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Facultad de Psicología
DNI: 35.961.994
DNI: 17.287.732
Año: 2022
2° Cuatrimestre
Índice
Agradecimientos p.3
I. Presentación del tema p.4
II. Introducción p.4
III. Hipótesis p.5
IV. Objetivos p.6
IV. I. Objetivo general p.6
IV. II. Objetivos específicos p.6
V. Estado del Arte p.6
VI. Marco Teórico p.9
VII. Metodología p.11
VIII. Desarrollo p.12
VIII. I. Producción de saber en el dispositivo de Michel Foucault P.12
VIII. II. El Paradigma de la complejidad p.14
VIII. III. El psicoanálisis y su operación sobre el saber p.15
VIII. IV. El Equipo Interdisciplinario de Salud Mental
como un dispositivo de tratamiento. p.17
VIII. V. Viñeta clínico Institucional p.22
IX. Conclusiones p.26
X. Bibliografía p.27
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Agradecimientos
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I. Presentación del tema
Desde el año 2006, por el Decreto N°1551 del Ministerio de Salud del Gobierno
de la Ciudad de Buenos Aires, se comienzan a conformar los Equipos
Interdisciplinarios de Salud Mental (en adelante EISM) en los Servicios de Guardia de
los hospitales generales. Los mismos se originan en el cumplimiento de lo estipulado
en la ley de Salud Mental N°448 (art.14, 2000) del Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires. Están conformados por un/a psicólogo/a, un/a trabajador/a social y un/a
médico/a psiquiatra.
II. Introducción
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Para ello se trabajará el concepto de dispositivo definido por Michael Foucault
como una red de elementos heterogéneos que se montan sobre una trama discursiva.
La misma vehiculiza relaciones de saber/poder que producen condiciones de
existencia (Foucault, 1999, p.55).
En esta definición se encuentra una perspectiva que abarca la complejidad de
los fenómenos de la realidad. Por ello se le dedicará un apartado al paradigma de la
complejidad propuesto por Morín. Este, además, puede brindar un fundamento teórico
para sustentar la labor interdisciplinaria que será definida a través de distintos autores.
Se ubicará su surgimiento histórico y su metodología, especialmente: el vacío de
saber que crea en función de abordar la novedad del sujeto.
Para la organización, distinción y lectura de estos abordajes complejos, se
utilizarán las categorías formuladas para analizar los dispositivos de tratamiento de
salud mental en las instituciones públicas, expuestas por Marcelo Ferraro (2017). A
saber: dispositivo institucional, dispositivo de tratamiento y dispositivo en acto.
Estos instrumentos de lectura permitirán articular con la teoría psicoanalítica
cuyos fundamentos sostienen que el alivio del padecimiento es posible a través de
una operatoria sobre el saber.
El recorrido será ilustrado con una viñeta clínica situada en las coordenadas
institucionales que aquí competen. Fue presentada el 10 de septiembre de 2020 en
la práctica “Clínica en las instituciones públicas. Dispositivos de salud mental en el
abordaje de la complejidad”. La viñeta fue elegida en tanto da cuenta del diálogo y la
conceptualización del EISM sobre la situación. A través de esta metodología, deciden
que sea la psicóloga quien se acerque a hablar con la usuaria, lo cual llevará a
ahondar en su labor.
Para finalizar, se vinculará la interdisciplina y el psicoanálisis, sus surgimientos
históricos y sus semejanzas teóricas. Ambas literaturas ponen en función un vacío de
saber para alcanzar la eficacia en su práctica. A partir de este itinerario se pondrá a
prueba nuestra hipótesis.
III. Hipótesis
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planteadas para la “reunión de equipo” con el trabajo del EISM y a este último con la
perspectiva psicoanalítica.
1) “(...) tiene la función de crear un lugar donde se hable del niño. No para objetivarlo
o para hacer la lista de los dichos sobre él, sino por sostener un discurso sobre él a
partir de los decires de los miembros”. (p.2)
El EISM dialoga sobre quien consulta, esto crea un elemento del dispositivo de
tratamiento.
2) “(...) la reunión tiene la función de operar una separación para cada uno de los
miembros del equipo en relación al saber que se cree haber obtenido a través de la
frecuentación de esos niños.” (p.2)
3) “La reunión tiene la función de ser el único lugar donde los dichos de cada miembro
del equipo son tomados en consideración. Todo lo que queda dicho fuera de la
reunión, no debería ser considerado válido. (...) Mientras la palabra tiene oportunidad
de devenir en acto solo si se trata de un decir responsable” (p.3)
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espacio caracterizado por la urgencia. Aun así, es interesante tomar el final de la cita
para el posterior desarrollo: cómo caracterizar este decir responsable en el EISM y
cómo forma parte del dispositivo de tratamiento.
Por último, y esencial para este trabajo ya que, como se dijo, de aquí se extrae
la nominación “vacío de saber”, Di Ciaccia expone que el equipo posee un
responsable terapéutico cuya función es preservar un vacío de saber. Esta posición
habilita, a cada miembro del equipo, a “destituirse en relación con un saber totalizante”
y objetiva bien “que cada uno es plenamente responsable del acto que el trabajo
comporta” (op. cit., p.3).
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Amaral (2021), El diagnóstico multidimensional del equipo interdisciplinario de salud
mental en la guardia de un hospital general. En la misma desarrolla el diagnóstico
multidimensional al cual se arriba a partir del trabajo interdisciplinario.
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pensamiento disyuntor mismo” (Morín, 1995, p.15). Entonces, contrario al paradigma
de la simplificación, el de la complejidad apuesta a una estrategia que comprenda los
fenómenos como una unidad multidimensional en cuyo seno se encuentra la
incertidumbre. De este modo, erradica la posibilidad de alcanzar un saber completo
sobre el objeto, a la vez que expande la lectura del mismo haciéndolo parte de un
sistema ricamente organizado y capaz de contener novedad (op. cit.).
Por último, Bruno Bonoris (2019) realiza una genealogía del sujeto del
inconsciente que permitirá explicar la relación histórica que tiene con el cogito
cartesiano y, por tanto, el vínculo que puede establecerse entre psicoanálisis e
interdisciplina entendiendo que responden críticamente a la misma matriz racionalista
del pensamiento moderno.
VII. Metodología
VIII. Desarrollo
VIII. I. Producción de saber en el dispositivo de Michel Foucault.
Un poder que no está ligado al desconocimiento sino, al contrario, a toda una serie de
mecanismos que aseguran la formación, la inversión, la acumulación, el crecimiento
del saber. (op. cit.)
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se entrama, que no es estática ya que el poder está en circulación, el individuo lo
ejerce y puede hacer con él, puede darle otra dirección.
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Es preciso, entonces, renovar la concepción de objeto y comprenderlo como
unitas múltiplex, pero, además, revertir las perspectivas epistemológicas del
observador científico. En Introducción al pensamiento complejo (1995), Morín lo
plantea de la siguiente manera: “lo propiamente científico era, hasta el presente,
eliminar la imprecisión, la ambigüedad, la contradicción. Pero hace falta aceptar una
cierta imprecisión y una imprecisión cierta, no solamente en los fenómenos, sino
también en los conceptos” (p.35).
Desde este paradigma las disciplinas no pueden aspirar a un conocimiento
total de aquello que estudian y se encuentran con el desafío de asociar sin reducir,
distinguir sin desarticular e integrar la incertidumbre, el azar, lo ambiguo a su práctica
(op. cit., p.18).
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“La cuestión de introducir un discurso científico concerniente al saber consiste en
interrogar ahí donde está el saber. ‘Ahí donde está’ quiere decir en el inconsciente”
(Lacan, 1981, p.171).
“Dije que el Otro sabe, como es evidente, puesto que es el lugar del inconsciente. Solo
que no es un sujeto. (...) Su descubrimiento [se refiere a Sigmund Freud] consistía en
haber deletreado el inconsciente, y desafío a quienquiera que diga que se trata de
algo distinto de esta observación, que hay un saber perfectamente articulado del que,
hablando con propiedad, ningún sujeto es responsable. Cuando de pronto un sujeto
tropieza con él, puede tocar ese saber inesperado, se queda, él, el que habla, bien
desconcertado, ya lo creo.” (Lacan, 1992, p.81-82).
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Es desde esta relación transferencial que la interpretación del analista regresa
al lugar desde donde puede tener efectos sobre la distribución de las respuestas
históricamente recibidas, codificadas (op. cit., p.565). En el Otro inconsciente se
estableció un código que conserva la correspondencia unívoca de un signo con algo.
Oculta la reunión sincrónica en la cual los significantes son covariantes: toman su
valor por oposición a otros. (op. cit., p.767). La interpretación del analista, entonces,
“regresa” en tanto retornan al presente los significantes que habían quedado fijados
a relaciones unívocas, identificando al sujeto con un ser históricamente demandado.
Para descifrar la diacronía de las repeticiones inconscientes, la interpretación
introduce, en la sincronía de los significantes que allí se componen, una operación
que bruscamente hace posible su traducción (op. cit., p.566). Así, el que habla, se
desconcierta. En el sujeto cae la certeza del yo soy. Adviene la posibilidad de un no-
ser aquello que padece, la posibilidad de ser en articulación con otro significante.
Hasta aquí, la práctica analítica solicita la producción de un discurso en función
de que el analizante hable, despliegue la dimensión del Otro y escuche Eso que habla
en su decir (Lacan, 2002, p.587). Es allí en donde radica el saber del cual el sujeto
podrá extraer una posibilidad para aliviar el padecimiento.
Se demuestra que el progreso del análisis hacia una palabra que tenga efecto
y alivie el padecimiento, está caracterizado por un no-saber de parte del analista
(Lacan, 2002, p.345). Este no-saber es “el fruto positivo de la revelación de su
ignorancia” (op. cit., p.343). Para escuchar la particularidad del sujeto, su condición
histórica, para adentrarse en la posición engañosa de sujeto supuesto saber, es
necesario que el profesional realice una operación de vacío en su saber y lo ponga a
disposición, pues puede que sea una vía en la que el ser se forma. Lacan llama a
esto, docta ignorancia y afirma: “el análisis no puede encontrar su medida sino en las
vías de una docta ignorancia” (op. cit., p.346)
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producida en el siglo XVII por la teoría galileana, explicó el mundo por medio de leyes
matemáticas y realizó un giro en las ciencias que conmovió el modo en el que se
comprendía la realidad. La misma pasaba ahora a considerarse un asunto capaz de
exponerse en preposiciones verdaderas o falsas. En palabras de Bruno Bonoris
(2019): “La ciencia moderna provocó la destrucción del cosmos (cerrado, finito y
ordenado, donde todo es posible) y dio lugar al advenimiento del universo (infinito,
homogéneo, continuo, geometrizable, formalizable, calculable y cimentado en
imposibilidades)” (p.17). Paradójicamente, el giro fortaleció la figura del científico
como quien posee el poder.
A partir de este momento comienza una fragmentación de las disciplinas en
especialidades cada vez más específicas, bajo la creencia que así se accedía de
manera directa e inmediata a la totalidad del objeto de estudio. La realidad se instaló
como un fenómeno objetivo al que el saber científico accedía, confundiendo la
capacidad de producir efectos con la confirmación de la verdad (Stolkiner, 1987,
p.314).
Lo desarrollado a continuación pone de manifiesto cómo la metodología
interdisciplinaria sostenida en el paradigma de la complejidad demuestra la
imposibilidad de unicidad del saber respecto al objeto de estudio y la falta de garantía
que el científico puede alcanzar sobre la verdad.
Para ubicar este trabajo interdisciplinario en los equipos de salud mental de los
hospitales generales se tomará un texto de Marcelo Ferraro (2017). El autor toma el
concepto de dispositivo de Foucault y elabora tres categorías de análisis para los
dispositivos de salud mental en instituciones públicas, a saber: dispositivo
institucional, dispositivo de tratamiento y dispositivo en acto. A continuación, se hará
un desarrollo de cada categoría y se articularán en lo que respecta a este apartado.
Más adelante, se hará lo propio en relación al psicoanálisis y se utilizarán como
instrumento de lectura para la viñeta clínico-institucional.
El dispositivo institucional se monta sobre un discurso con cierta especificidad.
Está conformado por personas que cumplen roles y los elementos necesarios para
llevarlos a cabo o la falta de los mismos. Tiene un objetivo y una normatividad
establecida. Situados en el contexto que compete a este trabajo, es el decreto N°1551
del Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el nombramiento
de cada profesional, el EISM que se encuentra antes de que llegue un usuario al
servicio de Guardia.
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El dispositivo de tratamiento, entonces, sí se aboca a una singularidad.
Contiene una premisa sobre el padecimiento: sucede en el cada uno. Esta red se
conforma en el transcurso del proceso terapéutico y es aquí donde se ubica la práctica
interdisciplinaria: el diálogo entre los profesionales del EISM y del servicio, la gestión
de los recursos, de los tiempos, de las intervenciones. Las lecturas, los abordajes, las
decisiones de convocar otras áreas, otras instituciones. Todo aquello que se piense
y se realice en pos de responder a la urgencia, de aliviar el padecimiento del sujeto.
Se sigue hasta aquí que la eficacia de la intervención del EISM tiene una
relación necesaria con el tratamiento de la singularidad de la situación que se
presenta entendida desde el paradigma de la complejidad. Para su abordaje, es
condición del trabajo interdisciplinario que los profesionales pongan a disposición la
incompletud de su disciplina a favor de la conceptualización conjunta y de la
colaboración en el tratamiento. Es decir, esta práctica implica un tiempo para crear,
delimitar y analizar un marco de representaciones común entre disciplinas (Stolkiner,
1999, p.1). Un tiempo que excede el atinente al acto de salud. Un encuentro del EISM
para la reflexión sobre la interacción de las representaciones. Esta es la diferencia
fundamental con la labor multidisciplinaria, en la cual se yuxtaponen las disciplinas
sobre el objeto-situación sin integrarse, ni afectarse entre sí.
Desde Di Ciaccia, podría pensarse a esta incompletud como un vacío de saber
que se ejerce en el diálogo del EISM. No se trata de borrar el bagaje de cada
profesional, al contrario, “es fundamental mantener la identidad y la especificidad
disciplinaria para establecer enlaces y relaciones” (Dillon, et al., 2012, p.4). Se trata
de producir un discurso que atiende la complejidad de la situación, en tanto crea las
condiciones de posibilidad para que advenga la singularidad del sujeto que padece.
Siguiendo al autor mencionado, el diálogo interdisciplinario, no solo necesita de la
disposición de un vacío de saber por parte de los profesionales, también, en su
funcionamiento, produce una separación de cada uno en relación al saber (Di Ciaccia,
2003, p.2). En ese espacio se abren las múltiples dimensiones a las que se atiende
en un servicio de Guardia de un hospital general: cómo ingresó la persona, si está
acompañada o no, sus redes, su condición económica, el análisis sobre la demanda
de urgencia, los recursos estructurales, los recursos institucionales, los recursos
físicos (incluso, puede ser necesaria la fuerza corporal), las normativas, entre otros.
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Dice Di Ciaccia (2003): “La palabra tiene oportunidad de devenir en acto solo
si se trata de un decir responsable” (p.3). Desde estas coordenadas, puede plantearse
que el dispositivo de tratamiento tiene la posibilidad de devenir en dispositivo en acto
solo si se opera responsablemente en este diálogo, sin obturar desde una disciplina
la complejidad que se trata en los padecimientos de salud mental.
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La psicóloga, se presenta en nombre del Equipo, le pregunta a Clara qué le
pasó. Ella llora y dice que no van a poder ayudarla, que no quiere hablar, que no pasó
nada. Le pregunta por sus vínculos familiares. Clara dice que vive con su hijo y con
su mamá, quien está cansada de ella, de sus reiteradas sobreingestas de alcohol y
que la juzga. Al hablar se angustia y pide que la dejen ir. La psicóloga interviene: le
dice que se acuerda de ella, que la vio otras veces en la guardia y le propone hablar
de su historia. Primero, Clara habla de la relación con su madre e hijo. Luego del
consumo y de su padre. Dice que era alcohólico, hace silencio. La psicóloga también.
Espera. Clara retoma la palabra, cuenta que su padre abusó de ella y que murió
durante su adolescencia. Su madre no le creyó y ahora la juzga y le dice que es “una
mala madre”. Clara grita que no es mala, lo repite a modo de soliloquio. La psicóloga
ofrece una lectura, una nominación que Clara puede estar adjudicándose vinculada a
su padre. Ante la recepción de este decir que parece escuchar con atención, le
transmite algunos dispositivos terapéuticos institucionales en los que puede continuar
hablando del tema.
La paciente permanece un tiempo más en la guardia y finaliza su estadía de
un modo calmo, lejos de las palabras que los enfermeros le habían adjudicado y con
una pregunta que parece disponerse a trabajar en un tratamiento.
1 Para profundizar en un análisis crítico sobre las prácticas psicoanalíticas dogmáticas léase: Bonoris, B. y Pal, T. (Ed.). (2021) Afluencias: escritos sobre el
psicoanálisis que nos toca. Buenos Aires, Argentina: Órbita Lúcida
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la Ley de Salud Mental de la Ciudad N° 448, el Decreto N°1551 del Ministerio de Salud
del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el Equipo interdisciplinario normado en
las mismas y el que se encuentra en potencia de posicionarse de este modo antes de
la llegada de Clara. Las relaciones entre los integrantes del equipo, sus ideas sobre
la salud mental, sus códigos establecidos, los enfermeros, los camilleros y las
tensiones entre los mismos. El sector Guardia y su accesibilidad en tanto contiene la
posibilidad de encontrarse con los usuarios del servicio (Comes, et al., 2006, p.202)
y más elementos. Es una red y sus componentes se relacionan de múltiples maneras,
la enumeración es infinita y dependiente de la lectura. Se han nombrado los más
significativos para la producción de saber en la que Clara, como usuaria, se
entramará: una “loca que grita” o un sujeto con posibilidad de advenir sin prescripción
dada por el dispositivo, más que en las condiciones para hacerlo.
Si se retoman las tecnologías positivas del dispositivo foucaultiano, puede
realizarse una puntualización sobre esta etiqueta estigmatizante: “loca que grita”. La
misma identifica y reduce al sujeto a un modo de ser. En la expresión se puede
escuchar la estrategia de las relaciones de saber/poder que circulan en el discurso y
que los sujetos ejercen. Por nombrar solo uno de los sentidos que la frase condensa:
“Loca” funciona en oposición a “normal”. Posiblemente, si se indaga en su definición,
estará más cerca de un uso coloquial y despectivo históricamente asignado a las
mujeres, que a la descripción de un trastorno patológico. Esta puesta en
funcionamiento de saberes disciplinarios obtura la escucha sin prejuicios sobre la
usuaria, por ende, obturan la posibilidad de conocer la singularidad de su
padecimiento.
La repetición sintomática de clara parece llamar al rechazo, pero el EISM no
reaccionó de esta manera. De hecho, el equipo, no reaccionó. No se encontró con
una causa conocida y unívoca a la que podían responder con un saber. En cambio,
como se dijo, ante la llegada de Clara y la convocatoria que enfermería realiza,
accionan intentando hablar y logran ofrecerle que se quede hasta que se sintiera
mejor. Se introduce así una dimensión espacio-temporal en la que el diálogo
interdisciplinario puede emerger. Dillon, González y Melamed (2012) lo dicen de la
siguiente manera: “Instaurar un compás de espera, instalar un espacio y un tiempo,
en el cual la respuesta y las acciones a ejecutar puedan ser pensadas” (p.5). Mientras
Clara dormía, el EISM buscó la historia clínica en donde encontraron otros ingresos
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por el mismo motivo y aguardaron a que despierte, momento en el que, como Equipo,
deciden que sea una sola persona quien se acerque para cuidar su intimidad. En esta
modalidad de atención se ubica el dispositivo de tratamiento. Contrario al sentido de
la estigmatización, el EISM se pregunta: ¿qué le pasa a Clara? ¿Cómo llegar a
saberlo? Generando un vacío en el saber que abre la posibilidad de atender la
singularidad del padecimiento de Clara.
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para garantizar la salud, el SAME, el servicio de enfermería, la Guardia en sentido
amplio, la interdisciplina como origen de la intervención, los distintos elementos
mencionados y los que no.
IX. Conclusiones
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Bibliografía
Bonoris, B. y Pal, T. (Ed.). (2021) Afluencias: escritos sobre el psicoanálisis que nos
toca. Buenos Aires, Argentina: Órbita Lúcida
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Mascheroni, G. (2016) La práctica analítica como “contradispositivo”. Recuperado
de: https://elreyestadesnudo.com.ar/wp-content/uploads/2016/05/08-El-
psicoan%C3%A1lisis-como-contradispositivo.pdf
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