13),
la consolación personal es un gusto del nuevo mundo que se
va construyendo. La consolación del Espíritu expande y genera
comunidad. Incluye la liberación de los pobres, la curación de
nuestra tierra herida y la resurrección desde la muerte.
¡_,Cómo vamos a entender esta "imperecedera esperanza" de
una vida abundante, incluso más allá de la tumba? La sabi
duría aconseja modestia al hablar de la victoria final de Dios.
Como los profetas y los visionarios de antaño, solo podemos
reflexionar sobre la experiencia pasada y presente de la acción
liberadora de Dios, para después proyectar adelante hacia el
futuro. Con eso como hase, nos parece que la promesa de Dios
y nuestros anhelos más profundos apuntan a mucho más que
una inmortalidad platónica de almas incorp6reas o una visi6n
beatífica al estilo de una sala de cine. Los testimonios inspira
dos de la escritura nos dicen que el mundo nuevo será continuo
con nuestra existencia crnvoral y social, pero será también muy
309
ESPlR!TllALIDAb PARA LA SOLIDARIDAD
17. Para una profunda reflexión sobre estos temas, véa.\e J. Alison, Raising Abd:
The Recovery ofthe Eschatological Jmagination. Nueva York, 1996.
310
23. Aprender a amar como Dios
311
ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARll)AD
312
APRENDER A A)..IAR COMO Dios
3. Se pretende "alcanzar"' amor de Dios, es decir, ·'llegar a·' un amor por Dios,
no "conseguir'' el amor de Dios para nosotros (lj. Ivens, Undentanding,
p. 172). El título del presente capítulo lo tomo prestado de Joseph Tetlow,
4uien llama este ejercicio "The Contemplation for Leaming to !..ove like
God" (J. Tetlow, Choosing Christ in the tt-Orld: Directing the Spiritual
Exercises oj St. lgnatius Luyo/a according to Annotarions Eighteen and
313
1
ESPlRlTUALTDAD PARA LA SOLIDARIDAD
314
APRE\l])fCR A AMAR COMO Dios
315
ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
l
lecto, voluntad y libertad, sino de emplearlos, con toda nuestra
creatividad, en el servicio a los demás. Así la petición "Dame
tu amor y gracia" significaría: "Dame amor por ti y la gracia de
amarte"4 .
El segundo punto (que bien por sí solo podría ser el tema de
otro ejercicio) es el siguiente:
Mirar cómo Dios habita en las criaturas: en los elementos dán
doles el ser, en las plantas dándoles la vida vegetativa, en los
animales la vida sensitiva, en los seres humanos dándoles también
la vida racional, y a8Í en mí dándome el �er, la vida, los sentidos
y la inteligencia; asimismo habita en mí haciéndome templo, pues
yo he sido creado a semejanza e imagen de Dios. [2351
Reflexionamos sobre estos temas, buscando lo que desea-
mos y cerrando (según podamos) con la oración 'Toma y recibe".
Comentario sobre el segundo punto. Aquí también la idea es
sentir cómo Dios está presente en toda cosa y toda persona,
haciendo que cada una sea lo que es. Desde el amor, Dios le
da el ser a cada cosa, momento por momento (J. Tetlow), y habita
dentro de cada don. Dios sopla en la brisa y fluye en los arroyos;
Dios salta en las ranas y vuela en los pájaros; Dios piensa, ama y
comunica en los seres humanos. Como dicen los mayas de Centro
américa, Dios es Corazón de la montaña, Corazón del cielo.
El tercer punto es "considerar cómo Dios trabaja y labora por
mí en todas los cosas creadas sobre la faz de la tierra". Ignacio
dice que Dios "se comporta como uno que está trabajando",
laborando en minerales, plantas, animales, según la naturaleza
de cada uno [236]. Entonces reflexionamos y cerramos con la
oración habitual, ''Toma y recibe''.
316
Comentario sobre el tercer punro. Dios labora en todo para
llevar la creación entera a su plenitud. Jesús percibía a su Pa
dre laborando para dar vida (Jn 5, 17), haciendo brillar el �ol y
caer la lluvia sobre buenos y malos igualmente (Mt 5, 45). Esto
sugiere que Dios es solidario con los obreros que continúan la
obra divina de la creación. También nos invita a reflexionar
sobre el lugar y el papel que nosotros mismos tenemos en el
mundo, y sobre nuestra relación con las demás criaturas.
El cuarto punto es "mirar cómo todos los bienes y dones des
cienden de arriba, así como mi potencia limitada procede de
la suma e infinita de arriba, y así la justicia. bondad, piedad,
misericordia, etc., así como del sol descienden los rayos, de
la fuenk las aguas, etc.'' [237]. lJna vez más, reflexionamos y
conversamos con Dlos, �egún nos parc.-:ca conveniente.
Comentario sobre el cuarto punto. Toda bondad participa de la
bondad de Dio� y revela a Dios como su fuente. sobre todo la
bondad moral: "justicia, bondad, pieda<l, misericordia" [2371.
Según el apóstol Santiago: "Toda dádiva buena, y todo don
perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces" (St
1, 17). En este punto, el motivo por amar a Dios no es lo que
Dios nos regala ni lo que Dios hace por no»otrm,; más bien, el
motivo es simplemente quién es Dio�.
317
,
EWTRTTUALIDAD \'ARA LA SOLIDARJDAD
318
APRE-.DER ,\ ,\M,\R COMO Ü!O�
319
Esrmrrt.:ALJDAD PARA LA SOLIDARIDAD
La Contemplación en
el universo posteinsteiniano
La creación será bherada de la esclavitlld de la corrupción
para participar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
(Rm 8, 21)
9. CJ. Buckley, ''The Contemplation", /!p. cit., p. 102. Kadal señaló lo mis
mo hace mucho tiempo (H. Nadal,Apologia Exenitiorum. en Epistolae et
Munumenta P. Nada!, vol. 4, Ma<lri<l, MHSI, l 905, pp. 863, 867-868). En
los Ejercicios y en los escritos de Ignacio, generalmente, ''trabajo" a me
nudo se reliere a la adversida<l y ht per.,ecución sufridas en d servü:io de
Dios. Cf. [93, 95-97, 1 1 6]: también [51]. Como Gaston Fessard (La dia•
lectique des Exercices Spirituels de saint lt;nace de loyola. París, 1956,
pp. 147-164), Buckley cree que lo� cuatro puntos de la Contemplación
recapitulan la., cuatro semanas de los Ejercicios.
320
APRE:'>DER A AMAR C0\10 Oros
321
1
ESPIR!TLl,\LIDAD !'ARA L,\ �OLIJJARlDAD
322
APRENDER A AMAR COMO Dios
323
EsPIRITL1ALIDAD PARA LA ,\01.JlJARlDALJ
324
APRl:';DLR A AMAR C0'.\10 DIOS
325
E�PlRITUALIIJAD PARA LA srn mARIDAD
326
Oración
•
24. Introducción a la oración
La contemplación
He tenido la buena fortuna de vivir en comunidades, y en va
rios países, con gente de culturas, razas e historias diferentes de
las mías. Cada vez que iba a un nuevo lugar, todo me parecía
extraño, a veces muy extraño. Después, gradualmente, empe
zaba a comprender. O así pensaba yo. ¡Solo mucho tiempo des
pués me daba cuenta de que de hecho hahía comprendido muy
poco! Las cosa5 de eran mucho más complejas de lo que había
pensado.
La vida es así. La realidad es demasiado rica para captarla
al vuelo. En cualquier día dado captamos solo una fracción de
329
ESPIRITUALll)AD PARA LA SULIDARJLJALJ
330
-
INTRODUCCIÓN A LA ORACIÓN
La oración
En la perspectiva de fe, la contemplación es deficiente si no se
acopla con el Santo Misterio en el corazón de la realidad, un
Misterio personal que se nos dirige y nos invita a responder. La
simple contemplación del mundo alrededor a menudo es insu
ficiente para descubrir, y siempre es insuficiente para conocer
verdaderamente, al Corazón-de-la-Realidad personal que sua
vemente se nos arrima desde fuera y desde dentro. Para llegar a
tal conocimiento necesitamos la ayuda de los tesoros de sabidu
ría, para poder conectar los puntos empíricos y extender el al
cance de nuestros poderes cognitivos. Así que, además de con
templar la realidad misma, contemplamos también las palabras
de la sabiduría, sobre todo la escritura, que purifica, orienta,
suplementa y extiende nuestro conocimiento, sin que reemplace
nuestros poderes cognitivos ni refrene su propio funcionamiento.
La Palabra de la escritura nos lleva por la vía rápida hasta el
cora7.Ótl de la realidad para encontramos con el Santo Misterio,
y con el mundo alrededor a la luz de ese Misterio2 .
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ESPIRITU,\LIDAD PARA LA SOUDARJD,\D
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hTR01ll:CCI(lK .-\ LA URACIU.\J
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ESPIRl'll ALIDAD PARA LA SOLlllARJD>\D
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[NTROI)! l('C!ÓN A LA ORAC!ÚN
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ESPIRITUALIDAD PARA LA SOUD.>,RJDAD
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iNTRODL:CCIO'J .\ LA ORM.'ION
6. Hillc�um, An lnternipted Lije (c. 18, n. 4), p. 105. Etty Hil\esum pensó en
titular una novela cuasi-autohiográfíca "La muchacha que nu podía arrodi-
1\ar�c" (Hillcsum, Una Fida cunmocionada fe 5, n. 5), p. 55).
337
ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARJUAD
7. Ver también Mt 18, 19; Me 1 1 , 22-24; Le 18, 1-8; Jn 14, 13-14; 15, 7: 1 Jn
3, 22: 5, 14; Ef6, 1 8 ; fil 4, 6; 1 Tm 2, l ; St 1 , 5-8.
8. Cj. Schineller, "The Pilgrim Journey o f lgnatius'' (c. 22, n. 8), p . 25.
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[N'IRODU(TJÓN A LA ORM'JON
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ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLJDAR!Di\D
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lNTRODllCC!ÓN A IA ORAClÓK
La variedad
La oración puede ser silenciosa o verbal, cantada o hablada,
susurrada o gritada. Podemos orar con fórmulas (como los sal
mos) o sin ellas. Podemos orar solos o con otros. Si es con
otros, la oración puede ser formal y "alta", como en la liturgia
de la Iglesia, o informal y "baja'', como en la devoción popular.
Podemos arrodillarnos o sentarnos; podemos bailar o expresar
nos a través de los gestos.
En la oración utilizamos los sentidos (ojos, oídos, tacto):
sentimos, imaginamos, deseamos, recordamos, comprendemos,
ponderamos, evaluarnos, decidimos.
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•
ESPIRITL:ALIDAD PARA L'\ SOLIDARJP",[)
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1-.TRODUCClÓ\T '< LA ORACIÓN
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/;
25. Una escuela de oración
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ESP!RlTLJALlllAD PAKA LA SOLIDt\RIDAD
Puntos básicos
Fines y medios. El objetivo de la oración es crecer en el amor
efectivo de Dios. Por eso, en la oración buscamos la devoción
-es decir, la consolación que nos atrae hacia una unión más
profunda con Dios- para amar y servir mejor en todo lo que
hacemos.
Todos los medios de oración, incluyendo cuánto tiempo, la
hora del día o de la noche, el lugar, la postura, la materia, y el
orden, deberían servir para este fin. Los medios variarán, se
gún los individuos y las circunstancias. Ignacio criticaba seve
ramente a aquellos "maestros" quienes imponían a otros indivi
duos su propio modo de oración2 , pues Dios guía a cada perso
na por el sendero más apropiado a su:,, necesidades particulares.
Para descubrir ese sendero, a menudo será beneficioso probar
diferentes tipos de oración [89]. Ignacio es.cribió a francisco
Borja:
Aquella parte Ltipo de oración] es mucho mejor para cualquier in
dividuo, donde Dios nuestro Señor más se comunica [... ], porque
[Dios] ve y sabe lo que más le conviene, y L... J le muestra la vía;
y nosotros para hallarla, mi:<liantc su gracia divina, ayuda mu
cho buscar y probar por muchas maneras fde orar] para caminar
por la "que le es más declarada'". más felice y bienaventurada en
e�ta vida.3
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U'-!,\ ESCUELA DE OR/\ClÓN
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ESPIR!TCALll>ALJ PARA LA SOLIDARIDAD
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UNA ESCUELA DF OR ,\CIÓN
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,
ESPIRITUALIDAD PAR A LA SOUDAR!DAD
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{)NA ESC!'.FI .,\ DF OR,\CHÍN
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ESPTRITU•\UDAD PAR,\. LA SOJ.IIJARlíJAIJ
La espiritualidad hoJística
El método de "traer los cinco sentidos" sobre el tema de
la oración puede tomar una forma muy sencilla y ele
mental, pero no es necesariamente una forma de oración
inferior. Al dejar que la Palabra de Dios nos moldee los
sentidos, los sentimientos y la imaginación, este ejercicio
nos ayuda a reintegrar el yo desperdigado.
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CNA ESCUELA DI: ORACIÓN
9. En [66-70] uno "ve" y "toca·· los fuegos, ·'oye" llantos y hla�femias. "gusta··
la amarga tristen1, etc. Éstos son símbolos bíblicos del antirreino.
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EsPIR!TlJALJDAD PARA LA SOLIDARIDAD
La oración difícil
A veces la oración puede ser una experiencia difícil y desé1ti
ca. Se puede parecer a una conversación con alguien a quien
consideramos aburrido. A veces cuando conversamos con gente
pobre o enferma o con personas mental o emotivamente dis
capacitadas, necesitamos mucha paciencia para descubrir las
riquezas escondidas bajo las capas de pobreza, incluyendo la
nuestra, y bajo las cicatrices infligidas por los duros golpes
de la vida11 • "Dentro de cada persona hay un gigante que está
arañando para salirse· ', alguien dijo alguna vez. Tratar con Dios
puede ser algo parecido. Esto no debe sorprendernos, pues es
precisamente en tales lugares donde Dios se esconde. Así como
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UNA ESCUELA, DE ORACIÓN
Conclusión
Los Ejercicios son una maravillosa escuela de orac10n. Pero,
como toda buena escuela, preparan para la vida. Nos capacitan
355
ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
1
para encontrar a Dios en el mundo. en medio de la actividad.
Con sus muchas responsabilidades, los padres de familia, los
obreros y los activistas comunitarios raras veces tienen el tiem
po necesario para hacer retiros o una larga oración formal. Mi
amigo Jorge ora mientras contempla a los demás pasajeros en
el metro de Nueva York. Mi colega Mayra se levanta a las 5:00
a.m. y pasa tres o cuatro horas diarias viajando entre casa y
trabajo; vuelve a la casa por la noche para preparar la cena para
su familia. No tiene más alternativa que buscar a Dios en el bus
atestado, mientras va rebotando por el tráfico. Nuestro capítulo
final tratará la oración de pen;onas ocupadas como estas.
356
26. La oración mnndana
Oren constantemente.
( 1 Ts 5, 17)
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EsPJRIT\.'ALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
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L,\. üRACJÚ.-. MlNIJA.'sA
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E5PJRITUALIDAD PARA LA SOLl!)J\RlT)J\íJ
360
LA ORACJON MCKDANA
8. "[ ...] ut intelleetus noster aseendat in Deum: et sic tamdiu horno orat qua
mdiu totam vitam suam in Deum ordinat" (Comentario en Romanos, cap.
1 , !cet. 5). En el texto sigo la paráfrasis en G. Ganss, The Constitutions of
the Society ofJesus, St. Louis. Mo.. 1970. p. 183, n. 4.
9. Carla 4012, Epistolae el lnstructiones S. Iinalii de Loyola. vol. 6, Monu
menta lgnariana, vol. 33 del Ml!Sl, Madrid, 1907, p. 91: "'Deseaba que
todos los de la Compañía se acostumbrasen a traer pre�ente a Dios siempre
en todas las cosas, y que se ensenasen a levantar a Él los corazones. no �olo
en la oración retirada, mas también en todas las otras ocupaciones, ende
rezándolas y ofreciéndoselas de manera que no �intiesen menos devoción
en la acción que en la meditación. Y decía que este mudo de orar e� muy
provechoso para todos, y principalmente para los que están bien ocupados
en cosas exteriores del divino servicio'' (P. Ribadeneira, Vita lgnatii Loyo
lae, in Fontes Narratid, vol. 4 . p. 743).
361
EsPIRlrl/ALllJAD PARA LA SULllJAKIDAD
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LA ORJ\('[Ó'J \.1 1 IND/\N ,\
12. "Al extender u�tedes sus palmas [en oración], me tapo los ojo� para no
verlos. Aunque menudeen la plegaria, yo no oigo. Sus mano, están de
�angre llenas" (Is 1 , 15: 1j. 1 Jn 4. 8.20). Según Xadal, era característico
.
del estilo ignaciano el "fácilmente . preferir el servicio a nuestro prójimo a
los deleites que podrían derivar de largas horas de oración contemplativa.
(J. .Kadal, "In examen annotationes·•, óp. cir. {nota 1 de este capítulo),
p. 163. Aquí Nada! defiende la di�ciplina jesuita contra quienes exagera
han la necesidad de largas horas de oración contemplativa • una tentación
bien e5casa en nllestros días - .
13. J. Ellacuría, "Lectura latinoamericana de los Ejercicios Espirituales de San
Ignacio'·, Revista Latinoamericana de Teología 23 (mayo-ago�to 1991),
pp. 1 1 1-147, especialmente 142-147; ídem, "La contemplación en la ac
ción" (c. 24. n. 1 ). especialmente p. 214. Sobre Ellacuría y la espiritualidad
ignaciana, ej. J. M Ashley. "Ignacio Ellacuría and the Spiriluul E.tercise:,
uf Ignatius Loyola", Jheological Studie.1·, vol. 61 , n.º 1 (marzo 2000), pp.
16-39; ídem, '·Contemplación"', óp. cit. (nota 3 de este capítulo).
363
ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLJDARlDAD
364
La praxis del seguimiento -decir la verdad, defender a los
débiles y retar la injuslicia- genera el coníliclo y la confusión
interior, pero también genera la paz a un nivel más profum.lo.
Yo podría estar tan calmado como quisiera, meditando al lado
de la piscina, y estar también desconectado de la realidad y de
Dios. Por otro lado, mi cabeza podría estar explotando y mis
nervios de punta a causa de una tensísima mañana de inter
vención en una crisis del centro de rehabilitación. En medio de
todo eso, quizá yo ofrezca una oración silenciosa o me retire
por unos minutos de discernimiento, con todo lo estresado que
esté. Aun con toda mi turbulencia interior, mi oración no tiene
por qué ser menos genuina, ni menos profunda, que la de un
monje absorto en la Misa. Si estoy recogido a ese nivel más
profundo del Principio Fundamental, mi oración entrecortada
se elevará desde ahí mismo, donde estoy habitualmente en con
tacto con la realidad y con Dios. La paz de un baño caliente
poco tiene que ver con esa paz que el mundo no puede dar.
Por supuesto, cuando podamos, centrémonos para la ora
ción y busquemos condiciones tranquilas. Reconozcamos nuestra
necesidad periódica de apartarnos por tiempos más largos de so
ledad. Pero no confundamos eslo con la fomta de oración ideal.
Al fin y al cabo, una oración breve, en la cual luchamos por des
cubrir cómo hacer lo más amoroso, es preferible a una oración
larga y serena que nos escuda de las ásperas demandas del amor.
La mejor preparación para la oración es dejar que las cruces del
mundo nos rompan el corazón, y luego responder. Eso puede
conducimos a los vecindarios más ruidosos y a las situaciones
más inquietantes -pero también a la oración más profunda14 - .
14. "Hay una manera de estar centrado que se realiza solo a través de ese silen
cio y esa soledad que eludirán al apóstol apurado. Pero hay otra manera de
e�Lar �entrado que no nmsisle en eliminar todo el "ruido' del mundo, sino
en ordenarlo ante Dios, en ·priorizarlo·: y e.,te segundo tipo de centrarse
es el cora1.ón de la oración apostólica" (Kinerk. ·'When Jesuits Pra)''.
óp. cit., p. 1 1).
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[��IR!TUALIDAD PARA LA SOLJD.\RJD,\D
Calidad y cantidad
Al or(ll; no hablen mucho, como los gentiles,
qur sefiguran qur por su palabrer{a van a ser escuchados.
(Mt 6, 7)
¿Por cuánto tiempo deberíamos orar, tomando en cuenta las de
más responsabilidades diarias? Cada persona tiene que tlecidir
por sí misma. Más oración no siempre es mejor. Escribiéndole
a Borja, quien dedicaba largas horas a la oración, Ignacio le
recomendó que cortara su oración y su penitencia por la mitad,
observando discretamente que "es mayor virtud della (el ahna) y
mayor gracia poder gozar de su Señor en varios oficios y en varios
lugares que en uno solo". En otra ocasión Ignacio le escribió:
Sería bien que mirase que no solo se sirve Dios del hombre cuan
do ora; que, si así fuese, serían corlas, si fuesen las oraciones de
menos de 24 horas al día, si se pudiese, pues todo hombre se debe
dar, cuanto enteramente pudiere, a Dios. Pero es así que de otras
cosas a tiempos se sirve más que de la orfü.:ión, y tanlo que por
ellas la oración huelga él se deje, cuánto más que se abrevie. 1 1
Por ejemplo, puesto que los estudiantes deben dedicar la
mayor parte de su energía mental a los estudios, Ignacio puso
límites estrictos al tiempo que los estudiantes jesuitas podían
dedicar a la oración formal. Fuera de ese tiempo, les aconse
jaba "ejercitarse en buscar la presencia de nuestro Señor en
todas las cosas, como en el conversar con alguno, andar, ver,
gustar, oír, entender, y en todo lo que hiciéramos". fata prác-
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LA ORACIÓN MCNDANA
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ESPIRJTU'ILJO'I[) PARA LA SOLIDARIDAD
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LA ORMION Mlli\fléll\A
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ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
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l,", ORACION Mll'-JDAKA
Conclusión
Para padres de familia y colegas atareados, es muy buena esta
nolicia de que, siempre cuando intentamos hacer lo que Dios
quiere, ya estamos unidos a Dios. La oración formal debería
fluir desde nuestras responsabilidades diarias y ayudarnos a
cumplir mejor con ellas. Cada cual debe buscar y encontrar el
estilo de oración fonnal que le acerque más a Dios, incluyendo
los estilos tranquilos que son apropiados para la gente atareada.
Cuando nos esforzamos por amar y servir como lo desea
Dios, toda la vida se convierte en una oración y una ofrenda, y
aprendemos, en medio de nuestra actividad diaria, a encontrar a
Dios en tocias las cosas.
371
!,
•
Epílogo:
El pingüino es real
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ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
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EL PINl;U\NO ES REAL
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ESPIRJ l'UALlllAD PAII.A LA SOLIDARIDAD
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Apéndice I (a los capítulos 7 y 8):
¿La meditación de El Reino?
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E.SPIRITU",LlDAD PARA LA SOLIDARIDAD
378
¿LA :,,,1EDITACfÓN DE EL REINO'!
379
ESPIRlTUALlDAD PARA L"i SOLTUARlDAD
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¿LA MED!P,C!Ót-; DI: EL REI?-10'.'
JO. Véase Schineller. '·The Pilgrim Joumey of Ignatius" (c. 22.n. 8).
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1
EsPJRITUALIDAD PAII.A LA SOLIDARIIJI\D
382
i,L " ),,1EDITACION DI.' EL RUNO'!
383
ESPIRl'JL,\LIDAIJ �AR.- \ L,\ SOLIDARIDAD
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¿LA J..ltlJllACIÓt-, DL EL Rt,1�0?
385
i
L
Apéndice 11 (al capítulo 10):
El significado de las Dos Banderas
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1,,
1
388
E1 SlONlF)('ADO DE LAS Dos BANDERAS
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ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
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EL S!GMHCAl)U l)f: LI\S Dos BANDERAS
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1
1
ESPIRITUALIDAD PARA LA SOLIDARIDAD
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EL SJG','(l'ICALJO LJE LAS Dos BANDERAS
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E.�PIRITt:AUDAD PARA LA SOLIDARIDAD
12. Véase Consr, 553-554. Ignacio considemba los consejos evangélico� como
medios privilegiados para concretizar la bandera de Cristo. Creía que muchas
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EL S!GNlHCADO DE LAS Dos BANDERAS
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1:
EsPJRl'l'l.',\I.IJ)AíJ P,\R ,\ l.\ SOl.lDARlfJ",D
16. Véase J. Calvera�, ·'¿De qué humildad se habla en las Dos Banderas?",
Manr 9 ( 1 933),pp. !2-22y 97-106.
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ET S]Cl'-l!FICAOO DE LAS Dos BA'-IDERAS
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Abreviaturas
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AllREVIATGRAS
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Mil gracias
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Este libro se terminó de imprimir
en Talleres Gráficos UCA,
en el mes de marzo de 2010.
La edición consta de 1000 ejemplares.