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LECTOR 1:

ORACIÓN INTRODUCTORIA

Esta noche mi corazón esta eternamente agradecido, porque estamos aquí en


tu presencia y queremos agradecerte todas las bendiciones que nos das día a
día, Señor Jesús, Tú eres nuestra paz, eres nuestra Salvación; socorre nuestros
pueblos con la fuerza de tu amor, nosotros, pueblo tuyo y ovejas de tu rebaño,
queremos renovarnos con la fuerza de tu amor. Transfórmanos, para que con
la fuerza de tu Palabra salgamos victoriosos frente a las tentaciones del
maligno enemigo.

Padre Santo que en Jesucristo, tu Hijo, presente realmente en la Eucaristía, nos


das el testimonio más grande de la fidelidad de tu amor, te pedimos que nos
concedas en esta cuaresma, que la escucha atenta de tu Palabra ilumine
nuestras vidas para descubrir y vencer las tentaciones del maligno enemigo y
superados nuestros miedos podamos sobrellevar los momentos marcados por
el dolor y el sufrimiento y perseverar como hijos tuyos dando testimonio de tu
amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

CANTO:

En el tiempo de Cuaresma, el Señor nos invita a la conversión. Cada uno de


nosotros debe sentirse interpelado por esta llamada, corrigiendo algo en su
vida, en su manera de pensar, actuar y vivir las relaciones con el prójimo. Al
mismo tiempo, debemos imitar la paciencia de Dios, que confía en la
capacidad de todos para levantarse y reanudar su camino.  Dios es Padre y no
apaga la llama débil, sino que acompaña y cuida a los débiles para que se
fortalezcan y aporten su contribución de amor a la comunidad.
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Meditemos en el Evangelio según san Mateo 4,1-11

En aquel tiempo, Jesús fue conducido al desierto por el Espíritu para ser
tentado por el demonio. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta
noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo: "Si eres Hijo de
Dios, di que estas piedras se conviertan en panes." Pero él le contestó,
diciendo: "Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios."
Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo pone en la parte más alta del
templo y le dijo: "Si eres Hijo de Dios, trate abajo, porque está escrito:
"Encargará a los ángeles que cuiden d|e ti, y te sostendrán en sus manos, para
que tu pie no tropiece con las piedras."" Jesús le dijo: "También está escrito:
"No tentarás al Señor, tu Dios."
Luego lo llevó el diablo a un monte muy alto y, mostrándole los reinos del
mundo y su gloria, le dijo: "Todo esto te daré, si te postras y me adoras."
Entonces le dijo Jesús: "Vete, Satanás, porque está escrito: "Al Señor, tu Dios,
adorarás y a solo a él le servirás."
Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles para servirle.»
Palabra del Señor.
Todos: Gloria a ti Señor, Jesús.

CANTO:
LECTOR 2:
Reflexionemos la palabra de Dios.
Estamos iniciando la Cuaresma, un período litúrgico muy intenso en el
calendario de la Iglesia. En algunas semanas más viviremos la Semana Santa,
la semana de la realización de ese misterioso designio de Dios: la muerte del
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Hijo para salvar a los hijos adoptivos. El Evangelio que nos propone la Iglesia
al comenzar este período es muy rico, y a la vez muy humano y dramático: las
tentaciones de Jesús en el desierto. Son lecciones de vida.
Jesucristo se prepara y el evangelio nos traslada al comienzo de su vida
pública. Antes de comenzar a predicar, el Maestro se prepara con oración y
ayuno. Se retira al desierto, donde pasa 40 días rezando a su Padre,
sacrificándose, pasando penurias y hambre. Una dura preparación, pero
también le esperaba una no menos dura misión. Como puerta de entrada, y tal
vez también como resumen de la vida del hombre sobre la tierra, también Él
va a ser tentado. Es fácil que estas tentaciones, o similares, se le volviesen a
presentar al Señor durante toda su vida pública, y que ya hubiesen tocado a su
puerta con antelación. El evangelista dice que Satanás “se alejó hasta el
momento oportuno”. A nosotros quizá no nos importe si estas tentaciones se le
presentaron juntas o no, si se concentraron en un día o tocaron a su alma
durante toda su vida. Lo importante es que nuestro Salvador fue tentado. Se
hizo tan semejante a los hombres que también tuvo que luchar y sufrir para
mantenerse firme. Una gran lección que nos da es que, para vencer las
tentaciones, hay que prepararse. ¿Cómo? El desierto. El Señor usó dos medios
principales: la oración y la renuncia a los propios gustos.
Satanás aprovecha nuestra debilidad
En este pasaje Dios también nos enseña algo muy importante sobre Satanás.
Las tentaciones vienen de este ángel caído, y como ángel no es un cualquiera.
Satanás es muy listo, y presenta las tentaciones en el momento justo y del
modo más atractivo. Propone a nuestro Señor convertir las piedras en panes
justo ahora, después de 40 días de ayuno, cuando estaría muerto de hambre.
Sabe que la necesidad predispone a obrar de un modo, y quiere que ceda a lo
que el cuerpo le pide. Además de inteligente, Satanás es astuto, sabe presentar
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las cosas de modo atractivo. Jesús ha venido a redimir al mundo, y le quiere


proponer un modo rápido de cumplir su misión, un modo más fácil, con éxito
seguro: haz un milagro espectacular, y todos te adorarán. ¿Qué es eso de la
cruz, del sufrimiento? No, salva a la humanidad de modo espectacular; es muy
fácil, solo tírate de aquí y haz el milagro. O si no quieres que sea tan evidente,
adórame a mí, príncipe de este mundo, y te daré todos los reinos de la tierra
(¡como si realmente fueran de Satanás, el rey de la mentira!).
CANTO:
LECTOR 3:
Continuado con la reflexión Jesucristo, además de enseñarnos cómo nos
debemos preparar, nos muestra el camino para superar cualquier tentación.
Tiene clara su misión, la voluntad del Padre sobre cómo realizar la redención
del mundo, y sabe que eso es materia no negociable. Nada le va a desviar su
mirada del fin y del camino que debe seguir. Sabe qué quiere, por dónde
caminar, y bajo ningún concepto está dispuesto a abandonar el designio de
Dios. Además de esta determinación, de esta voluntad firme y férrea, el Señor
se apoya firmemente en su Padre celestial. A las tres tentaciones responde con
palabras de la Escritura: “Está escrito…”. No lucha solo, sino en nombre y
con la ayuda del Padre. Ahí está su fuerza, y ahí también estará la clave de
nuestra victoria. Solos, estamos luchando contra alguien más fuerte que
nosotros, contra un ángel (aunque sea un ángel caído). Pero con Dios,
luchamos junto al más poderoso, al Todopoderoso, y en su poder radicar
nuestra victoria.
En silencio meditemos desde o más profundo de nuestro corazón cómo las
tentaciones me desvían del camino de Dios y tener un método claro de cómo
vencerlas, empezando con la oración.
Permanezcamos en silencio unos momentos
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CANTO:

Ahora hermanos elevemos nuestras súplicas confiadas a Dios para pedir por su
Iglesia y por las necesidades de todos los hombres.

Respondamos todos en cada petición: En ti Jesús está nuestra esperanza.

1. Por la Iglesia; para que fortalecida con el pan de la palabra de Dios, no


caiga en la tentación de confiar en poderes y medios extraños a su misión en el
mundo, roguemos al Señor.
Todos: En ti Jesús está nuestra esperanza.

2. Por todos los creyentes que toman en serio su fe para que crezcan y
maduren en la ella, roguemos al Señor.

3. Por los pueblos subdesarrollados, incapaces, por carencias de medios, de


solucionar sus graves problemas; para que encuentren la ayuda fraterna de los
países más desarrollados, roguemos al Señor.

4. Por nosotros, aquí reunidos, que hemos escuchado que “no sólo de pan vive
el hombre”; para que se nos despierte el hambre por la Palabra de Dios.
Roguemos al Señor.
5. Para que en nuestro caminar no nos dejemos seducir por las tentaciones del
camino y reafirmemos nuestra convicción de que “sólo se debe adorar al
Señor y sólo a él se debe servir”. Roguemos al Señor.
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Acude en ayuda de nuestra debilidad durante esta cuaresma que apenas


iniciamos, Dios Salvador nuestro, como hiciste con los israelitas en el desierto
y con Jesús en aquel tiempo que te consagró de ayuno, por el mismo
Jesucristo nuestro Señor.
Todos: Amén

Señor Jesús, tu palabra es vida y gozo para mí. Lléname de tu Espíritu Santo
para que yo pueda tener la fortaleza y el coraje para abrazar tu voluntad en
todas las cosas y renunciar a cualquier cosa que se le oponga. Y La Virgen
Santa, modelo de docilidad al Espíritu, nos ayude a dejarnos conducir por Él,
que quiere hacer de cada uno de nosotros una “nueva creatura”.
CANTO:
En la palabra el texto nos presenta la dura confrontación de Jesús con el
enemigo, que será constante a lo largo del camino y al que vencerá. También
se confrontan dos tipos de mesianismos; el del poder, el prestigio, el de las
soluciones fáciles y rápidas y el mesianismo del Siervo sufriente, que carga
con los pecados de su pueblo y vive cara a Dios y en solidaridad con los
pobres y excluidos.

El día que fuimos bautizados sobre nuestro pecho se nos ungió para “darnos la
fuerza de Cristo Salvador”; así fuimos arrancados de las tinieblas y fuimos
trasladados al reino de la luz. Para poder vencer el miedo y abrir las puertas a
Cristo, habrá que renovar esta fuerza bautismal para vencer al tentador.

¿Estoy dispuesto a renovarme consciente que poseo la fuerza de Cristo para


vencer los miedos provocados por la insidia del maligno?
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Permanezcamos en silencio unos momentos y contemplemos

El Papa Benedicto XVI en su mensaje de cuaresma del año 2012 nos dice:
«El primer domingo del itinerario cuaresmal subraya nuestra condición de
hombre en esta tierra. La batalla victoriosa contra las tentaciones, que da
inicio a la misión de Jesús, es una invitación a tomar conciencia de la propia
fragilidad para acoger la Gracia que libera del pecado e infunde nueva
fuerza en Cristo, camino, verdad y vida. Es una llamada decidida a recordar
que la fe cristiana implica, siguiendo el ejemplo de Jesús y en unión con él,
una lucha «contra los Dominadores de este mundo tenebroso» (Ef 6, 12), en el
cual el diablo actúa y no se cansa, tampoco hoy, de tentar al hombre que
quiere acercarse al Señor: Cristo sale victorioso, para abrir también nuestro
corazón a la esperanza y guiarnos a vencer las seducciones del mal.»

 ¿Qué palabras me brotan del corazón después de contemplar el mensaje del


papa Benedicto XVI?
Permanezcamos en silencio unos momentos y contemplemos

Ahora Ante la presencia de Jesús sacramentado abre tu corazón a la esperanza


y déjate guiar por Cristo para vencer las seducciones del mal.

Descubro ante Jesús mis miedos que me impiden abrirle las puertas de mi
corazón para que el me da la valentía y la audacia para mantener viva mi
esperanza.
CANTO:
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Hagamos nuestra la oración del desierto


Señor del ayuno, Vengo ante ti como un pecador, pero plenamente consciente
de tu divina misericordia. Aún así, necesito este ayuno. Porque solo al
alejarme de las cosas de este mundo, soy capaz de comprender el don
inconmensurable que es mi redención. Aleja mi nariz de los aromas que me
rodean para que pueda conocer nuevamente la dulce fragancia de Cristo.
Adormece mi lengua de todo lo que la atrae para que pueda probar de nuevo el
pan de mi salvación. Atenúa todas mis sensaciones de modo que solo sienta el
latido de mi corazón anhelando reconciliarme con mis hermanos y hermanas,
y contigo, mi creador. Detén mis oídos de todo lo que los atrae para que pueda
escuchar tu canto de misericordia, llamándome nuevamente al abrazo de mi
Padre. Ciega mis ojos de todo lo que los distrae para que pueda contemplar
plenamente la luz de Cristo. Y una vez que nos hayamos encontrado ahí en el
desierto, entonces regrésame al mundo. Envíame de regreso a tu pueblo. Que
pueda llenar sus sentidos con todo lo que he encontrado en ti: todo lo que es
bueno, todo lo que es amor, todo lo que es misericordioso. Amen

·   Señor líbrame de las tentaciones de nuestros desiertos, son muchas las


tentaciones que nos rodean, y para saberlas identificar, tenemos que estar
seguros quien es el que realmente camina a nuestro lado, que eres Tú mi Jesús,
para que con tu ayuda podamos apartar de nuestras vidas y con el
discernimiento que derramas en nosotros, esas tentaciones y no dejarnos
influenciar y confundir por esas situaciones y caer en pecado.
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En nuestros tiempos de desiertos debemos aprender a conocer, aceptar y


fiarnos de Ti mi Dios, para encontrarnos contigo y con nosotros mismo, para
revisar y reorientar nuestras vidas, es en ese tiempo donde debemos discernir
con esa sabiduría que nos viene de Ti, la mejores decisiones de nuestras vidas,
y que las tentaciones no nos hagan confundir y llevarnos al camino
equivocado de nuestras decisiones, porque nuestro alimento principal y el que
nos sacie debe ser tu palabra mi Dios, que no debemos dejarnos tentar y poner
a prueba, las obras de Dios y que debemos discernir y saber el bien y el mal y
apartar y reprender ese mal de nuestras vidas y tomar el camino que nos
conduce a Ti mi Jesús.

Perdóname Señor porque a veces me he sentido confundida y tentada por esos


momentos de desiertos en el que no he tenido en cuenta que eres Tú el que
camina a mi lado, eres Tú el que me acompaña en cada uno de mis pasos y me
he dejado tentar y esa tentación me ha conducido al pecado; perdóname mi
Jesús.

Ten piedad y misericordia de nosotros y del mundo entero, que siempre en


nuestros tiempos de desiertos te encontremos a Ti mi Jesús y seas Tú,
tomando nuestras vidas y transformando nuestros desiertos en campo
reverdecido y productivo; que sanen los enfermos y dales consuelo a los
afligidos, te lo pido mi Jesús. Amén

CANTO:

En este Momento de Contemplación Recordemos el testimonio del siervo de


Dios, Juan Pablo II, al iniciar su primera inauguración de su pontificado nos
dio este mensaje:
“No tengan miedo de abrir las puertas de su corazón a Cristo”.
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 Descubro ante Jesús sacramentado que hoy necesitamos más que nunca abrir
las puertas de par en par; del corazón, de la razón y de los sentimientos a
Cristo

 Soy consciente que el tentador trata de desalentarnos para vencernos, pero


que nosotros tenemos la Fuerza de Cristo que nos transforma desde nuestro
interior para que podamos continuar en nuestra tarea de ser constructores de
paz.

Al despedirme esta noche de tu presencia Señor te Agradecemos esta muestra


de amor por el hombre. Y que Hagamos del desierto un lugar de retiro y
comunión con el Padre, Pidamos fortaleza, sabiduría y conocimiento para
entablar la batalla. Oremos para que podamos  ser humildes, pobres,
obedientes y amantes de la cruz. Pidamos adorar y servir solo a Dios.

 Te damos gracias, Padre, por Jesucristo, tu Palabra viva, y por el Espíritu
Santo que nos muestra su vida en la nuestra, encendiendo nuestros corazones
para desear seguirle y dándonos su fuerza para ser parte del hombre nuevo que
inauguró sin caer en tentaciones y llamándonos a permanecer unidos a Él
repitiendo «no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén».

CANTO DE DESPEDIDA:

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