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El género discursivo literatura testimonial

Jorge Eduardo Suárez Gómez

Natalia Botero. Vía Bucaramanga-Bogotá. De la exposición Al sol al viento. 2013

Para Mijaíl Bajtín, el estudio del texto “no tipos relativamente estables de enunciados, a
puede realizarse satisfactoriamente sin antes los que denominamos géneros discursivos”.2
haber elucidado las claves genéricas del mis-
mo y, consiguientemente, la tradición en que Cada género discursivo se caracteriza por una
aquel se inserta”.1 De acuerdo con el lingüista particular articulación de contenidos temáti-
ruso, esta ubicación del género se realiza a par- cos, estilo y composición. La literatura testimo-
tir de las características de los enunciados pro- nial puede considerarse entonces un género
pios de cualquier esfera de actividad humana discursivo. Buscando perfilar las característi-
relacionada con el lenguaje: “Cada enunciado cas del género y sus enunciados, puede decir-
separado es, por supuesto individual, pero se que la literatura testimonial es “un discurso
cada esfera del uso de la lengua elabora sus que pretende dar prueba de un hecho social

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previo a través de la voz de lo(s) testigo(s) de vida a partir de elementos memoriales y po-
los acontecimientos”.3 líticos), puede hablarse de su cercanía o iden-
tidad con otras denominaciones del testimo-
John Beverley, uno de los estudiosos más reco- nio y con otros géneros discursivos. Algunos
nocidos en el tema de la literatura testimonial autores hablan de “novela política”, “novela
latinoamericana, afirma, de forma mucho más testimonio”, “novela documental”, “narración
concreta, que el testimonio es “una narración testimonial”, “diario”, “entrevistas”, “ficcio-
con la extensión de una novela corta, en forma nes documentales”, “narrativa de no ficción”,
de libro o panfleto (esto es, impresa y no acús- “literatura de resistencia”, “historia oral”, “au-
tica), contada en primera persona por un na- tobiografía”, “memoria autobiográfica”, entre
rrador que es también el verdadero protago- otras denominaciones, que indican lo comple-
nista o testigo de los sucesos relatados, y cuya jo de definir las narrativas que incorporan en
unidad narrativa es por lo general una ‘vida’ o mayor o menor medida testimonios. Estamos
una experiencia significativa de vida”.4 de acuerdo con Beverley cuando afirma que el
testimonio, sin estar subsumido en ninguna de
Además de los elementos anteriores (centrali- esas denominaciones, puede incluirlas.
dad del testigo que narra lo sucedido en una
vida), puede decirse que los enunciados de las En América Latina este género surgió en los
obras testimoniales tienen también elementos años sesenta. No es que antes no existieran en
orales y memoriales, en la medida en que pre- la literatura textos narrativos que pudieran
tenden sacar a la luz “la expresión de un senti- llamarse testimoniales, sino que, es a partir de
miento popular que ha sido acallado, cubierto este momento que el género adquiere los con-
4 por las informaciones oficiales”.5 Dice Gustavo tornos que le conocemos hoy.
García que el testimonio conserva la memoria:
“oralidad y escritura se dan la mano para pre- Cuba fue el epicentro de esta corriente que
servar el discurso”.6 se expandió por todo el continente. Miguel
Barnet es uno de sus más importantes culto-
El testimonio permite también la construcción res. Su libro Biografía de un cimarrón (1966) fue
de identidades políticas, en la medida en que pionero. Después de su publicación, Barnet
se convierte en “el instrumento por el cual hizo una serie de reflexiones teóricas en torno
grupos marginados y marginales emergen al tema que han sido bastante influyentes. De
en movimientos de liberación y recomponen, acuerdo con Francisco Theodosíadis, el géne-
desde una postura privada (la del testigo), una ro testimonial en América Latina “comienza a
posición de ‘conjunto’ o de clase estructurada generalizarse en los 60 cuando Miguel Barnet
en torno a intereses ideológicos o situaciones publica su libro en 1966”.9
coyunturales de reivindicación de sus dere-
chos”.7 De acuerdo con John Beverley, el géne- Habría que destacar también el carácter lite-
ro se desarrolló “muy cerca de los movimien- rario de este género. En las obras testimonia-
tos de liberación nacional y del radicalismo les pertenecientes al subgénero novela-testi-
cultural generalizado en esa época”.8 monio este rasgo es completamente visible.
Por novela testimonio podemos entender, de
Perfilada así la literatura testimonial o el tes- acuerdo con Lucía Ortiz, aquella narración
timonio en tanto tema, estilo y composición en la que “aunque el referente del acontecer
(libro publicado con la extensión de una no- es por convención ‘real’ y ‘verificable’, su pre-
vela en la que tiene centralidad un testigo que sentación discursiva a través de la persona au-
narra desde la oralidad lo sucedido en una torial representada en el texto es una entidad

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imaginaria. [...] La construcción de un texto de Hechas las precisiones en cuanto a la caracte-
este tipo se convierte inevitablemente en una rística de los enunciados testimoniales y lite-
decisión artística consciente”.10 La novela testi- rarios del género, podría concluirse que en la
monio es una obra que, partiendo de la orali- literatura testimonial se literaturiza un hecho
dad, noveliza las experiencias humanas. social estructurándose “una unidad discursi-
va híbrida y subordinada a los intereses ideo-
Podría objetarse que algunos textos de la litera- lógicos de sus productores”.15
tura testimonial no cumplen esta característica,
en la medida en que no implican aparentemente
ningún grado de ficción o literaturización. Este Notas
tipo de obras encajan en el subgénero historia 1. Jiménez Estrada, C. (1998). “De la novela-testimonio
oral o testimonio directo, que se puede caracte- como género”, en: Íkala, Revista de lenguaje y cultura,
vol. 3, n.° 5, 86.
rizar como aquel en el cual los mediadores “solo 2. Bajtín, M. (1999). Estética de la creación verbal, México,
someten el discurso original del testigo a las bá- Siglo xxi, 4.
sicas reglas de concordancia gramatical, sin al- 3. García, G. (2003). La literatura testimonial latinoameri-
cana. (Re) presentación y (auto) construcción del sujeto
terar o modificar en esencia el texto original”.11
subalterno. Madrid, Editorial Pliegos, 2003, 38.
4. Beverley, J. (2010). Testimonio: sobre la política de la ver-
Aunque se diera el caso extremo de que no dad, México, Bonilla Artigas, 22.
existiera ningún tipo de mediador,12 lo escri- 5. Theodosíadis, F. (1996). Literatura testimonial. Análisis
de un discurso periférico, Bogotá, Cooperativa Editorial
to está sujeto a los vaivenes de la memoria: Magisterio, 18.
pluralidad de sentidos, multiplicidad de ex- 6. García, G. Op. cit., 68.
periencias, selectividad de lo recordado, do- 7. Ídem, 24.
8. Beverley, J. Op. cit., 23.
minio de lo cualitativo frente a lo cuantitativo, 5
9. Theodosíadis, F. Op. cit., 19.
dominio del presente sobre el pasado, influen- 10. Ortiz, L. (1997). La novela colombiana hacia finales de si-
cias de lo colectivo sobre lo individual. El “tes- glo veinte, Nueva York, Peter Lang, 124.
timonio directo” sería la transcripción de una 11. Theodosíadis, Op. cit., 37.
12. Esto es muy poco frecuente aunque no aparezca un
narración que, por pertenecer al registro de la mediador explícito en los créditos del libro. Cuando
memoria, siempre comportaría algún grado el testigo es el autor directo, los editores se convierten
de ficción y, por ende, de literaturización de en importantes mediadores.
13. García, G. Op. cit., 68.
las experiencias. Su dependencia de la orali-
14. Carranza, M. M. (1993). “El otro país”, en: Así mismo,
dad también lo impone un contenido estético: Bogotá, Los Cuatro Elementos, 12.
“Las culturas orales producen, efectivamente, 15. García, G. Op. cit., 50.
representaciones verbales pujantes y hermo-
sas de gran valor artístico y humano”.13 Jorge Eduardo Suárez Gómez. Estudió Cien-
cia Política y cursó una maestría en Ciencias
Esta “poética de la oralidad” es destacada por la Sociales. Actualmente es profesor asistente
poeta María Mercedes Carranza en la presenta- del Departamento de Trabajo Social de la
Universidad de Antioquia. Ha publicado,
ción de una obra de Alfredo Molano: “Toda esa
entre otros, los libros: Colombia Nunca Más:
riqueza en el manejo del idioma, toda esa ima-
crímenes de lesa humanidad en la Comuna Tre-
ginería es captada y transcrita con gran acier- ce y La literatura testimonial como memoria de
to, sin caer en el folklorismo costumbrista que las guerras en Colombia: Siguiendo el corte y
solo se deleita en la deformación fonética de las 7 años secuestrado (Medellín, Universidad
palabras y deja a un lado la creatividad de un de Antioquia, Fondo Editorial de la Facultad
habla que busca la eficacia y se expresa sin in- de Ciencias Sociales y Humanas, 2016) del
hibiciones, y la profundidad y belleza de una cual extractamos y adaptamos el fragmento
sabiduría tan sólida como una roca”.14 aquí publicado (pp. 35-38).

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