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LECTOR 1:
ORACIÓN INTRODUCTORIA
CANTO:
En aquel tiempo, Jesús fue conducido al desierto por el Espíritu para ser
tentado por el demonio. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta
noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo: "Si eres Hijo de
Dios, di que estas piedras se conviertan en panes." Pero él le contestó,
diciendo: "Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios."
Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo pone en la parte más alta del
templo y le dijo: "Si eres Hijo de Dios, trate abajo, porque está escrito:
"Encargará a los ángeles que cuiden d|e ti, y te sostendrán en sus manos, para
que tu pie no tropiece con las piedras."" Jesús le dijo: "También está escrito:
"No tentarás al Señor, tu Dios."
Luego lo llevó el diablo a un monte muy alto y, mostrándole los reinos del
mundo y su gloria, le dijo: "Todo esto te daré, si te postras y me adoras."
Entonces le dijo Jesús: "Vete, Satanás, porque está escrito: "Al Señor, tu Dios,
adorarás y a solo a él le servirás."
Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles para servirle.»
Palabra del Señor.
Todos: Gloria a ti Señor, Jesús.
CANTO:
LECTOR 2:
Reflexionemos la palabra de Dios.
Estamos iniciando la Cuaresma, un período litúrgico muy intenso en el
calendario de la Iglesia. En algunas semanas más viviremos la Semana Santa,
la semana de la realización de ese misterioso designio de Dios: la muerte del
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Hijo para salvar a los hijos adoptivos. El Evangelio que nos propone la Iglesia
al comenzar este período es muy rico, y a la vez muy humano y dramático: las
tentaciones de Jesús en el desierto. Son lecciones de vida.
Jesucristo se prepara y el evangelio nos traslada al comienzo de su vida
pública. Antes de comenzar a predicar, el Maestro se prepara con oración y
ayuno. Se retira al desierto, donde pasa 40 días rezando a su Padre,
sacrificándose, pasando penurias y hambre. Una dura preparación, pero
también le esperaba una no menos dura misión. Como puerta de entrada, y tal
vez también como resumen de la vida del hombre sobre la tierra, también Él
va a ser tentado. Es fácil que estas tentaciones, o similares, se le volviesen a
presentar al Señor durante toda su vida pública, y que ya hubiesen tocado a su
puerta con antelación. El evangelista dice que Satanás “se alejó hasta el
momento oportuno”. A nosotros quizá no nos importe si estas tentaciones se le
presentaron juntas o no, si se concentraron en un día o tocaron a su alma
durante toda su vida. Lo importante es que nuestro Salvador fue tentado. Se
hizo tan semejante a los hombres que también tuvo que luchar y sufrir para
mantenerse firme. Una gran lección que nos da es que, para vencer las
tentaciones, hay que prepararse. ¿Cómo? El desierto. El Señor usó dos medios
principales: la oración y la renuncia a los propios gustos.
Satanás aprovecha nuestra debilidad
En este pasaje Dios también nos enseña algo muy importante sobre Satanás.
Las tentaciones vienen de este ángel caído, y como ángel no es un cualquiera.
Satanás es muy listo, y presenta las tentaciones en el momento justo y del
modo más atractivo. Propone a nuestro Señor convertir las piedras en panes
justo ahora, después de 40 días de ayuno, cuando estaría muerto de hambre.
Sabe que la necesidad predispone a obrar de un modo, y quiere que ceda a lo
que el cuerpo le pide. Además de inteligente, Satanás es astuto, sabe presentar
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CANTO:
Ahora hermanos elevemos nuestras súplicas confiadas a Dios para pedir por su
Iglesia y por las necesidades de todos los hombres.
2. Por todos los creyentes que toman en serio su fe para que crezcan y
maduren en la ella, roguemos al Señor.
4. Por nosotros, aquí reunidos, que hemos escuchado que “no sólo de pan vive
el hombre”; para que se nos despierte el hambre por la Palabra de Dios.
Roguemos al Señor.
5. Para que en nuestro caminar no nos dejemos seducir por las tentaciones del
camino y reafirmemos nuestra convicción de que “sólo se debe adorar al
Señor y sólo a él se debe servir”. Roguemos al Señor.
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Señor Jesús, tu palabra es vida y gozo para mí. Lléname de tu Espíritu Santo
para que yo pueda tener la fortaleza y el coraje para abrazar tu voluntad en
todas las cosas y renunciar a cualquier cosa que se le oponga. Y La Virgen
Santa, modelo de docilidad al Espíritu, nos ayude a dejarnos conducir por Él,
que quiere hacer de cada uno de nosotros una “nueva creatura”.
CANTO:
En la palabra el texto nos presenta la dura confrontación de Jesús con el
enemigo, que será constante a lo largo del camino y al que vencerá. También
se confrontan dos tipos de mesianismos; el del poder, el prestigio, el de las
soluciones fáciles y rápidas y el mesianismo del Siervo sufriente, que carga
con los pecados de su pueblo y vive cara a Dios y en solidaridad con los
pobres y excluidos.
El día que fuimos bautizados sobre nuestro pecho se nos ungió para “darnos la
fuerza de Cristo Salvador”; así fuimos arrancados de las tinieblas y fuimos
trasladados al reino de la luz. Para poder vencer el miedo y abrir las puertas a
Cristo, habrá que renovar esta fuerza bautismal para vencer al tentador.
El Papa Benedicto XVI en su mensaje de cuaresma del año 2012 nos dice:
«El primer domingo del itinerario cuaresmal subraya nuestra condición de
hombre en esta tierra. La batalla victoriosa contra las tentaciones, que da
inicio a la misión de Jesús, es una invitación a tomar conciencia de la propia
fragilidad para acoger la Gracia que libera del pecado e infunde nueva
fuerza en Cristo, camino, verdad y vida. Es una llamada decidida a recordar
que la fe cristiana implica, siguiendo el ejemplo de Jesús y en unión con él,
una lucha «contra los Dominadores de este mundo tenebroso» (Ef 6, 12), en el
cual el diablo actúa y no se cansa, tampoco hoy, de tentar al hombre que
quiere acercarse al Señor: Cristo sale victorioso, para abrir también nuestro
corazón a la esperanza y guiarnos a vencer las seducciones del mal.»
Descubro ante Jesús mis miedos que me impiden abrirle las puertas de mi
corazón para que el me da la valentía y la audacia para mantener viva mi
esperanza.
CANTO:
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CANTO:
Descubro ante Jesús sacramentado que hoy necesitamos más que nunca abrir
las puertas de par en par; del corazón, de la razón y de los sentimientos a
Cristo
Te damos gracias, Padre, por Jesucristo, tu Palabra viva, y por el Espíritu
Santo que nos muestra su vida en la nuestra, encendiendo nuestros corazones
para desear seguirle y dándonos su fuerza para ser parte del hombre nuevo que
inauguró sin caer en tentaciones y llamándonos a permanecer unidos a Él
repitiendo «no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén».
CANTO DE DESPEDIDA: