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Módulo 2

Diseño del curso de AS y sus herramientas de evaluación.


Docentes Chenda Ramírez Vega, Tatiana Magaly Diaz de la Fuente, Luz María Jeria Madariaga,
Andrés Flores

1. Pasos para el diseño de proyectos de aprendizaje servicio y tipos de objetivos.


Los pasos a seguir para el diseño de las actividades de servicio se seleccionan de forma intencional
para alinearse con [1] los objetivos educativos de un curso y con [2] las agendas de los socios
comunitarios, para asegurar que el servicio propuesto a la comunidad se convierta en una
verdadera posibilidad de mejora para los estudiantes, para las organizaciones del tercer sector,
servicios gubernamentales o empresas y para los miembros de la comunidad (Opazo, 2015).

El aprendizaje servicio busca generar un círculo virtuoso donde el beneficio mutuo y recíproco de
la red construida entre la institución de educación superior, la comunidad y el socio comunitario
beneficie a cada miembro.

Pasos para el diseño de un curso de aprendizaje servicio

Los pasos iniciales para la implementación de esta metodología deben orientarse en: [1] la inclusión
del servicio en la estructura de contenidos del curso; [2] la incorporación de la reflexión en los
cursos de AS; [3] la integración real de las necesidades de la comunidad dentro del aprendizaje del
estudiante; [4] la incorporación de reciprocidad; [5] el trabajo con los socios comunitarios para
servir y aprender; [6] el reconocimiento de la diversidad; [7] la voz de la juventud; [8] el control del
progreso y [9] la duración e intensidad de las actividades de servicio.

La experiencia, proyecto o programa de Aprendizaje Servicio ha de reflejarse en el contenido del


curso (Bringle y Hatcher, 1995), por lo que se recomienda situarlo en un contexto académico y
diseñarlo para que mejore el servicio y el aprendizaje de los estudiantes (Furco, 1996). Por ello el
profesorado de educación superior han de relacionar las experiencias de servicio con objetivos de
aprendizaje de su programa y/o plan de estudios.

En este sentido, el establecimiento de los objetivos de la experiencia de AS es uno de los pilares


más importantes de las experiencias de AS. En el proceso nos encontramos con dos tipos de
objetivos:
Por una parte, los objetivos de aprendizaje directamente ligados al currículum, los cuales pueden
ser conceptuales, procedimentales o de formación en valores o actitudinal. Por otra parte, está el
objetivo de servicio el cual se asocia al resultado que se busca con la acción o servicio a desarrollar
a partir del trabajo en red entre los estudiantes de educación superior, el socio comunitario y la
comunidad

De esta manera, la experiencia de servicio se convierte en un medio de integración de la teoría con


la práctica y facilita la transferencia de conocimientos y habilidades del estudiantado para dar
sentido a las necesidades de la comunidad. La investigación de este campo demuestra que al existir
una estrecha vinculación entre el servicio y los objetivos del plan de estudios, los estudiantes
mejoran sus resultados académicos (Ammon, Furco, Chi y Middaugh, 2002; Billig y Furco, 2002), en
lo que respecta a los conocimientos y habilidades, en comparación a otros cursos que no efectúan
actividades de aprendizaje servicio (Kirkham, 2001).

Pasos para la implementación de un proyecto de aprendizaje servicio

A partir de la revisión de los modelos de implementación del aprendizaje servicio en el currículum


y el desarrollo de la acción es posible indicar que el modelo planteado por Puig, Martí y Batlle (2008,
2009) es uno de los que plantean de forma detallada y sencilla los pasos a seguir: [1] preparación
del proyecto, [2] realización del proyecto y [3] evaluación del proyecto. En la tabla 1 se pueden ver
en detalle los pasos, etapas y fases del desarrollo de los proyectos de aprendizaje servicio. Es
importante destacar que estos pasos son orientadores y pueden ser adaptados a la realidad de cada
institución.
Tabla 1. Pasos, etapas y fases de los proyectos de aprendizaje servicio

Paso Etapa Fases

I. Diseño del 1. Esbozar o idear el 1.1 Definir por donde empezar


proyecto proyecto

1.2 Analizar como está  el grupo y


cada miembro

1.3 Determinar un servicio


socialmente necesario

1.4 Establecer los aprendizajes


vinculados al servicio

2. Establecer relaciones con 2.1. Identificar las entidades sociales


entidades sociales para colaborar

2.2. Plantear la demanda y llegar a un


acuerdo

3.Planificar el proyecto 3.1 Definir los aspectos pedagógicos

3.2 Definir la gestión y la organización

3.3 Definir las etapas del trabajo con


el grupo

II. 4. Preparar el proyecto 4.1 Motivar al grupo de estudiantes


Realización
del proyecto
4.2 Diagnosticar el problema y definir
el proyecto con el grupo

4.3 Organizar el trabajo que se llevar 


a cabo

4.4 Reflexionar sobre los aprendizajes


de la planificación

5.1 Ejecutar el servicio

Nota. Puig, Martín y Batlle (2008, 2009).


2. Modelos de reflexión como puente entre el aprendizaje y el servicio

¿Qué es la reflexión?

La reflexión es uno de los elementos centrales del AS, y a la vez, es uno de los aspectos que
presentan mayor dificultad para evaluar debido a las complejidades en determinar una medida
efectiva que permita evaluar y profundizar los resultados de aprendizaje asociados (Simmons y
Gleary, 2005; Ash y Clayton, 2004; Ash, Clayton, y Atkinson, 2005). En este ámbito, son escasos los
estudios que han investigado la reflexión como medio para evaluar la profundidad de los
aprendizajes (Molee et al., 2011). Las iniciativas académicas que implementen AS deberían
implementar prácticas reflexivas que promuevan aprendizajes de calidad en el estudiantado.

Dewey (1933) es uno de los pioneros en el aprendizaje experimental define la reflexión como un
proceso activo, consideración persistente y cuidadosa de cualquier creencia o forma de
conocimiento a la luz de los motivos que la respaldan y sus conclusiones. Posteriormente Schön
(1983) enfatiza la relación entre la reflexión y la acción y define al practicante reflexivo como quien
reflexiona sobre los entendimientos que se desprenden de la acción propia, que uno realiza, critica,
reestructura e implementa en acciones futuras.

¿Qué es la reflexión crítica?

La reflexión crítica orienta la reflexión más allá de la mera práctica, se plantea con el objetivo de
crear un cambio en los procesos, estructuras, normas e imágenes sociopolíticas (Jennings et al.,
2006) que involucran la experiencia de aprendizaje servicio. La reflexión crítica genera aprendizaje
cuando se plantea como un proceso integrador y analítico de la experiencia, cuando se considera
un proceso de creación de capacidad más que un mero ejercicio superficial de mirarse el ombligo
(Ash y Clayton, 2009a; Whitney y Clayton, en prensa; Zlotkowski y Clayton, 2005).

Al implementar la reflexión crítica en experiencias de AS se pueden generar aprendizajes


articulando preguntas que confronten sesgos, ideas de causalidad, contrastar la teoría con la
práctica señalando problemas sistémicos; profundizar en los aprendizajes ampliando las
perspectivas y desafiando conclusiones simplistas; generar documentos de aprendizaje como
expresiones tangibles de nuevos entendimientos para la evaluación (Ash y Clayton, 2009a y 2009b;
Whitney y Clayton, 2011). Sin embargo, si la reflexión no es bien implementada puede llevar a los
estudiantes a reforzar sus estereotipos sobre la diferencia, desarrollar soluciones simplistas a
problemas complejos y generalizar de manera imprecisa basándose en datos limitados, puede que
los estudiantes no deriven lo más importante o significativo de sus experiencias de aprendizaje
limitando sus reflexiones a relatos descriptivos de las experiencias o desahogos de sentimientos
personales (Daniels, 2013).
¿Qué modelos de reflexión se pueden implementar en AS?

Los procesos reflexivos que se han desarrollado en las experiencias de AS potencian en los
estudiantes las habilidades relacionadas con el pensamiento crítico como la argumentación de
ideas y evaluar lo expuesto por otras personas, razonamiento científico, toma de decisiones y
resolución de problemas (Pérez et al., 2016). En este sentido, uno de los modelos que se utiliza
frecuentemente para reflexionar en el AS es el modelo de reflexión DEAL, este modelo considera
que el proceso reflexivo ocurre en tres etapas: Descripción, Examen y Articulación, en cada etapa
el docente va realizando preguntas guías que facilitan la reflexión en los estudiantes (Ash y Clayton,
2009a). Este modelo ha demostrado ser una herramienta rigurosa que permite documentar y
evaluar el aprendizaje reflexivo de los estudiantes en los cursos de aprendizaje servicio, sin
embargo, su implementación efectiva estaría asociada al desarrollo de la habilidad en los
estudiantes de escribir reflexiones escritas, las capacidades del docente para su promoción, un
apoyo y compromiso institucional de la universidad (Molee et al., 2011).

En relación con lo anterior, se debe enfatizar que una reflexión efectiva y rigurosa es la clave para
potenciar el aprendizaje servicio (Eyler, 2002), estas reflexiones pueden ser documentadas en
bitácoras, videos, grabaciones, informes, entre otros. Estos registros permiten dar cuenta de los
aprendizajes que están desarrollando las y los estudiantes de un curso, su profundidad y que tan
críticos son para pensar en ello (McClam, et al., 2008; Sessa et al., 2009).

¿Cómo evaluar la reflexión en AS?

Para evaluar las reflexiones sobre la experiencia de AS se pueden considerar principios como:
integración, relevancia, precisión, claridad, profundidad, amplitud, lógica y significado (ver Ash,
Clayton y Atkinson, 2005, Apéndice B , p. 60). También se puede evaluar en relación con la
profundidad de los aprendizajes estableciendo cuatro niveles (Molee et al., 2011): Nivel uno,
vinculado a los procesos de identificación y descripción; Nivel dos, vinculado a la aplicación; Nivel
tres, vinculado al análisis y síntesis; Nivel cuatro, vinculado a la evaluación. También se puede
evaluar la reflexión crítica teniendo en consideración sus etapas de desarrollo (Dewey, 1933), de
esta forma podríamos establecer un primer nivel donde se describe la experiencia, un segundo nivel
donde se analiza de manera más profunda la experiencia buscando comprender sus causas y
consecuencias y un tercer nivel enfocado en la reflexión crítica donde se realiza una evaluación de
la experiencia y se proponen comportamientos potenciales y alternativos.

¿Cómo se pueden operacionalizar los niveles de reflexión para su evaluación en proyectos AS?

Una propuesta de operacionalización de la reflexión considerando las etapas de reflexión de Dewey


(1933) puede ser la siguiente:

(0) Nivel de reflexión cero: en este nivel no se reflexiona, no se registra respuesta a las preguntas
guías de reflexión.
(1) Nivel de reflexión descriptivo: en este nivel las respuestas a las preguntas guías reflexivas se
limitan a realizar una descripción de las creencias, valores, ideas, comportamientos y
acontecimientos vinculados a la experiencia de AS.

(2) Nivel de reflexión analítico: en este nivel las respuestas a las preguntas guías reflexivas evidencia
un análisis detallado de las creencias, valores, ideas, comportamientos y acontecimientos
vinculados a la experiencia de AS. En relación con la situación descrita, identifica los factores
involucrados y sus consecuencias a nivel personal y en el entorno.

(3) Nivel de reflexión crítico: en este nivel las respuestas a las preguntas guías reflexivas evidencian
una evaluación de las creencias, valores, ideas, comportamientos y acontecimientos vinculados a
la experiencia de AS. Cuestiona las ideas preconcebidas y visiones personales alcanzando una
comprensión más profunda a nivel personal y del entorno. Propone comportamientos potenciales
y alternativos.
REFERENCIAS

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