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CENTRO UNIVERSITARIO DE CIENCIAS EXACTAS E INGENIERIA

CARRERA INGENIERIO CIVIL


INGENIERIA DE COSTOS SECCION D05

DATOS PERSONALES

ALUMNO: Diego Leonardo Galván Angel


CODIGO: 221898821 NRC: 154308 CLAVE DE LA MATERIA: CB221

FECHA DE ELABORACION: 22/01/2022

TEMA: ARTÍCULO 134


Unos de los problemas que se encuentra en la democracia es sin duda la
vinculación del poder político y el económico. La posesión del poder político puede
favorecer, debida o indebidamente, la acumulación de capital económico. Pero en
cambio, el poder económico es capaz de incidir en los procesos políticos.

Este artículo va de la mano con lo que dice el artículo 41 de la Constitución


Política de los Estados Unidos Mexicanos. De esta manera, la propia Constitución
admite ambas fuentes de financiamiento y establece una primera restricción, cuya
finalidad principal es la de limitar la influencia del poder económico en el político, de
tal manera que el financiamiento de origen privado no exceda el monto del público.

El artículo 77 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos


Electorales regula el financiamiento que reciben los partidos políticos, con lo que
establece otra distinción, entre el financiamiento lícito e ilícito.

Recapitulando, se puede decir que los recursos que reciben los partidos
políticos se dividen en públicos y privados. Pero pueden ser lícitos o ilícites, ya sea
por su fuente, por su monto o por su destino. En el primer caso se trata de recursos
cuya procedencia es ilícita en sí misma, como el capital proveniente del crimen
organizado, de operaciones de lavado de dinero, etc. Por su destino es cuando son
aportados a una persona o institución que tiene prohibido recibirlos. Tal es el caso
de las disposiciones contenidas en el artículo 77 del Cofipe. Los recursos pueden
ser lícitos por su origen y por su destino, pero pueden convertirse en ilícitos si el
dinero de fuente privada excede el monto del financiamiento público recibido por un
partido político o aportaciones procedentes de personas físicas o morales que
superaran el límite de 0.5% anual de gasto fijado para la campaña presidencial.

El texto original del artículo 134 se limitaba a establecer las reglas para las
contrataciones y adquisiciones de los gobiernos federal y del Distrito Federal. La
reforma de 1982 añadió los principios de eficiencia, eficacia, economía,
imparcialidad y honradez en la administración de los recursos públicos e hizo
explícita la responsabilidad de los servidores públicos por incumplimiento, tanto de
esos principios como de las reglas establecidas para la celebración de contratos y
realización de adquisiciones gubernamentales. La reforma de 2007 agregó
fundamentalmente tres elementos. El primero fue la inclusión de una modalidad
específica del principio de imparcialidad, por la cual se obligaba no sólo a los
gobiernos federal y del Distrito Federal, sino también a los estados y municipios, a
aplicar con imparcialidad, en relación con los partidos políticos, los recursos cuya
administración les correspondiese, con el propósito explícito de preservar la equidad
en las contiendas electorales. El segundo fue el establecimiento de una serie de
reglas para la propaganda gubernamental, dirigidas a evitar su uso para beneficio
personal de los servidores públicos. El tercero fue delegar al legislador ordinario la
atribución de establecer un régimen sancionador específico por la violación de estas
normas en los estados. Estas normas tienen claramente la finalidad de proteger la
integridad de la hacienda pública mediante el uso adecuado de los recursos públicos
y el establecimiento de reglas para la celebración de contratos y adquisiciones, de
tal manera que sean efectivamente destinados a fines públicos y no sean desviados
para propósitos diversos.

En estas condiciones, las adiciones al artículo 134 debieron, en todo caso,


formar parte del 41 constitucional, ya que se vuelve un asunto electoral al incluir la
palabra imparcialidad, que esto se restringe meramente a lo electoral, dejando de
lado la esencia del artículo 134.

La reforma electoral de 2007 estuvo marcada por la preocupación de


establecer reglas tendentes a equilibrar la contienda, con la dirección del principio
de dos diversas maneras: como igualdad estricta o como proporcionalidad. El
artículo 41 constitucional intenta integrar estos dos elementos, pero con prevalencia
del criterio de proporcionalidad. Esta conclusión queda confirmada por dos datos de
capital importancia: el financiamiento público (que sirve de límite al apoyo privado)
y el tiempo asignado en medios electrónicos.

El principio de equidad, no entendido como una igualdad absoluta, sino como


proporcionalidad, es el eje en el cal está vertebrada la reforma de 2007.

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